jueves, 11 de febrero de 2021

Del lavado de cerebro

La expresión “lavado de cerebro” es una traducción del inglés “brain-washing”,  acuñada al parecer por el periodista estadounidense Edward Hunter (1902-1978), que fue corresponsal de guerra en Asia durante los años cincuenta del pasado siglo y publicó un libro en 1951 titulado precisamente Brain-washing in Red China: The calculated destruction of men's minds (“Lavado de cerebro en la China comunista: la destrucción calculada de las mentes humanas”).


Con  “lavado de cerebro” aludía el periodista al adoctrinamiento en el maoísmo por parte del régimen comunista y a la represión de las ideologías políticas contrarias y alternativas. Hay aquí una metáfora indudable. Si la utilizamos,  estamos considerando de alguna manera que los cerebros están sucios y en consecuencia necesitan una operación de limpieza.  Hay muchas ideas inculcadas que a modo de prejuicios enquistados  nos impiden razonar. Es bueno desprenderse de ellas y de la suciedad acumulada en el cerebro como del polvo incrustado en una casa vieja. El problema viene después: no contentos con el vacío generado por la operación de limpieza,  procedemos a rellenar otra vez las oquedades de las meninges y los agujeros de las neuronas con nuevas creencias que a fuerza de adoptarlas como dogmas y no cuestionarlas poniéndolas en duda acabarán enroñándose como trapos sucios. 

Es este proceso de sustitución lo que entre nosotros, con otra metáfora, se llamó "comedura de coco o de tarro" en los años ochenta y noventa del pasado siglo, cuando hizo fortuna en nuestra lengua esta expresión coloquial, empleada también en forma reflexiva cuando es uno mismo quien tras el lavado vuelve a ensuciarse. En el diccionario de la Academia figura como locución coloquial que se define como “ocupar insistentemente su pensamiento con ideas ajenas -pero todas las ideas son ajenas porque no hay ideas en rigor propias-, induciéndole a hacer cosas que de otro modo no haría.  



El lavado de cerebro y la comedura de coco son obviamente una manipulación que no es nueva en absoluto, sino el fruto del adoctrinamiento de la llamada "educación". El escritor George Orwell en su novela 1984, publicada en 1949, ya denunciaba técnicas de manipulación del pensamiento como la repetición de fórmulas a modo de religiosos mantras -quédate en casa, salva vidas...- que parecen cargarse de razón a fuerza de reiteración, aunque no utilizaba explícitamente la expresión "brainwashing"  todavía. 

La referencia inevitable sin embargo a Orwell no debe inducirnos a error. Si hablamos de 1984 como algo propio de otros tiempos y otros sistemas “totalitarios” que ya son historia, estamos considerando que el control y manipulación de las mentes es algo relativo a épocas superadas y otras latitudes y coordenadas espaciales y temporales, no a nuestra sociedad, no algo que se esté dando aquí mismo y ahora mismo precisamente entre nosotros. 


Alguien podría objetar que la simple posibilidad de decirlo  como estamos haciendo aquí avala que nuestra época es diferente, porque ahora hay libertad de expresión que antes no había y nos permite decir lo que queramos, pero esa mirada retrospectiva que nos obligan a echar atrás nos ciega ante lo que tenemos delante. Hay libertad de expresión, pero la ideología dominante -la “clerigalla secular” con que algunos se han referido al mainstream-, sólo nos deja decir que los únicos mecanismos de adoctrinamiento y de lavado de cerebro son aquellos que no se encuentran afortunadamente ya en nuestra sociedad y época. 
 
Sólo podemos hablar de lo que ya es historia, porque es demasiado pronto para poder hacerlo de aquí y de ahora: dicen que no tenemos suficiente perspectiva. Pero al comparar nuestra época con otras épocas históricas, estamos distrayendo la crítica hacia fantasmas pasados que ya no existen y desviándola de los nuestros, que son los únicos que hay, estamos desautorizando la crítica de lo actual, que debería ser su principal y único objetivo.
Si bien en los casos que describía el señor Hunter se aplicaban torturas y métodos brutales para desinfectar los cerebros y a continuación proceder a reinfectarlos, ahora la operación de limpieza se practica de modo más sutil y disimulado con la televisión  y con interné, sobre todo, que ha venido a rescatar a la vieja y tonta dama del siglo XX, disimulado la operación de "brainwashing" bajo la denominación políticamente correcta de “propaganda publicitaria” y aun, más insidiosamente, de “información”. 

La ideología dominante -el mainstream del clero secular que ha desplazado al religioso- ejerce mejor el control social en las sociedades democráticas actuales donde hay libertad de expresión de un pensamiento que sin embargo no es libre y donde se impone por su propio prestigio que en las sociedades totalitarias donde, constreñida como estaba por la fuerza de la represión y el temor, podía desembocar en un movimiento de rechazo y rebeldía.

Hemos dado un nuevo salto cualitativo y cuantitativo y, por lo tanto, trascendental en la historia de la tecnología del lavado de cerebro y adoctrinamiento, pasando de la brutalidad de la tortura y los suplicios practicados por los chinos a un procedimiento más sutil de desinfección para posterior reinfección,  mucho menos visible pero por ello mismo mucho más eficaz como es este de navegar por las aguas procelosas de las pantallas de la Red.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Doce mensajes políticos breves y una animación

Si lo que denominan la Nueva Normalidad o New Normal en la lengua del Imperio pasa ya por ser lo habitual y normal-de-toda-la-vida, que baje Dios y que lo vea.

