jueves, 24 de abril de 2025

Habemus papam?

Una viñeta de mi admirado José Luis Rábago, alias El Roto, en el Periódico Global(ista), publicada a poco de la muerte del Papa el día 23 de abril de 2025, que lleva por título No podéis cambiar los dioses presenta un ángel a juzgar por el par de alas en sus hombros y la aureola de santidad sobre su cabeza que se columpia de espaldas a los lectores y un texto que dice: Podéis cambiar a los papas, pero a los dioses, no.
 

Hace alusión, obviamente, a la muerte del santo hacedor de puentes que es el papa entre los hombres y los ideales, especialmente, el supremo ideal, que es Dios. Conviene recordarlo ahora que la izquierda, como viuda desconsolada, lamenta tanto, más papista que el papa, el hecho de que el santísimo patriarca haya pasado a mejor vida, y ahora que se habla tanto de la sucesión de la sede apostólica, que ha quedado vacante, hecho que sume a la iglesia en la incertidumbre ante la ola ultra que nos sacude, como dicen los periodistas progresistas recurriendo a la manida metáfora marina de las olas.  
 
La mención de los dioses y del cambio de la viñeta me ha traído a la memoria uno de los textos que más he leído y valoro del llorado Rafael Sánchez Ferlosio: Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado (Alianza Editorial, Madrid, 1986), escrito a raíz del incidente del Challenger, ocurrido el 28 de enero de 1986, cuando el transbordador espacial estadounidense desafiante explotó poco después de despegar, causando la muerte de sus siete tripulantes, entre los que viajaba una maestra que iba a ser la primera civil en el espacio, como parte del programa "Teacher in Space" de la NASA, que buscaba acercar el espacio al público en general y al mundo educativo en particular. 
 
Explosión del Challenger (1986)

 Su muerte conmovió profundamente a la sociedad estadounidense, ya que muchos niños y maestros seguían el lanzamiento en vivo desde las escuelas. Su figura se convirtió en un símbolo de la tragedia y del idealismo que representaba la misión. Y llegó a decirse que su sacrificio no había sido en vano, lo que le revolvió las entrañas a Ferlosio, que escribió no sin indignación: Pero el respeto a los muertos no es respeto a sus muertes y a sus Causas, sino respeto a las vidas que perdieron; hacer que sus muertes sirvan para algo es negarles a las vidas que han perdido el derecho a no haber servido para nada, el privilegio de ser fin en sí mismas.
 
Dice Rafael (pág. 23): La Historia, el Progreso y el Futuro, lejos de suscitar recelo alguno, se vuelven dioses en quienes se puede confiar en cuanto exigen tributo de sangre, y justamente gracias a exigirlo. Esos dioses, que escribe con inicial mayúscula, son, obviamente, los ideales, unos ideales que “exigen tributo de sangre”, nuestro sacrificio. Ya lo intuía Homero en La Odisea, al que cita oportunamente Ferlosio: Los dioses traman y cumplen la perdición de los mortales, para que los venideros tengan que contar (VIII, 579-580). 
 
 
 
Buscando información sobre accidentes espaciales encuentro esta página pedagógica Molasaber.org donde se dice que ha habido otros accidentes mortales en misiones espaciales "que recuerdan que viajar al espacio y el sueño de la exploración más allá de la Tierra es una empresa difícil y costosa" (¡e innecesaria!). Y, en lugar de lamentar la pérdida absurda de vidas humanas en nombre de ese ideal, se agradece su sacrificio: "A todos aquellos pioneros que dieron su vida para llevar a la humanidad a las estrellas (¡sic!)... gracias".  
 
Escribe Ferlosio más adelante: En el principio no fueron, ciertamente, los dioses de los cielos los que impusieron sacrificios a los hombres en la tierra, sino los sacrificios de los hombres de la tierra los que pusieron dioses en el cielo. Y a continuación razona: La Historia Universal no es sino el nombre, el disfraz y el maquillaje, tan pudorosa como fraudulentamente laicos, con que el arcaico y sangriento Yahvé-Señor-de-los-Ejércitos, iam senex sed deo uiridisque senectus, circula y se las bandea hoy en día impunemente, como un viejo verde, por los salones de moda del agnosticismo.(Pág. 35.) 
 
Y concluye que no es el dios el que demanda el sacrificio, sino que es, por el contrario, el sacrificio el que postula al dios, ya que nunca es la Causa lo que se esgrime para justificar el sacrificio y la sangre derramada, sino siempre, por el contrario, el sacrificio, la sangre derramada, lo que se esgrime para legitimar la Causa. 

miércoles, 23 de abril de 2025

Soplan malos vientos

    Hay quien acaricia la idea de encerrarse en una burbuja y refugiarse en un búnquer blindado, por lo general subterráneo, a prueba de bombas y bombardeos, y a salvo de las amenazas del mundo exterior. Hay quien desea construir un refugio en el sótano de su casa, y el que vive en un bloque de pisos o nichos de viviendas acaricia la idea de construir un búnquer en condominio, comunal en el que poder sobrevivir en caso de emergencia bélica durante varios días haciendo acopio de provisiones, básicamente agua, alimentos y medicamentos. Y ante la demanda se genera la oferta, y viceversa, surgiendo enseguida emprendedores y empresas que hacen realidad ese proyecto. 
 
     Este frenesí europeounionista me ha traído a la cabeza enseguida la película de 1986 "When the Wind Blows" (en español, "Cuando el viento sopla"), un filme británico animado dirigido por Jimmy T. Murakami y basado en un cómic homónimo, con música de David Bowie y de Roger Waters (de Pink Floyd). Narra la historia de un matrimonio de jubilados que viven en la campiña inglesa. Cuando se anuncia una inminente guerra nuclear, siguen instrucciones del gobierno para construir un refugio improvisado en su casa. La película es profundamente emotiva y crítica, mostrando cómo estas personas simples, confiadas en las autoridades, afrontan el desastre con ingenuidad y esperanza… mientras la realidad se vuelve cada vez más sombría. Puede verse el trailer aquí mismo o completa y doblada al castellano la película en esta página de Internet Archive.
 
 
    Hay que reconocer que la fascinación por los búnqueres es la misma que la de los confinamientos -lockdowns según el anglicismo imperial-, algo demencial sin duda y disparatado, pero lógico habida cuenta de la estrategia fobopolítica, destinada a aterrorizar a la población con la martilleante propaganda actual de una inminente agresión por parte de Rusia, que, como se ve, está empezando a dar sus primeros frutos notables.  
 
    No es difícil imaginar, en efecto, que los mismos que ahora están fascinados por el búnquer son los mismos que, hace cinco años, se confinaron eufóricos en casa durante semanas bajo arresto domiciliario sin ningún atisbo de claustrofobia, pensando que era una medida para salvar vidas -las suyas y las de los suyos-, los mismos que se descargaban de la Red el pasaporte sanitario para beneficiarse de la libertad provisional autorizada por el Estado terapéutico y filantrópico. 
 

    Ya se ve hacia dónde vamos, o mejor dicho, hacia dónde nos llevan arrastrados: hacia una sociedad del encierro generalizado que puede justificarse con argumentos sanitarios (lucha contra el virus o contra el cambio climático) o bélicos. El resultado sigue siendo el mismo: la población aterrorizada evita el contacto y contagio social, se encierra en su esfera privada y renuncia espontáneamente a su libertad en nombre de la seguridad puesta en peligro por la presunta emergencia terrorífica. Asistimos así a la atomización de la sociedad, a la eliminación de la esfera pública y al dominio de la lógica individualista del «sálvese quien pueda». 
 
    El miedo se confirma así como una estrategia política de primer orden para los grupos dominantes. Tienen un buen juego en aterrorizar al máximo a la población, para luego poder administrarla a su antojo: el sujeto aterrorizado está dispuesto a hacer literalmente cualquier cosa con tal de asegurar su propia existencia, declarada en peligro por el orden discursivo dominante. 
 
Masoquista, de R. Topor 
 
    ¿Hará falta recordar que Rusia no tiene intención de invadir Europa, entre otras cosas porque, si hubiera querido hacerlo, ya lo habría hecho hace tiempo, sin esperar a que el viejo continente del que ella misma forma parte se reorganice y se rearme? Por el contrario, es Europa la que está provocando a Rusia en todos los sentidos, como si realmente quisiera acabar siendo atacada para tener la excusa perfecta y genial del contrataque. La disparatada propaganda de la inminente agresión rusa sólo sirve para poner en marcha las estrategias gubernamentales evocadas anteriormente y, por supuesto, para reforzar en exceso la industria bélica, quizás reconduciendo la producción de automóviles eléctricos que iban a salvar el planeta en tanques que van a destruirlo.

martes, 22 de abril de 2025

Parada de postas II

Vivimos en una sociedad fuertemente alfabetizada y, paradójicamente, analfabeta, porque a la imposición del abecedario se ha unido un adoctrinamiento furibundo. 
 
 “La bomba arancelaria destruye 9,2 billones en las Bolsas mundiales en tres días, la mitad de todo el PIB de la UE”, metáfora bélica de El Diario Global(ista).
 
 El verdadero propósito de un docente debería ser enseñar, no rellenar informes, programaciones y memorias interminables, el papeleo que exige la Administración. 
 
 El arte verdadero no necesita ni guía ni exégesis conceptual para entenderse porque conmueve por sí solo. Si necesita explicación, no es obra de arte de verdad. 
 
 Grato el botellón a Dioniso-Baco-dios y a la juventud. Es la bacanal rito finisemanal de liberación: murga demencial, baile y vino que beber, vino que olvidar.
 
 

 Escribe Émil Cioran en alguna parte que el hecho de que la vida no tenga ningún sentido determinado es una razón, quizá la única que puede haber, para vivir.
 
 Cualquier cosa puede desarticularse y descomponerse en sus partes o partículas que son, por su parte, cosas también que pueden también a su vez descomponerse.
 
 “La primera vez que visualicé” o “la primera vez que visibilicé” dice en vez de “la primera vez que vi” quien se las da de culto, o sea, de leído y escribido. 
 
 Un científico, sacudiendo los cimientos de la física y filosofía contemporáneas, asegura que hay pruebas de que vivimos en una simulación: la caverna de Platón.
 
 En el año del Señor de 2024 aplicaron la pena capital o crimen de Estado quince países del mundo, en los que se realizaron mil quinientas dieciocho ejecuciones. 
 

 La frase del zorro al principito de lo esencial es invisible a los ojos adquiere un nuevo significado añadiendo... que miran a la pantalla virtual del celular
 
 ¿Cómo puede el gobierno prohibir como pretende la prostitución actualmente tolerada sin suprimir al mismo tiempo las demás formas de trata y trabajo asalariado?
 
 Un aumento del salario mínimo interprofesional y una reducción de la jornada laboral mitigaría quizá nuestra explotación, pero seríamos siervos más agradecidos.
 
 Dice Shelley, el poeta, que el hombre bueno ni manda ni obedece, que el poder, como desoladora peste, corrompe cuanto toca, y la obediencia degrada y esclaviza.
 
 Al “débese al niño el mayor respeto, si uno pretende / algo que es indecente” que escribió Juvenal, le añadiría yo: ...como que sea tu hijo, criarlo y educarlo. 
 

lunes, 21 de abril de 2025

Se retrasa la parusía: disculpen las molestias.

Se usa el término de factura griego parusía (παρουσία; su equivalente latino sería 'praesentia' o 'aduentus', presencia o llegada) con el significado religioso, según la docta Academia, de "advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos". Con este vocablo se alude a la segunda y definitiva llegada de Jesucristo tras la resurrección de la primera (...y al tercer día resucitó), que implicaría el fin del mundo tal como lo conocemos y la instauración del Reino de los Cielos de Dios que él deseaba, como refleja la oración que enseñó a sus discípulos (Venga a nosotros tu reino): que venga tu reino porque no está aquí. 
 

Una viñeta de Andrés Rábago, alias El Roto, publicada en El Periódico Global(ista), lleva por título: "Resucito y vuelvo en unos eones". Presenta dos imágenes muy significativas en este Lunes de Pascua: la cruz como trasfondo lejano y, en primer término, el sepulcro vacío. Dos potentes símbolos: el primero de muerte que se convertirá gracias a la coincidencia de los opuestos en el emblema de la vida... eterna, y el segundo: la tumba vacía, alusión a la resurrección. 
 
El cartel "Vuelvo en unos eones" alude a la parusía o segunda venida de Jesús, que conllevaría la instauración del Reino, que, obviamente, no se ha producido todavía. El aviso es, por lo tanto, irónico. Esos eones no son minutos, ni horas siquiera, son miles de millones de años. 
 
Define, en efecto, la docta Academia el término eón, del gr. αἰών aiṓn, emparentado con el latín clásico aeuom, que conservamos en castellano 'evo', utilizado en lenguaje poético como “duración de tiempo sin término”  y en el lenguaje religioso como “duración de las cosas eternas”, por lo que vendría a ser un sinónimo de 'eternidad'. En el ámbito científico se emplea como una unidad de tiempo geológico, equivalente a mil millones de años, pero también como periodo de tiempo indefinido de larga duración, es decir, una duración tan larga que se hace prácticamente imposible definir. 
 
Es curioso cómo el latín y el griego antiguos, como han subrayado muchas veces los filólogos clásicos tenían dos palabras para lo que nosotros solo tenemos una: tiempo. En latín, efecto, se distinguían tempus y aeuom, y en griego χρόνος (chrónos) y la comentada αἰών (aiṓn). La primera se refiere a uno o varios de los momentos en los que dividimos el tiempo para domesticarlo y cronometrarlo y decir cosas como decían los clásicos, por ejemplo 'tempus fugit', por lo tanto a la discontinuidad,  y la segunda se refiere a la duración, es decir, a la continuidad.

En las lenguas modernas disponemos de una sola palabra para dos cosas radicalmente contrarias y contrapuestas, para contar algo que no puede contarse, para medir algo que es inconmensurable.
 
Volviendo a la viñeta de El Roto, el lema "Vuelvo en unos eones", sería como decir: Vuelvo en unos miles de millones de años, es decir: nunca, porque la parusía y el advenimiento del Reino no se ha producido.
 
Las tres Marías ante el sepulcro vacío.
 
Ante esta constatación empírica, y frente a la desesperación que se apoderó de los discípulos y seguidores de Jesús por su muerte, se extendió enseguida el relato de la tumba vacía, la resurrección y las milagrosas apariciones posteriores, unos sucesos tan sobrenaturales que no caben en el ámbito racional de la historiografía, sino, en todo caso, en el irracional de la fe y mitología. Pero sin la creencia en la resurrección de Jesús es imposible entender el nacimiento del cristianismo, cuya predicación se centraba en el anuncio de la venida del Reino de Dios, esencialmente futuro, cuyo establecimiento incluía la idea de un juicio escatológico que implicaba la salvación de unos y la condenación de otros. 

