viernes, 14 de febrero de 2025

El dinero que mueve el Amor (por San Valentín)

    Conviene saber para entender un poco mejor el mundo en el que (sobre)vivimos que las Lupercales (Lupercalia), una fiesta pagana y obscena de la antigua Roma que se celebraba el 15 de febrero, fueron prohibidas y sustituidas progresivamente por la conmemoración del martirio y la muerte de San Valentín, que habría acaecido el 14 de febrero del año 270 de la era cristiana, y que hoy se conmemora.
 
    Las Lupercales eran unas fiestas que se celebraban a mediados de febrero en la antigua Roma en honor del dios Fauno Luperco. Fauno parece haber sido un antiguo dios romano, que fue identificado enseguida con el griego Pan. Se llegó a creer que Fauno había sido un rey legendario del Lacio, un personaje histórico anterior a la llegada de los troyanos. En época clásica su nombre propio,  de número exclusivamente singular, se convierte en nombre común y adopta el plural. Se diría que el dios se multiplica, y de ser único pasa a ser varios, y aun muchos: los faunos, unos genios silvestres y campesinos, compañeros de los pastores, y equivalentes de los sátiros griegos, con los que se identifican enseguida. Igual que estos, su naturaleza era híbrida: mitad hombre y mitad macho cabrío; tienen cuernos y con frecuencia pezuñas de cabra.
 

  Lupercalia de Conrad Dressler (1856-1940)
 
    En dichas fiestas, los lupercos o amigos del lobo, como revela su nombre, derivado de lupus,  cofradía romana formada por jóvenes, sacrificaban una cabra  en el Lupercal –la cueva donde la loba habría amamantado según la leyenda a Rómulo y Remo al pie del Palatino- y cortaban su piel en tiras llamadas februa (origen del nombre del mes de febrero). Acto seguido se desnudaban y comenzaban a dar vueltas en torno al monte Palatino flagelando a todas las mujeres que encontraban a su paso con correas de cuero fresco. Se creía que esta flagelación atraía la fecundidad sobre las víctimas, constituyendo un rito de purificación y fertilidad que se relaciona de alguna manera con la fundación de Roma.

    Fue precisamente en las Lupercales del año 44 a. de C. cuando Marco Antonio, a la sazón cónsul y luperco, le ofreció una diadema a Julio César, que este rechazó para guardar las apariencias, aunque lo que más deseaba era el poder absoluto que aquella corona real simbolizaba. Cicerón ha inmortalizado el episodio, una anécdota que William Shakespeare recogerá después  en su tragedia Julio César, al comienzo de su tercera filípica o discurso contra Marco Antonio, en donde nos describe al joven luperco con tres pinceladas: nudus, unctus y ebrius: desnudo, ungido de aceite y borracho.

    
    El papa Gelasio I condenó y prohibió esta fiesta pagana en el año 494. La iglesia la sustituyó por San Valentín, que se celebra, como bien se sabe,  el 14 de febrero, fecha en la que habría muerto martirizado el sacerdote cristiano. Valentín, en efecto,  unía en cristiano matrimonio a los jóvenes soldados contra las órdenes del emperador Claudio II el Gótico, que prefería que sus hombres no adquirieran vínculos familiares que les impidieran dedicarse más de lleno al oficio de las armas.
 
    Según la leyenda, forjada en la Edad Media, este Valentín habría desafiado la prohibición del matrimonio que afectaba a los legionarios romanos, enfrentándose así al emperador. Celebró, pues, bodas y por eso fue encarcelado y condenado a muerte. Dicen que en la tumba del santo casamentero una tal Julia, la hija de un oficial romano al que había devuelto milagrosamente la vista el santo, plantó un almendro de flores rosadas, por lo que el almendro, según algunos, se habría convertido en un símbolo de amor y amistad duraderos(?), pero la leyenda contiene pocas trazas (o ninguna) de histórica verdad.
  
    La festividad religiosa cristiana se estuvo celebrando hasta 1969, bien entrado el siglo XX, año en que el papa Pablo VI, según lo acordado en el Concilio Vaticano II, decidió eliminar San Valentín del calendario postconciliar, pasando esta fecha a tener santo pero no celebración, lo que parece que se debió sobre todo a la dificultad para encontrar detalles probables históricamente sobre la vida de este santo.

    Si bien la iglesia católica, apostólica y romana decidió no celebrar san Valentín como festivo, los grandes almacenes y las superficies comerciales todas lo celebran a bombo y platillo con una orgía consumista, declarándolo el Día de los Enamorados, olvidando que el santo casamentero poco tiene que ver con el enamoramiento, si hacemos caso al proverbio de que el matrimonio es la tumba del amor, y que el dios del amor, que hiere con sus flechas a los enamorados atravesándoles el corazón, es propiamente Cupido, o Eros, si usamos su nombre griego.


     Más allá de romanticismo, San Valentín, que este año cae en viernes, eleva la ocupación hotelera y el gasto en comercios y restaurantes, por lo que los hosteleros se frotan las manos esperando hacer negocio. Hay quien dice que San Valentín, al igual que el Día de la Madre, el del Padre, las Navidades, el Día de Todos los Santos etcétera son un invento de los centros comerciales, y no le falta la razón al que lo dice, porque es verdad. 
 
    Este año, además, la onomástica del santo recae en viernes, que es el Veneris Dies, o sea, el día venéreo o de Venus por lo que se dispara la venta de preservativos, por aquello de que hay que hacer el amor. o sea el sexo, seguro, con la debida protección.
 
