En Aarhus (Dinamarca) hay un museo que se llamaba antaño Museo de la Mujer y ahora se llama Museo del Género. Allí, coincidiendo con ese cambio de denominación, se exhibe esta escultura titulada “AGAPE”, palabra que si bien en castellano significa banquete y comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos, quiere decir, además, tanto en griego clásico como moderno, porque es palabra griega: amor, cariño, caridad.
La escultura, situada en el vestíbulo del museo, es obra del artista danés Aske Jonatan Kreilgaard, y representa a un hombre desnudo de tres metros y medio de envergadura, inspirado en el propio autor, amamantando, porque está dotado de senos femeninos, a un bebé.
La estatua ha levantado
polémica haciéndose enseguida viral en las redes por lo que podríamos llamar
el borrado femenino. Resulta paradójico que en lo que fue el Museo
de la Mujer éntre ahora un varón, un hombre que, convenientemente
hormonado o con implantes de silicona en sus pechos, puede exhibir unas tetas
femeninas, pero nunca por lo que se me alcanza amamantar a un bebé, aunque puede darle obviamente todos los biberones que desee. Consultada sin embargo la Inteligencia Artificial sobre el caso, esta dice que el varón no puede dar de mamar a un bebé naturalmente, pero puede hacerlo artificialmente a través de hormonación y estimulación...
Hay quien dice que es una obra de arte transgresora que quiere romper con los esquemas arquetípicos de los roles tradicionales y genéricos de sexo, y hay quien ve en ella una apología de la pedofilia masculina.
La estatua puede inspirarse, buscándole algún ilustre antepasado, aunque muy lejano, en un modelo clásico como es el Hermes con Dioniso niño de Praxíteles, en cuanto a los dos motivos principales: un adulto y un niño. Pero el elemento transgresor del artista danés es que presenta a su modelo masculino, fuertemente caracterizado además como varón con barba, hombros anchos y estrechas caderas a diferencia del Hermes praxiteliano, con senos femeninos, y amamantando al bebé como si fuera su madre.
Quizá habría que rastrear más influencias en el mundo clásico con la figura del Hermafrodita, hijo de Hermes, precisamente, y de Afrodita, que reunía en un solo cuerpo los dos sexos. Es el mito del andrógino, pero en la estatuaria clásica el hermafrodita tiene rasgos esencialmente femeninos, excepto la presencia de pene y testículos, mientras que el Ágape de Kreilgaard tiene rasgos característicamente masculinos, salvo los pechos, como puede comprobarse y hemos comentado.
Hermafrodito itifálico, museo del Louvre
Si investigamos ahora en
el campo de la pintura, nos encontramos con este óleo de José de
Ribera, conocido como “La mujer barbuda”, y titulado “Magdalena
Ventura con su marido”, pintado al óleo sobre lienzo. La
diferencia con la escultura danesa es que el óleo de Ribera presenta
a una mujer barbuda amamantando a su hijo, es decir, no cancela a la
mujer, sustituyéndola por un varón hormonado. Posó,en efecto, esta mujer sirviéndole de modelo al pintor junto con su marido en segundo plano y con su hijo al que da el pecho.
En una lápida, a la derecha, una leyenda en latín nos informa sobre el caso: “En magnum natura miraculum, Magdalena Ventura, ex oppido Acumuli apud Samnites, vulgo El Abruzzo, Regni Neapolitani, annorum 52, et, quod insolens est, cum annum 37 ageret, coepit pubescere, eoque barba demissa ac prolixa est, ut potius alicuius magistri barbati esse videatur quam mulieris, quae tres filios ante amiserit, quos ex viro suo Felici De Amici, quem adesse vides, habuerat".
He aquí un gran portento de la naturaleza. Magdalena Ventura, del pueblo de Acumuli, en la región de los samnitas, comúnmente llamada Abruzzos, perteneciente al reino de Nápoles, de 52 años de edad, y, lo que es infrecuente, cuando tenía 37, comenzó a cubrirse de vello, y por eso está con barba crecida y abundante, de forma que parece de algún maestro barbudo más que de una mujer que antes dio a luz a tres hijos que había tenido de su marido Felice de Amici, que puede verse figurando a su lado.
Josephus de Ribera Hispanus, Christi cruce insignitus, sui temporis alter Apelles, iussu Ferdinandi II, ducis III de Alcala, Neapoli proregis, ad vivum mire depinxit. XIIII kalendas martias anno MDCXXXI.”
José de Ribera, español, honrado con la cruz de Cristo, nuevo Apeles de su tiempo, por orden de Fernando II, tercer duque de Alcalá, virrey de Nápoles, la pintó al natural admirablemente el día 16 de febrero del año 1631.
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