jueves, 6 de marzo de 2025

Pareceres LXIX

336.- No hay guerra sin dinero. Antes del inicio de la guerra del Peloponeso entre las dos potencias rivales del mundo helénico antiguo que eran Esparta y Atenas, el rey lacedemonio Arquidamo hacía la siguiente consideración: “la guerra (…) no es tanto cuestión de armas como de dinero, gracias al cual las armas son útiles”. En Atenas, Periclés, por su parte, les decía a los atenienses algo parecido: “son las reservas monetarias, (...), las que sostienen las guerras”. En otro discurso, el ateniense les recordaba a sus compatriotas que las guerras se ganan no solo con estrategia y valor, sino sobre todo con abundancia de dinero, que es lo que las sostiene, como por otra parte es también lo que sostiene a los Estados que las emprenden. Hace más de dos mil cuatrocientos años que Tucídides, el historiador, escribió su Historia de la Guerra del Peloponeso, y recogió las palabras de aquellos oradores que, pese al paso del tiempo, siguen manteniendo su vigencia, porque, como cantó el poeta, hoy es siempre todavía. Viniendo a lo de hoy, que no deja de ser lo mismo que lo de ayer, el tío Sam democráticamente electo viene a decirnos que si Europa quiere más guerra, o más Defensa, con mayúscula honorífica e hipócrita, que se la pague de su bolsillo, que el tío de América no va a financiársela. Si queremos enviar soldaditos valientes ('tropas de paz') al frente de Ucrania, podemos empezar por mandar a nuestros propios hijos (e hijas, no vamos a excluirlas ahora que se impone la inclusión para lo bueno y lo peor). 
 
 
337.- Resiliencia: ¿Por qué será que la palabra que más se escucha de un tiempo a esta parte es  «resiliencia»?  Quieren convencernos de que es la virtud suprema, una versión secular de la denominada antaño “resignación”, que se adjetivaba, para más inri, como “cristiana”. Se ha convertido así en la coartada perfecta de un sistema económico y social que descarga sus responsabilidades en sus súbditos. Ella, la resiliencia, que se originó como un concepto científico que describe la capacidad de un material para absorber impactos sin romperse, y que se aplicó a la psicología, para indicar la capacidad de afrontar y superar un acontecimiento traumático, se ha convertido en un imperativo moral que culpa a quienes no se «recuperan» lo bastante rápido de las dificultades. La resiliencia es lo mismo que la filosofía en su modalidad más estoica, que es otro disfraz de la vieja resignación: Hay que tomarse las cosas con resignación, con filosofía, y ahora, con resiliencia. Ya no es una cualidad personal, sino un imperativo moral.  Si no puedes sobrevivir en un sistema económico depredador como este, el problema lo tienes tú, que no sabes adaptarte al medio camaleónicamente. Gracias al mantra de la resiliencia, los que mandan, que son los más mandados, se ganan nuestra sumisión.
 
 
338: Las dos tragedias: En “El abanico de Lady Windermere” (1892), obra dramática de Óscar Guail, el señor Dumby, le preguntaba a Lord Darlington si el amor que sentía por Lady Windermere, la protagonista del drama, había sido recíproco, a lo que este le respondía que no, que ella nunca lo había querido. Es entonces cuando Dumby le dice al lord: “Le felicito, mi querido amigo. En este mundo solo hay dos tragedias: Una es no conseguir lo que uno quiere, y la otra es conseguirlo. ¡La última es con mucho la peor, la última es una auténtica tragedia! Viene a dar este personaje secundario voz al sentido común que nos advierte de que la realización de los deseos y sueños que uno anhela que se cumplan es un éxito al mismo tiempo que un auténtico fracaso, porque la esencia de los sueños y los deseos no es su realización, que los convierte en trofeos, sino su pervivencia. Este aforismo, puesto en boca de un personaje secundario, no es una ocurrencia cualquiera, sino algo que puede razonar cualquiera que se ponga a pensar un poco y a soltarlo: una vez que he logrado lo que quería, ¿cómo sé que era eso, que ya he dejado de quererlo porque lo poseo, y no otra cosa lo que quería?
 

