jueves, 10 de julio de 2025

El principio de precaución

Cuando no se puede justificar la existencia del gobierno (y del Estado) como remedio de los males que sufrimos porque el propio gobierno y el Estado suelen ser la causa de muchos de ellos, se intenta hacerlo basándose en el principio de precaución, que consiste en que están ahí no para curar los males actuales sino para prevenir los futuros, los cuales, si no estuvieran, serían mayores que los presentes. La izquierda (o la derecha, da igual) gobierna para que no lo haga la derecha (o, da lo mismo, porque son términos políticos indiferentes y complementarios, la izquierda), porque si aquella llegara al poder que tiene ahora esta los males y desgracias serían, además de infinitos, muchísimo peores. Así que lo que se aconseja es que hay que votar por el mal menor, olvidando que este es el único que hay, ya que el mal mayor con el que nos amenazan si no lo hacemos es esencialmente futurizo.
 
Se basa este principio de precaución en la presunta sabiduría popular que proclama sandeces como 'hombre precavido vale por dos' o 'más vale prevenir que lamentar', así como en la penosa evolución que ha sufrido la terapéutica a lo largo de los siglo XX y XXI, fundamentada en que más vale la cautela que la medela, que es como los romanos llamaban a la medicina, que se ha vuelto a fuer de invasiva -todos somos enfermos en potencia si no lo somos en acto ya-, en más preventiva que curativa. 
 
Según este principio que defienden muchos políticos y economistas, el gobierno debería esforzarse por prever lo malo que pueda ocurrir para evitarlo, en lugar de precipitarse a arreglar lo que se pudo evitar si se hubiera previsto. 
 
  
La calidad de los bienes comunes como el aire y el agua se ha deteriorado debido a la contaminación atmosférica y de los acuíferos. Otro día hablaremos del agua y de cómo son preferibles las aguas naturales de fuentes y manantiales, que las aguas de los grifos. Ahora vamos a centrarnos en el aire, porque, según nos dicen, es la amenaza ambiental más importante par la salud a la que nos enfrentamos porque puede provocar enfermedades graves que nos lleven al otro barrio. 
 
Hemos visto cómo se han declarado incendios tóxicos que 'obligan' a confinar a la población, cerrando las ventanas si estaba en su casa, o abandonando la calle y enclaustrándose en su domicilio. Ha sucedido, por ejemplo, el pasado viernes 4 de junio en Azuqueca de Henares, en la provincia de Guadalajara, donde a raíz de un incendio producido en una fábrica de baterías de litio que ha quemado componentes de dicho metal se ha generado una nube de humo de alta toxicidad que ha 'obligado' a confinar cinco municipios. 
 
 
La calidad del aire, pues, se ha convertido en un “problema” -etimológicamente 'lo que se pone por delante'- que requiere una “solución”, pero no solo estamos hablando del aire exterior contaminado que respiramos en campos y ciudades, que eso no es ninguna novedad, sino también del aire interior de nuestros propios hogares, de cuyos niveles de contaminación llegan a decir que pueden ser más altos que los otros, por lo que habría que monitorearlo y purificarlo. Se espera que pronto sean obligatorios en todas las propiedades de nueva construcción dispositivos electrónicos a tal fin. 
 
Se preocupan ahora por la calidad del aire interior, porque del exterior obtienen sin ningún impedimento todos los datos que desean en las presuntamente "ciudades inteligentes", pero no pueden acceder a los datos de las casas sin permiso de los inquilinos o, en caso contrario, sin una orden judicial porque estarían invadiendo nuestra intimidad. Se habla ya de solucionar este “problema” con monitores inteligentes previamente programados que lo detecten y filtros que, instalados en los hogares, purifiquen la calidad del aire. Se quiere lograr que el aire sea más puro, limpio, saludable y agradable para respirar y no contraer, pongamos por caso, un cáncer de pulmón o un ataque de asma furibunda. Se habla, por ejemplo de la eliminación progresiva de las chimeneas, estufas de leña, quemadores de carbón u otros sistemas de calefacción basados en combustibles sólidos de uso doméstico. 
 
  
Este principio de precaución prioriza la salud ideal y futura en detrimento de la presente, incluso ante la falta de evidencia científica, lo cual, traducido aproximadamente, significa que se deberían implementar -¡cómo les gusta este polisílabo!- medidas aunque no haya el suficiente respaldo de la santa madre iglesia de la Ciencia para hacerlo. Que el gobierno publique los parámetros del aire puro es una licencia gratuita para amedrentar a la gente con los efectos adversos para la salud, que se añadiría al pronóstico del tiempo, enviando notificaciones de emergencia a todos los móviles que nos inmovilizan. 
 
Por la necesidad de "ejercer el principio de precaución" a fin de evitar futuros males mayores se cierran los parques públicos, cuyos árboles son en verano un remedio para la calorina sofocante al amparo de sus sombras y se hace para evitar que caiga de repente un rayo de Zeus fulminante y derribe uno de ellos y mate a un transeúnte que pasara casualmente por allí. Así que mejor que esa persona se confine en su casa encerrada entre cuatro paredes, y purifique y refrigere el aire de su habitáculo. 

miércoles, 9 de julio de 2025

Verano 2025 (y 2)

La Guía Práctica de comunicación -en realidad de comunión- Verano 2025Salud y calor” -ojo al simbolismo de los colores con que tintan la palabra salud, el azul, y  calor, rojo, que lo dice todo ya- que publica el Gobierno de España (la Vicepresidencia Tercera del Gobierno, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Ministerio de Sanidad, y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades) y el OSCC (Observatorio de Salud y Cambio Climático), adscrito al Ministerio sanitario. 
 
Allí se leen cosas como las siguientes (pág. 5 ¡de un total de 59!): Debido al cambio climático, el calor ya no es solo una molestia estacional: es un riesgo real y creciente para la salud. Aumenta los ingresos hospitalarios, agrava enfermedades crónicas y provoca miles de muertes evitables cada verano. La evidencia científica es clara: el calor perjudica seriamente la salud. 
 
