viernes, 18 de diciembre de 2020

Y algunos adagios más todavía

¡Ojalá alguno de estos aforismos fuera un dolebo, lo contrario de un placebo, y escarbara en la llaga abierta en carne viva en vez de pretender disimularla! 

Si quieres celebrar futuras navidades, no celebres las presentes, dicen las autoridades vendiéndonos un futuro inexistente por el que sacrificamos el presente.

Sermón del telepredicador del Centro de Alertas Sanitarias: La incidencia de la crisis está aumentando e implica que hay que implementar más medidas de control.

Efectos secundarios adversos o daños colaterales son "un precio mínimo a pagar por el único bote salvavidas: la vacuna", según la prensa orgánica del Régimen.

 

El divino Platón inventó -su lengua le permitía estas audacias- la palabra “teatrocracia”, válida para el mundo de hoy: la sociedad del espectáculo y el paripé.

La teatrocracia es el gobierno de los representantes, que no desempeñan bien su función: no representan a nadie, ni siquiera a sí mismos, pésimos actores.

Como cualquier otra vacuna y medicamento (nota la equiparación capciosa de ambos términos), puede haber efectos adversos leves que hay que asumir sin alarmismo. 

Los griegos llamaron al actor hipócrita, reproche que se hace hoy al falsario que actúa en el tablao de la realidad y no en el noble escenario del teatro.

Las autoridades sanitarias, que siguen sembrando el pánico, advierten: «No podemos caer en la falsa seguridad -¡cursiva mía!- de un test negativo en Navidades».

Salud Pública insiste en que una prueba negativa es una «foto fija» puntual, no es un salvoconducto ni estamos libres del contagio que luego pueda producirse.

Los psicólogos, esos sinvergüenzas estafadores que quieren convencernos de que lo más conveniente es pasar por el aro como si fuéramos fierecillas domadas... 

Yo como individuo, soy, como todo quisque, conservador y reaccionario por esencia. Me consuela pensar que no soy perfecto y que tengo mil desgarraduras. 

Debería caérseles la cara de vergüenza a los psicólogos, los modernos y viejunos curas de almas, que nos invitan a la resignación, no cristiana, sino laica. 

Algunos versos de los poetas, no todos los escritos, sólo unos pocos, pueden herirnos y abrirnos una llaga en carne viva, la herida por la que respiramos.  
 
Un apotegma es un dicho breve y sentencioso, esto es, lleno de sentencia en el sentido etimológico del término, que expresa una manera de pensar y de sentir.

Ver la inmensa cara dura de los que son alguien o algo en nuestra sociedad puede ayudarnos a comprender la inmensa gloria de ser un don Nadie o un don Nada. 
 
 

La mitología no es cosa sólo de antiguos, sino también de modernos y posmodernos mitómanos que rinden culto a unos ídolos generalmente muy prosaicos. 

El mito de la revolución, que fomenta que las cosas cambien, es fundamental para que no se vea,  y si no se ve, no lo parezca, que todo permanece inalterable. 
 
La paradoja esquizofrénica del individuo, término latino que es calco semántico del griego “átomo” y significa indivisible, es que acaba uno roto por la mitad. 

En el dólar estadounidense figura el ojo de Dios que todo lo ve, bendice empresas (annuit coeptis) e inaugura un nuevo orden mundial (novus ordo seclorum). 

Repúblicas y monarquías ya no declaran la guerra, porque no es políticamente correcto llamar a las cosas por su nombre: proclaman una "misión humanitaria". 
 
El presidente mexicano insinuó, no sin razón, que los mandatarios que imponen al pueblo confinamientos o toques de queda debido al virus actúan como dictadores.

A los reclusos, eufemismo de "presos", ahora los llaman “residentes”. Aunque cambian los nombres para disimular las cosas, siguen siendo presidiarios.

La máxima atribuida a Hipócrates de que la vida es breve y mucho lo que hay que hacer lleva a un frenético hacer por hacer que carece como la vida de sentido. 

"Vivirá feliz..., si no se conoce nunca a sí mismo", dijo Tiresias, el vate ciego y clarividente, del niño recién nacido que iba a llevar el nombre de Narciso. 



Con el gobierno progresista está garantizado el control social; las únicas movilizaciones populares toleradas son las "correctas" y políticamente dirigidas.

Los medios de manipulación y conformación de la opinión pública consagran más de las tres cuartas partes de su tiempo a multiplicar el miedo a la pandemia.

Radios, televisiones y periódicos vomitan día a día datos y más datos carentes del mínimo rigor, analizados por expertos tertulianos creadores de opinión.

Crearon un estado de pánico generalizado preconizando el aislamiento social, que es el caldo de cultivo más idóneo para conjurar lo que más temen: la revuelta.

La estrategia del gobierno central y de sus sucursales autonómicas utiliza el miedo como instrumento de control social frente a previsibles motines populares.

