domingo, 28 de julio de 2024

Mensajes en el buzón (y una copla)

La realidad, prometiendo decir la verdad y nada más que la verdad, certifica que, en honor de la verdad, cualquier parecido consigo misma es mera coincidencia. 
 
Los periódicos y periodistas, recibiendo y aceptando subvenciones del Estado y de particulares, se vuelven acérrimos defensores del capital que los financia. 
 
Pánico global. La temperatura mundial alcanzó el lunes los niveles más altos jamás registrados en la Tierra, superando todos los récords que había establecidos.
 
España entra en lo peor de la ola de calor, pero lo peor de lo peor, o sea, el futuro, está aún por venir: riesgo máximo, por ejemplo, de incendios infernales. 
 
El calor extremo causado por la crisis climática supone un riesgo y peligro real para el turismo de masas en España y los visitantes que no estén acostumbrados.
 
Cualquier gobernante puede evitar el bochornoso espectáculo del abucheo de sus súbditos evitando las apariciones en público y organización de actos oficiales. 
 
En los think tanks o laboratorios y viveros de pensamiento se estanca cualquier intento de reflexión en común, al verse imposibilitado por las ideas cultivadas.
 
 El uso del adjetivo 'vulnerable' en los medios políticos españoles ha pasado de ser sinónimo de 'viejos y enfermos' a serlo de “pobres” o en riesgo de pobreza.
 
 Cuando un político progresista español dice “luchemos juntas, juntos y juntes” está, en el hecho de decirlo, separándonos a todos, todas y todes, dividiéndonos.
 
No hay intervención u operación especial militar que se precie que no reclame para sí y para el ejército en general la condición de benéfica y de humanitaria.
 
Pese a haber cambiado músicos y director de orquesta, suena en el auditorio la consabida melodía de la vieja partitura, manteniéndose sin cambios el programa.
 
"Sólo merece vivir quien por un noble ideal esté dispuesto a morir" es la aguerrida divisa del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del ejército aéreo español. 
 
El presidente ucraniano afirma “tenemos que terminar la guerra lo antes posible para no perder vidas”, consciente, ya le pesa, de que ha sacrificado demasiadas.
 
El empeño, a instancias propias o de los demás, en ser nosotros mismos revela, a mi modo de ver, la flaca consistencia del principio ontológico de identidad.
 
Algunos declaran la guerra a la imposición del dinero digital desde la defensa del dinero físico, craso error porque el uno es la consecuencia lógica del otro.
 
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Arriesgado,

se ha vedado

asomarse al exterior;

peligroso

es el foso

que se abre en el interior.

sábado, 27 de julio de 2024

París 2024: Les Jeux Olympiques (y II)

    La ciudad de París, blindada según los medios, ha sido tomada por el presidente de la República francesa y por la alcaldesa de la ville lumière para promocionar sus respectivas imágenes políticas y nombres propios personales.  La organización del magno evento deportivo globalizado de este verano les permite a Emmanuel Macron y a Anne Hidalgo desviar la atención de los franceses sobre el origen de los problemas que padecen y encuentran a diario, debido a la catastrófica gestión de la France en general y de París en particular. 
 
    Las medidas coercitivas vinculadas oficialmente a la seguridad de los Juegos Olímpicos “París 2024” podrían mantenerse una vez finalizados los juegos y prorrogarse sine die ad uitam aeternam, como sucedió con la ley de emergencia sanitaria... que permitió imponer la “vacuna” como remedio que era peor que la enfermedad que pretendía combatir. un virus inofensivo, al que se le declaró una ridícula guerra que sirvió para instaurar el coup d'état del golpe de emergencia permanente, restringiéndose más aún de lo que suelen estar de ordinario  las libertades públicas y privadas. 
 

 
    París ya no es una fiesta como lo fue para Ernes Jéminguay. Se ha convertido de golpe y sopetón en un campo de concentración al aire libre a causa de la imposición del reality show “París 2024”, que se anuncia como el mayor espectáculo del mundo, con sus calles rodeadas de barreras metálicas -cuarenta y cuatro mil vallas conducen a la gente por aporías o callejones sin salida que son desesperantes-, puertas detrás de las cuales el público es pastoreado como el ganado o como delincuentes en potencia aristotélica. 
 
 
Activado ya el perímetro antiterrorista alrededor del Sena, los parisinos temen un atentado y sufren los inconvenientes de la organización del evento deportivo. 
 
Los Juegos Olímpicos de París resucitan dos metáforas: El confinamiento, y la toma del centro de la ciudad, como en la Segunda Guerra Mundial, por el ejército.
 
