lunes, 10 de marzo de 2025

El turista impertinente ( Y ¿para qué?)

Un pueblecito blanco y azul de una minúscula isla griega. Un entrometido turista norteamericano o nipón o germánico –vaya usted a saber su procedencia, en todo caso extranjero y de mentalidad anglosajona, japonesa o alemana, uno de esos que sólo se preocupa de trabajar y descansar para recargar las pilas y volver a trabajar-, se acerca a un paisano adormecido. Podría haber sido, en otras versiones, un mexicano, o un andaluz o un italiano del sur, quizá un siciliano, alguien de mentalidad latina. En todo caso duerme en la playa, oyendo el oleaje junto al mar. El turista le despierta de su siesta, y entabla la siguiente conversación: 
 
—Oiga, usted, ¿a qué se dedica, si puede saberse? 
—Soy pescador. –Responde el griego frotándose los ojos. 
—¡Vaya, pues debe ser un trabajo muy duro y muy esclavo el suyo! Trabajará usted muchas horas. 
—Sí, muchas horas, -replica el paisano de Homero. 
—¿Cuántas horas, si no es indiscreción? –Pregunta el curioso turista impertinente que ni siquiera estando de vacaciones como está puede olvidarse del laburo embrutecedor. 
—Bueno, trabajo unas tres o cuatro horitas al día. 
—Pues no me parece a mí que sean muchas. ¿Y qué hace el resto del tiempo, si no le parece mal que le siga preguntando? 
—Bueno, me levanto tarde. Voy a pescar un rato, ya le digo, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer y luego, al atardecer, salgo a tomar unas cervezas y a tocar el buzuqui con los amigos en la taberna.
El turista extranjero reacciona inmediatamente de forma airada y le reprocha: 
—Pero hombre, ¿cómo puede vivir usted así? 
—¿¡Qué quiere decir!? 
—¿Por qué no trabaja usted más horas? 
—¿Y por qué iba a trabajar más?, ¿qué necesidad tengo yo de hacer una cosa así?, responde preguntando el griego. 
—Porque así al cabo de unos años podría comprar un barco más grande que esa barcucha que tiene. 
—¿Y para qué? 
—Para aumentar sus capturas y, si lo hace, podría contratar a algún empleado y llegar a abrir su propio negocio de pescadería en este pueblecito. 
—¿Y para qué? 
—Para luego poder abrir una pescadería en la capital. 
—¿Y para qué? 
—Para más adelante montar una industria de pescado en conserva y abrir delegaciones en Estados Unidos y en Europa, por ejemplo.
—¿Y para qué? 
—Para exportar conserva de pescado griego y que las acciones de su empresa coticen en bolsa y hacerse usted inmensamente millonario. 
—¿Y para qué todo eso? –Preguntó el griego un poco molesto ya por tanto interrogatorio. 
Pues para poder jubilarse tranquilamente el día de mañana, levantarse tarde sin tener que madrugar, jugar un rato con sus nietos, venir aquí a echar la siesta a la vera del mar, salir al atardecer a tomarse unas cañas de cerveza y a tocar el buzuqui con los amigos en la taberna... 
¿Y no se da usted cuenta de que eso es lo que hago yo ya precisamente sin trabajar tantas horas y sin esperar al día de mañana para poder disfrutar de ello? 
 
 
 oOo
 
(El diálogo anterior está basado en el encuentro de un turista millonario gringo con un pescador mexicano, tomado de los traperos de la Red al husmear aquí y allá en busca de los escasos tesoros perdidos que puedan encontrarse en el fondo de sus procelosas y abisales aguas. Lo he modificado, más a mi gusto, por el encuentro entre un turista de un pescador de un pueblecito de una isla griega. He dado noticia en Lo flamenco de una anécdota muy parecida que recogió el escritor John dos Passos en su "Rocinante vuelve al camino", su relato de viajes por España, en que narra el encuentro con unos arrieros que van con sus mulos por la provincia de Granada).

