sábado, 6 de febrero de 2021

Telegramas en menos de 160 caracteres

En un periquete, en menos de lo que dura un suspiro y un fulgurante abrir y cerrar de ojos, pueden soltarse, sin demasiada palabrería, algunas cosas todavía.

"Sonría, por favor". La sonrisa forzada, ilustración de Gerhard Haderer.

De R. Sánchez Ferlosio: Las fechas están agazapadas en el calendario, igual que gatos junto a la ratonera, para matar los días en el instante mismo de salir.

Nadie se libra de alguna patología en esta sociedad enferma; el que crea que está sano y a salvo del estigma es porque aún no tiene la etiqueta del diagnóstico. 

De Tales de Mileto, uno de los siete sabios: οὔ τι τὰ πολλὰ ἔπη φρονίμην ἀπεφήνατο δόξαν: El mucho palabrerío nunca demostró para nada una opinión inteligente.

La pena de muerte, abolida por ley, es reestablecida de hecho cada vez que un agente abate o mata en una intervención policial a un terrorista o delincuente. 

Nos han expropiado el lenguaje oral mediante la imposición no poco sangrienta y dolorosa de la letra y su escritura, que impide el vuelo de las palabras.

Noche del 23 de agosto, Sepúlveda. San Bartolomé libera media hora a sus diablillos rojos, que, tras endemoniar a la gente, vuelven a su eclesiástica clausura.

Manda uebos. Dios aprieta, dicen, pero no ahoga, aunque no deja de apretar. Hoy manda la maltrecha economía apretarse el cinturón, mañana será la ecología. 

Maestros y profesores son reos del crimen de Estado de lesa humanidad de privar de libertad a los niños por su propio y futuro bien so pretexto de educarlos. 

Así como el epíteto intrínseco de nieve es "blanca" y el de cielo "azul", el de  fe no puede ser otro más que "ciega": fe que enceguece, obceca y obnubila.

El dinero es la más nueva epifanía de Dios. Dios es el dinero, un dios cuya voracidad insaciable exige cada vez más sangre y sacrificios humanos en sus aras. 

Los economistas son teólogos; las entidades financieras, iglesias; los bancos, templos; los publicistas, predicadores; los políticos, los sumos sacerdotes. 


El consumo es el rito religioso de comunión de los fieles, que ya no comulgan con el pan y el vino, cuerpo y sangre de Cristo, sino con sus tristes sucedáneos.

El exitoso autor firmó ejemplares de "Gente feliz", su último libro de autoayuda, tras pronunciar una conferencia en el ateneo y reconocer que era desdichado.

Los feligreses no disfrutan de los sustitutos de los bienes, no los gozan, sino que los poseen, porque su éxtasis radica en la propiedad y no en el usufructo. 

La publicidad cría adeptos a la nueva fe desde la más temprana infancia y la escuela, donde se imparten Economía y Matemáticas aplicadas a la vida cotidiana. 

Lo malo de las decisiones que tomamos es que acaban tomándonos ellas como rehenes y apoderándose de nosotros, igual que las ideas que “tenemos” y nos tienen. 

Rebelarse contra la sociedad a favor del individuo o contra el individualismo por el socialismo, siendo falsas antinomias, es meterse en un callejón sin salida. 

No vivimos en el presente, sino instalados en el futuro y en un pasado mentiroso, construido y amueblado con vistas al futuro donde no pasa nada: lo que pasa. 

Por falta de un clavo se perdió la herradura; por la herradura, el caballo; por el caballo, el jinete; por el jinete, la batalla; por la batalla, la guerra. 

Busqué en templos y en libros la verdad, y sólo hallé creencias, dogmas, fe ciega; preferí el calor de las tabernas lejos de iglesias, sinagogas y mezquitas. 

La historia humana no tiene ningún sentido ni propósito. Quien ha intentado otorgarle una finalidad sólo ha conseguido sembrar muerte a su paso y destrucción. 

El miedo que a veces raya en el pánico que tenemos al otro, al adversario, hace que acabemos pareciéndonos al otro que solemos tomar como modelo y que tememos. 

No hay hechos futuros. La expresión "hecho futuro" es una contradicción en sus términos: si está hecho no puede ser futuro, si es futuro no puede estar hecho. 

La mayoría de la gente ha sido anestesiada con la vacuna de que hay que creer en algo a pies juntillas; todo vale con tal de renovar el viejo fantasma de la fe. 

Te repiten una y otra vez que te cuides: Es por tu bien y por tu salud. Nos dicen que nos cuidemos para que no nos descuidemos. Ojalá pudiéramos descuidarnos. 

El domingo ya no es un día sabático para uno de cada cinco trabajadores, que no disfrutan del descanso dominical como Dios, el inventor de la semana laboral. 

Jehová, para implantar el calendario de la semana laboral y su eterno retorno, creó el trampantojo del fin de semana o week-end en la lengua del Imperio. 

La Semana Santa, que culmina el Domingo de Resurrección, consagra en el calendario la veterotestamentaria y judeocristiana institución de la semana laboral.

La buena educación no puede ser buena porque, inculcándonos la producción y el consumo, nos echa a perder al hacernos consumidores y productores sin remedio.

 

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