viernes, 19 de mayo de 2023

En las paredes de Atenas (El arte de los graffiti, y 2ª parte)

Todos somos esclavos.
 (El adjetivo "ólos", que queire decir "todo" se aspiraba en griego antiguo, donde se decía "hólos"; de ahí deriva una palabra como "holocausto" -nombre del sacrificio en el que se quema entera a la víctima del sacrificio-, "holístico", y otra como "católico", donde se ha perdido la -h- intercalada que conservan otras lenguas como el inglés (catholic), y que significa "universal". δούλος, dulos, es la forma clásica de decir "esclavo, siervo, lacayo, sirviente". Decir que en nuestro mundo, donde oficialmente está abolida la esclavitud, "todos somos esclavos", significa que a pesar de ello no somos libres todavía).
 
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  Despenalizad el libre pensamiento.
(Pensamiento se dice en griego "skepsi", que también significa "reflexión, meditación", de ahí que el adjetivo "skeptikós", origen de nuestro "escéptico", signifique etimológicamente "reflexivo, meditabundo, pensativo". Toda una lección de humildad etimológica para los dogmáticos que se creen en posesión de la verdad. El escepticismo es la mejor vacuna contra el fanatismo y el dogmatismo. Debajo de la pintada un cartel de "se vende", algo completamente normal en una época y una sociedad en la que todo se compra y se vende sometido a las reglas del mercado).
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¿Acaso hay vida antes de la muerte?
(Vida y muerte; zoé y thánatos. A veces nos preguntamos si habrá vida después de la muerte.  La pintada griega nos pregunta, al revés, encarecidamente, habida cuenta de sus cuatro signos de interrogación (;;;;), si hay vida antes de la muerte. De tánato: eutanasia, tanatorio. De zoe, que es sinónimo de "bios", deriva la zoología, que es el estudio de los seres vivos, mientras que de "bios" procede la "biología" o estudio de la vida en general. Resulta curioso que haya dos palabras para lo que nosotros llamamos 'vida' en griego: zoé es la vida biológica, zoológica, diríamos mejor, en el sentido de animal, que como dice Giorgio Agamben compartimos con el resto de los seres vivos, mientras que bíos es la vida social de los seres humanos estructurada en una comunidad política).  
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Se vende miedo.
(Uno de los rótulos que más se ve en estos tiempos de crisis paseando por la ciudad de Atenas y también por nuestras ciudades españolas, no nos engañemos,  es "políte" (se vende), forma pasiva del verbo clásico "poléo, que significa "poner a la venta", y que resuena en nuestro monopolio. La expresión cervantina de "el patio de Monipodio", con la que denomina al hampa sevillana en su novela Rinconete y Cortadillo,  es una alteración del helenismo "monopolio".  La gracia de esta pintada es que lo que se vende no es ningún local, propiedad o negocio, sino el "fobos" es decir, el miedo que alimenta todas nuestras fobias).


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El sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema.
(Crítica del sistema educativo, que es correa de transmisión de los valores que justifican el propio sistema socio-económico de dominio del hombre por el hombre, en esta pintada antisistema. Y buen ejemplo del carácter flexivo que conserva todavía la lengua griega. Prestad atención a la alternancia nominativo/genitivo: to sístima / tu sistímatos, un neutro de la tercera declinación, y un femenino de la primera i didascalía / tis didaskalías).

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¡No es nuestro mundo éste!
(Precisamente mundo se dice en griego "cosmos", de donde surge el "microcosmos" que somos cada uno de nosotros dentro del "macrocosmos" que es la sociedad entera. Algo sin embargo se rebela dentro de nosotros y nos hace decir que ese mundo no es nuestro mundo, el que llevamos dentro de nosotros, el que todos deseamos en el fondo de nuestro corazón).

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Vida, no supervivencia.
(La palabra vida -zoé- se proclama como reivindicación, en contra de lo que el sistema nos ofrece: epi-biosi (super-vivencia): lo que queremos es vida de verdad, no lo que tenemos a cambio: mera supervivencia).
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(En la lengua del Imperio, para que entiendan los turistas que visitan la ciudad de Atenea en qué consiste el tópico horaciano del "carpe diem" : Cuando todo el mundo vive en el futuro, el presente ¡au revoir!)
 
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Ο  ΚΟΣΜΟΣ  ΣΑΣ  ΕΝΑΣ ΚΟΣΜΟΣ  ΠΟΥ  ΑΓΑΠΑ  ΟΤΙ  ΜΙΣΕΙ,  
Ο  ΚΟΣΜΟΣ  ΜΑΣ  ΑΛΛΟΣ.
Vuestro mundo es un mundo que ama lo que odia; 
nuestro mundo es otro.
ΚΑΘΕ ΟΙΚΤΟΣ ΓΙΑ ΤΟΥΣ ΕΧΘΡΟΥΣ ΤΗΣ ΕΛΕΥΘΕΡΙΑΣ ΕΙΝΑΙ ΑΝΑΝΘΡΩΠΟΣ
Toda compasión por los enemigos de la libertad es inhumana.
ΟΙ ΑΡΝΗΣΕΙΣ ΤΡΕΦΟΥΝ ΤΗΝ ΟΜΟΡΦΙΑ ΜΑΣ
 Los rechazos alimentan nuestra belleza.
ΤΟ ΧΑΟΣ  ΕΙΝΑΙ  ΦΙΛΟΣ ΣΟΥ
El caos es tu amigo. 
ΤΑ ΠΛΟΥΤΗ ΤΟΥΣ  ΕΙΝΑΙ ΤΟ ΑΙΜΑ ΜΑΣ
Su riqueza es nuestra sangre.
ΤΑ ΦΡΑΓΚΑ ΣΟΥ ΕΙΝΑΙ ΤΟ ΕΙΣΗΤΗΡΙΟ ΣΟΥ ΓΙΑ ΤΟ ΠΟΥΘΕΝΑ
Tus monedas son tu billete hacia la nada. 
Libertad para los sueños. 

jueves, 18 de mayo de 2023

En las paredes de Atenas (El arte de los graffiti, 1ª parte)

    La poesía y la filosofía anónimas y populares están en las calles y muros de la capital griega, como en casi todas las ciudades del mundo, y nos interpelan. Son la expresión de la voz del pueblo, o, si se prefiere, de la gente común y corriente que nos asalta y sorprende a cada vuelta que damos para llamar nuestra atención, conmovernos y hacernos pensar con su insolente libertad de expresión y belleza desgarrada. 