La Dirección General de Salud Pública fomenta lo que llama “Burbujas Sociales” como herramienta contra el virus infeccioso, a fin de encerrarlo y que no salga.

Dizque entre todas y todos (falta el “todes” para no excluir a nadie) podremos evitar el contagio creando nuestra burbuja social: Sagrada Familia con mascota. 

Cuando, hechos a obedecer sin rechistar, nos manden ir por la calle con un dedo metido en el culo, alzaremos la voz preguntando a las autoridades que qué dedo.

El Día Internacional del Abrazo se celebró este año sin pena ni gloria ni abrazos por la interposición del metro y medio de distancia de la Pandemia Universal. 

Un carabinero dispara a quemarropa y mata a sangre fría a un joven malabarista callejero que se resistió al requisamiento de los machetes sin filo que empleaba.

Vivimos en una sociedad cada vez más autoritaria: autoridades académicas y sanitarias imponen su dictadura indiscutible basada en la Ciencia, la nueva Religión. 

El Estado considera, y no sin razón, la verdad sea dicha, que todos y cada uno de nosotros somos potenciales, si no lo somos ya de hecho, enemigos del Estado.

Aumenta la capacidad predictiva, preventiva y operativa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, abortando la policía los delitos antes de que ocurran.

Cada vez hay una mayor exigencia gubernamental, que no popular, de otorgarle plenos poderes al gobierno para que el Estado de Excepción se consolide como Norma.


(Aviso para navegantes)
El Periódico Global, desde su púlpito: Demasiado pronto para levantar restricciones: La leve mejora de los contagios no justifica todavía un cambio de política.

Los gobiernos emplean la estrategia de inculpar a la ciudadanía porque, en la medida en que responsabilizan a la población, se disculpan y exculpan a sí mismos.

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 ¿Perdido en el mundo como yo?

Estupenda animación de Steve Cutts que retrata la revolución industrial tecnológica que estamos viviendo y que nos condena a todos y cada uno de nosotros a la virtualidad y a la distancia social so pretexto de que en las circunstancias actuales sólo es posible y deseable de este modo la comunicación. 

martes, 9 de febrero de 2021

La nave del Estado

Hay expresiones cuyo carácter traslaticio o metafórico nos pasa casi desapercibido cuando las utilizamos, y que, al emplearlas, nos utilizan en realidad ellas sin darnos cuenta a nosotros configurando nuestro pensamiento con sus poderosas imágenes.


Esto sucede cuando tomamos en castellano, por ejemplo, la palabra “gobierno” y nos planteamos si tenemos un buen o un mal gobierno, un gobierno de izquierdas o de derechas, conservador o progresista, si hay cambio o no de gobierno etc., porque estamos presuponiendo que existe algo como "gobierno" y que nuestros gobernantes pilotan -he aquí la metáfora que subyace- la nave que es el Estado en su cabotaje hacia buen puerto... 
 
Estas palabras de “gobierno” y “gobernar”, en efecto, del ámbito marinero y proceden respectivamente de las latinas “gubernum” y “gubernare”, que están presentes en las lenguas derivadas del latín, incluido el inglés, aunque no provenga directamente de allí, y están relacionadas con la metáfora de la navegación, porque su sentido no se explica si no es partiendo de la alegoría de la nave del Estado, abundantísima en la literatura clásica grecolatina como veremos y en los escritores cristianos, para quienes la nave simboliza no ya el Estado sino la Iglesia.

Un elemento importante en la nave es el timón, que en latín se llama precisamente gubernum (cf. gobernalle), por lo que gubernare significa etimológicamente timonear la embarcación, es decir pilotarla, y de ahí surge el sentido general de conducir, dirigir a alguien o algo en una dirección.
 

El verbo latino guberno está emparentado con el griego κυβερνάω (kybernáo). Ambos significan manejar el timón de la nave, pilotar el barco. La palabra timonel se dice en latín gubernator y en griego κυβερνήτης (kybernétes), de donde deriva, por cierto, nuestra cibernética o arte de navegar en las procelosas aguas de ese otro mar que es la Red Informática Universal y su tupido entramado de redes y retículas sociales.

No es extraño que fuera en griego clásico donde quizá por primera vez surgió la poderosa metáfora, o mejor alegoría, de la nave del Estado, de la cosa pública o comunidad política como una nave en la que cada cual cumple su cometido, dirigida por el gobernante que es quien lleva el timón; nació en el seno de la lengua de un pueblo navegante y, a la par, fundador del sistema político de gobierno democrático que padecemos. 

Se ha rastreado el origen de la metáfora en la poesía de Alceo de Mitilene, quien en el siglo VI antes de Cristo consagra la imagen para hablar de su πόλις (pólis) o ciudad-estado  a la deriva zarandeada por la tempestad a causa de la discordia civil. Habla en concreto de una nave azotada por la tormenta, y exhorta a la tripulación a salvar la ciudad dirigiendo la nave a buen puerto. Alceo a su vez, por lo que parece, habría tomado la metáfora de Arquíloco, otro poeta lírico anterior a él,  según unos versos hallados en un papiro. En todo caso, ambos poetas helenos abundan en metáforas náuticas, surgidas de los peligros que entraña la navegación en el mar Egeo. 


