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jueves, 10 de octubre de 2024

Mujeres uniformadas en el aula magna

    Leo en la prensa local que cinco mujeres, profesionales de las Fuerzas Armadas nacionales, visitan varios IES, Institutos de Educación (y no enseñanza) Secundaria de Cantabria “contando sus vivencias y las vías para acceder a la carrera militar”. Uno de ellos ha sido el José María de Pereda, nombre que me ha traído a la memoria que allí estuve trabajando durante el curso 1983-1984, si no recuerdo mal, como profesor de lenguas clásicas en el bachillerato nocturno, cuando dirigía el centro el catedrático de griego don Eduardo Obregón Barreda. 
 
    Una fotografía a todo color de cinco mujeres uniformadas y sonrientes, y como fondo el salón de actos del instituto repleto de alumnos y alumnas, como dicen ahora innecesariamente para "visibilizar" a las mujeres. Representan, por lo que colijo de sus uniformes militares, los tres ejércitos. La Capitana de Corbeta de la marina abrió el acto programado por la Consejería de Educación, en concreto por la Unidad Técnica de Igualdad y Coeducación, actividad que lleva a estas cinco mujeres de gira por varios institutos a presentar al alumnado de ESO -Educación -y no enseñanza- Secundaria Obligatoria-, Bachillerato y  de Formación Profesional con un proyecto que pretende “romper estereotipos y visibilizar el trabajo de las mujeres”. 
 
 
    Me resulta curioso que comiencen por las militares, a las que seguirán científicas y especialistas de Formación Profesional, porque vienen a equiparar a unas y otras, y en concreto a presentar a la juventud la milicia, o sea sin ambages, la Guerra, como la salida profesional de un trabajo más. Cosa que me escandaliza tanto como si trajeran a varias estríperes con un nuevo ciclo profesional consistente en realizar bailes exóticos en lugares públicos donde se consume alcohol a la vez que se desnudan de modo provocativo al ritmo de una melodía sensual, dentro del módulo profesional de prostitución asistida. Porque, vamos a ver, la putería, el oficio más viejo del mundo, como dice a veces la gente, viene a demostrar, tomado por otro lado, que todos los trabajos tienen algo de aquella, a saber, su condición asalariada. Y, claro, algo dentro de uno se rebela contra la consideración de que el ejército sea un trabajo -al fin profesionalizado y profesional- como otro cualquiera, aunque bien claro está que los soldados, como revela la palabra a poco que se analice e investigue su etimología, están a sueldo, igual que todo quisque asalariado, lo que indica que hacen lo que hacen, vamos a llamarlo trabajo, no por el gusto y la gracia de hacerlo, gratis et amore, digamos, sino por la gratificación económica, que cada vez más necesita también de lo que llaman el salario emocional.
 
    Hay al parecer en torno a un 12% de mujeres en las Fuerzas Armadas españolas, aunque hay ramas como el Ejército del Aire y del Espacio (sic), donde su presencia es aún menor. 
 
    Resulta a este respecto muy motivador el ejemplo que da la princesa doña Leonor, la futura reina, si Dios quiere,  en plena fase formativa por las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas españolas. 
 
 
    Lo que les venden estas cinco mujeres a los estudiantes es la aventura. Una de ellas recuerda la mejor experiencia de su vida a bordo del crucero Juan Sebastián Elcano, el barco más antiguo y emblemático de la armada nacional. Otra les cuenta su participación en varias misiones internacionales en Afganistán y Nepal, países remotos y lejanos que ha conocido gracias a su profesión. Otra les cuenta cómo se convirtió en piloto de helicóptero, y les dice que su profesión es algo más que eso, es una forma de vida, donde está presente la aventura y la acción humanitaria. 
 
    La presencia de mujeres con uniformes militares en las aulas rompe sin duda estereotipos. Viene a demostrar que el uniforme no es atributo exclusivo del sexo masculino, sino que puede serlo también del femenino, equiparándose ambos en el servicio de las armas. Pero quizá sería más interesante y pedagógico romper otro estereotipo: el del uniforme. Contra lo que se dice a veces de que el hábito no hace al monje, y de que no hay que fiarse, por lo tanto, de las apariencias, hay que plantear la cosa al revés: las apariencias son la realidad y el monje, en este caso el soldado, hace al hábito, el cual, para ser él uno más y realizarse como tal persona e individuo, tiene que ser y vestir igual que todos y mirarse en los ojos de los demás para verse reflejado como en un espejo.
 