¿Cómo puede haber un virus tan mortífero que haya que someterse a una prueba  para saber si se tiene cuando no hay en el cuerpo ningún síntoma de enfermedad?

Hagamos lo que hagamos durante estas navidades, las celebremos o no, seamos responsables o no, el plato ya está servido: habrá tercera ola de virus coronado.

 

La agorafobia o miedo a salir de casa y a tener la mínima relación social ha sido fomentada desde el Poder so pretexto de luchar contra el virus terrorista.

Hay un Estado oculto atrincherado en los despachos y las administraciones. Los gobiernos pasan, los funcionarios de Dios y ejecutivos del Estado permanecen.

Los que mandan son los más mandados, tanto los políticos electos como los grandes capitalistas y financieros, subordinados como están a la dictadura mercantil.

Los Diktats pedagógicos de los expertos en las "ciencias de la educación" fomentan el conformismo que aniquila el espíritu crítico y el común razonamiento.

Los analfabetos actuales saben, desde luego, leer y escribir, pero son incapaces de desembarazarse de las múltiples mentiras que les inculcaron con las letras.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Siete sonrisas de Massimo Cavezzali

En las siete viñetas del dibujante italiano Massimo Cavezzali que presento destacan, sobre todo, los bocadillos o "nuvolette", es decir las nubecillas que recogen los mensajes de lo que dice ese personaje suyo narigudo y de ojos saltones que parece constantemente indignado, y que es sin duda el alter ego del autor. 

Y lo que dice son unas reflexiones bastante lúcidas. Se trata de un humor serio o de una seriedad humorística, tanto da.

Y nos lo dice en ese otro romance o latín "degenerado" o "mal hablado" que es el italiano actual, su lengua madre, la lengua de la gran ópera, música pura. He aquí una muestra de algunas de sus ocurrencias que más han llamado mi atención:


"No todas las cosas del universo tienen  un sentido. 
¡Yo soy una de esas!". 

Uno, como persona, no deja de ser una cosa de las muchas que abundan en el universo mundo. Y como tal cosa o persona despersonalizada y cosificada no tiene ningún sentido, carece de un único y unívoco sentido determinado que rija su vida. Tiene, en todo caso, muchos y contradictorios sentidos, tantos que es lo mismo que si dijésemos que ninguno, lo que viene a ser lo mismo. 

"Si no encuentras obstáculos quiere decir que te has equivocado de camino".

 "Por la privacy no puedo conocerme a mí mismo".
 
Podríamos decir también que por la ley de protección de datos no podemos empeñarnos en seguir el consejo del oráculo de Delfos, aquel "conócete a ti mismo", y debemos seguir el contrario de desconocernos a nosotros mismos.

"Sin mí sería más libre de hacer lo que quiero".
 
Viene a decirnos el simpático personaje indignado que el mayor obstáculo de su libertad es su voluntad. Si cumple su voluntad, se somete a sus dictados, convirtiéndose ella en su propio tirano, por lo tanto no es libre. Mi mayor obstáculo soy yo mismo como individuo personal.


"A veces quisiera ser yo mismo sin ser yo mismo".
 
Estupenda contradicción: quiero y no quiero ser yo mismo: un ser original distinto de los demás, cuando, al mismo tiempo, quiero ser uno más como los demás.
 
"Perdona... ¿No has visto por ahí mis opiniones? Las había dejado aquí sobre la mesita... ¡Han desaparecido!"

Nuestras opiniones personales son tan nuestras que podemos perderlas al menor descuido como quien olvida una cosa o un dato sin importancia en cualquier sitio. 


"Antes era egocéntrico, ahora soy egoperiférico"

miércoles, 16 de diciembre de 2020

¡La bolsa o la vida!

Eric Clapton, toda una leyenda viva del rock (Cocaine, Layla, Tears in Heaven...), acaba de sacar un tema titulado Stand and deliver, que es una expresión que puede traducirse por otra equivalente como "Alto, esto es un atraco" o "La bolsa o la vida". La canción es una protesta contra las restricciones de libertades y la imposición de la nueva normalidad decretada en (casi) todo el mundo a raíz de la declaración de la OMS de que estábamos ante una peligrosísima pandemia. Al parecer ha sido censurado por Youtube, porque iba contra la línea oficial y afirmacionista de la plataforma. 


(Censurado por la plataforma Google/YouTube)

La canción es de Van Morrison, otro grande, y los beneficios del single están destinados a la fundación de Morrison Financial Hardship Fund para ayudar a los músicos británicos que ven reducidos los aforos de sus conciertos y sus posibilidades de hacer música en vivo, cuyos ingresos se han visto mermados por la psicosis colectiva del virus. 

La letra no se anda con chiquitas cuando con una pregunta retórica que no espera respuesta y que vale tanto para el Reino Unido como para España denuncia la pretensión democrática de los regímenes que nos gobiernan: ¿Es esta una nación soberana o solo un estado fascista?

 
Stand and deliver!/ Dick Turpin wore a mask too (bis)/ Take a look in the mirror,/ I got what's happenin' to you.