Cicerón consagrará en la literatura latina, en sus discursos políticos, la alegoría del gobierno como timón de la nave del Estado (“in gubernanda re publica», dirá numerosas veces: en la república que ha de ser gobernada como si fuera una nave, en el gobierno de la república). La cita literaria, sin embargo, más celebrada, que se hace eco del modelo literario de Alceo, es la del poeta Horacio, que advertía de los peligros de regresar a las guerras civiles que asolaron el final de la república romana tras haber logrado la paz. 

La oda de la nave del Estado de Horacio, que es la número XIV del libro primero de los Carmina, se compone de cinco estrofas de cuatro versos cada una, los dos primeros son asclepiadeos menores, el tercero es un ferecracio y el cuarto un gliconio. Es la llamada asclepiadea B o segunda. Señalo sus esquemas rítmicos con los siguientes signos de mi convención: + para sílaba marcada rítmicamente con el acento de palabra en principio en castellano, y – para la que no marca ritmo y en principio átona: asclepiadeo menor 12 sílabas (+ - + - - + // + - - + - +), ferecracio 7 sílabas (+ - + - - + -) y gliconio 8 sílabas (+ - + - - + - +). Llamo la atención del lector sobre cómo el poeta procura que no coincidan las unidades sintácticas con las métricas, y cómo un verso suele encabalgarse ya sea suave- o abruptamente en el siguiente; y cómo ni siquiera coincide la frase con la estrofa, que también se precipita a veces sobre la siguiente. He aquí la oda de Horacio en versión rítmica: 

Nave, nuevas te van olas a ti a arrastrar/ a la mar. ¿Qué haces? Ay, gana con decisión/ puerto. ¿No ves de remos/ que tu flanco desnudo está, 

y que el palo mayor que Ábrego raudo hirió/ gime, y vergas también, y sin maromas no/ puede apenas tu quilla/ resistir el embate atroz

de la mar? Velas no tienes enteras tú,/ ni dioses que invocar, mal si otra vez te ves./ Por más pino del Ponto, / hijo de ínclito bosque tú, 

que te jactes de honor vano y de condición:/ asustado el patrón nada en tu pátina/ fía. Cuida, juguete/ si no quieres de vientos ser. 

Tú, hace poco que a mí me eras fastidio atroz,/ y hoy mi anhelo y mi no poca preocupación,/ huye de olas que rompen/ en espléndidas Cícladas. 

Entre nosotros Lope de Vega se hace eco en su poesía de la metáfora de la nave aplicándosela a su propia peripecia humana, por aquello de que lo que vale para la comunidad política vale también para el individuo personal (“El Estado soy yo”, ergo “Yo soy el Estado), en aquellos memorables versos: “Pobre barquilla mía/ entre peñascos rota,/ sin velas desvelada,/ y entre las olas sola...” 

 

Si partimos de que el Estado es una nave, lo que no deja de ser una arriesgada y discutible metáfora pese a su largo recorrido, se supone que no está fondeada y anclada en el puerto, sino que navega y no a la deriva, sino rumbo a alguna parte, cuya travesía tiene algún sentido. Esa es la mayor petición de principio: que el Estado o, si se quiere, la Humanidad en general va hacia algún sitio previamente conocido, progresa, avanza hacia delante. Para su singladura a Dios sabe dónde y para no estar a merced del oleaje y de los vientos e irse a pique necesita, además de unas velas y unos remos para bogar, un timón que dirija su rumbo; el timón precisa que alguien, el timonel o piloto, lo gobierne marcando el destino y siguiendo la previamente trazada “hoja de ruta” -otra metáfora que les encanta a los políticos profesionales y que no deja de ser una mala traducción del inglés "roadmap", por cierto. 
 
Los gobiernos, ante cualquier crisis como la sanitaria actual que padecemos y que no deja de ocultar una crisis económica, elaboran haciendo uso de esta metáfora una narrativa oficial exculpatoria de su gestión según la cual ellos dirigen la nave con la ayuda del timonel que maneja el gobernalle, y han de llevarnos a buen puerto en medio de una tormenta en la que se suceden, una tras otra, las olas de contagio pese a las medidas restrictivas cada vez mayores y que parecen no surtir efecto. 
 
La metáfora del oleaje como fuerza desencadenada de la naturaleza viene a sumergirnos -ya vamos por la tercera o cuarta ola- aún más en una tempestad que, pese a todos los avances tecnológicos y pronósticos, no podía haberse previsto y de la que las autoridades no se sienten responsables. 
 
Se precisa entonces de un chivo expiatorio: y ese chivo emisario es el sacrificio de la gente en general -de todos, se nos dice- y de la juventud en particular, y se culpabiliza sobre todo al foráneo, al extranjero,  al viajero, al que nos ha traído de fuera y metido dentro el mal, la pestilencia.  Esto implica cierre de fronteras que habían desaparecido en la vieja Europa, y no solo nacionales, sino regionales y hasta municipales y comarcales, en un intento desesperado de ponerle puertas al campo y diques al mar.