El evangelio de Lucas, ante el retraso inexplicable de la llegada del Reino, pone en boca de Jesús a posteriori las siguientes palabras (17:20-21): "Los fariseos le preguntaron cuándo vendrá el Reino de Dios. Jesús les respondió: El Reino de Dios no viene de manera que se pueda observar, ni se dirá: Aquí está, o Allí está. Porque el Reino de Dios ya está entre ustedes". Resulta que, por arte de la magia del relato, no hay que esperar la materialización del Reino de Dios, ese desesperado Venga a nosotros tu Reino, sino que ya está aquí, aunque a ojos vistas brille por su ausencia. 
 
En lugar de la llegada del Reino, lo que se ha producido, a medida de que se retrasaba la Venida y el fin del mundo consiguiente, es la creación e institucionalización de la Iglesia, una institución como otra cualquiera, como el Estado, por ejemplo.
 
Del mismo modo, no habría que esperar que se produzca la parusía de Jesús, sino que, podríamos decir, ya se ha producido, como todos los años por estas mismas fechas pascuales, que vuelven año tras año, periódicamente, en que se celebra la pasión, muerte, resurrección y ascensión a los cielos, aunque, como decía aquel villancico inolvidable hay algo que vuelve pero también algo que no vuelve: "La nochebuena se viene, / la nochebuena se va; / y nosotros nos iremos / y no volveremos más".

domingo, 20 de abril de 2025

Domingo de Resurrección

    Algunos cristianos y católicos, apostólicos y romanos, que saben de lo que hablan cuando hablan de la fe, porque la viven en sus ardientes y férvidas entrañas, que cantan en navidades aleluyas porque va a nacer el niñodiós, echan las campanas ahora al vuelo  porque aseguran que el niño hecho hombre y como tal ejecutado y muerto resucita este Domingo de Pascua como la primavera que ha venido todos los años por estas fechas y nadie sabe cómo ha sido.

     Celebran, en efecto, los creyentes su nacimiento en navidades, y en Semana Santa rememoran su pasión, muerte, descenso a los infiernos, y la resurrección que no se produce nunca en la realidad más que en sus corazones repletos de fantasías animadas de ayer y de hoy.

    No puede negarse la existencia de Cristo, pero Jesús está más muerto que vivo desde hace dos mil años en que partimos la historia en un antes y un después.  Puede incluso afirmarse que es un personaje histórico, como Alejandro Magno o Napoleón. Y como todo personaje histórico está más muerto que vivo, pero no por ello deja de existir, existe y mucho, porque se habla constantemente de él. Lo que no puede, desde luego, afirmarse cabalmente es que renazca después de muerto. 

    Los griegos ortodoxos se saludan el domingo de Pascua diciéndose “Cristo ha resucitado”, y contestándose “En verdad ha resucitado”. No dicen "Jesús ha resucitado" refiriéndose a Jesús de Nazaret, personaje histórico, sino "Cristo", que es un nombre que se le superpone y pertenece al ámbito de la mitología, porque hay que distinguir lo que habitualmente está confundido en el nombre propio de Jesucristo: el Jesús, por un lado, de la historia y el Cristo, por el otro, de la fe. 


    La frase inicial “Cristo ha resucitado” no es real: no expresa un hecho constatable y empírico, por lo que es mentira, pero se hace verdad a fuerza de repetirse hasta la saciedad. ¿En qué sentido es verdad? No por que sea un hecho objetivo, algo que ha sucedido, sino por que se repite una y otra vez su nombre propio, se habla de él, y por lo tanto se hace real. Ya lo dijo, creo, Göbbels, el jerarca nazi y máximo responsable de la propaganda, que de eso sabía mucho: "Una mentira repetida mil veces se hace verdad". 

     He ahí la trampa de los creyentes: dan por hecho algo que no ha sucedido repitiéndolo una y otra vez y celebrando su suceso, y no se desengañan ni dejan de ser tan tontos como las vírgenes necias esperando a su príncipe azul celestial que no viene nunca a redimirlas.

    Lo único, de hecho, que resurge, por no decir resucita este Domingo de Resurrección es la negación de la evidencia del fracaso y muerte en la cruz sin redención posible del Nazareno, por mucho que los fieles feligreses quieran enjugarse las lágrimas de sus mejillas con jirones de la sábana santa de su sudario o el paño sacrosanto en el que envolvieron el prepucio de su circuncisión. 

