miércoles, 14 de mayo de 2025

Sembrando dudas

Según una investigación citada por Dar Al-iftaa, una institución encargada de emitir edictos islámicos que tiene su sede en El Cairo, el número exacto de ateos en el mundo árabe era de 866 en Egipto, 325 en Marruecos, 320 en Túnez, 242 en Iraq, 178 en Arabia Saudí, 170 en Jordania, 70 en Sudán, 56 en Siria, 34 en Libia, y 32 en el Yemen, lo que hace un total de 2.293 de una población de 300 millones aproximadamente, un dato francamente poco significativo, si no insignificante, si hemos de darle crédito.

Pero ¿cómo se puede precisar, con una exactitud tan fehaciente y matemática el número de ateos? ¿Cómo se puede afirmar que una persona es atea siempre en su totalidad, digamos en un cien por cien, sin albergar ningún resquicio de duda? Igualmente, ¿cómo se puede aseverar, por el contrario, que los que no se declaran ateos, bien porque no se atreven a hacerlo o bien porque consideran que no lo son y se definen como fieles, son creyentes en su integridad, sin que asome en sus sagradas creencias un mínimo atisbo de duda?

¿No habrán nacido otros ateos y otros creyentes y muerto algunos otros desde entonces, condenadas como estamos las generaciones de los hombres, al decir del poeta, como las generaciones de las hojas de los árboles a la caducidad y renovación? Oigamos  a Glauco en el canto VI de la Ilíada de Homero, versos 146-149, en traducción rítmica y rimada de Agustín García Calvo:

Tal como raza de hojas, las vidas de hombre otro tanto:
las hojas un viento a tierra derrueca, y va otras criando
el bosque al reverdecer, de que apunta el dulce verano:
tal razas de hombre, la una naciendo, la otra acabando.
 

oOo

Abdulá al-Qasemi (1907-1996), escritor saudí, que pasó del fundamentalismo islámico al ateísmo, ha dejado dicho: «La ocupación de nuestro cerebro por los dioses es la peor forma de ocupación». Pero no sólo hemos de ver tras la expresión “dioses” los viejos rostros de Jehová, Yahvé o Alá. Hay dioses también laicos, si se me permite la expresión, que son más difíciles de desenmascarar que las divinidades tradicionales monoteístas. Estos dioses radican en Occidente sobre todo y su última epifanía es la economía, el dinero, los mercados, el progreso, la bolsa y sus índices bursátiles... y el propio ateísmo, que también puede convertirse en una nueva religión. Los devotos o creyentes de estos nuevos dioses no son conscientes de que su cerebro, liberado de las viejas divinidades monoteístas tradicionales, está siendo ocupado por otros dioses camuflados. No están, pues, libres de la religión, han caído víctimas de otra religión, de otra secta.
  
oOo

Un joven sudanés, cuyo nombre propio no importa ahora, uno de tantos, pero que se llamaba,  para que se vea que tiene nombre propio y apellidos como todo hijo de vecino,  Amid Ahmad Nasr lo ha expresado escribiendo un libro donde cuenta que el fundamentalismo de la fe islámica se apoderó de su mundo, se lo escamoteó, pero la duda liberó su alma. Cuenta que cuando tenía doce años, le expuso sus dudas religiosas a su jeque, el imán de una mezquita en Qatar. La respuesta que recibió es que la duda era pecado, un pecado que ofendía a Alá, o sea a Dios, como la mayor de las blasfemias y que sólo podía ser inspirada por el diablo. Y es que efectivamente Dios, Alá en su caso, es la certidumbre, el diablo aporta la duda, siembra las dudas que pueden liberarnos del fundamentalismo de cualquier fe desintegrándola. La duda es el mejor antídoto contra el integrismo porque desintegra la creencia. 


A la pregunta que Dios en la viñeta genial de Alberto Montt, que ya comentamos en otra ocasión en La fe y las dudas o Dios y los diablos,  le hace al Diablo sobre qué es lo que está haciendo en el cerebro de un ser humano, éste responde 'sembrando dudas" a la vez que implanta signos de interrogación en la materia gris que harán que esa masa encefálica se cuestione, al aflorar la incertidumbre, todas sus supuestas certezas o creencias, todas sus fes, esencialmente ciegas como son todas a la luz de la razón, poniéndolas en tela de juicio. 

La palabra 'duda' está relacionada etimológicamente en nuestra lengua con el número dos, por lo que dudar significa "estar dividido entre dos posibilidades". El número dos representa la duda que es el descubrimiento de que uno no es ninguno, como dice a veces la gente, (y que no hay una sola y única cosa, sino múltiples y varias), y que por lo tanto la unidad no existe de por sí ni el conjunto unitario de los matemáticos, sino que la supuesta unidad es fruto de la dualidad, lo que nos lleva, un poco más lejos, al posible descubrimiento ontológico de que yo tampoco soy uno, sino, por lo menos, dos. 

