lunes, 6 de septiembre de 2021

Profecías de Jacques Attali

    En el Diccionario del siglo XXI (1998) del señor Jacques Attali, si dejamos aparte algunas excentricidades futuroides como la de "Marte" (El hombre alcanzará Marte hacia 2040, tras un viaje de dos años. En 2100, se instalará allí quizá el primer hábitat humano y el planeta rojo servirá de estación para las exploraciones fuera del sistema solar) o la de "extraterrestres" (... la humanidad será quizá contactada por otras formas de inteligencia más avanzadas que la suya), se encuentran numerosas claves para entender lo que pasa ahora en 2021, veintitrés años después de publicadas sus profecías. Nos interesan más que los mencionados otros epígrafes, que, pronosticados por este señor consejero de tantos podereosos de "distinto" signo político como Mitterand o Macron, se han visto ya cumplidos o se están realizando, como los siguientes.

    En lo político, veamos lo que dice por ejemplo de "democracia", que es el sistema de dominio vigente de perfecta dictadura que padecemos: Se anuncia para el siglo que viene la victoria de la democracia, su extensión indefinida a todos los dominios de los que ahora está excluida. Ella ha ganado en efecto todas las batallas contra todos sus adversarios y se extiende por países donde se la creía imposible. El mercado* la consolida reforzando el individualismo*, la competición, la trasparencia, la exigencia de espíritu crítico. Los pueblos que la han conquistado parecen dispuestos a todo para preservarla. 


     Busquemos ahora "pánico": "El pánico, movimiento gregario por el que cada cual imita al otro por miedo a ser marginado, dejado de lado, no es un desarreglo de la civilización occidental, sino su propia sustancia. Desempeñará en ella un papel cada vez más importante."

    Curioso, en lo que atañe a la economía, el epígrafe "renta": Cualquier persona tendrá quizá un día derecho a una renta decente pagada por el Estado* independientemente de cualquier actividad*: la renta universal. Pero nos explica el señor Attali qué entiende por "decente".

    Veamos, por ejemplo, a propósito de la crisis sanitaria que sufrimos, lo que dice de "epidemia": Allí se puede leer: "Se tomarán medidas planetarias de acantonamiento (cantonnement en francés, que es sinónimo de confinamiento, por lo que cabe dicha traducción sin ningún escándalo ni nadie que se rasgue las vestiduras) que pondrán en cuestión, durante un tiempo, el nomadismo* y la democracia*. (Las palabras que llevan un asterisco son términos del diccionario). Como en el siglo XV a escala de las naciones, de la epidemia nacerá una policía esta vez necesariamente mundial. Por lo tanto, llegado a un punto, un poder planetario". (Lo de planetario también es sinónimo, para entendernos mejor, de global, la famosa gobernanza global). ¡Qué curioso poder de adivinación el de este hombre, qué visionario!

    Busquemos ahora "enfermedades": "En cierta manera, muchas nuevas enfermedades estarán ligadas al nomadismo* del hecho de viajar los hombrres y los virus de especie en especie. Su control pasará por la puesta en marcha de barreras destinadas a prohibir estos viajes."

    Busquemos, "medicina": "Modificada por la electrónica, después totalmente revolucionada por la genética, se ocupará al menos tanto de las personas sanas como de los enfermos. Se intentará en primer lugar definir un perfil de vida normal -talla, peso, criterios de normalidad bioquímicos-, y se establecerán normas de conducta que cada cual se afanará por respetar so pena de perder el beneficio de los seguros* múltiples que le habrán incitado a suscribir. Se generalizará el telediagnóstico y el teletratamiento." ¡Qué profeta! ¡Es el oráculo de Delfos! ¡La Sibila de Cumas que anunció la última edad! ¡Qué curioso que la medicina se ocupe de las personas sanas -quizá debería haber dicho asintomáticas- y no sólo de las enfermas!

    En cuanto a lo metafísico y ontológico, esto es lo que dice el señor Jacques Attali bajo el epígrafe de “identidad”. Atentos: Cada individuo será definido y clasificado por un número de código único que englobará la identificación del pasaporte*, el téléfono* personal, la afiliación a la Seguridad Social, la tarjeta de crédito, el monedero* electrónico. Cada uno estará también determinado por una huella digital y una “huella del fondo del ojo”, medio imparable de verificar quién retira dinero en una cuenta bancaria o manipula un ordenador*.

    A la inversa, cada cual intentará escapar de su unicidad, no reducirse al número que la sociedad le ha asignado, buscará, escoger historias, pasados, nombres, otras identidades (y a cambiarlas sin cesar por autocreación en un carnaval generalizado), vivir de manera múltiple, ejerciendo varios oficios* y pertenenciendo a varias familias* simultáneas.

    Los pobres de los países ricos estarán bastante con el agua al cuello hasta el punto de vender su nacionalidad como venden ya la sangre, incluso sus órganos*. Se encontrarán entonces apátridas con quizás todavía medios para comprar un pasaporte* menos preciado que el que han vendido. Más tarde podrán incluso ceder otros elementos constitutivos de su identidad: su nombre, su huella digital, después su clonimagen*, incluso su propio clon*. Curioso esto que dice de que como siempre hubo ricos y pobres, seguirá habiéndolos, porque seguirá habiendo dinero, y uno podrá vender algunos elementos constitutivos de su identidad, pero nunca su propia identidad.

    La válvula de escape que da en el segundo párrafo, aunque no lo dice explícitamente, parece que tendría que ser virtual, o sea que podríamos liberarnos, aunque no librarnos de nuestra identidad real, adoptando otra u otras en el ciberespacio, con lo cual internet se convierte en lo que ya es: el soporte ideal para la realidad.

