miércoles, 7 de agosto de 2024
Los lirios de los campos
martes, 6 de agosto de 2024
Bosquecillo de bonsáis
lunes, 5 de agosto de 2024
¿Lapsus linguae?
domingo, 4 de agosto de 2024
Como borregos
El historiador romano Salustio nos ha transmitido un discurso de Gayo Licinio Macro (a veces llamado “Mácer” conservando su nombre original latino, en lugar de adaptarlo al castellano como se debe, que es Macro), tribuno de la plebe romana en el año 73 antes de Cristo, dirigido a la misma. La figura de Licinio Macro, que llegara a ser pretor en el 68 a. de C., y que dos años después fuera acusado de soborno y extorsión por Cicerón y condenado, lo que provocó su suicidio, no nos interesa ahora, como tampoco su labor de analista y autor de una crónica de la historia de Roma en dieciséis libros, que se ha perdido.
Cicerón admite de mala gana que nuestro Macro, que ponía especial énfasis en la lucha de clases entre patricios y plebeyos, tomando partido indiscutible por estos últimos, fue un orador de cierto valor, del que llega a decir que tenía una admirable precisión (mira accuratio) en el hallazgo y disposición del material (in inueniendis componendisque rebus) pero uno diría que era más fruto de la experiencia (ueteratoriam) que habilidad discursiva innata (oratoriam).
Nos interesa resaltar un fragmento de uno de sus discursos dirigidos a la plebe en el que establece una comparación muy significativa que se ha convertido en un tópico literario que se aplica a las personas que eligen voluntariamente la servidumbre en lugar de la libertad, actuar more pécorum (que Séneca reformula más tarde como pécorum ritu): al modo de los borregos, como el rebaño, igual que corderos... (Salustio, Historias, fragmento 48.6 Maurenbrecher), que dice así en traducción de Bartolomé Segura Ramos:
“Sin embargo todos los demás que han sido elegidos para defender vuestro derecho han vuelto contra vosotros toda su fuerza y poder por granjearse un favor, por medio de promesas o de recompensas, y consideran mejor delinquir a cambio de dinero que obrar honestamente gratis”.
Lamenta así Macro la deriva de otros tribunos de la plebe, como él, que, a diferencia de él, en lugar de defender a sus electores se han vuelto contra ellos, y han preferido faltar a su deber por dinero que representar a la plebe “gratis et amore”, es decir, por las meras gracias y amor de hacerlo, sin que medie remuneración. Hay que tener en cuenta que todos los cargos públicos en la república romana eran honoríficos, es decir, no estaban reribuidos económicamente, por lo que quien se dedicaba a la política profesionalmente no lo hacía a cambio de ningún salario, sino por el honor que eso le confería. La política era gratificante, no tenía, como en la actualidad, ningún interés económico.
“De manera que todos se han echado en brazos de la tiranía oligárquica, de esos que en nombre de la guerra han tomado posesión del erario, de los ejércitos, reinos y provincias, y tienen un alcázar en vuestros despojos”,
Todos, reprocha Macro a sus colegas, se han subordinado al dominio de unos pocos (“in paucorum dominationem”), unos pocos que han agitado el fantasma de la guerra para enriquecerse a costa del erario público
“mientras que vosotros, que sois multitud, a la manera de borregos, os entregáis a ellos para que cada uno os posea y haga usufructo de vosotros, privados de todo cuanto os dejaron vuestros mayores, con la diferencia de que vosotros mismos con los votos os dais ahora por amos a quienes antaño eran vuestros defensores”.
El reproche de Macro se dirige ahora a sus electores plebeyos acusándolos de actuar como el ganado, entregándose voluntariamente a la servidumbre de unos amos que ellos mismos han elegido democráticamente (“per suffragia”) cuando debieran velar por defender sus derechos y protegerlos.
Mientras prosigue con su resumen de la historia del conflicto entre patricios y plebeyos, presenta la tergiversación lingüística como el medio a través del cual ("per militare nomen") los patricios han logrado enriquecerse por la vía del robo.