    Hay ya diez mil soldados preparados y listos para intervenir inmediatamente en el marco de la Operación Centinela en el caso eventual de un ataque terrorista, pese a que "no tenemos ninguna amenaza específica para los Juegos Olímpicos, ni de los servicios de inteligencia nacionales ni de los extranjeros asociados que nos están ayudando", como afirmó el ministro del interior francés. Pero si bien se considera improbable un ataque terrorista a gran escala coordinado desde el extranjero, existe preocupación por el riesgo de una amenaza “endógena”, perpetrada por órdenes de “agentes” que viven en el país. Los ojos del mundo están puestos en quienes han organizado “el mayor evento mundial que un país puede organizar”.
 
    Los vecinos de los barrios afectados se ven registrados y controlados en todos los cruces y otros puntos de control (en inglés en el texto, la lengua del Imperio, dado que policías extranjeros se unieron a la refriega). Con la obligación de haber descargado el código QR que hay que presentar a la policía para poder circular. Lo mismo ocurre con los repartidores, taxistas y otros vehículos profesionales cuya actividad se sitúa allí, geográficamente. Trabajar para ellos se ha vuelto casi imposible debido a esta mala gestión. 
 
 
    En cuanto a los hoteles, bares y restaurantes de la capital, a quienes la alcaldesa vendió “París 2024” con la certeza de batir récords de asistencia antes, durante y después de la celebración del magno evento de los Juegos Olímpicos, y de cosechar beneficios excepcionales y estupendos, la alcaldesa se olvidó de decirles que esos beneficios no han ido a parar a los bolsillos de los profesionales del turismo, sino a otros profesionales de los miembros directivos del Comité Olímpico Internacional (COI) y a las empresas que obtuvieron los contratos públicos (14.000 millones de euros en total) adjudicados para las obras de desarrollo y construcción encargadas para estos Juegos Olímpicos.
 

viernes, 26 de julio de 2024

París 2024: Les Jeux Olympiques (I)

    Los Juegos Olímpicos que se celebrarán en París, si Dios no lo remedia y parece que no va a remediarlo, entre el 26 de julio y el 11 de agosto del presente año 2024 suponen, entre otras cosas, un aumento considerable de la vigilancia ciudadana. Se han realizado casi un millón de controles de seguridad a gente vinculada a los Juegos y se ha identificado a cientos de personas preocupantes a las que se les ha ordenado que se queden en casa. 
 
    Algunos han perdido su derecho más básico a poder caminar por la vía pública y desplazarse durante las próximas tres semanas. Estos juegos olímpicos, de hecho, son los primeros de la historia que van a celebrarse con código QR digital, sentando así un precedente sin precedentes, muy preocupante. 
 
 
    La celebración de la ceremonia de apertura a orillas del Sena, en lugar de en las afueras de la ciudad, exige medidas extraordinarias de control. El acceso a las orillas del Sena el viernes por la noche para contemplar el descenso de los atletas en barcos ha sido cerrado a quienes no tengan un código de rápida respuesta.
 
    No todo el mundo está de acuerdo con la organización y celebración de unos juegos que se presentan como un falso símbolo de inclusión e internacionalismo, cuando en realidad son un carnaval chovinista de exaltación patriótica y neoliberal que además conllevan un aumento de la promoción del espectáculo para entretenimiento y pasto de las masas de todo el mundo. De hecho, el paso de la llama olímpica por Francia en su recorrido hasta la ville lumière levantó algunas tímidas protestas.
 
    Desde que París fue designada ciudad anfitriona en 2017, los precios inmobiliarios tanto de ventas como de alquileres para turistas han aumentado un 22,3%, convirtiendo lo que queda del "París era una fiesta" de Ernes Jéminguay en pisos Airbnb -transporte aéreo y 'bed and breakfast' o cama y desayuno-  para turistas. 
 
 
    
    La alcaldesa intenta lavarle la cara a la ciudad para ofrecer una imagen decente al mundo entero, y quiere librarse de las plagas: de los que no tienen techo para cobijarse y duermen bajo los puentes o donde les cuadra, de los buquinistas que venden sus libros en las orillas del río, y de la contaminación del Sena que, como se vio el año pasado por estas fechas, se canceló la Copa del Mundo de Natación porque el río estaba demasiado contaminado. El evento deportivo iba a ser un ensayo de la competición olímpica, para que los nadadores descubrieran el recorrido de diez quilómetros entre los puentes de Alexandre III y  Alma. 

    Pero las lluvias del verano pasado, producto del cambio climático, provocaron el desbordamiento de las alcantarillas, cuyas aguas residuales sin tratar acabaron en el río, de donde resultó una contaminación bacteriológica que obligó al comité organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024, a la ciudad y a las federaciones deportivas interesadas a no permitir que los nadadores se sumergieran en el mismo centro de la capital. La alcaldesa promete ahora que a partir de 2025, en el futuro pero ahora todavía no, los parisinos podrán bañarse en el Sena merced a los Juegos Olímpicos. 