El párrafo no tiene desperdicio. Se define el calor del siguiente modo: No es solo una molestia(?) estacional, sino un 'riesgo real y creciente para la salud', que colapsa los hospitales en verano cuando la mayoría de médicos y sanitarios están de vacaciones y se 'cierran camas', como suelen decir, y provoca 'miles de muertes evitables'. La conclusión del razonamiento es que el calor, como el tabaco, 'perjudica seriamente la salud'. 
 
En la misma página introductoria  se dice que el verano se asocia a emociones positivas, y eso, al parecer, es un problema para los autores de la guía, que pretenden cambiar la percepción emocional de la gente, lo que podría, según los autores, “proteger la salud de la población y salvar vidas”. 
 
  
Que la protección y salvación es una cuestión de fe se reconoce explícitamente en la página 24: Aquellos que más creen en el cambio climático tienen más probabilidad de adoptar comportamientos autoprotectores frente a sus consecuencias. Se impone así subrepticiamente el dogma salvífico del cambio climático, y de hecho en la guía gubernamental se habla de la importancia de la creencia en él, que en el glosario del anexo de la página 51 se define como sigue: Cambio climático: Modificación persistente de las condiciones climáticas globales, atribuida en gran parte a la actividad humana, que provoca fenómenos como el aumento de las olas de calor
 
Particularmente interesante es lo que se dice en la página 32 a propósito del uso de imágenes y recursos visuales, porque esta guía, más que al público común, está dirigida a los comunicadores, es decir, a los medios de formación de masas, a los que se aconseja “provocar afectos (sic) negativos y mostrar las soluciones”. Y entre estos afectos negativos figura en primer lugar asociar el calor extremo a emociones negativas: “Es recomendable evitar usar imágenes vacacionales, playas o paseos al sol, priorizando imágenes negativas que asocien el calor a riesgo para la salud o pasar un mal rato”. ¿Cuáles son esas imágenes negativas que se aconseja a los comunicadores emplear estratégicamente (como hicieron durante la pandemia): hospitales, salas de urgencias, personas yendo al médico, siendo atendidas por servicios sanitarios o personas pasando un mal rato al sol (mareadas, abanicándose, sudando, no pudiendo dormir.
 
Ella Fitzgerald y Louis Armstrong interpretan "Summertime"
 
Frente al despropósito de esta guía gubernamental que parece redactada por la Inteligencia Artificial más que por los expertos que se responsabilizan de su autoría, hay que decir lo que dice la voz de la gente común y corriente sin que nadie venga a recordarle cosas como que si hace calor hay que ponerse a la sombra y beber agua a menudo: Hay muertes por culpa del calor, de acuerdo, puede que las haya. No vamos a discutir si es por eso, por el virus estival o por las vacunas de la Virgen María, que es la Madre del Cordero. Pero no es por el caos creciente del Cambio Climático que nos dicen, sino por la explotación laboral a la que estamos sometidos: quien tiene un jardín o un huerto propio, por ejemplo, se adapta a la canícula veraniega cultivándolo al amanecer, echándose la siesta a las horas de mayor calorina, y regando al final de la tarde, cuando baja el ardor de Lorenzo, usa sombrero de ala ancha de paja, tiene botijo de agua fresca o tinto de verano y come melón y sandía, gazpacho y salmorejo bien fríos, pero quien trabaja para una empresa tiene que fichar y adaptarse a un horario y a unas condiciones laborales draconianas y no se le permiten otras medidas, así que si la palma no es por culpa del calor. 

El calor mata y el gobierno salva vidas, esa es la formulación estúpida que a los 'creativos' se les ha ocurrido para dar sentido a la cómoda, cruel y ejecutiva gobernanza en estos tiempos de acoso, sacrificios y derribo progresivo o privatización de los recursos públicos. El modelo más avanzado y espejo donde mirarse parece ser el exterminio diseñado en Gaza donde, una vez se conceptualiza y clasifica a sus gentes como material sobrante, se les bombardea y se les priva de recursos y a los supervivientes se les va rematando cuando caen en la trampa de acudir a por la 'ayuda humanitaria' exterminándoles como ratas.

martes, 8 de julio de 2025

Verano 2025 (1)

 

Hace seis lustros, en el año del Señor de 1995, una temperatura de 28 grados centígrados en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda se consideraba que entraba dentro de lo normal y habitual: era verano y hacía calor. Ahora han cambiado los parámetros y los colores de los mapas meteorológicos señalan una advertencia sanitaria debida al calor extremo, reforzando inconscientemente el vínculo entre el calor y el cambio climático, que es nuestro pecado original del que todos tenemos la culpa: la misma temperatura exactamente ha pasado de ser normal a ser alarmantemente espantosa, con lo que se consigue dar un mensaje desagradable del verano, que se considera peligroso para la salud. En versión península ibérica, sería así:


En relación con la visión del verano como algo negativo, el Ministerio de Sanidad de las Españas ha publicado una guía para que los medios sepan cómo informar del calor este verano. No es un documento técnico para prevenir golpes de calor, sino un manual de narrativa emocional, lo que nos debería hacer reflexionar. La guía indica a periodistas y sanitarios qué relato deben emplear, qué imágenes usar y cómo comunicar que “el calor enferma y mata”, moldeando así la percepción pública para inducir alarma y obediencia. 
 
Resulta curioso comprobar cómo, según la 'red negacionista' Médicos por la Verdad,  en el año del Señor de 2017 hubo solo unas pocas decenas de muertes por golpes de calor, con oleadas semejantes a las actuales, pero en los años de 2022 y 2023, tras las campañas masivas de vacunación contra la enfermedad del virus coronado, se produjeron más de 7000 muertes, que según la explicación oficial se debieron única- y exclusivamente al calor "que enferma y mata", y no a otras causas que, por supuesto, no quisieron contemplarse como los efectos adversos de dicha inoculación patrocinada por el Ministerio susodicho.  
 
