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jueves, 1 de agosto de 2024

Desnudo

    El cantante francés Philippe Katerine hace un elogio del nudismo en la canción “Nu” (desnudo) que interpretó en la ceremonia de inauguración de los JJOO de París 2024, con una escenografía que ha sido tachada de satánica y anticristiana, porque ridiculizaba al parecer la Última Cena de Leonardo da Vinci, haciendo una parodia transexual, lo que ha ofendido a la iglesia católica francesa, ha hecho que el Comité Olímpico Internacional retire el vídeo, y ha motivado también la protesta de Universitarios Cristianos españoles, que han publicado un tuit con una coma superflua entre sujeto y predicado Mi Fe, (con mayúscula honorífica) no es un juego. Y el jástag “BastaDeOfensas, tachando con una triste cruz cristiana los aros multiculores olímpicos.
-La letra de la canción: Comienza preguntándose si habría guerras estando todos desnudos y dónde se podría esconder un revólver estando todos desnudos. Claro que hay un sitio por donde podría meterse pero no parece una buena idea. Continúa afirmando que no habría ricos ni pobres, y que habría que vivir tal y como vinimos al mundo: desnudo, completamente desnudo (lo que se repite varias veces a modo de estribillo), como los animales, nosotros que nos parecemos tanto a monos abrigados o a pelícanos con sombreros -lo que en español resuena absurdo, igual que en francés, pero allí es una rima fácil: manteaux y chapeaux-. Continúa diciendo que no habría habido nunca guerras si hubiéramos permanecido desnudos y que todos seríamos hermanos y hermanas si estuviéramos desnudos, para acabar diciendo: Vivamos como vinimos al mundo, desnudos, completamente desnudos... He aquí la interpretación del cantante al piano y de la canción en el videoclip oficial:
    

 

-La escenografía de los JJOO: En la ceremonia de inauguración el cantante Fhilippe Katerine aparece semidesnudo, teñido de azul, personificando a Dioniso, el dios griego del vino y de la bacanal y parodiando con dieciocho artistas -entre ellos varias transexuales, drag queens o reinas del arrastre miembros de Drag Race France- posando detrás de una larga mesa similar a la representación de Jesús y sus doce apóstoles en la Última Cena de Leonardo da Vinci. En un enfoque favorable a la inclusión sin precedentes en una ceremonia de esta índole las drag queens ocuparon un lugar central, destacando el papel vibrante e influyente de la comunidad LGBTQ+ de Francia. Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París se disculparon con los católicos y otros cristianos que se sintieron ofendidos por la burda parodia de la famosa obra de Leonardo da Vinci La Última Cena, donde los apóstoles han sido sustituidos por transexuales y Jesucristo por Dioniso o Baco.  No obstante, el director artístico de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, negó haberse inspirado en La Última Cena de Da Vinci.

    Y es que si examinamos bien la escenografía, parece más haberse inspirado en una bacanal, con Dionisio incluido, con guirnalda de flores en la cabeza y taparrabos, intentando reflejar la permisividad sexual francesa, que en la última cena de Jesús.


    La parodia podría recordar, mucho mejor que a la última cena de Leonardo, a este óleo, muchísimo menos conocido, del pintor neerlandés Jan van Bijlert titulado La fiesta de los dioses, pintado entre 1635 y 1640, que representa el banquete nupcial de las bodas de Tetis y Peleo, los futuros padres de Aquiles donde la figura central que preside la mesa es el dios Apolo, coronado con luminosidad solar y acompañado de su lira, que está rodeado por los dioses olímpicos grecorromanos: a su izquierda: Minerva, Marte, Diana y Venus, acompañada de Cupido,  detrás de los que se encuentra Flora, la diosa de la primavera. A su derecha se hallan Hércules, con su maza inconfundible, y Neptuno, con su típico tridente. En la extrema derecha, la Discordia ha depositado su célebre manzana. Faltan algunos dioses en el lienzo, lo que sin duda se debe al corte que sufrió en su parte izquierda, como sugiere la presencia del pavo que simboliza a Juno. 

La fiesta de los dioses, Jean van Bijlert (1635-40)