     ¿No se aprecian muchas diferencias entre ambas imágenes, verdad? Salvo que se han invertido o tirado al río esos millones de euros para sanearlo.

     También es motivo de preocupación el aumento de la vigilancia estatal. Durante los Juegos Olímpicos y hasta marzo de 2025, el Estado francés impondrá por primera vez la “videovigilancia algorítmica”, es decir, la recopilación exhaustiva y el análisis por IA de imágenes de cámaras fijas y de drones. ¿Se tratará de otra medida excepcional, motivada por el temor a un atentado terrorista, que acabará volviéndose permanente y allanará el camino a la legalización del reconocimiento facial que, por otra parte, no deja de utilizar ilegalmente la policía desde 2015?

jueves, 25 de julio de 2024

¿Para qué sirve el gobierno?

 

    ¿Para qué sirve el gobierno? Se pregunta el personaje de la viñeta de Arkás. Y su respuesta es: Para gestionar la catástrofe que genera su propio gobierno, es decir, para hacer que gracias a su acción de gobierno las cosas vayan de mal en peor. Y para eso da igual el signo político del gobierno, lo mismo da que se digan de derechas, que de centro o de izquierdas: la gobernación es catastrófica de por sí, porque como mejor funcionan cosas y personas es, todo el mundo lo sabe, dejadas a su aire, es decir, desgobernadas.

    La palabra "catástrofe", por cierto, que aparece en la viñeta del dibujante griego Arkás, es, obviamente, de origen griego, porque, mal que nos pese, seguimos hablando la lengua de Homero sin ser muy conscientes de ello. Nos pasa un poco lo mismo que a aquel ridículo señor Jourdain, el burgués gentilhombre de Molière, que llevaba cuarenta años hablando en prosa sin saber qué era la prosa... El término está compuesto del prefijo κατά (catá), que quiere decir "abajo y adelante" y es lo contrario de ἀνά (aná), que significa "arriba y atrás", y de la palabra στροφή (strophé), que es el nombre de la "acción de volver, vuelta", que conservamos en castellano, a través del latín stropha,  "estrofa",  como se llamaba en principio a la vuelta o evolución que hacía el coro en escena, y de ahí también a la estrofa lírica que cantaba el coro. El diccionario de la RAE  define la estrofa como: "Cada una de las partes, compuestas del mismo número de versos y ordenadas de modo igual, de que constan algunas composiciones poéticas."
 
    Tenemos, pues, que de στροφή (strophé) derivan, además de la citada estrofa, con el prefijo "aná-", la anástrofe,  que es la figura literaria que consiste en la inversión del orden sintáctico habitual de dos o más palabras sucesivas en una frase. Por ejemplo, el verso aquél de Góngora: Era del año la estación florida, en lugar de Era la estación florida del año. No es una catástrofe, pero sí una anástrofe: es decir, una vuelta atrás.
 
    Y tenemos, también, la catástrofe, que era el desenlace especialmente doloroso de una tragedia, y por lo tanto la alteración grave del orden normal de las cosas, el derrumbamiento de algo que se viene abajo inesperadamente, una palabra que está en boca de todos los periodistas cada dos por tres, por ejemplo: "Un fallo del avión de Germanwings que salió de Barcelona se perfila como la causa probable de la catástrofe aérea de los Alpes".

    A la vista de la pregunta del personaje de Arkás, podríamos cuestionarnos si hace falta que haya gobernantes que enderecen los entuertos que producen sus propias acciones de gobierno: ¿Hace falta que haya gobierno? Parece que, obviamente, ninguna, no hay necesidad.

miércoles, 24 de julio de 2024

Pareceres LIV

261.- El espectro de Napoleón. El fantasma de Napoleón derrotado en Waterloo se aparece en sueños simultáneamente a dos jefes de Estado modernos. Tanto sus nombres propios como el de sus estados respectivos son indiferentes, porque los nombres propios poco importan, son, en verdad, mutatis mutandis, el mismo jefe de Estado: los nombres propios no dejan de ser pseudónimos con que se denomina al mismo hombre. El uno le reprocha lo siguiente: -Si yo hubiese tenido tu arsenal de armas de destrucción masiva, jamás habría perdido la batalla de Waterloo. Y el otro, que es el mismo, por su parte, le reprocha: -Si yo hubiese tenido tu aparato de prensa y tus medios de distracción masiva, nadie se habría enterado de la derrota de Waterloo. Lo que le sugieren al fantasma de Napoleón ambos jefes de estado, que son el mismo, como el Jano bifronte de los romanos, y a través de ellos la razón de estado, es decir, la voz del propio Maquiavelo que habla por su boca, es que tuvo dos fracasos: uno el militar y otro el mediático. Y quizá el último sea el más imperdonable, porque la prensa, como cuarto poder que es, puede convertir al primero en un éxito o en una derrota, haciendo lo mismo que los sofistas griegos: haciendo que lo blanco sea negro y que lo negro blanco, lo que debería servir para revelarnos que no hay nada que sea blanco o negro de por sí, y que nada es, por lo tanto, verdad ni mentira, sino que depende del color del cristal con que se mira...
 
