-Cíclope, me has preguntado mi nombre propio y yo mismo / te lo diré; pero dame el presente, tal prometiste: / Nadie tengo por nombre. Y Nadie me llaman a mí mi / madre, mi padre y todos los otros, mis compañeros.
Era la respuesta del taimado Odiseo, más conocido como Ulises, en el canto noveno de la Odisea al
gigante Polifemo, que le preguntaba medio beodo al héroe homérico su nombre al mismo tiempo que le
rogaba que por favor le sirviera más vino, y que él a cambio le
obsequiaría con un presente para demostrarle su hospitalidad. Ulises le
servía vino y emborrachaba al gigante, que se adormecía no sin antes
reconocer que el vino, que él nunca había trasegado antes, era
"extracto de néctar y de ambrosía".
Odiseo/Ulises cegando a Polifemo
Pero el astuto héroe no le ha revelado su nombre propio, que es Odiseo,
hijo de Laertes, sino que le ha dicho que se llama Utis, que en griego significa Nadie; "u" es la negación, no, como en utopía, y "tis" alguien (quis en latín): No-alguien, Nadie, Ninguno. No-body en las traducciones inglesas o Personne en las francesas.
En su origen Nadie no era una palabra
negativa en castellano, sino positiva, digamos. Es una forma derivada del participio latino
“natus –a –um”, que significa “nacido”. La forma “nadie”, procede del plural
masculino “nati”. Corominas propone una frase como “homines nati non fecerunt”,
que significaría literalmente “hombres nacidos no lo hicieron”. Si suplimos el
sustantivo “homines” quedaría: “nati non fecerunt”. Este “nati” evoluciona a
“nadi”, por sonorización de la oclusiva dental sorda intervocálica, y pasaría a
“naid”, de donde la forma vulgar que todavía se oye “naide” y, como reacción contra el
vulgarismo, nuestro nadie.
Nada, por su parte, tampoco era palabra negativa, ya que procede de RES NATA “cosa nacida, el asunto suscitado en cuestión”. Así
una
frase como NON FACIT REM NATAM “no hace la cosa en cuestión”, se
simplifica en el romance castellano: NON FACIT NATAM, de donde “no hace
nada”; pero en romance francés sería NON FACIT REM: il ne fait rien.
Nada se dice en catalán "res", o sea, cosa.
Lo
que en definitiva le estaba diciendo el héroe homérico, volviendo al más humano de todos los héroes homéricos porque de hecho no era un semidiós de origen divino, sino un hombre de carne y hueso, al cíclope
Polifemo es que su nombre propio era cualquiera, podía ser cualquiera, con lo que le estaba dando a entender de paso sin pretenderlo también que detrás
de cualquier nombre propio como el suyo, que no quería revelárselo, lo
que se encuentra es el nombre común, la fosa común del anonimato, porque
todos los nombres propios son en último extremo pseudónimos, reales pero falsos, como la
propia realidad.