jueves, 9 de noviembre de 2023

En 15 minutos (y II)

    De hecho, ya durante la pandemia aprendimos, confinados como estábamos, lo fácil que era seguir consumiendo y comprando sin salir de casa. Nos lo traían todo a la puerta de nuestro domicilio con una rapidez increíble, lo que facilitaba el confinamiento y el control de las personas. Ahora se habla de que pueden ser no personas, sino drones los repartidores que nos traigan las mercancías al hogar... No hace falta salir de casa para aprovisionarse, ni relacionarse con los proveedores o los demás clientes. Ni siquiera hace falta dinero físico, ya que la transacción se hace digitalmente, lo que favorece el control de nuestro dinero, que se justifica por el interés del Estado en luchar contra el fraude fiscal para evitar que se blanquee dinero. Internet se había convertido de la noche a la mañana, además de ser nuestro adoctrinamiento informativo y de relaciones sociales virtuales,  en el escaparate de la telecompra. 
 
    Ya no les vale solo con poder saber dónde estamos gracias a la geolocalización de nuestro teléfono móvil porque podemos apagarlo o dejarlo en casa, quieren asegurarse de que no salimos de nuestro redil. Ya están instalando cámaras, supuestamente de seguridad, en muchos puntos de las grandes ciudades, cosa que es difícil de tragar, convencido como estoy de que las cámaras son para saber en todo momento dónde vamos y dónde estamos, usando la tecnología de reconocimiento facial, que se basa en el argumento de que la cara y no el culo es el espejo del alma, y poder controlar que no salgamos de la zona confortable de nuestro gueto de cuarto de hora en el que pretenden que vivamos instalados.
 

 
     Recordamos, a poca memoria histórica que tengamos, no lo que hemos vivido, sino lo que nos obligaron a vivir: la prohibición de salir a la calle, el establecimiento de una hora para pasear o hacer deporte saliendo todo quisque a la vez cuando lo lógico era, según su propia lógica ilógica, que hubiera sido todo lo contrario, la obligatoriedad de llevar un bozal aunque uno estuviera en el medio del campo o en una calle vacía (mientras estando sentado en un bar se lo podía uno quitar porque el virus era muy selectivo y ahí no entraba), el mantra de que solo saldríamos de aquello con la llegada de un suero mágico de virtudes maravillosas sin explorar otros tratamientos alternativos, que llegó en un santiamén, preparado como estaba con antelación, cuando cualquiera que tenga más de dos dedos de frente y piense un poco sabe que el desarrollo de una vacuna requiere de un largo período de tiempo, de hasta diez años a veces para poder asegurar que es segura a medio y largo plazo, la insistencia en inocular a toda la población o los ilógicos toques de queda y otras restricciones sin fundamento que nos hicieron creer que eran por nuestro bienestar.
 
    Después de tres años ha quedado más que demostrado que muchas de aquellas normas no solo no fueron eficaces, sino que fueron no sé si ilegales -pues las leyes cambian a conveniencia de los legisladores y gobernantes y por lo tanto lo que ayer era ilegal hoy puede ser legal o viceversa- sino contraproducentes, tanto para nuestra salud como para nuestra economía. 
 
 
    Pues bien, en mi opinión, aquello fue tan solo un experimento para ver el nivel de control al que podía someterse a la población mundial previo adoctrinamiento. Aquello fue solo un ensayo, una prueba para introducir otros grandes cambios consistentes en implantar un totalitarismo, uno de cuyos objetivos es la reducción de la movilidad de las personas y del vehículo privado. Resulta evidente que no se puede garantizar un vehículo personal para cada persona. El parque automovilístico de vehículos de combustibles fósiles, además, necesitaba una reconversión industrial hacia la economía verde o ecológica (greenwashing en la lengua del Imperio), que predica la lucha contra el fetiche del cambio climático.  A los de a pie y pocos recursos sólo les quedan los pies, la bicicleta o el patinete para no salirse del paradigma ecológico que quieren imponernos, mientras que los adinerados podrán viajar a donde quieran con sus vehículos ecológicos y verdes. 
 
    Pero sobre todo el control se desarrolla implantando cámaras y más cámaras callejeras. El alcalde del municipio donde vivo ahora (Villaescusa, que cuenta apenas con cuatro mil habitantes repartidos en cuatro pueblos: La Concha, Liaño, Obregón y Villanueva) nos ha alertado recientemente de la oleada de robos que se están produciendo en el término municipal, y nos invita a los vecinos a que tengamos precaución y cuidado para que no nos roben los amigos de lo ajeno, como dice él, mientras, por su parte, afirma que el consistorio que preside se gastará unos setenta y cino mil euros (75.000) en "cubrir las entradas al municipio mediante dispositivos inteligentes con lecturas de matrículas". Era un proyecto pendiente de acometer desde hace tiempo, según el alcalde, que se agiliza ahora "dados los frecuentes robos". 

