![]() |
| Explosión del Challenger (1986) |
jueves, 24 de abril de 2025
Habemus papam?
miércoles, 23 de abril de 2025
Soplan malos vientos

martes, 22 de abril de 2025
Parada de postas II
lunes, 21 de abril de 2025
Se retrasa la parusía: disculpen las molestias.
domingo, 20 de abril de 2025
Domingo de Resurrección
Algunos cristianos y católicos, apostólicos y romanos, que saben de lo que hablan cuando hablan de la fe, porque la viven en sus ardientes y férvidas entrañas, que cantan en navidades aleluyas porque va a nacer el niñodiós, echan las campanas ahora al vuelo porque aseguran que el niño hecho hombre y como tal ejecutado y muerto resucita este Domingo de Pascua como la primavera que ha venido todos los años por estas fechas y nadie sabe cómo ha sido.
Celebran, en efecto,
los creyentes su nacimiento en navidades, y en Semana Santa rememoran
su pasión, muerte, descenso a los infiernos, y la
resurrección que no se produce nunca en la realidad más que en sus
corazones repletos de fantasías animadas de ayer y de hoy.
No puede negarse la existencia de Cristo, pero Jesús está más muerto que vivo desde hace dos mil años en que partimos la historia en un antes y un después. Puede incluso afirmarse que es un personaje histórico, como Alejandro Magno o Napoleón. Y como todo personaje histórico está más muerto que vivo, pero no por ello deja de existir, existe y mucho, porque se habla constantemente de él. Lo que no puede, desde luego, afirmarse cabalmente es que renazca después de muerto.
Los griegos ortodoxos se saludan el domingo de Pascua diciéndose “Cristo ha resucitado”, y contestándose “En verdad ha resucitado”. No dicen "Jesús ha resucitado" refiriéndose a Jesús de Nazaret, personaje histórico, sino "Cristo", que es un nombre que se le superpone y pertenece al ámbito de la mitología, porque hay que distinguir lo que habitualmente está confundido en el nombre propio de Jesucristo: el Jesús, por un lado, de la historia y el Cristo, por el otro, de la fe.
La frase inicial “Cristo ha resucitado” no es real: no expresa un hecho constatable y empírico, por lo que es mentira, pero se hace verdad a fuerza de repetirse hasta la saciedad. ¿En qué sentido es verdad? No por que sea un hecho objetivo, algo que ha sucedido, sino por que se repite una y otra vez su nombre propio, se habla de él, y por lo tanto se hace real. Ya lo dijo, creo, Göbbels, el jerarca nazi y máximo responsable de la propaganda, que de eso sabía mucho: "Una mentira repetida mil veces se hace verdad".
He ahí la trampa de los creyentes: dan por hecho algo que no ha sucedido repitiéndolo una y otra vez y celebrando su suceso, y no se desengañan ni dejan de ser tan tontos como las vírgenes necias esperando a su príncipe azul celestial que no viene nunca a redimirlas.
Lo único, de hecho, que resurge, por no decir resucita este Domingo de Resurrección es la negación de la evidencia del fracaso y muerte en la cruz sin redención posible del Nazareno, por mucho que los fieles feligreses quieran enjugarse las lágrimas de sus mejillas con jirones de la sábana santa de su sudario o el paño sacrosanto en el que envolvieron el prepucio de su circuncisión.
sábado, 19 de abril de 2025
Sábado sabadete, sabático y santo
Durante el Sábado Santo la Santa Madre Iglesia vela junto al santo sepulcro en silencio -nótese la sibilante aliteración inicial de las tres últimas palabras-, por lo que se conoce también como Sábado de Silencio a este luctuoso día, a la espera de la futura e improbable Resurrección del Domingo que cierre el Triduo Pascual. Los restos mortales de Jesús de Nazaret, bajado del madero, reposan en el sepulcro.
Jesús de Nazaret, ejecutado y muerto, resucitará como Cristo de la fe, cuyo recuerdo pervive entre nosotros. Él fue, no lo olvidemos una víctima de este mismo sistema que celebra su muerte al mismo tiempo que proclama a los cuatro vientos su resurrección de entre los muertos. Jesús no fue paseado por las calles de Jerusalén bajo un palio de oro y brocados, con flores y luces, en procesión de solemne desfile triunfal, al son de trompetas y bandas de música, sino como un miserable reo condenado a muerte, despreciado por los poderes terrenales de este mundo y dejado de la mano de Dios, nuestro Señor, que, como bien se sabe, no es otro en estos nuestros tiempos que el Becerro de Oro.
![]() |
| Descendimiento de la Cruz, Rogier van der Weyden (c. 1435) |
La iglesia cristiana que se dice fundada por él, cuando el cristianismo
-Jesús no era cristiano, sino judío- y la invención de Cristo es más
bien obra de Pablo de Tarso después de su caída del caballo, quien
universalizó su mensaje, ha metido a Jesús, convertido en Cristo, en el
Templo, lo han santificado y han colocado su cruz en el sagrario del
altar. Y así, la cruz, que era motivo de muerte y execración, se ha
convertido en objeto de culto, de devoción y de piedad. Ante un
crucifijo juran todavía su cargo hombres y mujeres asimiladas a los
hombres y se revisten de oro y de púrpura, de mitras y bastones
democráticos de mando, que con su poder político, militar o religioso
causan enormes estragos a los demás.
Al igual que en julio y agosto todo el mundo está de vacaciones por estas fechas, hasta el punto de que el Señor podría llegar a preguntarse, como en la anónima pintada mural que apareció en Sevilla "¿Habré muerto para salvar el turismo?", no sé si inspirada en la viñeta de El Roto que publicó El Periódico Global(ista) con un vocativo inicial (¡Dios mío!), o viceversa.
¿Todo el mundo está de vacaciones? Sí, cada cual con su cruz a cuestas, como los nazarenos de la Cofradía del Cristo del Poco Poder, la Poca Monta y la Mucha Fe. El hecho de que la Semana Santa sea en las Españas de Dios una semana sabática, es decir de descanso vacacional, en la que se producen centenares de miles de desplazamientos de la ceca a la meca y viceversa con su correspondiente Operación Especial de salida y de retorno dirigidas por la Dirección General de Tráfico, no sirve para librarnos de la institución social hebdomadaria, sino para amarrarnos más a ella porque una vez concluida resucitan todas las demás fatídicas semanas del año. Es lo mismo que la institución del Fin de Semana o güiquén inglés, que nunca supone el fin de la semana de verdad, sino un volver a comenzar.
Se
decía antaño a menudo que uno vivía, cuando pasaba hambre y penurias, como puta en cuaresma. El hambre no se debía tanto al ayuno intermitente que imponía la Santa Madre Iglesia y a la abstinencia de la carne, que se sustituía por el pescado, especialmente el bacalao durante estas fechas de vigilia, como por la abstinencia de las otras carnes, y ¡santas pascuas!, por lo que las putas se tiraban más de cuarenta días en el paro, recluidas en las Casas de la Mancebía al otro lado del Tormes en la capital salmantina, sin poder trabajar y por tanto sin cobrar, esperando que acabara la cuaresma para poder volver a la dorada Salamanca.
viernes, 18 de abril de 2025
¡Viernes Santo, Viernes Santo!