Como contrapunto a esta metáfora náutica de que el Estado es una nave que navega hacia un puerto del mapa y, a la vez, como contrataque, nos sirve la inolvidable Canción Marinera de León Felipe (1884-1968): Todos somos marineros, / marineros que saben bien navegar. / Todos somos capitanes, / capitanes de la mar. / (…) / marinero.../ capitán.../ no te asuste/ naufragar/ que el tesoro que buscamos,/ capitán,/ no está en el seno del puerto/ sino en el fondo del mar.

lunes, 8 de febrero de 2021

Tratado de epigramática (y II)

(La siesta del fauno)

No despiertes a Pan cuando sestea plácido.

Se enfurece y de cólera se hincha y rabiosa ira,

 resucita el cabrón fiero sembrando el pánico

y estremece espantando faunos del bosque y ninfas.

oOo

 (Democracia)

 Epigrama estrambótico de una cuestión retórica

sin respuesta que valga, que es, además, retruécano;

de honoríficas salvas gasta el cañón la pólvora:

¿Quien gobierna a la gente cuando gobierna el pueblo?

 oOo

(Pedagogía)

Mira, voy a leerte yo la cartilla a voces

y el moderno Catón: letra sin sangre no entra.

Ya lo dijo Machado: ¿Un pedagogo? Herodes.

No hay adulto sin niño muerto cargando a cuestas.

oOo

(El sátiro pedófilo)

No corrió tras las ninfas lícitas, itifálico;

prefirió el merodeo, cual pederasta sátiro, 

de gimnasios, billares, públicos urinarios

donde los mozalbetes hacen del viejo escarnio.

 oOo 

Viejo grillo, que cantas con soniquete agudo,

percutiendo dorados élitros. Me despierta

tu monótono canto que hace volver al mundo

otros cánticos de otros grillos que me desvelan.

 oOo

En mitad del camino de este dantesco infierno

me hallo en el laberinto, sin encontrar salida,

sin Virgilio y sin una triste esperanza, y negro

ando bajo la sola noche a través de sombras.


domingo, 7 de febrero de 2021

Tratado de epigramática (I)

(Menosprecio de corte y alabanza de aldea)

¿Tú en la villa y la corte? ¿Buscas trabajo acaso?

Reina el paro. Madrid mata a la gente. ¿Escribes

versos? ¿Eres poeta? Haz a las musas caso:

Huye, vuélvete a Cuenca, lejos del foro, y vive.

oOo
(Los árboles y el bosque)

Muchas veces los árboles no dejan ver el bosque.

El refrán popular lanza su vuelo al aire.

Pero al eco del día ya respondió la noche:

Y otra tantas el bosque no deja ver los árboles.

oOo

(Sologamia)

No me caso contigo, aunque te quiero mucho,

ni contraigo maternas nupcias, igual que Edipo,

ni a casarme con Dios voy,  ni conmigo mismo

sin divorcio, esponsal que es el peor del mundo.

oOo

(Vuelta de tuerca al tópico del Carpe diem)

Siempre sueñas que vas, siempre, a vivir mañana.

¿Dónde está el porvenir ese que tú lucubras?

¿Cuándo deja de ser un espectral fantasma?

Trampantojo futuro siempre. ¿Mañana? Nunca.

oOo

(Cantabria)

Proyectaba su sombra Roma sobre estos pagos

cuando el cántabro aún no hecho a llevar el yugo,

se embriagaba bebiendo sangre de los caballos,

ni era aún, como el buey, dócil y manso eunuco.

oOo

¿Vivir? ¡Sobrevivir! Dime qué es eso y quiénes

hay que logren vivir, afortunados ellos.

¿Vivir? ¿Quién, madre, vive? Uno con mucha suerte

se limita a existir. ¿La mayoría? Muertos.

sábado, 6 de febrero de 2021

Telegramas en menos de 160 caracteres

En un periquete, en menos de lo que dura un suspiro y un fulgurante abrir y cerrar de ojos, pueden soltarse, sin demasiada palabrería, algunas cosas todavía.

"Sonría, por favor". La sonrisa forzada, ilustración de Gerhard Haderer.

De R. Sánchez Ferlosio: Las fechas están agazapadas en el calendario, igual que gatos junto a la ratonera, para matar los días en el instante mismo de salir.

Nadie se libra de alguna patología en esta sociedad enferma; el que crea que está sano y a salvo del estigma es porque aún no tiene la etiqueta del diagnóstico. 

De Tales de Mileto, uno de los siete sabios: οὔ τι τὰ πολλὰ ἔπη φρονίμην ἀπεφήνατο δόξαν: El mucho palabrerío nunca demostró para nada una opinión inteligente.

La pena de muerte, abolida por ley, es reestablecida de hecho cada vez que un agente abate o mata en una intervención policial a un terrorista o delincuente. 

Nos han expropiado el lenguaje oral mediante la imposición no poco sangrienta y dolorosa de la letra y su escritura, que impide el vuelo de las palabras.

Noche del 23 de agosto, Sepúlveda. San Bartolomé libera media hora a sus diablillos rojos, que, tras endemoniar a la gente, vuelven a su eclesiástica clausura.

Manda uebos. Dios aprieta, dicen, pero no ahoga, aunque no deja de apretar. Hoy manda la maltrecha economía apretarse el cinturón, mañana será la ecología. 

Maestros y profesores son reos del crimen de Estado de lesa humanidad de privar de libertad a los niños por su propio y futuro bien so pretexto de educarlos. 

Así como el epíteto intrínseco de nieve es "blanca" y el de cielo "azul", el de  fe no puede ser otro más que "ciega": fe que enceguece, obceca y obnubila.