262.- La paradoja de la dualidad: El número dos es el número de la pareja, el de los dos bueyes uncidos al mismo yugo, cónyuges por lo tanto, y el número de la duda también. Dudamos entre dos posibilidades. Cuando llegamos a la bifurcación del camino, nos asalta la pregunta: ¿qué camino seguir, el de la izquierda o el de la derecha? Esta duda también se nos presenta cuando nos miramos en el espejo, y descubrimos que no somos uno, sino que somos dos: mi reflejo o espejismo y yo mismo. Y dudamos entonces también sobre quién es más real, y quién es más verdadero, y quién soy yo: el que está de este lado del espejo o el que está del otro. Uno de los descubrimientos más importantes que hacemos en esta vida es que uno no es uno, sino por lo menos dos: uno y su sombra, mi sobra y yo. Y entonces descubro que uno no es ninguno, que yo soy igual que tú y que tú eres igual que yo, que somos como dos gotas de agua, y que dos es uno: es decir que la unidad surge de la dualidad, y que los dos nos hacemos uno, nos unimos, nos unificamos, y nos fundimos con los astros y el universo. 
 
263.- Lo que no se ha perdido. ¿Cómo vamos a encontrar algo que no se nos ha perdido? Es imposible encontrar lo que no se ha perdido. La carta robada de Poe es la más difícil de encontrar porque no ha sido escondida concienzudamente, porque no está oculta, sino a la vista de todo el mundo en casa del ministro, y precisamente por eso no es capaz de encontrarla el prefecto de la policía de París con toda su argucia y pericia escotlandyardesca. Eso mismo sucede con la verdad, no la encontraremos nunca porque no la hemos perdido, la llevamos desde siempre con nosotros, dentro de nuestro corazón. No hace falta morir como prometen las religiones para ascender al cielo, para volver al paraíso. Ya estamos en el cielo, pero la observación del vuelo de los pájaros y de los fenómenos atmosféricos no nos deja ver el cielo, nos lo oculta: el árbol no nos deja ver el bosque. No digas que no sabes si lo verás alguna vez: ahora mismo, fíjate bien en lo que te digo, lo tienes delante de tus narices y no lo ves: abre bien los ojos: míralo. 
 
264.- Viajeros y turistas. Dice la publicidad de una agencia de viajes: "Todo viajero sabe que quien llega primero disfruta más." ¡Mentira! -Digo yo. Lo que sabe cualquier viajero es que las denominadas agencias de viaje organizan los traslados a los aeropuertos y a los hoteles para desplazarte y que no vayas de ese modo a ninguna parte, para que seas un turista y no un viajero que se encuentra con lo desconocido, para que antes de llegar sepas las fotos que vas a sacar, la comida que vas a comer, los sitios que vas a visitar, la gente que vas a conocer, para que, en definitiva, no disfrutes del viaje. Te venden la ilusión, pero te secuestran el viaje: te llevan a hoteles que son iguales en cualquier parte del mundo, ciudades que son las mismas, lugares de interés que no tienen ningún interés porque no son más que puntos turísticos de los que no vas a disfrutar, todo ello en cómodos paquetes de excursiones facultativas. Todo viajero sabe que lo importante no es el destino, sino el camino. Todo viajero sabe que el viaje organizado por las agencias del gremio ha dejado de existir y se ha convertido en la gran plaga del siglo XXI, que es el turismo, ida y vuelta a ninguna parte. Se ha dicho aquí  ya más de una vez: Viajero de verdad no sabe a dónde va. Y si lo sabe es que el viaje no es tal viaje, sino un destino turístico que no merece la pena.
 


 265.- Las cosas como son. “Las cosas son como son”, le dice el padre bien intencionado al hijo más o menos sumiso, más o menos rebelde, para que enterándose de que las cosas son "así", como él dice que son, vaya por el buen camino, no se pierda y descarríe por esos andurriales. Que las cosas son como son naturalmente es mentira, porque esa afirmación tautológica, esa perogrullada, no resiste la acometida irreverente de la pregunta que puede formularle cualquiera pidiéndole una explicación y que puede hacer que la realidad se ponga patas arriba y tambalee: ¿Cómo son las cosas, papá? A lo que el padre, que está bien convencido de que la realidad es todo y lo único que hay -esto es lo que hay, dice a menudo- y que no hay más cera que la que arde, no puede más que guardar silencio o encogerse de hombros, considerando que, en el fondo, lo que es, la realidad, no puede ser, no tiene la potencia o posibilidad de ser porque ya es, por eso es... imposible. 
 