Ayuntamiento de Villaescusa

      Esta es la mejor forma de vigilarnos implantando cámaras de entrada y salida, y promoviendo el pago con dinero a través de la tarjeta, más cómodo para todos, efectivamente, porque no tenemos que andarnos con cambios engorrosos, pero más fácil de controlarnos. 
 
    Uno puede equivocarse, desde luego. El nuevo engañabobos de la caja tonta, que se presenta como inteligente aunque artificial, que es internet les hará ver las bondades de lo que en ese momento quieran hacernos tragar, no importa que sea una pandemia, las ciudades de 15 minutos, la necesidad de dejar de usar dinero físico para imponer la moneda digital con la que poder controlar lo que compramos, donde lo compramos o cuándo lo compramos; el cambio climático antropogénico, la necesidad de un Gobierno mundial, la necesidad de un tratado internacional de pandemias liderado por la Organización Mundial de la Salud (organización privada con fondos mayoritariamente privados que aspira a gobernarnos como de hecho hizo durante la pandemia) o la imperiosa necesidad de las ZBE (Zonas de Bajas Emisiones), y de que controlemos nuestra cuota de carbono, haciéndonos responsables a los individuos del pecado de contaminar el planeta.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

En quince minutos (I)

    Uno, que ya tiene unas cuantas décadas encima, recuerda -¡vívida memoria!- su infancia en el pueblo en el que vivió. En realidad no se sabía si era un pueblo grande o una ciudad pequeña, porque no estaba clara la diferencia entre 'pueblo' y 'ciudad', dónde acababa el uno y dónde empezaba la otra. Tampoco se sabía si era un pueblo, vamos a decir, o eran dos que se habían juntado en un núcleo urbano, que a falta de nombre propio individual, se denominaba con los dos nombres de los pueblos primigenios unidos o separados, según se mire por un guión.
 
    Ni siquiera había acuerdo en la prelación, si debía decirse Muriedas-Maliaño, o bien, al revés, Maliaño-Muriedas. Parece que al final prevaleció esta última fórmula, y la necesidad de abreviarla hizo que primara el nombre de Maliaño para los dos, relegando al pueblo original de pescadores que fuera Maliaño -se los denominaba cachoneros por dedicarse en tiempos a la pesca del cachón- al nombre de Alto de Maliaño. 
 
    Recuerdo que en mi niñez había muchas discusiones y no había acuerdo en dónde estaba el límite donde acababa uno y dónde comenzaba el otro. Hay quien decía que estaba en el pasillo del Ideal Cinema, que delimitaba a su izquierda lo que era Muriedas y a la derecha lo que era Maliaño. Otros decían que eran las vías del tren...
 
    Pero el viejo cine de mi niñez desapareció arrumbado y derrumbado. Ahora en el solar del viejo cine se levanta un bloque de pisos y en su planta baja una caja de ahorros. La gente no necesita salir de casa para ir al cine, que ha dejado de ser un espectáculo público para privatizarse: lo tienen metido en la caja tonta que es el centro del hogar a través de las plataformas digitales, ni tampoco ir al banco para sacar dinero físico, desde que se ha impuesto el dinero inmaterial y se pueden hacer las compras desde casa.

Ideal Cinema de Maliaño

          Aunque no había manera de saber dónde estaba el límite que separaba a  morcillones de cachoneros, ni si aquello, como queda dicho, era un pueblo grande o una ciudad pequeña, allí uno tenía a mano todo lo que podía necesitar, sin necesidad de coger el trolebús o los trenes que atravesaban el pueblo con sus dobles vías, las estrechas de FEVE o las más anchas de RENFE, para ir a la capital. 
 
    El colegio estaba a menos de cinco minutos andando desde casa. Había un cine, como he dicho, y a su lado una Plaza de Abastos. Había varias ferreterías, papelerías, puestos de chucherías como El Pinar, mercerías, carnicerías, zapaterías, pescaderías, tiendas de ultramarinos y un sinfín de comercios que cubrían todas nuestras necesidades a menos de cinco minutos andando desde casa. Teníamos un mercado un día a la semana, los martes, al que acudían de la región diferentes fruteros, verduleros... a vender sus productos frescos de proximidad o de quilómetro cero como dicen ahora.
 
    No había tantos plásticos y solían envolverte lo que comprabas en papel de estraza. Los vidrios se devolvían. Si querías una cerveza tenías que pagar el casco, a no ser que entregaras uno vacío a cambio, cuyo importe se te devolvía al retornar el envase. Se consumía leche fresca, no pasteurizada, como ahora. 
 
    En definitiva, lo que ahora llaman las ciudades del cuarto de hora o de los quince minutos eran una realidad hace unos cincuenta años en España, donde muchas pequeñas tiendas cubrían las necesidades de la población. Había menos tráfico rodado y aparacamientos de autos por las calles, que eran básicamente peatonales, por lo que los chavales podíamos jugar en ellas: al balón, al escondite o a lo que fuera. Caminábamos a diario de forma rápida y sin necesidad de recorrer media ciudad. 
 
