Las agencias de verificación de hechos (fact checkers en la lengua del Imperio) que tanto pululan en estos tiempos son, no me cabe la menor duda de ello, los modernos inquisidores, émulos de Torquemada, que dictaminan desde sus púlpitos mediáticos lo que es verdad y lo que no, la veracidad y la falsedad de las cosas, con lo que acaban falsificando no la realidad, que ya es falsa de por sí, sino la verdad.
De ellos no se puede esperar que reconozcan
honestamente lo que salta a la vista de cualquiera que mire las cosas sin prejuicios ni anteojeras: que la realidad
no es verdad. En lugar de eso se dedican a denunciar los bulos, las
mentirijillas que, ellas también, sirven para sostener la falsedad
de todo el edificio. En lugar de hacer una enmienda a la totalidad, se dedican a parchear denunciando los embustes y supercherías, como veremos a continuación.
Analicemos a tal fin el caso de Walter Molino (1917-1997), un artista gráfico italiano que se ha hecho famoso a título póstumo porque a alguien, a la vista de uno de sus dibujos publicado en la contraportada de la Domenica del Corriere del 16 de diciembre de 1962, se le ocurrió publicar en las redes sociales, que es donde rastrean las noticias los verificadores, que el autor había vislumbrado hace sesenta años lo que iba a suceder en 2022, o sea, el año que viene.
No les faltó tiempo a los chequeadores para saltar enseguida como víboras y denunciar el supuesto bulo: "Verificadores de datos
independientes indicaron que esta información no tiene una base
justificada". No analizaron que el hecho de que la imagen se hubiera convertido en viral enseguida era porque estaba bien traída, porque, sin querer ni pretenderlo, denunciaba lo que ya estábamos viviendo nosotros, como a su modo hizo en lo literario Orwell, a raíz de la
declaración de la pandemia universal por obra de la Organización Mundial de la Salud, y de la implantación de medidas por casi todos los gobiernos del mundo de distanciamiento social y de aislamiento para evitar el recíproco contagio.
En la contraportada publicó esta otra ilustración como solución a los problemas de tráfico de esa misma calle de la gran ciudad: un vehículo, que denominó “singoletta”, algo así como “singulita”, cuyo texto reza así: "¿Conduciremos así en ciudad? Así podría ser aligerado, si no resuelto del todo, el problema del tráfico en las ciudades; en lugar de los actuales voluminosos vehículos, minúsculos autos unipersonales que ocupan un espacio mínimo y que podrían llamarse “singulitas”. Walter Molino ha imaginado aquí el aspecto de la misma calle de la ilustración de la portada como si se hubiese adoptado a gran escala la nueva solución".
Era una especie de vehículo a medio camino entre el Smart, que en realidad es un tándem o dos plazas ideal para la pareja en la que se funda la institución del individuo, y el Segway, que es el triunfo ya del individuo personal, el dos ruedas eléctrico inventado por Dean Kamen en 2001. De hecho podemos reconocerle a Walter Molino algo: la invención de la singoletta, que es sin ningún género de duda la abuela del Segway, el patinete eléctrico.
No se puede negar que Walter Molino tuvo una visión futurista. Y es que el futuro no es una cosa de ahora o del año 2022, sino que ha existido siempre. La única forma de aprehenderlo es trasformarlo en pasado porque el futuro llega siempre furtivamente como un ladrón que nos arrebata el presente, tan furtivamente que no nos damos cuenta. Y cuando queremos enterarnos de su llegada, ya es demasiado tarde. Es difícil de definir, de delimitar, de ponerle término o fin, porque no lo tiene: es infinito y por lo tanto inaprehensible. Sólo podemos identificarlo cuando lo convertimos en pasado, cuando lo historiografiamos como hacemos ahora retrospectivamente con la ilustración de Walter Molino, del que no se puede negar que se adelantó al moderno Segway Personal Transporter, proponiendo el encapsulamiento del conductor en una burbuja, a diferencia de este, donde el conductor va a la intemperie expuesto a las inclemencias atmosféricas como puede verse comparando su ilustración con esta fotografía tomada de la realidad: