sábado, 13 de enero de 2024

'Europa' quiere fichar a una cantante norteamericana para animar a los jóvenes a votar

    Un comunicado del Partido Inexistente denuncia la intención de la Comisión Europea de fomentar y manipular el voto juvenil ante la convocatoria de elecciones al parlamento europeo que se celebrarán, si nada ni nadie lo impide, cosa poco probable, Dios mediante, en junio del año en curso recién inaugurado. 
 
Taylor Swift como reclamo electoral
 
    La Comisión Europea quiere que los jóvenes voten, pero como muchos de ellos no saben qué votar y algunos optan razonablemente en consecuencia por no hacerlo, a un cráneo privilegiado se le ha ocurrido hacer un llamamiento a la la bellísima cantante norteamericana Taylor Swift, persona influyente del año según una conocida revista, como reclamo electoral a fin de que, aprovechando que en primavera andará por estos pagos del viejo continente dentro de su gira de promoción, haga un llamamiento a sus numerosos seguidores, los suiftis, para convencerlos de la importancia de depositar religiosamente su voto en una urna, porque la participación de la juventud es crucial para el sostenimiento del sistema democrático de dominio vigente, votando en los comicios comunitarios, y, last but not least, haciéndolo correctamente como Dios manda, es decir, votando a las opciones democráticas, ya sean neoliberales o sean ya socialdemócratas, da igual.
 
 
    Son conscientes en las altas instancias de dicha Comisión de que esta cita es especialmente delicada por el ascenso de la extrema derecha en varios países europeos, y podría salir el tiro por la culata, como suele decirse, si esos jóvenes desencantados de la política democrática de que disfrutan acudieran a votar y, seducidos por los cánticos de sirenas, votaran a la bicha. 
 
    La susodicha y atractiva cantante ya lo hizo en su propio país y su llamamiento fue un éxito relativamente rotundo -porque todo es relativo en la tierra del Señor. En septiembre pasado, en efecto, Taylor pidió a los seguidores de su generación que se registraran para votar en los comicios presidenciales de los Estados Unidos, y de golpe y sopetón se apuntaron 35.000 personas en el censo, y también les pidió, no menos importante, que no votaran a Donald Trump, que no salió. Allí es imprescindible solicitar la inscripción en el censo para poder votar, no como aquí que incluyen a toda la ciudadanía mayor de edad salvo error u omisión. 
 
 
    Para echar a Trump, les dijo, de la Casa Blanca, había que alojar a otro inquilino, en concreto, a Joe Biden, solución que al fin y a la postre ha resultado igual o peor que el mal que se pretendía remediar. Ya hemos visto cómo nos ha ido y cómo nos va, y cómo se ha hecho verdad aquello que dice la gente de que “otro vendrá que bueno me hará”, con el demócrata Joe Biden fomentando el belicismo democrático y echando leña al fuego en Ucrania, en Israel y por doquier.

viernes, 12 de enero de 2024

El otro Napoleón

    En La Debacle (1892) de Émile Zola, novela histórica ambientada durante la guerra franco-prusiana, cuyo tema principal es la brutalidad de la guerra vivida por el soldado común y corriente, un personaje le dice a otro quejándose de los Jefes de Estado que arrastran a la muerte a sus ejércitos: -"Si Badinguet y Bismarck tienen una discusión, que la resuelvan entre ellos, a puñetazos, sin molestar a cientos de miles de hombres que ni siquiera se conocen y que no quieren luchar".
 
  El bien conocido Otto von Bismarck conseguirá, con su victoria en la guerra franco-prusiana, crear el Imperio alemán, y Badinguet, que es el sobrenombre de Luis Napoleón, más conocido como Napoleón III, alias Napoleón el Chico, en contraposición a su presunto tío Napoleón el Grande,  será derrotado por el ejército prusiano de Bismarck en la batalla de Sedán, poniendo fin al Segundo Imperio y proclamándose la III República francesa, cuyo primer presidente será el mariscal Mac-Mahon, vencido en dicha batalla, que hizo, entre otras muchas declaraciones, el siguiente reconocimiento de su idiocia personal: la fiebre tifoidea es terrible: o te mata o te idiotiza: lo sé bien por experiencia.
 

 

    A Luis Napoleón, coronado como Napoleón III, el Emperador de los franceses, casado con la española Eugenia de Montijo en 1853 en la catedral de Notre-Dame de París, se le denominaba Badinguet porque cuando estuvo preso en 1846 en la fortaleza de Ham en el Somme por haber conspirado para derrocar a Luis Felipe, logró escapar tomando la ropa y los papeles de un pintor así llamado, por el que se hizo pasar.La emperatriz Eugenia sería apodada La Badinguette.
 

 
    Una caricatura de la época titulada "¡Los gozos de Badinguet!" muestra a Napoleón III sentado en un orinal y haciendo sus necesidades, con una jeringa enorme en la mano, diciendo: “Mi hermano Guillermo creía que iba a destronarme, pero ya ven que sigo en el trono”. 
 