    He aquí una pequeña muestra, personal y subjetiva como todas, de las pintadas que me han salido al paso mostrándome que las viejas palabras de la lengua de Homero siguen más vivas que nunca todavía en las lenguas modernas: filosofía, escepticismo, caos, estética,   el miedo (phóbos),  el cosmos, la vida (zoé, bíos), la muerte (thánatos)... 

Atenas tiene estilo.
(Atenas, en plural era el nombre de la ciudad, mientras que Atena en singular era el de la diosa Atenea, patrona de la ciudad a la que regaló el olivo que según se cuenta crece todavía en la acrópolis no lejos del Partenón, el templo consagrado a la diosa virgen, párthenos, en griego). De su nombre deriva el de nuestros modernos centros culturales llamados "ateneos", dado que Atenea era diosa de la sabiduría. La palabra "styl" es un préstamo del latín "stilus", que en principio era el nombre del punzón que servía para escribir y de ahí pasó a significar "manera o arte de escribir" en particular y en general "modo de ser y de comportarse, personalidad" y por ende también "moda, elegancia", hasta el punto de que como dijo el conde de Buffon: el estilo es el hombre mismo).  

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Filosofía a las calles.
(Filosofía es palabra griega compuesta de "filo" amante y "sofía" sabiduría, amor que desde Sócrates se reduce a preguntarse por todo sin conformarnos nunca con las respuestas que nos satisfacen y acallan las preguntas silenciándolas de una vez por todas para siempre.  La pintada reivindica que la filosofía debe volver al ágora dialéctica donde nació, salir de los libros polvorientos de las bibliotecas y ocupar las calles. ¡Lástima que entre nosotros corra el peligro de desaparecer hasta del Bachillerato si nos descuidamos!)  

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Caos.
(En principio según la Teogonía de Hesíodo fue el "caos", el espacio inmenso y tenebroso anterior a la creación del mundo, el gran bostezo del aburrimiento divino del que surgió el "cosmos". ¿No es este mundo precisamente con su obsesión por el orden el mayor de todos los caos? ¿No es caótico el llamado orden -más bien desorden- establecido?)

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 Estética.
(En principio "estético" es lo que es susceptible de percibirse por los sentidos; de ahí que, con prefijo privativo an-, surja la "anestesia" o carencia o privación de sensibilidad: lo que nos insensibiliza. El adjetivo "estético" pasó a significar "relativo a lo bello o artístico").  

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 Nuestra patria toda la tierra.
(La pintada dice que nuestra "patria" es toda la tierra, es decir, Gea, la Madre Tierra. Y recuerda a la respuesta que dio Diógenes, el cínico, es decir, el Perro -en el mejor sentido de la palabra, como amigo del hombre y como ser libre, callejero y sin dueño- cuando le preguntaron que de dónde era: Respondió "cosmopolia", esto es, "ciudadano del mundo", inventando una palabra que ha perdido parte de su subversiva fuerza originaria y que se ha trivializado mucho, pero que sigue viva contra todos los nacionalismos y patriotismos tanto de alta como de baja intensidad. El verdadero patriotismo, como dijo el otro, además, consiste en odiar todas las patrias).

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El trabajo es alegría sólo para los jefes.
(Curiosa la palabra que se usa en griego moderno para denominar al trabajo: "duliá", que deriva de la clásica "dulía", que significaba y significa todavía "esclavitud". En griego clásico el verbo δουλεύω, pronunciado duleuo, significaba 'ser esclavo', y en griego moderno, pronunciado dulevo, quiere decir 'trabajar'; lo que sugiere que la moderna forma de esclavitud es el trabajo asalariado. De alguna manera el trabajo se interpreta como una maldición bíblica, como una condena a la esclavitud y a la servidumbre, lo contrario que decían los campos de exterminio nazis: Arbeit macht frei: el trabajo libera). Recordemos además la etimología latina del trabajo: tripalium, un instrumento de tortura consistente en tres palos cruzados a los que se ataba el reo para, por ejemplo, asarlo a fuego lento o cualquier otra sevicia que se le ocurriera al torturador  . 

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 La felicidad  se escribe con "e" y no con "€"
(En griego moderno felicidad se dice "eftijía", que es un compuesto del prefijo "eu-" que tenemos en eutanasia, euforia, eufemismo,  y que quiere decir "bien, bueno" y de "tyche" que es propiamente la "suerte"; por lo que la palabra felicidad en griego empieza, efectivamente, por épsilon, pero no por la € de euro. Prestad atención a la forma pasiva gráfetai (pronunciada gráfete) del verbo gráfo, que como sabéis significa escribir. Por lo demás el significado de la pintada salta a la vista: el dinero no da la felicidad, sino todo lo contrario: la compra como si se tratara de un artículo de consumo, y nos quita la poca dicha que podíamos tener llenándonos de preocupaciones). 

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Os dejo como música de fondo esta bellísima canción de Luis Eduardo Aute dedicada a Atenas: Atenas en llamas, de su album Intemperie, lanzado en 2010.

 

miércoles, 17 de mayo de 2023

Asalto al cielo

Asalto al  cielo es una expresión calcada del alemán  Angriff auf den Himmel, que utilizó el venerable Karl Marx en un escrito y que se generalizó como sinónimo de toma del poder por parte de la clase obrera. El cielo es, pues, para los marxistas sinónimo del gobierno y el poder, de la supraestructura que se impone a lo de abajo, como para los cristianos lo había sido de la vida eterna.