domingo, 9 de marzo de 2025

Tres notas de Robert Musil

Leo El hombre sin atributos ('Der Mann ohne Eigenschaften'), la larga novela inacabada de Robert Musil, de la que tomo tres notas, a propósito de tres temas acuciantes como son la guerra y la paz, los niños y su sacrificio en aras del futuro, y las ideas, cuya vocación es convertirse en ideas fijas u obsesiones enquistadas en nuestra mente, según la traducción del alemán de José María Sáenz publicada por Seix Barral en Barcelona, 1973: 
Sobre la guerra: El general (Stumm) […] perseveraba en la convicción de que la guerra no es más que una continuación de la paz con medios más violentos, un orden enérgicamente vigilado, sin el cual el mundo no puede subsistir. 
Sobre los niños: Los adultos cometen un pecado bárbaro al destruir la virtud creadora del hijo arrebatándole su mundo, al ahogárselo con el saber muerto y convencional, y al orientárselo hacia fines precisos y extraños. El niño no es productivo, su actividad se reduce al juego y al crecimiento; acepta sólo aquello que verdaderamente puede asimilar, a no ser que se haga uso de la violencia; todo objeto que toca adquiere vida; el niño es un mundo, un cosmos, intuye lo último y absoluto, aunque no lo sepa expresar; pero se mata al niño enseñándole a comprender los fines y encadenándole a las circunstancias de cada caso, a las cuales se les llama, hipócritamente, realidad. 
 
Sobre las ideas: O bien, supón que, literalmente, una idea se apoderase de ti; ¡en el momento en que sintieses físicamente este encuentro, te hallarías ya en la frontera del reino de la locura! Y así, cada palabra desea ser tomada al pie de la letra, para no echarse a perder convirtiéndose en una mentira; pero tampoco se puede tomar ninguna palabra al pie de la letra, porque el mundo se convertiría en una casa de locos.
 

sábado, 8 de marzo de 2025

Creando Opinión Pública

Tres reputados pandemiólogos largan en un foro sobre los retos del futuro: «Va a haber otra pandemia, pero no sabemos cuándo: tenemos que estar muy preparados».
 
Según el Financial Times, Europa debe recortar su Estado de bienestar (welfare State) en pro de un Estado de guerra (warfare State) y defender el continente.
 
La abogada dice: Con todo dolor de mi corazón, España debe mandar tropas a la guerra, y lo siento mucho por los que van a morir, especialmente por los jóvenes.
 
  Hay muchos capitostes que dicen que sobra población en el planeta, por lo que nada mejor, a fin de disminuirla, que una guerra a la que nos arrastran de cabeza.

En 1868, la comarca de El Bierzo vivió los efectos de la insurrección que derrocó a Isabel II, la Gloriosa, cuyo lema revolucionario fue «¡Abajo lo existente!».
 
El Jefe del Ejecutivo patrio aboga por una digitalización «humana y humanista», clamando, ojo al pareado, «contra una tecnocasta / que hace todo por la pasta».

¿Hasta qué punto la hipotética y futura guerra contra Rusia es una amenaza real o es un mero pretexto para incentivar así la economía y la política europeas?
 
El presidente francés, firme y empalmado ante los primeros acordes de La Marsellesa, llama a los ciudadanos europeos a las armas y a formar los batallones.
 
El Banco Central Europeo respalda la política de rearme de la Unión porque el gasto en defensa añade crecimiento y mejora la productividad al añadir innovación.
 

viernes, 7 de marzo de 2025

Contra la guerra (Tibulo)

    En el Día Internacional para Concienciar sobre el Desarme y la No Proliferación, que fue anteayer, 5 de marzo, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, los gobiernos de la Unión Europea, incluido pese al Brexit, no faltaba más, el británico, e incluido también, no iba a ser menos, el gobierno más progresista de la historia de las Españas, deciden que la prioridad europea es gastar 800.000 millones de euros en armas para la paz... Locos están estos gobiernos democráticos nuestros, han perdido la razón. En lugar de desarmarse deciden todo lo contrario: rearmarse. Lo disimulan -camuflaje de guerra- diciendo que es por la paz amenazada y hablan de defensa de los derechos humanos y de la democracia, lucha contra el terrorismo, misión humanitaria, y, colmo de los colmos, llaman a las tropas de las fuerzas armadas fuerzas... de paz.  