    La vida era muy sencilla, antes de que llegaran los supermercados. Cuando se abrió el primero, algunas pequeñas tiendas se resintieron. Después aparecieron los hipermercados (con prefijo griego hiper- equivalente al latino super-, pero más culto y difícil de entender), en los que se vendía de todo, obligando a muchas pequeñas tiendas, que ya había quedado tocadas, a echar el cierre del candado. Y la cosa empezó a complicarse porque dichos establecimientos ya estaban lejos del núcleo urbano.
 
Cocheras de los trolebuses, Maliaño.
 
     Recuerdo el primero que se abrió, que fue PRYCA, acrónimo de Precio y Calidad, en Peña Castillo, en las afueras de Santander, lejos del núcleo urbano. Era necesario coger el trolebús o usar vehículo particular para ir a hacer allí la compra y cargar con ella. Los precios eran competitivos, mucho más baratos que en las tiendas locales, que fueron perdiendo clientela y quebrando paulatinamente. Aparecieron entonces las grandes superficies comerciales, en las que comenzaron a instalarse franquicias de todo tipo... Los beneficios se acumulaban en pocas manos. Cuando la mayoría de las pequeñas tiendas cerraron, los precios de los super-, hiper-, centros comerciales y grandes superficies, una vez que habían fidelizado a su clientela, empezaron a subir.  
 
    Lo irónico del caso es que nuestros políticos ahora quieren hacernos creer que nos quieren volver a traer las ventajas que en su momento dejaron que desaparecieran para beneficio de las grandes empresas y oligopolios; nos quieren hacer creer que van a crear ciudades de 15 minutos para nuestro beneficio. Podrán engañar a la mayoría de la población, sobre todo a los jóvenes y a todos los que no conocen lo que acabo de contar, pero a los viejos no pueden engañarnos. Me gustaría equivocarme pero esos modelos urbanísticos que quieren imponernos ahora "para nuestro bien", no son para nuestro bienestar. Son para que no tengamos que desplazarnos, sí, y para que permanezcamos  más tiempo en el arresto domiciliario en el que quieren que nos autoconfinemos por nuestra seguridad a fin de poder mejor de ese modo tenernos controlados.
 

martes, 7 de noviembre de 2023

Canción de otoño de Verlaine

 Me he entretenido  traduciendo la Canción de Otoño de Paul Verlaine, a la que puso música yasística y que cantó Léo Ferré. 


Les sanglots longs / Des violons / De l’automne / Blessent mon coeur / D’une langueur / Monotone.

Tout suffocant / Et blême, quand / Sonne l’heure, / Je me souviens / Des jours anciens / Et je pleure.

Et je m’en vais / Au vent mauvais / Qui m’emporte / Deçà, delà,/ Pareil à la / Feuille morte. 





Llanto sin fin / del vïolín / otoñal /  hiere mi ser / de languidez /  siempre igual.

 Sin aire y ya,/ la hora al dar, /  tembloroso, / me acuerdo de / días de ayer, /  y sollozo.

 Y ya me voy / con viento atroz / que me lleva / aquí y allá, / igual a la / hoja seca.

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Tengo mis dudas sobre la traducción del último verso: "feuille morte", que literalmente significa "hoja muerta". En un primer momento pensé en dejarlo así, pero he optado finalmente por la que me parecía versión más adecuada(?)en castellano, que es "hoja seca", que es como nos referimos a las hojas que en otoño se desprenden de los árboles.





Otro poeta francés Jacques Prévert compuso un poema titulado "Les feuilles mortes", que musicó Joseph Kosma y que cantó y popularizó Yves Montand entre muchos otros, y que habla de las hojas secas, que algunos prefieren traducir por "muertas", que se amontonan en otoño en el rastrillo como los recuerdos. 
 
 

lunes, 6 de noviembre de 2023

Los gritos de las plantas

    Publicaba Giorgio Agamben el 30 de octubre en su página de quodlibet esta brevísima e irónica reflexión sobre la guerra de Israel contra los gazatíes, titulada El silencio de Gaza En días pasados científicos de la School of Plant Sciences de la universidad de Tel Aviv han anunciado que han grabado con micrófonos especiales sensibles a los ultrasonidos los gritos de dolor que emiten las plantas cuando son cortadas o cuando carecen de agua. En Gaza no hay micrófonos. 
 
    La noticia la recogía, entre otros, The Times of Israel el 30 de marzo, que remitía al estudio científico  recogido en la prestigiosa revista Cell.
 
    Ya se sabía, antes de dicho estudio, que las plantas estresadas mostraban alteraciones tales como cambios de color, olor y forma. Ahora se ha descubierto que emiten también sonidos aéreos que pueden registrarse en el aire y clasificarse. 
 