 

La expresión la había popularizado antes el poeta Hölderlin (1770-1843) y hecho famosa en el romanticismo alemán, de donde la tomaría Marx. Y de ahí, entre nosotros, le ha llegado a Pablo Iglesias, no al histórico fundador del PSOE y de la UGT, sino al homónimo jefe de Podemos, que pretende asaltar los cielos democráticamente, a través de la victoria en las urnas. Así cerró la alocución a sus fieles en Vista Alegre en 2014: “El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto”, una arenga que había abierto diciendo: “Hoy empieza a nacer una organización política que está aquí para ganar y para formar gobierno”. 

¿Qué hay detrás del asalto a los cielos de Hölderlin? Hay una referencia a la titanomaquia de la mitología griega, la guerra que sostuvieron los dioses del Olimpo capitaneados por Zeus contra los Titanes, a los que destronaron. Un titán Crono había derrocado a su propio padre, Urano, dios del cielo y señor del universo, al que castró, apoderándose de su trono y liberando a sus hermanos los Titanes, que habían sido encerrados en el Tártaro bajo el reinado de Urano. 

El hijo, dirá Sigmund Freud, está abocado a matar al padre, con una metáfora que expresa el momento en que este madura y aspira a convertirse en su propio padre, para lo que le estorba la figura paterna real, contra la que se rebela, y que acaba paradójicamente asumiendo y encarnando.

 

El propio Urano, que es el nombre del cielo en la lengua de Homero, profetizó por su parte que los hijos de Crono se rebelarían contra su gobierno igual que habían hecho él y sus hermanos contra su padre. Por eso Crono, supersticioso y temeroso de que la historia se repitiera, devoraba a sus propios hijos recién nacidos, hasta que se le escamoteó uno, Zeus, milagrosamente, que se salvó y capitaneó la rebelión contra el Padre, cumpliéndose la profecía del asalto a los cielos para que todo cambiara de forma que pudiera seguir igual. 

Pero oigamos, si somos capaces de oírlo, y si no, leamos al menos, lo que dice el poeta alemán en su novela Hiperión sobre lo que iba a encontrar uno en el cielo después del asalto: ¡Pero, cálmate corazón! ¡Estás desperdiciando tus últimas fuerzas! ¿Tus últimas fuerzas? ¿Y tú, tú quieres asaltar el cielo? Pues, ¿dónde están tus cien brazos, Titán, dónde tu Pelión y tu Osa, tus escalas para asaltar el castillo del padre de los dioses, para que subas y derribes al dios mismo y la mesa de los dioses y todas las cumbres inmortales del Olimpo, y prediques a los mortales: “¡Quedaos abajo, hijos del instante, no os esforcéis por subir a estas alturas, porque aquí arriba no hay nada!” (Traducción de Jesús Munárriz en Ediciones Hiperión, Madrid).

Hiperión, el héroe de Hölderlin, no nos exhorta a asaltar el cielo, es decir, a tomar el Poder, sino, por el contrario, a desistir de ese estúpido empeño. No hay que intentar derrocar a los dioses del Olimpo que están en las alturas, porque no es verdad que haya dioses ni trono ni cetro de monarquía, porque allá arriba, in excelsis, no hay absolutamente nada que conquistar: el cielo está vacío. No hay Dios ni dioses que nos valgan.

Hay que alcanzar el cielo, se dijo un buen día Ícaro, y ya sabemos cómo acabó la historia...


El lamento de Ícaro, Herbert Draper (1898)

martes, 16 de mayo de 2023

"No tenemos elección"

    Jugosísimas, como de costumbre, son las declaraciones del señor Borrell, alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea. Recientemente compareció en el evento El Estado de la Unión, Construyendo Europa en Tiempos de Incertidumbre organizado por la EUI, European University Institute en Florencia el pasado 6 de mayo. 

     Con lo de la incertidumbre supongo que se aludía a la guerra de Ucrania y a la inflación que golpean al viejo continente tras la crisis sanitaria anterior, las sanciones económicas a Rusia y el apoyo a la propia guerra.

    Dijo el alto ejecutivo en la lengua del Imperio: Unhappily, this is not the moment for diplomatic conversations about peace. It's the moment of supporting militarily the war. Desgraciadamente, este no es momento de conversaciones diplomáticas sobre la paz, es el momento de apoyar militarmente la guerra.

Retrato de Josep Borrell, Pablo García
 

    Él mismo parecía darse cuenta de la contradicción en que incurrían sus palabras, dado que, como reconocía después, sonriéndose, no le daba la sensación de estar actuando como lo que era, un diplomático, sino, más bien, como un Ministro de Defensa de la Unión Europea, lo que en el fondo más desearía, porque siempre estaba hablando de armamento y municiones.   

    Que Borrell diga que no es momento de conversaciones diplomáticas, y sí de apoyar militarmente a Ucrania no es, efectivamente, muy diplomático que digamos. No es, por lo tanto, algo propio de su alta dignidad en la Unión Europea, que debería mediar entre los dos Estados en lid, ambos europeos y, sin embargo, ajenos ambos a la Unión Europea, y no tomar partido por ninguno de ellos, procurando llegar al alto el fuego con un acuerdo de paz que no implique la humillación de ninguno de los bandos rivales.

    ¿Qué clase de alto “diplomático” es este que ante una guerra de consecuencias imprevisibles afirma que está actuando más que como el diplomático que debería ser, como lo que en la práctica es de hecho, un Ministro de Defensa, o, mejor dicho, un Ministro de la Guerra a las órdenes del Magister Belli o Master of War, que es el Tío Sam de Guasintón de las Américas? 

Viñeta de Iván Lira.
 

   Detengámonos un poco en la palabra “diplomacia”, que deriva de “diploma”, término que viene del latín diploma, que significaba 'documento oficial', y que el latín había tomado prestado del griego δíπλωμα con el sentido general de “cantidad doble”, relacionado con la raíz duplo/doble y el número dos, y particular de “tablilla o papel -documento en definitiva- doblado en dos”. Y quedémonos con esta última acepción que nos hace pensar que la diplomacia nació con las palabras que se fijan por escrito para que no se las lleve el viento y que nos permiten decir las cosas con cierta cortesía o amabilidad o al menos con alguna reserva y reflexión, no guiados por la urgencia del momento.