¡Alto, esto es un atraco! / Dick Turpin también llevaba mascarilla (bis) / ¡Mírate en el espejo! / Yo sé lo que te está pasando.

Do you wanna be a free man?/ Do you wanna be a slave? (bis)/ Do you wanna be a king/ or just remain a knave?

¿Quieres ser un hombre libre? / ¿Quieres ser un esclavo? (bis) / ¿Quieres ser un rey / o seguir siendo solo un bribón?

Do you wanna be a pauper/ or do you wanna be a prince? (bis)/ You wanna get robbed from behind?/ Cast your fate to the wind!

¿Quieres ser un pordiosero / o quieres ser un príncipe? (bis) / ¿Quieres que te roben por detrás? / ¡Deja tu destino a la suerte!

Magna Carta, Bill of Rights,/ Constitution, what's it worth?/ You know they gonna grind us down/ 'till it really hurts.

Carta Magna, Declaración de Derechos, / Constitución, ¿para qué valen? / Sabes que nos van a machacar / hasta que realmente nos duela.

Is this a sovereign nation/ or just a fascist state?/ You better look out, people/ 'fore it gets to late.

¿Es esta una nación soberana / o solo un estado fascista? / Mejor tened cuidado, gente, / antes de que sea demasiado tarde.

[Instrumental interlude]

You wanna be your own driver/ or keep on floggin' the dead horse? (bis)/ You wanna make it better/ or do you wanna make it worse?

¿Quieres ser tu propio conductor / o seguir espoleando al caballo muerto? (bis) / ¿Quieres mejorarlo / o quieres empeorarlo?

Stand and deliver!/ Dick Turpin wore a mask too (bis)/ Take a look in the mirror,/ I got what's happenin' to you.

¡Alto, esto es un atraco! / Dick Turpin también llevaba mascarilla (bis) / ¡Mírate en el espejo! / Yo sé lo que te está pasando.

 


martes, 15 de diciembre de 2020

Y más adagios encapsulados

En vez de preocuparnos tanto por las fake news o noticias falsas, deberíamos ocuparnos más en detectar el bulo y mentira esencial de las noticias verdaderas.

En nuestra sociedad el dominio juega al escondite, se oculta y ejerce sutilmente a fin de concitar nuestra adhesión voluntaria sin despertar muchas reticencias.

Nos sueltan ahora un poco para que nos relajemos con motivo de las entrañables y empalagosas fiestas navideñas a fin de apretarnos luego las tuercas en enero.

El objetivo del Poder, lejos de querer controlar lo que piensa la gente mediante la coacción, es dictar lo que se debe pensar, delimitando nuestro pensamiento.


Un verso de Eurípides (Fenicias, 395) ἀλλ᾽ ἐς τὸ κέρδος παρὰ φύσιν δουλευτέον. Pero hay que ser esclavo por el interés / del capital en contra de lo natural.

Los dominados creen, ingenuos, que no hay dominación: que el poder emana del pueblo y que todos, por ser un régimen democrático, deben "libremente" someterse.

ὁ φιλῶν πλήξει σε, ὁ δὲ μισῶν κολακέυσει σε: Esopo completa el "quien bien te quiere te hará llorar", zurrará, dice él, añadiendo "y quien te odia, halagará".

¿Cómo es que la entrañable palabra “filosofía” se ha convertido en la expresión “tomarse las cosas con filosofía” en un sinónimo cobarde de resignación? 

El Instituto de Enseñanza Media donde yo estudié es ahora de Educación Secundaria; la noble “enseñanza” de ayer se trueca hoy por una sospechosa “educación”. 
 
 

Se ha empobrecido el contenido académico e intelectual de la enseñanza, convirtiéndola en educación, y al maestro y profesor de secundaria en coach espiritual. 

Las leyes educativas fomentan cada vez más el “sentir” que el "saber", no persiguen un especialista que transmita conocimiento, sino un psicagogo que adoctrine. 

La tarea del profesor es contener y entretener a las cohortes forzadas de los menores de edad en los centros de reclusión, in absentia et in loco parentum

Los pueblos de la España rural se están despoblando: se cierran viejos establecimientos, apenas se abren otros nuevos, con la sola excepción de tanatorios. 

El bautizo laico del registro civil nos saca del anonimato del nombre común y nos mete en la categoría del propio, adquiriendo identidad individual y personal.




El peligro no es  el ciervo que puede invadir la calzada, como advierte la señal de tráfico, sino la calzada,  que invade el bosque y hábitat del ciervo.


Un comité de sabios iluminados por el Espíritu Santo articuló una Constitución que impuso al pueblo soberano con la divina unción democrática del voto popular. 

Los seres queridos constituyen una institución del rango de la familia, mas no siempre son, pese al cacareado nombre, los seres que más queremos o quisiséramos. 

Siempre esperamos, maldita esperanza, un mesías, alguien o algo que nos redima, por lo que nuestra redención se ve postergada al procrastinado día de mañana. 