Y es que frente a las certezas y a las verdades divinas que nos inculca Dios (o Alá o Jehová), el diablo, por su parte, siembra la  fecunda semilla de las dudas, esas dudas que indignan a la comunidad de los creyentes.

martes, 13 de mayo de 2025

Inmunosenescencia

    Una cadena de televisión privada -aunque bien podría haber sido pública, porque para el caso da igual pública que privada dado que los intereses económicos de audiencias que mueven a unas y a otras son los mismos- ha estrenado una serie de tres capítulos divulgativos para analizar las claves y combatir las consecuencias del envejecimiento inmunológico, poniendo en el candelero para el caso el término 'inmunosenescencia' -la senescencia, según la docta Academia, es la cualidad del senescente, y este es aquel que empieza a envejecer adentrándose en la senectud- , que nos recuerda un poco a aquello otro de la obsolescencia programada de los electrodomésticos modernos.
 
 
    La serie, cuyo eslogan es “la salud también se entrena” se llama Inmunofitness con flagrante anglicismo. Para combatir dicha inmunosenescencia hay que llevar un estilo de vida saludable. ¿Cuándo comienza dicho envejecimiento? El declive del sistema inmunitario se produciría a partir de los cincuenta años. Los cuatro pilares que señala esta serie son en primer lugar una alimentación saludable, a la que no hay nada que objetar, en segundo lugar mantener una vida activa sin detrimento, claro está, de dedicar algún tiempo también a la contemplación, en tercero cuidar de nuestra mente alejando el estrés y procurando un sueño reparador, lo que desde luego es muy recomendable, y en cuarto y último pero no menos importante lugar -last but not least- previniendo las enfermedades mediante... la vacunación, a lo que se dedica el tercer y último de los capítulos, porque era seguramente -no hay dos sin tres- el más importante, al que se pretendía llegar, como demuestra el pantallazo de la siguiente ilustración, en la que un cuerpo humano se ve invadido por una molécula azulada del erizado virus coronado. 
 
 
    Mientras que a los niños habría que vacunarlos porque su sistema inmunitario es inmaduro todavía y deficiente, a los viejos habría que hacerlo por su obsolescencia o envejecimiento. Habitualmente las vacunas pueden producir efectos secundarios pero la mayoría de las veces son leves y de corta duración, nos tranquiliza la doctora entrevistada... Recordemos, sin embargo, cómo una revista ¿prestigiosa? como National Geographic afirmaba el 13 de octubre de 2023 que, según los expertos, era bueno sentirse mal después de vacunarse contra la COVID: “Una nueva investigación sugiere que cuanto peores sean tus síntomas después de recibir la vacuna COVID-19, mejor”. Si después de la inoculación hemos sufrido un ictus, o una miocarditis -reconocida por Sanidad como efecto secundario, del que no se responsabiliza el ministerio porque la vacunación, según la ministra que regenta el chiringuito sanitario, fue 'voluntaria'- o un ataque al corazón, no es lo peor que podía habernos sucedido: podíamos haber fallecido de hecho, con lo que habríamos logrado así inmunizado de por vida.
 
 
    “Queremos que te cuides -concluye el presentador del programa después de habernos aleccionado y dado a entender que lo que no quieren es que nos descuidemos, que sería sin embargo lo mejor para nuestra salud sin ningún género de dudas- y queremos que no solo aportes años a tu vida, sino vida a tus años. No viviremos eternamente pero sí viviremos mejor si seguimos el estilo de vida inmunotiftness porque la salud también se entrena”. 
 
    El doctor Joan Ramon Laporte Roselló, médico especializado en farmacología, nos brinda otro consejo mucho más saludable en este tiktok: No vaya al médico: ir al médico es un factor de riesgo para ponerse enfermo.
 
 

lunes, 12 de mayo de 2025

"Ponga su hombro"


El 20 de agosto del año del Señor de 2021, el entonces monseñor Robert Prevost Martínez, obispo a la sazón de Chiclayo y miembro del Directorio de Cáritas del Perú, hoy coronado como nuevo Papa por la intercesión democrática del Espíritu Santo, y autodenominado León XIV -en realidad Bergoglio II-, nos invitaba a pensar en la importancia de nuestra salud corporal -desentendiéndonos de la espiritual- y a prestarnos a las 'desinteresadas' campañas farmacéuticas y gubernamentales de vacunación en masa sin prescripción facultativa ni consentimiento informado, mencionando a su mentor Francisco Bergoglio, el que ha sido denominado "papa de los pobres" dentro de una iglesia ultrarrica, y su concepto narcisista de "acto de amor", que consiste en que uno debe salvar su propia vida antes de salvar la de los demás, lo que no sé, pero me parece a mí que se aleja un poco del mensaje evangélico cristiano aquel -¿no?- de que "todo el que quiera salvar su vida la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí la hallará". 
 
Escribía, y viene muy al caso, Henry Louis Mencken (1880-1956) que lo que había detrás del afán por salvar a la humanidad era casi siempre una falsa fachada que ocultaba el afán por gobernarla, y que el poder era lo que todos los mesías buscaban realmente, no la oportunidad de servir, lo que era cierto incluso para los piadosos misioneros que llevaban el evangelio a tierras extrañas (The urge to save humanity is almost always only a false-face for the urge to rule it. Power is what all messiahs really seek: not the chance to serve. This is true even of the pious brethren who carry the gospel to foreign parts. “Minority Report: H.L. Mencken’s Notebooks” 1956). 
 