    Otra caricatura muestra como fue a la guerra contra Bismarck y como volvió de ella, solo hay que darle la vuelta al dibujo para que revele su regreso:
 

 
    En el diálogo entre La Muerte y Badinguet, esta le dice: -Oye Badinguet, ya te he dado una prórroga dos o tres veces, pero esta vez se acabó: hay que partir. A lo que Badinguet le ruega a la Señora de la Guadaña que le dé un día más para poder instalar en el trono a Napoleón IV, que nunca llegó a reinar: -Espera un día más, el tiempo de llegar a París, de colocar allí a mi hijo y soy todo tuyo.
 
Badinguet y La Muerte, Paul Klenck (1870)
 

jueves, 11 de enero de 2024

Dos noticias 'insignificantes' entre muchas otras

Analizaba Giorgio Agamben, con su habitual finura no exenta de profundidad, en su página de Una voce el pasado 30 de diciembre dos noticias aparentemente inconexas, cuya lectura nos invita a nosotros, sus lectores, a relacionarlas también para explicarnos lo que está sucediendo ahora mismo a nuestro alrededor. 

Los dibujos de Roland Topor (1939-1997) de su libro Les masochistes (1960) nos sirven para ilustrar a la perfección las palabras del filósofo italiano, y para retratarnos a nosotros, que somos los masoquistas que nos complacemos en ser dominados y sentirnos humillados o maltratados por las altas instancias, dignos discípulos de Leopold von Sacher-Masoch.


Los masoquistas, Roland Topor (1960)


    La prestigiosa revista "Nature" ha publicado los resultados de una investigación realizada por un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, dirigidos por Anne Willis, que demuestra que las vacunas de ARNm, como las utilizadas en la reciente pandemia, producen proteínas no deseadas cuyos efectos en el organismo pueden ser nocivos. Aunque la casuística de enfermedades a menudo graves e incluso mortales sufridas por personas vacunadas ya era prueba suficiente para nosotros, la investigación ofrece por primera vez una demostración científica de ello.

    La segunda noticia es que ha aumentado considerablemente con respecto a años anteriores el número de personas que enferman de síndromes gripales y Covid (unas 2.552.000 desde el inicio de la temporada). No parece ilegítimo sugerir que este aumento podría estar relacionado con los resultados de la investigación que acabamos de mencionar.

    Es poco probable que los médicos, políticos y expertos que han obligado imprudentemente a la mayoría de la población a vacunarse cuestionen estos dos hechos, a pesar de que deberían hacerlo.

Los masoquistas, Roland Topor (1960)
 

     Su lúcida actitud crítica desde el primer momento contra las medidas político-sanitarias que conllevó la declaración de la pandemia le llevó a escribir lo siguiente: "Ya no puedo, ante un médico o cualquier persona que denuncie la forma perversa en que se ha utilizado la medicina estos dos últimos años, no cuestionar en primer lugar la propia medicina. Si no nos replanteamos en qué se ha convertido progresivamente la medicina, y quizás toda la ciencia de la que pretende formar parte, no habrá esperanza de detener su curso letal."

 

Los masoquistas, Roland Topor (1960)

miércoles, 10 de enero de 2024

Pareceres XXXVIII

186.- Billetes de cero euros. El BCE Banco Central Europeo, que pretende la digitalización o evaporación numérica del dinero físico en efectivo, que no su liquidación,  pasando así, sin desaparecer de nuestras vidas ni muchísimo menos, al estado gaseoso, se ríe de nosotros a la puta cara, como suele decirse, dando el visto bueno a un billete de cero (0) euros, carente de valor comercial y emitido como suvenir turístico por el ayuntamiento de Kiel (Alemania). El coste de producción de este billete, que incorpora medidas de seguridad similares a las de los convencionales todavía de uso corriente, como la presencia de marca de agua, hilo de cobre y un sello holográfico, estimado en 2,5 euros, es obviamente superior a su valor, que es cero patatero. Presenta dos caras distintas: en el anverso, se exhibe un buque de la marina de guerra alemana, para que coleccionemos cromos bélicos en estos tiempos de pacíficas guerras o paces beligerantes, mientras que en el reverso aparecen algunos de los monumentos más emblemáticos e icónicos de la Unión Europea. Además, el billete es de color morado como los de quinientos (500) euros, conocidos popularmente como “binladens”, que como Dios y el presunto terrorista existen en la realidad pero nadie del pueblo ve que los haya por ninguna parte, que la mentada entidad bancaria está retirando y no emitiendo más, aunque siguen siendo de curso legal entodavía.
 