También los marginales y alternativos que se oponen al status quo y al orden establecido están naturalmente dentro del establecimiento y son parte del sistema. 

Cuando uno se define como un “outsider”, dicho sea en la lengua del Imperio, está reconociendo que es un "insider" metido en el sistema hasta las trancas. 

Los movimientos artísticos revolucionarios y transgresores son atrapados enseguida por el mercado, entrando sus obras en los museos que pretendían derribar. 

La psicología positiva dominante pregona su fórmula secreta de la felicidad, que es el placebo estupefaciente “sonríe y sé feliz”, lema de todos los idiotas.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Más adagios encapsulados

Minister dixit: Al final del verano que viene habrá inmunidad de rebaño con la mayoría de la población vacunada. Inmunidad no se sabe, pero rebaño, desde luego. 


Desde la más remota infancia, nos adoctrinan con la cultura del miedo, es decir, con el cultivo del pánico que produce angustia con su dosis diaria de terror.

Clásico de la literatura: autor del que todo el mundo ha oído hablar y que los bachilleres estudian, pero nadie por lo mismo ha leído ni lee, por supuesto.

Una adivinanza de Ovidio: "Al que ni fieras mil, ni Euristeo, que fue su enemigo, ni Hera o Juno vencer pudo... lo vence el amor." (A Hércules, el invencible).

Hélena, regalo de Afrodita a Paris, nunca estuvo en Troya, según Eurípides, sino que fue su sombra la que, engañando a todos, sirvió como coartada de la guerra.

Frente al ¡Tierra a la vista! tras una larga navegación; ¡el mar, la mar! gritaron los diez mil argonautas griegos que habían cruzado las arenas del desierto.
Contra el ruido tecnológico y polución acústica que rompe los tímpanos a decibelios de nuestros oídos ensordecidos, sólo cabe el hábito saludable del silencio.
 
El Consejero de Educación considera fundamental el dominio de idiomas para mejorar -nadie es profeta en su lengua y su tierra- la "empleabilidad" del alumnado.

Ovejas bobaliconas, por donde va una van todas; y por donde todas, yo. Si una a tontas y a locas votó, votamos a tontas y a locas todas aborregadas como bobas.

Las penas de Tántalo no son suyas, son las de todos: hay tantos bienes al alcance de nuestras manos que poseyéndolos no podemos disfrutar de ellos ni gozarlos.

¿Seré un adicto al trabajo, después de tanto despotricar yo contra la maldición bíblica de Jehová, que no concibo el jubiloso escenario de una vida sin faena?

Estaba la vieja como quien dice muriéndose, con un pie en la huesa, más allá que acá, y poco a poco seguía hilando el copo y aprendiendo más: desaprendiendo.
 
Páladas de Alejandría descubrió la metáfora que cultivarán Calderón y tantos otros: ὄνειρον εἰκάζοντες εἶναι τὸν βίον: imaginando que la vida es un sueño

Profesor de letras, yo no he pasado hambre como Páladas, pero he escrito versos y he aburrido como él a los alumnos explicando la cólera de Aquiles. 

El sistema es tan voraz que asimila todos los movimientos contrarios al propio sistema, subsumidos en la realidad donde precisamente se han “realizado”.

Tertulianos que en vez de hablar y escuchar defecan opiniones para llenar el tiempo y el espacio en platós de televisión que son auténticos estercoleros.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Adagios en cápsula de mensajes breves

La falacia del "quédate en casa en Navidad: salva vidas" consiste en que si nos recluimos, se salvarán 20.000 españoles a primeros de año, virtuales fallecidos.
 
La simple convicción o mera sospecha de que las cosas puedan evolucionar en un determinado sentido hace que se desencadene el suceso de que así se desarrollen.
 
La anacoresis o aislamiento voluntario para blindar al máximo la Navidad y no exponer a la bisabuela, la priva a ella de compañía condenándola a la soledad.

¿Cómo es posible, según la prensa del Régimen, que, con los contagios en descenso, afrontemos la Navidad en 4 de cada 5 provincias con riesgo alto de rebrote?

El COVID persistente es la enfermedad del virus coronado que sigue propagándose gracias a los medios de manipulación de masas y creación de pública opinión.

Minister dixit, Sanidad actuará “con toda la contundencia posible” contra médicos negacionistas del virus, conculcando la libertad de pensamiento y expresión.

Antes de que se inventara el alfabeto, se escribiera el primer poema y surgiera la literatura, ya había poesía: el verso vivía de boca en boca en el recuerdo.

¿Para qué, mano de obra productiva cualificada técnicamente con habilidades aplicables a la empresa y cualidades blandas de resiliencia, liderazgo y optimismo?

Vivir y dejar vivir es mejor que aleccionar al prójimo, porque el que da lecciones de vida ladra, cual perro de hortelano, y ni come ni deja comer a los demás.