 
"A toda la población de nuestra región Lambayeque quiero saludarles y quiero invitarles a todos a pensar en la importancia de cuidar la salud y quiero animar a todos a participar en las campañas de vacunación que se están realizando en distintas partes de la región. 
 
Ponga su hombro. Es muy importante que todos hagamos ese esfuerzo para recibir la vacuna. Es algo que nos ayuda a nosotros mismos y es también un servicio a los demás porque así y solo así vamos a poder ir bajando el nivel de contagio, protegiéndonos de esa tercera ola que ya se está preanunciando. 
 
Ponga su hombro, pues así todos ustedes se vacunen porque es de verdad un servicio muy grande, y como dijo el papa Francisco es un acto de amor, un pequeño gesto que significa muchísimo. Quiero saludarles en esta ocasión a todos los trabajadores de salud y especialmente en la GERESA, Gerencia Regional de Salud. Dios bendiga a todos ustedes y gracias por ese gran servicio".
 

Cuatro años después, el 8 de mayo del año del Señor de 2025, una vez coronado Papa, el nuevo vicecristo se dirigió a rezar a la Basílica de Santa María La Mayor, donde está enterrado su mentor y predecesor Francisco Bergoglio, y a depositar una rosa en su tumba. El hecho de que el anterior Sumo Pontífice eligiera esta basílica romana para el eterno descanso de sus restos mortales, lejos de las grutas vaticanas donde están enterrados la mayoría de los papas, ubicados bajo la basílica de San Pedro, singulariza aún más su pontificado progresista al mismo tiempo que favorecerá sin duda el turismo feligrés. 
 
 

domingo, 11 de mayo de 2025

Pareceres LXXV

366.- Sindicato Vertical. El Secretario General del sindicato orgánico y vertical, esto es, subvencionado por el Estado y organizado desde arriba,  OGT -perdón, UGT-, afín al gobierno que se dice progresista, durante un reparto en la estación de Atocha de octavillas que animaban a los trabajadores a manifestarse en la procesión del 1 de Mayo, Día Internacional de consagración del Trabajo, tuvo la brillante ocurrencia de imponer un impuesto -valga la redundancia- a la ciudadanía europea para financiar las políticas de defensa del Viejo Continente, como si no tuviéramos bastante con los impuestos que tenemos fruto de nuestra servidumbre laboral al Estado. Sugiere el liberado sindical a la Comisión Europea que “tome el mando” y que garantice que la política no sea solo de rearme, sino también industrial, tecnológica y de desarrollo para el conjunto de la Unión. La justificación que esgrime este cráneo privilegiado es que acabaríamos así con la dependencia que tenemos de los Estados Unidos. Insiste, siguiendo la línea del Ejecutivo, en que la autonomía estratégica en Defensa puede hacerse sin afectar a los gastos sociales del gobierno progresista. 
 

367.- Clínicamente muertos. Una de las cosas más difíciles de entender para un niño que no ha pasado todavía por el aro cual fierecilla domada y entrado en la sociedad adulta, y para cualquiera que no haya dejado de ser un poco niño al menos, es el hecho de que hay que morirse. La muerte, que es propiamente incomprensible, acaba por convertirse en un artículo de fe, el único en que cree la mayoría adocenada de la gente: morir habemos, hermanos, morir hemos, moriremos. Por eso hay tantos médicos generalistas, que pueden con su pronóstico dictaminar nuestra sentencia de muerte, y médicos especialistas que certifican la causa eficiente de nuestro deceso, para recordarnos a todos en general y a cada uno en particular nuestra propia muerte, la que, siendo mentira, no deja sin embargo de ser real, porque, como cualquiera reconoce en su fuero interno, esto no es vida. 

368.- Ánimo de lucro. El fenómeno no es nuevo, pero ahora se intensifica. Se llama privatización de lo común, que se convierte así en una propiedad privada, un coto vedado y exclusivo para unos pocos.  El litoral se ha convertido en una zona atractiva para la inversión privada. Se extienden las urbanizaciones, expandiéndose el turismo de lujo. Los planes y leyes que antaño velaban por el bien común se suprimen y los límites entre lo público y lo privado se difuminan paulatinamente, construyendo, por ejemplo, a gran escala urbanizaciones de lujo compuestas de cientos de viviendas de veraneo con campo de golf incluido. Las inversiones y los atentados contra el medio ambiente promovidos por el ánimo de lucro continúan. El frenesí destructor que acarrea la construcción no cesa. Hay zonas donde sólo se ven retroexcavadoras y grúas y donde la presencia, además, de guardias de seguridad es una constante. El acceso de los forasteros a las playas se obstaculiza hábilmente, cuando no se bloquea, poniendo en peligro el derecho al litoral. Ayer mismo, mientras caminaba por la playa de arena hasta donde alcanza la vista, pensaba en que quién nos iba a decir que en el año del Señor de 2025 tendríamos que luchar por el derecho a ir a la playa, y, lo peor de todo,  es que, dentro de unos años, si no se hace nada para evitarlo, los que ahora invierten millones en nuestras costas irán a otra parte a invertir las ganancias que han cosechado, porque habrán agotado o destruido los recursos y necesitarán colonizar algún otro territorio virgen. Tal vez otros planetas de nuestro sistema solar o quizá, allende la galaxia. 
 