 
339.- Res ipsa loquitur. Es un latinajo jurídico, tomado al parecer de Cicerón, que significa “la cosa habla por sí misma”. El típico ejemplo suele ser el bisturí abandonado en el cuerpo de un paciente operado, que revela una negligencia médica. La cosa, en este caso, el bisturí está diciéndonos que él no tenía que estar depositado donde se halla... Pero al margen del uso jurídico, el latinajo puede decirnos algo más de lo que parece: Sugiere que no solo los seres vivos, humanos o no humanos, hablamos sino también las cosas del reino inerte. Las cosas nos hablan por sí solas y nos dicen, valga la redundancia, cosas, es decir, palabras que configuran la realidad, ese conglomerado que no se sostiene sin el lenguaje. Las cosas son los hechos y estos hablan por sí mismos. Ya nos advirtió el poeta Virgilio que las cosas albergan en su corazón lágrimas: sunt lacrimae rerum: lágrimas hay de las cosas. El poeta trata a las cosas como si fuesen personas porque ellas, como los hombres también lloran: las cosas ahora mismo están llorando porque, igual que nosotros, no quieren ser lo que son.  
 

 340.- El Estado y Dios. En Dios y el Estado (1882), Mijail Bakunin equipara a Dios y al Estado en la medida en que ambos representan, según su perspectiva, fuentes de autoridad opresiva del ser supremo que niega la libertad humana. Bakunin, como anarquista, rechaza toda forma de poder absoluto, ya sea divino o político, argumentando que la existencia de un Dios implica la sumisión del ser humano y que el Estado es una institución que perpetúa esa misma lógica de dominación. En este sentido, tanto Dios como el Estado son vistos como dos caras de la misma moneda. Hoy, un siglo y medio después de publicado ese libro, podríamos afirmar que el Estado es la moderna epifanía de Dios, dado que en una época teóricamente atea como la nuestra, viene a ser la reencarnación secular del viejo patriarca del Sinaí.  La religión ha servido históricamente para justificar la obediencia y la sumisión, pero, a medida que el pensamiento racional y científico ha ido avanzando, el Estado laico ha venido a asumir ese papel, convirtiéndose en el nuevo ídolo que exige lealtad incondicional so capa de brindarnos protección a todos sus hijos como un padre bondadoso. Por eso escribió: "Si Dios existiese, sólo habría para él un único medio de servir a la libertad humana: sería el de cesar de existir". En cuanto al Estado, señala: "El Estado es la negación de la humanidad. Es la negación de la libertad. El Estado no puede ser otra cosa que el sacrificio del principio de la libertad en beneficio de la autoridad". En su visión, la secularización no ha eliminado la dominación, sino que ha transferido su justificación desde lo religioso hacia lo político que, por otra parte, no puede separarse de lo económico bajo el paraguas protector del Estado del Bienestar. 
 
 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Ochocientos mil millones de euros.

Hace un par de años le preguntaban a la rubicunda matriarca teutona y Presidenta de la Comisión Europea que ahora propone, aquejada de furor militaris, movilizar cerca de ochocientos mil millones de euros para la defensa común, si enviaría a sus hijos a la guerra, y esto es lo que respondía:

 -Pregunta: ¿Enviaría usted a sus propios hijos a una misión militar en el extranjero?  

-Respuesta: Si mis propios hijos quisieran ingresar en el Ejército, y si fuera necesaria una misión militar en el extranjero, entonces tendrían que ir. Y yo temblaría y me preocuparía tanto como cualquier otra madre.

(Respuesta diplomática donde las haya. Pone dos condiciones: en primer lugar que sus hijos quisieran formar parte voluntariamente del ejército alemán, y en segundo lugar que fuera necesaria la participación del ejército en una misión exterior, es decir, llamemos a las cosas por su nombre, en una guerra. Si así fuera, tendrían que ir, tanto ellos, los dos varones,  como ellas, las cinco féminas, sin ninguna discriminación sexual puesto que la milicia ya no es solo 'cosa de hombres' sino que se ha generalizado profesionalmente a ambos sexos. Esto último no lo dice ella, pero se sobreentiende: la mili, en muchos países europeos, ya no es obligatoria, sino voluntaria, y el ejército es una profesión más. Pero destaca finalmente este gesto de humanidad maternal de la matriarca que no dudaría en enviar al frente a sus criaturas, presentándose a sí misma “como cualquier otra madre”, temblando y preocupada por sus vidas.