 

martes, 23 de julio de 2024

Coplas goliardescas (y III)

A imitación del célebre carmen Buranum que puso música Karl Orff o fortuna / velut luna, / statu variabilis, / semper crescis / aut decrescis; / vita detestabilis, que tradujimos en La Rueda de la Fortuna,  compusimos unas coplas goliardescas I y coplas goliardescas II, cuyas estrofas seguimos de cuando en cuando cultivando. He aquí una nueva ristra de ellas: 
 


Yo me entrego / a este juego / donde pierde el ganador; / donde gana / lisa- y llana- / mente siempre el perdedor. 
 
Juglarescas, / goliardescas, / coplas de arte que es menor; / indecentes / o inocentes, / no nos guarde usted rencor. 
 
 Poetastros, / musicastros, / rimadores de afición; / a la antigua, / lo atestigua, / vieja usanza y tradición. 
 
Los goliardos, / esos bardos / de muy baja condición; / capipardos, / lanzan dardos / a la Santa Inquisición. 
 
 Pedagogo, / psicagogo, / yendo en pos de un ideal, / tiernas llevas / almas nuevas / al altar sacrificial. 
 
Es el orden / el desorden, / viva la contradicción; / lo que existe, / pichastriste, / un compás sin ton ni son. 
 
Virgen casta, / se desgasta / la doncella; y el doncel / se me antoja / pichafloja: / los amantes de Teruel. 
 
¿Soy yo mismo / o espejismo / que es idéntico a su ser? / ¡Qué pregunta! / Se barrunta / que lo que es no puede ser. 
 
 
Nos han puesto / un impuesto / al dichoso Ceodós / que espiramos / y exhalamos, / como hay Dios, mecagüendiós. 
 
Nunca tengas / ni sostengas / una personalidad; / a otra cosa, / mariposa: / vuela en plena libertad. 
 
Propagado, / coronado, / vuelve el virus a campar; / mascarilla / quien lo pilla / y otra vez a vacunar. 
 
Ya se sabe / qué es el AVE, / un convoy que no es un tren. / Date prisa, / Marialuisa, / que te deja en el andén. 
 
 Ando loco, / como loco, / no me queda ya ilusión; / muy transido, / lo he perdido / todo salvo la razón. 

 
Terrorismo, / matonismo / genocida de Israel, / un Estado / consumado / y una guerra sin cuartel. 
 
En el acto, / ipso facto, / el estado nacional /
se convierte, / duelo a muerte, / en estado policial.

lunes, 22 de julio de 2024

La virulencia del ferrocarril (Contra el Tren de Alta Velocidad)

    Una copla popular montañesa, repleta de ironía, lamentaba la lenta velocidad que alcanzaba el ferrocarril, que tanto tardaba en llegar de una a otra estación o apeadero en el siglo pasado. Decía así: «Es tanta la virulencia / que lleva el ferrocarril / que se planta en hora y media / de Molledo a Portolín». Portolín, para entendimiento de la copla, es un barrio de Molledo, municipio cántabro sito en la cueca alta del Besaya, en el valle de Iguña. De hecho la estación del tren se llama Molledo-Portolín, de ahí que los iguñeses ironicen con la tardanza en llegar del tren, que ya no es tren, sino otra cosa que, como la tierra prometida, nunca acaba de llegar. 
 
 
 
    Para que esto no suceda, el Ministro de Transporte y de Movilidad Sostenible del Gobierno de las Españas promete, ojalá que la promesa se quede en agua de borrajas, que el AVE, que debería haber llegado a Reinosa en el año de gracia de 2015, llegará por fin hasta Cantabria, no solo hasta Alar del Rey en Palencia, si los hados no lo impiden, en 2033. Y los cántabros decimos que maldita la falta que nos hacía alcanzar esas velocidades diseñadas en teoría para llegar a los 350 km/h, muy lejos de las reales, que apenas llegan a doscientos.
 
    Ya nos decantamos aquí contra el Tren de Alta Velocidad en la entrada ¿Por qué corres Ulises?. Lo hacíamos en nombre de la lentitud y de evitar las innecesarias prisas, abogando por la demora, y volvemos a hacerlo ahora en defensa del territorio y de la gente que vive en él, porque oponerse al TAV y demás trenes de altas prestaciones significa mejorar el ferrocarril actual, que daría un mayor beneficio social y supondría un menor coste económico, social y ambiental. 
 