 
 
     Lo cierto es que este día mueve mucho más dinero que cualquier otro día del año: comidas en restaurantes -algunos reservan mesa y descubren, como si no lo supieran,  que, qué casualidad, el día coincide con el de los enamorados-, entradas de cine u otros espectáculos, cenas, que son más íntimas que las comidas y pueden ir seguidas de una noche inolvidable en un hotel de cuatro o de cinco estrellas, para los que quieren regalarse un lujo, bombones, flores, y cientos de regalos, ofertas y promociones comerciales para aquellos que pese al paso del tiempo que todo lo mata siguen declarándose enamorados. Y es que el amor que se reconoce a sí mismo como “amor”, es decir el amor declarado bajo la fórmula sacramental de “te quiero”, es, como se ve, parece mentira, una de las fuerzas motrices de este mundo y del dinero.

jueves, 13 de febrero de 2025

Como Ulises, la mar, la vela y la estrella.

 “Como Ulises” se titula esta bellísima canción del llorado Javier Krahe del año 2002, que resume a la perfección en los cinco minutos largos que dura el argumento de la Odisea de Homero contado con mucha gracia y buen sentido del humor en impecables octosílabos castellanos y rima consonante. Guarda una sorpresa al final: añade un pequeño detalle que hace que la canción difiera de la homérica epopeya y que nos encontremos ante un final inesperado. Y es que no siempre al final hay un happy end.


Javier Krahe ha sido al decir de muchos el Georges Brassens de la canción española, tales son las similitudes que hay entre uno y otro cantautor. Y hay quien ha llegado a decir incluso, con  exagerado anacronismo pero no sin razón, la verdad sea dicha, que Brassens era el Javier Krahe de la chanson francesa.
 


No sé cual es más bella, si / la mar, la vela o la estrella, y / las tengo al navegar, / las tengo al navegar, / las tengo al navegar: / la estrella, la vela y la mar.

Yo, como Ulises, he sido / de Penélope el marido, / y me alejé de esa joya / por unirme a Agamenón, / que iba a la guerra de Troya; / me pedía el cuerpo acción.

Y tuve acción, tuve guerra, / ríos de sangre por tierra, / y, entre hecatombes y vino, / Aquiles, casi divino,  / Y el mejor de mis engaños: / un caballo de madera. / Y Aquiles que desespera / y muere. Fueron diez años.

Y me volví para casa, / puse de Ítaca el rumbo, / y ya sabéis lo que pasa, / dando un tumbo y otro tumbo. / Y, ¿qué queréis que uno haga / si al primer tumbo me tumbo / en el lecho de una maga?

Baste deciros que tanto / de Calipso fue el encanto / que me acosté en aquel lecho / un par de años, quizá tres, / y siempre estaba deshecho. / Pero el tiempo es como es.

Y rompe el encanto un día. / Y sigues tu travesía, / resistes a duras penas / cánticos de las sirenas, / y visitas el infierno / donde Aquiles y tu madre, / aunque Cerbero les ladre, / tienen frío,  y es eterno.

Y otra vez de vuelta a casa, / otra vez de Ítaca el rumbo, / y ya sabéis lo que pasa: / doy un tumbo y otro tumbo / y, otra vez mi suerte aciaga, / y, esta vez casi sucumbo / en el lecho de otra maga.

Circe de turbio recuerdo / me quería para cerdo. / Lo fueron mis camaradas, / a mí me salvó algún dios. / Y le afeé sus cerdadas: /"¡Que te zurzan, Circe, adiós!".

Y, al mar, me dicta mi instinto, / al mar, que es un laberinto. / Y sopla un viento contrario / y doy con un sanguinario / cíclope vil, Polifemo. / Aunque me tuvo a su antojo, / era un borracho y un memo. / Le clavé un palo en el ojo.

“Nadie”, gritaba, “me ciega; / Nadie”, gritaba acusica. / "Con Poseidón no se juega". / Y naufrago hacia Nausícaa, / linda princesa feacia, / a quién traté en plan colega / con extrema diplomacia.

Y me alojé en el palacio / de su padre, el rey feacio, / y me contaron mi historia / sin saber que yo era yo, / y en un momento de euforia / mi gloria me descubrió:

“Señores, sí, soy Ulises, / vuelvo de muchos países, / debo seguir navegando, / Ítaca me está esperando”. / Me ofrecieron un navío / y remeros, los mejores. / Y zarpé hacia mis amores, / mi Penélope y el crío.

Ítaca al fin. Veinte años... / Ítaca al fin. ... no son nada: / unos cuantos desengaños / y es el mar, agua pasada. / Me disfracé de mendigo: / vi a Penélope casada /con un antiguo enemigo.

Y ahora soy un exmarido / y un expadre, y he sabido / que guardó un tiempo mi ausencia / bordando que era un primor, / que se agotó su paciencia, / que rompió su bastidor

en uno de sus repentes / y a uno de los pretendientes / parece ser que le dijo: / “Padre serás de mi hijo / y tendremos otros varios. / Ulises, si es que regresa, / se llevará una sorpresa. / Me lo dictan mis ovarios”.

Y ahora, perdido mi rumbo, / ahora voy adonde sea, / un tumbo doy y otro tumbo / y prosigo mi odisea / en otras tristes canciones. / Sólo Hermes y Atenea / comparten mis libaciones.

