Mostrando entradas con la etiqueta París 2024. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta París 2024. Mostrar todas las entradas

miércoles, 31 de julio de 2024

El real contratiempo climático

    La antigua presentadora de la segunda edición del telediario y reportera de los servicios informativos de RTVE y hoy embajadora de la moda española, además de reina consorte de las Españas, asistió con su esposo el rey Felipe VI a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, situados ambos en el palco de autoridades, entre las Very Important Persons
 
    Lucía un vestido midi de Carolina Herrera, valorado en casi dos mil eurazos, que ya no puede adquirirse, con estampado floral en tonos grises y negros, cuerpo fruncido y escote en forma de corazón, donde el outfit dejaba de lado el estampado floral a base de colores blancos y negros y daba predominancia a un negro intenso, un vestido de longitud larga y corte en forma de campana, un modelo que ya había exhibido el año pasado en la inauguración de la Galería de las Colecciones Reales.  La melena suelta y los pendientes de diamante terminaban un look con el que se pretendía resaltar el bronceado de su cuerpo y transmitir cierto toque casual, sin rastro de pulseras ni de collares. 
 
    El rey, por su parte, había escogido un traje azul a rayas y corbata con estampado floral para esa ceremonia. De esta guisa quedaron inmortalizados los reyes de las Españas dejando unas imágenes insólitas con sus chubasqueros transparentes para resguardarse de una lluvia que no estaba prevista y que hizo acto irreverente de presencia para deslucir la ceremonia. Gracias a los impermeables evitaban así sus majestades que tanto sus looks como su peinado, maquillaje y reales rostros se estropeasen y se desluciesen ante tantos millones de ojos en todo el mundo que eran testigos de la gala a través de las pantallas, además de los 326.000 espectadores presenciales autorizados entre los que se encontraban 200 jefes de Estado y de Gobierno.
 

 
    Una ceremonia que acabaría con el broche final pasado por agua de la interpretación del “Hymne à l'amour” de la legendaria Edith Piaf a cargo de Céline Dion desde el primer piso de la torre Eiffel, símbolo fálico donde los haya. Lástima que a diferencia de Paul McCartney, que puso la guinda a los JJOO de Londres de 2012 interpretando el legendario “Hey Jude” cobrando solo la simbólica cantidad de un euro, la cantante canadiense no lo haya hecho desinteresadamente como el ex Beatle, sino a cambio de la exorbitante cantidad de dos millones de dólares, lo que no ha sido muy elegante por su parte, y ha hecho de su canción el himno al amor... de los dineros.
 
   
    Canta Céline Dion que se iría al fin del mundo, que se teñiría de rubio, que iría a descolgar la luna y a robar a la fortuna, que renegaría de su patria y de sus amigos, que haría cualquier cosa, no importa cuál, -una de ellas podría ser cantar el Himno al amor de la Piaf bajo la lluvia-, con tal de que su amor se lo pidiera. Lo que no decía es que no lo haría gratis et amore.

sábado, 27 de julio de 2024

París 2024: Les Jeux Olympiques (y II)

    La ciudad de París, blindada según los medios, ha sido tomada por el presidente de la República francesa y por la alcaldesa de la ville lumière para promocionar sus respectivas imágenes políticas y nombres propios personales.  La organización del magno evento deportivo globalizado de este verano les permite a Emmanuel Macron y a Anne Hidalgo desviar la atención de los franceses sobre el origen de los problemas que padecen y encuentran a diario, debido a la catastrófica gestión de la France en general y de París en particular. 
 
    Las medidas coercitivas vinculadas oficialmente a la seguridad de los Juegos Olímpicos “París 2024” podrían mantenerse una vez finalizados los juegos y prorrogarse sine die ad uitam aeternam, como sucedió con la ley de emergencia sanitaria... que permitió imponer la “vacuna” como remedio que era peor que la enfermedad que pretendía combatir. un virus inofensivo, al que se le declaró una ridícula guerra que sirvió para instaurar el coup d'état del golpe de emergencia permanente, restringiéndose más aún de lo que suelen estar de ordinario  las libertades públicas y privadas. 
 

 
    París ya no es una fiesta como lo fue para Ernes Jéminguay. Se ha convertido de golpe y sopetón en un campo de concentración al aire libre a causa de la imposición del reality show “París 2024”, que se anuncia como el mayor espectáculo del mundo, con sus calles rodeadas de barreras metálicas -cuarenta y cuatro mil vallas conducen a la gente por aporías o callejones sin salida que son desesperantes-, puertas detrás de las cuales el público es pastoreado como el ganado o como delincuentes en potencia aristotélica. 
 
 
Activado ya el perímetro antiterrorista alrededor del Sena, los parisinos temen un atentado y sufren los inconvenientes de la organización del evento deportivo. 
 
Los Juegos Olímpicos de París resucitan dos metáforas: El confinamiento, y la toma del centro de la ciudad, como en la Segunda Guerra Mundial, por el ejército.
 
    Hay ya diez mil soldados preparados y listos para intervenir inmediatamente en el marco de la Operación Centinela en el caso eventual de un ataque terrorista, pese a que "no tenemos ninguna amenaza específica para los Juegos Olímpicos, ni de los servicios de inteligencia nacionales ni de los extranjeros asociados que nos están ayudando", como afirmó el ministro del interior francés. Pero si bien se considera improbable un ataque terrorista a gran escala coordinado desde el extranjero, existe preocupación por el riesgo de una amenaza “endógena”, perpetrada por órdenes de “agentes” que viven en el país. Los ojos del mundo están puestos en quienes han organizado “el mayor evento mundial que un país puede organizar”.
 
    Los vecinos de los barrios afectados se ven registrados y controlados en todos los cruces y otros puntos de control (en inglés en el texto, la lengua del Imperio, dado que policías extranjeros se unieron a la refriega). Con la obligación de haber descargado el código QR que hay que presentar a la policía para poder circular. Lo mismo ocurre con los repartidores, taxistas y otros vehículos profesionales cuya actividad se sitúa allí, geográficamente. Trabajar para ellos se ha vuelto casi imposible debido a esta mala gestión. 
 
 
    En cuanto a los hoteles, bares y restaurantes de la capital, a quienes la alcaldesa vendió “París 2024” con la certeza de batir récords de asistencia antes, durante y después de la celebración del magno evento de los Juegos Olímpicos, y de cosechar beneficios excepcionales y estupendos, la alcaldesa se olvidó de decirles que esos beneficios no han ido a parar a los bolsillos de los profesionales del turismo, sino a otros profesionales de los miembros directivos del Comité Olímpico Internacional (COI) y a las empresas que obtuvieron los contratos públicos (14.000 millones de euros en total) adjudicados para las obras de desarrollo y construcción encargadas para estos Juegos Olímpicos.