    Oponerse al TAV, que era la adaptación francesa del TGV (Train à Grande Vitesse)  era fácil. Resulta algo más difícil oponerse al AVE, que es como se llama ahora el mismo engendro, porque el acrónimo AVE (Alta Velocidad Española), que sustituyó en 1990 a TAV (Tren de Alta Velocidad), que es como se llamaba hasta entonces, disimula muy bien lo que es y hace que nos olvidemos enseguida de la agresividad y lo mucho que implica la consecución de su significado ("alta velocidad"), y parece que uno se opone, por el significado del nombre común que oculta al acrónimo, al reino animal volador. El éxito del nuevo acrónimo se debe a la mayor facilidad de su pronunciación (una palabra bisílaba y llana, al fin y al cabo, compuesta por dos sílabas abiertas) en lugar de un monosílabo agudo que es además una sílaba trabada y difícil de pronunciar y reconocer para nuestro oído castellano, que, además, suena como una onomatopeya del tipo: plaf. Pero otra ventaja es la sugerencia del nombre común, que sugiere que este falso tren no corre como los de antes, sino que vuela, y deja volar la imaginación añadiendo a la connotación de velocidad que late bajo el acrónimo el sentido ecológico de las aves que conjugan ligereza y rapidez. El logotipo pretende, además, convirtiendo la letra uve en un par de alas de un ave, integrarse en el medio natural y rural, al que desprecia, porque pasa de largo arrasándolo, a gran velocidad.

    La Alta Velocidad no es una solución sino el auténtico problema para nuestros pueblos y pequeñas poblaciones de eso que llaman la España vacía o vaciada, ya que tiene gravísimos inconvenientes, además del impacto ambiental, tales como dejarlos fuera del mapa del transporte público y de la circulación.  La amenaza del AVE, con la pretensión de unir grandes ciudades como la capital del Reino de las España y la de Cantabria, aísla en realidad los pocos núcleos rurales que quedan en Castilla y La Montaña y hace que agonicen los trenes, mucho más útiles para la gente, de cercanías. 

 
    La filosofía del AVE, en efecto, es unir grandes ciudades dejando al margen el resto del territorio cuando, la inmensa mayoría de los usuarios que utilizan el transporte ferroviario se mueve en cercanías sobre todo. El proyecto de unir la capital de España con Santander llega en un momento propicio para avalar, además, el modelo turístico masivo y rápido que se impone y cobra cada vez más auge cuando los madrileños, que no pueden dormir en las calurosas noches estivales, buscan la frescura boreal. 
 
 

 
    Mejor que construir líneas de alta velocidad, sería, a todas luces, modernizar las infraestructuras ferroviarias que hay, adecuar y mejorar el trazado del ferrocarril existente, eliminar los puntos conflictivos como los pasos a nivel sin barreras, mantener las actuales estaciones y apeaderos, reabriendo los que se han cerrado, ampliar los servicios ferroviarios para mejorar la conexión de pueblos, ciudades y polígonos industriales y poder aumentar el transporte de mercancías por ferrocarril en vez de por carretera con vehículos más contaminantes.  España tiene el triste récord de ser el segundo país del mundo con más quilómetros de líneas de alta velocidad, solo superada por China, lo que da una idea de la desproporción de este empeño quijotesco. 
 
 
 
     Todos los trayectos en FEVE de cercanías suponen ahora más tiempo en los recorridos que hace años, sin olvidarnos de los problemas constantes en los trayectos de Santander a Oviedo o, peor aún, a Bilbao, y el ya casi imposible de Mataporquera a Bilbao o a León, en la línea conocida como La Robla. 
 
     Entendemos que oponerse al tren de alta velocidad en Cantabria y en cualquier sitio, pasa por una preocupación real por la naturaleza, la libertad de movimiento, la satisfacción de nuestras necesidades básicas y la libre decisión de permanecer en los pueblos y alimentar la vida fuera de los grandes núcleos urbanos. Oponerse al AVE supone optar por un tren público y social, enfrentándose al modelo energético y social que lo necesita y lo sostiene. 
 
    ¿Qué cantarán los iguñeses si algún día llegan a ver pasar el AVE, el Tren de Altas Prestaciones y Velocidades, como un suspiro, o mejor, como un tiro de bala -por algo se llamó a estos trenes en su origen trenes bala- sin parar en Molledo-Portolín?

domingo, 21 de julio de 2024

¿Galgos o podencos?