   


    La Cofradía del Cristo del Poco Poder y la Poca Monta reivindica la figura de un hombre como tantos otros que quiso cambiar el mundo, que fracasó estrepitosamente, y al que se le hizo la pascua, torturándolo y condenándolo a muerte, cuya agonía celebran las hermandades lentamente, en todos los pasos de su vía crucis, paso a paso, durante la Santa Semana, que es la santificación de la semana, y cuya muerte definitiva no quieren aceptar por lo que imaginan que el sagrado corazón de su espíritu resucita no sólo el Domingo de Resurrección entre nosotros, sino ahora mismo, cuando sea, y siempre que decimos que no a la realidad del mundo, incluida nuestra propia muerte, esa espada de Damoclés siempre futura.

sábado, 19 de abril de 2025

Sábado sabadete, sabático y santo

    Durante el Sábado Santo la Santa Madre Iglesia vela junto al santo sepulcro en silencio -nótese la sibilante aliteración inicial de las tres últimas palabras-, por lo que se conoce también como Sábado de Silencio a este luctuoso día, a la espera de la futura e improbable Resurrección del Domingo que cierre el Triduo Pascual. Los restos mortales de Jesús de Nazaret, bajado del madero, reposan en el sepulcro. 

    Jesús de Nazaret, ejecutado y muerto, resucitará como Cristo de la fe, cuyo recuerdo pervive entre nosotros. Él fue, no lo olvidemos una víctima de este mismo sistema que celebra su muerte al mismo tiempo que proclama a los cuatro vientos su resurrección de entre los muertos. Jesús no fue paseado por las calles de Jerusalén bajo un palio de oro y brocados, con flores y luces, en procesión de solemne desfile triunfal, al son de trompetas y bandas de música, sino como un miserable reo condenado a muerte, despreciado por los poderes terrenales de este mundo y dejado de la mano de Dios, nuestro Señor, que, como bien se sabe, no es otro en estos nuestros tiempos que el Becerro de Oro. 

Descendimiento de la Cruz, Rogier van der Weyden (c. 1435)

      La iglesia cristiana que se dice fundada por él, cuando el cristianismo -Jesús no era cristiano, sino judío- y la invención de Cristo es más bien obra de Pablo de Tarso después de su caída del caballo, quien universalizó su mensaje, ha metido a Jesús, convertido en Cristo, en el Templo, lo han santificado y han colocado su cruz en el sagrario del altar. Y así, la cruz, que era motivo de muerte y execración, se ha convertido en objeto de culto, de devoción y de piedad. Ante un crucifijo juran todavía su cargo hombres y mujeres asimiladas a los hombres y se revisten de oro y de púrpura, de mitras y bastones democráticos de mando, que con su poder político, militar o religioso causan enormes estragos a los demás.   

    Al igual que en julio y agosto todo el mundo está de vacaciones por estas fechas, hasta el punto de que el Señor podría llegar a preguntarse, como en la anónima pintada mural que apareció en Sevilla "¿Habré muerto para salvar el turismo?", no sé si inspirada en la viñeta de El Roto que publicó El Periódico Global(ista) con un vocativo inicial (¡Dios mío!), o viceversa.

    ¿Todo el mundo está de vacaciones? Sí, cada cual con su cruz a cuestas, como los nazarenos de la Cofradía del Cristo del Poco Poder, la Poca Monta y la Mucha Fe. El hecho de que la Semana Santa sea en las Españas de Dios una semana sabática, es decir de descanso vacacional, en la que se producen centenares de miles de desplazamientos de la ceca a la meca y viceversa con su correspondiente Operación Especial de salida y de retorno dirigidas por la Dirección General de Tráfico, no sirve para librarnos de la institución social hebdomadaria, sino para amarrarnos más a ella porque una vez concluida resucitan todas las demás fatídicas semanas del año. Es lo mismo que la institución del Fin de Semana o güiquén inglés, que nunca supone el fin de la semana de verdad, sino un volver a comenzar.

 

"Somos un país lleno de vida como para perderla en la carretera". 

     Se decía antaño a menudo que uno vivía, cuando pasaba hambre y penurias, como puta en cuaresma. El hambre no se debía tanto al ayuno intermitente que imponía la Santa Madre Iglesia y a la abstinencia de la carne, que se sustituía por el pescado, especialmente el bacalao durante estas fechas de vigilia, como por la abstinencia de las otras carnes, y ¡santas pascuas!, por lo que las putas se tiraban más de cuarenta días en el paro, recluidas en las Casas de la Mancebía al otro lado del Tormes en la capital salmantina, sin poder trabajar y por tanto sin cobrar, esperando que acabara la cuaresma para poder volver a la dorada Salamanca.


viernes, 18 de abril de 2025

¡Viernes Santo, Viernes Santo!

    Henos al fin llegados hoy al meollo mismo del Triduo Pascual, el Viernes Santo, quizá la mayor conmemoración y la más representativa y profunda del cristianismo, en la que se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret en el monte Calvario o Gólgota, que constituyó un auténtico fracaso para todos sus seguidores que vieron en él la figura de un salvador, y que, con el paso del tiempo, se reinterpretó, sublimando la estrepitosa derrota, como un sacrificio voluntariamente aceptado para la redención de la humanidad, convirtiéndolo en un éxito y proclamando una resurrección o victoria sobre la muerte que no es, desde luego, un hecho histórico.  El Viernes Santo es la inmolación del Cordero de Dios "que quita los pecados del mundo" y que hace que la cruz, que era un suplicio atroz y un símbolo de muerte, se convierta paradójicamente en un símbolo de vida... eterna.
 