 
Las directrices que el Ministerio de Sanidad ha entregado a los medios de comunicación de cómo tratar el dogma del cambio climático son básicamente las mismas que utilizaron en el periodo pandémico 2020-2023 para configurar la Opinión Pública, (que no es la opinión del pueblo, sino la que se le impone, hay que decirlo, porque el pueblo no tiene opinión, sino razón):
 
-Apelación a las emociones en vez de a la inteligencia de la gente: lo que se hace es por el bien común, el bienestar y la salud. Se informa del número de muertos por golpes de calor. Se dan consejos paternalistas para demostrar que el gobierno cuida y protege a sus súbditos.
 
-Exposición de datos interesados (lo que se denomina en la lengua del Imperio cherry picking, que significa literalmente 'elección de cerezas'), selección a la carta o, si vale la redundancia, selección selectiva. De todos los datos que hay disponibles sobre un asunto, se escogen solo aquellos que interesan o convienen, ignorando los que no. 
 
-Segmentación ideológica del mensaje para generar polaridad. Se ve cómo utiliza el gobierno a los medios de información para comunicarles cómo deben configurar la Opinión Pública favorable a sus intereses. 
 
 

lunes, 7 de julio de 2025

Pareceres LXXX

391.- Capitalismo. Escribía Juan Manuel de Prada en su columna semanal titulada La verdad sobre la corrupción (27 de junio de 2025): El afán de lucro, a la postre, es una forma monstruosa de espiritualidad, más que una concupiscencia material. No son bienes lo que persigue quien tiene libido lucrandi, que es el deseo apasionado por el interés (económico, por supuesto; por el interés, te quiero Andrés), sino valores espirituales, por eso la publicidad no te vende un automóvil sin más, sino la ilusión de libertad de ir a donde te plazca, y el status que supone. El afán de lucro está canonizado, dice De Prada, por el capitalismo. “El capitalismo, en contra de lo que piensan los ilusos, no es tan solo una doctrina económica, sino una visión antropológica y ontológica disolvente -y teológica, añadiría yo-, un sucedáneo religioso en el que el dinero ocupa el lugar de Dios”. Mammón habría desplazado a Jehová: la nueva religión, que es la del dinero, no tiene ateos. Pero el capitalismo no es un sucedáneo religioso, no distingue entre Mammón, o sea el Dinero, y Jehová, por lo que ya no tiene ningún sentido aquella frase de Jesucristo de que no se puede servir a dos amos a la vez, cuando se demuestra que no hay dos amos, sino uno solo, que es el Puto Amo, y no es que ocupe el lugar de Dios es que Él es el único dios real y verdadero. 

392.- Televidentes-telecreyentes. Si no lo veo, no lo creo, dice a menudo la gente. La frase se popularizó a partir del relato de san Juan evangelista, que narra que el apóstol Tomás, que no estaba con el resto de los discípulos cuando se les apareció Jesús resucitado después de muerto, y le dijeron "Hemos visto al Señor", les respondió: Si yo no veo en sus manos la hendidura de los clavos, y no meto mi dedo en el agujero que en ellas hicieron, y mi mano en la llaga de su costado, no lo creeré. El discípulo no creyó en la resurrección de Jesús hasta que días después se le apareció a él y pudo ver y tocar sus llagas, metiendo el dedo en las heridas, invitándole a no ser incrédulo sino fiel y reprochándole que haya creído porque lo ha visto, pero sentenciando: "bienaventurados aquellos que sin haber visto han creído". En esencia, "ver para creer" significa que se requiere evidencia física y experiencia directa para dar por válido algo. Es una expresión común que refleja la doble tendencia humana a dudar, por un lado, de lo que no se puede observar o confirmar personalmente y a creer, por el otro, mucho más peligroso, en aquello que se puede ver. Si lo aplicamos a lo que hace habitualmente la mayoría de la gente, que es ver pantallas que, alejadas de las cosas que retratan, se las acercan a sus incrédulos ojos, resulta que basta que algo salga en esas pantallas para que creamos ciegamente en ello, convirtiéndonos en televidentes y, por lo tanto, telecreyentes. 

393.- Miente más que la gaceta. La Gaceta de Madrid fue desde finales del siglo XVII hasta 1936 el nombre del diario oficial del gobierno español, y por lo tanto el antecesor del Boletín Oficial del Estado. La docta Academia define “gaceta” como una “publicación periódica en la que se dan noticias comerciales, administrativas, literarias o de otra índole”. El término viene del italiano gazzetta, que era el diminutivo derivado del latín “gaza” tesoro, erario, y era el nombre de una moneda de poco valor que circulaba en Venecia allá por el siglo XVI que era el precio que costaba una de las primeras publicaciones periódicas, la hoja informativa que apareció durante la guerra de la Serenísima contra Solimán II, que tomó el sobrenombre de la moneda que costaba. Resulta significativa la relación de la información con la moneda. Pero más significativo es lo que late por debajo del dicho castellano popular de “mentir más que la gaceta”, que es como decir mentir más que la prensa orgánica en general, hoy diríamos El Periódico Global(ista), o sea, El País, porque las informaciones, todas sin excepción, son mentirijillas que no valen ni un céntimo. "La gaceta miente: se supo siempre. Pero no es el gacetillero el que falsea: es el poder". Escribió una vez Eduardo Haro Tecglen. 

394.- El euro y la peseta. La propaganda gubernamental decía: "Los precios no cambian, sólo cambia la moneda". Solo había que acostumbrarse al cambio y hacer la conversión de lo euros en pesetas para comprobar que todo cambiaba no para seguir igual, sino para empeorar: Un euro equivalía exactamente a 166,386 pesetas. Un día antes un café en un bar cualquiera, tomado en la barra, valía 90 pesetas; al día siguiente, el día de Año Nuevo del año del Señor de 2002, el café, tomado en la barra del mismo bar costaba, hecha la falsa conversión, 90 céntimos de euro, como si la vieja peseta equivaliera a un céntimo de euro, lo cual era cómodo porque no había que hacer operaciones matemáticas, pero falso, porque 90 céntimos no eran 90 pesetas, sino exactamente 150 pesetas, casi casi el doble. Otro testimonio: tomado de alguien que jugaba al billar a diario previo pago de una moneda de cien pesetas que, de un día para otro, pasó a ser de un euro. En un solo día todo había subido un 66% más, sin explicación ninguna. La subida de precios que negaba el gobierno que fuera a producirse se produjo y fue brutal, y en esas estamos porque en esas seguimos hasta hoy, donde todo sube y sube de un día para otro sin otra explicación que la tendencia al alza de los precios.  