    La Academia a mediados del siglo XIX ya recoge los términos 'diplomático' y 'diplomacia' aplicados a los tratos y negocios que se establecen entre los Estados y las personas que intervienen en ellos, y las connotaciones de “afectadamente cortés” y “circunspecto, sagaz, disimulado”, aplicándose el adjetivo también a los sustantivos “inmunidad”, “valija”, “protección” y “pasaporte”.

     “Si no apoyamos a Ucrania, caerá en cuestión de días”, afirma el alto dignatario. Y a continuación se disculpa, cuando se anuncia que una partida de quinientos millones de euros acababa de despacharse a Ucrania esa misma semana, afirmando que sería mejor destinar los dineros a incrementar el bienestar de los europeos, como a cualquiera le parece bien en su sano juicio. 

 

    Transcribo traducida parte de su intervención, que puede oírse en el vídeo: "Es la realidad y hay que afrontarla. Y todo el mundo quiere paz, sí, pero en estos momentos, desgraciadamente, Putin sigue haciendo la guerra y Ucrania se tiene que defender. Y si no apoyamos a Ucrania, Ucrania caerá en cuestión de días. De modo que, sí, sería mejor emplear este dinero incrementando el bienestar de la población, hospitales, escuelas, las ciudades, como el alcalde está pidiendo, pero no tenemos elección".

    Aludía el alto funcionario al discurso del alcalde de Florencia, anfitrión del evento, que había señalado previamente que las ciudades, que son el baluarte de la cultura y los ideales europeos, no tenían voz ni en Bruselas ni en Estrasburgo, y carecían de fondos disponibles para sus áreas metropolitanas...

    No es la primera vez, ni será la última, seguramente, que el impresentable diplomático español hace unas declaraciones marcadamente belicistas. De hecho, la semana pasada contradijo públicamente al presidente francés que había dicho que la UE no debía dejarse arrastrar por los Estados Unidos a un choque directo con China por Taiguán en una crisis “que no es la nuestra”, y pidió que las armadas europeas patrullaran el estrecho de Taiguán". Y aún más: un reciente titular de El Periódico Global rezaba que Borrell urgía a los Veintisiete -así, con mayúscula, para referirse a los vasallos de la UE- a enviar a Ucrania artillería de largo alcance".

    ¡Ay, si le escuchara aquel Hipólito Taine que dijo "la diplomacia reemplaza a la fuerza", y viera, cómo, al revés, ahora es la fuerza bruta de la sinrazón la que reemplaza a la diplomacia en las relaciones internacionales!

domingo, 14 de mayo de 2023

¿Cancelación de la mujer?

    En Aarhus (Dinamarca) hay un museo que se llamaba antaño Museo de la Mujer y ahora se llama Museo del Género. Allí, coincidiendo con ese cambio de denominación, se exhibe esta escultura titulada “AGAPE”, palabra que si bien en castellano significa banquete y comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos, quiere decir, además, tanto en griego clásico como moderno, porque es palabra griega: amor, cariño, caridad.

    La escultura, situada en el vestíbulo del museo, es obra del artista danés Aske Jonatan Kreilgaard, y representa a un hombre desnudo de tres metros y medio de envergadura, inspirado en el propio autor, amamantando, porque está dotado de senos femeninos, a un bebé. 

    La estatua ha levantado polémica haciéndose enseguida viral en las redes por lo que podríamos llamar el borrado femenino. Resulta paradójico que en lo que fue el Museo de la Mujer éntre ahora un varón, un hombre que, convenientemente hormonado o con implantes de silicona en sus pechos, puede exhibir unas tetas femeninas, pero nunca por lo que se me alcanza amamantar a un bebé, aunque puede darle obviamente todos los biberones que desee. Consultada sin embargo la Inteligencia Artificial sobre el caso, esta dice que el varón no puede dar de mamar a un bebé naturalmente, pero puede hacerlo artificialmente a través de hormonación y estimulación...

    Hay quien dice que es una obra de arte transgresora que quiere romper con los esquemas arquetípicos de los roles tradicionales y genéricos de sexo, y hay quien ve en ella una apología de la pedofilia masculina.

    La estatua puede inspirarse, buscándole algún ilustre antepasado, aunque muy lejano, en un modelo clásico como es el Hermes con Dioniso niño de Praxíteles, en cuanto a los dos motivos principales: un adulto y un niño. Pero el elemento transgresor del artista danés es que presenta a su modelo masculino, fuertemente caracterizado además como varón con barba, hombros anchos y estrechas caderas a diferencia del Hermes praxiteliano, con senos femeninos, y amamantando al bebé como si fuera su madre. 

 

    Quizá habría que rastrear más influencias en el mundo clásico con la figura del Hermafrodita, hijo de Hermes, precisamente, y de Afrodita, que reunía en un solo cuerpo los dos sexos. Es el mito del andrógino, pero en la estatuaria clásica el hermafrodita tiene rasgos esencialmente femeninos, excepto la presencia de pene y testículos, mientras que el Ágape de Kreilgaard tiene rasgos característicamente masculinos, salvo los pechos, como puede comprobarse y hemos comentado. 

Hermafrodito itifálico, museo del Louvre

    Si investigamos ahora en el campo de la pintura, nos encontramos con este óleo de José de Ribera, conocido como “La mujer barbuda”, y titulado “Magdalena Ventura con su marido”, pintado al óleo sobre lienzo. La diferencia con la escultura danesa es que el óleo de Ribera presenta a una mujer barbuda amamantando a su hijo, es decir, no cancela a la mujer, sustituyéndola por un varón hormonado. Posó,en efecto, esta mujer sirviéndole de modelo al pintor junto con su marido en segundo plano y con su hijo al que da el pecho. 

 
Magdalena Ventura y su marido, José de Ribera (1631)

      En una lápida, a la derecha, una leyenda en latín nos informa sobre el caso: “En magnum natura miraculum, Magdalena Ventura, ex oppido Acumuli apud Samnites, vulgo El Abruzzo, Regni Neapolitani, annorum 52, et, quod insolens est, cum annum 37 ageret, coepit pubescere, eoque barba demissa ac prolixa est, ut potius alicuius magistri barbati esse videatur quam mulieris, quae tres filios ante amiserit, quos ex viro suo Felici De Amici, quem adesse vides, habuerat". 

