jueves, 6 de febrero de 2025
Corrección política universitaria española
sábado, 25 de septiembre de 2021
"Todos tenemos que morir"
“Todos
tenemos que morir… ” Lo ha sentenciado la Dirección General de Tráfico
del Ministerio del Interior del Gobierno de España atropellándonos con un tuite (twitt en la lengua del Imperio) que resucita el tópico literario del memento mori, condenándonos así a todos efectivamente a muerte.
Han argumentado que no cuesta nada aplicar pequeñas pautas lingüísticas inclusivas como esta, que fomentan, aseguran con ingenua candidez, la igualdad de género y acaban con las actitudes misóginas y discriminatorias hacia el sexo femenino de las mujeres.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el género gramatical no se da en todas las lenguas. En algunas, como en inglés se ha visto reducido a los pronombres personales de 3ª persona (he/she/it, pero sólo en singular; en plural sólo hay they), y eso no hace a los hablantes de la lengua del Imperio menos machistas, imperialistas o patriarcales que nosotros, por ejemplo.
Mientras tanto, la DGT, responsable del caos organizado del tráfico por esas calles de asfalto, carreteras y autopistas de Dios por donde circulan los automóviles innecesarios a toda velocidad como si supieran a dónde van, cuando no van a ninguna parte, coches fúnebres que conducen a peatones atropellados y reducidos a la condición servil de chóferes, nos aconseja que seamos prudentes y nos pongamos el cinturón de seguridad para no morir antes de tiempo... que ya nos llegará la hora, nuestra hora, la hora de nuestra muerte, de la que no nos libra ni Dios.
miércoles, 26 de mayo de 2021
Lenguaje inclusivo (y exclusivo)
El Gobierno, a través sobre todo del Ministerio de Igualdad, suscita debates estériles para justificar así
su existencia, disimulando tras una cortina de humo la radical
impotencia de todos los poderes y poderosos de este mundo y del otro. En este sentido, le pidió a la Real
Academia Española de la Lengua, los cancerberos del idioma, que revisase el
lenguaje de la Carta Magna para adecuarlo al lenguaje inclusivo de las nuevas exigencias de la
sociedad en aras de la corrección política y la no discriminación de las mujeres.
Habrá que recordarles acaso a ministras y ministros la vieja etimología latina de esta palabra: tanto el masculino minister como su femenino ministra -de donde viene también el nombre del potaje de verduras que se suministra en la mesa, la menestra- son sinónimos de esclavo, sirviente, empleado, y proceden del adverbio minus, que significa "menos", porque son los de menos valer, y son lo contrario de magister y magistra -¿quién iba a decirlo?-, que están formados sobre el adverbio magis que quiere decir "más" y eran los de más valer, por lo que se contraponen el magisterio de maestros y maestras y el ministerio de ministras y ministros, que son los menesterosos ministriles que nos administran desde los despachos ministeriales y que, como es menester, son los primeros administrados como la sugerencia etimológica de la palabra suministra.
Hace tiempo que hemos caído en la cuenta de que la diferencia entre lo que dice y hace un partido político en el gobierno y otro contrapuesto ideológicamente a él, sean sus respectivos líderes lideresos que lideresas -igual da que da lo mismo-, se reduce a cambiar las posaderas que se asientan en las poltronas de los ministerios, de las cortes, de los despachos y de la mismísima Moncloa, sin que la acción de gobierno -la gobernanza- cambie ni un ápice la realidad. El cacareado cambio es sólo nominal o, si se prefiere, gramatical.