 
    El estudio científico registró los sonidos ultrasónicos emitidos por plantas de tomate y tabaco que habían sido privadas de agua, sufrieron un corte en el tallo o fueron dejadas solas (como grupo de control) dentro de una cámara acústica y en un invernadero, mientras se monitoreaban los parámetros fisiológicos de la planta. Se llegaron así a desarrollarse modelos de aprendizaje automático que lograron identificar el estado de las plantas, incluido el nivel de deshidratación y las lesiones, basándose únicamente en los sonidos emitidos.
 
 Las plantas emiten sonidos: 
 
 
    Los gritos de las plantas, en el rango ultrasónico de aproximadamente 20 a 100 kHz, que está por encima del límite del oído humano, podrían ser detectadas en un radio de acción de tres a cinco metros por muchos mamíferos (dada su sensibilidad auditiva, por ejemplo, ratones) e insectos y polillas.
     
    Sin duda se trata de un estudio científico importante, que pone de relieve la incapacidad del oído humano de detectar todos los gritos de dolor y angustia de los seres vivos. Podemos captar ahora dichos gritos. Pero en la franja de Gaza no se han habilitado, como dice Agamben, micrófonos especiales que capten los gritos de dolor y de angustia que emiten los gazatíes cuando son bombardeados y destrozadas sus casas y sus cuerpos, y muertos tantos niños inocentes, y sometidos los supervivientes a todo tipo de restricciones, mientras los israelíes que han ocupado los territorios de Palestina son incapaces de escucharlos porque carecen de audífonos adecuados o porque están sordos, pero no hay peor sordo, ya se sabe, que el que no quiere oír ni escuchar.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Plan de paz para Oriente Próximo (y otras guerras).

    Este plan de paz que se propone aquí no es una mera proclama pacifista al uso que pide el alto el fuego sin más, sino algo más: una guerra a la Guerra establecida, que se fundamenta en el abandono de sus dos principales armas ideológicas y estratégicas:
 
1.- Abandono de la religión: Las tres religiones monoteístas históricas (el judaísmo, el cristianismo y el islam, que quiere decir 'sumisión') son las responsables principales de las guerras históricas (cruzadas, guerras santas, yihads, o como quieran llamarse) pero no solo de las guerras religiosas, entre las que puede incluirse sin mucho escándalo el conflicto de Oriente Próximo, sino de todas las guerras, porque hasta las modernas que calificamos de económicas o políticas, que viene a ser lo mismo, tienen una raíz religiosa.
 
    Los tres dioses monoteístas Jehová, Yavé, Dios o Alá han sido siempre excluyentes y exclusivos. Consideraban que sus fieles eran el pueblo elegido, y sembraban el odio con los dioses y pueblos vecinos, que eran tachados de infieles o de gentiles. Hoy día, aunque muchas personas siguen creyendo en las viejas religiones, han sido sustituidos por su más moderna epifanía laica, que es el Dinero. Solo el abandono de la fe en esos dioses monoteístas, incluida la pérdida de la fe en su más moderna encarnación, puede garantizar el alto el fuego y el cese de las hostilidades, la anápneusis polémoio (ἀνάπνευσις πολέμοιο), el respiro de la guerra, que cantaba el divino Homero en la Ilíada, y que calificaba siempre de breve olígue (ὀλίγη), porque la paz no era más que una tregua efímera en el eterno combate entre tirios y troyanos. 
 
    Cuando se propugna aquí el abandono de la religión, se incluye también, por lo tanto, el abandono de la religión económica, que es en definitiva el resultado moderno de la evolución de las viejas religiones. 
 

 
2.- Abandono de la fe en la democracia y el Estado: Resulta duro decirlo así porque parece que si predicamos la pérdida de fe democrática estamos haciendo apología de la dictadura y de otras formas de gobierno más autoritarias y despóticas. Y no es así. No, las democracias occidentales son regímenes teocráticos, donde se sustituye la voluntad de Dios por la voluntad no del pueblo, que se caracteriza por no aceptar ninguna forma de gobierno, sino de la mayoría de los contribuyentes y votantes que suman sus voluntades individuales, traducidas en votos, para conformar una mayoría que se imponga a la totalidad, como si fuera la voluntad del viejo Dios, por lo que resultan las dictaduras más perfectas y las formas más totalitarias de Estado contra las que no es lícito alzar la voz, en las que se confunde el gobierno con el pueblo gobernado. 
 
    La democracia no es el menos malo de los sistemas de gobierno posibles, como suele decirse, sino el más perverso, porque es el único que hay, y por eso mismo no puede ser bueno, porque es el que hay y es el que nos toca combatir para que no haya guerras en el mundo. Todos los gobiernos del mundo, sean de izquierdas o de derechas, sirven a los intereses económicos del sacrosanto Capital. 
 