     He aquí un gran portento de la naturaleza. Magdalena Ventura, del pueblo de Acumuli, en la región de los samnitas, comúnmente llamada Abruzzos, perteneciente al reino de Nápoles, de 52 años de edad, y, lo que es infrecuente, cuando tenía 37, comenzó a cubrirse de vello, y por eso está con barba crecida y abundante, de forma que parece de algún maestro barbudo más que de una mujer que antes dio a luz a tres hijos que había tenido de su marido Felice de Amici, que puede verse figurando a su lado.

   Josephus de Ribera Hispanus, Christi cruce insignitus, sui temporis alter Apelles, iussu Ferdinandi II, ducis III de Alcala, Neapoli proregis, ad vivum mire depinxit. XIIII kalendas martias anno MDCXXXI.” 

    José de Ribera, español, honrado con la cruz de Cristo, nuevo Apeles de su tiempo, por orden de Fernando II, tercer duque de Alcalá, virrey de Nápoles, la pintó al natural admirablemente el día 16 de febrero del año 1631

Hermafrodito dormido, museo del Louvre.
 

 

sábado, 13 de mayo de 2023

Última lección del curso: y 12. - Contra la Economía.

    Si la filosofía era antaño la ancilla theologiae, es decir, la sierva sumisa de la teología a la que debía subordinarse en la escolástica medieval, dando a entender así que la razón debía estar siempre supeditada a la fe religiosa, que era la condición indispensable del saber humano, hoy en día la política es la ancilla oeconomiae, o dicho, de otro modo, el poder político, democráticamente elegido, está al servicio de los mercados y las finanzas, del mismo modo que la economía está al servicio del poder político en recíproca correspondencia.

    La economía, aunque utiliza el lenguaje matemático de los números, no es una ciencia, sino una pseudo-ciencia y una religión, opio del pueblo, por lo tanto, que usa una jerga presuntamente especializada con la que pretende hacernos creer en sus dogmas de fe a pie juntillas. 

    Nos hace comulgar con ruedas de molino tales como las siguientes perlas, en palabras que recojo de José A. Tapia, profesor adjunto de Ciencias Políticas de la Universidad Drexel, de Filadelfia, en su introducción a la obra de Paul Mattick “Crisis económica y teorías de la crisis. Un ensayo sobre Marx y la ciencia económica”, publicada por Maia, Madrid, en 2014: que los mercados armonizan las necesidades de productores y consumidores en la sociedad; que los salarios que se ganan corresponden a lo que contribuye cada uno a la producción social de cosas útiles; que el fin de nuestro sistema económico de mercado y lo que lo hace funcionar es la producción de los bienes y servicios que demanda la sociedad; y que todas esas cosas hacen que la economía sea como un organismo en el que todas las partes sirven al todo armónicamente, de tal forma que los individuos que la forman hallan la mejor satisfacción posible de sus necesidades y deseos, dada la innegable escasez de muchas cosas y la imposibilidad de satisfacer las fantasías de todos...


    Estos “principios fundamentales” de la emprendeduría o emprendizaje, que no aprendizaje, son constantemente glosados, reelaborados y repetidos como mantras tibetanos por los políticos y economistas, tanto monta, y por los formadores de la opinión pública, y a fuerza de repetición se convierten en artículos de fe que nadie se atreve a discutir. Con ellos, además, se pretende educar a la juventud en valores financieros y bursátiles, como hemos ido denunciando aquí mismo a lo largo de once lecciones (con esta doce)  de economía,  inculcándole la idea de que el capitalismo, se quiera o no se quiera denominar así al poder del capital, es la mejor forma de organización de la sociedad, porque es la que de hecho está establecida como si hubiera surgido así motu proprio de la naturaleza, y no por el empeño que ponen las castas dominantes en que sea y siga siendo así por los siglos de los siglos.

    Estos son algunos de los principios fundamentales de la presunta ciencia o pseudo-ciencia que se enseña en nuestros Institutos de Educación (que no de Enseñanza, ay,) Secundaria, tras el desastre actual de la LOMCE. En el primer ciclo de la ESO se oferta la materia “Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial”, donde resulta curioso cómo se ha querido equiparar la actitud emprendedora con la empresarial, como si fueran cosas equivalentes, y en el segundo ciclo, que es el cuarto y último curso, en la modalidad de “enseñanzas académicas” se da a elegir Biología-y-Geología, Física-y-Química, Latín y Economía a los alumnos para que cursen dos de esas cuatro materias en función de sus intereses y estudios posteriores de Bachillerato, mientras que en la modalidad de “enseñanzas aplicadas”, orientadas hacia la Formación Profesional, se oferta “Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial”, equiparando otra vez al emprendedor con el empresario,  junto con “Ciencias aplicadas a la actividad empresarial” y Tecnología, de las que deben cursar dos.



    Antes ya de la nefasta LOMLOE (2020), la no menos perniciosa LOGSE (1990) había introducido por primera vez la Economía como materia troncal en el currículo educativo del primer curso del Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales. 
 
    Recuerdo que por aquel entonces no había profesores todavía especializados en esa materia en los institutos para impartirla y que se la disputaban los profesores de sociales y los de tecnología.  Antes de la LOGSE se estudiaba la economía, junto con la política, dentro de los currículos de Geografía e Historia, ligada a los conocimientos de estas ciencias sociales, pero a partir de ese momento se desgajan de ahí los contenidos económicos como si fueran eternos, independientes y ajenos al devenir de la historia humana,  y surgen los economistas y asimilados, que invaden nuestros institutos predicando la nueva fe, la religión laica de la consagrada hostia de la economía, precisamente cuando el sistema económico, político y social  hace aguas por numerosos flancos a finales del siglo XX, y suenan cada vez más huecas si no se repiten una y otra vez las cantilenas sobre su pretendido carácter estable, acorde con la naturaleza humana y dispensador de riqueza para todos, como si del mismísimo cuerno de la abundancia se tratase. 
 