Escribe Cicerón en alguna parte oppressi iam sumus opinionibus; don Marcelino traduce "estamos dominados por falsas -adjetivo suyo- opiniones", y lo clava. 

El mejor ejercicio para liberarse del utilitarismo imperante es caminar sin rumbo fijo ni objetivo, huír acaso a la montaña, pero nunca a fin de coronarla.

Juan de Iriarte: Pectore fugit amor, remanet sed pectore maeror, Huye del alma el amor, pero queda dolor en el alma (Vanse los amores y quedan los dolores). 

Bien sabe el sabio, dubitativo, que no sabe, mientras que el necio, homo sapiens preñado de certezas en donde no cabe la menor duda, cree que es inteligente. 

A veces los árboles no nos dejan ver el bosque que dice el refrán, pero en otras ocasiones sucede lo contrario, que el bosque no nos permite ver el arbolado.


La paradoja del embustero, de Eubúlides de Mileto: “Un hombre afirma que está mintiendo”. ¿Es falso o verdadero? Falso si dice verdad; verdadero si mentira.

Según el maestro Corominas, cretino viene del francés crétin, forma dialectal de “chrétien” que significa cristiano, aplicado piadosamente a débiles mentales. 

El nacionalismo no es una reivindicación del pueblo sino un invento, como la nación, de una casta política poco o nada representativa de la soberanía popular.


El chucho menea el rabo, pero hay quienes pretenden hacernos creer, al revés, que la cola mueve al perro, the tail wags the dog, según el refrán americano. 

Donde menos se piensa salta la liebre. Y Ovidio con otra metáfora en latín: Quo minime credis gurgite, piscis erit: En la poza estará menos creída... el pez.

Hay un títere cabezudo, difícil de descabezar, que se resiste más que ningún otro y nadie osa cuestionar, que conserva su regia corona: el individuo personal.

La democracia, al convertir en todos a la minoría mayoritaria que gana las elecciones fundamentadas en la divina unción carismática del voto, es totalitaria.

sábado, 12 de diciembre de 2020

"Siempre mañana y nunca mañanamos"

Tengo que analizar un soneto de Lope de Vega y no puedo entender bien este verso: "Siempre mañana y nunca mañanamos". Yo sé que mañanar es una palabra inventada, porque no viene en el diccionario. Viene “mañanear”, que significa “madrugar habitualmente”, pero me parece que no es lo mismo... Así que yo no le veo ningún sentido. ¿Alguien me ayuda? 


 "Mañana está lejos"

Imagina que alguien te responde aquí mismo hoy por ejemplo: “Mañana te echo una mano”. Insatisfecho con la respuesta, vuelves al día siguiente a ver si alguien ha añadido algo nuevo, y te encuentras que no hay nada: mañana: la misma respuesta. Y así día tras día en constante procrastinación. En conclusión: mañana nunca llega, porque siempre será mañana, tiempo futuro, inexistente; y si por un casual llegara, siempre será "pasado mañana". 

Hagamos un poco de etimología, que siempre puede venir a cuento, recurriendo al maestro Corominas: La palabra mañana viene del latín vulgar maneana, que era un adjetivo derivado del adverbio mane que significaba “por la mañana” (ing. morning), del que procede nuestro amanecer precisamente. El adjetivo probablemente se empleaba acompañando a la palabra hora en expresiones como: in hora maneana: "en hora temprana, de madrugada", y la expresión se abrevió, como tantas veces sucede, por economía lingüística que se dice: (in hora) maneana.

Había otro adverbio en latín clásico que era cras y quería decir "en el día siguiente al de hoy" (ing. tomorrow), que se ha perdido en castellano actual, aunque lo conservamos inserto en el cultismo procrastinar: “diferir, aplazar, dejar las cosas para mañana”. En latín clásico mañana por la mañana se decía cras mane
 
En los dos versos finales del bellísimo soneto de Lope ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? vuelve sobre la misma idea de "siempre mañana y nunca mañanamos".  Copio y pego: ¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?/ ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,/ que a mi puerta, cubierto de rocío,/ pasas las noches del invierno oscuras?/ ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,/ pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,/ si de mi ingratitud el hielo frío/ secó las llagas de tus plantas puras!/ ¡Cuántas veces el ángel me decía:/ «Alma, asómate ahora a la ventana,/ verás con cuánto amor llamar porfía»!/ ¡Y cuántas, hermosura soberana,/ «Mañana le abriremos», respondía,/ para lo mismo responder mañana!


Viñeta de Máximo publicada en El País el 30 diciembre de 2006


Otro poeta más moderno, José Bergamín, inspirándose en el verso de Lope de Vega que nos trae a mal traer escribió este ingenioso soneto en octosílabos con rima consonante, que es una preciosa reflexión sobre el tiempo presente, pasado y futuro, incluido en “Otros sonetos”, que copio y que empieza precisamente citando a Lope. 

"Siempre mañana y nunca mañanamos." Lope.