 
187.- Imágenes falsas. Leo que tres conocidas marcas de cámaras fotográficas, de las que obviamente no voy a hacer aquí mención publicitaria, “combatirán las imágenes falsas generadas por la inteligencia artificial”. Da a entender el enunciado entrecomillado que la inteligencia artificial genera imágenes falsas y que las imágenes falsas que hay generadas por la IA (AI en la lengua del Imperio) no se distinguen de las otras. Los fabricantes integrarán firmas digitales en las imágenes capturadas por los objetivos de sus cámaras con el fin de garantizar la veracidad del contenido. Sin dichas firmas digitales, debemos pensar que las capturas de luz no son dignas de crédito. Pero todas las imágenes, generadas o no por la IA,  siempre son falsas en el sentido de que, siendo reales como son, no son las cosas que representan y nos hacen imaginar. 
 
 
188.- Opinión pública. Los dinosaurios arrogantes que hoy acaparan el monopolio de la razón y el sentido común, esos predicadores radiofónicos, televisivos o influyentes en las redes sociales, formadores, conformadores e informadores del monstruo de la opinión pública, que es la opinión que se le impone al pueblo, que de por sí no tiene opinión alguna, y que no hacen más que emitir sus sonoras flatulencias por las ondas hertzianas a modo de ventosidades hediondas, se hundirán en los pantanos de su sequedad dogmática, de su esclerosis mental, repitiendo hasta la última burbuja de cieno conceptos muertos, palabras muertas, siglas muertas, ideologías muertas, ídolos muertos, dioses muertos. 
 
 
189- Del lugar de los demás: Todos tenemos ideologías diferentes y no vemos claramente por nosotros mismos, es decir, con nuestros propios ojos, la necedad que supone tener una ideología propia y privada, es decir, falta de sentido común: sólo vemos la necedad de las ideologías ajenas, pero no de la propia, porque la ideología es la mochila que llevamos a la espalda. Vemos las que llevan los demás cuando se dan la vuelta y los vemos por detrás, pero no vemos la nuestra, como en la vieja fábula que nos contaban de pequeños.  Si nos pusiéramos en lugar de los demás, veríamos quizá también la necedad de nuestra propia ideología. Sucede lo mismo con las religiones, las opiniones y las ideas en general.


 
190.- Ministerio de la Soledad. Dicen que hay una nueva epidemia en el mundo, si no es ya una pandemia universal, de soledad. Cada vez más personas se aíslan voluntariamente. No se trata exactamente de una soledad deseada, sino inducida e interiorizada. La contribución de las llamadas Redes Sociales y la declaración de la viriasis pandémica que hemos y seguimos padeciendo han contribuido a tal fin sobremanera. En una época en la que la (tele)comunicación es más fácil que nunca, la soledad es paradójicamente su consecuencia más directa dado que para que haya (tele)comunicación es preciso que haya distancia, tierra por medio, que uno esté lejos, que es lo que significa el prefijo griego tele-, produciéndose así el oximoro de tener que alejarse para acercarse. Hasta el Gobierno del Reino Unido de la Gran Bretaña nombró un Ministerio de la Soledad. Evitamos a los amigos y familiares que abrazamos hasta ayer, ya que los sentimos como un foco potencial de infección. Las redes sociales, que se presentaron como una cura para la soledad, no hicieron más que fomentarla. Su utilidad radica en transmitir información, pero, por eso mismo, son el medio ideal para engañar a la gente y así manipularla.
 

martes, 9 de enero de 2024

Contra el sufragio universal femenino (y masculino).

    Ante la convocatoria electoral que padeceremos los europeos en mayo de este año, y las autonómicas de las taifas españolas del País Vasco y de Galicia allá por el mes de julio, rescatamos del olvido de la memoria colectiva y reivindicamos, por iniciativa del Partido Inexistente, la figura de Anna Mahé (1882-1960), maestra de escuela partidaria de una reforma de la ortografía francesa, teórica y practicante del amor libre y compañera de Albert Libertad, que asumió la administración del semanario francés L'anarchie -con inicial minúscula por su rebeldía contra las mayúsculas- junto a su hermana Amandine durante la detención de Albert Libertad, autora de un artículo sobre el voto femenino que viene a romper la corrección política que reina sobre este tema. 
 
Imagen de ¿Anna Mahé? sacada de una fotografía de grupo.
 
Foto del grupo de redactores de L'anarchie.
 
      El texto que reproduzco fue publicado en L'anarchie el jueves 3 de mayo de 1906. En él Anna Mahé se enfrenta a las feministas sufragistas que exigían el voto para las mujeres -algo que desde la óptica progresista actualmente vigente se considera un progreso de la humanidad en su carrera por obtener "derechos"- utilizando el argumentario clásico de los anarquistas contra el voto como sumisión a la autoridad por delegación de la soberanía. Su artículo radiografía la divergencia fundamental de análisis y estrategia entre el movimiento feminista de las sufragistas y el movimiento libertario que se ha dado en llamar anarcofeminista. El artículo se titula La mujer y el voto.
 
La Femme et le Vote, Anna Mahé (1906)
 
   LA MUJER DEBE VOTAR.
 PADECE LAS LEYES Y LOS IMPUESTOS.
Queremos el sufragio universal 
 Y no el sufragio unisexual.
 
    Tal es, según parece, el texto de los carteles colocados por los miembros de un grupo feminista: La Solidarité des femmes.
 