 
369.- Adelante y siempre adelante. En un mundo que le dice adiós a Dios y le firma el certificado de defunción, la adoración del Progreso (perdón por la mayúscula aplicada a un nombre común, que no deja de ser significativa en cuanto que representa a todos los nombres vicarios de Dios omnipotente) constituye ahora la nueva idolatría universal de los sedicentes ateos que creen que se ha liberado de las viejas servidumbres y arcaicas creencias trasnochadas. El Progreso es el artículo de fe que ha sustituido al viejo Jehová, y que resulta al fin y al cabo tan mortífero como el patriarca veterotestamentario del Sinaí, o más mortífero aún, porque no se ve la letalidad de su patriarcado, que pasa desapercibida, cegados como están por las viejas formas de opresión del pasado. No lo parece, porque la mentalidad del hombre medio cree que hay que avanzar hacia delante, siempre adelante, sin retroceder nunca ni detenerse siquiera para tomar aliento. La ciencia y la técnica a su servicio han desarrollado unos medios de destrucción que nos mantienen permanentemente al borde del abismo: el desarrollo económico condena a la miseria y a muerte a millones de seres humanos. A fuerza de creer en la Ciencia y en el sistema de dominación democrático vigente, nos entregamos a la gran ficción de nuestro tiempo: el Progreso, una idea, surgida hacia el fin de la Edad Media, que rige la historia de este Occidente desorientado a partir de la revolución industrial. 
 
 
370.- Por lo civil y por lo militar. ¿Que no nos obligaron? ¿Que no nos pusieron la pistola en el pecho? ¿Que no obligaron a nadie, dice ahora la señora ministra que regenta el burdel de la Sanidad? Hubo amenazas, despidos, insultos, pasaportes, prohibiciones de todo tipo, campañas brutales en los medios de formación masiva, declaraciones como la del gerifalte cántabro de que había que obligar por lo civil o por lo militar, o el presidente del ejecutivo nacional de que la libertad era vacunar, vacunar y vacunar, repetido tres veces aludiendo así a la triple dosis del fármaco que había que inyectarse. Hasta sesenta mil euros de multa llegaron a decir en la Xunta de Galicia, donde no se obligaba a nadie, sino que se multaba a quien no recibiera el suero. No hacía falta prescripción médica ni consentimiento informado, se ponía la inyección en el deltoides en cualquier sitio, aquí te pillo y aquí te mato, hasta en el propio coche, en los gimnasios, en los estadios, y en los infames lugares que se denominaron vacunódromos. Se rieron de quienes nos negamos a pasar por el aro, nos miraban como chiflados que se ponen gorritos de papel de aluminio para que los extraterrestres no abdujeran su cerebro. Pero no nos obligaron, simplemente nos aconsejaron y trataron de persuadirnos, gracias a lo cual, dicen orgullosos, han salvado millones de vidas humanas, también las nuestras, de “la mayor crisis sanitaria de la Historia de la Humanidad", perdón por las mayúsculas honoríficas, que más que honrar deshonran. 

sábado, 10 de mayo de 2025

"Juicio a una zorra"

    He leído el monólogo dramático “Juicio a una zorra” (2013) escrito por Miguel del Arco para la actriz Carmen Machi,  que da voz con su magnífica interpretación en la que pone todo su cuerpo y su alma, a la propia Hélena de Esparta que pasó a ser Hélena de Troya, la causante de la primera guerra mundial de nuestra literatura occidental, por ver si había en él algo del Encomio de Hélena de Gorgias, del que presentamos aquí mismo una traducción.
 
 
      Y es poco lo que he encontrado. Solo una referencia al texto y al autor, al que se le califica coloquialmente de “charlatán”, que sería el equivalente popular del término especializado “sofista” con el que habitualmente se despacha a Gorgias de Leontinos. 
 
    Este es el texto al que me refiero: “La palabra, como dijo un charlatán, es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. ¿Verdad? Puede eliminar el temor, suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar la compasión, insuflar en los oyentes un estremecimiento preñado de temor, una compasión llena de lágrimas y una añoranza cercana al dolor, de forma que el alma experimenta mediante la palabra una pasión propia con motivo de la felicidad y la adversidad en asuntos y personas ajenas”. 
 
    Hay que decir, en primer lugar, que Gorgias no es un charlatán o sofista al uso, como despectivamente lo califica Miguel del Arco. Y el Encomio de Hélena no es un mero ejercicio de retórica o de sofística, sino algo más, un opúsculo de todo un filósofo o amante platónico de una sabiduría que nadie posee. Autor de un tratado (perdido) “De lo que no es lo que es o de la naturaleza”, en el que desarrollaba tres tesis desconcertantes: (1) Nada es lo que es; (2) si algo es lo que es, no puede ser conocido; (3) si pudiera conocerse, no podría comunicarse a los demás. 
 