Mañana está enmañanado/ y ayer está ayerecido:/y hoy, por no decir que hoyido,/ diré que huido y hoyado.

A tal extremo ha llegado/ hoy a perder el sentido/ que al mañana ha convertido/ en "cualquier tiempo pasado".

Un ayer futurizado/ y un mañana preterido/ nos han escamoteado

un hoy por hoy suspendido/ de un mañana anonadado/ y de un ayer evadido.


viernes, 11 de diciembre de 2020

Conspiración de la teoría vs. teoría de la conspiración: dictadura tecno-sanitaria (y III)

Detrás del gobierno visible hay un gobierno invisible que no tiene ninguna legitimidad democrática o, mejor dicho, popular, al que tanto el gobierno visible como el pueblo están subordinados y sometidos -por eso solemos decir que los que mandan son los más mandados. Ese gobierno invisible y por ello difícil de denunciar no está compuesto de títeres personales con sus cargos y  nombres propios, sino de una variopinta confluencia de intereses económicos, es decir, políticos, que ya se sabe que la política se reduce hoy cochina economía.

Se trata de los llamados en otra época “poderes fácticos”, los poderes de hecho, contrapuestos a los poderes “de iure” o jurídicos. El poder fáctico no coincide con el aparato de Estado, aunque influye notoriamente en él. En otro tiempo se hablaba de la Iglesia, hoy en día muy poco relevante en Occidente y en el mundo cristiano, la verdad sea dicha. Sí que son poderes fácticos, sin embargo, la Banca, es decir, los capitalistas, o sea el dinero, y la Prensa, es decir, los medios de manipulación y creación de la opinión pública,  al servicio del Estado, que le inyecta capital, y del propio capital que los subvenciona.

Podemos referirnos a los conjurados como la “élite globalista”, los defensores de la globalización, que persiguen la gobernanza mundial y la economía de mercado, que se oculta bajo la denominación de origen del concepto  Deep State o Estado Profundo.

Esta élite globalista ha impuesto una dictadura tecno-sanitaria, es decir, tecnológica, que nos obliga a utilizar la tecnología que nos avasalla utilizándonos a sus usuarios (internet, teléfonos móviles, correo electrónico, geolocalización, etc.) y, al mismo tiempo, sanitaria so pretexto de lucha contra el virus.


Decir, como denuncian algunos, que vivimos bajo una dictadura exclusivamente sanitaria es poco decir, porque la dictadura democrática que padecemos tiene un doble aspecto: tecnológico y sanitario. En el aspecto tecnológico está promovida por las GAFA, acrónimo que engloba a los cuatro modernos gigantes del Apocalipsis, si no son cinco ya: -Google, Aple, Facebook, Amazon y Microsoft-. Y en cuanto al aspecto sanitario, dictadura fomentada por la OMS, incluyendo también a la ONU, con su agenda 2030.

¿No resulta curioso cómo las medidas implementadas por el Gobierno, en esa guerra sin cuartel y parece que abocada al fracaso que han declarado las Autoridades Sanitarias al virus, considerado el enemigo público número uno, no llegan a controlar la epidemia, que comenzó con la solemne declaración de la OMS del 11 de marzo de 2020 de que era una pandemia, pero sí a la población, a la que se obliga a pasar por el aro de la mascarilla obligatoria, la distancia social, el toque de queda, el confinamiento perimetral y demás medidas irracionales? ¿Es coincidencia que acaben controlando a la gente y no al virus o acaso lo que pretendían era controlar precisamente a la gente para asegurar el imperio tecnoprofiláctico de su gobernanza? En este sentido, también puede decirse que el objetivo de la vacunación general que se persigue no es sanitario, sino de control de la población.

Resulta ingenuo a estas alturas creer que los laboratorios farmacéuticos luchan en pro de la salud, cuando lo que pretenden como empresas capitalistas que son y no Hermanitas de la Caridad es el beneficio económico. Un paciente curado es un cliente perdido. Sería una ingenuidad igualmente creer que los fabricantes de armas luchan por la paz sobre la Tierra pretendiendo acabar con las guerras.

Hay una epidemia o, mejor dicho, pandemia ya porque se cierne sobre el conjunto de toda la población,  peor que el virus SARSCOV-2 que hace que nos pongamos mascarilla para besarnos en la boca: el miedo a la muerte, que se traduce en el miedo a contraer el susodicho virus u otro cualquiera que se estile. Con eso juegan.

Nos amenazan ahora con una nueva ola, una tercera ola. Las autoridades sanitarias, llegadas a este punto, se lavan las manos como Poncio Pilatos, y dicen que si  hay una tercera ola la culpa o la responsabilidad, que es la versión laica de la pecaminosa culpa, será exclusivamente nuestra. Y, anticipándose, nos echan la culpa y responsabilizan a nosotros por nuestro previsible mal comportamiento durante las fiestas navideñas, como si la epidemia y sus muertes se debieran a nuestra irresponsable e insolidaria, pésima conducta.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Conspiración de la teoría vs. teoría de la conspiración: diuide et impera (II)

Si nos preguntamos a quién beneficia el crimen del populicidio nos tachan enseguida, debido a la criminalización del pensamiento a la que asistimos, de complotistas, conspiranoicos, negacionistas y de ver mitológicas quimeras donde no las hay.

