sábado, 8 de febrero de 2025

El regreso del Jefe

Tras retirarse hace más de una década del circuito de la moda de ropa interior masculina, el archiconocido exfutbolisto y modelo británico, de cuyo nombre propio no voy a hacer mención, vuelve a sus 49 tacos a desabrocharse los pantalones public-itari-amente para seguir marcando tendencia y paquete de la mano de los dos conocidos fotógrafos que han dirigido, a su vez, el corto comercial de una conocida marca de calzoncillos. 
 
 
El protagonista se baja de un elegante coche deportivo clásico vestido impecablemente con corbata, camisa y chaqueta americana. Según desciende del utilitario, se quita la corbata, después la americana, también se desabrocha los botones de la camisa, bajo la que no lleva camiseta alguna, y saca a relucir su pecho y bíceps labrados en el gimnasio en numerosas sesiones. Se diría que es el David de Miguel Ángel si no fuera por esos tatuajes que recuerdan a un fresco renacentista o a un muro llego de pegatinas.
 
Se quita el cinturón y se baja los pantalones.  Y deja ver un bóxer similar a un pantalón corto de color negro y de la marca Boss, jefe en la lengua del Imperio. Entra finalmente en un apartamento industrial neoyorquino donde se pone cómodo. Observa su móvil. Está solo pero dos mujeres le observan desde una ventana con deseo. También un chico... Él, en su lujoso apartamento donde arde y crepita el fuego de una chimenea, se tumba y comienza a hacer zapping. Hace ejercicios de estiramiento en una barra. Juega al billar. Se tumba en el sofá. Come luego cualquier cosa. Vuelve a practicar estiramientos.  Observa su móvil. Suena de fondo In the Air Tonight de Phill Collins. 
 
Es entonces cuando se da una ducha, con los calzoncillos puestos, no faltaba más. En frente hay un grupo de chicos y chicas en una fiesta que observan con embeleso a nuestro protagonista que está duchándose. Los calzoncillos caen finalmente a sus pies. Y él descubre entonces, dándose la vuelta y enseñando fugazmente el culo, nunca el miembro viril, que es observado a lo lejos desde el apartamento de enfrente. Sin falso pudor, sonríe y saluda a los vecinos mirones que, a su vez, también le saludan a él. Finalmente sale de la ducha y quedan los gayumbos negros por el suelo bajo el chorro de agua, dejando bien visible el nombre de la marca y la leyenda: el nombre lo dice todo.  
 
La mujer del exfutbolisto, un día antes del lanzamiento de las imágenes, la niña pija del grupo de las Chicas Picantes, convertida ahora en diseñadora de moda, publicó la primera imagen de un primer plano del torso de su marido en sus redes sociales a las que están suscritos casi treinta y tres millones de seguidores en todo el mundo, con el mensaje “My boss” (mi jefe, en español) y un emoji de un corazón negro y otro de una carita guiñando un ojo. 
 
BossONE, el único jefe, es el nombre de la colección que se compone de ropa interior masculina de alta calidad, que incluye calzoncillos, eslips, tops y camisetas en blanco y negro de algodón y una fibra sintética de gran resistencia y elasticidad, y ofrecen según la publicidad comodidad y confianza (?) durante todo el día. El mensaje publicitario es claro, cualquier varón, por muy cincuentón que sea, con unos gayumbos como estos, podrá cautivar a jóvenes de ambos sexos.

Fauno de Barberini
 
El modelo, que aparece en algunas imágenes en poses provocadoras que recuerdan al fauno de Barberini o sátiro borracho, aparecerá anunciando los gayumbos en todas las plataformas, vallas publicitarias, tiendas de la marca y grandes almacenes del universo mundo. Pero además, casi un centenar de influencers mostrarán en las Redes Sociales al Único Jefe.
 
Vemos cómo la publicidad utiliza ahora cuerpos serranos de varones como un objeto de reclamo sexual de las mujeres o bien de otros hombres que sienten atracción por sus congéneres masculinos. No es ningún secreto, sí una novedad. Antiguamente sólo se utilizaba el cuerpo femenino como reclamo de belleza, ahora, después de los movimientos de liberación de la mujer y del feminismo, que ha ido instalándose tímidamente en el Poder, y después de la visibilidad de los movimientos homosexuales, se usa abundantemente el cuerpo masculino, abriendo un hiato que es como un abismo entre la realidad y el deseo, que diría Cernuda: los cuerpos varoniles no son ordinariamente como los pinta la publicidad, ni siquiera los cuerpos de los modelos fotografiados son como aparecen en los anuncios publicitarios, ya que a menudo son retocados con programas informáticos para quitar este defecto, aquel brillo o poner un poco más aquí de esto otro… 
 
 
El que la publicidad disponga tanto de modelos masculinos como femeninos no es ninguna liberación, la liberación sería que no existiera la publicidad y que los cuerpos pudieran liberarse de los corsés que les imponen la moda y el mercado para parecerse al ideal, porque el ideal, que es el deseo, está muy lejos de la realidad, que es mentira, como reconocemos todos y cada uno en el fondo de nuestro corazón.    

1 comentario:

  1. El calzoncillo no solo esconde lo que tiene debajo el modelo, sino también lo que no tiene, que queda a la imaginación de cada cual.

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