Mostrando entradas con la etiqueta matrimonio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta matrimonio. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de mayo de 2024

Pareceres XLVII

231.- Credibilidad. Me llama la atención el uso y el abuso que se hace de la palabra “credibilidad”: los periodistas lamentan su pérdida, dicen que los partidos políticos y los sindicatos no tienen, porque la han perdido, la “credibilidad” que necesitan, porque el pueblo, o la ciudadanía, como prefieren ellos, ha dejado de creer y de tener fe en la casta sacerdotal. Fe es una palabra religiosa, que ya casi nadie emplea. Ahora se prefiere usar “credibilidad” que es su versión laica y es vocablo más largo, rimbombante y altisonante, frente a la monosilábica virtud teológica, que parece que sabe a muy poquito. Pero no nos engañemos: es lo mismo. Los políticos han perdido la credibilidad o la confianza, como dicen otras veces, es decir, la fe que sus votantes depositaban en ellos en el acto eucarístico y litúrgico de introducir su voto en la ranura de una urna democrática. Son conscientes de ello, no son tontos, por eso quieren recuperar la confianza perdida. Están dispuestos a modificar todo lo que haga falta, porque están nerviosos y no quieren que se les acabe el chollo, porque quieren que siga habiendo partidos políticos y democracia contra la voz popular, uox populi de "No nos representan", para que nadie ponga en tela de juicio el futuro político de esta casta social y sacerdotal, más peligrosa que la de los funcionarios, que ya es decir, que son los políticos profesionales, aquellos que se arrogan la representación de la voluntad popular; una voluntad que, por cierto, no sabe lo que quiere, pero sí lo que  no quiere: No quiere que se la convierta en "electorado" ni que la represente nadie. Pero el sistema necesita el sostenimiento de la fe, que es su cimiento, o de la confianza, que es el sustituto laico de la virtud teologal, para poder mantenerse en pie. 
 

 
232.- Amor conyugal. Hay algunos emparejamientos o matrimonios, ya sean heterosexuales o sean ya homosexuales donde están estos últimos legalmente contemplados, que acaban desemparejándose bien, pero muchos otros, en una inmensa mayoría, duran toda la vida, hasta que la muerte irremediable separa a los dos cónyuges con un golpe seco de su guadaña. El divorcio, lejos de acabar con la sacrosanta institución del matrimonio como temían los defensores a ultranza del vínculo matrimonial, lo fortalece: se cambia de pareja, pero se mantiene el yugo que unce a los dos bueyes, la yunta que los convierte en cónyuges. El peligro del amor conyugal está en que a veces se convierte no en un amor a otra persona, sino al yugo del "conyuguio". 
 
233.- El hígado y el corazón. Un verso de Hassan Ibn Thabit dice literalmente así en su lengua original árabe: لَقَدْ سَعَرَتْ حمى الهَوَى كَبِدِي laqad saearat hamaa alhawaa kabidi, es decir: “La fiebre del deseo el hígado me abrasó” pero debe traducirse mejor como: La fiebre del deseo abrasó mi corazón. ¿Cuál es la razón? La palabra árabe kabid  significa literalmente “hígado”, porque para el mundo árabe era el hígado la sede de los sentimientos y emociones y no el corazón como en la cultura occidental. Para los romanos, el corazón era la sede de la memoria: de ahí la etimología de recordari: traer al corazón, o sea, guardar en la memoria, como atestiguan algunas de nuestras lenguas: by heart en inglés, par coeur en francés, de coro, en castellano viejo, expresiones todas que significan 'de memoria'. La atribución a los órganos del cuerpo de cualidades sentimentales o neurológicas es por lo tanto arbitraria. Los versos de Hassan ibn Thabit, que cita Ibn Madyan, continúan hablando de que su herida no tiene médico ni cura excepto aquél cuyo amor lo ha herido -ignoro si se trata de Dios, del divino profeta o de algún efebo o amante masculino-: sólo él, sea quien sea, puede consolarlo y remediarlo. Aristóteles decía que: “pensamos con el corazón, y el cerebro solo se dedica a enfriar la sangre proveniente del mismo después de haber pensado, actuando como un refrigerador de la sangre”. El corazón se configuraba así como el órgano de las pasiones, calentaba tanto la sangre cuando estaba apasionado, que esta se refrigeraba sólo en el cerebro, que la devolvía fría al resto del cuerpo para que siguiera funcionando con normalidad en su lento y pausado caminar hacia la muerte.  
 