No sé cual es más bella, si / la mar, la vela o la estrella, y / las tengo al navegar, / las tengo al navegar, / las tengo al navegar: / la estrella, la vela y la mar.


miércoles, 12 de febrero de 2025

Amor y odio

Hay que agradecerle a Gabriel Albiac su columna La jerga del odio, publicada en El Debate el 10 de febrero, a la que remito al lector interesado.
 
Comienza citando el celebérrimo epigrama de Catulo de odio y amor hacia Lesbia: «Odio y amo ¿Por qué lo hago?, tal vez te preguntes. / Yo no lo sé, mas así lo siento y ello me crucifica». Traducción impecable que, por mi parte, corrijo rítmicamente, conservando la idea del suplicio de la cruz que aparece al final y recogiendo la sugerencia de la que me hago eco al cabo de los años de una antigua alumna del Bachillerato Internacional que, cuando leímos en clase estos versos como "La odio y la amo...", propuso cambiar el "la" por el "te", como otras veces hace el poeta dirigiéndose a su amada y odiada Lesbia en segunda persona ("Quaeris, Lesbia, quot basia tua sint mihi satis", por ejemplo): "Te odio y te quiero. Quizá me preguntas que cómo lo hago. // No lo sé, pero así / siento que es y es mi cruz". 
 
 
 Así interpreta los dos versos seguramente más célebres de Catulo, que son su declaración de amor y odio simultáneos hacia su amada y odiada Lesbia, Omnia, un grupo holandés de música folk neo pagana, como ellos mismos se definen.
 
 
 
Otra versión es la del músico sueco Johan Johanson en plan tranquilo y relajado.
 
 
El epigrama, en su versión original dice así en latín:
 Odi et amo. Quare id faciam fortasse requiris.
Nescio, sed fieri sentio et excrucior. 

 He aquí otras traducciones, hechas por poetas, dos al castellano y una al inglés, del epigrama: 
 
Odio y amo. Preguntarás, tal vez, por qué lo hago.
No lo sé. Pero lo siento así, y me torturo. (Luis Antonio de Villena)

La odio y la quiero. Que cómo lo hago acaso preguntas.
No lo sé; siento que así pasa, y martirio me da. (Agustín García Calvo).

I hate and love. Why? You may ask but
it beats me. I feel it done to me, and ache. (Ezra Pound)
 

Escribe Albiac: "Las jergas se nutren del lenguaje común. Y lo desplazan a su conveniencia".  Y esas jergas penetran en el habla común y corriente, corroyéndola. Uno de esos usos lingüísticos es el llamado discurso de odio, un “aguachirle verbal, cuya solemnidad camufla casi siempre la aplicación en demonizar a quien a uno le es antipático”. Y el problema viene cuando los juristas desplazan ese término de la lengua común, que es “odio” al ámbito del código penal y del delito. Se tipifica así el delito de odio en la jerga jurídica, con el peligro de que alguien pueda llegar a pensar que odiar es delinquir. 
 
El odio, al igual que el amor, “pertenece en su uso común al ámbito de los afectos y pasiones de cuya combinatoria se tejen los comportamientos morales. Que, como tales, no acota el derecho.” Y añade Albiac: La ley tasa actuaciones o inducción a ellas. En modo alguno sentimientos, afectos o desafectos. El artículo 510 cataloga y pena las «discriminaciones» o «violencias» que puedan ejercerse «contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad». Fuera de esa prolija enumeración, el odio carece de entidad penal.
 
Impecable la conclusión de su artículo: Sólo nos faltaría ya que el Estado regulase qué es lo que podemos o no amar u odiar. ¿Qué humano quedaría entonces exento del presidio?

martes, 11 de febrero de 2025

Manojo de goliardescas

Bienhechores: / malhechores: / no se ha visto cosa igual. / ¡Qué sarcasmo! / Me da un pasmo: / a Dios ruegan y obran mal. 
 
Usureros, / los banqueros / de Dios, no tienen perdón. / Siempre el banco, / nunca manco, / gana auténtico pastón. 
 
Sindicatos, / mentecatos, / del mercado laboral, / al servicio, / que es su oficio, / del Estado y patronal.
 
 Un patriota, / un idiota / que padece estrés de rol, / chovinista, narcisista, / yo, que soy muy español. 
 

 Quien la sigue / la consigue, / dice el dicho popular, / cuando ya ella/ no es aquella / que nos hizo suspirar. 
 
Un gobierno / muy moderno, / reza así en su DNI, /progresista, / vanguardista / nunca visto por aquí.
 
 Previa cita / sanitaria / no tenía la mujer. / Pobrecita, / perdularia, / se murió sin atender. 
 
Tentetieso, / patitieso, / aguantando el temporal; / sé comparsa / de la farsa, / que hoy empieza el carnaval.
 
 
 Te casaste, / te enterraste, / bajo el yugo conyugal. / Cometiste, / pichatriste, / disparate garrafal.
 
 ¿Se te antoja, / pichafloja, / que has dejado de vivir? / Eso pasa, / cuando pasa, / porque empiezas a existir.
 
 Pierdo el nombre / y el renombre / y hay dilema existencial: / ¿soy un hombre / o un pronombre / personal individual?
 
 Feminismo / es machismo / que se vuelve del revés. / Son opuestos / contrapuestos / que andan siempre chocho al bies.
 

 Hay pandemia / de epidemia / de enfermiza soledad,/ y paz, guerra / que se emperra, / desdichada humanidad.
 
