miércoles, 7 de mayo de 2025

El Papa ha muerto: ¡Viva el Papa! (I)

    El Jesús histórico predicó la llegada del Reino de Dios, pero lo que llegó a nosotros en su lugar fue la Iglesia, que se fundó por la "posposición indefinida de la parusía, o segunda venida, definitiva de Jesús", en palabras de Antonio Piñero. El texto de Mateo (16, 13-20: "...Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán frente a ella...") es uno de los pasajes más discutidos de su evangelio, y se considera una interpolación espuria, dado que los otros tres evangelistas no lo mencionan, ni siquiera la palabra "iglesia".
 
 
    La Iglesia Católica es una organización fuertemente jerarquizada y patriarcal heredera del viejo Imperio romano, cuyo jefe supremo es el Obispo de Roma o vicario de Cristo, que es elegido por la gracia del Espíritu Santo a través de los cardenales, que son sus asesores, y quienes, cuando la sede apostólica queda vacante por renuncia o fallecimiento del pontífice como ahora, están llamados a designar democráticamente al nuevo Papa en un cónclave en el que recibirán la presunta y divina inspiración del Altísimo. 
 
    Son alrededor de 240 los purpurados, pero no todos tienen derecho al voto. A continuación vienen por debajo en la línea jerárquica los arzobispos que dirigen las arquidióceis o archidiócesis, que son las provincias eclesiásticas integradas por varias diócesis, que entre titulares y metropolitanos suman unos 640.
 
    Por debajo de ellos están los obispos, que supervisan las diócesis y son los responsables de los sacerdotes o presbíteros y las parroquias, y que vienen a sumar unos 5.300. 

    Por debajo están los sacerdotes, que dirigen las parroquias, celebran misas y administran los sacramentos, y que vienen a ser unos 410.000, de los que tres cuartas partes están adscritos a una diócesis y son por lo tanto diocesanos y una cuarta parte pertenecen a las diversas órdenes (jesuitas, franciscanos...).
 
    Hay además, sobre todo en Estados Unidos, Alemania y Brasil, algo más de 48.000 diáconos permanentes que asisten a los sacerdotes y pueden casar, bautizar y predicar. 
 
    Y finalmente, en la base de la pirámide fuertemente jerarquizada y masculinizada, están los laicos o feligreses (filii Eclesiae, etimológicamente 'hijos de la Iglesia') no ordenados, que serían alrededor de mil trescientos sesenta millones de personas en todo el universo mundo según los datos que facilita el GhatGPT, y que corresponden grosso modo al año 2024, por lo que puede haber sensibles variaciones. 
      Jerarquía de la Iglesia Católica (números aproximados, salvo el Papa, siempre uno)
 
    Cónclave quiere decir “con la llave”. Los cardenales se encierran con (la) llave para recibir la inspiración del Espíritu Santo en la Capilla Sixtina a la hora de elegir el nuevo pontífice que pastoreará a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 
 
    ¿Cómo se manifiesta el Espíritu Santo?  El Espíritu Santo según el Evangelio se representa como paloma porque cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán se abrieron los cielos y descendió sobre él el Espíritu de Dios en forma de paloma.  La respuesta es muy sencilla en estos tiempos que corren: democráticamente, para lo que se requieren al menos dos tercios de los votos. Esta mayoría cualificada es vista como un consenso espiritual más que una simple mayoría política. El Espíritu Santo no elige directamente al Papa. No baja la paloma del cielo y señala a alguien, no. Inspira a los cardenales. ¿Puede equivocarse el Espíritu Santo? Teórica- y teológicamente, no, porque es una de las tres personas de la Sagrada Trinidad, es decir, es Dios mismo, perfecto, eterno e infalible. 
 
    Por eso el mundo está pendiente ahora de si elegirá un Papa progresista como el fallecido, que bendijo la hostia salvífica de la vacuna contra la enfermedad del virus coronado consagrándola como un acto de amor y predicó la "conversión ecológica" en su encíclica "Laudato Si", en la que dio a entender que todo cristiano que se precie debe ser ecologista, y defendió la inmigración, o un Papa conservador que dé alas a la ultraderecha que tanto avanza últimamente y gana gobiernos de medio mundo, como si eso fuera algo trascendente, sin que nadie cuestione la institución misma de la Iglesia y del Papado, sino solo su trivial orientación política.  
  

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