      
     En segundo lugar, si la palabra es un poderoso soberano, el hecho de que la tome Hélena, la adúltera, la zorra, la puta, es una licencia poética para a lo largo del monólogo dramático tratar de justificar moralmente su conducta, pero el breve texto de Gorgias era mucho más que eso: era un ataque en toda regla contra la pretensión de ser uno el que es, precisamente porque, según el primer postulado de su tratado, nada ni nadie, por lo tanto, es lo que es. 
 
    Pero este monólogo dramático, cuya lectura o visión por otra parte no dejo de recomendar por su valor artístico, se presenta como un juicio al personaje, en el que los espectadores son el jurado popular que decidirá, al final de la función, absolver seguramente a la protagonista encausada, que, además de hablar, no hace más que emborracharse para desinhibirse, por aquello tal vez de que en el vino... la verdad,  y por aquello quizá de que solo los borrachos (y los niños) suelen revelarla. 
 
    En realidad, más que un monólogo, es un diálogo mudo con Zeus, su padre, contra el que se rebela, el cual por su parte solo habla en alguna ocasión como dios del rayo lanzando aparatosos truenos. Miguel del Arco convierte a Hélena en un personaje dramático, con "perspectiva de género" como dice algún crítico, que afirma: “Yo sólo tomé una decisión. Posiblemente la única que tomé en mi vida. La decisión de amar a un hombre por encima de todas las cosas”.

viernes, 9 de mayo de 2025

El asunto de las balas

    ¿Qué son quince milloncejos de balas comparadas con la infinitud de los granos de arena de las playas y desiertos? El contrato del Ministerio del Interior del Gobierno de las Españas con una empresa balística israelí no es nada en comparación con las diez mil cuatrocientas setenta millonadas de euros que quiere invertir en Defensa para cumplir con el requisito militar que nos impone la OTAN de destinar el 2% de nuestro PIB durante este mismo año del Señor de 2025, y que nuestro querido presi espera sacar de la chistera de no se sabe dónde, pese a no haber dinero, según dicen, para viviendas y servicios sociales, ni para sanidad, ni para educación, ni para la discapacidad, ni para la pobreza extrema, ni para la desigualdad territorial, ni para la conciliación familiar y las familias ni para nada de nada, pero sí, según parece, para la guerra, que es lo que importa y lo que está mandado.
 
    La escandalera que se ha organizado a cuenta no tanto de las balas como de que nos las suministre una empresa de Israel para surtir de munición a la Benemérita Guardia Civil no tiene mucho sentido, porque lo único que se pone en cuestión no es la mercancía en sí sino el carácter criminal del vendedor. 
 
     Al parecer la Abogacía del Estado, pragmática ella, no era partidaria de rescindir el contrato esgrimiendo como argumento que su anulación conllevaría tener que abonar el importe a la empresa sin recibir a cambio el material contratado “necesario para que la Guardia Civil pudiera prestar los servicios que tiene encomendados”. Pero según dicen los papeles que leo, el Gobierno progresista, presionado por sus socios, ha decidido rescindirlo.
 
    Cuando uno descubre, como hemos ido haciendo modestamente en El arcón... durante estos cinco años de andadura que llevamos que los negocios más rentables son la enfermedad aquella del virus coronado, que llegó a calificarse incluso de 'asintomática' durante la pandemia universal que decretó la WHO, o sea, la OMS, y la guerra, cuya amenaza ha venido a sustituirla como espada de Damoclés que pende sobre nuestras testas, se entiende fácilmente lo que está sucediendo en el mundo. Se comprende bien por qué se nos dijo que sólo con una inyección milagrosa salvábamos la vida, la nuestra en particular y la de los demás en general, por lo que había que invertir en los sueros farmacológicos para toda la población, y por qué se nos dice ahora que solo con el rearme, camuflado con el eufemismo gubernativo de “salto tecnológico”, se defiende uno de la guerra y nos ponemos todos a salvo, bien resguardados y protegidos con nuestro kit de supervivencia para las próximas setenta y dos horas, por lo que hay que invertir en moderna tecnología defensiva.  
 
 
    Pero volvamos a las balas: ¿Para qué servicios encomendados a la Benemérita institución del tricornio son necesarias, y por lo tanto, imprescindibles los quince millones de proyectiles? ¿Son meramente postas disuasorias o de fogueo, cuya presencia basta por sí misma en los cargadores y en las pistolas, para evitar que los malhechores lleven a cabo sus fechorías, o son más bien efectivas para herirlos o, llegado el caso, neutralizarlos incluso como suele decirse, o sea, matarlos si fuera preciso y no hubiera más remedio?  
 
    Parece que el único problema político que han visto los socios del gobierno ha sido el surtidor, que es una empresa israelí, de un Estado que está perpetrando una masacre genocida en la franja de Gaza, pero no habría problema si hubiera sido otro Estado menos democida, es decir, el problema no está en las balas mismas, sino en quién las fabrica y las suministra, que es, a fin de cuentas, una empresa de un estado terrorista en extremo, un extremo al que puede llegar cualquier otro Estado. 
 