395.- La muerte de un futbolista. El periodismo, escribía Chesterton, consiste, en gran medida, en decir “Lord Jones está muerto” a personas que nunca supieron que Lord Jones estaba vivo. Yo, que no soy forofo ni aficionado al fútbol, no sabía hasta el otro día quién era Diogo Jota, el futbolista portugués que en 2020 fue traspasado al Liverpool F.C. por, se estima, cuarenta y cinco millones de libras esterlinas. Me he enterado de que estaba vivo a raíz de su trágica muerte cuando se trasladaba en automóvil de Zamora a Santander a tomar el ferry para viajar a Porstmouth en Inglaterra y la carretera se cobró su vida. Iba en un coche de alta gama que quedó calcinado y las primeras hipótesis señalan a un reventón de una rueda mientras realizaban un adelantamiento como la principal causa del accidente mortal. La muerte fue instantánea, pues el coche ardió rápidamente por el fuerte golpe al salir de la calzada.  El caso es que la misma tragedia que le ha ocurrido el 3 de julio al balompedista del Liverpool le ocurre cada día a miles de personas anónimas en todo el mundo que no conocemos, pero sólo cuando la Señora de la Guadaña cercena la vida de un VIP se convierte en noticia novedosa. El futbolista, a sus 28 años, deja una mujer y tres hijos detrás que preguntarán dónde está su padre, cuándo volverá a casa y por qué tarda tanto, igual que su hermano, futbolista también, que viajaba con él y murió en el acto. 

domingo, 6 de julio de 2025

Salvar el matrimonio a toda costa

Hace ahora veinte años, cuando el matrimonio parecía que había entrado en una profunda crisis en nuestro país, el gobierno español, actuando así como cuarentona dispuesta a hacer lo que fuera con tal de salvar “su” matrimonio, fue y aprobó el matrimonio igualitario, una ley que equipara en derechos y deberes las uniones homosexuales y heterosexuales, a la vez que aligeraba los trámites del divorcio. Ambas medidas estaban destinadas obviamente a salvaguardar la sacrosanta institución del matrimonio y, por lo tanto, la no menos sagrada familia.

No se olvide que, como reconoce la gente, el matrimonio es la causa principal de divorcio en todos y cada uno de los casos en que se plantea. El divorcio, lejos de poner en peligro el “sagrado vínculo”, como temían los conservadores más recalcitrantes, lo fortalece: se cambia de pareja, pero se mantiene la pareja. Antes parecía que el matrimonio era algo “para toda la vida”, y por lo tanto había que pensarlo mucho antes de tomar la decisión de dar ese paso irreversible. Ahora se puede dar alegremente sin muchos miramientos. Si la unión se va al traste a los pocos días de convivencia por incompatibilidad de caracteres, no importa, uno se divorcia, y ya está, puede volver a casarse si quiere a las pocas horas, días, semanas, meses y años. Es como si nos dijeran: -“No tengáis tanto miedo de entrar, porque, cuando queráis, podéis salir por la misma puerta por donde habéis entrado”.  

  

Ni siquiera es preciso ya ser heterosexual para poder casarse… Ahora que algunos heterosexuales se muestran reacios a adquirir el compromiso matrimonial, dejamos que se casen los homosexuales, demostrando que no es preciso que haya diferencia sexual significativa para que pueda haber matrimonio. De lo que se trata, en definitiva, es de que no haya parejas de hecho, o de que, por lo menos, las que haya se conviertan en parejas de derecho, lo que supone intromisión de la póliza Estado en el tálamo nupcial. La institución del matrimonio está por encima de la diferencia sexual, aunque no por encima de la pareja todavía. Dos varones o dos mujeres pueden ser cónyuges entre sí, es decir, podrán formar una familia establecida que soporte el “yugo” del matrimonio: no otra cosa quiere decir la palabra cón-yuge sino compañero de yugo, metáfora que recuerda a los dos bueyes sometidos al conyugio de la misma sujeción que los empareja.

Pese a los conservadores, sobre todo la iglesia católica y sus feligreses, que ven en esta medida un golpe mortal para la institución del matrimonio y el sagrado vínculo, parece todo lo contrario: esta medida viene a salvarle la cara al matrimonio tradicional, por lo que bajo su aspecto demoledor, esconde el conservadurismo más progresista –denominamos así, con una contradicción sólo aparente, al conservadurismo que es consciente de que para que las cosas sigan igual estas deben cambiar y acomodarse a los tiempos. 

No tendríamos nada nosotros en principio contra esta noticia si estuviéramos a favor del matrimonio. Pero como no sentimos mucho aprecio por una institución como esta del matrimonio porque, desde nuestro punto de vista, ha pervertido totalmente la unión o apareamiento libre entre las personas, institucionalizándola, no podemos alegrarnos mucho ante una medida que pretende integrar en el sistema a los homosexuales que hasta ahora no parecían estar demasiado integrados.

No tenemos nada contra las parejas que se reconocen a sí mismas como homosexuales, como tampoco contra las heterosexuales. Tampoco nos parece mal que se equiparen unas y otras en derechos y deberes y consideración social, y se les permita adoptar hijos… Algunos se oponen al derecho de adopción de las parejas homosexuales porque opinan que la homosexualidad de los padres podría condicionar la de los hijos, pero eso no es algo intrínsecamente malo, a no ser que se considere una perversión en sí la propia homosexualidad, que no parece el caso.

Lo más triste de todo es que el amor que se reconoce como tal, tanto heterosexual como homosexual, se entierre definitivamente en la tumba del matrimonio. Lo que parece fatal es que nuestros amores sean los ríos, como diría el poeta, que van a dar al mar que es el matrimonio, o sea, el morir. Se destruye así, en efecto, institucionalizándolo, lo que estaba por debajo, estamos hablando de sentimientos: lo que se pretendía salvaguardar.