Macro, más adelante, advierte a sus oyentes de la perversión lingüística y el peligro de modificar los nombres de las cosas (“nomina rerum”), describiendo como paz (“otium”) lo que es realmente esclavitud (“seruitium”): “Por lo que os pongo sobre aviso y os ruego que tengáis presente no cambiar los nombres de las cosas conforme a vuestra dejadez, y no llaméis tranquilidad a vuestra esclavitud.”
En Los hermanos Karamazof de Dostoyesqui se pone en boca
del Gran Inquisidor la disposición del hombre a la necesidad de
seguridad y no de libertad: la propensión a pertenecer a un grupo,
en la religión, en el partido, señalando así que nos sentimos más
seguros en el rebaño “pecorum ritu”, como había sostenido
Séneca: Les convenceremos de que no serán verdaderamente libres más que cuando hayan confiado a nuestro favor su libertad.
sábado, 3 de agosto de 2024
Bañarse en el río
La alcaldesa de París, cuyo nombre propio se omite par delicatesse, se ha bañado en el Sena con un traje de neopreno de cuerpo entero, al igual que hizo la ministra de deportes. Ambas querían predicar con el ejemplo y demostrar que no hay problema en que los triatletas hagan sus entrenamientos y competiciones en el emblemático río parisino o parisiense, que de ambas formas puede decirse, que es el vertedero que fluye a la mar salada y que de hecho se ha convertido en el emblema de estas olimpiadas con las que nos entretienen este verano los medios de (in)formación. Era el de ambas personalidades un chapuzón simbólico para disipar las preocupaciones y despejar las dudas sobre la qualité de las aguas residuales.
Me recordaban a mí a la proeza que hizo don Manuel Fraga Iribarne en las aguas del Mediterráneo en 1966, pero él en bañador, con un par, cuando era ministro a la sazón de Franco en la oprobiosa dictadura, en Palomares, donde se habían estrellado dos aeronaves estadounidenses que transportaban cuatro bombas termonucleares, y lo hizo para demostrar al mundo que no era peligroso, que se podía uno bañar tranquilamente entre residuos radiactivos y no pasaba nada...
Como consecuencia, la prueba olímpica de triatlón masculino ha sido aplazada por el deterioro de la calidad del líquido elemento. Pese a la mejoría de dicha calidad en las últimas horas, los valores registrados en ciertos puntos están todavía muy por encima del límite aceptable.
La alcaldesa de París, sonriendo para la foto.
«Desgraciadamente, fenómenos meteorológicos independientes a nuestra voluntad, como las lluvias que cayeron sobre París el 26 y 27 de julio, pueden alterar la calidad del agua y obligarnos a aplazar el evento por motivos sanitarios», dijeron los organizadores. Ya en agosto del verano pasado se anularon una parte de los ensayos de las competiciones olímpicas previstas en el Sena debido a la mala calidad del agua.
El ayuntamiento de París hizo construir, a cargo de un presupuesto de unos 100 millones de euros, un enorme depósito que podía recoger hasta 50.000 metros cúbicos de aguas usadas y pluviales en caso de fuertes precipitaciones, que no han servido para evitar lo que ha caído, aunque gracias a ello el restablecimiento de la situación va muy rápido, según declara, optimista, la alcaldesa, que con esta espectacular performance quiere demostrar que se han cumplido las promesas.
Se bañó en el Sena / la alcaldesa de París: / algo huele mal: / son las aguas residuales / que a la mar van a parar.
viernes, 2 de agosto de 2024
La Última Cena
jueves, 1 de agosto de 2024
Desnudo
-La escenografía de los JJOO: En la ceremonia de inauguración el cantante Fhilippe Katerine aparece semidesnudo, teñido de azul, personificando a Dioniso, el dios griego del vino y de la bacanal y parodiando con dieciocho artistas -entre ellos varias transexuales, drag queens o reinas del arrastre miembros de Drag Race France- posando detrás de una larga mesa similar a la representación de Jesús y sus doce apóstoles en la Última Cena de Leonardo da Vinci. En un enfoque favorable a la inclusión sin precedentes en una ceremonia de esta índole las drag queens ocuparon un lugar central, destacando el papel vibrante e influyente de la comunidad LGBTQ+ de Francia. Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París se disculparon con los católicos y otros cristianos que se sintieron ofendidos por la burda parodia de la famosa obra de Leonardo da Vinci La Última Cena, donde los apóstoles han sido sustituidos por transexuales y Jesucristo por Dioniso o Baco. No obstante, el director artístico de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, negó haberse inspirado en La Última Cena de Da Vinci.