 

    Uno de los primeros manifiestos pacifistas de la literatura occidental es la décima elegía del libro primero del poeta latino Albio Tibulo, compuesta en dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos, de la que ofrezco una versión rítmica fiel al fondo y a la forma. Si hubiera que destacar uno solo de sus versos, quizá elegiría, este hexámetro: Quis furor est atram bellis accersere mortem! ¡Qué desvarío atraer con guerras la muerte funesta!


He aquí la elegía completa de Tibulo:

¿Quién el primero fue en empuñar espadas horribles?
¡Cuán brutal y en verdad     hombre de hierro fue aquel!

Vino entonces el crimen al género humano, y la guerra,
más rauda entonces se abrió     vía de muerte feroz.

Detalle de la columna de Trajano, Roma

¿Culpa no tuvo ninguna el pobre y nosotros a nuestra
costa trocamos lo que él      contra alimañas nos dio?

Ni esta codicia del oro valioso había ni guerras
cuando solía tazón      de haya en las mesas estar.

Ni ciudadelas había ni muros, y el sueño lograba
el rabadán en paz,     diseminada su grey.

Que yo viviera entonces y al pueblo no viera con tristes
armas ni oyera el clarín     y el corazón palpitar.

Hoy a la guerra me arrastran, y acaso ya un enemigo
lleva la flecha que me ha     de atravesar el costal.

Pero guardadme, Lares paternos: también me cuidasteis
cuando a vuestros pies     correteaba chaval.

No os sepa mal estar en tosca madera tallados:
que presidisteis hogar     de antepasados así.

Ellos mejor os honraron, cuando con rústico culto
en hornacina vulgar     talla se alzaba de un dios.

Se le aplacaba a aquél, si libaba alguien con vino
o a su sagrada testuz     daba espigado festón.

Y uno en persona llevaba, cumplido el deseo, pasteles
y pura miel, con él,     su hija pequeña detrás.

Pero alejad de nosotros los dardos, Lares, de bronce,
(...) y un cerdo, ofrenda rural,      de un rebosante cubil.

Voy a seguirla con puro vestido y llevar entrelazados
cestos de mirto, y también     frente ceñida de tal.

Yo os guste así: que valiente soldado sea en las armas
otro y con Marte a favor     venza a caudillo rival,

para que mientras bebo narrarme pueda sus gestas
él y con vino pintar     sobre la mesa el cuartel.

¡Qué desvarío atraer con guerras la muerte funesta!
Cerca está ella y sin ver     viene con tácito pie. 

No hay mies ni viñas abajo: sino el can Cérbero fiero
y el barquero feroz     de la laguna infernal.

Con las mejillas ajadas allí y chamuscado el cabello
vaga la pálida grey      hacia la charca espectral.

Cuánto más elogiable aquel al que junto a su prole
gana en humilde hogar     la perezosa vejez.

Él va tras sus ovejas, y tras los corderos el hijo
y agua al cansado le da     tibia la esposa a sus pies.

Sea yo así y platear mis sienes pueda de canas
y hechos, viejo, de un      tiempo pasado narrar.

Paz entre tanto cultive los campos; la paz lo primero
puso, radiante, bajo un      yugo a los bueyes a arar.

Paz nutrió las viñas y el zumo crió de las uvas,
para a su hijo el porrón     darle paterno a beber.

Brillan en paz azada y arado -pero las tristes
armas de atroz militar     baña en tinieblas orín.

Y el campesino del bosque, apenas sereno a su esposa
e hijos se pone a llevar      sobre su carro al hogar.

Mas ya se avivan las lides de Venus, y el pelo jalado
y el derribado dintel      hace a la chica llorar.

Llora ajando sus frescas mejillas, pero él victorioso
llora que hicieran también     tanto sus manos furor.

Pero gandul, el Amor, inspira a la riña palabras
duras y sienta en mitad      él de enfadados los dos.

Ah, es una roca y un trozo de hierro quien a su chica
pega: del cielo aquel      hace a los dioses caer.

Sea bastante rasgar de su cuerpo el ligero vestido,
baste con despeinar      moño del pelo sin más.

Baste haber provocado el llanto: cien veces dichoso,
al que enfadado llorar     puede la tierna mujer.

Pero el que sea cruel con sus manos, escudo y la lanza
porte y de dulce amor      póngase lejos aquél.