 Yo no tengo / rey ni roque, / ni de nadie soy señor, / mas sostengo: / ¡Viva yo, que / soy la muestra sin valor!
 oOo
 
(Popular adaptada)
 
Cuando el grajo / vuela bajo, / hace un frío del carajo; / si rasante / va adelante, / una rasca acojonante; / si a empellones / y a trompones, un biruji de cojones.

lunes, 10 de febrero de 2025

De lo que dijo un jerarca nazi

    Según han difundido en varios idiomas las redes sociales de pescar incautos (y de pesca de arrastre, según la viñeta de El Roto), al jerarca  nazi Hermann Göring se le preguntó en el tribunal de Nüremberg: “¿Cómo lograsteis que el pueblo alemán aceptara todo esto?”, a lo que habría respondido: “Si puedes imaginar una forma de asustar a la gente, puedes obligarla a hacer lo que quieras”, lo cual, según los verificadores que tanto pululan de dichos y hechos, por ejemplo los de la Agencia France Presse, es rotundamente falso. La AFP recibió, por cierto, cuatrocientosmil dólares de la USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Estos verificadores o fact-checkers, como entre nosotros Maldita.es ('periodismo para que no te la cuelen') o Newtral.es ('periodismo, fact-checking, tecnología y datos'),  son los nuevos tribunales de la inquisición que deciden lo que es verdadero y lo que falso. Lo haya dicho o no lo haya dicho tal cual un jerarca nazi, no deja sin embargo de ser verdad o, por lo menos, no muy falso. Veámoslo.


    Efectivamente, parece que nunca dijo eso en el proceso de Nüremberg. Sin embargo, el dicho no está muy lejos de lo que pensaba (y no carece de sentido, como se demostró durante la pandemia obligando a la gente a encerrarse y amordazarse asustándolas con un virus que no era tan fiero, ni mucho menos, como nos lo pintaban). Hay problemas con la traducción de sus palabras. Efectivamente, si nos ponemos puntillosos, no es lo mismo exactamente esclavizar a las personas que obligarlas a hacer lo que quieran los mandamases, pero tampoco está muy lejos lo uno de lo otro.
 
    En la conversación que sostuvo el psicólogo penitenciario estadounidense Gustave Gilbert, que tenía libre acceso a todos los presos recluidos en la prisión de Nüremberg, y que recoge en su libro "The Nuremberg Journal" (El diario de Nuremberg) publicado en 1947, y que contiene entrevistas con todos los acusados, así como resúmenes de los juicios, Hermann Göring, el jerarca nazi, afirmó literalmente: Naturalmente, la gente común no quiere guerra, ni en Rusia, ni en Inglaterra, ni en América, ni en Alemania. Eso es comprensible. Pero, al fin y al cabo, son los dirigentes del país los que determinan la política y siempre es sencillo arrastrar al pueblo, ya sea en una democracia, en una dictadura fascista, en un sistema parlamentario o en una dictadura comunista
 
 
    Cuando se le replica que el pueblo tiene capacidad de decisión en el régimen democrático, Göring argumenta: “La gente siempre puede ser llevada a defender a sus líderes. Eso es fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona igual en cualquier país
 
    Sus declaraciones en la entrevista con Gilbert guardan algunos paralelismos con el párrafo difundido en redes. Es verdad que se refiere en concreto al apoyo de la gente a la guerra, no a la posibilidad de obligarla a hacer lo que se quiera en general. Pero es curioso que Göring reconoce que la gente normal, común y corriente, no quiere la guerra en ningún país, es decir, que la guerra es algo que la gente no quiere, y, sin embargo, es posible arrastrarla a ella, basta con engañarla, como en efecto sucedió, por ejemplo con la existencia de armas enemigas de destrucción masiva en Iraq durante la Guerra del Golfo, y sucede de ordinario, en cualquier régimen político, incluido el democrático. 
 
 
    El jerarca nazi se suicidó el 15 de octubre de 1946, horas antes de su ejecución, ingiriendo cianuro de potasio.

domingo, 9 de febrero de 2025

Más breviloquios y memes

¿Un ejemplo de la falsedad esencial de la realidad, sostenida por muchos relatos presuntamente científicos y por verificadores de dichos y hechos? La pandemia. 

 
La realidad es lo que (se) cuenta, palabra y número. Solo existe gracias a un relato que nunca será verdadero, porque las ideas no son las cosas que parecen. 

Enero eleva la temperatura de la caldera y se convierte en el mes más cálido de la historia del mundo mundial: 1,75ºC por encima de los niveles preindustriales. 

 Un personaje de Aristófanes: -¿En guerra estamos, pues, por causa del dinero? -Pues, claro, sí, le responde otro, y por eso mismo se ha revuelto todo lo demás


Siempre se puede lograr que la gente, aunque no quiera, haga lo que ordenan sus dirigentes. Sólo hay que engañarla con que están siendo atacados, por ejemplo. 

 La reducción de la jornada laboral a fin de hacer que trabajemos menos para vivir mejor, lejos de abolir el trabajo asalariado, lo refuerza humanizándolo. 

 Ponemos etiquetas (del francés étiquette rótulo) a todo, pero nos negamos a etiquetarnos a nosotros mismos y someternos a cualquier esquema de clasificación. 

Obras en el cementerio: "Estamos trabajando para mejorar su futuro. Disculpe las molestias que podamos ocasionarle en el presente".

 Mucho de lo que se considera antisistémico es sistémico: el capitalismo cultural globalizado para sostenerse necesita renovarse y cambiar a menudo de pelaje. 