    Espero que todo el mundo comprenda la lógica y la absoluta utilidad de esta reivindicación de las mujeres. Nosotras sufrimos las leyes y los impuestos. Tengamos al menos la satisfacción y el consuelo de decir: Hemos contribuido a hacer esas leyes; hemos contribuido a fijar el tipo de estos impuestos. Estamos al mismo nivel que los hombres, el pueblo soberano; cada cuatro años podemos expresar nuestra voluntad nombrando a nuestros amos, e incluso a nuestras amas. Estoy acostumbrada a ver a mi alrededor sólo individuos con los mismos intereses y las mismas necesidades, y sin embargo hoy es como mujer, y sobre todo a las mujeres, a quienes quisiera dirigirme.
 
    Quisiera decir: 
 
    "Mujer, durante siglos estuviste duramente encadenada. Eras la bestia doméstica en la que satisfacían sus deseos, la bestia que tenía que servir al amo, criar a los hijos y mantenerse humildemente al margen de todos los asuntos sociales. 
 
    En los tiempos en que la inteligencia se llamaba "alma", hubo un largo debate sobre si tenías alma; si eras un ser inferior que debía obediencia ciega a tu amo. 
 
    Han pasado siglos. De forma menos dura, porque la vida se ha vuelto más refinada y la brutalidad más hipócrita, tu destino parece menos miserable. En realidad, ¿es mucho mejor que la suerte de la mujer de siglos pasados? Sigues siendo inferior, una esclava que sólo puede doblegar a su nivel al hombre que vive a tu lado. 
 
    Y, sin embargo, te invade un deseo de emancipación. Te atreves a levantarte y decir: "Padecemos los mismos sufrimientos que los hombres, queremos buscar con ellos la verdad".
 
    ¡Cuántas risas y cuántas iras acogen este despertar! ¡Cuántas burlas! ¡Ah! Por supuesto, los primeros pasos son vacilantes. Todavía estás intentando liberarte, mujer, y no ves el poco valor de los medios que quieres utilizar. Te levantas demasiado con el deseo de ser igual al hombre, de tener "los mismos derechos", sin preocuparte de si "esos derechos" tienen algún valor real. Guardas contra tu propio trabajo, un rencor sordo que has ido acumulando durante siglos. Eres feminista porque no has sabido comprender que el hombre sufría tanto como tú por esta dependencia en la que te ha tenido y que le degrada a él también. 
 
Sufragistas francesas
 
    Quieres ir a votar, mujer, quieres nombrar a tus amos, tener el mismo derecho que el hombre a la esclavitud social. Piénsalo... Mira a tu alrededor. Sufres como un hombre la arbitrariedad. ¿Qué locura es ésta? 
 
    Mujer, en los muros de París, en los muros de todas las ciudades, deberías poner estas palabras: 
 
    "Quien vota crea amos.” 
 
   Sufrimos las leyes arbitrarias impuestas por los amos. 
 
    No queremos el sufragio universal, es decir, el derecho de las mujeres y de los hombres a elegir a los amos, como no queremos el sufragio unisexual actualmente en vigor; no queremos el "derecho" a votar, porque no queremos amos que no elegiríamos como tampoco queremos los que nos impondrían.
Anna Mahé

lunes, 8 de enero de 2024

El sueño de Giuseppe Tartini

    Dicen que el compositor barroco Giuseppe Tartini (1692-1770) soñó una noche que hacía un pacto con el demonio a cambio de su alma inmortal. Todo salía a pedir de boca: el calumniador -que es lo que antiguamente significaba el nombre de “diablo”, tan calumniado él por la iglesia católica, apostólica y romana, se ponía humildemente a su servicio dispuesto a cumplir hasta sus más mínimos deseos.

    Tartini le ofrecía en el sueño su violín y le pedía que tocara algo para él. Su satánica majestad, ni corto ni perezoso, tomaba el violín entre la clavícula y la barbilla, y comenzaba a interpretar una sonata inédita, literalmente jamás oída antes, con tanto arte, virtuosismo, esmero y maestría que Tartini se quedó extasiado, encantado y transportado al otro mundo. Había merecido la pena la transacción económica de su triste alma a cambio de aquella auténtica belleza. Desfallecía arrobado ante tanta maravilla y quería morirse si no fuera porque quería seguir escuchando una y otra vez y que no acabara nunca aquella mágica melodía que era, como la de Orfeo, capaz de resucitar a Eurídice y con ella a todos los muertos y darles a cambio de sus tristes almas la vida verdadera. El gozo que experimentaba era tan grande que de pronto le faltó aire y despertó brusca- y súbitamente de su sueño.

El sueño de Tartini, James Marshal (1868) 

    El diablo no estaba. Aquel pobre demonio, cuya esencia era totalmente negativa, que disuadía del emprendimiento de cualquier acción y nunca daba órdenes, había desaparecido. El violín había enmudecido. Su música evanescente también. Tartini tomó el instrumento apresuradamente entre sus manos temblorosas de la emoción, lo acercó a su barbilla e intentó interpretar la maravilla que había escuchado, al mismo tiempo que escribía frenéticamente sus apresuradas notas en una partitura queriendo retener desesperadamente su vuelo para que no se escaparan, para que no se perdieran. 