    La única forma de fomentar la paz, por lo tanto, en Oriente Próximo y en cualquier otro lugar del mundo es declararle la guerra al Capitalismo, que justifica como antaño los viejos dioses monoteístas, todas las guerras, desde la guerra de Troya hasta la guerra de Israel que nos sirven ahora puntualmente todos los informativos durante veinticuatro horas.
 

      Ningún Estado, por otra parte, puede garantizar la paz, porque la guerra es la esencia misma del Estado, el bienestar y la salud, como decía Bourne, de todos y cada uno de ellos, y el hecho de que haya varios, muchos, no hace más que complicar la cosa por sus luchas constantes por mantener su identidad nacional y defender sus fronteras, una identidad que solo se sostiene en la contraposición con las demás identidades nacionales.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Retahíla de mensajes breves

Hay quien propone la vuelta a los teléfonos tontos ante la hiperconexión a que nos someten los listos, inteligentes o smart phones, en la lengua del Imperio. 
 
 La tierra que le prometió Yavé a Israel sólo se alcanza merced al Dinero, es decir, gracias a los intereses financieros de los grandes capitales de Occidente. 
 
Es importante informarse antes de formarse una opinión que es el rasgo distintivo de la personalidad individual que hay en nosotros y que se opone a lo común.
 
El smartphone creó una necesidad no existente hasta que se descubrió: la de la hiperconectividad que convirtió al móvil en amo y a su propietario en esclavo.
 
 (A Paul B. Preciado) «Soy persona trans por disidencia de este régimen binario aberrante» 
Transitando de un sexo a otro no se destruye “este régimen binario aberrante”, sino que se refuerzan por el contrario los estereotipos sexuales existentes.
 
Primero fue el correo electrónico, luego la mensajería instantánea y, por último, las redes sociales. La hiperconectividad se convirtió en una necesidad.
 
 
En la caverna platónica los esclavos ya no ven la caja tonta o vieja televisión, sino la moderna smart tv o tele inteligente, que nos mete en el ciberespacio.

Se dice que todas las opiniones son muy respetables, y no es así: son como los pedos, muy personales: todo el mundo piensa que sólo huelen mal los de los otros.

'Sé tú mismo' es un imperativo ontológico que pretende que seas tu propio carcelero y tu propio presidiario confinado en la jaula de una definición definitiva.

Cualquiera de estas tres novelas de ciencia-ficción del siglo pasado Fahrenhet 451, 1984 o Un mundo feliz, describen mejor la realidad del mundo que la Ciencia.



viernes, 3 de noviembre de 2023

La Enfermedad "X"

    El término "Enfermedad X" fue acuñado en febrero de 2018, antes de declararse la pandemia de la enfermedad del virus coronado, por la Organización Mundial de la Salud (Org. en adelante) para describir una hipotética enfermedad desconocida que podría causar una pandemia gravísima en el futuro. La Org. incluyó dicha X Disease en su lista de enfermedades prioritarias para la investigación y... el desarrollo de vacunas. 
 
 
    Lo de llamar a la Enfermedad “X” viene, sin duda del lenguaje matemático, donde la X representa la incógnita algebraica de la ecuación que hay que despejar. La Org. bautizaba así a una enfermedad desconocida que podría surgir repentinamente y propagarse rápidamente en cualquier momento, causando una grave epidemia o pandemia, una enfermedad infecciosa en potencia aristotélica que representaba una amenaza siempre futura para la salud pública mundial. 
 
    La Org. incluía la enfermedad incógnita en su lista de enfermedades prioritarias para asegurarse de que los investigadores estuvieran preparados para afrontar el reto de una amenaza futura y pudieran desarrollar rápidamente las herramientas necesarias no para tratar la enfermedad y curarla sino para prevenirla, si surgía. Nos hallamos ante el triunfo de la medicina preventiva sobre la curativa, que ha sido desplazada por aquella.
 
    La Org. considera que las vacunas deben crearse rápidamente, porque la Enfermedad Desconocida podría superar a la del virus coronado. Los expertos de salud mundial, según el periódico italiano Il messagero, consideran que ya está llegando la siguiente pandemia que podría matar a muchísimos millones de personas más que la anterior. Sólo hace falta que se declare, que la declaren. ¿Cómo podemos imaginar esa enfermedad desconocida? 
 
 
    Sin duda hay que recurrir a la crónica de otras enfermedades pasadas de gran letalidad, que habitan en el inconsciente colectivo de nuestra memoria histórica. Esa enfermedad incógnita podría ser la peste, que aunque se considera agua pasada, rebrota de vez en cuando en algunas partes del mundo, especialmente en áreas donde la higiene es deficiente y hay una alta densidad de roedores, ya que la bacteria se transmite principalmente por las pulgas de los roedores infectados. 
 