    Léase, si no, lo que se dice en el epígrafe de "virtualidad", uno de los más sugerentes: Se abrirán unas perspectivas vertiginosas, poniendo en cuestión conceptos filosóficos y reglas morales de toda civilización*. Ya no sabremos distinguir de la misma manera al loco del cuerdo, lo moral de lo amoral, lo legal de lo alegal*, el código ético* de la Ley*. La legislación de lo virtual no podrá ser la misma que la de lo real, ya que una de sus razones de ser es justamente la de permitir cumplir allí lo que está prohibido en el mundo real: la velocidad, la guerra*, la violencia*, todas las trasgresiones... Hasta la sexualidad* dejará de ser objeto allí de los mismos tabús. Como se autorizan hoy los asesinatos virtuales, se autorizarán mañana violaciones virtuales.

 

domingo, 5 de septiembre de 2021

Cinco estampitas más

 

Los isreaelíes que se han inoculado ya dos veces deberán comulgar con una tercera dosis en los seis meses posteriores a la segunda para actualizar su pasaporte.

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¿Por qué no están satisfechos de una vez con el triunfalismo y éxito patriótico de haber inoculado al setenta por ciento de la población, como era su objetivo? 
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Las vacunas pierden eficacia contra la infección pero siguen evitando la covid grave y la muerte. Miente en titular de primera plana nuestro diario progresista.

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El presidente del Gobierno pide a la sociedad que no estigmatice a los jóvenes, ya que, tras esperar su turno con paciencia, corren ya masivamente a inocularse. 

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"Lamentablemente el sistema no puede procesar su solicitud de servicio en este momento. Por favor, vuelva a intentarlo de nuevo más tarde... Lamentablemente..."

sábado, 4 de septiembre de 2021

La flecha envenenada

Érase uan vez un joven novicio que, envuelto en numerosas tribulaciones y abatido por una profunda crisis religiosa, estaba a punto de romper sus votos, abandonar el monasterio y volver a la vida mundana, cuando decidió, sin embargo, consultar antes al maestro y formularle las numerosas preguntas que le rondaban por la cabeza día y noche sin respuesta. El maestro le respondió como hacían algunas veces los grandes sabios, contándole una historia que parecía que no venía muy a cuento, con la parábola siguiente: 


Érase una vez un hombre herido que había recibido un flechazo mortal y agonizaba. Sus parientes y amigos llamaron enseguida al médico para que le extrajese la flecha y le curase. 

Pero el malherido no prestaba atención a su herida y les decía que no se preocuparan por él, que se encontraba bien, cuando era evidente que no era así y que estaba desangrándose irremediablemente. 

Les rogaba sin embargo que le hiciesen el favor de averiguar lo primero de todo quién le había disparado, cuál era su nombre, y de dónde era, si era  amigo o enemigo, si un conocido o un desconocido. 

No contento todavía con eso quería saber urgentemente si el arma de la que había partido el dardo era propiamente un arco o se trataba, más bien, de una ballesta, y si su cuerda era de bambú, cáñamo o de seda. 

Era, asimismo, de vital importancia para él conocer si la punta de la flecha había sido untada con algún tósigo, y, si era así, que parecía lo más probable a juzgar por el rabioso dolor que sentía, con qué clase de veneno.

Y, sobre todo, quería conocer cuál había sido la causa del disparo, si se trataba de un accidente fortuito o si el arquero le había clavado la saeta adrede; y si había sido de esta última manera, cuál era la razón de la supuesta ofensa que le había infligido, pues él no era consciente de haber ofendido a nadie... 

El veneno inoculado, por su parte, hizo su rápido efecto enseguida, y el hombre, antes de conocer las respuestas a aquellas preguntas,  falleció.

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¿Qué revela la parábola? Que el hombre herido somos nosotros mismos, los lectores ya que no oyentes de la parábola. Y que la flecha envenenada es la propia parábola: esta  narración sólo sirve, como toda la literatura en general, para zaherirnos y abrirnos la llaga en carne viva: nos envenena al presentarnos como real algo que es ficiticio e imaginario y entretejido por una densa red de palabras, o dicho mejor de otra manera, haciendo pasar por verdadero algo que es el fruto ficticio y hechicero de la realidad. 
 
Nos interesamos por infinidad de cuestiones irrelevantes para satisfacer nuestra curiosidad que nos distraen de lo importante,  que es la liberación, entreteniéndonos en disquisiciones propias de los sabios de Bizancio. Damos importancia a cuestiones que no la tienen, cuando de lo único sensato que se trata es de arrancarse la venda que nos tapa los ojos, y curar la herida que nos ha abierto la saeta disparada, deteniendo la hemorragia y la acción tóxica del veneno con el que estaba untada la punta de la flecha.

Lo que trata de enseñarle el maestro al discípulo que está a punto de renunciar a la religión y de volver a la realidad del mundo, falsa como es, es que cuando un hombre se da cuenta de que está herido (y todos lo estamos sin excepción, porque nadie se libra de las tres heridas que cantó el poeta: la de la vida, la de la muerte y la del amor), cuando uno descubre que su existencia no es vida sino una condena perpetua a muerte, muerte en vida, cuando a uno se le revela la falsedad de la realidad y se le revuelven las tripas por dentro, lo que se impone es actuar cuanto antes, evitar el sufrimiento innecesario, y no perseverar en el error. 