    Al cabo de un tiempo que no sabría definir pero que pasó como un suspiro o una exhalación, había compuesto una sonata que a su juicio era lo mejor que había escrito sin ningún género de duda, y que llamó El Trino del Diablo. No podía titularla de otra forma porque en música se llama trino a la rápida y alternada sucesión de dos notas musicales de igual duración entre las que media la distancia de un tono o de un semitono. 

El sueño de Tartini, L.-L. Boilly (1824)
 
     Pero aquel trino no tenía ni punto de comparación con el que había escuchado en sueños de manos del mismísimo Lucifer, cuyo nombre significaba antaño, como se sabe, 'portador de la luz' y, por lo tanto, 'ahuyentador de sombras, tinieblas y penumbras', y sin embargo para los cristianos católicos, apostólicos y romanos había pasado él mismo a ser la personificación del abismo y el príncipe de las tinieblas.

    El inicio de ese trino, su melodía y su cadencia, venidas del más allá por así llamar al lugar que está no se sabe dónde, es de lo más hermoso que se haya nunca compuesto y escuchado. 

     

 La Sonata para violín en sol menor, “El Trino del Diablo” de Giuseppe Tartini, interpretada aquí por Caroline Goulding (violín) y Shuai Wang (clave), consta de cuatro movimientos: Larghetto affettuoso, Allegro moderato, Andante y Allegro assai-Andante-Allegro assai.

domingo, 7 de enero de 2024

Otra vez la mascarada

    Algunos se alegraron sobremanera al enterarse de que en el nuevo gobierno progresista de las Españas de Dios iba a haber una médica al frente del Ministerio de Sanidad, que parece que es lo que corresponde, después de haber tenido un filósofo con un máster en economía y dirección de empresas, una licenciada en derecho, y un doctor en farmacia. La actual ministra de Sanidad se define a sí misma en su perfil de X, antiguo tuíter, como: Ministra de Sanidad. Portavoz de Más Madrid. Médica y madre de tres hijos. Con la mirada puesta en la sanidad pública y el bien común. 
 
    Nuestro gozo en un poco, sin embargo, cuando leemos en la prensa que, recomendada ya la mascarilla por su Ministerio en centros sanitarios, residencias y aglomeraciones, va a pedir a las Comunidades Autónomas o Reinos de Taifas de las Españas de Dios el lunes ocho de enero, o sea, mañana mismo, que la hagan obligatoria, pese a la nula evidencia científica de que su uso reporte algún beneficio para la salud, sino todo lo contrario. 
 
    Ella, sin embargo, es firme partidaria de su uso hasta para hacer deporte, como publicó en la red social del pajarito enjaulado el 17 de agosto de 2020, dando ejemplo a la ciudadanía, y predicando con el modelo de su ejemplo: “Comprobado. Se puede correr cuesta arriba con mascarilla. Si te falta el aire es porque no estás en forma(,) chavalote”
 
 
    Está comprobado, dice, que se puede correr cuesta arriba con mascarilla, aunque no especifica la velocidad a la que lo hace. El que se pueda, como ella certifica, no conlleva por otra parte que sea algo saludable ni siquiera aconsejable. Lo que viene a decir es que está comprobado que se puede respirar, más mal que bien, con un ridículo tapabocas que no va a evitar que cojas ningún virus ni que lo transmitas, pero es un signo visible de tu obediencia a lo que está mandado. Ahora desde el ministerio nos viene con el bozal obligatorio. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque lleves un bozal que resulta irrisorio como parapeto ante una infección vírica, porque los virus entran y salen por sus retículas como Perico por su casa. 
 
    Si te falta el aire, chavalote, no es porque la mascarilla te impida respirar con naturalidad, sino porque tú no estás en forma como la enmascarada futura ministra, que corre cuesta arriba por una calle empinada donde no hay absolutamente nadie más que ella -se supone que ella es ella, claro- en pleno mes de agosto, ella y el fotógrafo que toma la imagen para el postureo mediático, porque hay que dar ejemplo de sumisión a la ciudadanía.
 
 
    No estaría de más que la flamante Ministra de Sanidad, que tiene la mirada puesta en la sanidad pública y en el bien común, según alardea en su red social,  conociera la opinión de un colega suyo, Juan Gérvas, publicada en la misma red:  Recuerde. Las mascarillas no han servido nunca para nada ante los virus respiratorios. En ningún lugar, ni en la comunidad ni en servicios sanitarios. Las mascarillas son un talismán. Como los ajos que se colgaban del cuello en la Edad Media. 
     