    No dudo de que entre los profesores actuales de Economía puede haber, y los hay entre los colegas que he conocido en algunos institutos, críticos de la economía política y de la política económica a la que sirven las asignaturas que imparten, pero aquí no se está haciendo una crítica de los profesores en particular, líbreme Dios si puede de entrar en cuestiones personales, que son las que menos interés tienen, sino que se estaba criticando la Economía en general y se estaba tratando de su función adoctrinadora, mal que les pese a algunos economistas críticos, dentro del sistema educativo, que lo que hace es reforzar con su adoctrinamiento el sistema social, tanto política- como económicamente, lo que viene a ser lo mismo.

    El anteproyecto de LOMCE  había osado suprimir la Economía de primero de Bachillerato como materia de modalidad después de 20 años de vigencia a raíz de su creación gracias a la LOGSE, por lo que se protestó argumentando majaderías tales como la del profesor Carles Batlle, representante de la Confederación Estatal de Asociaciones de Profesorado de Economía en Secundaria (CEAPES), que defendía desde las páginas de El País el 5 de octubre de 2012 que eso nos llevaba literalmente a “una educación del siglo XIX en el siglo XXI”. 
 
    Como profesor de Economía el señor Batlle escribía que consideraba “que para entender el mundo que nos rodea es necesario saber cómo funciona una empresa o cómo crear la tuya propia (sic, como si cada uno pudiera crear su propia empresa y convertirnos todos de repente de la noche a la mañana en empresarios sin empleados, a no ser que nos autoempleáramos nosotros mismos cada uno en nuestra propia empresa). Como ciudadano, saber qué es un impuesto y su necesidad. Como trabajador, conocer la estructura de una nómina o las partes de un contrato laboral. O como consumidor, el funcionamiento de cosas tan “extrañas” como una tarjeta de crédito, una hipoteca, o qué es una “acción preferente”.

    Los profesores de Economía, creados ex nihilo por la LOGSE, existían de hecho ya en los centros educativos, desde hacía veinte años; su existencia era un hecho,  como se ha dicho, y se justificaba porque impartían una materia básica, la educación económico-financiera,  para la formación de cualquier ciudadano del siglo XXI, que estaba incluida en los planes de estudio de un Bachillerato que era precisamente el más demandado por los estudiantes españoles; argumentos que acabaron convenciendo al Ministerio, que accedió a las reivindicaciones de estos profesores e incluyó la Economía en primero de Bachillerato como materia troncal de opción y en segundo curso Economía de la Empresa. Triunfó así en esta España de María Santísima que es nuestro país  la educación en valores... bursátiles, que son los que supuestamente más dividendos nos dejan. ¡Toma Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales... 
 
    La enseñanza de la economía se considera uno de los pilares fundamentales del sistema educativo no universitario, ya que la economía no se sostiene sin el caldo de cultivo de una cultura económica que enseñe a las nuevas generaciones qué cosas son prima de riesgo, inflación, déficit público, deflación, PIB, Fondos Europeos, renta per capita, TAE, tasas de ocupación, desempleo, IPC, declaración de la renta, IVA, Euribor... y un larguísimo etcétera, que, como escribe una colega que lamenta lo malparada(?) que queda la economía en la LOMLOE vigente, aparecen “diariamente en todos los informativos y condicionan nuestro devenir cotidiano.”
 
    Es fundamental que las nuevas generaciones de jóvenes, escribe Toñi Espino, “puedan adquirir los conocimientos necesarios para desenvolverse en el mercado laboral o en su compromiso como consumidores sostenibles.” 
 
    Ahí se ve lo que se pretende hacer de la juventud: abocarla al mercado laboral, es decir, a la prostitución, y al capitalismo... sostenible, adjetivo este último con el que se pretende endulzar la vieja y acerba denominación de nuestra sociedad como "sociedad de consumo", para que el sistema pase por algo bueno o, al menos, un poco mejor: sociedad de consumo... sostenible.

viernes, 12 de mayo de 2023

Promesas electorales

     Puedo prometer y prometo, decía aquel presidente de cuyo nombre no quiero acordarme, artífice de la transición política española que hizo que todo lo que había quedado atado y bien atado según el decrépito dictador cambiara para seguir estando bien amarrado y siendo lo mismo, de forma que sólo hubiera un cambio nominal de régimen que de dictadura pasaba a democracia de la noche a la mañana: el mismo chucho viejo con un nuevo collar resplandeciente.

    El caso es que los candidatos prometen, vuelven a prometer y no hacen más que prometérnoslas y prometérselas muy felices: Como dice el vulgo con un refrán soez y picarón: Prometen hasta meter, y una vez que la han metido, olvidan lo prometido

    Su modus operandi es: Antes de meter, prometer. De hecho la palabra 'prometer' tiene, por algo será, las mismas letras que 'por meter'.

    También hay una relación etimológica entre ambos términos, dado que 'prometer', derivado del latín promittere, es un compuesto de 'meter', latín mittere, con el prefijo pro- que indica antelación (antes de meter) y finalidad (para meter). 

    Asimismo, la palabra 'promesa' es el antiguo participio de 'prometer', derivado del latín promissa, que se regularizó como 'prometida', parecido a lo que sucede con el compromiso y el comprometido.

      Critica el refrán popular, volviendo a él, con picante doble sentido, a los lengüilargos que ofrecen el oro y el moro con tal de conseguir el voto, y una vez logrado su objetivo que es la introducción en la urna olvidan, manicortos, sus promesas, como el hidalgo aquel o escudero, según otros, de Guadalajara que mucho prometía por la noche y por la mañana, nada de nada... o como aquel otro, que dice el vulgo: Mucho prometéis, don Diego; señal de no cumplir luego. 
 
    El caso es que nuestros políticos profesionales ahora que se acercan las elecciones autonómicas de los reinos de taifas y municipales no hacen nada más que prometer y prometer:  reducción de las listas de espera de la Seguridad Social, rebajas fiscales, ayudas para los jóvenes como el interrail a mitad de precio para que viajen por toda Europa, regulación de los alquileres... 