     Podría haberse seguido el consejo de la Abogacía del Estado, adquiriendo el material que nuestro gobierno había comprometido para después reciclarlo o, directamente, destruirlo, pues el suministrador no puede reprocharnos nada por el uso que hagamos de su mercancía después de haberle pagado. No perdamos de vista, precisamente, la etimología del término 'pagar', que pone de relieve la guerra comercial no declarada en la que estamos inmersos, palabra que procede del latín 'pacare' que significa 'hacer la paz', verbo que está relacionado con el sustantivo 'pax, pacis'. Cuando hacemos el pago, apaciguamos al vendedor con el que habíamos llegado a un trato comercial. Él nos proporciona su producto y nosotros le damos a cambio nuestro dinero, con el que le pagamos, pero si rescindimos el contrato como al parecer ha acabado haciendo nuestro gobierno por presión de sus socios y contra el dictamen de la Abogacía del Estado, estamos incumpliéndolo, lo que va a enemistarnos con la empresa israelí y el estado sionista que la ampara.
 
 
    Lo que parece evidente a todas luces es que si colocamos esas balas, u otras adquiridas a otro suministrador cualquiera de conducta más irreprochable, en los cargadores de las pistolas, ya sabemos lo que puede y va a pasar: Cuando la pistola está cargada con un cartucho en la recámara, cualquier dedo puede apretar el gatillo y dispararla.

jueves, 8 de mayo de 2025

El Papa ha muerto: ¡Viva el Papa! (y II)

.
    Ya el conservador Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) nos advertía en 1922, hace poco más de cien años, sobre las terribles consecuencias de permitir que la autoridad científica dicte las ordenanzas sociales y políticas, y criticaba las implicaciones éticas ligadas a la idea de "mejorar" la humanidad, lo que puede sernos útil en estos tiempos de tanto alarde progresista. Se rebelaba así contra la tiranía de la Ciencia que ejerce gubernamentalmente su dictadura, imponiendo su Credo in unum Deum que se predica en las escuelas y que se impone aplicando multas y en los casos más extremos penas de prisión a los herejes, tachados despectivamente de aprendices de brujos, el credo que se proclama no en sermones sino en estatutos y reales decretos y decretos-ley a través en nuestras Españas del Boletín Oficial del Estado y sus diecinueve boletines autonómicos subsidiarios, un credo que, basándose en la teoría de la evolución, había llevado a proclamar la locura de la eugenesia contra la que se sublevaba.

Caricatura de G. K. Chesterton.
 
    Escribía Chesterton: El Materialismo es realmente nuestra Iglesia establecida; pues el Gobierno realmente la ayudará a perseguir a sus herejes. La vacunación, en sus cien años de experimentación, ha sido casi tan discutida como el bautismo en sus aproximadamente dos mil años. Pero a nuestros políticos les parece bastante natural imponer la vacunación; y les parecería una locura imponer el bautismo.
 
    Interesantes los paralelismos que trazaba entre la vieja Iglesia y la nueva, y entre la vacunación obligatoria que impone la política sanitaria de nuestro tiempo, que pretende salvar vidas de la muerte, y la política religiosa de las aguas del bautismo, que pretendía salvar almas, inmortales como eran, de la condenación eterna a los suplicios del infierno.
 
    Por eso, elija la Paloma, o sea el Espíritu Santo, democráticamente al Papa que elija, ya sea progresista o retrógrado, va a equivocarse: la elección, cualquier elección, por muy democrática que sea, es errónea porque ya está tomada, porque sólo se cuestiona su orientación, no su existencia. Y cuando queda vacante la sede, corren enseguida a elegir nuevas posaderas que se asienten en ella, no vaya a ser que quede horro el trono pontificio.
 
 
   Pero salga lo que salga de la encerrona vaticana, la paloma se habrá equivocado. Tendremos Papa, seguiremos con el pontificado a cuestas y con la vieja institución que el Jesús histórico nunca pretendió fundar, y que sus seguidores cristianos crearon en su nombre. Ya lo intuyó, de alguna forma, el poeta Rafael Alberti en su poema La Paloma (1941):  Se equivocó la paloma, / se equivocaba. / Por ir al norte, fue al sur, / creyó que el trigo era el agua. / Creyó que el mar era el cielo, / que la noche la mañana. / Que las estrellas, rocío, / que la calor, la nevada. / Que tu falda era tu blusa / que tu corazón, su casa. / (Ella se durmió en la orilla, / tú en la cumbre de una rama).

miércoles, 7 de mayo de 2025

El Papa ha muerto: ¡Viva el Papa! (I)

    El Jesús histórico predicó la llegada del Reino de Dios, pero lo que llegó a nosotros en su lugar fue la Iglesia, que se fundó por la "posposición indefinida de la parusía, o segunda venida, definitiva de Jesús", en palabras de Antonio Piñero. El texto de Mateo (16, 13-20: "...Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán frente a ella...") es uno de los pasajes más discutidos de su evangelio, y se considera una interpolación espuria, dado que los otros tres evangelistas no lo mencionan, ni siquiera la palabra "iglesia".
 