(Nota bene: En el Majjhima Nikaya, que es la colección de los discursos intermedios del Canon Pali o Tipitaka escritos en lengua pali, que recoge en sus tres “ti” canastas “pitaka”, las enseñanzas budistas transmitidas oralmente a lo largo de cinco siglos, figura est preciosa parábola de la flecha envenenada, sutra número 63).

viernes, 3 de septiembre de 2021

De cómo Zeus fecundó a Dánae

    Lo que más me ha gustado del artículo de Juan Manuel de Prada "Un fracaso indisimulable" que publicó el diario ABC el 30 de agosto de 2021, muy bien traído todo él, es la alusión mitológica que hace al final del último párrafo. Compara el silencio de médicos y periodistas sobre la implantación de las terapias génicas experimentales, vulgar- y torticeramente llamadas 'vacunas',  a la que estamos asistiendo en las sufridas Españas desde comienzos del año en curso con el silencio de los corderos, expresión cinematográfica tomada de la película de terror The silence of the lambs (1991) de Jonathan Demme. Los corderos, en efecto, cuando el matarife va a sacrificarlos en el matadero, aceptan resignadamente su muerte cerrando los ojos, sin ningún balido y sin oponer ninguna resistencia. Escribe De Prada en la última frase del párrafo y del artículo: "Así, mientras callan, los fecundan al modo que Zeus fecundó a Dánae."

    Alude De Prada a una de las muchas inseminaciones de Zeus que, enamorado de tantas diosas y mujeres, adquiría diversas formas para seducirlas, un poco al modo del dios cristiano que, según la teología, descendió en su epifanía de Espíritu Santo transformado en paloma para fecundar a la virgen María, de la que concibió a su hijo unigénito Jesucristo. Zeus, sin embargo, es un dios esencialmente promiscuo y politeísta, a diferencia del monoteísta dios judeocristiano, por lo que adoptaba numerosas metamorfosis o formas para seducir a sus numerosas amantes, ya fueran diosas o mujeres, y llenar el Olimpo y el mundo de dioses y semidioses. 

Dánae, Gustav Klimt (1907)
 

    Dánae, en concreto, era una princesa que había sido encerrada en una torre para que no conociera varón porque una profecía le había revelado a su padre, el rey Acrisio, que un hijo de ella le daría muerte algún día a él, por lo que decidió no exponerla a la codicia masculina. Zeus, enamorado de ella, por el reto que suponía su prohibición, se transformó en lluvia de oro, cayó sensualmente sobre la doncella, penetrando en todos los poros de su piel y la dejó embarazada, unión de la que nacería el héroe Perseo que, efectivamente, mataría un día accidentalmente a su abuelo. Como en el caso de Edipo, el intento de evitar que se cumpla una profecía no logra su objetivo, sino todo lo contrario: esta, una vez que ha sido formulada solemnemente, no puede dejar de realizarse, tal es su fatalidad.

    El significado de esta lluvia de oro en la pintura y en la literatura ha sido siempre económico, es decir, Zeus se convierte en dinero y gracias a él consigue a la hembra: es una alegoría de la prostitución femenina, la mujer como primera forma de compraventa. (Una visión más moderna y grosera de la historia quiere ver en la lluvia de oro una imagen de la orina, confundida con el semen en su fluidez, derramada sobre la cara y el cuerpo desnudo de la muchacha). No hace falta, pues, decir, que a lo que alude De Prada con la culta referencia al modo de fecundación que utilizó Zeus con Dánae es, obviamente, al pago de dinero para comprar el silencio de los médicos y de los periodistas ante lo que se está perpetrando.

Dánae, Mabuse (1527)
 

    En el canto XIV de la Ilíada de Homero (vv. 313-328,) Zeus, hace una lista de sus amores, cuando le pide a Hera en un bello pasaje que se acuesten juntos porque le ha entrado un repentino deseo muy grande de ella, mucho mayor que el que le embargó otras veces por otras mujeres o diosas, y mucho mayor que el que ha tenido otras veces por ella misma, su cónyuge legítima. Empieza aludiendo a Día, la mujer de Ixión, a la que según sabemos sedujo transformándose en caballo, y de la que nació Pirítoo. Después alude a la susodicha Dánae, la hija del rey Acrisio, a la que sedujo transformándose en lluvia de oro, como queda dicho. A continuación alude a Europa como la hija de Feniz, y madre de Minos y Radamante, a la que sedujo transformándose en un toro manso. Cita luego a Sémele dos veces, a la que dejó embarazada del dios Dioniso y fulminada, pues se presentó ante ella en su auténtica forma como dios del rayo que lanza truenos y relámpagos. Viene después Alcumena o Alcmena, ante la que tomó la figura humana de su esposo Anfitrión para seducirla, pues era ella toda una Penélope, la más fiel de todas las mujeres a su legítimo esposo, la que no podía traicionarle por nadie que no fuera él mismo, a la que Zeus hizo madre de Heraclés, con su acentuación oxítona griega, o Hércules en su forma latina. Recuerda Zeus también los amores de Deméter, de la que concibió a Perséfone, y finalmente a Leto o Letó, con igual acentuación griega, madre de los dioses Apolo y Ártemis.