El dinero es la más nueva epifanía de Dios. Dios es el dinero, un dios cuya voracidad insaciable exige cada vez más sangre y sacrificios humanos en sus aras. 

Los economistas son teólogos; las entidades financieras, iglesias; los bancos, templos; los publicistas, predicadores; los políticos, los sumos sacerdotes. 


El consumo es el rito religioso de comunión de los fieles, que ya no comulgan con el pan y el vino, cuerpo y sangre de Cristo, sino con sus tristes sucedáneos.

El exitoso autor firmó ejemplares de "Gente feliz", su último libro de autoayuda, tras pronunciar una conferencia en el ateneo y reconocer que era desdichado.

Los feligreses no disfrutan de los sustitutos de los bienes, no los gozan, sino que los poseen, porque su éxtasis radica en la propiedad y no en el usufructo. 

La publicidad cría adeptos a la nueva fe desde la más temprana infancia y la escuela, donde se imparten Economía y Matemáticas aplicadas a la vida cotidiana. 

Lo malo de las decisiones que tomamos es que acaban tomándonos ellas como rehenes y apoderándose de nosotros, igual que las ideas que “tenemos” y nos tienen. 

Rebelarse contra la sociedad a favor del individuo o contra el individualismo por el socialismo, siendo falsas antinomias, es meterse en un callejón sin salida. 

No vivimos en el presente, sino instalados en el futuro y en un pasado mentiroso, construido y amueblado con vistas al futuro donde no pasa nada: lo que pasa. 

Por falta de un clavo se perdió la herradura; por la herradura, el caballo; por el caballo, el jinete; por el jinete, la batalla; por la batalla, la guerra. 

Busqué en templos y en libros la verdad, y sólo hallé creencias, dogmas, fe ciega; preferí el calor de las tabernas lejos de iglesias, sinagogas y mezquitas. 

La historia humana no tiene ningún sentido ni propósito. Quien ha intentado otorgarle una finalidad sólo ha conseguido sembrar muerte a su paso y destrucción. 

El miedo que a veces raya en el pánico que tenemos al otro, al adversario, hace que acabemos pareciéndonos al otro que solemos tomar como modelo y que tememos. 

No hay hechos futuros. La expresión "hecho futuro" es una contradicción en sus términos: si está hecho no puede ser futuro, si es futuro no puede estar hecho. 

La mayoría de la gente ha sido anestesiada con la vacuna de que hay que creer en algo a pies juntillas; todo vale con tal de renovar el viejo fantasma de la fe. 

Te repiten una y otra vez que te cuides: Es por tu bien y por tu salud. Nos dicen que nos cuidemos para que no nos descuidemos. Ojalá pudiéramos descuidarnos. 

El domingo ya no es un día sabático para uno de cada cinco trabajadores, que no disfrutan del descanso dominical como Dios, el inventor de la semana laboral. 

Jehová, para implantar el calendario de la semana laboral y su eterno retorno, creó el trampantojo del fin de semana o week-end en la lengua del Imperio. 

La Semana Santa, que culmina el Domingo de Resurrección, consagra en el calendario la veterotestamentaria y judeocristiana institución de la semana laboral.

La buena educación no puede ser buena porque, inculcándonos la producción y el consumo, nos echa a perder al hacernos consumidores y productores sin remedio.

 

viernes, 5 de febrero de 2021

¿Bulo o premonición?

Las agencias de verificación de hechos (fact checkers en la lengua del Imperio) que tanto pululan en estos tiempos son, no me cabe la menor duda de ello, los modernos inquisidores, émulos de Torquemada, que dictaminan desde sus púlpitos mediáticos lo que es verdad y lo que no, la veracidad y la falsedad de las cosas, con lo que acaban falsificando no la realidad, que ya es falsa de por sí, sino la verdad. 

De ellos no se puede esperar que reconozcan honestamente lo que salta a la vista de cualquiera que mire las cosas sin prejuicios ni anteojeras: que la realidad no es verdad. En lugar de eso se dedican a denunciar los bulos, las mentirijillas que, ellas también, sirven para sostener la falsedad de todo el edificio. En lugar de hacer una enmienda a la totalidad, se dedican a parchear denunciando los embustes y supercherías, como veremos a continuación.

Analicemos a tal fin el caso de Walter Molino (1917-1997), un artista gráfico italiano que se ha hecho famoso a título póstumo porque a alguien, a la vista de uno de sus dibujos publicado en la contraportada de la Domenica del Corriere del 16 de diciembre de 1962, se le ocurrió publicar en las redes sociales, que es donde rastrean las noticias los verificadores, que el autor había vislumbrado hace sesenta años lo que iba a suceder en 2022, o sea, el año que viene. 

No les faltó tiempo a los chequeadores para saltar enseguida como víboras y denunciar el supuesto bulo: "Verificadores de datos independientes indicaron que esta información no tiene una base justificada". No analizaron que el hecho de que la imagen se hubiera convertido en viral enseguida era porque estaba bien traída, porque, sin querer ni pretenderlo, denunciaba lo que ya estábamos viviendo nosotros, como a su modo hizo en lo literario Orwell, a raíz de la declaración de la pandemia universal por obra de la Organización Mundial de la Salud, y de la implantación de medidas por casi todos los gobiernos del mundo de distanciamiento social y de aislamiento para evitar el recíproco contagio.