 
    La Iglesia Católica es una organización fuertemente jerarquizada y patriarcal heredera del viejo Imperio romano, cuyo jefe supremo es el Obispo de Roma o vicario de Cristo, que es elegido por la gracia del Espíritu Santo a través de los cardenales, que son sus asesores, y quienes, cuando la sede apostólica queda vacante por renuncia o fallecimiento del pontífice como ahora, están llamados a designar democráticamente al nuevo Papa en un cónclave en el que recibirán la presunta y divina inspiración del Altísimo. 
 
    Son alrededor de 240 los purpurados, pero no todos tienen derecho al voto. A continuación vienen por debajo en la línea jerárquica los arzobispos que dirigen las arquidióceis o archidiócesis, que son las provincias eclesiásticas integradas por varias diócesis, que entre titulares y metropolitanos suman unos 640.
 
    Por debajo de ellos están los obispos, que supervisan las diócesis y son los responsables de los sacerdotes o presbíteros y las parroquias, y que vienen a sumar unos 5.300. 

    Por debajo están los sacerdotes, que dirigen las parroquias, celebran misas y administran los sacramentos, y que vienen a ser unos 410.000, de los que tres cuartas partes están adscritos a una diócesis y son por lo tanto diocesanos y una cuarta parte pertenecen a las diversas órdenes (jesuitas, franciscanos...).
 
    Hay además, sobre todo en Estados Unidos, Alemania y Brasil, algo más de 48.000 diáconos permanentes que asisten a los sacerdotes y pueden casar, bautizar y predicar. 
 
    Y finalmente, en la base de la pirámide fuertemente jerarquizada y masculinizada, están los laicos o feligreses (filii Eclesiae, etimológicamente 'hijos de la Iglesia') no ordenados, que serían alrededor de mil trescientos sesenta millones de personas en todo el universo mundo según los datos que facilita el GhatGPT, y que corresponden grosso modo al año 2024, por lo que puede haber sensibles variaciones. 
      Jerarquía de la Iglesia Católica (números aproximados, salvo el Papa, siempre uno)
 
    Cónclave quiere decir “con la llave”. Los cardenales se encierran con (la) llave para recibir la inspiración del Espíritu Santo en la Capilla Sixtina a la hora de elegir el nuevo pontífice que pastoreará a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 
 
    ¿Cómo se manifiesta el Espíritu Santo?  El Espíritu Santo según el Evangelio se representa como paloma porque cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán se abrieron los cielos y descendió sobre él el Espíritu de Dios en forma de paloma.  La respuesta es muy sencilla en estos tiempos que corren: democráticamente, para lo que se requieren al menos dos tercios de los votos. Esta mayoría cualificada es vista como un consenso espiritual más que una simple mayoría política. El Espíritu Santo no elige directamente al Papa. No baja la paloma del cielo y señala a alguien, no. Inspira a los cardenales. ¿Puede equivocarse el Espíritu Santo? Teórica- y teológicamente, no, porque es una de las tres personas de la Sagrada Trinidad, es decir, es Dios mismo, perfecto, eterno e infalible. 
 
    Por eso el mundo está pendiente ahora de si elegirá un Papa progresista como el fallecido, que bendijo la hostia salvífica de la vacuna contra la enfermedad del virus coronado consagrándola como un acto de amor y predicó la "conversión ecológica" en su encíclica "Laudato Si", en la que dio a entender que todo cristiano que se precie debe ser ecologista, y defendió la inmigración, o un Papa conservador que dé alas a la ultraderecha que tanto avanza últimamente y gana gobiernos de medio mundo, como si eso fuera algo trascendente, sin que nadie cuestione la institución misma de la Iglesia y del Papado, sino solo su trivial orientación política.  
  

martes, 6 de mayo de 2025

El olivo y la placa fotovoltaica

    Ya nos habíamos hecho eco en Cabaré de variedades (III) de que la Junta de Andalucía pretendía expropiar y arrasar cien mil olivos centenarios en Jaén para construir en su solar una megaloplanta fotovoltaica. Al parecer, no es un hecho aislado, también en la comunidad de Madrid se pretende cometer algo parecido en torno al término municipal de Aranjuez, donde serán talados si nadie lo impide más de diez mil de estos árboles que producen aceitunas, de donde proviene una de las principales riquezas gastronómicas y económicas de nuestro país: el aceite de oliva. 
 

      En la disputa por el patronazgo de la ciudad de Atenas entre el dios Posidón, que clavó su tridente en la acrópolis de donde brotó como regalo del dios el agua de la mar salada, y la diosa Atenea, que plantó allí mismo el primer olivo, ganó la diosa de los ojos glaucos, porque los atenienses consideraron que era más valioso su don al fin y a la postre que el del dios marino, por lo que la adoptaron a ella como su protectora y a raíz de eso la ciudad tomó en adelante el nombre en plural de la diosa en su honor.  
 