-Pregunta: ¿Alguno de sus hijos está en el Ejército?

-Respuesta (sonriendo porque ese no es su problema): No.

 

A lo cual el presentador del programa de la NDR comenta sarcástico:

-No, no son estúpidos. Afortunadamente, no.

Esta matriarca, abnegada madre de familia numerosa como las de antaño de siete hijos, cinco hembras y dos varones, no tiene a ninguno de sus vástagos en la Bundeswehr o Defensa Federal, que es el eufemismo alemán para denominar al Ejército, por lo que no le atañe ese problema personal, por eso sonríe; no es su problema. Sus hijos no pertenecen a las fuerzas armadas ni van a tener que ir a luchar a la estepa rusa contra el malvado zar y sus mesnadas. 

Pero ella, a fecha de hoy,  insiste en que conseguir una paz duradera “solo puede construirse sobre la fuerza”, se sobreentiende 'armada', y por eso se propone el rearme del engendro de la Unión Europea.  Lo mismo que hizo hace cinco años con las diez dosis vacunales que compró a los laboratorios para cada europeo disparando entonces el gasto sanitario para salvar vidas que no estaban en grave peligro. 

Hoy vuelve a dispararse el gasto, porque se trata de movilizar el dinero para que no se estanque, en pistolas que no hacen ninguna falta para asegurar un futuro que es inseguro por definición. Pero ella, erre que erre, pontifica: "Vivimos tiempos peligrosos, la seguridad europea está muy amenazada". Pero son sus palabras mismas las que están creando la amenaza que describe.

martes, 4 de marzo de 2025

Menudencias

 Goliárdicas:

Mentiría, no hay tutía*, si te digo la verdad: quieta, rueda la moneda falsa: la realidad.

*Tutía: aunque a veces se escriba separado, es una sola palabra, variante de atutía, voz del árabe hispánico que designaba un ungüento medicinal, por lo que significa 'remedio'.

Nunca ha habido ni existido civilización brutal más funesta y cruel que esta nuestra propia occidental.

¿Qué es la vida? Una herida que no deja de sangrar. ¿Qué es el arte?  Congelarte y de hipotermia palmar.

Mil artistas a ojos vistas y obras de arte a tutiplén. Los museos,  mausoleos, y a las musas, que les den.

Muerto el arte, por su parte, hay artistas por doquier, cuya firma los confirma y les da razón de ser. 

Baja, corre, / de tu torre, / poetastro, de marfil; / donde vives, /supervives, / puesto siempre de perfil.

Viñeta modificada: En la original de Caín figuraba una bandera de Ucrania, como podía figurar, en honor de la verdad, además de esa, cualquier otra bandera, la rusa, por ejemplo. O, sin ir más lejos, la nuestra propiamente. O ninguna.
 
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Tancas:

¿Vida eterna? ¡No! No quiero tu eternidad. Rechazo tu oferta. Ten, Señor, piedad de mí, déjame vivir sin más.

¿Quién es el puto amo? ¿El primer ministro? No. El regente es un mandao. Donde manda el capital ya no hay Dios que valga más.

Conmemora el Régimen la muerte del Dictador. ¡Cuánta risa da! Medio siglo en libertad dicen que hay que celebrar.

Dicen que es mejor prevenir que lamentar, pero no es verdad. El remedio suele ser peor que la enfermedad. 

La realidad, que es lo que es, no puede ser, por definición: es imposible por ser acto sin potencia ya. 

Un quimono azul, y el ensueño japonés de un sorbo de té y una geisha en el país donde no se pone el sol. 

Tómate un café y una copa de licor, suéltate a hablar: si te pones a aflojar, sale sola la verdad.