Novio y esposo de sí mismo.

 La crítica que se hace aquí del matrimonio no quiere ser una apología del noviazgo, porque este no es sino la cantera y antesala del matrimonio. Muchas parejas que llevan muchos años casados reconocen abiertamente que lo mejor de su matrimonio ha sido precisamente el noviazgo, es decir, la etapa previa a la institucionalización de la pareja y a la intromisión del Gran Hermano en la alcoba nupcial, lo que debe entenderse al revés de cómo lo dicen: el matrimonio ha supuesto la tumba de su amor.

No hace falta decir que la crítica que hacemos aquí al matrimonio no debe entenderse “a sensu contrario” como un elogio de la soltería: los que “no se casan con nadie”, como dicen algunos que hacen, son, a menudo, los que contraen matrimonio consigo mismos: y la autogamia es el peor matrimonio que hay -no hace falta decirlo- porque tiende a la indisolubilidad del vínculo consolidando una nueva forma de familia unipersonal o monopersonal, a la mayor gloria del individuo. 

sábado, 5 de julio de 2025

No es magia potagia, son tus impuestos

Somos, mal que nos pese, votantes y contribuyentes. Votantes no tanto, porque podemos dejar de serlo, basta con abstenernos de ir a los colegios electorales a depositar un papel en la papelera que es la urna, pero de contribuyentes no nos libramos vía impuestos directos o indirectos. Me temo que no podemos dejar de contribuir alegremente los que trabajamos o hemos trabajado financiando un sistema en el que no creemos, porque para cobrar nos hacen pagar: debemos dar un diezmo, que era la décima parte, de nuestra cosecha al Estado para que nos sostenga, nos mantenga y nos defienda: ya se sabe: Educación (el llamado sistema 'educativo' se desmorona: no hay enseñanza, la educación es adoctrinamiento) y Sanidad (los hospitales al borde del colapso y las listas de espera interminables, son más largas que las de la Señora de la Guadaña de modo que es más fácil llegar antes al otro barrio que al quirófano).   
 
Los impuestos, que son imposiciones, del Estado son abrumadores. El Estado ejerce su paternalismo advirtiéndonos, por ejemplo, de la crisis climática a la que se enfrenta Europa este verano, que está ya en alerta ante la primera Gran Ola de Calor de 2025, que eleva las temperaturas a 42ºC, ante lo cual las autoridades de España, Portugal, Grecia y Francia emiten advertencias sobre el calor extremo, el peligro de los incendios forestales y el riesgo que supone para la salud... 
  
A lo largo de la Historia ha habido revueltas fiscales, por ejemplo en Francia, cuando bajo el Antiguo Régimen los campesinos se rebelaron contra la gabela, que es el tributo, impuesto o contribución que se paga al Estado, los impuestos reales que consideraban excesivos e insoportables. Francia, según parece, con un tipo impositivo obligatorio del 44,8% del PIB en 2023, ostenta el récord europeo, muy por encima de la media de la eurozona (39,2%). El contribuyente galo está asumiendo esta carga fiscal y está desesperado ante un Estado derrochador e ineficiente. 
  
La situación española no dista mucho de la francesa. Los trabajadores actuales financian las pensiones dicen que generosas de las generaciones anteriores, pero dudan que alguna vez puedan disfrutar de unas jubilaciones equivalentes a las que están ellos sosteniendo. El despilfarro salta también a la vista, cuando uno lee en la prensa en qué se gastan nuestros impuestos, por ejemplo en sostener una burocracia insostenible en la hipertrofia del Estado: elecciones autonómicas, por ejemplo, y multiplicación de cargos y cargas, ministerios, consejerías y asesores varios.
 
Muchos funcionarios públicos. Cuando hacen huelga, el país sigue funcionando igual que si no la hicieran. Es decir, la magia del Estado no consigue ofrecer servicios públicos a la altura de los sacrificios que al pueblo se le exigen. De hecho, como no pueden ofrecer servicios de cuidados de calidad a los ancianos, juegan con el chantaje emocional de recurrir a la familia, y de proponer a la ciudadanía, como les gusta decir, que se convierta en "cuidadanía", que se encarguen ellos de cuidarse entre sí, sin tener que recurrir a Papá Estado. Claro está que para ese viaje, como suele decirse, no necesitábamos cargar las alforjas del Estado, pero Él, aun así, no deja de justificar la necesidad de su existencia.
 
Nos dicen que si no pagamos impuestos peligran la educación, la sanidad y las pensiones. No parece, sin embargo, que peligren el gobierno central y los diecisiete gobiernos autonómicos que multiplican la burocracia, el sueldo y las dietas de los políticos centrales y periféricos así como las subvenciones a sindicatos, asociaciones y partidos políticos que sostienen el tinglado.  
 
Por otro lado, vemos los esfuerzos que hace el Estado por justificar la imposición de sus impuestos directos e indirectos. El Ministerio de Hacienda de las Españas, por ejemplo, sin ir más lejos, ha anunciado que impartirá charlas este año a 88.000 alumnos de primaria y secundaria para concienciarlos del pago de impuestos, adoctrinándolos o, como dice el Ministerio, “sensibilizarlos sobre la importancia de los impuestos”, según el Secretario de Estado de Hacienda. También, al igual que el Ministerio de Defensa, tiene la intención de impartir charlas en facultades y escuelas universitarias con el objeto de formar en esta materia “a los que serán los educadores de los futuros contribuyentes”. 
 
Detrás del humor de los memes y los eslóganes hay un malestar real, el de una generación que se siente sacrificada en el altar de un modelo social que no satisface sus menores exigencias. El cacareado Estado del Bienestar provoca un profundo malestar. Los políticos quieren restablecer la confianza en las instituciones, pero la gente desconfía con razón.

viernes, 4 de julio de 2025

Dirección de personal y recursos humanos.