Pero a nosotros ven, madre Paz, y sujeta la espiga,
y tu radiante faldón     frutos nos dé a rebosar.

jueves, 6 de marzo de 2025

Pareceres LXIX

336.- No hay guerra sin dinero. Antes del inicio de la guerra del Peloponeso entre las dos potencias rivales del mundo helénico antiguo que eran Esparta y Atenas, el rey lacedemonio Arquidamo hacía la siguiente consideración: “la guerra (…) no es tanto cuestión de armas como de dinero, gracias al cual las armas son útiles”. En Atenas, Periclés, por su parte, les decía a los atenienses algo parecido: “son las reservas monetarias, (...), las que sostienen las guerras”. En otro discurso, el ateniense les recordaba a sus compatriotas que las guerras se ganan no solo con estrategia y valor, sino sobre todo con abundancia de dinero, que es lo que las sostiene, como por otra parte es también lo que sostiene a los Estados que las emprenden. Hace más de dos mil cuatrocientos años que Tucídides, el historiador, escribió su Historia de la Guerra del Peloponeso, y recogió las palabras de aquellos oradores que, pese al paso del tiempo, siguen manteniendo su vigencia, porque, como cantó el poeta, hoy es siempre todavía. Viniendo a lo de hoy, que no deja de ser lo mismo que lo de ayer, el tío Sam democráticamente electo viene a decirnos que si Europa quiere más guerra, o más Defensa, con mayúscula honorífica e hipócrita, que se la pague de su bolsillo, que el tío de América no va a financiársela. Si queremos enviar soldaditos valientes ('tropas de paz') al frente de Ucrania, podemos empezar por mandar a nuestros propios hijos (e hijas, no vamos a excluirlas ahora que se impone la inclusión para lo bueno y lo peor). 
 
 
337.- Resiliencia: ¿Por qué será que la palabra que más se escucha de un tiempo a esta parte es  «resiliencia»?  Quieren convencernos de que es la virtud suprema, una versión secular de la denominada antaño “resignación”, que se adjetivaba, para más inri, como “cristiana”. Se ha convertido así en la coartada perfecta de un sistema económico y social que descarga sus responsabilidades en sus súbditos. Ella, la resiliencia, que se originó como un concepto científico que describe la capacidad de un material para absorber impactos sin romperse, y que se aplicó a la psicología, para indicar la capacidad de afrontar y superar un acontecimiento traumático, se ha convertido en un imperativo moral que culpa a quienes no se «recuperan» lo bastante rápido de las dificultades. La resiliencia es lo mismo que la filosofía en su modalidad más estoica, que es otro disfraz de la vieja resignación: Hay que tomarse las cosas con resignación, con filosofía, y ahora, con resiliencia. Ya no es una cualidad personal, sino un imperativo moral.  Si no puedes sobrevivir en un sistema económico depredador como este, el problema lo tienes tú, que no sabes adaptarte al medio camaleónicamente. Gracias al mantra de la resiliencia, los que mandan, que son los más mandados, se ganan nuestra sumisión.
 
 
338: Las dos tragedias: En “El abanico de Lady Windermere” (1892), obra dramática de Óscar Guail, el señor Dumby, le preguntaba a Lord Darlington si el amor que sentía por Lady Windermere, la protagonista del drama, había sido recíproco, a lo que este le respondía que no, que ella nunca lo había querido. Es entonces cuando Dumby le dice al lord: “Le felicito, mi querido amigo. En este mundo solo hay dos tragedias: Una es no conseguir lo que uno quiere, y la otra es conseguirlo. ¡La última es con mucho la peor, la última es una auténtica tragedia! Viene a dar este personaje secundario voz al sentido común que nos advierte de que la realización de los deseos y sueños que uno anhela que se cumplan es un éxito al mismo tiempo que un auténtico fracaso, porque la esencia de los sueños y los deseos no es su realización, que los convierte en trofeos, sino su pervivencia. Este aforismo, puesto en boca de un personaje secundario, no es una ocurrencia cualquiera, sino algo que puede razonar cualquiera que se ponga a pensar un poco y a soltarlo: una vez que he logrado lo que quería, ¿cómo sé que era eso, que ya he dejado de quererlo porque lo poseo, y no otra cosa lo que quería?
 