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Chascarros:

Nos llevan, para asegurar, nos dicen, el futuro ideal al rearme y a la guerra, alimentando el miedo y dando pábulo así a los traficantes de armas, que se frotan sus ensangrentadas manos.


 ¡Socorro, que viene la ultraderecha, rancia, extrema, / casposa! Dice nuestro gobierno sedicente / progresista, que justifica su existencia dando / por supuesto que es lo contrario él de lo que viene

*Figurante: Personaje que aparece en un reality show representación teatral, película o serie de televisión con presencia singularizada, pero sin frase ni acción dramática precisa que pueda modificar la realidad.

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lunes, 3 de marzo de 2025

Byung-Chul Hania

Pronostica Byung-Chul Han en su libro “La expulsión de lo distinto” (Barcelona, Herder, 2017) que en el futuro habrá una profesión que consistirá en la escucha y un profesional que se llamará oyente, al que pagaremos por tener la paciencia de escucharnos. Si se cumple esta profecía, vendrá el llamémoslo listener con flagrante anglicismo a suplir la figura trasnochada del psicoanalista laico y del confesor católico, ahora que ha desaparecido la confesión individual en la intimidad del confesonario donde se establecía, bajo el llamado secreto de confesión, una secreta complicidad tras el examen de conciencia y el acto de contrición entre el sacerdote y el penitente arrodillado ante él, sustituida en muchas parroquias por la moderna y aséptica confesión colectiva ante la impersonalidad de Dios, que es el Ser Supremo. 


Vendrá el listener también a sustituir al paciente amigo que escuchaba nuestros problemas y servía de paño de lágrimas y consuelo a nuestras penas en torno a un café o a una copa, ahora que ya no hay amigos de verdad, y sí, sin embargo, numerosos followers y no pocos contactos virtuales en nuestra agenda digital, donde acumulamos soledades a lo largo de nuestra timeline, sin experimentar nunca el vértigo del encuentro con alguien distinto, con el otro, y no con un clon o trasunto de nosotros mismos desesperados por distinguirnos en algo de los demás.

En una de sus Cartas a Milena, escribía Kafka, citado por Byung-Chul Han, sobre lo absurdo que le parecían las relaciones por correspondencia, lo que podría muy bien aplicarse a nuestras conexiones y contactos numéricos hodiernos. Decía: “¿A quién se le habrá ocurrido pensar que la gente podía relacionarse por correspondencia? […] Los besos escritos no llegan a su destino, sino que los espectros se los beben por el camino”. (F. Kafka, Cartas a Milena, Madrid, Alianza, 2016, p. 333).

El signo patológico de nuestro tiempo no es la represión sino la depresión como consecuencia de nuestra autorrealización, obligados como nos vemos a aportar un rendimiento extraordinario de nosotros mismos que nos deprime: heautontimorúmenos: verdugos que se autoinfligen martirio y se convierten en sus propias víctimas. Nos obligamos a ser auténticos, es decir, iguales a nosotros mismos, autores y creadores del fetiche de nuestra propia identidad personal, falsa pero real, fieles a ella.

Narcisistas como somos no podemos amar al otro, ni tampoco a nosotros mismos, cosa que no es tan mala, sino el autorretrato que proyectamos de nosotros mismos, nuestra propia imagen o caricatura, que está en constante fabricación.

Somos incapaces de escuchar a nadie que no seamos nosotros mismos, porque vivimos encerrados bajo arresto domiciliario, como la tortuga en su caparazón, o el caracol en su concha, donde no pueden irrumpir los demás. La micropantalla no nos deja ver, nos obnubila, impide la mirada y nos ciega. Los auriculares nos ensordecen.

De la Red obtenemos información sin que sea necesario que salgamos al espacio público a buscarla, ya que es ella la que entra en nuestra vida privada impunemente a buscarnos a nosotros y a preocuparnos, pero esa intercomunicación digital que nos conecta con los demás, paradójicamente, nos aísla. La Red es una caja de resonancia de nuestra voz, como la botija vacía de Ferlosio donde retumban nuestros propios pedos. Es verdad que destruye la distancia que nos separa de los otros, pero eso no significa que surja el calor humano, que no surge, de la cercanía personal.