Un tratado de ganadería y agricultura, escrito hace más de dos mil años por Marco Terencio Varrón como es De las cosas del campo (De re rustica), nos ofrece, parece mentira, modernísimos consejos de lo que se ha dado en llamar con flagrante anglicismo personnel management, es decir, tratamiento o más propiamente manejo del personal laboral para la optimización de los 'recursos humanos', según la moderna neolengua babélica.

El capítulo XVII del libro primero, en efecto, está dedicado al trato que se debe dispensar a los esclavos y trabajadores "libres", hoy diríamos a los "recursos humanos". Cierto que la esclavitud ha sido abolida de la faz de la tierra, pero no su moderna epifanía, que es el trabajo asalariado, por lo que los consejos de un antiguo terrateniente romano como era Varrón siguen siendo válidos, mutatis mutandis, y de  plena actualidad y vigencia para un moderno empresario o emprendedor, dicho sea con término más insidioso, por aquello de que "hoy es siempre todavía".
1º.- "...Deben procurarse obreros que puedan soportar el trabajo, que no sean menores de 22 años y predispuestos a la agricultura. Puede hacerse esa conjetura tras los encargos de otras cosas y, sobre eso, con la investigación entre los que son nuevos de qué habían hecho para el dueño anterior". Se trata de obtener referencias anteriores, bien directas o indirectas para la contratación de los trabajadores a través de entrevistas personales, evaluaciones psicológicas, análisis de currículos...

2º.- Conviene que quienes estén al mando estén imbuidos en letras y alguna cultura humanística, tengan buena conducta, mayores en edad que los obreros que he mencionado; pues obedecen sus órdenes más fácilmente que las de los que son más jóvenes. Además, conviene sobre todo que quienes manden sean conocedores de las cosas del campo, pues no sólo debe mandar sino también trabajar para que lo imite en el trabajo y para que advierta que está al frente de él con razón porque lo supera en conocimiento

Se expresan aquí las cualidades que deben tener los líderes o mánagers, jefes y subjefes o jefecillos: experiencia, cierta cultura humanística y literaria, ejemplaridad, superioridad moral y técnica, etc.
 

3º.- Y no hay que permitirles que manden de forma que obliguen más con latigazos que con palabras,  si así se puede conseguir el mismo resultado. (…) Hay que hacer que los administradores estén mejor dispuestos con incentivos y procurar que tengan algunos bienes y compañeras esclavas como esposas de las que tengan hijos; pues con ello se los hace más seguros y más ligados a la finca.
 
Se fomenta aquí el refuerzo positivo y lo que hoy se da en llamar el “salario emocional”, buscando la implicación del trabajador en la empresa y su fidelización (sic, por el palabro). Como sugiere Varrón con un juego de palabras en latín,  no hay que ser autoritario (uerberibus es el nombre del látigo), sino persuasivo (uerbis, con referencia a las palabras). El trato humanitario que se predica aquí hacia los esclavos será el defendido por la Iglesia, que históricamente no cuestionó la esclavitud, sino sólo los malos tratos infligidos, abogando por la mejora de las condiciones laborales, y, por lo tanto, por la pervivencia y supervivencia de la esclavitud, porque eso hará a la larga que perdure la servidumbre y que vaya adquiriendo nuevas modalidades, desde el modo de producción esclavista, pasando por el feudal, hasta el actual capitalista, en la terminología de Karl Marx.

4º.- Hay que atraer la voluntad de los administradores concediendo alguna distinción, y asimismo, en cuanto a los trabajadores que han de estar sobre otros, hay que tratar también con ellos sobre los trabajos que hay que hacer porque, si así se hace, piensan que son menos infravalorados y que son tenidos en cierta consideración por el propietario. Se los hace más aplicados en el trabajo con un trato más liberal ya sea con más generosidad en la comida o en el vestido, con la remisión de trabajos o con alguna concesión (...), y con otras medidas del mismo tipo, para que compensando a los que se ordenó o advirtió de algo con dureza, se les restituya la voluntad y bienquerencia hacia su dueño

 
El propietario, empresario o emprendedor debe procurar que sus subordinados y empleados se impliquen emocionalmente con él y se identifiquen con la empresa. Algunos incentivos de los que habla Varrón (generosidad en la comida o en el vestido) están lógicamente fuera de lugar y desfasados, pero no la remisión de trabajos o las primas de productividad, o el "salario emocional" que consiste en considerarlos indispensables para el buen funcionamiento de la empresa, logrando que los "explotados" ni siquiera se consideren tales a sí mismos. Si no sienten la explotación que padecen, la soportarán más fácilmente porque no son conscientes de que existe. El buen líder, en definitiva, no es el jefe autoritario, que ya no se lleva, sino el que es consciente de que liderar no es mandar y dar órdenes a los subordinados. El buen jefe predica con el ejemplo, remangándose y dando ejemplo, y poniéndose a barrer o a fregar el establecimiento si hace falta. El buen jefe ni siquiera se llama jefe a sí mismo, sino uno más en la empresa, un compañero, cuyo secreto es creer mucho en lo que hace y en su identidad. En definitiva, ay, nada nuevo bajo el sol.

jueves, 3 de julio de 2025

¿Sano y saludable? (y 2)

    Si se cambian los parámetros que establecen la normalidad no es para adaptarse a una nueva realidad ni para prevenir enfermedades, sino para crear más 'enfermos', más 'pacientes' a los que convertir en clientes de la pujante industria farmacéutica vendiéndoles fármacos, por ejemplo,  contra la hipertensión, que definen según su conveniencia. Nos han hecho creer que cada año somos más frágiles, y cada vez que se ajustan los “límites normales” a la nueva normalidad, aumentan por un lado el miedo y por otro las ventas de medicamentosNo están previniendo, insisto, están creando enfermedades y pacientes que normalizan su dependencia farmacológica disfrazándola de salud. Ya sucedió también con el colesterol, como muestra el cuadro siguiente:

 
 
 
    Sucedió también con las 'vacunas' contra el virus coronado: la única dosis se dividió pronto en dos; enseguida dijeron que necesitaba un refuerzo, a continuación dos o tres nuevas dosis, luego hicieron falta nuevas actualizaciones para las nuevas cepas y ahora se necesita, dicen, una actualización anual, como la vacuna de la gripe. ¿Dónde está la delgada línea que separa la prevención de enfermedades de la dependencia farmacéutica?  Escudándose en la profilaxis, venden más sueros y aumentan su carga tóxica que debilita nuestro maltrecho ya sistema inmunitario.   
 