    La lista no se acaba con la enumeración homérica, podríamos continuar con algunas ausencias que Zeus ha pasado por alto: por ejemplo cómo transformado en cisne sedujo a Leda, de la que nacieron los dioscuros Cástor y Pólux; o como adoptó incluso el aspecto femenino de Ártemis cazadora para seducir a una de las presas más difíciles, la ninfa Calisto, que formaba parte del cortejo exclusivamente femenino de la diosa y rechazaba a todos los varones. Tomó también la figura de águila real, su animal emblemático, para raptar a la ninfa Egina, hija del río dios Asopo, a la que arrebató de su palacio y llevó por los aires a una isla del golfo sarónico, muy cercana de Atenas, donde consumó su unión con ella, dándole el nombre de la ninfa a la isla. Transformado también en águila real arrebató al efebo Ganimedes, al que subió al monte Olimpo e invitó a su lecho, aunque algunas fuentes aseguran que sólo quería al muchacho para que le sirviera las copas, y aunque esta unión fue infructuosa en el sentido de que no dio origen a ningún héroe o semidiós, hirió más que ninguna otra a Hera, que nunca le perdonó si hemos de prestarle crédito a algunas fuentes este devaneo homoerótico con el que ella no podía competir. Pero Zeus no pretendía en el relato homérico ser exhaustivo, sino solo acostarse con Hera sin levantar muchos resquemores... 

  Dánae recibiendo la lluvia dorada, Tiziano (1520-1525)

    La traducción del pasaje homérico en ritmo dactílico con rima asonante o parcial que recuerda a nuestros romances medievales se debe a Agustín García Calvo, que crea algunos epítetos castellanos recreando a Homero, como "beltobellina" calificando a Dánae o "belcabellina" referido a Deméter para resaltar la belleza de los tobillos o de los cabellos respectivamente.

“¡Hera!, ir allá cosa es que cabe hacer otro día; / y ahora ¡en amor vamos, ea, tú y yo a acostarnos a prisa!: / Pues nunca jamás de diosa o mujer deseo me había / venido enredándoseme al corazón en ansia tan viva, / ni cuando de la mujer de Ixïón en amores ardía, / la que dio a luz a Pirítoo el par-de-dios-en-valía, / ni cuando a la hija de Acrisio, a Dánae beltobellina, / la que dio a luz a Perseo, entre todo mortal maravilla, / ni cuando amé de Feniz el de-luenga-fama a la hija, / que me parió a Minó y Radamantus, prenda divina, / ni cuando a Sémele o cuando a Alcumena en Tebas altiva, / que fue de Heraclés corazón-de-león la madre cumplida, / y Sémele de Dïonuso, a la raza mortal alegría, / ni cuando a Démeter la reina y señora belcabellina, / ni cuando a Letó glorïosa, ni cuando, no, ni a ti misma, / como ora a ti te deseo y un dulce amor me domina”.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Temazo de Eric Clapton

This has gotta stop (Esto tiene que parar) es el nuevo tema del guitarrista británico Eric Clapton que muestra el hartazgo del cantante con la situación sanitaria, es decir, con la gestión que están haciendo los gobiernos de ella. 'Esto tiene que parar', dice, y no se refiere al virus, que no se sabe ni siquiera qué es, sino al tinglado que han montado a su costa, es decir, a las medidas sanitarias, que no saludables, que han implementado los gobiernos.
 
 

Me llama la atención de la letra, que no es precisamente muy rica en metáforas y lindezas líricas, el verso: I can’t take this BS any longer: Ya no puedo soportar más esta ¿BS?, que es en la lengua de Chéspir la abreviatura de British Standard, una especie de etiqueta que se aplica a algo que es modelo británico, pero también, y ahí está la intención del letrista y la gracia, es abreviación de “bull shit”, literalmente “mierda de toro” o, si se prefiere, “caca de la vaca”, pero como “idiom” que es, significa que algo que se dice es un sinsentido o directamente falso. No deja de ser un término malsonante en la lengua de Chéspir, porque contiene la palabra “shit”, mierda. Queremos decir “no puedo soportar más esta mierda”, pero en vez de usar el palabro malsonante, decimos esta “eme”, como si en castellano dijésemos “jo” en vez de “joder”, algo no poco ridículo.

La letra repite un montón de veces que esto se tiene que acabar, que ya es suficiente, que no aguanta más. Pero si la letra no es gran cosa, la música y la guitarra suenan magistrales, como era de esperar. El videoclip, por otro lado, es una buena caricatura de nuestra sociedad actual, completamente mesmerizada por los medios de idiotización de masas. A ver lo que dura en la plataforma esa que tantas cosas censura...


Algunos reprochan a Eric Clapton que después de haberse metido tanta cocaína, heroína y alcohol se preocupe ahora de lo que pueda haberse metido con la vacuna. Pero ya nos contó su desastrosa experiencia de inoculación, como reveló la prestigiosa revista musical Rolling Stone el 16 de mayo de 2021: "Tomé la primera inyección de AZ (se refiere a Astrazeneca) y enseguida tuve reacciones graves que duraron diez días. Al final me recuperé y me dijeron que pasarían doce semanas antes de la segunda...", escribió Clapton. "Unas seis semanas después me ofrecieron y tomé la segunda inyección de AZ, pero con un poco más de conocimiento de los peligros. No hace falta decir que las reacciones fueron desastrosas, mis manos y pies estaban congelados, entumecidos o ardiendo, y prácticamente inservibles durante dos semanas, temí no volver a tocar nunca más, (sufro de neuropatía periférica y nunca debería haberme acercado a la aguja). Pero la propaganda decía que la vacuna era segura para todos...".

Las autoridades sanitarias le reprocharon que esos efectos secundarios que él decía haber padecido y que podían no deberse a la vacuna no eran nada en todo caso si se comparaban con los millones de vidas que se habían salvado gracias a la inoculación, sacando a relucir el fetiche de las vidas salvadas que se habrían echado a perder sin dicha inyección, lo que nunca podrá ser demostrado pero es objeto carismático de fe, fetiche que viene a ocupar el papel que desempeñaba el alma en el medievo cuando la Iglesia las salvaba para el Cielo.