    Podría hacerse, frente a eso, otra cosa para romper estereotipos de género: no equipararnos a varones y mujeres uniformándonos a todos por el mismo rasero y bajo el mismo patrón, sino cuestionar la existencia misma de los ejércitos y los uniformes; no limitarnos a incluir en ellos a las mujeres, sino excluirlas, como estaban hasta ahora salvo en el mito de las amazonas guerreras, y excluir también a los varones, rompiendo en definitiva todas las lanzas y las filas de todos los ejércitos. Pero, objetarán algunos, ¿quién nos defenderá? Porque los ejércitos estaban para defendernos, pero ¿de quién van a defendernos?, ¿de nosotros mismos acaso?, ¿de nuestros enemigos? Pero ¿quiénes son nuestros enemigos?

jueves, 9 de mayo de 2024

Asturias de mis amores

    Asturias se convertirá este año, si Dios no lo remedia y me temo que no va a remediarlo, porque el dios al que me refiero y al que así se honra es el viejo dios de la guerra, Ares o Marte, bajo la advocación actual de Dios de Defensa, en la sede de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas que se alarga a tres  días: 22, 24 y 25 de mayo.  Allí resonará, al ritmo del Asturias, patria querida y al son de la gaita y el tambor, el alalá o alalé, la vieja grita onomatopéyica de combate, hija que era de la guerra misma, la voz ejecutiva que nace del fragor de las armas y del ardor guerrero.

    Gijón acogerá la revista aeronaval, que para eso es puerto marítimo. En la playa de San Lorenzo se realizará un desembarco y una operación simulada, y las calles de la capital del principado, por su parte, contemplarán el desfile terrestre el sábado.

   Vetusta, la ilustre ciudad que dormía la siesta, será despertada entre otras atracciones, por el desfile marcando el paso al ritmo de la música militar de los tanques acorazados Leopard(o), como los diez que regaló nuestro gobierno progresista a Ucrania para sostener y que progrese su guerra contra Rusia, y no faltará la mascota de la Legión, que este año es un borrego, por algo será, de dos años llamado "Baraka", que resulta así enternecedor.
 
 
    Se prevé la participación de más de 5.500 uniformados de los dos ejércitos, de la Armada y de la Guardia Civil, y la presencia del Rey de las Españas. El Día de las Fuerzas Armadas se triplica así en dos jornadas: una dedicada al ejército del aire y a la armada, y otra al de tierra. Pero no se queda ahí la cosa. Al parecer el evento arrancará el miércoles 22 con diferentes actos y exhibiciones en ambas ciudades asturianas, buscando "subrayar la identificación de los ejércitos con el pueblo español, del que forman parte y al que sirven», todo ello fomentando unas jornadas de encuentro y comunicación entre ciudadanos, tanto civiles como militares, para acentuar su recíproca comprensión.
 
    Sobrevolarán aviones que pintarán los cielos asturianos con los colores de la bandera rojigualda.  Con la bandera, que es el símbolo de la patria, se homenajeará a los que dieron su vida por España, y, con ello de paso, al hecho en sí de morir por la idea de la patria, haciendo que la vida, que carece habitualmente de sentido, adquiera uno con la ofrenda de su muerte sacrificial.
 
 
       Y se oirá, mezclado con las gaitas, el antiguo alalá, alarido o grita de batalla que hace enmudecer a los que lo escuchan, que es el grito o clamor grande de la tropa al entrar en la batalla. De este modo resonarán las viejas palabras de Píndaro, que rezan así en la lengua de Homero: Κλῦθ᾿ Ἀλαλά, Πολέμου θύγατερ, / ἐγχέων προοίμιον, ᾇ θύεται / ἄνδρες ὑπὲρ πόλιος τὸν ἱρόθυτον θάνατον. «¡Escucha, Alalá, hija de la Guerra, preludio de las lanzas -o si se prefiere, de las espadas-, a quien se entregan los hombres en su condición de soldados, en nombre del Estado, en santa ofrenda de muerte sacrificial»!
 
Marte, dios de la guerra, guiado por Alalá, Wenceslaus Hollar (1607-1677) 
 
    ¿Celebraremos alguna vez no durante unas jornadas como estas sino durante todos los días del año el día de las Fuerzas Desarmadas, el desarme y el armisticio o suspensión de las actividades guerreras no como tregua temporal sino con carácter general definitivo?