    La vieja peste se presenta en tres formas principales: bubónica, septicémica y neumónica. La forma bubónica de la peste, la más común, provoca inflamación y dolor en los ganglios linfáticos. La  septicémica puede causar una infección generalizada en todo el cuerpo y la neumónica puede provocar una infección pulmonar grave y ser altamente contagiosa. La enfermedad X por venir podría ser una de estas tres pestes, una combinación explosiva de ellas...  o ¿no será acaso que ya ha sucedido, que la X Disease era la pandemia cuyas secuelas todavía colean, a la que se adelantó un par de años la Org. profetizándola? 
 
    La Org. está fomentando la Investigación en Ganancia de Función (Gain of Function, abreviado en GOF en la lengua del Imperio). ¿Qué quiere decir eso? En principio parece algo positivo. ¿Quién, en su sano juicio, no querría ganar o recuperar funcionalidad en el caso de haberla perdido? Imaginemos que nos han amputado una pierna y nos implantan una prótesis que nos permite usarla de nuevo. Sería estupendo adquirir la funcionalidad que teníamos y que hemos perdido. Bienvenida sea, en este caso, la ganancia de función. Pero la Org. no está trabajando en eso, que corresponde al ejercicio curativo de la medicina, sino en "adelantarse a la naturaleza", lo que entra dentro de la medicina preventiva.
 
Pigmalión y Galatea, Angelo Bronzino, (1530)

 
         Partimos de la presunción de que nos va a llegar un patógeno mortal, la inminencia de la Enfermedad X que tendrá la capacidad de infectarnos de una manera fulminante contra la que no estamos preparados, y para adelantarnos a esa posibilidad, creamos nosotros dicha Enfermedad que no ha llegado todavía y que acaso no llegue nunca. Estamos lanzando una profecía y haciendo que se cumpla. Vamos a crear el monstruo que queremos combatir. Es lo que se ha denominado el efecto Pigmalión, recordando al personaje mitológico que se enamoró de Galatea, la estatua que había creado y que gracias a su amor cobró vida. O, sin recurrir a la mitología dorada, es el caso del bombero pirómano: que provoca un incendio para poder apagarlo. Y no lo hacemos por maldad o por ignorancia, sino para prevenir el problema y que no nos pille desprevenidos por sorpresa: fabricamos un virus terrible a fin de inventar una vacuna contra él. Creamos un problema que no existe para solucionarlo.
 
    Pero, sin embargo, la pandemia vivida, que no era más que un ensayo de control de la población y de imposición farmacológica generalizada, no es la Enfermedad "X", porque ésta, como su nombre matemático indica, es una pandemia esencialmente futura, que todavía no tiene nombre, diseñada por la Org., como hemos dicho, desde su Asamblea de 2018. La Enfermedad X está por venir. No se conocen todavía sus síntomas, si es que va a ser una pandemia sintomática, porque podría ser asintomática... Es la amenaza que se cierne sobre el planeta y todos sus habitantes. La emergencia, por lo tanto, no se ha acabado. Sólo estamos en una tregua, porque la emergencia es la nueva normalidad, la nueva forma de gobierno neo-liberal de cosas y personas.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Traductor, traidor

    A propósito de la traducción que Emily Wilson, profesora de clásicas de la Universidad de Pensilvania, publicó hace cinco años de la Odisea de Homero al inglés (acaba, entre paréntesis, de sacar ahora mismo también su traducción inglesa de la Ilíada), se ha dicho que es la primera traducción de Homero a la lengua de Chéspir hecha por una mujer, y hay que destacar que si bien puede ser significativo que haya habido más traductores que traductoras de Homero, eso no significa que la traducción por ser obra de una mujer tenga que ser mejor o peor o en definitiva distinta que la de un hombre.
 
    Como suele ser tradicional por lo general en las traducciones de Homero al inglés, la de Emily Wilson es una traducción en verso, y eso no deja de ser un mérito importante, aunque haya traducciones en excelente prosa como la de Samuel Butler, elogiada por el mismísimo Borges, que dijo que era la “la más fiel de las versiones homéricas”. 
 
    Utiliza Emily Wilson el pentámetro yámbico de raigambre chespiriana, y conserva el número de versos del original: es decir que a cada hexámetro de Homero le corresponde más o menos un pentámetro yámbico inglés. 
  

     Ya desde la traducción del primer verso de la Odisea se percibe cuál es el objetivo de su versión, que es adaptar Homero al inglés contemporáneo. Así resuelve el primer epíteto homérico que aparece en el primer verso de la epopeya, en la invocación a la Musa. El poeta le ruega que le hable del hombre “polýtropon”, que ella traduce sin complejos como “Tell me about a complicated man.” (Háblame acerca de un hombre complejo, mejor quizá que 'complicado')
 
    Es una traducción novedosa, quizá demasiado simple si tenemos en cuenta cuánto se han devanado los sesos los traductores a nuestra lengua, por ejemplo, por traducir el epíteto homérico. Así: “Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos” (José Luis Calvo) , “Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio” (Luis Segalá y Estalella), “Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío” (José Manuel Pabón), “Háblame, Musa, del hombre de muchos caminos” (Carmen Estrada), “Háblame, Musa, del hombre de múltiples tretas” (Carlos García Gual), Canta, ¡oh Musa!, aquel héroe siempre vario / sagaz, astuto y en ardid fecundo” (Antonio de Gironella), entre otras muchas. 
 