Y es que si examinamos bien la escenografía, parece más haberse inspirado en una bacanal, con Dionisio incluido, con guirnalda de flores en la cabeza y taparrabos, intentando reflejar la permisividad sexual francesa, que en la última cena de Jesús.
La parodia podría recordar, mucho mejor que a la última cena de Leonardo, a este óleo, muchísimo menos conocido, del pintor neerlandés Jan van Bijlert titulado La fiesta de los dioses, pintado entre 1635 y 1640, que representa el banquete nupcial de las bodas de Tetis y Peleo, los futuros padres de Aquiles donde la figura central que preside la mesa es el dios Apolo, coronado con luminosidad solar y acompañado de su lira, que está rodeado por los dioses olímpicos grecorromanos: a su izquierda: Minerva, Marte, Diana y Venus, acompañada de Cupido, detrás de los que se encuentra Flora, la diosa de la primavera. A su derecha se hallan Hércules, con su maza inconfundible, y Neptuno, con su típico tridente. En la extrema derecha, la Discordia ha depositado su célebre manzana. Faltan algunos dioses en el lienzo, lo que sin duda se debe al corte que sufrió en su parte izquierda, como sugiere la presencia del pavo que simboliza a Juno.
miércoles, 31 de julio de 2024
El real contratiempo climático
martes, 30 de julio de 2024
Condones para atletos, atletas y atletes (y II)
Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 ponen a libre disposición de los participantes 200.000 condones masculinos, 20.000 condones femeninos y 10.000 barreras bucales en la Villa Olímpica, para los 14.500 atletos, atletas y atletes.
¿Qué está pasando en París? ¿Los responsables de la adquisición de poliuretanos y látex saben algo que nosotros no sabemos? ¿Ha habido un resurgimiento mundial de las barreras bucales y los condones femeninos?
Los condones femeninos y las barreras bucales, en particular, están vinculados al placer sexual de la mujer, algo que sigue siendo tabú en muchos lugares del mundo, incluido Occidente. Parece, por lo tanto, que las autoridades sanitarias francesas reconocen implícitamente la importancia de la autonomía del placer sexual de las mujeres y su empoderamiento.
En cuanto a las barreras bucales (mejor que dentales pese a ser la traducción literal de su denominación dental dams en la lengua del Imperio, inspiradas en un artilugio odontológico), que se comercializan principalmente entre lesbianas, su uso es muy reducido debido en parte a suposiciones erróneas de que las Enfermedades de Transmisión Sexual no se pueden contagiar a través del sexo oral con una mujer. Y la verdad es que el sexo oral, aunque no es posible un embarazo, no está exento de riesgos, nos advierten las autoridades sanitarias, al haber intercambio de fluidos. Por eso es importante protegerse, especialmente si la persona no es nuestra pareja sexual habitual, o si tenemos más de una pareja sexual y practicamos el poliamor o polisexo.
Las advertencias son las siguientes: Cuando se le practica sexo oral a "una persona con pene" (sic, en vez de decir a un varón o vulgarmente a un tío), es decir cuando se hace una felación, la protección es obvia: basta el preservativo o condón de toda la vida de Dios. Pero, ¿y si lo practicamos a una "persona con vagina" (sic, en vez de mujer o tía)? Aquí es donde entra en juego el dispositivo ideado para protegerse a la hora de practicar sexo oral a una vulva (cunnilingus) o a un ano (anilingus) o también cuando haya contacto entre dos vulvas, para evitar las infecciones. Se coloca la barrera sobre la vulva o el ano en cuestión a modo de gasa antes de acercar la lengua y los labios, cuidando de no estirarlo para que no se rompa y no reutilizándolo nunca.