sábado, 13 de enero de 2024
'Europa' quiere fichar a una cantante norteamericana para animar a los jóvenes a votar
viernes, 12 de enero de 2024
El otro Napoleón
jueves, 11 de enero de 2024
Dos noticias 'insignificantes' entre muchas otras
Analizaba Giorgio Agamben, con su habitual finura no exenta de profundidad, en su página de Una voce el pasado 30 de diciembre dos noticias aparentemente inconexas, cuya lectura nos invita a nosotros, sus lectores, a relacionarlas también para explicarnos lo que está sucediendo ahora mismo a nuestro alrededor.
Los dibujos de Roland Topor (1939-1997) de su libro Les masochistes (1960) nos sirven para ilustrar a la perfección las palabras del filósofo italiano, y para retratarnos a nosotros, que somos los masoquistas que nos complacemos en ser dominados y sentirnos humillados o maltratados por las altas instancias, dignos discípulos de Leopold von Sacher-Masoch.
Los masoquistas, Roland Topor (1960)
La prestigiosa revista "Nature" ha publicado los resultados de una investigación realizada por un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, dirigidos por Anne Willis, que demuestra que las vacunas de ARNm, como las utilizadas en la reciente pandemia, producen proteínas no deseadas cuyos efectos en el organismo pueden ser nocivos. Aunque la casuística de enfermedades a menudo graves e incluso mortales sufridas por personas vacunadas ya era prueba suficiente para nosotros, la investigación ofrece por primera vez una demostración científica de ello.
La segunda noticia es que ha aumentado considerablemente con respecto a años anteriores el número de personas que enferman de síndromes gripales y Covid (unas 2.552.000 desde el inicio de la temporada). No parece ilegítimo sugerir que este aumento podría estar relacionado con los resultados de la investigación que acabamos de mencionar.
Es poco probable que los médicos, políticos y expertos que han obligado imprudentemente a la mayoría de la población a vacunarse cuestionen estos dos hechos, a pesar de que deberían hacerlo.
Su lúcida actitud crítica desde el primer momento contra las medidas político-sanitarias que conllevó la declaración de la pandemia le llevó a escribir lo siguiente: "Ya no puedo, ante un médico o cualquier persona que denuncie la forma perversa en que se ha utilizado la medicina estos dos últimos años, no cuestionar en primer lugar la propia medicina. Si no nos replanteamos en qué se ha convertido progresivamente la medicina, y quizás toda la ciencia de la que pretende formar parte, no habrá esperanza de detener su curso letal."
Los masoquistas, Roland Topor (1960)
miércoles, 10 de enero de 2024
Pareceres XXXVIII
martes, 9 de enero de 2024
Contra el sufragio universal femenino (y masculino).
lunes, 8 de enero de 2024
El sueño de Giuseppe Tartini
Dicen que el compositor barroco Giuseppe Tartini (1692-1770) soñó una noche que hacía un pacto con el demonio a cambio de su alma inmortal. Todo salía a pedir de boca: el calumniador -que es lo que antiguamente significaba el nombre de “diablo”, tan calumniado él por la iglesia católica, apostólica y romana, se ponía humildemente a su servicio dispuesto a cumplir hasta sus más mínimos deseos.
Tartini le ofrecía en el sueño su violín y le pedía que tocara algo para él. Su satánica majestad, ni corto ni perezoso, tomaba el violín entre la clavícula y la barbilla, y comenzaba a interpretar una sonata inédita, literalmente jamás oída antes, con tanto arte, virtuosismo, esmero y maestría que Tartini se quedó extasiado, encantado y transportado al otro mundo. Había merecido la pena la transacción económica de su triste alma a cambio de aquella auténtica belleza. Desfallecía arrobado ante tanta maravilla y quería morirse si no fuera porque quería seguir escuchando una y otra vez y que no acabara nunca aquella mágica melodía que era, como la de Orfeo, capaz de resucitar a Eurídice y con ella a todos los muertos y darles a cambio de sus tristes almas la vida verdadera. El gozo que experimentaba era tan grande que de pronto le faltó aire y despertó brusca- y súbitamente de su sueño.
El diablo no estaba. Aquel pobre demonio, cuya esencia era totalmente negativa, que disuadía del emprendimiento de cualquier acción y nunca daba órdenes, había desaparecido. El violín había enmudecido. Su música evanescente también. Tartini tomó el instrumento apresuradamente entre sus manos temblorosas de la emoción, lo acercó a su barbilla e intentó interpretar la maravilla que había escuchado, al mismo tiempo que escribía frenéticamente sus apresuradas notas en una partitura queriendo retener desesperadamente su vuelo para que no se escaparan, para que no se perdieran.