    Volviendo a la revolución que propone Make America Healthy Again  (MAHA) y a su movimiento para el futuro, lo que pretenden es que nos pongamos, en primer lugar irán los norteamericanos, detrás iremos el resto, un dispositivo, el famoso relojito que hace las veces de teléfono móvil que nos conecta a la Red Informática Universal, pero que puede adoptar también otras formas (pulsera, anillo, gafas...), y llevarlo siempre encima para monitorear o monitorizar, que de ambas maneras creo que puede decirse, los niveles de actividad, la frecuencia cardíaca, comprobar cómo los alimentos afectan a los niveles de glucosa en sangre mientras se consumen y otras constantes vitales y pinturerías. 


    Pero el invento no es tan benigno como parece ni tan sano y saludable como se anuncia. Es, en efecto, un dispositivo de rastreo biométrico, de medición de los parámetros 'vitales'. En esencia, sirve para que uno mismo chequee la salud del cuerpo serrano que Dios le ha dado y suba todos esos datos a la nube de los cielos: adónde vas, cómo llegas, a qué velocidad viajas, qué comes y cuándo, cuándo duermes y durante cuánto tiempo, tu nivel de azúcar en sangre, tu frecuencia cardíaca, tu porcentaje de grasa corporal... a fin de que uno mismo, consciente ya de sus enfermedades, se automedique. 
 Diversos dispositivos "wearable"
  
    Todos estos datos serán recopilados. ¿Serán privados? Claro que no, pero no es ese el único problema. Quizá los que los codician no los usen para nada, en el mejor de los casos y escenarios, como dicen ahora, que se nos abren a nosotros. El problema está en que nosotros también los codiciamos y quizá nos éntre el gusanillo de certificar nuestra vitalidad... para mejorar nuestra salud siempre enfermiza, y es entonces cuando la habremos destrozado. No se trata solo de que el Estado pueda implementar el Crédito Social, es que nosotros mismos, si nos prestamos a ello, estamos implementado nuestro propio sistema de Crédito Individual.

miércoles, 2 de julio de 2025

¿Sano y saludable? (1)

    En los Estados Unidos circula desde hace tiempo un nuevo eslogan o grito de guerra: “Make America Healthy Again” (Haz América saludable otra vez), a imagen y semejanza del “Make America Great Again”. Detrás hay un Comité de Acción Política que pretende crear un movimiento “que priorice la salud, la libertad y la integridad ambiental como pilares de una comunidad próspera”. Se define como “a movement to the future”, un movimiento para el futuro, loado sea el nombre de ese Señor omnipresente y ubicuo y, sin embargo, qué paradoja, ausente y, como la parusía de Nuestro Señor Jesucristo, pendiente todavía de venir. 
 
    Animan a la gente a unirse a la revolución, y a contribuir con su donativo. Uno de sus objetivos es que la dieta yanqui vuelva a ser sana y saludable a fin de acabar con la obesidad mórbida que muchos padecen: un 40% de la población, casi la mitad. 
 

     Aseguran en su página güeb haber contribuido a la victoria del actual inquilino de la Casa Blanca, quien como compensación nombró al señor Robert F. Kennedy, Jr., destacado activista contra la vacuna de ARN mensajero del virus coronado, Secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU. Dicho señor, obligado como se siente por su cargo a hacer algo, pretende que todos los estadounidenses utilicen tecnología “portátil” para controlar su salud como parte de su agenda de sanear América otra vez.  Dicha tecnología cada vez más popular presenta entre sus maléficos beneficios el monitoreo de la salud y el estado físico en tiempo real, lo que no deja de plantear problemas éticos sobre la privacidad y protección de los datos que enseguida codiciarán laboratorios, colegios médicos y compañías de seguros, y, no lo olvidemos, uno mismo, picado también por la curiosidad malsana. 
 
    El Secretario de Salud ha publicado en sus Redes Sociales:  Creemos que los 'wearables' -tal es el nombre de esos cacharros- son clave para la agenda de MAHA de lograr que Estados Unidos vuelva a ser un país saludable, y mi visión es que en cuatro años todos los estadounidenses usen un 'wearable'
 
  
    Se trata con este plan de que todos controlen su salud usando dispositivos digitales portátiles: un reloj, por ejemplo, que no contento con marcarnos las horas, analice todas nuestras constantes vitales... ¿A fin de qué? Para descubrir lo enfermos y lo lejos que estamos del estado ideal de salud, y, lo que decía el malévolo doctor Knock, que las personas sanas son enfermos que ignoran su enfermedad, gente engañada que, ignara de la ciencia, cree que goza de buena salud porque se fía de su propia y errada percepción. 
 
    Si uno está pendiente de sus constantes vitales: no vive. Si, como escribió Chesterton, uno intenta preservar su salud corporal a toda costa, solo puede lograrlo a costa del deterioro de su salud mental. La preocupación por la biometría es un sinvivir. Además, dichas constantes pueden cambiarse, como de hecho se han modificado en los últimos tiempos a conveniencia de la industria farmacéutica, lo que ha sucedido, por ejemplo, con la presión arterial, como muestra el siguiente cuadro: 

(continuará)    

martes, 1 de julio de 2025

'Hoy Follas Seguro'

El Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas ha colgado una lona a la entrada de su sede madrileña con motivo del Día del Orgullo del colectivo LGTBIQ+, que dice literalmente: “HOY FOLLAS SEGURO” en letras mayúsculas rojas sobre fondo gualda, con los colores de la bandera nacional constitucional (sin aguilucho, por supuesto). 
 