Los olivos, Vincent Van Gogh (1889)

    El simbolismo del olivo es muy rico, es el emblema de la paz, la prosperidad y la fertilidad. También de la luz, dado que en la antigüedad,  en un mundo en que no existían ni la electricidad que pretenden generar ahora las placas fotovoltaicas a partir de los rayos del astro rey, ni los consiguientes apagones eléctricos, se utilizaba el fruto oleaginoso de Atenea como combustible para encender las lámparas de aceite.  Además, los atletas en la antigüedad solían untar sus cuerpos desnudos con aceite antes de salir a la arena, y los que alcanzaban la victoria en los Juegos Olímpicos que se celebraban, como se sabe, cada cuatro años en Olimpia eran galardonados con una corona de olivo (a diferencia del laurel, símbolo de Apolo, de los Juegos Píticos de Delfos).

    En la Biblia, la rama de olivo que porta la pacífica paloma en su pico es la señal inequívoca de que las aguas del diluvio se han retirado por fin de la faz de la Tierra.
 
    Los romanos plantaron miles de olivos en la curtida piel de toro de la península ibérica. El nombre del árbol en latín era oliua, -ae, y también el de su sabroso fruto, la aceituna, todavía llamada "oliva" en algunos ámbitos dialectales del español, derivada a su vez de OLEA y de OLEUM, que era propiamente el nombre del aceite, lo que nos ha dejado en castellano el término óleo y la forma antigua y alternativa olio
 
    ¿Nos extrañará, si desaparecen tantos olivos, que se dispare el precio del oro líquido? ¿Dejaremos de producirlo para comprárselo a otros países porque será económicamente más rentable? ¿Acaso las placas fotovoltaicas o paneles solares que pueden ser útiles en los tejados de las casas para suministrarles electricidad pero no en los campos de cultivo donde se están instalando en detrimento de lo que allí se cultiva son más sostenibles ecológicamente  hablando que los olivos? ¿Nos preguntaremos, como hacía el poeta a los andaluces de Jaén, aceituneros altivos, de quién son esos olivos que van a expropiar y a arrasar por el interés general que supone una energía renovable que, por otro lado, son incapaces de gestionar? ¿Desaparecerán los olivos de la faz de la tierra y tendremos que resignarnos, si queremos verlos, a contemplar las reproducciones de la serie de lienzos que pintó Van Gogh al óleo en la Provenza francesa?
 
Paseo al crepúsculo, Vincent Van Gogh (1890) 

lunes, 5 de mayo de 2025

Ser y parecer

    Guy Debord encabeza el primer capítulo de su obra 'La sociedad del espectáculo' (1967) con una cita muy significativa del autor alemán Ludwig Feuerbach, entresacada del prefacio de la segunda edición de “La esencia del Cristianismo” (1841), con la que describe magistralmente nuestra época con los siguientes rasgos: “sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es ‘sagrado’ para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado”.
 
    Esta descripción me trajo enseguida a la memoria la que hace el historiador romano Salustio de Catón en La conjuración de Catilina, donde compara a dos personajes históricos contraponiendo a Julio César, prototipo del hombre moderno de nuestra época, y a Catón, chapado a la antigua. Ambos persiguieron la gloria, pero esta no suponía lo mismo para el uno que para el otro. 
 
    De Catón escribe precisamente una frase que se ha hecho proverbial: prefería ser bueno que parecerlo (“esse quam uideri bonus malebat”), con lo que daba a entender que César, a diferencia suya, prefería parecer bueno que serlo. 
 
 
    “La causa vencedora —nos dirá Lucano en un verso inmortal— plugo a los dioses, pero la vencida a Catón.” Ve nuestro Unamuno a Catón, por su parte, como una suerte de Don Quijote romano y pagano, que supo desafiar al destino. Catón es el auténtico héroe de la Farsalia, el poema épico de Lucano; Catón de Útica, quien, según Unamuno, 'se suicidó por no rendirse al cesarismo, al estatismo'. 
 
    Hay un verso proverbial (VII, 350) que dice: Causa iubet melior superos sperare secundos: 'El servir a la causa mejor nos exige esperar que los dioses del cielo nos sean favorables'. Vana esperanza. La batalla de Farsalia echará por tierra la llamada 'mística de la victoria' que aseguraba que los que vencían eran los mejores y que los vencedores gozaban del favor de los dioses. En la batalla de Farsalia sucederá lo contrario, ganarán los que defendían la peor causa, el cesarismo, el estatismo, el fajismo, y por ser los vencedores, no los mejores, gozarán del favor de los dioses inmortales, o lo que es lo mismo, de la Historia Universal. 
 
    ¿Y César? -Se pregunta Unamuno-. ¿O sea el Estado, el Estado todopoderoso y absorbente? César necesita enemigos para ejercer su actividad guerrera, le daña el que le falten enemigos —“sic hostes mihi desse nocet” (III, 364)—, y así, cuando no los encuentra los inventa, u hostiga a los resignados a que se le rebelen. Duro trance cuando se nos rinde a primeras aquel contra quien vamos. Hay que provocarle a que nos provoque. Y acudir luego a una ley de supuesta defensa para poder alegar defensa propia.