 
339.- Res ipsa loquitur. Es un latinajo jurídico, tomado al parecer de Cicerón, que significa “la cosa habla por sí misma”. El típico ejemplo suele ser el bisturí abandonado en el cuerpo de un paciente operado, que revela una negligencia médica. La cosa, en este caso, el bisturí está diciéndonos que él no tenía que estar depositado donde se halla... Pero al margen del uso jurídico, el latinajo puede decirnos algo más de lo que parece: Sugiere que no solo los seres vivos, humanos o no humanos, hablamos sino también las cosas del reino inerte. Las cosas nos hablan por sí solas y nos dicen, valga la redundancia, cosas, es decir, palabras que configuran la realidad, ese conglomerado que no se sostiene sin el lenguaje. Las cosas son los hechos y estos hablan por sí mismos. Ya nos advirtió el poeta Virgilio que las cosas albergan en su corazón lágrimas: sunt lacrimae rerum: lágrimas hay de las cosas. El poeta trata a las cosas como si fuesen personas porque ellas, como los hombres también lloran: las cosas ahora mismo están llorando porque, igual que nosotros, no quieren ser lo que son.  
 

 340.- El Estado y Dios. En Dios y el Estado (1882), Mijail Bakunin equipara a Dios y al Estado en la medida en que ambos representan, según su perspectiva, fuentes de autoridad opresiva del ser supremo que niega la libertad humana. Bakunin, como anarquista, rechaza toda forma de poder absoluto, ya sea divino o político, argumentando que la existencia de un Dios implica la sumisión del ser humano y que el Estado es una institución que perpetúa esa misma lógica de dominación. En este sentido, tanto Dios como el Estado son vistos como dos caras de la misma moneda. Hoy, un siglo y medio después de publicado ese libro, podríamos afirmar que el Estado es la moderna epifanía de Dios, dado que en una época teóricamente atea como la nuestra, viene a ser la reencarnación secular del viejo patriarca del Sinaí.  La religión ha servido históricamente para justificar la obediencia y la sumisión, pero, a medida que el pensamiento racional y científico ha ido avanzando, el Estado laico ha venido a asumir ese papel, convirtiéndose en el nuevo ídolo que exige lealtad incondicional so capa de brindarnos protección a todos sus hijos como un padre bondadoso. Por eso escribió: "Si Dios existiese, sólo habría para él un único medio de servir a la libertad humana: sería el de cesar de existir". En cuanto al Estado, señala: "El Estado es la negación de la humanidad. Es la negación de la libertad. El Estado no puede ser otra cosa que el sacrificio del principio de la libertad en beneficio de la autoridad". En su visión, la secularización no ha eliminado la dominación, sino que ha transferido su justificación desde lo religioso hacia lo político que, por otra parte, no puede separarse de lo económico bajo el paraguas protector del Estado del Bienestar. 
 
 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Ochocientos mil millones de euros.

Hace un par de años le preguntaban a la rubicunda matriarca teutona y Presidenta de la Comisión Europea que ahora propone, aquejada de furor militaris, movilizar cerca de ochocientos mil millones de euros para la defensa común, si enviaría a sus hijos a la guerra, y esto es lo que respondía:

 -Pregunta: ¿Enviaría usted a sus propios hijos a una misión militar en el extranjero?  

-Respuesta: Si mis propios hijos quisieran ingresar en el Ejército, y si fuera necesaria una misión militar en el extranjero, entonces tendrían que ir. Y yo temblaría y me preocuparía tanto como cualquier otra madre.

(Respuesta diplomática donde las haya. Pone dos condiciones: en primer lugar que sus hijos quisieran formar parte voluntariamente del ejército alemán, y en segundo lugar que fuera necesaria la participación del ejército en una misión exterior, es decir, llamemos a las cosas por su nombre, en una guerra. Si así fuera, tendrían que ir, tanto ellos, los dos varones,  como ellas, las cinco féminas, sin ninguna discriminación sexual puesto que la milicia ya no es solo 'cosa de hombres' sino que se ha generalizado profesionalmente a ambos sexos. Esto último no lo dice ella, pero se sobreentiende: la mili, en muchos países europeos, ya no es obligatoria, sino voluntaria, y el ejército es una profesión más. Pero destaca finalmente este gesto de humanidad maternal de la matriarca que no dudaría en enviar al frente a sus criaturas, presentándose a sí misma “como cualquier otra madre”, temblando y preocupada por sus vidas.