Los detectores de bulos dictaminan que Walter Molino no habló nunca del año 2022, y es cierto. Simplemente propuso una solución al problema de los atascos de tráfico y de los aparcamientos que había en las grandes ciudades: un vehículo individual en lugar de los voluminosos coches que conocemos que como dice Agustín García Calvo "con su cuerpo parecido al caparazón de un caracol" multiplican "por veinte el volumen del individuo". El ilustrador nunca dijo que esto era lo que iba a pasar en el año 2022, sino que publicó esa ilustración como contrapunto de la portada, también obra suya, que reflejaba los problemas del tráfico rodado en una gran ciudad como Nueva York, y como propuesta de solución. Pero veamos, en primer lugar, la portada del semanario, cuyo texto dice así: "La pesadilla de los atascos. En una calle de Nueva York, ya congestionada por la fiebre navideña, al empleado de correos George A. Compton, inmovilizado con su automóvil en un embotellamiento, se le ha ido la olla tras una espera exasperante. Ha salido de su auto, quitado los zapatos, y se ha puesto a subirse al río inmóvil de autos, saltando ágilmente de coche en coche”.


En la contraportada publicó esta otra ilustración como solución a los problemas de tráfico de esa misma calle de la gran ciudad: un vehículo, que denominó “singoletta”, algo así como “singulita”, cuyo texto reza así: "¿Conduciremos así en ciudad? Así podría ser aligerado, si no resuelto del todo, el problema del tráfico en las ciudades; en lugar de los actuales voluminosos vehículos, minúsculos autos unipersonales que ocupan un espacio mínimo y que podrían llamarse “singulitas”. Walter Molino ha imaginado aquí el aspecto de la misma calle de la ilustración de la portada como si se hubiese adoptado a gran escala la nueva solución".


Era una especie de vehículo a medio camino entre el Smart, que en realidad es un tándem o dos plazas ideal para la pareja en la que se funda la institución del individuo, y el Segway, que es el triunfo ya del individuo personal, el dos ruedas eléctrico inventado por Dean Kamen en 2001. De hecho podemos reconocerle a Walter Molino algo: la invención de la singoletta,  que es sin ningún género de duda la abuela del Segway, el patinete eléctrico.

No se puede negar que Walter Molino tuvo una visión futurista. Y es que el futuro no es una cosa de ahora o del año 2022, sino que ha existido siempre. La única forma de aprehenderlo es trasformarlo en pasado porque el futuro llega siempre furtivamente como un ladrón que nos arrebata el presente, tan furtivamente que no nos damos cuenta. Y cuando queremos enterarnos de su llegada, ya es demasiado tarde. Es difícil de definir, de delimitar, de ponerle término o fin, porque no lo tiene: es infinito y por lo tanto inaprehensible. Sólo podemos identificarlo cuando lo convertimos en pasado, cuando lo historiografiamos como hacemos ahora retrospectivamente con la ilustración de Walter Molino, del que no se puede negar que se adelantó al moderno Segway Personal Transporter, proponiendo el encapsulamiento del conductor en una burbuja, a diferencia de este, donde el conductor va a la intemperie expuesto a las inclemencias atmosféricas como puede verse comparando su ilustración con esta fotografía tomada de la realidad: 


jueves, 4 de febrero de 2021

La mujer en el Nuevo Orden Mundial

¿Es posible que bajo la expresión “liberación de la mujer” se esconda una forma sutil de esclavitud y de dominación camuflada y que, por lo tanto, estemos denominando “liberación” a lo que no deja de ser una forma de servidumbre voluntaria? Es cierto que la mujer ha estado sometida al régimen patriarcal durante siglos, pero pretender que ahora que se ha incorporado mayormente a eso que se llama el “mundo del trabajo”, ahora que se ha cumplido en parte su inserción en el mercado laboral, se ha emancipado de las viejas ataduras e independizado sin ninguna contrapartida es mucho suponer. 


 "Esa niña tan desmadrada, hasta que no se despadre, como si nada"

Algunos feministas creen que así es, y que lo único que queda por hacer es la igualación salarial en aquellas profesiones donde las mujeres cobran menos que los hombres, luchando contra lo que llaman la brecha salarial, usando una metáfora que no sé muy bien de dónde viene, pero que me imagino que sea una traducción de la lengua del Imperio (salary gap, wage gap o gender pay gap), y alcanzar cotas más altas hasta sobrepasar y romper el "techo de cristal", otra metáfora que alude a la promoción jerárquica de la mujer en el ascenso laboral. A nadie le parece mal que “a igual trabajo, igual salario” y que esto sea independiente del sexo del trabajador. Sin embargo, la lucha, justa como ninguna otra, contra la discriminación salarial y por la misma retribución no cuestiona para nada la existencia misma del trabajo asalariado ni la esencia del capitalismo, por lo que, quizá a su pesar, acaba justificándolo. A nadie le parece mal tampoco que haya jefas... Y eso, desde una óptica libertaria, es lo grave porque no se trata de que la mujer llegue a la jefatura del Estado,  por ejemplo, sino de que no haya Estado, que no hace falta que lo haya, ni jefes ni jefas por lo tanto tampoco.