La crucifixión, Lucas Cranack (1532)
Concluye Bermejo: "Todos estos indicios convergentes permiten conjeturar la existencia de un relato original –oral o escrito– según el cual el curso de los acontecimientos fue sensiblemente diferente al dibujado en los evangelios canónicos. En esa historia, los romanos habrían desempeñado el papel único o principal en el arresto de Jesús. Puesto que es apenas creíble que una historia así hubiese sido inventada por los cristianos, su fiabilidad es extremadamente probable".
jueves, 17 de abril de 2025
Nada del otro jueves
Reza el refrán popular cristiano en verso: Tres jueves hay en el año / que relumbran más que el Sol: / Jueves Santo, Corpus Christi / y el Día de la Ascensión. Hay obviamente muchos otros jueves el resto del año, pero no son tan significativos como este trío desde el punto de la doctrina de la fe cristiana.
El Jueves Santo conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, el lavatorio de los pies y la institución de la eucaristía, iniciándose con él el núcleo duro de la Santa Semana: el Triduo Pascual, los tres días más importantes de la Semana Santa: Jueves, Viernes y Sábado.

La Última Cena, Leonardo da Vinci (1495)
La institución del sacramento de la Eucaristía o acción de gracias en la Última Cena parece una innovación paulina. Ya se ha dicho que Pablo de Tarso es probablemente el inventor del cristianismo y el primer cristiano, y el creador del catolicismo, en el sentido etimológico de la palabra: católico quiere decir universal. El toma una religión, el judaísmo, que era propia y específica del pueblo judío, y la universaliza, para lo que rompe con algunos preceptos judaicos como la circuncisión. Pablo de Tarso sustituye la circuncisión del prepucio por el bautismo. Gracias a él la religión cristiana abolió el mandato mosaico que era un obstáculo para la difusión del evangelio entre los gentiles que querían convertirse y rechazaban esa práctica dolorosa en un varón adulto.
Tal y como presentan Pablo y los evangelios la eucaristía no cuadra con el judaísmo que practicaba Jesús, una religión en la que no hay nada parecido a un sacramento. La eucaristía cristiana con la ingestión del pan y el vino como cuerpo y sangre de Cristo no cabe en el judaísmo, que no contemplaba ninguna teofagia o ingestión del dios. Al Jesús histórico no se le ocurrió fundar ninguna nueva religión distinta de la que él profesaba.
Cedo la palabra a Antonio Piñero, que escribe: "¿Cómo se iba a presentar Jesús como prototipo de un mesías judío, un "domingo de ramos", para poco más tarde, al día siguiente, purificar el Templo, con lo que afirmaba su validez absoluta, y en la noche del jueves instituir un rito que rompía con todo el sistema expiatorio y sacrificial del judaísmo y que, por si esto fuera poco, estaba construido sobre y contra un tabú firme de los judíos, el tabú de no ingerir sangre?".




















_MET_DP833440.jpg)

_-_Tizian_.jpg)