Dijeron: "Podemos discutir todo menos los números, que son indiscutibles". Y llegaron a afirmar: "Más vale tener cifras falsas que ninguna cifra en absoluto". 


Da vértigo rebelarse contra el aparato de poder y dominación del Estado porque se presenta como un padre bondadoso y garante de nuestros derechos ciudadanos. 

¿Reconoceremos ahora que el 15M, aquel quince de mayo del año del Señor de 2011, fue una primavera de disidencia controlada y asimilada sin más por el sistema? 

El capitalismo se muestra hoy extremadamente tolerante en lo concerniente a las costumbres y conservador en lo tocante a su vaca sagrada, que es la economía. 


Y yo sin enterarme.

sábado, 8 de febrero de 2025

El regreso del Jefe

Tras retirarse hace más de una década del circuito de la moda de ropa interior masculina, el archiconocido exfutbolisto y modelo británico, de cuyo nombre propio no voy a hacer mención, vuelve a sus 49 tacos a desabrocharse los pantalones public-itari-amente para seguir marcando tendencia y paquete de la mano de los dos conocidos fotógrafos que han dirigido, a su vez, el corto comercial de una conocida marca de calzoncillos. 
 
 
El protagonista se baja de un elegante coche deportivo clásico vestido impecablemente con corbata, camisa y chaqueta americana. Según desciende del utilitario, se quita la corbata, después la americana, también se desabrocha los botones de la camisa, bajo la que no lleva camiseta alguna, y saca a relucir su pecho y bíceps labrados en el gimnasio en numerosas sesiones. Se diría que es el David de Miguel Ángel si no fuera por esos tatuajes que recuerdan a un fresco renacentista o a un muro llego de pegatinas.
 
Se quita el cinturón y se baja los pantalones.  Y deja ver un bóxer similar a un pantalón corto de color negro y de la marca Boss, jefe en la lengua del Imperio. Entra finalmente en un apartamento industrial neoyorquino donde se pone cómodo. Observa su móvil. Está solo pero dos mujeres le observan desde una ventana con deseo. También un chico... Él, en su lujoso apartamento donde arde y crepita el fuego de una chimenea, se tumba y comienza a hacer zapping. Hace ejercicios de estiramiento en una barra. Juega al billar. Se tumba en el sofá. Come luego cualquier cosa. Vuelve a practicar estiramientos.  Observa su móvil. Suena de fondo In the Air Tonight de Phill Collins. 
 
Es entonces cuando se da una ducha, con los calzoncillos puestos, no faltaba más. En frente hay un grupo de chicos y chicas en una fiesta que observan con embeleso a nuestro protagonista que está duchándose. Los calzoncillos caen finalmente a sus pies. Y él descubre entonces, dándose la vuelta y enseñando fugazmente el culo, nunca el miembro viril, que es observado a lo lejos desde el apartamento de enfrente. Sin falso pudor, sonríe y saluda a los vecinos mirones que, a su vez, también le saludan a él. Finalmente sale de la ducha y quedan los gayumbos negros por el suelo bajo el chorro de agua, dejando bien visible el nombre de la marca y la leyenda: el nombre lo dice todo.  
 
La mujer del exfutbolisto, un día antes del lanzamiento de las imágenes, la niña pija del grupo de las Chicas Picantes, convertida ahora en diseñadora de moda, publicó la primera imagen de un primer plano del torso de su marido en sus redes sociales a las que están suscritos casi treinta y tres millones de seguidores en todo el mundo, con el mensaje “My boss” (mi jefe, en español) y un emoji de un corazón negro y otro de una carita guiñando un ojo. 
 
BossONE, el único jefe, es el nombre de la colección que se compone de ropa interior masculina de alta calidad, que incluye calzoncillos, eslips, tops y camisetas en blanco y negro de algodón y una fibra sintética de gran resistencia y elasticidad, y ofrecen según la publicidad comodidad y confianza (?) durante todo el día. El mensaje publicitario es claro, cualquier varón, por muy cincuentón que sea, con unos gayumbos como estos, podrá cautivar a jóvenes de ambos sexos.

Fauno de Barberini
 
El modelo, que aparece en algunas imágenes en poses provocadoras que recuerdan al fauno de Barberini o sátiro borracho, aparecerá anunciando los gayumbos en todas las plataformas, vallas publicitarias, tiendas de la marca y grandes almacenes del universo mundo. Pero además, casi un centenar de influencers mostrarán en las Redes Sociales al Único Jefe.
 
Vemos cómo la publicidad utiliza ahora cuerpos serranos de varones como un objeto de reclamo sexual de las mujeres o bien de otros hombres que sienten atracción por sus congéneres masculinos. No es ningún secreto, sí una novedad. Antiguamente sólo se utilizaba el cuerpo femenino como reclamo de belleza, ahora, después de los movimientos de liberación de la mujer y del feminismo, que ha ido instalándose tímidamente en el Poder, y después de la visibilidad de los movimientos homosexuales, se usa abundantemente el cuerpo masculino, abriendo un hiato que es como un abismo entre la realidad y el deseo, que diría Cernuda: los cuerpos varoniles no son ordinariamente como los pinta la publicidad, ni siquiera los cuerpos de los modelos fotografiados son como aparecen en los anuncios publicitarios, ya que a menudo son retocados con programas informáticos para quitar este defecto, aquel brillo o poner un poco más aquí de esto otro… 
 