Me explico: no estoy tratando de defender el actual estado de cosas, sino todo lo contrario. Por eso afirmo que todas las reivindicaciones, huelgas o reclamaciones que se le hacen al Sistema, aunque sean justas como sin duda lo es esta, sólo sirven para fortalecerlo y para que la maquinaria de este funcione mejor, por lo que acaban reforzándolo a corto, medio y largo plazo. Si le pedimos al Señor que pague igual -a igual trabajo, igual salario como es de justicia- a trabajadores y trabajadoras.... estamos legitimándolo en primer lugar al señor como interlocutor y le estamos confiriendo la dignidad de Señor, y legitimando en segunda y no menos importante instancia la esclavitud que supone el trabajo asalariado y, por lo tanto, el capitalismo.

 Afrodita, museo arqueológico de Paestum

La mujer, cuando no se ha liberado de las viejas ataduras que conllevaba ser “mujer” la maternidad y el ser objeto de belleza, se incorpora al mundo laboral. Esa obligación de trabajar, que no estaba en la Biblia, equipara efectivamente a mujeres y hombres pero los equipara bajo el mismo rasero igualitario de la servidumbre y en la esclavitud que supone el trabajo asalariado: "ganarás el pan con el sudor de tu frente".


¿Era este el Novus Ordo Saeclorum que anunciaba la sibila de Cumas? Sin duda, no. Hay un movimiento feminista que reclama empoderamiento femenino: es un error desde una óptica libertaria. Lo que hay que hacer es luchar contra el Poder, que es, huelga decirlo, desde el origen de la historia de la humanidad hasta nuestros días, esencialmente masculino, no repartirnos el pastel del poder entre hombres y mujeres a partes iguales. No se trata de cambiar la constitución para que la infanta Leonor, valga el caso a modo de ejemplo, llegue a ser reina de España, dado que es la primera en la línea de sucesión al trono, sino de que no haya tronos ni reyes ni reinas que asienten sus regias posaderas en ellos, ni monarquías ni repúblicas tampoco. Mas que propugnar el empoderamiento de la mujer, habría que propugnar un día como hoy y todos los días del año el desempoderamiento, valga el palabro, del varón, y la lucha de las mujeres debería enfocarse contra el Poder para liberarse de sus garras tanto ellas como nosotros. 
 

miércoles, 3 de febrero de 2021

Mi nombre es Nadie

-Cíclope, me has preguntado mi nombre propio y yo mismo / te lo diré; pero dame el presente, tal prometiste: /  Nadie tengo por nombre. Y Nadie me llaman a mí mi / madre, mi padre y todos los otros, mis compañeros. 

Era la respuesta del taimado Odiseo, más conocido como Ulises, en el canto noveno de la Odisea al gigante Polifemo, que le preguntaba medio beodo al héroe homérico su nombre al mismo tiempo que le rogaba que por favor le sirviera más vino, y que él a cambio le obsequiaría con un presente para demostrarle su hospitalidad. Ulises le servía vino y emborrachaba al gigante, que se adormecía no sin antes reconocer que el vino, que él nunca había trasegado antes,  era "extracto de néctar y de ambrosía".     

 Odiseo/Ulises cegando a Polifemo

Pero el astuto héroe no le ha revelado su nombre propio, que es Odiseo, hijo de Laertes, sino que le ha dicho que se llama Utis, que en griego significa Nadie; "u" es la negación, no, como en utopía, y "tis" alguien (quis en latín): No-alguien, Nadie, Ninguno. No-body en las traducciones inglesas o Personne en las francesas.

En su origen Nadie no era una palabra negativa en castellano, sino positiva, digamos. Es una forma derivada del participio latino “natus –a –um”, que significa “nacido”. La forma “nadie”, procede del plural masculino “nati”. Corominas propone una frase como “homines nati non fecerunt”, que significaría literalmente “hombres nacidos no lo hicieron”. Si suplimos el sustantivo “homines” quedaría: “nati non fecerunt”. Este “nati” evoluciona a “nadi”, por sonorización de la oclusiva dental sorda intervocálica, y pasaría a “naid”, de donde la forma vulgar que todavía se oye “naide” y, como reacción contra el vulgarismo, nuestro nadie
 
Nada, por su parte, tampoco era palabra negativa, ya que procede de RES NATA “cosa nacida, el asunto suscitado en cuestión”. Así una frase como NON FACIT REM NATAM “no hace la cosa en cuestión”, se simplifica en el romance castellano: NON FACIT NATAM, de donde “no hace nada”; pero en romance francés sería NON FACIT REM: il ne fait rien.  Nada se dice en catalán "res", o sea, cosa.

Lo que en definitiva le estaba diciendo el héroe homérico, volviendo al más humano de todos los héroes homéricos porque de hecho no era un semidiós de origen divino, sino un hombre de carne y hueso, al cíclope Polifemo es que su nombre propio era cualquiera, podía ser cualquiera, con lo que le estaba dando a entender de paso sin pretenderlo también que detrás de cualquier nombre propio como el suyo, que no quería revelárselo, lo que se encuentra es el nombre común, la fosa común del anonimato, porque todos los nombres propios son en último extremo pseudónimos, reales pero falsos, como la propia realidad.