En la entrada ¡La bolsa o la vida!  se puede escuchar el tema  que grabó con Van Morrison "Stand and Deliver" y comprobar que la letra es una auténtica canción de protesta. Eric Clapton fue inmediatamente agasajado, como dice él, con “contempt and scorn”, desprecio y desdén.


 Clapton también grabó "Where Have All the Rebels Gone?" con Van Morrison, un tema del nuevo álbum del cantante irlandés que Rolling Stone calificó de "oscuramente extraño y deliciosamente terrible", cuya letra se pregunta '¿Dónde se han metido todos los rebeldes? Escondidos detrás de las pantallas de sus ordenadores. ¿Dónde está el espíritu, dónde el alma? ¿Dónde han ido todos los rebeldes?, cuya estribillo nos recuerda la deliciosa e inolvidable canción de Pete Seger “Where have all the flowers gone?”.

El cantante declaró a Rolling Stone: "He sido un rebelde toda mi vida, contra la tiranía y la autoridad arrogante, que es lo que tenemos ahora", escribió Clapton. "Pero también anhelo el compañerismo, la compasión y el amor... Creo que con estas cosas podemos prevalecer". 


Estos temas junto a otros clásicos del repertorio de Eric Clapton, leyenda viva del rock, podrán ser escuchados en directo a partir del próximo 13 de septiembre en una gira mundial que comienza en EEUU, y que le traerá a Europa en mayo de 2022, aunque de momento no hay fechas en España. El cantante ha declarado que se niega a tocar en salas que exijan una prueba de vacunación o pase sanitario. Grande Eric Clapton.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Ocho estampitas más

 

Pediría a las familias que los mayores de 12 años empiecen a clase con la primera vacuna. (El educado "ordeno y mando" de la consejera educativa de Cantabria).

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El actual "enfermo asintomático" según una poco fiable prueba diagnóstica de laboratorio se consideraba no hace mucho una "persona en perfecto estado de salud".

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El lema de la policía alemana "Die Polizei, dein Freund un Helfer" (La policía, tu amigo y ayudante) fue adoptado durante el tercer Reich con ingenua devoción.

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La izquierda alemana se presenta a las elecciones como sanitaria con mascarilla que te 'salva la vida', alegoría hospitalaria de la Sanidad, que no de la salud.

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No necesitamos salvadores de vidas ni de almas, lo único que necesitamos es que nos dejen vivir, y para eso la Sanidad no sirve, porque atenta contra la salud. 

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El viento a fin de agosto ha tirado al suelo los primeros erizos, esos espinosos zurrones aún verdes que guardan las castañas del otoño que vuelve como siempre.

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Según el protocolo de la estrategia de vacunación vigente aplicado a la ciudadanía, ¿habrá una tercera dosis para los supervivientes de la primera y la segunda?

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La Sanidad, con inicial mayúscula de nombre propio, corresponde al Estado, mientras que la salud, nombre común y corriente, es palabra del pueblo y de la gente.

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martes, 31 de agosto de 2021

Se acaba lo bueno y poco que se daba

    Si se te terminan o falta poco y están a punto de finalizar las augustas vacaciones estivales, enfréntate con positividad a la vuelta al trabajo o al cole y a su rutina, aconsejan los modernos doctores y prestigiosos psicagogos (pedopsicagogos o psicopedagogos, tanto monta), de la Universidad de Masachuses, considerada una de las veinte mejores del mundo. 

    La reincorporación tras las vacaciones a los centros laborales o estudiantiles -¡qué tiempos aquellos en los que STVDIVM era sinónimo de ocio y de algo que se hacía por devoción y no de trabajo y de hacer algopor obligación!- implica, según dichos expertos en psicagogía, tener que poner otra vez en marcha el despertador y someterse a horarios fijos preestablecidos e irracionales, vuelta al redil de las obligaciones y las responsabilidades y a dejar atrás unos días sin ataduras ni presiones, lo que genera una cantidad ingente de murria, esa especie de melancólica tristeza que arrastramos y nos hace andar cabizbajos y atrabiliarios, nostalgia del paraíso vacacional perdido, apatía, irritabilidad, malhumor, falta de energía, motivación y concentración,  taedium uitae o hastío existencial y vital,  que se traduce en un deprimente esplín, disminución del rendimiento tanto físico como psíquico, arritmias y taquicardias e incluso graves perturbaciones del sueño como el insomnio o las recurrentes pesadillas relacionadas con la fábrica, oficina o institución académica correspondiente, y alteraciones de la alimentación, síntomas todos ellos que caracterizan el proceso de adaptación a lo malo y conocido (que nunca valdrá más, pese al desafortunado refrán, que lo bueno por conocer, que son las próximas y lejanas vacaciones o la más distante y casi inalcanzable jubilosa jubilación). 


    La vuelta al curro provoca ansiedad, estrés y hasta depresión postvacacional, como reconoce la Organización Mundial de la Salud, que ha registrado ya como enfermedad laboral el "síndrome" que te entra al acabarse las vacaciones en su afán de patologizar todos los aspectos de la vida cotidiana, cada vez más enfermiza gracias a los diagnósticos que la hacen enfermar, pero si cambiamos la manera de enfrentarnos emocionalmente a la dura realidad, podemos hacer que no sea tan difícil el retorno a la normalidad sin perjudicar nuestro bienestar. 

    No se trata tampoco de engañarse mucho uno mismo y de verlo todo de color de rosa y no experimentar emociones negativas, sino de aprender a gestionarlas, como dicen los políticos y economistas, de una manera objetiva y no subjetiva, lo más realista posible, para convivir con dichas malas vibras y poder seguir adelante, siempre adelante sin volver la vista atrás fija en la zanahoria delantera.