 
El que la publicidad disponga tanto de modelos masculinos como femeninos no es ninguna liberación, la liberación sería que no existiera la publicidad y que los cuerpos pudieran liberarse de los corsés que les imponen la moda y el mercado para parecerse al ideal, porque el ideal, que es el deseo, está muy lejos de la realidad, que es mentira, como reconocemos todos y cada uno en el fondo de nuestro corazón.    

viernes, 7 de febrero de 2025

Pareceres LXVIII

331.- Military Green New Deal. El Jefe del Ejecutivo español propone en Bruselas que no hay que gastar más, sino mejor. Vamos, lo de toda la vida: calidad en vez de cantidad. Pero no cuestiona la obligación compulsiva de gastar en general y, en concreto, en la defensa militar europea, es decir, en la defensa de la idea, tan falsa como real al mismo tiempo, de Europa, que es lo que debatían los máximos responsables de los veintisiete miembros del engendro de la UE en Bruselas. Nuestro CEO decía que el gasto indiscutible en defensa “debe contribuir a reforzar la competitividad, a fortalecer la cohesión de la Unión Europea, a desarrollar la excelencia tecnológica y a crear empleo”. A lo que se suma lo que podíamos denominar el blanqueo verde y digital de la operación comercial. Previamente se había reunido en la capital del reino, villa y corte, con el Secretario General de la OTAN, y le había ratificado el compromiso nacional de destinar el dos por ciento del Producto Interior Bruto al gasto militar camuflado como "de defensa". Pero según ese capitoste declaró en el Foro Económico Mundial de Davos ese porcentaje ya no era suficiente ni de lejos, máxime cuando el tío Sam exigía a sus vasallos el nuevo reto de llegar al cinco por ciento. 
 
332.- Arriba y abajo: Hay un feminismo de arriba y otro de abajo: Son feministas de arriba, desde luego, la Ministra de Igualdad y la Presidenta del consejo de Administración del Banco de Santander, alias Codicia Botín, como ellas mismas declaran sin empacho ninguno y sin que nadie lo ponga en duda, pertenecientes la una a la clase alta y la otra a la casta política, representantes de ese feminismo estatal e interclasista que utilizan el feminismo como una vía de ascenso social o laboral, para legitimar sus posiciones institucionales, buscar presencia en redes o defender su inclusión en listas electorales. Este feminismo de arriba considera que la sociedad, dividida en clases sociales, está bien como está y que solo hacen falta más féminas en los puestos de toma de decisiones tanto estatales como empresariales. La lucha por el empoderamiento femenino no es una lucha contra el poder, sino todo lo contrario. Que algunas mujeres ejerzan puestos de mando no va a cambiar ni un ápice la situación laboral o vital de las que están situadas en la base de la pirámide, ni va a hacer la vida mejor a la inmensa mayoría de mujeres. Solo va a dar una pátina progresista a este sistema injusto. 
 
 
333.- Intoxicación informativa. Interesante concepto. El término "intoxicación" nos viene del griego "toxicón", que significa veneno, pero no un veneno que se ingiera voluntaria- o involuntariamente, sino un veneno inoculado por una flecha emponzoñada. De hecho el sustantivo griego, "tóxon" del que deriva el adjetivo “toxicón” significa "arco" y también “flecha”. El adjetivo se usaba habitualmente acompañando al sustantivo “phármacon”, que propiamente significaba 'veneno', en la expresión “toxicón phármacon”, fármaco tóxico, que se abrevió sobreentendiéndose el sustantivo: veneno flechado, similar a nuestros puros (se sobreentiende 'cigarros') o a nuestro tinto o tintorro (se sobreentiende 'vino') el arco con el que se disparan las flechas envenenadas. La intoxicación de la que hablamos, en su sentido primario, designa pues un acto de agresión deliberado, calculado y no natural. Un acto destinado a matar. El tósigo, aquí identificado, es la mentira. Platón ya habló de la mentira utilitaria del gobernante. Y la mentira es el arma esgrimida voluntariamente por los poderosos contra los súbditos, insidiosamente considerados ciudadanos, a los que engañan envenenando, esto es, atosigando en el sentido de emponzoñando con tósigos, sus mentes. Sus dardos envenenados son las in-formaciones, propaganda política, cultural o mediática, las noticias que, mediante la manipulación de la neolengua orgüeliana nos disparan. 

334.- Cedant arma togae. "Que cedan los arneses a las togas" es la versión que da Gracián del ciceroniano “cedan las armas a la toga”, que quiere decir, como se sabe, que se subordinen las armas del guerrero, esto es, el ejército, a la toga del magistrado o del político. Habría que añadir ahora, después de eso, además, y dada nuestra aversión a todos los uniformes tanto militares como civiles, que deberían ceder también las togas y los trajes formales de chaqueta y corbata, las vestiduras y los hábitos, que, contra el refranero, sí hacen al monje, y al soldado, y al político, a la desnudez de los cueros de nuestros cuerpos serranos Desnudo, nadie es más que nadie, todos somos iguales. Desnudos nacemos, desnudos moriremos. ¿Con qué podríamos recubrir nuestros cuerpos? Con cualquier prenda que no sea un uniforme. 
335.- Sindicatos verticales. La OSE, acrónimo de Organización Sindical Española, conocida popularmente como Sindicato Vertical, fue la única organización sindical permitida en estas sufridas Españas durante la dictadura franquista. Todos los trabajadores englobados bajo el eufemismo de 'productores', y los empresarios estaban obligados legalmente a pertenecer al Sindicato Vertical en el que elegían a sus representantes, quedando proscritos los viejos sindicatos socialistas y anarquistas. La afiliación y la cotización eran obligatorias. En la actualidad, los sindicatos mayoritarios y supuestamente horizontales están subvencionados por el Estado, sin cuya aportación apenas podrían sostenerse, dado que las cotizaciones de los militantes no son suficientes para soportar sus aparatos.  En la práctica son sindicatos verticales, organizaciones jerárquicas, subvencionadas por el Estado para que haya “paz social” si le conviene al gobierno de turno. No suponen ninguna amenaza para el sistema, porque son parte importante de su engranaje: negocian convenios colectivos a través de elecciones sindicales de representantes, que se ven así liberados de la cadena laboral. Gracias a ellos se ha diluido la fuerza revolucionaria que podría tener el movimiento obrero, por lo que no son ninguna amenaza para el sistema capitalista de producción. Los llamados sindicatos horizontales son, en realidad, la prolongación del ominoso Sindicato Vertical franquista, y de hecho son estructuras jerárquicas y por lo tanto verticales. 