Debajo de la lona, figura la bandera multiculor LGTBIQ+ en su versión actualizada de 2023, que presentaba, sobre la bandera anterior denominada 'progresista' de Daniel Qasar (2018),  la novedad del triángulo amarillo y un círculo morado en su interior diseñados por el activista Valentino Vecchietti con la intención de dar visibilidad a las personas intersexuales. Daniel Qasar previamente había añadido a las franjas horizontales que recordaban los colores del arcoíris los triángulos horizontales y los nuevos colores: por un lado el negro y el marrón utilizados para representar la inclusión de las razas 'de color' dentro del colectivo y por otro los nuevos colores azul celeste, rosado y blanco, para representar a las personas transgénero. 
 
 
Reivindicar el Día del Orgullo como hace el susodicho Ministerio regentado por una mujer que se define así misma como médica y madre, y que ha sido apodada 'mema' por la ultraderecha, a través de la alusión sexual al folleteo alimenta un estereotipo que no creo que haga mucha gracia a los colectivos de gays, lesbianas, transexuales y demás que se amparan bajo el paraguas de esas siglas, porque da a entender que el Ministerio de Sanidad relaciona a todos esos grupos única- y exclusivamente con la jodienda. Si el Día del Orgullo Gay y demás nació como parece que nació para reivindicar unos derechos, asociarlo como hace el susodicho Ministerio con el folleteo desdibuja la lucha legítima por esos mismos derechos de inclusión, respeto y reconocimiento. 
 
Sobre la O mayúscula de FOLLAS, un término malsonante y de mal gusto, cuya etimología remonta al sustantivo latino follis 'fuelle para el fuego' del que surgió el verbo 'follar' con los significados de 'soplar con fuelle, de donde luego 'soltar una ventosidad' y finalmente 'practicar el coito', flota un preservativo verde. Debajo, en letras pequeñas, se pueden leer las formas con las que es seguro follar libre del riesgo de contagio de enfermedades venéreas: “Con preservativo, con PrEP, con PPE, con pruebas diagnósticas, vacunas y otras muchas formas de prevención. Protégete y disfruta”. 
 
(Fotomontaje) 
 
En mi ignorancia no sé lo que son PrEP y PPE, por lo que pregunto a un amigo sanitario más enterado que yo, que me dice que la PrEP es una Profilaxis Pre-Exposición que consiste en la ingesta diaria y programada de una pastilla que ayuda a reducir el riesgo de contraer la infección por VIH, vulgo SIDA, en caso de exposición. El problema es, me dice, que no protege de otras infecciones de transmisión sexual. 
 
La PPE, por otra parte, es la Profilaxis Pos-Exposición, un tratamiento antiretroviral que se administra a quienes han estado expuestos al VIH por contacto con fluidos corporales o por relaciones sexuales sin protección. Se administra dentro de las 72 horas (idealmente, dentro de las primeras 6 horas) tras la exposición y se debe tomar durante 28 días. 
 
Tanto la Profilaxis Pre- como la Pos- son tratamientos largos y caros, frente al viejo condón, que ya en el sigo XVII calificó con acierto Madame de Sevigné (¿o fue Madame de Staël en el XVIII) que era una “gasa para la infección y una coraza para el placer y el amor”, definición que haría suya nuestro Marañón alegando que el profiláctico impedía la comunión de los gozosos fluidos corporales.
 
Bandera del Arcoíris Progresista (2018), según diseño de Daniel Qasar 

La política emprendida, por cierto, desde los poderes públicos y algunas conciencias biempensantes de recomendación de uso del preservativo en las relaciones sexuales es una intromisión de dichos poderes y conciencias en el ámbito más íntimo y particular de la vida privada. Dicha política de imposición del preservativo de látex en las relaciones sexuales subordina éstas a la penetración, por lo que es bastante o no poco, vamos a decir, machista y falocrática. Lo más importante en las relaciones sexuales sería el pene y la eyaculación del semen, lo que refleja una óptica masculinista bastante exclusiva. Introduce, además, en las relaciones sexuales un factor de programación que las arruina como actividades libres, espontáneas e imprevistas. Es como si ya supiéramos, antes de hacerlo, lo que vamos a hacer. Es decir, vamos a hacer algo que ya está hecho, programado, por lo que tal vez no merezca mucho la pena hacerlo. 
 
El factor de previsión y profilaxis arruina el acto sexual. De hecho, a algunos jóvenes se les vienen abajo las ganas de folgar y la erección cuando les ponen o se ponen una de esas gomitas asépticas que la publicidad animaba con el lema "Póntelo, pónselo", que luego se generalizó para las mascarillas "sanitarias" esta vez con la obligación de llevarlas siempre puestas en lugares públicos.
 
De las pruebas diagnósticas, vacunas “y otras muchas formas de prevención” ya no le pregunté  nada a mi amigo sanitario. Pero me da la sensación de que con todos esos tratamientos farmacológicos y protecciones poco disfrute puede encontrar nadie en la jodienda. 
 
 Bandera del Arcoíris (2023), según diseño de Valentino Vecchietti
 
Más abajo se puede leeer: 28 de Junio: día internacional del orgullo LGTBIQ+. Quizá merezca la pena detenerse un poco en el lema elegido por el Ministerio por su ambigüedad semántica, ya que puede significar 'hoy es seguro que follas con alta probabilidad' (habría que hacer una pausa entre el verbo y el adverbio, algo así como: Hoy follas, seguro), y puede significar también 'hoy follas con seguridad' también como predicativo del sujeto (en este caso, el adjetivo tendría moción de número, en ejemplos como “hoy folláis seguros”, que los defensores del lenguaje inclusivo alargarían innecesariamente con la moción de género gramatical “hoy folláis seguros y seguras”, y habría también quien se inventaría una fórmula supuestamente neutra y agramatical con la coletilla “y segures”, como aquella Ministra de Igualdad que afirmó hace tres años que "los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a saber que pueden amar a quien quieran y tener sexo con quien quieran", y recientemente hace esta tertuliana de RTVE que invita a los niños, niñas y niñes a follar con quien quieran. No sería raro que acabara invitando también a “niñis” y “niñus”, ya puestos a jugar con las cinco vocales de nuestro sistema fonológico español).
  
En fin, por contraatacar un poco la memez del lema ministerial se me ocurre seguro: Si follas seguro, es seguro que no follas.