    Se trata, según estos doctores en psicagogía  de la Universidad de Masachuses, de cambiar el enfoque pesimista de la realidad, y de recargarse con pilas de energía positiva. Pero, en caso de depresión aguda, no hay que confundirse ni llevarse a engaño, nos advierten los psicagogos, recurramos sin pensarlo más a la ayuda profesional psicofarmacológica. 

    Así pues hay que apostar por la vieja fórmula de buscar el lado positivo de las cosas, centrando el foco de atención de nuestra mirada en aquello que nos pueda reportar satisfacción y motivación, ya sea intrínseca e inmediata, como la de sentirnos autorrealizados al desempeñar profesional- y estupendamente nuestras funciones, para lo que a veces es preciso autoengañarse uno piadosamente un poco, y/o motivación extrínseca y con miras puestas en el porvenir que, por definición, no existe, como el estimulante acicate salarial (por no hablar del infame salario emocional) de la razón económica que nos reporta dinero que nos permitirá otros objetivos más halagüeños... el día de mañana, es decir, nunca o, mejor dicho, cuando yazcamos en el cementerio o se dispersen nuestras cenizas a los vientos.

    Hay que seguir una serie de consejos bienintencionados dentro del marco general de mantenimiento de una actitud realista que no quiere ser ni estúpidamente optimista ni tampoco pesimista, como dormir ocho horas diarias como mínimo, no consumir tanta cafeína entre semana y alcohol los fines de semana para olvidar, practicar alguna actividad que nos guste y distraiga dentro del poco ocio que va a quedarnos cuando volvamos al laburo, hacer ejercicio para liberar endorfinas, y, sobre todo, fomentar los aspectos positivos -el lado bueno de las cosas- y evitar los pensamientos recurrentes negativos que en el peor de los casos nos invitan al suicidio. Ya lo cantaron hace unos años en la Vida de Brian los geniales Monty Python: Always look on the bright side of life!

 

lunes, 30 de agosto de 2021

La visión del Infierno en el Hortus Deliciarum

  Herrada de Landsberg o más propiamente de Hohenburg (1125/30-1195) ingresó a temprana edad en la abadía de Hohenburg, en los montes Vosgos, de la que llegó a ser abadesa. Durante diez años embarcó a las sesenta monjas en la elaboración de un voluminoso manuscrito titulado Hortus deliciarum (El jardín de las delicias o deleites), enciclopedia del saber y las creencias existentes con numerosas ilustraciones, la primera de la que se tiene constancia que fue escrita por una mujer. 

    El manuscrito original, cuya mayor parte estaba como era habitual en el siglo XII en latín con glosas en alemán, se perdió en el incendio de 1870 de la Biblioteca de Estrasburgo durante la guerra franco-prusiana, pero se han conservado algunas copias que se hicieron de él por su valor didáctico y artístico de sus textos y miniaturas, lo que ha permitido su reconstrucción.

    La artista, que ha dado rienda suelta a su poderosa imaginación, pretende con esta miniatura aterrorizar a las monjas y novicias de Hohenburg a fin de alejarlas de vicios y pecados. Lo que representa es el castigo eterno de los malditos que en el Juicio Final serán colocados a la siniestra del Juez Soberano, no como los fieles colocados a su diestra, que gozarán eternamente de la recompensa celestial. Lo que presentamos es la copia del original que realizó Christian Moritz en 1818


     El infierno está formado por una serie de cavernas en llamas donde aparecen en muy diversas posiciones los condenados. Los torrentes de fuego dividen la escena en cuatro zonas o niveles. En la planta baja o zona inferior encontramos a Satanás, a quien en la miniatura previa los ángeles del señor encadenaron y arrojaron al lago de fuego. Ahí está como el rey de este horrible reino, como el príncipe de todos los demonios que atormentan a los condenados. Sobre él se lee el texto de “Lucifer ut Satanas”, es decir “Lucifer como Satanás”, el denominado vulgarmente en España Pedro o Pero Botero. 
 

     Tiene el cuello encadenado al río de fuego que enmarca la cámara especial donde se asienta. Su trono está formado por dos monstruos que engullen a los condenados, cuyos pies agarran y cuyas cabezas aplastan. En su regazo Satanás sostiene una pequeña figura, junto a la cual se lee: "El Anticristo". El Anticristo, según las Escrituras, es ciertamente el primogénito de Satanás, la personificación más completa de su maldad y poder, el mayor adversario de Jesucristo, como su nombre indica, por lo que su lugar se encuentra bien en el regazo del Padre de la mentira. A su izquierda vemos un demonio que conduce a un monje. No hacía falta que nos dijera quién era (monachus, calco semántico latino del μοναχός griego, que significa 'solitario') porque el hábito lo delata, que lleva una bolsa llena de dinero, y a continuación ese mismo demonio vierte en la boca abierta del mismo fraile ahora desnudo gran cantidad de monedas que le hace tragar porque el hábito no hace al monje, sino al revés: el monje al hábito; el desgraciado se ha perdido por avaricia. 
 

     En el primer piso (que sería el segundo si considerásemos a la planta baja el primero) vemos dos grandes calderas u ollas: en una, los demonios hierven judíos, reconocibles por sus sombreros puntiagudos, y por la inscripción latina “iudei”, en la otra, caballeros cubiertos con sus armaduras, “armati milites”: soldados armados. Si también ha colocado allí a nobles caballeros, a los que llama brazos de la Iglesia, es sin duda porque algunos caballeros no tuvieron reparos en saquear y devastar los bienes de la abadía, y quizá violar a las monjas.
 