-Pregunta: ¿Alguno de sus hijos está en el Ejército?

-Respuesta (sonriendo porque ese no es su problema): No.

 

A lo cual el presentador del programa de la NDR comenta sarcástico:

-No, no son estúpidos. Afortunadamente, no.

Esta matriarca, abnegada madre de familia numerosa como las de antaño de siete hijos, cinco hembras y dos varones, no tiene a ninguno de sus vástagos en la Bundeswehr o Defensa Federal, que es el eufemismo alemán para denominar al Ejército, por lo que no le atañe ese problema personal, por eso sonríe; no es su problema. Sus hijos no pertenecen a las fuerzas armadas ni van a tener que ir a luchar a la estepa rusa contra el malvado zar y sus mesnadas. 

Pero ella, a fecha de hoy,  insiste en que conseguir una paz duradera “solo puede construirse sobre la fuerza”, se sobreentiende 'armada', y por eso se propone el rearme del engendro de la Unión Europea.  Lo mismo que hizo hace cinco años con las diez dosis vacunales que compró a los laboratorios para cada europeo disparando entonces el gasto sanitario para salvar vidas que no estaban en grave peligro. 

Hoy vuelve a dispararse el gasto, porque se trata de movilizar el dinero para que no se estanque, en pistolas que no hacen ninguna falta para asegurar un futuro que es inseguro por definición. Pero ella, erre que erre, pontifica: "Vivimos tiempos peligrosos, la seguridad europea está muy amenazada". Pero son sus palabras mismas las que están creando la amenaza que describe.

martes, 4 de marzo de 2025

Menudencias

 Goliárdicas:

Mentiría, no hay tutía*, si te digo la verdad: quieta, rueda la moneda falsa: la realidad.

*Tutía: aunque a veces se escriba separado, es una sola palabra, variante de atutía, voz del árabe hispánico que designaba un ungüento medicinal, por lo que significa 'remedio'.

Nunca ha habido ni existido civilización brutal más funesta y cruel que esta nuestra propia occidental.

¿Qué es la vida? Una herida que no deja de sangrar. ¿Qué es el arte?  Congelarte y de hipotermia palmar.

Mil artistas a ojos vistas y obras de arte a tutiplén. Los museos,  mausoleos, y a las musas, que les den.

Muerto el arte, por su parte, hay artistas por doquier, cuya firma los confirma y les da razón de ser. 

Baja, corre, / de tu torre, / poetastro, de marfil; / donde vives, /supervives, / puesto siempre de perfil.

Viñeta modificada: En la original de Caín figuraba una bandera de Ucrania, como podía figurar, en honor de la verdad, además de esa, cualquier otra bandera, la rusa, por ejemplo. O, sin ir más lejos, la nuestra propiamente. O ninguna.
 
oOo

Tancas:

¿Vida eterna? ¡No! No quiero tu eternidad. Rechazo tu oferta. Ten, Señor, piedad de mí, déjame vivir sin más.

¿Quién es el puto amo? ¿El primer ministro? No. El regente es un mandao. Donde manda el capital ya no hay Dios que valga más.

Conmemora el Régimen la muerte del Dictador. ¡Cuánta risa da! Medio siglo en libertad dicen que hay que celebrar.

Dicen que es mejor prevenir que lamentar, pero no es verdad. El remedio suele ser peor que la enfermedad. 

La realidad, que es lo que es, no puede ser, por definición: es imposible por ser acto sin potencia ya. 

Un quimono azul, y el ensueño japonés de un sorbo de té y una geisha en el país donde no se pone el sol. 

Tómate un café y una copa de licor, suéltate a hablar: si te pones a aflojar, sale sola la verdad.

oOo

Chascarros:

Nos llevan, para asegurar, nos dicen, el futuro ideal al rearme y a la guerra, alimentando el miedo y dando pábulo así a los traficantes de armas, que se frotan sus ensangrentadas manos.