     Es conocida la vieja fábula de don Tomás de Iriarte (1750-1791) titulada "Los dos conejos". No reproduzco aquí la versión original, sino esta otra más moderna en la que se han sustituido los conejos por liebres: Su fe cada cual defiende y su credo. / Ladrar de jauría que andaba al acecho / detrás de unas matas dos liebres oyeron. / -¡Que vienen los galgos, salgamos corriendo! / -No son galgos, mira, son raudos podencos. / -Esa es tu opinión y yo la respeto / mas no la comparto... Son galgos, sostengo. / -Tú votas que galgos y yo que podencos... / Y en medio de tanta disputa sin seso /  a aquellas dos liebres alcance les dieron / y caza entre tanto, veloces, los perros. 


Escena de caza, mosaico romano, siglo I a. C.

    Igual que estas necias liebres o los dos conejos de Iriarte, también los sabios de Bizancio, cuando los otomanos tomaban la ciudad, se entretenían discutiendo, en vez de ponerse a salvo, sobre interminables cuestiones teológicas como, por ejemplo, cuántos ángeles cabían en la punta de un alfiler, o cuál era el sexo de aquellos ángeles: si machos, si hembras, si marimachos o machiembras... Y así les fue. 

 Liebre en escena de caza, mosaico de Piazza Armerina (Sicilia) 
 

    La fábula recuerda mucho a la parábola budista de la casa en llamas: Cuando advertimos que nuestra morada está ardiendo, debemos salir corriendo cuanto antes de ella para ponernos a salvo del fuego si no podemos apagar las llamas del incendio. En ese momento no importan las previsiones meteorológicas ni saber a dónde iremos ni cuál ha sido la causa del incendio, o de quién ha sido la culpa, que es la versión cristiana de la causa. Lo que se impone es salir por pies y dejarse de disquisiciones teóricas que sólo sirven para entretenernos y para que ardamos dentro en las llamas del único infierno que hay: nuestra propia casa que se quema.

    Lo malo es que siempre hay gentes a las que se les abrasan las cejas y chamuscan las pestañas porque no se atreven a salir fuera por miedo a lo desconocido. Son los que dicen que vale más lo malo conocido -en este caso el incendio de su propia mansión en llamas- que lo bueno por conocer -lo que hay afuera. Pero es mentira. Siempre ha valido y valdrá más y será, por lo tanto, mejor  lo bueno que lo malo, conocido o no;  aquí y en cualquier tierra de conejos.

sábado, 20 de julio de 2024

¡Ponte a la sombra, no te dé una insolación!

    Antes, si no recuerdo mal, cuando yo era pequeño y apretaba la calor de la canícula, se decía aquello de que tenías que tener cuidado porque si te exponías mucho al Sol podía darte una insolación, que era el malestar o la enfermedad producidos por una exposición excesiva a los rayos solares. También se decía que podía darte una solanera o asoleada si te soleabas mucho más de lo debido. Los cultos supongo que no decía eso, que era muy vulgar, preferirían hablar de algo así como heliosis, un helenismo formado sobre el nombre del sol, Helios, en la lengua de Platón.  También se decía que podía entrarte un tabardillo, una especie de tifus consistente en la erupción de manchitas rojas que te salían por la piel de todo el cuerpo y te cubrían como un tabardo, que era una tosca prenda de abrigo, un gabán basto o ruda gabardina. 
 
 
    Hoy en día ya nadie dice eso de insolación, ahora dicen que te da una ola de calor o un cambio climático y te mueres. El caso es que el responsable de Salud y Clima del Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas, cuyo nombre propio omito por delicadeza, se siente en la obligación de declarar: Queremos que la gente no se muera por el calor, crea o no crea en el cambio climático.
 
    Está bien eso de que el Ministerio de Sanidad quiera que no nos muramos, en lugar de "no quiera que nos muramos", y quiera  mantenernos sanos y salvos a todos, incluso a los no creyentes en ese moderno artículo de fe llamado 'cambio climático' y no nos muramos por el calentamiento planetario, demostrándonos así papá Estado, ¡qué buen padre es, todo un auténtico padrazo!, que vela por la salud de todos sus súbditos, incluso de los pérfidos descreídos que no son fieles creyentes en Santa Greta del Cambio Climático y que son tan necios que pueden exponerse en exceso a los inclementes rayos de Lorenzo. 
 
 
    Y lo hace ahora que la Agencia Española de Meteorología, cuyas predicciones fallan más que una escopeta de barraca de feria barata, pone en alerta a más de media España por la emergencia climática de la llegada de la primera y no única ola de calor del verano, como si fuera una oleada viral de la pandemia, con una lengua de aire soporífero sahariano con temperaturas álgidas de hasta 44 grados centígrados. 
 