    La evidencia científica la proporciona por ejemplo Cochrane. Frente a esta evidencia, la chavalota de la Ministra hace su propuesta "por sentido común", que, como se ve, es el menos común de todos los sentidos, y no deja de ser una magufada como, por ejemplo, también podría aconsejar en primera instancia y obligar por sentido común al personal sanitario, a los pacientes y a las visitas hospitalarias a que se pongan un sombrero de papel de aluminio al entrar en los inhóspitos hospitales para evitar la fuga de las neuronas, que podrían ser abducidas por los extraterrestres. 
 
     

sábado, 6 de enero de 2024

Ni oro ni incienso ni mirra: una mierda.

    En mi infancia se decía que en la Fiesta de Reyes, el 6 de enero, los niños que se habían portado bien durante el año recibían por su buen comportamiento los regalos que les traían sus majestades los Reyes Magos de Oriente, mientras que los díscolos carbón. En realidad, buenos y malos, recibían los mismos regalos que compra el dinero: nosotros, juguetes bélicos, y ellas, muñecas, siendo el carbón una amenaza difusa que se traducía en la realidad inexcusable de la vuelta a la normalidad después de las vacaciones escolares, como nos recuerda la imagen de Gabriel Pérez-Juana. 
 
     En los belenes catalanes y valencianos, amén de los esperados pastores y pastoras que acuden a adorar al recién nacido en el portal entre pajas, los Reyes Magos, María, José, el Niño Jesús, las ovejas, la mula y el buey, se encuentra un personaje muy característico y ajeno a la iconografía de la cristiandad, se trata del caganer o cagador. Con barretina o gorro rojo, faja y pipa en los labios, agachado y con los calzones bajados y las nalgas al aire, deposita un zurullo. Él no tiene oro, incienso ni mirra, como los Reyes Magos de Oriente, que ofrecerle al recién nacido. Sólo tiene lo que produce por sus propios medios: la humilde ofrenda del mojoncito de caca que defeca en las inmediaciones del portal. 
 
    Con el paso del tiempo, la figura del caganer ha ido evolucionado y, en la actualidad, se han creado muchos modelos alternativos, entre los que destaca también la caganera, que es la versión femenina de lo mismo.  Dicen que los orígenes de esta figura se remontan por lo menos al siglo XVI, ausente según parece de la iconografía medieval. En todo caso es, esencialmente, un personaje del arte popular, cuyo lugar está fuera del pesebre, pero no lejos del portal. 
 

     ¿Qué simboliza esta figura? ¿Es un detalle irreverente, un guiño a la escatología infantil o tiene un significado más profundo? Creo que puede ser ambas cosas a la vez, y puede relacionarse con el Dukatenscheiser o cagaducados alemán. Hay también un cuento de los hermanos Grimm, que es La mesa, el asno y el bastón maravillosos, donde aparece la figura del borrico que cagaba doblones de oro. La defecación de dinero en forma de monedas de oro sólo es real en la ficción porque en verdad no puede afirmarse que la caca sea dinero, aunque sí, como reconoce el pueblo habitualmente, que el dinero -y el oro, incienso y la mirra que le llevan sus majestades de Oriente al niño- es una mierda, así como todos los dones y juguetes habidos y por haber, y que el vil metal puede comprarlo todo menos lo más valioso y lo que más importa, que es el cariño que no tiene precio. 
 
    Uno de los cuentos folclóricos más extendidos y conocidos en el Siglo de Oro español es el del borrico que cagaba dineros, muy difundido en otros países y lenguas, del que hay numerosas versiones orales españolas, algunas en verso, a más de portuguesas y americanas.  Cuentos que, retrotrayéndonos a la antigüedad grecorromana, nos llevan de algún modo hasta la fábula de la gallina de los huevos de oro, que en la versión original de Esopo no era tal gallina, sino una oca que Hermes le regala a un ferviente devoto suyo. Será Babrio y no Esopo quien consagre la gallina que nuestro Samaniego y Lafontaine popularizarán en castellano y en francés respectivamente, cuentos todos ellos que relacionan el dinero con la mierda, lo que se relaciona con el dicho popular de que si la mierda fuera dinero, que no lo es, pero no se olvide la verdad de lo contrario, los pobres no tendrían culo o, en otra versión, nunca cagarían.  
 
 
    Pero dejémonos de cuentos y de fábulas: la sorpresa que les espera a los niños tras la ilusión de abrir los envoltorios de los regalos es la desilusión de la vuelta al cole, como dice la muñeca de Pérez-Juana a la que ya no engaña nadie, la vuelta a la normalidad y al aburrimiento, representada también en esta imagen de Madrigal por el 'máximo confort' del Hostal Herodes, el único y verdadero pedagogo, al decir del poeta, del que me temo que no van a poder huir como María, José y el Niño a Egipto nuestros pequeños, abocados como están a entrar en el pudridero de la edad adulta o matadero.   

viernes, 5 de enero de 2024

El doctor Knock ha cumplido cien años.