El dogma de fe que no puede ponerse en duda ni muchísimo menos contradecirse es que actualmente, desde hace muchos meses, hay un virus persistente que se cierne sobre la especie humana, una amenaza extremadamente peligrosa que pone en peligro la supervivencia de todos y cada uno de nosotros. Dudar, simplemente dudar de que sea así es enseguida tachado de negacionista, lo que pone de relieve la necesidad afirmacionista a ultranza que hay detrás de defender la fe de su existencia.

 

Gracias al confinamiento domiciliario y a los medios de manipulación y creación de la opinión pública que hay en todos los hogares, televisión e internet básicamente, nos infundieron miedo. Cualquier cacharro tecnológico que sirva en lo superficial para nuestro entretenimiento sirve en lo profundo, además, para nuestra sumisión social y política, crítica que no se dirige sólo a la caja tonta de la tele, que ya es algo del pasado que no entretiene mucho a las nuevas generaciones, sino sobre todo a las redes sociales, y a las micropantallas que cumplen esa función que antaño desempeñaba la televisión.

Nos metieron el miedo en el cuerpo y el alma a través de todas las pantallas  diciéndonos que íbamos a morir todos, lo que es real, pero no es verdad, y situaron nuestra muerte en la tierra prometida y temida de un futuro inminente. Y nos ametrallaron con cifras y más cifras de contagiados, muertos, ingresados en los hospitales, en cuidados intensivos entre la vida y la muerte... 

Los medios, las medidas, que se ponen para luchar contra el espantajo del virus se presentan como “males menores”, justificados por la bondad del fin que se persigue, que es salvar vidas. Se está tomando como medios lo que en realidad son fines. Y, de paso, se está justificando el mal al calificarlo como “menor” en comparación con el mal mayor contra el que se pretende luchar, situado siempre en la tierra de nadie del futuro.

Ante la amenaza de muerte que se cierne sobre todos y cada uno de nosotros se busca información, y la información nos la sirven los medios de formación de masas. Al miedo que nos infunden se une la culpabilidad, la responsabilidad propia. Si no sigues las consignas sanitarias eres un propagador del mal. Cuando a uno le dicen que algo, generalmente malo, es por su bien, hay que preocuparse. El enemigo es invisible: cualquiera puede serlo. La fe crea desconfianza en los demás. 

 

Gracias al confinamiento domiciliario, se consigue, también, dividir a la población, recluirla a las burbujas domiciliarias de convivencia que llaman ahora. Es la vieja táctica despótica de todos los tiranos que en el mundo han sido: Diuide et impera: Divide y ordena y manda. Llevada hasta sus últimas consecuencias, esta táctica estratégica es capaz de disolver hasta los lazos familiares, separándonos de nuestros seres queridos, y disolviendo nuestros gestos de ternura hacia los demás, los besos, los abrazos, los apretones de manos, que sustituyen por ridículos codazos o sumisas reverencias orientales con la mano en el corazón, lo que nos lleva al aislamiento y al recurso desesperado a las TIC, Tecnologías de la Información y Comunicación: nuevas tecnologías, viejas servidumbres. 

Nos han inculcado mediante un concienzudo lavado de cerebro que debemos alejarnos de nuestros seres queridos por su propio bien, porque podríamos matarlos sin querer, siendo todos y cada uno, como nos han inculcado, asesinos en potencia, culpables todos por el pecado original de haber nacido.

Vivimos en un régimen democrático totalitario. El Estado, tanto en su fondo, el Estado Profundo, como en su forma, el Estado Superficial, vamos a llamarlo, se presenta así como el Padre misericordioso, benefactor y paternalista que vela por la salud y bienestar de sus hijos, mostrando su cara más amable, la terapéutica y altruista.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Conspiración de la teoría vs. teoría de la conspiración: populicidio (I)

Empiezo, defecto profesional, por la etimología de las palabras: teoría es vocablo griego de raigambre filosófica que significa en principio simplemente vista, visión, contemplación. Se trata de un sustantivo, theōriā, relacionado con el verbo theōreō, que significa “mirar, observar, contemplar, considerar” y con theōrema, lo que salta a la vista por lo evidente que es.

Muchas veces se opone la teoría a la práctica o praxis, pero es una contraposición engañosa porque la teoría no deja de ser una forma de práctica, y esta última no deja de verse e interpretarse bajo el prisma de una teoría.

Según el diccionario de la Academia teoría es en su primera acepción Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación, y en segunda y tercera: Serie de las leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos; e Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella

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Conspiración, por su parte, es la acción de conspirare, que propiamente significa “respirar conjuntamente” y por lo tanto “concordar, estar de acuerdo o ponerse de acuerdo”. Sorprende la definición de la Academia que dice así: Dicho de varias personas: Unirse contra su superior o soberano. Y también además: Dicho de varias personas: Unirse contra un particular para hacerle daño.

