miércoles, 19 de febrero de 2025

¡Urdaibai no se vende!

Dicen los amigos ecologistas de la Paz Verde que el dinero no puede comprar la biodiversidad -valiente palabro grecolatino- de Urdaibai, la única Reserva de la Biosfera del País Vasco, lo cual no es una constatación de la realidad, porque el dinero de hecho puede comprar y compra todo lo que se le ponga por delante, eso y más, sino la expresión de un deseo de que no sean así las cosas. 
 
Marismas de Urdaibai
 
Por eso nos piden que alcemos la voz y que firmemos una petición en línea.... Se oponen, por ello, a que se instale una nueva sede de Guggenheim en la reserva de Urdaibai, que es una joya natural irrepetible en la que el Gobierno vasco planea instalar la ampliación del museo Guggenheim, urbanizando más de sesenta mil metros cuadrados “en una zona que goza de innumerables figuras de protección internacional”.
 
Plano de la marisma de Urdaibai
 
Las administraciones, lejos de proteger los recursos naturales, aplican sus políticas basadas en la urbanización de cemento y hormigón. Como la normativa actual no lo permite, el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico hace lo posible para dar luz verde a este proyecto, reduciendo la zona de protección de la ley de costas en esta área de cien metros a solamente veinte. 
 
Y conscientes del peligro en que ponen a esta reserva, la Diputación Foral de Bizkaia está troceando y destripando este proyecto, como Jack el Destripador hacía con sus víctimas, para presentarlo por partes con el fin de evitar que se realice una Evaluación Ambiental Estratégica que podría -y debería- ser negativa. No quiere saltarse los procedimientos establecidos, lo que hacen es modificarlos y establecer otros nuevos que permitan realizar su fechoría. 
 
 
Además, como siempre, pretenden cometer esta atrocidad medioambiental, o dicho con palabras más sencillas, esta destrucción de la naturaleza, con dinero público, un dinero que va a usarse para el lucro de una empresa privada, en este caso de la Fundación Guggenheim, dado que las autoridades están poniendo el beneficio económico por encima de la “sostenibilidad y las necesidades” de la población local”. Se ve, en este caso, como la construcción futura se basa en la destrucción presente a cambio de pingües beneficios económicos. 
 
 

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