Además, los medios sociales proporcionan exclusivamente información, pero no fomentan la discusión y crítica de las ideas, sino sólo la autopromoción del informante, que hace publicidad de sí mismo y su marca registrada: EGO trade mark.

La verdad es que oímos muchas cosas, hay mucho ruido ensordecedor, pero pocas nueces: no nos detenemos a escuchar las voces y no nos paramos a distinguirlas, como decía Machado, de los ecos. Hemos perdido la capacidad de escuchar a los demás. Hoy cada cual convive con sus penas, con sus miedos, con sus sufrimientos, porque, y esto es lo más importante, el dolor se ha privatizado, se ha individualizado, se ha personalizado, impidiendo de este modo su politización, es decir, la transposición del ámbito privado al espacio público. El sufrimiento humano ya no es un problema sociológico, sino psicológico; ya no es político, sino individual y personal.

domingo, 2 de marzo de 2025

¿Cómo suena Chéspir?

Güilian Chéspir es un gran poeta, y eso, que lo saben muy bien los ingleses y lo reconoce todo el mundo, corremos el peligro de olvidarlo nosotros si no lo leemos en inglés y sí en traducciones castellanas en prosa, porque es como si sólo nos llegara de esa forma el contenido,  la letra, diríamos, de la canción,  y nos olvidáramos del ritmo y de la música, que es esencial a la poesía.


Como poeta, utiliza el verso decasílabo yámbico, el iambic pentameter, el verso preferido de la poesía inglesa, que por su final agudo se convierte en hendecasílabo yámbico castellano, ya que se cuenta una sílaba más en el cómputo. El ritmo yámbico es el del tictac del reloj: tiempo no marcado seguido de marcado: tic-tác, tic-tác... Un ejemplo de Chéspir, tomado del poema El rapto de Lucrecia, puede ser:
“against the golden splendour of the sun”

que se deja traducir muy bien, imitando el metro y su ritmo, literalmente así:
“contra el dorado resplandor del sol”

Pero hay que tener en cuenta que el cómputo silábico medio de las palabras españolas es bastante más largo que el de las inglesas, por lo general monosilábicas o bisilábicas, por lo que sería prácticamente imposible hacer una versión fiel del inglés de Chéspir, en verso hendecasílabo castellano. Ha sido posible en el ejemplo de arriba, pero es la excepción, digamos, que confirma la regla.

Para solventar esta dificultad, los traductores que quieren conservar el verso -metro y ritmo- en su traducción y no quieren recurrir a la socorrida prosa para hacer una versión de un poeta, ni al verso blanco, que carece del colorido que le da la rima, ni al llamado “verso libre”, que es prosa disimulada en renglones truncados, tienen que ingeniárselas recurriendo a un tipo de verso más largo. 
 
Algunos han echado mano del alejandrino o verso de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios de siete cada uno, que no es un mal recurso. Otros han optado por otra vía. Agustín García Calvo, que recibió el premio nacional de traducción por el conjunto de su obra en el año 2006,  por ejemplo,  tradujo los Sonetos de Shakespeare y se decantó por el trisdecasílabo yámbico, un verso de trece sílabas, tres más que el que usa Chéspir, que conserva el ritmo yámbico del original, y que permite traducir el inglés y guardar la rima. 

Si tomamos una estrofa de La violación de Lucrecia, una Rima Real (Royal Rhyme), que antes del cisne de Avon cultivó Geoffrey Chaucer (1340-1400) y que por ello se conoce también como estrofa chauceriana, que consta de siete decasílabos yámbicos con rima consonante, distribuidos generalmente ABABBCC, se nota en seguida que para traducir la letra, el contenido, necesitamos un verso un poco más largo, que nos permita asimismo conservar la rima y el ritmo yámbico:

“My honour I´ll bequeath unto the knife
That wounds my body so dishonoured.
‘Tis honour to deprive dishonoured life;
The one will live, the other being dead.
So of shame’s ashes shall my fame be bred;
For in my death I murder shameful scorn.
My shame so dead, mine honour is new born”.