jueves, 6 de febrero de 2025

Corrección política universitaria española

    Cincuenta y cinco universidades españolas tanto públicas como privadas firman un documento que llama a cambiar la gramática de la lengua española contra el "sexismo lingüístico", instando entre otras cosas a sustituir el término genérico "hombre" por "ser humano" o “humanidad” para no incurrir en el pecado gramatical de excluir al sexo femenino, que se vería ninguneado o invisibilizado en el primer caso. Recomiendan al alumnado (que no a los alumnos) y al profesorado (que no a los profesores) hacer un uso adecuado políticamente correcto o cortés, como diría Gracián, del lenguaje para “alcanzar una igualdad efectiva entre hombres y mujeres”. 
 
    El documento ha surgido del Grupo de Trabajo de Políticas de Igualdad de Género de la Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Españolas (CRUE, aunque quizá deberíamos escribir CRRUE por lo de Rectores y Rectoras). El texto persigue combatir el «modelo androcéntrico», que «considera al hombre como medida de todas las cosas y refleja, transmite y refuerza un modelo no igualitario». Algunas de sus perlas políticamente correctas: «El respeto a las otras personas a través del lenguaje contribuye a la sostenibilidad del planeta». Según ellos el planeta se vendría abajo porque no se sostendría en el caso de seguir hablando en román paladino cual fabla el pueblo a su vecino. 
 
    De esta censura políticamente correcta no se salva el artículo plural masculino “los". Se aconseja prescindir de él para no incurrir en redundancia que nos obligaría a repeticiones innecesarias como en la expresión: la opinión de los profesionales y las profesionales, por lo que aconsejarían: "la opinión de profesionales"). Llegan a plantear «cambiar la redacción» y en lugar de decir cosas como "todos suspendieron" -que para no ser políticamente incorrecto nos obligaría a redundar "todos y todas suspendieron" alargando innecesariamente el mensaje- podríamos decir "nadie aprobó" (o se me ocurre a mí, como se dice a veces, "no aprobó ni Dios". 
 
 
    Para referirse a las personas no binarias y no ofenderlas, proponen «evitar las palabras que evidencien el género masculino o femenino y, en su lugar, modificar la frase de manera que se utilicen palabras neutras o cambios gramaticales». Otra opción es «utilizar el femenino anteponiendo la palabra persona o preguntar directamente con qué pronombres se identifica». 
 
    Algunas propuestas caen en la más pura y descarnada abstracción que roza el ridículo. No es lo mismo, como proponen, sustituir "los niños" como genérico que incluye a niños y niñas de carne y hueso por "la niñez", una idea abstracta y descarnada. "Dejad que los niños se acerquen a mí" no es equiparable a "Dejad que la niñez (o la infancia) se acerque a mí."
 
    Hay quien piensa que estas reglas pretenden invisibilizar lo masculino más que visibilizar lo femenino, pero la cosa no es tan simple: estas reglas pretenden que no se vea que el género gramatical masculino tiene en nuestras lenguas romances un uso no marcado o genérico que incluye también al femenino, lo que no tiene nada que ver con la discriminación sexual de la mujer, sino con la gramática de las lenguas. Supongamos que todos habláramos así, o, cambiemos la redacción, supongamos que nadie hablara como solemos hablar y que hiciéramos caso de las recomendaciones de la Conferencia de Rectores y Rectoras, no por eso mejoraría la condición de la mujer, que quizá de esa manera quedaría invisibilizada.
 
    El masculino genérico, hay que repetirlo una vez más, es una característica de la arquitectura morfológica de las lenguas derivadas del latín y no un mecanismo perverso para anular a las mujeres. Que estas recomendaciones en favor del lenguaje inclusivo o incluyente (en verdad exclusivo y excluyente) nos vienen del mundo anglosajón no debe pasarnos desapercibido. Una de sus propuestas es la utilización del gerundio, que en castellano resulta la mayoría de las veces bastante feo, para evitar el masculino genérico, y en vez de decir cosas como "los que se inscriban en el curso recibirán tres créditos", proponen "Inscribiéndose en el curso se recibirán tres créditos", emulando, que es gerundio, a Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, como si quienes se inscriban fueran a recibir los tres créditos en el mismo momento de la inscripción. 
 