Fotomontaje de Gabriel Pérez-Juana sobre Cristo crucificado de Velázquez (2025)
 
    No hay razón para dudar de la ejecución del Nazareno, pero hay que tener en cuenta que no fue el único crucificado, sino que participó en una ejecución grupal mediante el suplicio en la cruz. Al menos dos ladrones, Dimas, el buen ladrón, y Gestas, el malo, según la tradición, acompañaban a Jesús. Los evangelios, aun proporcionando la noticia del carácter colectivo de la crucifixión, convierten a Jesús en el único foco de atención, minimizando lo relativo a los otros hombres y convirtiéndolos, por así decirlo, solo en actores de relleno o de reparto. 
 
    Esta singularización de Jesús, paso previo a su divinización, se prosigue hasta el día de hoy en la literatura hagiográfica al uso, como si los otros hombres carecieran de interés. El problema de estos dos bandidos que fueron crucificados junto a Jesús es que no hay constancia de que en la Judea sometida al Imperio romano se empleara la crucifixión con delincuentes comunes, dado que se aplicaba solo a los insurgentes, como se aplicó, por ejemplo, contra Espártaco y sus secuaces, crucificados a lo largo de la Vía Apia, entre los años 73 y 71 antes de Cristo por haber promovido la guerra servil o rebelión de los esclavos. 
Alexámeno adora a (su) dios. Grafito del Palatino escrito en griego.
 
    Como señala Fernando Bermejo en "La invención de Jesús de Nazaret" (pág. 153): "La crucifixión en el ámbito provincial del Imperio romano fue una pena reservada a delitos de sedición y 'laesa maiestas', y durante el periodo de control romano al menos hasta la Guerra Judía (66-74 e.c.), los testimonios disponibles indican que la crucifixión en Judea se aplicó a rebeldes políticos y sus secuaces".
 
    Resulta elocuente que incluso en fuentes que buscan desplazar la responsabilidad hacia las autoridades judías la decisión de la crucifixión se atribuya al prefecto romano, y que quienes ejecutan la sentencia sean soldados al servicio de Roma, no judíos. Pero se entiende bien que en el período en que las comunidades cristianas se extendían por todo el Imperio romano apareciese una tradición apócrifa que culpabilizara a los judíos, minimizando la responsabilidad de los romanos. 
 

La crucifixión, Lucas Cranack (1532)

    Concluye Bermejo: "Todos estos indicios convergentes permiten conjeturar la existencia de un relato original –oral o escrito– según el cual el curso de los acontecimientos fue sensiblemente diferente al dibujado en los evangelios canónicos. En esa historia, los romanos habrían desempeñado el papel único o principal en el arresto de Jesús. Puesto que es apenas creíble que una historia así hubiese sido inventada por los cristianos, su fiabilidad es extremadamente probable".  


    Recordamos, desde una óptica laica, el Romance del hijo muerto o Romance del Viernes Santo.

jueves, 17 de abril de 2025

Nada del otro jueves

    Reza el refrán popular cristiano en verso: Tres jueves hay en el año / que relumbran más que el Sol: / Jueves Santo, Corpus Christi / y el Día de la Ascensión. Hay obviamente muchos otros jueves el resto del año, pero no son tan significativos como este trío desde el punto de la doctrina de la fe cristiana.

    El Jueves Santo conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, el lavatorio de los pies y la institución de la eucaristía, iniciándose con él el núcleo duro de la Santa Semana: el Triduo Pascual, los tres días más importantes de la Semana Santa: Jueves, Viernes y Sábado. 

 

 La Última Cena, Leonardo da Vinci (1495)

    La institución del sacramento de la Eucaristía o acción de gracias en la Última Cena parece una innovación paulina. Ya se ha dicho que Pablo de Tarso es probablemente el inventor del cristianismo y el primer cristiano, y el creador del catolicismo, en el sentido etimológico de la palabra: católico quiere decir universal. El toma una religión, el judaísmo, que era propia y específica del pueblo judío, y la universaliza, para lo que rompe con algunos preceptos judaicos como la circuncisión. Pablo de Tarso sustituye la circuncisión del prepucio por el bautismo. Gracias a él la religión cristiana abolió el mandato mosaico que era un obstáculo para la difusión del evangelio entre los gentiles que querían convertirse y rechazaban esa práctica dolorosa en un varón adulto. 

La circuncisión de Jesús, Parmigiano (c.1523) 

     Tal y como presentan Pablo y los evangelios la eucaristía no cuadra con el judaísmo que practicaba Jesús, una religión en la que no hay nada parecido a un sacramento. La eucaristía cristiana con la ingestión del pan y el vino como cuerpo y sangre de Cristo no cabe en el judaísmo, que no contemplaba ninguna teofagia o ingestión del dios. Al Jesús histórico no se le ocurrió fundar ninguna nueva religión distinta de la que él profesaba.