    Nos aconseja el citado responsable que nos hidratemos, que bebamos agua fresca del botijo y que nos refresquemos con el líquido elemento y nos pongamos a remojo, que reduzcamos la actividad física y que evitemos la exposición al astro rey, que usemos ropa ligera y holgada, y que busquemos la sombra de un árbol cuando apriete la canícula del estío a las horas centrales del día, o un refugio climático, como se prefiere ahora, que suena a refugio antiaéreo contra los bombardeos de la aviación o algo así. 
 
 
    En resumidas cuentas, que hagamos lo que se ha hecho toda la vida de Dios sin que nadie se pusiera la medalla de salvador de vidas ajenas en medio de la crisis. En la ciudad, si no hay árboles, que es lo más normal, pues habrá que meterse en una iglesia y no precisamente a rezar, en donde se suele estar fresquito y donde hay, según aseguran, buen vino consagrado y agua bendita en la pila para refrescarse la frente, o en un moderno centro comercial y no precisamente a comprar compulsivamente, pero que tenga, es imprescindible, eso sí, aire acondicionado, es decir, aire fresco en condiciones, aunque tampoco conviene abusar de él, que luego sale uno a la calle y...

viernes, 19 de julio de 2024

Mensajería en el buzón

Se reduce un veinte por ciento la tasa de vacunación en España tras la pandemia. Los sanitarios dicen que es un grave problema que denominan "fatiga vacunal". 
 
El anciano senil, después de tantas vacunas contra el virus coronado, ha contraído el bicho que puede acabar con su candidatura por prescripción facultativa. 
 
Lo que no ha logrado su palmario y evidente deterioro mental, que él y muchos verificadores han negado, puede lograrlo el bicho, si el virus no es el deterioro. 
 
 
 La gente ya no coquetea como antes, presencialmente, ahora lo hace en redes sociales vía mensajes de texto: los vínculos humanos se sustituyen por conexiones. 
 
¿Por qué en esta época en que la comunicación a distancia es más fácil que nunca hay tanta soledad física y ponemos leguas por medio para tele-así-comunicarnos? 
 
 En lugar de tristes monumentos a los soldados que murieron por la patria, erijamos mausoleos a los desertores que murieron maldiciendo las guerras justicieras.
 
El bozal vuelve al Tour de France este verano, si quieres acercarte a los ciclistas, no vayas a contagiarlos, te pones la mascarilla como Dios manda colocada. 
 
El Tour de France con este tour de force impone la distancia de seguridad y ha sacado lo peor del fondo de nuestros armarios roperos otra vez: las mascarillas. 
 
 
La imagen familiar de un pararrayos en lo alto de la torre de una iglesia es, según Karl Kraus, el voto de censura contra Dios más fuerte que se pueda concebir. 
 
 La vida de los tontos, según Lucrecio, es un infierno terrenal. ¿Quiénes son los tontos? Los que creen poseer la sapiencia: sus tormentos son autoinfligidos. 
 

Tanto el ayer como el hoy y el mañana están siempre en construcción constante, reinventándose a cada instante: disculpen las molestias que esto pueda ocasionar. 
 
 Recordar es demoler y reconstruir, derribo y construcción. “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda,” García Márquez escribió en sus memorias. 
 
Deberíamos evitar el uso de palabras absolutistas como nunca, siempre, todos, nadie, amar, odiar... que nos hacen ver las cosas en blanco y negro, sin matices. 
 
 "Sólo merece vivir quien por un noble ideal esté dispuesto a morir" es el aguerrido lema del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del ejército aéreo español.
 
¿Cómo se llama esa especie de nostalgia que consiste en añorar un mundo que nunca existió, ese mundo nuevo que acaso llevamos inscrito en nuestros corazones?
 
 'Muertes masivas por el calor extremo', titula el periodista subrayando que el impacto de la crisis ya no es una ficción de la ciencia, sino ciencia de ficción. 
 
Un junio más frío de lo habitual no desmonta la teoría del cambio climático, la refuerza; el fenómeno contrario se explicaría por el calentamiento planetario. 
 
Si hace calor en verano, se debe obviamente al calentamiento global; y si refresca, al cambio climático: ambos fenómenos, frío y calor, son efecto de lo mismo.
 
La ONU quiere que comamos insectos porque, dada la situación climática crítica que atravesamos, son una fuente de proteínas mucho más sostenible que el ganado.
 
 
Singapur ha aprobado la ingesta para el consumo humano de dieciséis tipos de insectos comestibles, una señal de lo que está por venir y lo que acaso nos espera. 
 
Delicia gastronómica ofrecida por un restaurante singapurense: sushi, el plato estrella de la cocina japonesa, aderezado con guarnición de gusanos de la seda. 
 
Funcionó el cordón sanitario para frenar a la extrema derecha. ¿Funcionará también para frenar a las demás opciones políticas en las elecciones democráticas?