 
    Pero lo que más sorprende de este despropósito es que personas con titulación universitaria como los miembros (y miembras) de ese grupo de trabajo de políticas de igualdad de género asuman con naturalidad la idea de que cambiando la gramática cambiamos la realidad como por arte de magia. Me recuerda, salvando las distancias, a lo que hizo el comunismo soviético con el término "tovarich", o sea, camarada: Si nos dirigimos al CEO, acrónimo de Chief Executive Officer en la lengua del Imperio, por utilizar este anglicismo que se ha introducido últimamente entre nosotros subrepticiamente para disimular el tufo autoritario de jefe, como "camarada", no por eso estamos aboliendo la jerarquía ni la figura carismática del Jefe Ejecutivo ni la Jefatura en sí sino que la estamos camuflando. Las recomendaciones de ese documento  son mandamientos de la iglesia de lo políticamente correcto que pretenden incapacitarnos para hacer un uso libre de lengua y pensamiento. 

miércoles, 5 de febrero de 2025

Democracia totalitaria

    Hace bien Juan Manuel de Prada en su artículo Totalitarismo democrático, publicado en Animales de compañía XLSemanal el 2 de febrero de 2025, cuando añade al sustantivo 'totalitarismo' el adjetivo 'democrático', dado que lo primero, como bien dice, no es lo mismo que tiranía, autocracia o dictadura, y lo segundo, democracia, -alguien debe recordárnoslo- no es lo mismo que libertad, aunque pudiera parecerlo ingenuamente a primera vista. 
 
     La democracia es un sistema totalitario porque pretende imponer a la totalidad de los súbditos o ciudadanos la opinión configurada y conformada -opinión pública- de la mayoría, para lo que es requisito imprescindible configurarla a través del sufragio universal, lo que en rigor es imposible porque no hay todo que valga y la mayoría por muy mayoritaria que sea no es nunca la totalidad, aunque se la quiera hacer pasar por ella.
 
    Y así, frente a un totalitarismo blando en la forma hay un totalitarismo duro en el fondo “según los dictados del reinado plutocrático mundial”. El totalitarismo blando se explica porque no se hace un ejercicio despótico del poder, sino todo lo contrario. No es el pueblo, siempre gobernado, el que gobierna, sino Pluto, el dios de la riqueza, previamente cegado por Zeus como se ve en la comedia homónima de Aristófanes, lo que explica la desigual distribución de la riqueza. La democracia no es sino el disfraz de la plutocracia, lo que equivale a decir a capitalismo, camuflado bajo el embeleco de que es el pueblo, o la gente como prefieren decir ahora, la que manda, definiéndola como "el gobierno de la gente".  
 
    La imposición totalitaria puede servirse (pero no solo puede hacerlo teóricamente, sino que suele de hecho servirse en nuestra actual coyuntura) de formas nada opresivas y, hasta aparentemente liberadoras. De ahí el éxito de su imposición. Pero no hay que olvidar su núcleo duro: Cualquier forma de disidencia con la opinión mayoritaria se ve automáticamente anulada y relegada al ostracismo. El antiguo totalitarismo encarcelaba y hasta ejecutaba a los herejes y disidentes; el actual no necesita cometer tan bárbaros excesos. 
 
    En las democracias actuales, sean de izquierdas o de derechas, lo mismo da, se considera que la opinión pública mayoritaria expresada y conformada democráticamente “declara lo que es bueno y malo, justo e injusto, al modo de una religión antropólatra”. 
 
    Entre los fenómenos que cita destaca el tercero: “la creación mediante la propaganda de una 'opinión pública' que exige posiciones tajantes” ya sean a favor o en contra de diversos asuntos. Nunca denunciaremos suficientemente el engaño de la expresión “opinión pública”. Las opiniones no pueden ser públicas, sino privadas y particulares, individuales. Creer que la suma de opiniones individuales puede confirmar una opinión pública, común, es una ingenuidad, algo imposible. Pero precisamente, porque es imposible, el Poder se empeña en lograrlo. Lo único que podemos considerar “público”, en el sentido de que a todos nos es común, es el uso de razón, pero la razón o sentido común se contrapone directamente a la opinión pública, que es una opinión fabricada con ideas que se empoderan con votos individuales que se imponen como si fuera la verdad. 
 
    La opinión pública trata de hacer “que el pensamiento renuncie a interrogar la realidad de las cosas”. Impecable, a la vez que muy sugerente, el análisis que hace De Prada en su artículo.
 
    El testimonio que aporta en su defensa de Alexis de Tocqueville, el mayor apóstol de la democracia, que reproduzco literalmente por su indudable interés, es muy valioso: Describe una «forma de opresión que amenaza a los pueblos democráticos, que no se parecerá en nada a las que la han precedido en el mundo» con estas palabras: «Por encima de ellos [de los ciudadanos] se eleva un poder inmenso y tutelar, que se encarga él solo de asegurar sus goces y velar por su suerte. Es absoluto, minucioso, regular, previsor y dulce. Se parecería a la potestad paterna si, como ésta, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero no procura, por el contrario, más que fijarlos irrevocablemente en la infancia». Interesante el concepto de “papá Estado” que esboza De Tocqueville, el cual lejos de preparar a los hombres para la edad viril -se entienda esto como se quiera- los instala definitivamente en la infancia. 
 
    La conclusión del artículo es también impecable: Los analistas quieren hacernos creer que la deriva autocrática que conlleva toda democracia se soluciona cambiando de gobierno: nada más lejos de la realidad y la verdad.

    Juan Manuel de Prada nos remite, sin hacerlo expresamente, a otro artículo publicado anteriormente el 16 de enero de 2017 titulado Democracia y totalitarismo.