234.- Cáñamo y cánnabis. Que el cáñamo (término procedente del latín vulgar cannabum, derivado del latín clásico cannabis, préstamo tomado del griego κάνναβις) era una planta medicinal ya lo sabían los antiguos. La evolución del nombre se explica en primer lugar por el cambio de la terminación: se sustituye -is, por -um, que evoluciona a -o tras la pérdida del fonema nasal final y la apertura de la -u en -o (sólo conservamos la -u latina final en unos pocos cultismos como espíritu, tribu, ímpetu...), la -b- se nasaliza convirtiéndose en -m-, fenómeno un tanto irregular que vemos también en como el nombre Iacobus se convierte en italiano en Giàcomo, y las dos -nn- latinas se palatalizan y se convierten en nuestra -. El caso es que nos encontramos con un doblete cáñamo/cánnabis, donde el término patrimonial cáñamo es el nombre de la planta también llamada estopa y bramante, que sirve para hacer cosas como jarcias, redes, hondas, zapatillas, cuerdas, ropa y tejidos..., y por otra parte el cultismo cánnabis es la sustancia estupefaciente (marihuana, maría, hachís o grifa) o terapéutica, si cabe hacer tal distingo. Precisamente este último uso ya era conocido por los antiguos: Nomen istius herbe Canabe. Nascitur autem hęc herba locis asperis et secus vias iuxta sepes. Prima cura ipsius ad sanandum: "El nombre de esta hierba es cáñamo y cánnabis. Por otro lado, nace esta hierba en lugares agrestes y al borde de los caminos junto a las cercas. Su principal utilidad es para sanar."
 
 
235.- Contrarreloj. Suena el despertador, ese toque cuartelero de diana que pretende que te despiertes para que en realidad sigas durmiendo y sigas por lo tanto sin enterarte de nada de lo que pasa a tu alrededor y sin darte cuenta, por lo tanto, de cómo son las cosas en el mundo en la vigilia. El reloj te mata, te va envejeciendo y hurtándote el tiempo de tu vida, porque convierte tu vida al computarla en rutina cronometrada, en hojas de agenda y de calendario. Pero no sólo el reloj de la muñeca, sino el que llevas interiorizado en la cabeza. Como dijo Antonin Artaud, el poeta maldito, cuando inventaron el reloj “nos hicieron esclavos de nuevo”. Pero él sabía mejor que nadie que en realidad nunca habíamos dejado de ser esclavos, y quizá nunca seríamos libres.  Nos sacaron el grillete de los tobillos y nos pusieron las esposas en las muñecas. El reloj de pulsera y el calendario, que se inventaron para medir el paso imposible del tiempo, que es un continuo,  y por lo tanto es falso y mentira que pase, que corra, que vuele, acabaron creándolo y haciéndolo real, ordenándolo, dividiéndolo y subdividiéndolo para que pasara, y esclavizándonos a nosotros a sus despóticos dictados.
 
 

domingo, 26 de noviembre de 2023

La endogamia de la sologamia

    La modelo brasileña que se casó consigo misma hace tres meses, matrimonio endogámico este donde los haya, quiere ahora divorciarse de sí misma. Cris Galêra, que tal es su nombre, dice que  la razón es que ha conocido a otra persona, y que esa persona es alguien muy especial... La noticia ha corrido como la pólvora a través de la red informática universal para la que posa la modelo. 
 
    La modelo brasileña de 33 años, la edad de Jesucristo crucificado, que saltó a la fama este verano al anunciar a bombo y platillo que se casaba consigo misma, celebrando de ese modo su amor propio y tratando de animar a otras mujeres a exaltar el suyo propio, publicó en las redes sociales de las que no deja de ser prisionera su imagen con el vestido de novia y el ramo de flores en la mano a la puerta de una iglesia, luciendo un generoso escote. 
 
 
    Pero ya se sabe que el amor eterno, ya sea propio o ajeno, dura bien poco, en este caso 90 días, o sea tres meses, por lo que la modelo se ha visto obligada a renunciar a sus votos matrimoniales de sologamia, esa moda cada vez más de moda de contraer nupcias una persona, sea del género que sea, consigo misma. 
 