 ¡Socorro, que viene la ultraderecha, rancia, extrema, / casposa! Dice nuestro gobierno sedicente / progresista, que justifica su existencia dando / por supuesto que es lo contrario él de lo que viene

*Figurante: Personaje que aparece en un reality show representación teatral, película o serie de televisión con presencia singularizada, pero sin frase ni acción dramática precisa que pueda modificar la realidad.

oOo

lunes, 3 de marzo de 2025

Byung-Chul Hania

Pronostica Byung-Chul Han en su libro “La expulsión de lo distinto” (Barcelona, Herder, 2017) que en el futuro habrá una profesión que consistirá en la escucha y un profesional que se llamará oyente, al que pagaremos por tener la paciencia de escucharnos. Si se cumple esta profecía, vendrá el llamémoslo listener con flagrante anglicismo a suplir la figura trasnochada del psicoanalista laico y del confesor católico, ahora que ha desaparecido la confesión individual en la intimidad del confesonario donde se establecía, bajo el llamado secreto de confesión, una secreta complicidad tras el examen de conciencia y el acto de contrición entre el sacerdote y el penitente arrodillado ante él, sustituida en muchas parroquias por la moderna y aséptica confesión colectiva ante la impersonalidad de Dios, que es el Ser Supremo. 


Vendrá el listener también a sustituir al paciente amigo que escuchaba nuestros problemas y servía de paño de lágrimas y consuelo a nuestras penas en torno a un café o a una copa, ahora que ya no hay amigos de verdad, y sí, sin embargo, numerosos followers y no pocos contactos virtuales en nuestra agenda digital, donde acumulamos soledades a lo largo de nuestra timeline, sin experimentar nunca el vértigo del encuentro con alguien distinto, con el otro, y no con un clon o trasunto de nosotros mismos desesperados por distinguirnos en algo de los demás.

En una de sus Cartas a Milena, escribía Kafka, citado por Byung-Chul Han, sobre lo absurdo que le parecían las relaciones por correspondencia, lo que podría muy bien aplicarse a nuestras conexiones y contactos numéricos hodiernos. Decía: “¿A quién se le habrá ocurrido pensar que la gente podía relacionarse por correspondencia? […] Los besos escritos no llegan a su destino, sino que los espectros se los beben por el camino”. (F. Kafka, Cartas a Milena, Madrid, Alianza, 2016, p. 333).

El signo patológico de nuestro tiempo no es la represión sino la depresión como consecuencia de nuestra autorrealización, obligados como nos vemos a aportar un rendimiento extraordinario de nosotros mismos que nos deprime: heautontimorúmenos: verdugos que se autoinfligen martirio y se convierten en sus propias víctimas. Nos obligamos a ser auténticos, es decir, iguales a nosotros mismos, autores y creadores del fetiche de nuestra propia identidad personal, falsa pero real, fieles a ella.

Narcisistas como somos no podemos amar al otro, ni tampoco a nosotros mismos, cosa que no es tan mala, sino el autorretrato que proyectamos de nosotros mismos, nuestra propia imagen o caricatura, que está en constante fabricación.

Somos incapaces de escuchar a nadie que no seamos nosotros mismos, porque vivimos encerrados bajo arresto domiciliario, como la tortuga en su caparazón, o el caracol en su concha, donde no pueden irrumpir los demás. La micropantalla no nos deja ver, nos obnubila, impide la mirada y nos ciega. Los auriculares nos ensordecen.

De la Red obtenemos información sin que sea necesario que salgamos al espacio público a buscarla, ya que es ella la que entra en nuestra vida privada impunemente a buscarnos a nosotros y a preocuparnos, pero esa intercomunicación digital que nos conecta con los demás, paradójicamente, nos aísla. La Red es una caja de resonancia de nuestra voz, como la botija vacía de Ferlosio donde retumban nuestros propios pedos. Es verdad que destruye la distancia que nos separa de los otros, pero eso no significa que surja el calor humano, que no surge, de la cercanía personal.

Además, los medios sociales proporcionan exclusivamente información, pero no fomentan la discusión y crítica de las ideas, sino sólo la autopromoción del informante, que hace publicidad de sí mismo y su marca registrada: EGO trade mark.