 Esta podría ser una versión rítmica de la estrofa de arriba:

"Mi honor lo legaré al puñal, que a mí la herida
Del cuerpo tan envilecido deje abierta;
Honra es privarse de una deshonrada vida;
El uno vivirá, yaciendo la otra muerta.
Se hará de ascuas de infamia así mi fama cierta;
Pues con mi muerte mato la inmoral deshonra,
Muriendo así mi deshonor, renace mi honra."


sábado, 1 de marzo de 2025

La desgracia de ser uno... lo que sea

“La desgracia de ser griego” es el título de un librillo que lo dice todo sobre la temática que aborda. Su autor es el escritor griego contemporáneo Nicos Dimu (mejor que la transcripción Nikos Dimou de la portada), y ha sido traducido con gran éxito al castellano, francés, inglés, alemán, italiano, chino y búlgaro. El libro se compone de 196 aforismos o máximas breves como los trinos de los pájaros, a modo de modernos tuits, que se leen en poco tiempo pero que nos hacen cavilar mucho más de lo que podría parecer a primera vista. Fue publicado en 1975, traducido en 2012 al castellano por Vicente Fernández González y publicado por Anagrama; escrito hace cincuenta años, está sin embargo de plena actualidad por aquello, tal vez, de Machado de que "hoy es siempre todavía". 

A Nicos Dimu le duele Grecia, y reflexiona sobre las causas de ese dolor. He aquí algunos de sus pensamientos: 

Si el ser humano, en cuanto humano, lleva dentro de sí la desgracia, ciertas categorías de seres humanos tienen mayor propensión a ella. E incluso ciertas naciones. Entre ellas, sin duda alguna, los griegos. Los griegos de hoy... Es decir que si ser humano implica ya la certeza de cierta cantidad de desgracia, ser griego augura una cuota mayor. 

Los griegos siguen considerando a su Estado un vilayato otomano. Tienen razón. 

Un mito: “El cuello del griego no soporta yugo”. Busco y busco otro pueblo cuyo cuello haya soportado tantos yugos como el nuestro. 

Se plantean a menudo estos aforismos el problema de la identidad nacional griega, y descubren en esta búsqueda la contradicción esencial: Los griegos siempre buscarán su patria en otras patrias; y las otras patrias en la suya. ¿Encontrará alguna vez esta gente su rostro? O acaso sea la contradicción su verdadero rostro. 

Se agradece por otra parte algún aforismo de alcance más general como el siguiente: El peor capitalismo no es el personal (paternalista, familiar), sino el impersonal. 

Reflexiona finalmente el autor en el epílogo de su libro sobre las contradicciones que minan la identidad nacional de los griegos, que los vuelve inseguros e inestables. Y escribe: Están escindidos entre su glorioso pasado y su precario presente, entre su mentalidad oriental y su aspiración europea, desgarrados entre las fuerzas de la tradición (como la Iglesia ortodoxa) y la modernidad. Su destino no es un destino fácil. 

 

Aunque habla de Grecia, lo que dice no trata sólo de Grecia, es perfectamente exportable y extrapolable al resto del universo mundo, y cómo no, también al rabo de toro de Europa que es esta España nuestra. Los aforismos -agudos como dardos- «Dondequiera que vaya, Grecia me duele», que es un verso de Seferis, o «Todos cuantos amaron esta tierra murieron jóvenes, suicidas o locos. Grecia es una amante cruel», podría haberlos suscrito, cambiando sólo un topónimo, nuestro don Miguel de Unamuno, al que le dolía -y mucho- España.

viernes, 28 de febrero de 2025

Poder de vida y muerte (y II)

"Necropolítica" de Achille Mbembe es un ensayo publicado originalmente en francés en 2006, traducción española en 2011, en el que el autor acuña el término y desarrolla el concepto de necropolítica y la hipótesis de que la expresión última de la soberanía reside ampliamente en el poder y la capacidad de decidir quién puede vivir y quién debe morir. 
 