ἄνδρα μοι ἔννεπε, μοῦσα, πολύτροπον, ὃς μάλα πολλὰ
πλάγχθη, ἐπεὶ Τροίης ἱερὸν πτολίεθρον ἔπερσεν·
πολλῶν δ᾽ ἀνθρώπων ἴδεν ἄστεα καὶ νόον ἔγνω,
πολλὰ δ᾽ ὅ γ᾽ ἐν πόντῳ πάθεν ἄλγεα ὃν κατὰ θυμόν,
ἀρνύμενος ἥν τε ψυχὴν καὶ νόστον ἑταίρων.


Apoteosis de Homero, Jean-Auguste-Dominique Ingres (1827)

    Así traduce Emily Wilson al inglés los cinco primeros hexámetros: Tell me about a complicated man. / Muse, tell me how he wandered and was lost / when he had wrecked the holy town of Troy / and where he went, and who he met, the pain / he suffered in the storms at sea, and how / he worked to save his life and bring his men /back home. 
 
    Hace unos años traduje yo estos mismos versos en hexámetros castellanos del siguiente modo: “Cuéntame, Musa, del hábil varón que bogó a la deriva / mucho, después de arrasar el alcázar sagrado de Troya; / vio ciudades y el ser conoció de muchísimas gentes, / y hondas sufrió por el piélago en su alma penalidades / mientras bregó por su vida y retorno de sus compañeros.” 
 
    Pero, revisándolos ahora, no me quedo contento con la traducción que hice del epíteto como “hábil”, que era copia o sugerencia de la de Pabón. Así que ahora, volviendo sobre el caso, se me ocurre otra resolución  del πολύτροπον (polýtropon) dichoso, y rimar de paso esos cinco hexámetros asonantándolos, imitando la tgraducción magistral que hizo García Calvo de la Ilíada: 
 
    Cuéntame, Musa, del artimañero* varón que hubo errado / mucho, después de arrasar el alcázar de Troya sagrado; / vio de muchos pueblos ciudades y supo sus hábitos, / y muchas penalidades sufrió por el piélago en su ánimo, / por su vida y regreso de sus compañeros bregando. 

Sirenas y Ulises, William Etty (1787-1849)

     *He optado por artimañero. Podía también haber creado un epíteto como mil-mañas basándome en algunos compuestos existentes en castellano con el prefijo mil- como, por ejemplo, mil-leches, del perro que no es de raza pura, o milhojas, el pastel de varias capas, donde el número 'mil' quiere decir 'varias' y 'muchas', como el prefijo griego poly-, y eligiendo mañas entre las traducciones de “tropos” (que pueden ser vueltas, por alusión a lugares que visita Ulises en su extravío y tretas, como propone García Gual). 
 
    Estoy seguro de que si vuelvo otro día sobre estos mismos versos propondré otra traducción, otra traición, por aquello de que el traductor es  un traidor, siempre provisional porque no hay ninguna definitiva.  Por eso es importante leer los textos si es posible en su propia lengua y versión origina. Todas las traducciones son tentativas más o menos afortunadas.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

¿Quién ordena la masacre?

    El primer ministro israelí, el señor Netanyahu, justificó la matanza de los gazatíes que se está llevando a cabo durante el conflicto entre Israel y Hamás basándose en alusión bíblica del Antiguo Testamento (I Samuel, 15, 2-3), que cito como es costumbre por la traducción que manejo de Nácar-Colunga (el énfasis de la negrita es mío): Así habla Yavé Sabaot: Tengo presente lo que hizo Amalec contra Israel cuando le cerró el camino a su salida de Egipto. Ve, pues, ahora y castiga a Amalec, y da al anatema cuanto es suyo. No perdones, mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho; bueyes y ovejas, camellos y asnos
 
    Identifica así a Hamás subrepticiamente con Palestina, a esta con Amalec y a los palestinos con los amalecitas, e invoca su exterminio total, en el nombre de Yavé Sabaot, el Señor de los Ejércitos, un dios sanguinario e inflexible que no perdona a los enemigos de Israel, su pueblo elegido, un pueblo fanático apoyado por el gobierno demócrata estadounidense y sus vasallos europeos, que respaldan esa matanza, siendo muy escasas e inaudibles las voces que reclaman un alto de ese fuego atizado por el fundamentalismo religioso. 
 
 
    Merece la pena citar el artículo de Laurent Guyénot Israel's biblical psycopathy, en el que el autor defiende que el primer ministro israelí no es un psicópata en el sentido psiquiátrico habitual del término, sino que es el Estado de Israel en su conjunto el que padece de una psicopatía o neurosis colectiva cuya raíz hay que buscarla en la Biblia, y en ese concepto que confunde judaísmo y humanidad, excluye de esta última a los gentiles o no-judíos, lo que hace que un crimen cometido contra los judíos como fue la shoá u holocausto se considere un “crimen contra la humanidad”. Ya comentamos aquí cómo se confunde el mandamiento de “amaos los unos a los otros” en el judaísmo con el ahavat o amor a Israel.
 