    Anuncia la modelo ahora que se divorcia. Ignoramos si hubo separación de bienes o régimen de gananciales. El divorcio, en todo caso, lejos de acabar con la institución conyugal, consolida el matrimonio. La bella modelo ha conocido a otra persona... que sería la responsable -no vamos a decir la culpable- de su ruptura sentimental consigo misma, por lo que quiere divorciarse a fin de poder casarse, si llega el momento, que aparece inminente habida cuenta de la publicación de su anuncio, con esa otra persona que ha conocido.
 
 
 
    Ha declarado a sus redes sociales que puede "pasar de nuevo por el altar", es un decir,  y que, en todo caso, ha sido muy feliz mientras ha durado, y que queda consigo misma como amiga, dado que la ruptura es de mutuo a cuerdo por ambas partes de sí misma. Hay muchas formas de pareja, pero pocas tan endogámicas como la autogamia narcisista.  
 
    El anuncio ha generado la curiosidad de sus 187 mil seguidores -followers en la lengua del Imperio, que se dice pronto- en las redes sociales en las que (se) enreda y que aprovecha para dar que hablar -para las folclóricas y para las modelos, por lo que se ve, lo que importa es que hablen de ellas, bien o mal, pero que hablen, porque en el caso contrario no existirían, dejarían de existir, y eso es imperdonable-, seguidores  que se preguntan quién es esa misteriosa persona que ha acabado con el matrimonio de la bella modelo y le ha robado el corazón. Pronto se sabrá, permanezcan atentos a sus pantallas y a las publicaciones de la modelo brasileña.

miércoles, 5 de abril de 2023

Contra la Sagrada Familia

    El Sistema intenta ‘atraer’ a los homosexuales para gobernar su sexualidad como hace con los heterosexuales, acabando así con la ‘diferencia’ que representaban y que amenazaba acaso con destruir la sagrada familia tradicional formada por José, María y el niño Jesús, más la burra y el buey. La ideología de la igualdad de derechos y oportunidades le sirve de instrumento en esa tarea: promete un “trato igual y no discriminatorio” a la pareja y a la familia homosexual para que, precisamente como ‘pareja’ y como ‘familia’, habiendo abdicado de su diferencia, contribuya a la reproducción del orden social establecido. Poco importa la diferencia sexual, lo que interesa es que se reproduzcan los roles y la institución que encarnan.

    El peligro que representaba la figura del homosexual no radicaba en su ‘preferencia’ hacia su propio sexo, sino en el riesgo que suponía para la institución familiar, que es el soporte incuestionable del entramado social. “Familiarizado”, el homosexual deja de constituir una amenaza. Habrá familias ‘diversas’, pero familias al fin y a la postre, que era de lo que se trataba. Ya no hay un rechazo a la familia por parte del homosexual, porque él mismo ha sido familiarizado.
 
 
    El sistema ya no margina ni discrimina ni ridiculiza a los homosexuales, que es lo que hacía antes para conjurar la amenaza que representaba su existencia; ahora los asimila, ha cambiado de táctica: pasa de excluirlos, como hacía antes, a incluirlos como hace ahora. 

    La pareja homosexual se consideró primero pareja de hecho y se equiparó legalmente a la pareja heterosexual, abriéndose incluso la posibilidad de la adopción de hijos. Da igual que no sea un matrimonio eclesiástico ni civil, o que sea un paramatrimonio, no deja de ser un matrimonio, se llame como se llame y se apellide como quiera.
 
 
    La figura del homosexual que vive solo, orientado hacia la promiscuidad, ha quedado obsoleta. Su “desorden amoroso” es asimilado al vínculo matrimonial con posibilidad de divorcio, claro, que asegura la existencia de dicho vínculo. Porque el divorcio, lejos de romper la institución matrimonial, como temían los conservadores, lo que hace es fortalecerla, asegurar la indisolubilidad del vínculo. 
 