    Cedo la palabra a Antonio Piñero, que escribe: "¿Cómo se iba a presentar Jesús como prototipo de un mesías judío, un "domingo de ramos", para poco más tarde, al día siguiente, purificar el Templo, con lo que afirmaba su validez absoluta, y en la noche del jueves instituir un rito que rompía con todo el sistema expiatorio y sacrificial del judaísmo y que, por si esto fuera poco, estaba construido sobre y contra un tabú firme de los judíos, el tabú de no ingerir sangre?".  

  

miércoles, 16 de abril de 2025

Miércoles de la Traición

Hoy, Miércoles Santo, en medio de la Semana Santa de Dios, se celebra el Día de la Traición. En este día se recuerda la figura del traidor por excelencia, Judas de Simón Iscariote, nada menos que uno de los doce, que delató al Maestro en el Huerto de Gestsemaní, después de la Última Cena, a cambio de treinta monedas de plata, dándole un beso en la cara, lo que condujo directamente al arresto de Jesús según unos por los judíos y según el evangelio de Juan, por los romanos, que parece lo más verosímil. 
 
¿Cuál fue el motivo de la traición? No lo sabemos a ciencia cierta. Los evangelistas apuntan que la causa de la traición fue la codicia materialista, en realidad idealista, que es la codicia idealizada del dinero materializado en las treinta monedas de plata, pero hay quien ha supuesto que era porque deseaba, decepcionado con Jesús, una rebelión armada que trajera la liberación política y militar de Israel del imperialismo romano, y veía que Jesús no era el mesías que el pueblo esperaba, habida cuenta de su postura algo tibia, por lo que él, Judas Iscariote, habría querido ocupar su puesto. No está mal pensado, pero es improbable con los textos de los que disponemos.
 
Palm Sunday, Bob Moran (2025)
 
En el episodio de la Última Cena, los cuatro evangelistas indican al unísono que Jesús señaló públicamente a uno de los discípulos como traidor. Dos de ellos, Mateo y Juan, apuntan expresamente a Judas Iscariote, lo cual resulta inverosímil históricamente, dado que los demás no habrían hecho nada por impedirlo. Por otra parte, la profecía de su muerte no deja de ser un vaticinio atribuido a Jesús una vez sucedidos los hechos. Pudo haber barruntado su muerte, dado su enfrentamiento con las autoridades, conociendo como conocía, además, la muerte violenta de muchos otros profetas, como por ejemplo Juan el Bautista.
 
Jesús podía barruntar que alguno podía traicionarle, pero no saberlo a ciencia cierta. En el evangelio de Juan, además, se da a entender que el propio Jesús habría incitado al traidor a traicionarle: “Uno de sus discípulos... reclinándose entonces sobre el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Jesús contestó: “Es aquel para quien yo voy a mojar el trozo y a quien se lo voy a dar”. Mojando, pues, el trozo se lo dio a Judas de Simón Iscariote. Y en cuanto recibió el trozo, entró en él Satanás. Por eso le dijo Jesús: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto”. (Juan 13, 24-17). 
 
 
 
Fernando Bermejo Rubio, en su libro La invención de Jesús de Nazaret” Madrid, Siglo XXI de España Editores (2018), señala que estos relatos de la predicción de la traición adolecen de una incongruencia interna: "Judas es identificado por Jesús ante el resto de los discípulos sin que estos hagan nada contra él, le dirijan el menor reproche o intenten detenerlo; la inconsecuencia se aprecia asimismo en que, tras ser desenmascarado, Judas participa en la cena con los demás. Solo el autor del Cuarto Evangelio hace a Judas abandonar la reunión".
 
Parece que no hay motivos para negar la existencia de Judas Iscariote ni su pertenencia al círculo de los doce apóstoles. Sin embargo, la dramatización que hacen los evangelios es de dudosa historicidad. El hecho de que fuera prendido por una cohorte romana (que estaba formada por tres manípulos, y cada manípulo por dos centurias de hombres) al mando de un tribuno, lo que suponía entre cuatrocientos y seiscientos hombres al menos, según el evangelio en este punto más fiable, que es el de Juan, implica que para los romanos Jesús y sus seguidores eran un problema que revela el carácter subversivo de su predicación y seguidores. 
 
¿Es congruente, se pregunta Gonzalo Puente Ojea, destacar tanta fuerza para detener a un hombre rodeado de una banda desarmada? Recordemos la violencia del episodio de la “purificación” del Templo, la incitación a la rebelión popular y la condena del pago del tributo, la instrucción que hace a cada discípulo de que “compre una espada” (Lucas 22.36) o la pregunta que le hacen los seguidores al Maestro sobre si debían usar ya las armas: “Señor, ¿herimos con la espada?”. Ante estos hechos se impone la impresión de que Jesús y los suyos iban armados para una contienda y no excluían la posibilidad de la violencia. Recordemos, además, una frase que tiene todos los visos de ser histórica y que contradice el irenismo atribuido a la figura de Jesús y a su predicación:  Μὴ νομίσητε ὅτι ἦλθον βαλεῖν εἰρήνην ἐπὶ τὴν γῆν· οὐκ ἦλθον βαλεῖν εἰρήνην ἀλλὰ μάχαιραν: No creáis que he venido a traer la paz a la tierra: no he venido a traer la paz sino la espada (Mateo X, 34); espada, que es obviamente, metáfora de la guerra.
 