     Ya lo dice el pueblo, ese gran escéptico: prometer hasta meter, y una vez metido (el voto en la urna), nada de lo prometido, y aunque ya se sabe que “lo prometido es deuda”, también se sabe que todas las promesas (sobre todo las electorales) se las lleva el viento. 

    Lo que el pueblo no quiere son realidades, la dura, cruda y puta realidad, epíteto este último de 'puta' que es el que más le conviene a esa dama, como cantaba valientemente Mónica Naranjo en su Sobreviviré allá por el año 2000: Y cada amanecer me derrumbo al ver / la puta realidad. Por eso los candidatos, que saben que nadie en su fuero interno acepta la realidad, le ofrecen al pueblo convertido en electorado su catálogo interminable de promesas, le seducen con la palabra cambio, change en la lengua del Imperio, que al final no es más que recambio como veíamos al principio con la transición española: las cosas van a cambiar, la realidad va a dejar de ser lo que es, va a dejar de ser real y va a convertirse en lo que, por otra parte, aunque no nos hayamos percatado mucho, no ha dejado nunca de ser: en ideal, el ideal que es y que, por eso mismo, no puede ser y además, como decía el otro, es imposible.

 
Al recibo de la tarjeta censal...

jueves, 11 de mayo de 2023

Cuatro años (de) más

    Leía el otro día que el actual presidente de los Estados Unidos declaraba en una entrevista retrasmitida por la televisión en horas de máxima audiencia que tenía intención de volver a presentarse a las elecciones para repetir en el cargo, si salía elegido, porque aspiraba a un segundo mandato ya que aún tenía “trabajo que terminar” para reforzar la economía y reafirmar el liderazgo de EE.UU. en el extranjero. Con lo de extranjero se refería, claro está, al mundo.
 
    El octogenario que ha dado suficientes muestras de incipiente, si no avanzada ya, demencia senil afirmaba sin falsa modestia: “He adquirido muchísima sabiduría y sé más que la gran mayoría de la gente” (I have acquired a hell of a lot of wisdom and know more than the vast majority of people). 
 
 
    Trataba así el inquilino de la Casa Blanca de quitar importancia a los rumores sobre su avanzada edad y su incipiente chochera o chochez, como prefiera decirse, que ambos términos, según la docta Academia, significan en castellano “Mostrar debilitadas las facultades mentales por efecto de la edad”, que le hace creerse uno de los más sabios de los mortales, afirmando que era la persona con más experiencia que se había presentado nunca a la presidencia de ese país. 
 
    Intentaba así el señor Biden, que en caso de ganar tendrá 86 años al final de su segundo mandato, tranquilizar a sus votantes sobre su provecta edad, presentándola como una ventaja y no como un inconveniente para desempeñar el cargo que ocupa. 
 
 
     Leía yo por otra parte, para desquitarme de tanta información como recibe uno aunque no quiera todos los días por los medios de producción de noticias, unos versos olvidados de Eurípides, de una tragedia perdida titulada Éolo de la que conservamos este fragmento que cita Estobeo, donde el autor da voz a un anciano que dice hablando en general de la vejez y que traduzco un tanto libremente pero en su propio ritmo de trímetros yámbicos: ¡Ay, qué verdad entraña el cuento antiguo aquel! / Los viejos nada somos más que ya runrún / y puros huesos, de vanos sueños yendo en pos; / perdido el juicio, creemos tener aún razón (φεῦ φεῦ, παλαιὸς αἶνος ὡς καλῶς ἔχει· / γέροντες οὐδέν ἐσμεν ἄλλο πλὴν ψόφος / καὶ σχῆμ᾽, ὀνείρων δ᾽ ἕρπομεν μιμήματα·  / νοῦς δ᾽ οὐκ ἔνεστιν, οἰόμεσθα δ᾽ εὖ φρονεῖν.
 
    Creo que le vienen de pegada al caso de este personaje, que no es más que ruido y apariencia, mera imagen, que persigue como un loco sueños tales como la grandeza de América y mantener el liderazgo yanqui en todo el mundo mundial, y, lo peor de todo, que careciendo de inteligencia natural, cree que está en sus cabales y que tiene buen juicio y que además ha adquirido muchísima sabiduría -literalmente usó la expresión a hell of a lot of wisdom que literalmente sería 'un infierno de un montón de sabiduría'-, o mejor "un mogollón infernal de sabiduría", cuando lo que tiene es un hell of a lot of insanity, o sea, 'un carajal infernal de demencia', como demuestra precisamente el hecho de que se crea tan sabio y no sólo eso sino muchísimo más sabio que el común de los mortales, tan ignorantes que somos.

miércoles, 10 de mayo de 2023

Lecciones de economía: 11.- Execración del dinero.

    Hay quienes, declarándose anticapitalistas, consideran, no sin una ingenuidad de lo más candorosa por su parte, que otro sistema financiero es posible y que hay que apostar por una banca pública alternativa bajo control democrático de las inversiones y beneficios, que no se subordine al gran capital y  que impulse políticas económicas ajenas a los intereses del poder financiero y favorecedoras de la gente, a pesar del descubrimiento de que las entidades bancarias estafan impunemente a sus clientes e incluso los asaltan con audacia digna de delincuente.

    No son los ladrones los que atracan el banco sino los propios banqueros los que extorsionan como vulgares cacos a sus clientes con prácticas que calificaríamos con el adjetivo de moda por lo menos de tóxicas,  que los enriquecen a ellos a costa de empobrecer a cientos de familias con préstamos e hipotecas. 

    La Banca, como en los juegos de azar, -hagan juego, señores y señoras- no sólo nunca pierde, sino que siempre gana y se las arregla para llevarse la parte del león.


    Durante la crisis consustancial al sistema económico se ha visto cómo el Estado socorría cual caballero medieval y rescataba con fondos públicos  a la bienamada damisela de la Banca en apuros, que amenazaba con declararse en bancarrota. Si la Banca incurriera en los números rojos de la ruina, se desplomaría todo el sistema con ella. 
 