    Esa psicopatía que denuncia Guyénot no es genética, sino cultural, y más aún, religiosa, “proviene del celoso dios inventado por los levitas para controlar a las hambrientas tribus lanzadas a la conquista de Palestina hace unos tres mil años”. 
 
Victoria de Josué sobre los amalecitas, Nicolas Poussin (1625-6)
 
     Yahvé, "el dios de Israel", es un dios que odia a los demás dioses, a los que considera falsos dioses, erigiéndose a sí mismo, de hecho, como único dios verdadero, un dios que exige una obediencia ciega a su pueblo elegido, que debe acatar escrupulosamente al pie de la letra la Ley, y le promete someter a todas las naciones al dominio de Israel y destruir a aquellas que se resistan. 
 
    El sionismo, bajo este prisma cultural, no es un movimiento laico o secular, sino religioso y bíblico, basado en la biblia hebrea, que es el llamado Antiguo Testamento de la biblia cristiana.  Aunque Theodor Herzl, el creador del sionismo, no se inspiró en la Biblia directamente, eligió el nombre de Sion, que es la denominación bíblica de Jerusalén, para su movimiento. 
 
 
    En la creación del Estado de Israel figura lo siguiente (énfasis mío): La Tierra de Israel, Palestina,  fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se formó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros 

martes, 31 de octubre de 2023

Recordando al bachiller Sánchez (Ferlosiana)

Desconocía la espléndida necrológica  que le dedicó Jorge Bustos, periodista y subdirector del diario El Mundo, a Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019)bajo el título de  Ferlosiana el 2 de abril de 2019. La copio y pego en el Arcón como homenaje a Sánchez Ferlosio, cuyo único título académico fue el de bachiller.

 

      De una España que idolatra la cocina, el gimnasio y las mascotas ya estaba tardando en bajarse Rafael Sánchez Ferlosio, que consagró su vida a las anfetas, la sintaxis y los hombres. Tiene suerte de haberse muerto antes de tener que soportar la humillación del elogio unánime, el gran contestatario devenido autoridad, el iconoclasta hecho mármol, el ceñudo revelado en su ternura. Lo cierto es que el inmortal ha muerto y ha hecho bien, porque nada de lo que podía ofrecerle el mundo podía ya interesarle.

    El columnista capaz de escribir "sinaítico" porque quizá veterotestamentario le parecía manido está mejor en los libros de texto -¿los hay aún?- que en su tertulia del barrio de la Prospe. El español que se medía con Ortega, y en ocasiones lo vencía, no tenía espacio en los zascas de Twitter. El humanista que acusó a Walt Disney de ser "un corruptor de menores nunca bastante execrado, el más mortífero cáncer cerebral del siglo XX", jamás habría podido exonerar a sus discípulos, especistas descongelados que propugnan los derechos humanos de los animales. El anarquista que clamaba lo mismo contra "el furor de dominación" del Estado y contra "el furor de lucro" del mercado no encajaba en el troquel binario con que se empeñan en seguir sexándonos como a pollos sin cabeza. El ciudadano ahíto ya en los 80 de la "empachosa onfaloscopia" -omphalós en griego significa ombligo- por la que la lucha cívica de la igualdad cedía al empuje disgregador de las identidades no resistía otra ojeada a los frentes judaicos populares en que ha degenerado la izquierda. El ateo irreductible que se mofaba del macizo de la raza marcha de aquí antes de aguantar la nueva ola de narcisismo folclórico que esencializa la romería del Rocío o eleva la tauromaquia a misión histórica. El moralista escatológico que denunciaba "la moral del pedo" ha preferido morirse antes de seguir oliendo el tufo a sacristía laica de tanta oenegé, colectivo, minoría, activista de agravio vivo e intestino muerto cuyo gas noble solo complace al que por su culo lo predica. 

 


Y el jacobino, en fin, que hace un año ya confesaba el tedio oceánico que le producía el tabarrón catalán ha decidido fallecer oportunamente antes de seguir tolerando "esta peste catastrófica de las autonomías, las identidades, las peculiaridades distintivas, las conciencias históricas y los patrimonios culturales", por culpa de lo cual la inteligencia de los españoles -afirmaba- va degradándose hasta acercarse peligrosamente a los umbrales de la oligofrenia.

Ahora que se ha ido el sabio, los tontos seguirán felices y los listos respirarán aliviados, y todos afrontaremos así con renovada energía esta campaña donde toda mezquindad tiene su asiento y todo pedo identitario encuentra su habitación.

Descanse RSF en su guerra eterna. Amén."