 
El suicidio de Judas Iscariote, que habría vendido a Jesús por treinta monedas de plata, ahorcándose se incardina en una tradición, según observa Antonio Piñero, totalmente judía y no romana, porque entre los romanos el suicidio era una “muerte noble” que rehabilita de alguna manera al personaje moralmente por el mal que había infligido, mientras que en el mundo clásico el hecho de autoinfligirse la muerte rehabilita al personaje. No quita importancia al delito conocido, pero de alguna manera restaura al suicida, mientras que en la tradición judía y luego cristiana la muerte voluntaria añade culpa sobre culpa.  

martes, 15 de abril de 2025

Martes controvertido

El Martes Santo es el tercero de los días de la Semana Santa que nos aproxima al Triduo Pascual o núcleo propiamente dicho de la santificación de la semana (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo). Se conoce también como Martes de la Controversia por el suceso probablemente histórico del enfrentamiento de Jesús con los fariseos y herodianos que le plantean la peliaguda cuestión sobre si es lícito pagar el tributo a Roma. Conviene tener en cuenta que durante el siglo I Israel era una nación ocupada por los romanos y, como provincia, se gobernaba desde Roma, por lo que los judíos y demás habitantes tenían que pagar sus impuestos a Roma como buenos contribuyentes a la hacienda del Imperio. 
 
El caso del tributo al César está bien documentado en los evangelios. Los fariseos y los herodianos le tienden una trampa dialéctica al predicador que era Jesús. Le preguntan si es lícito pagar el tributo al César o no. ¿Lo pagamos o no lo pagamos? Jesús consciente de esa trampa les dice: ¿Por qué queréis tentarme? Traedme una moneda que yo la vea. Se la llevaron y el les preguntó: ¿De quién son esta efigie y esta leyenda? Le contestaron: Del César de Roma. Jesús les dijo lo que es del César dádselo al César y lo que es de Dios a Dios. Y quedaron maravillados por su astucia. 
 
El dinero del tributo, Jean Valentin de Boulogne (1591-1632)
 
La interpretación tradicional es que Jesús era partidario del pago del tributo, en la línea que estableció posteriormente el auténtico fundador del cristianismo, Pablo de Tarso, que escribió en su epístola a los romanos precisamente: “Es preciso someterse a las autoridades temporales no solo por temor al castigo, sino por conciencia. Por tanto, pagadles los tributos, pues son ministros de Dios ocupados en eso”
 
Pero la exégesis tradicional se contradice con lo que dice el evangelio de Lucas. Las autoridades judías le dicen a Pilatos al acusar a Jesús: “Hemos encontrado a este pervirtiendo a nuestro pueblo: prohíbe pagar el tributo al César y dice ser el mesías”. 
 
La controversia está servida. Será Gonzalo Puente Ojea, quien en El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe al Jesús de la historia, Siglo Veintiuno, Madrid, 1992, mejor explique, a mi modo de ver, la sibilina respuesta de Jesús: Fariseos y herodianos no quieren informarse de algo que no sepan, porque saben de antemano que Jesús predica que no hay que pagar el tributo, pero quieren obtener de sus labios una declaración pública y solemne de su rechazo para poder acusarlo. 
 
La pregunta es, pues, una trampa: Si Jesús respondía que había que pagar, contradecía toda su predicación, pero si decía que no, se hacía reo de un delito de sedición contra el Imperio. Lo que le estaban preguntando es si era lícito religiosamente, porque políticamente ya sabían la respuesta: había que pagar so pena de cárcel o de  muerte.
 

 El dinero del tributo, Tiziano (1516)

Jesús, astuto como una serpiente, va a responder que “no” hay que pagar sin decirlo expresamente: los judíos no deben pagar porque Israel es solo propiedad de Dios, no de un emperador extranjero que, en el colmo de los colmos, se pretendía divino. Devolver al César lo que es del César significa: devolved al extranjero su moneda, lo que implica: no la aceptéis, e incluso no la uséis. Y devolved a Dios lo que es de Dios, el auténtico tributo que le debéis a vuestro señor: el pueblo y la tierra de Israel, así como los frutos de esa tierra. 
 
El tributo no es la moneda, que es un simple medio de pago, sino el esfuerzo, el trabajo, los frutos de la tierra de Israel. Había, de hecho, otras monedas, griegas o fenicias, que podían utilizarse como modo de pago frecuente de tributo al Templo. Jesús lo que vino a decir es que los denarios podían dárselos al César, pues eran suyos, pero el tributo propiamente dicho de Israel era solo de Dios, por lo que no debía, a buen entendedor..., pagársele al César el tributo. 
  
Una pintada anónima y popular ataca a la institución de la Semana Santa