La respuesta de Odiseo/Ulises recuerda, cada cuatro o cinco años en época de elecciones en nuestros sistemas democráticos representativos modernos, el lema que apareció en los gloriosos años sesenta en los Estados Unidos, donde se proponía a Nobody (Nadie) para presidente, el mejor candidato sin ningún género de duda: Vota a Nadie, Nadie cumplirá las promesas electorales, Nadie escuchará tus problemas, Nadie ayudará a los pobres y desempleados, Nadie se preocupa por ti, si Nadie resulta elegido las cosas irán mejor para todos y cada uno. Nadie dice la verdad.
 

martes, 2 de febrero de 2021

Cinco mensajes breves

 (Cita Previa)

-¿Tiene cita previa? -No. -Pues lo siento, pero no puede pasar si no tiene cita. Pídala telemáticamente, y vuelva usted mañana, que dijo Larra, o cuando sea. 

 

Una anciana diagnosticada de demencia senil a consecuencia del mal de Alzheimer que padece pregunta lúcida: -¿Dónde están mis recuerdos? ¿Dónde fueron a parar?

 (Lapsus linguae)

El Ministro de Sanidad quebequés a propósito de la vacuna: «Tenemos prisa por empezar a eliminar (¿de la lista de espera?) a nuestras personas vulnerables». 

 

La institución del individuo personal es tan indestructible que resucitará tras la muerte al son de la trompeta del arcángel Gabriel el día final de Armagedón.

Bando de alcaldesa: -A mis vecinos les pido que se autoconfinen por el bien de todos. Eso es lo primero (que se encierren) para poder salir de esto poco a poco.

lunes, 1 de febrero de 2021

Del adoctrinamiento universitario

Unas declaraciones de la atolondrada, voy a decir, Ministra de Igualdad del Gobierno de España, doña Irene Montero, que ha defendido a capa y espada el derecho de toda mujer a llegar "sola y borracha" a su casa (mejor hubiera dicho "sola y a altas horas de la madrugada", porque lo de llegar a casa beodo uno o beoda una -igual da, que eso es la igualdad, nombre del ministerio que ella regenta- tiene su mérito sin ayuda de nadie y es un poco difícil, sobre todo cuando se roza el coma etílico-, sus declaraciones, decía, oídas de pasada en alguna cadena de televisión pública o privada, no recuerdo bien, pero igual da que da lo mismo, me han hecho recapacitar un poco sobre la función de la maltrecha Universidad en estos tiempos que nos corren.

Me explico. Le preguntaban los periodistas su opinión sobre el escrache que había sufrido recientemente el Vicepresidente don Pablo Iglesias, su pareja y padre de sus hijos, a cargo de unos estudiantes izquierdistas en un acto universitario al grito de "¡Fuera vendeobreros de la Universidad!", y ella defendiendo la libertad de expresión de los estudiantes, lo que la honra y me parece muy loable por su parte, alegaba que la Universidad era, lo oí de pasada, pero se me quedó grabado, un "centro de creación de ideas" (sic). Me quedé estupefacto con esta formulación que se le escapó a la ministra, que la soltó allá te va, a topa tolondro, es decir, sin mucha reflexión sobre lo que estaba diciendo -de ahí lo de atolondrada, que decía al principio-, pero por eso mismo es muy significativa, reveladora y sintomática, aunque los medios no se hayan hecho eco que yo sepa,  de lo que realmente piensa en su fuero interno sobre nuestra alma mater, y analizándola me dije a mí mismo: cuánta verdad ha dicho sin querer decir lo que decía la ministra. 

 Plaza de Feijoo, Facultad de Psicología,  Oviedo

No dijo que la Universidad fuera un centro de difusión de ideas que se someten a la criba de la razón, lo que hubiera sido una expresión acertada y con la que podríamos estar todos muy de acuerdo. Tampoco dijo que fuera un centro de discusión de ideas y de libre pensamiento, donde cabían y se discutían libremente todas las ideologías, que sería mucho más noble y acertado todavía. Dijo que era un centro de "creación", literalmente eso dijo, es decir, de fabricación, de generación, de implementación, como dicen ahora con horrísono palabro de cinco sílabas, es decir, donde va uno con la cabeza vacía y se la amueblan enseguida con la argamasa del cocido ideológico del adoctrinamiento. 

Para que le metan a uno ideas en la cabeza no merece la pena, me parece a mí, matricularse en ninguna facultad. Todos tenemos ideas, muchas ideas, demasiadas ideas e ideología metidas en la sesera, y no tenemos ninguna necesidad de que nos inculquen ninguna más, sino más bien de lo contrario. Lo que debería, precisamente, hacer cualquier Universidad que se precie un poco es ayudarnos a desembarazarnos de los enquistamientos de las muchas que tenemos.

La Universidad, al menos la que yo recuerdo y a lo mejor tengo un poco idealizada, lo reconozco, era un centro de discusión, o mejor dicho, de deconstrucción, esto es de "desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así contradicciones y ambigüedades" según reza la Academia, de las muchas ideas que hay establecidas. 

Pero resulta reveladora, ya digo, la definición de la señora Montero de lo que es la Universidad española actual: un establecimiento donde se crean ideas políticamente corregidas, o, con un lenguaje más acorde al de la ministra, "un taller de ideas". Y es que ella, mucho más joven que yo y víctima que ha sido de la ESO española y del plan Bolonia, ha conocido otra Universidad, sin duda alguna, muy distinta de la mía, donde vas cual tabula rasa y te meten enseguida ideas en la cabeza para comerte el coco,  como en mis tiempos se decía.