martes, 30 de julio de 2024

Condones para atletos, atletas y atletes (y II)

    Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 ponen a libre disposición de los participantes 200.000 condones masculinos, 20.000 condones femeninos y 10.000 barreras bucales en la Villa Olímpica, para los 14.500 atletos, atletas y atletes.

     ¿Qué está pasando en París? ¿Los responsables de la adquisición de poliuretanos y látex saben algo que nosotros no sabemos? ¿Ha habido un resurgimiento mundial de las barreras bucales y los condones femeninos?

     Los condones femeninos y las barreras bucales, en particular, están vinculados al placer sexual de la mujer, algo que sigue siendo tabú en muchos lugares del mundo, incluido Occidente. Parece, por lo tanto, que las autoridades sanitarias francesas reconocen implícitamente la importancia de la autonomía del placer sexual de las mujeres y su empoderamiento.


    En cuanto a las barreras bucales (mejor que dentales pese a ser la traducción literal de su denominación dental dams en la lengua del Imperio, inspiradas en un artilugio odontológico), que se comercializan principalmente entre lesbianas, su uso es muy reducido debido en parte a suposiciones erróneas de que las Enfermedades de Transmisión Sexual no se pueden contagiar a través del sexo oral con una mujer.  Y la verdad es que el sexo oral, aunque no es posible un embarazo, no está exento de riesgos, nos advierten las autoridades sanitarias, al haber intercambio de fluidos. Por eso es importante protegerse, especialmente si la persona no es nuestra pareja sexual habitual, o si tenemos más de una pareja sexual y practicamos el poliamor o polisexo. 

    Las advertencias son las siguientes: Cuando se le practica sexo oral a "una persona con pene" (sic, en vez de decir a un varón o vulgarmente a un tío), es decir cuando se hace una felación, la protección es obvia: basta el preservativo o condón de toda la vida de Dios. Pero, ¿y si lo practicamos a una "persona con vagina" (sic, en vez de mujer o tía)? Aquí es donde entra en juego el dispositivo ideado para protegerse a la hora de practicar sexo oral a una vulva (cunnilingus) o a un ano (anilingus) o también cuando haya contacto entre dos vulvas, para evitar las infecciones. Se coloca la barrera sobre la vulva o el ano en cuestión a modo de gasa antes de acercar la lengua y los labios, cuidando de no estirarlo para que no se rompa y no reutilizándolo nunca.   

 
    Recuerdo –y es que uno es puta vieja ya, y sabe el diablo más por viejo que por diablo- que durante la transición española, cuando aún no se había inventado la mariconada aquella del SIDA (que haría que los profilácticos comenzaran a repartirse en los JJOO de Seúl en 1988 y de ahí en adelante hasta la fecha), y se vio el papel que iban a desempeñar los partidos políticos en la nueva democracia constitucional orgánica que estaba a punto de implantarse, se inventó una frase con cierto tufillo ácrata que decía “los partidos políticos son los condones de la libertad”. 
 
    Hoy podemos decir lo mismo pero al revés: que ponerse un condón masculino, femenino, o una barrera bucal es como afiliarse o votar a un partido político: o lo que es lo mismo, que los partidos políticos sólo sirven para hacernos la puñeta a todos en el peor sentido de la expresión: porque, como decía madame de Sevigné en el siglo XVII "esas tripas de res que se ponen los hombres antes del coito (...) son una coraza contra el placer y una telaraña contra el peligro", definición que hizo suya nuestro Marañón alegando que el profiláctico impedía la comunicación de los gozosos fluidos corporales. ¿Por qué vamos a reprimirnos -póntelo, pónselo, fue el eslogan que sacaron hace años-, nos dicen los poderes públicos, si podemos hacerlo con condón y ser bien promiscuos? Pues porque puede que el condón, aunque no lo parezca, sea la forma más perfecta de represión. 
 
 
    Ya durante la pandemia se equiparó el uso de la mascarilla con el del condón, y se resucitó el viejo lema: Póntela, pónsela. Treinta años antes había servido como eslogan para luchar contra las Enfermedades de Transmisión Sexual (incluidos los embarazos no deseados), y ahora nos amordazábamos con el bozal para luchar inútilmente contra el virus inofensivo. Una voz de los de abajo dijo una vez, rebelándose contra el eslogan gubernamental: Póntelo, Pónselo. Que se lo pongan ellos en las narices, o mejor que se lo metan por donde les quepa si les cabe por algún sitio u orificio.


1 comentario:

  1. Menudas tretas para tener contentos, entregados y productivos a las atletas, atletes y atletos, con el preservativo en el bolsillo y el latex en la mente para el óptimo esfuerzo físico.

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