    El 14 de diciembre de 1923, hace ya todo un siglo que acaba de cumplirse el mes pasado, se estrenaba en el teatro de la Comédie des Champs-Élysées de París con gran éxito de público y crítica la pieza teatral Knock o El Triunfo de la Medicina de Jules Romains, que el lector curioso puede leer en la traducción castellana que ofrecemos aquí. Puede ver también en Odysee la fidedigna película de 1951 de Guy Lefranc en versión original francesa protagonizada por el actor Louis Jouvet que encarnó magistralmente al personaje en el teatro.
 
    El doctor Knock reemplaza a un médico rural con escasa clientela en un pequeño pueblo y en pocos meses transforma el único establecimiento hostelero que hay en una clínica y a la mayoría de sus habitantes en pacientes suyos. La obra analiza muy detenidamente las técnicas de manipulación que permiten “enfermar” al mayor número posible de personas sanas, para convertirlas en clientes habituales. La frase más famosa y el lema del doctor Knock es: “Las personas sanas son enfermos que se ignoran a sí mismos”. Para él, además: “Salud es sólo una palabra, que no estaría mal borrar de nuestro vocabulario. Por mi parte, sólo conozco personas más o menos afectadas por enfermedades más o menos numerosas de evolución más o menos rápida».
 
 
    El recién llegado comienza ofreciendo consultas gratuitas durante las cuales detecta enfermedades más o menos reales, que le permiten iniciar tratamientos a largo plazo, convirtiendo a los aldeanos en pacientes a los que cronifica. Utiliza al pregonero para anunciar dichas consultas. Se alía enseguida con el boticario, que es el representante a pequeña escala de la industria farmacéutica. Finalmente, organiza con el maestro del pueblo una serie de charlas pedagógicas gratuitas sobre el peligro que constituyen gérmenes, microbios y bacterias -virus diríamos hoy-, una información destinada a asustar a los pueblerinos y hacer que quieran chequear su salud. Utiliza, pues, tres pilares básicos para abrirse camino: los medios de información y comunicación, hoy en día prensa, televisión, interné, redes sociales y teléfonos móviles -el pregonero-, la industria farmacéutica que estaba de capa caída en la aldea -el boticario-, y la instrucción pedagógica -el maestro-, introduciendo finamente la peliaguda cuestión de los conflictos de intereses de la profesión médica con  la industria farmacéutica.
 
    En el momento en que se estrenó la obra, había algo en el personaje que era tan exagerado que resultaba inverosímil y hasta siniestro pero cómico. Desde entonces, sus métodos de manipulación se han generalizado tanto que hoy en día su comportamiento apenas sorprende ni asombra... y la obra parece mucho más actual y menos divertida. De hecho, no parece una comedia, sino más bien un drama o auténtica tragedia. Esto se debe a que en nuestra sociedad contemporánea todo el mundo (o casi todo el mundo) está profundamente convencido de que la “buena salud” es sólo una ilusión temporal fantasmagórica, y que la enfermedad es la esencia de nuestra alma. 
 
Litografía de la serie Fragmentos de la doctrina secreta Paul Colin (1949)
 
     Hasta tal punto, el doctor Knock nos ha dejado a todos noqueados, nunca mejor dicho, ya que to knock (out) en inglés, como se sabe, significa 'dejar sin sentido a alguien al recibir un golpe', y también 'derrotar, imponerse sobre alguien', y, en resumidas cuentas, 'dejar K.O., nocaut', como nos ha dejado la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos que, como el español, han seguido sus pautas confinatorias de reclusión de la población, imposición de mascarillas, distanciamiento social e inoculación experimental  con la pandemia, enfermándonos a todos y haciendo que actuáramos “como si hubiéramos contraído efectivamente el virus” que no habíamos contraído porque hasta entonces no existía: la divulgación pseudocientífica fue la propagación efectiva. 


     Al final de la obra, el antiguo médico reemplazado del pueblo regresa y pregunta a Knock sobre la moralidad de su actitud, que subordina el interés del paciente al interés del médico, a lo que el doctor, esquivando el reproche, le replica que hay un interés superior a esos dos intereses, que es el interés mayúsculo de la Medicina. Finalmente, Knock acabará ingresando a su colega, un médico de los de antes, en la clínica y diagnosticándole una enfermedad imaginaria. No sólo nos hallamos ante un médico corrupto y manipulador cuya única meta es enriquecerse rápidamente a expensas de sus pacientes (nótese que no decimos “de sus enfermos”), sino que estamos ante un sumo sacerdote laico de un nuevo culto sanitario, la religión médica, una superchería en la que él mismo acaba creyendo firmemente. Lo único que le mueve es la Medicina, por eso ha convertido a todos los habitantes de la localidad  en su cluentela, por eso los ha “enfermado”, molierescos malades imaginaires
 
 
 
     Varios elementos de la obra refuerzan esta interpretación, claramente confirmada y desarrollada por el propio autor. En la última escena, justo antes de que caiga el telón, los asistentes del  doctor "aparecen, portando instrumentos rituales, y desfilan dentro de la Luz Médica". Una representación moderna de la obra haría que todos portaran mascarillas quirúrgicas, guantes asépticos y trajes EPI (acrónimo de Equipos de Protección Individual) como si fueran astronautas, una imagen que no nos resultaría cómica, sino que nos haría reflexionar sobre lo ya visto y ya vivido.  Y eso ya no nos haría tanta gracia.
 