La verdad es que oímos muchas cosas, hay mucho ruido ensordecedor, pero pocas nueces: no nos detenemos a escuchar las voces y no nos paramos a distinguirlas, como decía Machado, de los ecos. Hemos perdido la capacidad de escuchar a los demás. Hoy cada cual convive con sus penas, con sus miedos, con sus sufrimientos, porque, y esto es lo más importante, el dolor se ha privatizado, se ha individualizado, se ha personalizado, impidiendo de este modo su politización, es decir, la transposición del ámbito privado al espacio público. El sufrimiento humano ya no es un problema sociológico, sino psicológico; ya no es político, sino individual y personal.

domingo, 2 de marzo de 2025

¿Cómo suena Chéspir?

Güilian Chéspir es un gran poeta, y eso, que lo saben muy bien los ingleses y lo reconoce todo el mundo, corremos el peligro de olvidarlo nosotros si no lo leemos en inglés y sí en traducciones castellanas en prosa, porque es como si sólo nos llegara de esa forma el contenido,  la letra, diríamos, de la canción,  y nos olvidáramos del ritmo y de la música, que es esencial a la poesía.


Como poeta, utiliza el verso decasílabo yámbico, el iambic pentameter, el verso preferido de la poesía inglesa, que por su final agudo se convierte en hendecasílabo yámbico castellano, ya que se cuenta una sílaba más en el cómputo. El ritmo yámbico es el del tictac del reloj: tiempo no marcado seguido de marcado: tic-tác, tic-tác... Un ejemplo de Chéspir, tomado del poema El rapto de Lucrecia, puede ser:
“against the golden splendour of the sun”

que se deja traducir muy bien, imitando el metro y su ritmo, literalmente así:
“contra el dorado resplandor del sol”

Pero hay que tener en cuenta que el cómputo silábico medio de las palabras españolas es bastante más largo que el de las inglesas, por lo general monosilábicas o bisilábicas, por lo que sería prácticamente imposible hacer una versión fiel del inglés de Chéspir, en verso hendecasílabo castellano. Ha sido posible en el ejemplo de arriba, pero es la excepción, digamos, que confirma la regla.

Para solventar esta dificultad, los traductores que quieren conservar el verso -metro y ritmo- en su traducción y no quieren recurrir a la socorrida prosa para hacer una versión de un poeta, ni al verso blanco, que carece del colorido que le da la rima, ni al llamado “verso libre”, que es prosa disimulada en renglones truncados, tienen que ingeniárselas recurriendo a un tipo de verso más largo. 
 
Algunos han echado mano del alejandrino o verso de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios de siete cada uno, que no es un mal recurso. Otros han optado por otra vía. Agustín García Calvo, que recibió el premio nacional de traducción por el conjunto de su obra en el año 2006,  por ejemplo,  tradujo los Sonetos de Shakespeare y se decantó por el trisdecasílabo yámbico, un verso de trece sílabas, tres más que el que usa Chéspir, que conserva el ritmo yámbico del original, y que permite traducir el inglés y guardar la rima. 

Si tomamos una estrofa de La violación de Lucrecia, una Rima Real (Royal Rhyme), que antes del cisne de Avon cultivó Geoffrey Chaucer (1340-1400) y que por ello se conoce también como estrofa chauceriana, que consta de siete decasílabos yámbicos con rima consonante, distribuidos generalmente ABABBCC, se nota en seguida que para traducir la letra, el contenido, necesitamos un verso un poco más largo, que nos permita asimismo conservar la rima y el ritmo yámbico:

“My honour I´ll bequeath unto the knife
That wounds my body so dishonoured.
‘Tis honour to deprive dishonoured life;
The one will live, the other being dead.
So of shame’s ashes shall my fame be bred;
For in my death I murder shameful scorn.
My shame so dead, mine honour is new born”.

 Esta podría ser una versión rítmica de la estrofa de arriba:

"Mi honor lo legaré al puñal, que a mí la herida
Del cuerpo tan envilecido deje abierta;
Honra es privarse de una deshonrada vida;
El uno vivirá, yaciendo la otra muerta.
Se hará de ascuas de infamia así mi fama cierta;
Pues con mi muerte mato la inmoral deshonra,
Muriendo así mi deshonor, renace mi honra."