No recoge nuestro venerable diccionario una tercera posibilidad que sería quizá la que más nos interesaría aquí y ahora, y que no deja de ser una variante de la primera en el sentido de que el soberano, en un régimen democrático como la mayoría de los actuales, no puede ser otro más que el pueblo mismo como revela la expresión “soberanía popular”: Dicho de varias personas: Unirse contra el pueblo.

En las tres definiciones se subraya el elemento de unión de varias personas que establece el prefijo con-, que respirarían al unísono en pos de un mismo objetivo: en el primer caso derrocar al tirano -el superior o soberano, según la Academia; en el segundo, hacer daño a un particular; y en el último, que propongo, confabularían contra el pueblo con la intención de gobernarlo so pena de administrarle la muerte ante la mínima resistencia u oposición, cometiendo lo que podríamos llamar un populicidio  adoptando el término francés populicide, acuñado por Gracchus Babeuf en 1795 para calificar la matanza de miles de campesinos de La Vendée. 

El término genocidio del griego γένος génos 'estirpe' y latín -cidio 'matanza' como "exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnica, religión, política o nacionalidad" fue acuñado mucho después en el siglo XX para referirse básicamente al holocausto judío llevado a cabo por el régimen nazi.

 



El término populicidio, a imagen y semejanza de homicidio y uxoricidio, está compuesto por la palabra latina "populus", que significa, y es el origen de, pueblo, y el sufijo "-cidio", que quiere decir matanza, sacrificio, inmolación. El populicidio es, pues, en definitiva, la matanza del pueblo. ¿Cómo se produce esta muerte? ¿Quién o qué lleva a cabo dicha matanza? El propio pueblo, en cierto modo, en cuanto se identifica con el Estado y se somete a él,  comete suicidio, y perpetra un crimen que resulta más sangriento cuanto más abstracto. Según las certeras palabras de Friedrich Nietzsche: Estado se llama al más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo, el Estado, soy el pueblo”. El pueblo muere cuando cree, como aquel monarca francés: "Yo, el pueblo, soy el Estado". Y lo que aquí se dice para el pueblo, sirve también para cada quisque: en cuanto uno se identifica con el Estado, está matando lo que tenía de pueblo, y cometiendo, por lo tanto, un populicidio.  

Ahora bien, volviendo a la conspiración, vemos que quien denuncia una conspiración, complot o intriga de los que ostentan el poder, sobre todo el poder invisible o fáctico que se ejerce en la sombra o entre bastidores moviendo los hilos, contra la población, ciudadanía o, mejor aún, contra el pueblo, es tachado en seguida de “conspiracionista”. ¿Qué hay detrás de este término descalificativo aún no recogido en nuestro diccionario académico pero ampliamente utilizado por la prensa y los políticos? 

No hay que confundirlo con conspirador, que sería el que realiza la conspiración. Conspiracionista es el que cree que  hay una conspiración y la denuncia. Hasta aquí de acuerdo. Pero el término no especifica si esa conspiración denunciada por el conspiracionista es verdadera o falsa. Si es verdadera, el que la denuncia es un investigador, alguien que trata de entender lo que pasa, alguien que, sencillamente, se pone a pensar y descubre algo que pasa inadvertido a los demás, alguien que se resiste a aceptar la realidad que nos presentan; si es falsa, es un paranoico. El paranoico, como se sabe, es el que se siente perseguido y por lo tanto conspira contra sus perseguidores. 

 

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Por eso se ha creado el término conspiranoico: como compuesto de conspiracionista y de paranoico para dar a entender que todo el que denuncia una conspiración es un paranoico, en definitiva un loco chiflado, porque todas las conspiraciones serían falsas. Se trata de ocultar de este modo la conspiración realmente existente, haciendo ver que quien la denuncia está viendo una conjura donde no la hay, una conspiración falsa. En la misma palabra tenemos lo uno y su contrario: afirmamos la existencia de una conspiración, porque alguien da cuenta de ella, y su contrario a la vez, que esa conspiración no existe, es falsa, no es real, sino imaginaria, una fake new, contra la lógica del principio de no contradicción: alguien ve lo que no ve, y, por lo tanto, tiene visiones, en el peor sentido de la palabra: alucinaciones.

El término “conspiranoico”, aplicado a personas y a teorías, no deja de ser un calificativo despectivo, un descalificativo que criminaliza la teoría de la conspiración. ¿Por qué se desprecia dicha teoría considerándola falsa? Para que no se descubran los crímenes que oculta. Es un ejemplo de la corrupción o perversión del lenguaje. Lo criminal es la denuncia de la conspiración, no la propia conspiración, que ni siquiera se considera que pueda haberla, con el fin de que pase así desapercibida.