    ¡El Doctor Knock, personificación efectiva del sistema sanitario, ha cumplido cien años y sigue vivo y coleando, más vivo que nunca desgraciadamente para nosotros que, sin querer y de la noche a la mañana, nos hemos visto convertidos en sus pacientes! La obra, que es una crítica feroz de la manipulación farmacológica, no ha perdido ni un ápice de su actualidad ni su vigencia. Es más, después de la epidemia convertida en pandemia que hemos padecido, se ha visto llevada a las tablas del teatro del mundo y al fin realizada.
 
Litografía de la serie Fragmentos de la doctrina secreta,  Paul Colin (1949)
 

jueves, 4 de enero de 2024

¿¡Todabía, con be de burro!? (y II)

 (Rememoración de Anna Mahé)

    Recojo la noticia de la simplificación de la ortografía francesa que emprendió la anarquista Anna Mahé (1882-1960), nacida en Bretaña, que fue institutriz y compañera con su hermana Amandine del también anarquista Albert Libertad, que consagró gran parte de su actividad literaria a dicha tarea de reforma de la ortografía, publicando, antes de la primera guerra mundial, artículos en diversos medios libertarios franceses, que fueron recogidos en el folleto titulado L'hérédité et l'éducation (ortografe simplifiée), publicado en París por Imp. de L'anarchie con un prefacio de su compañero Albert Libertad, traducido al español por A. Cruz con el título “La herencia y la educación” y aparecido en París en 1911 en la misma editorial, ausentes ambos libros ¿inexplicablemente? de la BnF o Bibliothèque Nationale de France, por lo que no he podido consultar ni el original ni su versión española.

Folleto inencontrable

      Por la cita que reproduce Le Monde Diplomatique, tomada de la revista L'anarchie, de un artículo de la autora que trata sobre la reforma de la educación y la ortografía, deduzco que la reforma iniciada por Anna Mahé era muy timorata todavía, a juzgar por la conservación, entre otras, de la hache inicial y por la salvaguarda de la "y" griega: «Démontons la pédagojie oficièle faite pour fabriquer des esclaves. Bâtissons une pédagojie qui conviène à des cerveaus d’homes.» La traducción de esa frase, con ortografía reformada española, sería: “Desbaratemos la pedagojía (sic) ofizial (sic) echa (sic) para fabricar esclabos (sic). Costruyamos (sic) una pedagojía que conbenga (sic) a los zerebros (sic) de los onbres (sic).”

    En la traducción se ha aplicado la generalización la grafía “j” para el fonema /x/ que unas veces se escribe en castellano “j” y otras “g” (pedagojía, por pedagogía, como ya había hecho entre nosotros por las mismas fechas Juan Ramón Jiménez por su cuenta), se ha generalizado la grafía “z” para el fonema /θ/, que unas veces se escribe “z” y otras “c” cuando va generalmente delante de las vocales “e” e “i”, y “de la grafía “b” para los grafemas “b” y “v” (esclabos, conbenga en lugar de esclavos y convenga), supresión de la hache inicial, dado que no se pronuncia, (echa, onbres -donde por cierto no hay que respetar la regla ortográfica de que "n" antes de "p" y "b"  pero no de "v" se escribe "m"-  en vez de hecha y hombres).

    Tomo nota también de la noticia que da la historiadora Anna Steiner sobre la ausencia de la mayúscula en el título del semanario L'anarchie, que fue impuesta por Anna Mahé, partidaria como era de la simplificación de la escritura, lo que conllevaba, entre otras normas, la desaparición de las letras mayúsculas, que duplican innecesariamente la tarea de escribir la lengua hablada.

    Según Anna Mahé, citada por Anne Steiner, las normas ortográficas están al servicio de una estrategia de distinción llevada a cabo por la burguesía: arbitrarias como son, sobrecargan el cerebro infantil y retrasan la adquisición de la capacidad de redactar. Recuerda ella que en el siglo XVIII se escribía el francés como se quería, y que los manuscritos de Voltaire o del marqués de Sade contienen a veces las mismas palabras escritas con grafías diferentes porque no estaban fijadas las reglas todavía. Fue en el siglo XIX cuando la burguesía, constituida como clase dirigente y élite cultural, quiso marcar la diferencia imponiendo al pueblo la ortografía fijada por la Academia.

anarchie, con a minúscula.
 
     Lo interesante de la cita que damos de Anne Mahé, además de su lucha contra todas las mayúsculas, no es tanto la reforma ortográfica en sí, como la conveniencia de desmontar la pedagogía, que no sólo es la fabricación de esclavos, como dice la autora, sino como dejó sentenciado aquel heterónimo de Machado, la matanza de los inocentes: un solo pedagogo hubo, se llamaba Herodes.