    En el segundo piso, vemos primero a una mujer elegantemente vestida que devora a un niño desnudo, la madre que come a su hijo, luego a una cortesana suspendida por las manos entre dos demonios que la ajustan y le ayudan en su aseo; en el centro, un demonio le corta las orejas a uno que escuchó de buen grado a los aduladores y a los delatores; otro condenado derribado por el suelo es sujetado por la horca de un demonio, mientras su lengua, que está sacando en toda su longitud, es mordida por un sapo, como castigo quizá por haber proferido alguna blasfemia. El último de la derecha es un usurero que tiene un demonio encaramado sobre sus espaldas que derrama oro ardiente en sus manos.

 


    Por último, en el tercer y último piso, aparece primero un desgraciado que se suicida clavándose un puñal, luego tres personas 'impuras' que son heridas y mordidas por serpientes: las dos primeras son dos hombres que parecen sodomitas, la tercera es una mujer -Miguel Ángel utilizará el mismo símbolo de las serpientes en la decoración de la Capilla Sixtina-, y después tres personas engreídas que, como castigo a su orgullo, están colgadas boca abajo y son el juguete de unos diablejos. El primero está contrapesado por una gran piedra sobre la que está sentado un demonio; los otros dos están suspendidos de pies y manos de los dos extremos de una cuerda; entre los dos se baja la cuerda y se ve a un demonio que se balancea sobre ella como si estuviera en un columpio, mientras otros dos espíritus infernales les tiran a los orgullosos de los pelos. Los distintos vicios se representan así con su castigo especial, y Herrada es así una predecesora del Dante y su Divina Comedia. Encima de la fila superior de este terrible cuadro se encuentra el no menos terrible texto bíblico: Vermis impiorum non morietur et ignis illorum in sempiternum non extinguetur. Isaías LXVI, 24: El gusano roedor de los impíos no morirá, y el fuego de aquellos no se apagará en toda la eternidad. 

 


 

domingo, 29 de agosto de 2021

Un montón de mentiras

    En el cuento "7 de marzo de 1936" de Henry de Montherlant incluido en su libro de ensayos "El equinoccio de septiembre" un muchacho que puede ser movilizado en cualquier momento y partir a la guerra dialoga con su padre.

    El hijo ustedea a su padre, como era costumbre entonces cuando aún no se había generalizado el tuteo entre los hijos y sus progenitores. (Recuerdo que mis padres mismos me contaron que ellos habían tratado de usted a los suyos cuando eran jóvenes, cosa que los de mi generación, que empezamos a tutear a los nuestros, no entendíamos).

    Oigamos parte de su diálogo en el que el hijo se extraña de que su padre no tenga noticias de la movilización: -¿No lee usted entonces los periódicos? -¡Nunca! Un día sin periódicos es un día purificado, liberado, despejado. -Sin embargo en tiempos turbulentos... -Precisamente en tiempos turbulentos es cuando no hay que leerlos. 

 


    El hijo, que tiene diecinueve años pero parece más joven, no se queda a cenar con su padre porque ha quedado con su novia. El padre no se lo reprocha. Lo comprende. El hijo no sabe si podrá volver al día siguiente o tendrá que partir antes al frente. El padre no le da un beso cuando se despiden. No porque no quiera a su hijo, sino porque está convencido de que no hace falta ninguna manifestación externa de sus sentimientos: Por un momento, el hombre se preguntó si besaría a su hijo. Pero no. Su hijo sabía que lo quería. Cuando se quiere de verdad a alguien, no hay necesidad de besarlo, no hay necesidad de decírselo. Solo las mujeres tienen esta pasión de sentirse infinitamente tranquilizadas.
 
    Al día siguiente, su hijo no fue a almorzar. Y el hombre supuso que habría sido movilizado. Salió a la calle. Compró tres periódicos y buscó la confirmación de lo que temía: Odiaba los periódicos. A veces pasaba quince días sin abrir uno. Ahora tenía tres entre sus manos, que leía, detenido en medio de la calzada. Todo lo que había eran mentiras, y él se atiborraba de ellas, sabiéndolo. El despacho de la agencia que había leído en un periódico, lo releyó de cabo a rabo en los otros dos.
 
 
  
    Hoy ya casi nadie lee periódicos de papel. Sus ventas han descendido notablemente. Ahora los periódicos se reinventan en las pantallas de la red con todo lujo de imágenes a color fijas y en movimiento y documentos sonoros, mediante suscripciones de pago que se hacen, como casi todo en esta vida virtual, on line
 
    Ahora ochenta y cinco años después, los periódicos digitales siguen mintiendo y publicando “un tas de mensonges”, o sea, un montón de mentiras, como diría Montherlant. Y nada más que eso; mentiras y más mentiras. No cuentan ni la mitad de las cosas que pasan, y no es verdad la mitad de las cosas que cuentan. Los periodistas son los terroristas, los que viralizan el terror haciéndolo crónico: la información es publicitaria propaganda. 
 
 
    Cuando parece que se agota el miedo al virus coronado, decadente ya y nunca tan letal como pronosticaron torticeramente, remozan otras remesas de miedos que sacan enseguida a relucir a la palestra mediática: miedo a la guerra de Pallaquistán y al Imperio que contraatacará, miedo al fundamentalismo religioso, miedo al cambio climático, miedo a una nueva recrisis económica que provocará desabastecimiento de suministros, hundimientos de las Bolsa y los mercados, miedo a un apagón digital que nos sumirá en la oscuridad de la noche informática planetaria... –no fuera malo esto último, como decimos por aquí abajo, pero no caerá esa breva porque si cae la breva luego no cogeremos el higo, y habrá que recomenzar el ciclo al revés: de higos a brevas y vuelta a comenzar.

sábado, 28 de agosto de 2021

¿Qué es eso de la ESO?