    Los que claman por una economía de rostro más humano critican las faraónicas ayudas estatales otorgadas, a la vez que proponen como solución del problema la nacionalización de los bancos por parte del Estado, que crearía así una banca pública potente, con vocación social de servicio ciudadano, alejada de malas prácticas, con criterios de proximidad a los votantes y contribuyentes, sobre todo en el mundo rural y ajena  al sistema financiero estafador, corrupto y especulativo, lo que es una contradicción interna porque la Banca en general y cualquier tipo de entidad bancaria en particular se fundamentan precisamente en la estafa, la corrupción y la especulación.


    Aquí no vamos a proponer ninguna solución al problema, que no tenemos. Lo que hemos venido haciendo a lo largo de estas entregas en las que hemos ido desgranando cómo la economía se ha convertido en la nueva religión -laica, eso sí, pero no menos religiosa que la otra- es un análisis del problema, es decir, en el sentido etimológico del término, un intento de disolución. En lugar de buscar alternativas al sistema económico imperante, deberíamos perder nuestra fe, que es su único sustento, en él,  y la confianza de que puede cambiarse a mejor, y ya veríamos después lo que pasaba. En lugar de buscar una solución al problema, proponemos la di-solución.

    No todo se reduce a dinero, pero no porque haya cosas y personas de por sí que se salven de la quema, sino porque no hay todo que valga. Pero el hecho de que no pueda cumplirse ese ideal totalitario y el que sea mentiroso y falso como Judas no significa que no sea mortífero y letal para la gente que no se cuenta.

    El dinero te proporciona un futuro como si te estuviera dando la vida -a veces decimos que hay que ganarse la vida, cuando queremos decir que hay que ganar dinero, equiparando dos términos que no son equivalentes en modo alguno sino contrapuestos y aun repugnantes-, ya que lo que te da el dinero en realidad es un sustituto, un simulacro, un sucedáneo de la vida, pero no la vida desde el momento en que te está matando al exigirte que te sacrifiques en sus aras. El futuro es algo que no está aquí, es un objeto de fe, como la propia muerte, siempre futura, nunca presente, que el Estado y el Mercado se encargan de administrarnos en cómodos plazos.


 
    El Estado está al servicio del Capital, y viceversa. Eso puede verlo cualquiera. No hay la menor diferencia entre lo uno y lo otro. No hay distinción entre educación pública y educación privada, de hecho ambas forman una tupida red de "centros sostenidos con fondos públicos", como tampoco la hay entre televisión pública y privada, desde el momento en que Estado y Capital son dos caras de la misma moneda, los políticos meros gestores económicos, y los economistas los que dictan las líneas maestras de la política y gobierno.

    Hay que decir, ya que estamos hablando de educación, nunca bancos y empresas tuvieron tanto “interés” hasta ahora, nunca mejor empleado el término, en la educación, ni tanto poder para imponer sus criterios al margen de unas administraciones que se limitan a aplaudir estas “innovaciones pedagógicas” consistentes en la utilización de las TIC, acrónimo de Tecnologías de la Información y la Comunicación, cuando nunca hemos estado más desinformados e incomunicados que ahora gracias precisamente a esos cacharros vertiginosamente obsolescentes que nos venden, y los medios digitales como herramientas fundamentales del conocimiento y la necesidad de adaptarse a las “necesidades que impone la sociedad del siglo XXI y el nuevo milenio" fomentando la educación financiera mejor que la filosofía, la literatura o la música y las artes.
 
    Nunca antes se había criticado tanto el gran fracaso de la educación actual, la necesidad de cambiar radicalmente las metodologías a fin de adaptarse a los "nuevos" tiempos que corren, la falta de preparación y motivación del profesorado y el hecho de que su papel se limite, como si eso fuera poco, a ser un mero (sic) transmisor de conocimientos, ya que debería ser una especie de guía espiritual o gurú, es decir, un pedagogo como el único que hubo, al decir de Machado, como Herodes, que llevaba a los niños a ya sabemos dónde.

 La barca de Caronte, José Benlliure (1919)

    Por otro lado, los psicólogos, esos modernos psicopompos o psicagogos como Caronte de almas muertas,  apelan a que expresemos nuestras emociones positivas, a que derrochemos a tutiplén el optimismo más simplista y ramplón, a la ingenuidad del pensamiento positivo y el wishful thinking que nos vaticinan la tierra prometida de una felicidad inalcanzable, a que proclamemos nuestros amores y no nuestros odios. 
 
    De hecho se ha criminalizado y tipificado el delito de odio, pero no el del amor: hay que ser lover y no hater. Nos invitan a que expresemos nuestros gustos personales, opiniones e idiotismos apretando el botón de "me gusta" en todas las redes sociales. Te hacen creer que si no te adaptas a la sociedad no es problema de la sociedad sino un problema personal tuyo propio, que eres un in-a-dap-ta-do, pero que puedes solucionar "tu problema" con medicación o con la ayuda psicotearapeútica de un coach profesional y personalizado siempre que seas más positivo y políticamente correcto y estés dispuesto a empezar el día por la mañana con una generosa sonrisa de oreja a oreja. 

    Nos aconsejan que no seamos la oveja negra del rebaño, con lo que nos están diciendo por otra parte que, efectivamente, somos una oveja y formamos parte de la grey de un rebaño, que no seamos la manzana podrida del cesto que contagia su podredumbre a las demás, que nos conformemos con la realidad, porque eso es todo y lo único que hay. Alimentan el consumismo fomentando nuestro papel de consumidores y te aconsejan una tarde de compras ociosas contra la depresión y la melancolía, a la vez que predican la obediencia social más acrítica y ciega y nos imponen la conveniencia de una estúpida felicidad. 
 
    Sin embargo, lo que le sale a la gente de lo más profundo de sus adentros como desahogo, lo que nos viene de abajo, porque de arriba no puede venirnos nada bueno, es maldecir a Dios y cagarse en lo más sagrado, que es Él,  es decir, el dinero y la puta -nunca mejor dicho- madre que es la realidad que lo parió.