Al cabo de un tiempo que no sabría definir pero que pasó como un suspiro o una exhalación, había compuesto una sonata que a su juicio era lo mejor que había escrito sin ningún género de duda, y que llamó El Trino del Diablo. No podía titularla de otra forma porque en música se llama trino a la rápida y alternada sucesión de dos notas musicales de igual duración entre las que media la distancia de un tono o de un semitono.
El inicio de ese trino, su melodía y su cadencia, venidas del más allá por así llamar al lugar que está no se sabe dónde, es de lo más hermoso que se haya nunca compuesto y escuchado.
La Sonata para violín en sol menor, “El Trino del
Diablo” de Giuseppe Tartini, interpretada aquí por Caroline Goulding (violín) y Shuai Wang (clave), consta de cuatro movimientos: Larghetto affettuoso,
Allegro moderato, Andante y Allegro assai-Andante-Allegro assai.
domingo, 7 de enero de 2024
Otra vez la mascarada
sábado, 6 de enero de 2024
Ni oro ni incienso ni mirra: una mierda.
viernes, 5 de enero de 2024
El doctor Knock ha cumplido cien años.
jueves, 4 de enero de 2024
¿¡Todabía, con be de burro!? (y II)
(Rememoración de Anna Mahé)
Recojo la noticia de la simplificación de la ortografía francesa que emprendió la anarquista Anna Mahé (1882-1960), nacida en Bretaña, que fue institutriz y compañera con su hermana Amandine del también anarquista Albert Libertad, que consagró gran parte de su actividad literaria a dicha tarea de reforma de la ortografía, publicando, antes de la primera guerra mundial, artículos en diversos medios libertarios franceses, que fueron recogidos en el folleto titulado L'hérédité et l'éducation (ortografe simplifiée), publicado en París por Imp. de L'anarchie con un prefacio de su compañero Albert Libertad, traducido al español por A. Cruz con el título “La herencia y la educación” y aparecido en París en 1911 en la misma editorial, ausentes ambos libros ¿inexplicablemente? de la BnF o Bibliothèque Nationale de France, por lo que no he podido consultar ni el original ni su versión española.
Por la cita que reproduce Le Monde Diplomatique, tomada de la revista L'anarchie, de un artículo de la autora que trata sobre la reforma de la educación y la ortografía, deduzco que la reforma iniciada por Anna Mahé era muy timorata todavía, a juzgar por la conservación, entre otras, de la hache inicial y por la salvaguarda de la "y" griega: «Démontons la pédagojie oficièle faite pour fabriquer des esclaves. Bâtissons une pédagojie qui conviène à des cerveaus d’homes.» La traducción de esa frase, con ortografía reformada española, sería: “Desbaratemos la pedagojía (sic) ofizial (sic) echa (sic) para fabricar esclabos (sic). Costruyamos (sic) una pedagojía que conbenga (sic) a los zerebros (sic) de los onbres (sic).”
En la traducción se ha aplicado la generalización la grafía “j” para el fonema /x/ que unas veces se escribe en castellano “j” y otras “g” (pedagojía, por pedagogía, como ya había hecho entre nosotros por las mismas fechas Juan Ramón Jiménez por su cuenta), se ha generalizado la grafía “z” para el fonema /θ/, que unas veces se escribe “z” y otras “c” cuando va generalmente delante de las vocales “e” e “i”, y “de la grafía “b” para los grafemas “b” y “v” (esclabos, conbenga en lugar de esclavos y convenga), supresión de la hache inicial, dado que no se pronuncia, (echa, onbres -donde por cierto no hay que respetar la regla ortográfica de que "n" antes de "p" y "b" pero no de "v" se escribe "m"- en vez de hecha y hombres).
Tomo nota también de la noticia que da la historiadora Anna Steiner sobre la ausencia de la mayúscula en el título del semanario L'anarchie, que fue impuesta por Anna Mahé, partidaria como era de la simplificación de la escritura, lo que conllevaba, entre otras normas, la desaparición de las letras mayúsculas, que duplican innecesariamente la tarea de escribir la lengua hablada.
Según Anna Mahé, citada por Anne Steiner, las normas ortográficas están al servicio de una estrategia de distinción llevada a cabo por la burguesía: arbitrarias como son, sobrecargan el cerebro infantil y retrasan la adquisición de la capacidad de redactar. Recuerda ella que en el siglo XVIII se escribía el francés como se quería, y que los manuscritos de Voltaire o del marqués de Sade contienen a veces las mismas palabras escritas con grafías diferentes porque no estaban fijadas las reglas todavía. Fue en el siglo XIX cuando la burguesía, constituida como clase dirigente y élite cultural, quiso marcar la diferencia imponiendo al pueblo la ortografía fijada por la Academia.