    Tres citas, para empezar: “Mi abuela quería que yo tuviera una educación, por eso no me mandó a la escuela” (Margaret Mead, antropóloga); "Yo era inteligente hasta que llegué a la escuela" (Facundo Cabral, cantautor); y “¿Cómo no despreciáis esa educación de ahora y no buscáis quienes pongan fin a vuestra ignorancia?” (Platón pone la pregunta en boca de Sócrates en su diálogo "Clitofonte").


    Lamenta Sócrates en la cita de Platón que los padres, que ponen tanto empeño en "ganarse la vida", es decir, en ganar dinero, como si ambos términos 'dinero' y 'vida' fueran sinónimos y no antónimos, no se preocupen de los hijos que van a heredar sus bienes adquiridos con dinero, y se conformen con ofrecerles la educación reglamentada que ellos mismos han recibido y que para la época consistía en γράμματα, es decir, letras y números, μουσική música y γυμναστική o educación física, con término más moderno, sin plantearse qué era esa educación y para qué les había servido su recepción. 
 
    Nadie se cuestiona lo que considera perfecto. Nadie se plantea adónde lo ha llevado la paideia y adónde, por lo tanto, llevará a sus hijos el día de mañana, como suele decirse. Nadie se pregunta tampoco cuál es el sentido de la vida que está llevando, centrada básicamente en torno a τὰ χρήματα, lo crematístico, es decir, con palabra corriente y moliente, el dinero, el arte de ganar dinero, y de convertir no sólo todas las cosas en dinero, sino también la propia vida que así se prostituye al vil metal. 


    Había ya comenzado en la Atenas de Periclés el precio de las cosas a sustituir a su valor, convirtiéndose el dinero en el único dios verdadero y demiurgo del mundo, como ya denunció Aristófanes en su comedia "Pluto", despojando a los seres humanos de su humanidad y valores propios. Y había ya empezado a entronizarse la economía, la palabra es invento griego igual que la democracia, y a confundirse con la política, a la que acabará desbancando, incluyéndose en el propio currículo de la educación como materia indispensable para la formación de la ciudadanía. Lamenta Sócrates que los atenienses pongan todo su empeño en conseguir dinero y no en preguntarse qué es el dinero, ver para qué sirve y cuál es la calificación moral de su uso.

    La educación nada tiene que ver con los grados que establecen los adjetivos ordinales de “primaria” y “secundaria”. Esos adjetivos pueden cuadrarle más al aprendizaje o a la enseñanza, pero no a la educación, que no los admite, como tampoco admite el epíteto de “obligatoria”, como sucede en el ominoso y abominable acrónimo español de ESO (Educación  -que no Enseñanza, ojo- Secundaria Obligatoria). 
 
    Quizá haya que decirlo para que nadie se llame a engaño: La escuela -incluyendo todas las instituciones académicas en la denominación genérica- no tiene nada que ver con la educación, salvo que digamos que la educación es lo que se imparte y se aprende en la escuela, cosa que es mentira, y entonces deberíamos preguntarnos qué es lo que se aprende en la escuela, en qué consiste el currículo oculto, no tanto los programas, que sólo sirven para que aprendamos las respuestas antes de que se nos ocurra formular las preguntas.


    Ya hace tiempo Iván Illich escribió que había que liberar a la educación de la escuela, para poder aprender fuera de sus rígidos compartimentos estancos espaciales, que son las (j)aulas, y las celdas temporales, que son los horarios y calendarios escolares, y fuera de sus planes de estudios, programas o currículos saturados de información "que hay que saber". Aunque la exigencia memorística ya no forme parte de la escuela moderna, los nuevos modelos educativos no han cambiado la filosofía que los inspira, que es el funcionamiento de la máquina examinatoria que expide y expende, digo bien, títulos baratos.

    Los niños nacidos en este tercer milenio, los llamados mileniales son maleducados por los medios de formación de masas, por las redes sociales cibernéticas, por los juegos electrónicos, por su familia y por su grupo de amigos, y no tanto ya por los medios de formación de masas tradicionales como la televisión, aunque todavía sea uno de los más influyentes, pero son maleducados sobre todo por la educación primaria y secundaria obligatorias que reciben y que algunos consideran incluso que son una necesidad ineludible sin plantearse para qué ni para quién. 
 
    La escuela que conocemos y padecemos hoy, fruto de una sociedad basada en la engañifa del mito del progreso y de la explotación ilimitada de la naturaleza, incluidas todas las cosas y personas, burocratizada hasta la extenuación, no deja de ser una fábrica de producción de alumnos para el consumo y de funcionarios llamados maestros y profesores.

    La escuela no ha muerto, como soñó Everett Reimer en su libro publicado entre nosotros en 1974, donde recogía sus conversaciones con el pensador austriaco Iván Illich. En la "Escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación" (Barral editores, Barcelana 1974) escribía: "La única forma de corregir esto es liberando la educación de las escuelas, de forma que la gente pueda aprender de verdad sobre la sociedad donde vive". 

    Sócrates, si es verdad que ha muerto porque era mortal como postulaba el célebre silogismo que lo condenó a la pena capital para toda la eternidad (aquel peripatético 'todo hombre es mortal, Sócrates es hombre, luego Sócrates es mortal'), sonreiría satisfecho oyendo estas palabras desde su tumba.