    El homosexual que había elegido el "wild side of the life" es sustituido ahora por el homosexual asimilado y respetable, amariconado en el peor sentido que pueda tener la palabreja.

domingo, 20 de diciembre de 2020

Coplas contra el matrimonio

La poesía popular ha sabido expresar con el candor de la sencillez y una economía de palabras que nos llega al alma los sentimientos de amor y desamor más profundos, por ejemplo en estos versos: “Porque el agua duerme sola, / amanece helada”, o en aquellos otros de protesta ante la soledad: “Que non dormiré sola, non, / sola y sin amor.” 


Si la lírica erótica, ya desde el amor cortés y mucho antes, ha sido una poesía masculina, por ser de varón la voz del poeta, la poesía popular europea desde Safó y otras poetisas griegas ha dado voz también a las mujeres, y no sólo a las doncellas, sino también a las casadas y malcasadas.

 
En muchos cantares, como las Coplas de una moza que no quería casamiento del poeta cántabro de finales del siglo XV y comienzos del XVI, Rodrigo de Reynosa, es una voz femenina la que expresa su deseo contrario a la institución e imposición del matrimonio, frente al que propone el libre enamoramiento. Se hace eco aquí el poeta campurriano de una tradición de poesía popular que presta su voz a la rebeldía contra la Sagrada Familia.

No quiero ser casada sino libre enamorada. 

No me quiero cautivar ni meterme en sujeción pues que todo, a mi pensar, es estar siempre en prisión; y por aquesta razón, cierto, no seré casada sino libre enamorada. 

¿Quién me saca a mí de seso que buey suelto bien se lame? No quiero tomar tal peso,  por eso nadie me ladre, que, aunque me mate mi madre, cierto, no seré casada, sino libre enamorada. 

El buen amigo, señora, llama con gorra en la mano, este otro siquiera una hora no está en paz en todo el año; por eso ved si me engaño en no querer ser casada sino libre enamorada. 

Si os paráis a la ventana o a la puerta, están gruñendo, dicen que sois mujer vana y siempre te están riñendo; prometo, pues esto entiendo, que yo no seré casada sino libre enamorada. 

Si rogáis a algún amigo que haga algo por vos, queda bien agradecido, piensa se lo manda Dios, pues esto miramos nos: gran locura es ser casada sino libre enamorada. 

El buen amigo nos tiene siempre sobre su cabeza, dos mil veces va y viene mostrando su gentileza; pues decid: ¿no es gran tristeza pensar yo de ser casada sino libre enamorada? 

En fin, concluyo con esto, que más quiero yo tener amor y no padecer con marido muy molesto; y pues que estoy yo en esto, cierto, no seré casada sino libre enamorada.
 
 
Aquí van las Coplas de la moza que no quería casarse, al modo del  maestro Rodrigo de Reynosa sobre estribillo tradicional. Retomamos la voz femenina del poeta, y le añadimos alguna copla contra el matrimonio con Dios -nuestra moza no se casa con el Altísimo- y contra la sologamia o matrimonio con uno mismo. Frente a la añeja institución se propone, dejándolo en la indefinición, el libre amor:
 
"Que no quiero ser casada,/ sino libre enamorada".
 
No me quiero amancebar/ ni meter en sujeción, / que es lo mismo, a mi pesar, / esto que aquesto: prisión, / y por esa tal razón/ cierta: no seré casada/ sino libre enamorada.
 
Ninguno, novio o marido/ -da lo mismo abad que abate-,/ que, hideputa malnacido, / me haga suya y me maltrate, / y de una zurra me mate;/ no hay zagala bien casada, / sino libre enamorada.
 
No me venga con lisonja:/ que no no me caso, madre,/ ni voy a meterme a monja/ maridada con Dios padre,/ maguer la gente me ladre;/ ser no quiero malcasada, / sino libre enamorada.
 
Ni me doy yo por dinero/ a moro de morería,/ ni a nadie en el mundo entero,/ ramera de mancebía,/ mas por gusto sí lo haría:/ no hay moza bien maridada,/ sino libre enamorada.
 
Puto fuera mi linaje/ si me casara conmigo;/ no es ese buen maridaje/ sin amiga y sin amigo,/ yo desposada conmigo,/ guay de mí, pobre cuitada,/ sino libre enamorada
 
No quiero, pues, matrimonio/ sino sólo el buen amor/ y así me lleve el demonio;/ venid, amigo, al albor/ cuando cante el ruiseñor,/ que no quiero ser casada/ sino libre enamorada.