Según Foucault, el Estado nazi habría sido el ejemplo más logrado de Estado que ejerce su derecho a matar, que ha gestionado, protegido y cultivado la vida de forma coextensiva con el derecho soberano de matar. Por una extrapolación biológica del tema del enemigo político, al organizar la guerra contra sus adversarios y exponer también a sus propios ciudadanos a la guerra, el Estado nazi se conceptúa como aquel que abrió la vía a una tremenda consolidación del derecho de matar, que culminó en el proyecto de la «solución final». 
 
De esta forma, se convirtió en el arquetipo de una formación de poder que combinaba las características del Estado racista, el Estado mortífero y el el Estado suicida. 
 

La vida del esclavo es en ciertos aspectos, dice Mbembe, una forma de muerte-en-la-vida. Este poder sobre la vida ajena toma la forma de comercio: la humanidad de una persona se disuelve hasta tal punto que se hace posible afirmar que la vida de un esclavo es propiedad de su amo. Dado que la vida del esclavo es una “cosa” poseída por otra persona, la existencia del esclavo es la sombra personificada.
 
En el derecho de guerra una de las funciones del Estado es matar o acordar la paz. Ningún Estado puede pretender ejercer este derecho fuera de sus fronteras, por lo que ninguno reconoce una autoridad superior a él dentro de sus fronteras. La identidad nacional se concibe como identidad contra el Otro, contra otras deidades. 
 
La Muerte liderando al ejército de los muertos, Gustave Doré (1789)
 
En la figura del mártir que se inmola matando al enemigo, homicidio y suicidio se llevan a cabo en una misma y única acción. En la lógica del mártir la voluntad de morir se funde con la de llevarse al enemigo por delante, eliminando toda posibilidad de vida. En el kamikaze el sacrificio consiste en la espectacular ejecución de sí mismo, convirtiéndose en su propia víctima. 
 
En la actualidad, escribía Nbembe en 2006, «la forma más redonda del necropoder es la ocupación colonial de Palestina. En la guerra Israel-Palestina: Los elementos determinantes en estas técnicas para dejar fuera de combate al enemigo son: utilizar el bulldozer, destruir casas y ciudades, arrancar los olivos, acribillar las cisternas a tiros, bombardear e interferir en las comunicaciones electrónicas, destrozar las carreteras, destruir los transformadores eléctricos, asolar las pistas de aeropuertos, dejar inutilizables las emisoras de televisión y radio, destruir los ordenadores, saquear los símbolos culturales y político-burocráticos del proto-Estado palestino, saquear el equipo médico. En otras palabras llevar a cabo una guerra de infraestructuras. Mientras el helicóptero de combate Apache es utilizado para patrullar los aires y matar desde el cielo, el bulldozer blindado (Caterpillar D-9) se utiliza en tierra como arma de guerra e intimidación. Estas dos armas establecen la superioridad de los instrumentos high-tech de la era contemporánea». 

Gaza arrasada

Casi veinte años después, hemos asistido a una superación del horror que describe Mbembe con la práctica destrucción de la franja de Gaza a manos del ejército sionista israelí, que ahora se quiere reconstruir desplazando a los supervivientes. 

En Genealogía del racismo (1996), Michel Foucault se preguntaba «¿cómo es posible que un poder político mate, reivindique la muerte, exija la muerte, haga matar, dé orden de matar, exponga a la muerte no solo a sus enemigos, sino a sus ciudadanos?». Casi 30 años más tarde, la interrogante sigue siendo terriblemente pertinente. Mbembe argumenta que en el mundo contemporáneo el poder soberano ya no se limita solo a gobernar la vida (biopolítica, en términos de Foucault), sino que se ejerce también a través de la muerte, el abandono y la violencia extrema. Los Estados, las fuerzas coloniales y los sistemas neoliberales crean "zonas de muerte" donde ciertas poblaciones son desechables. 
 
Mbembe explica que la necropolítica tiene sus raíces en la dominación colonial, donde ciertos grupos fueron tratados como "subhumanos" y condenados a la muerte social y física. En conflictos modernos (Palestina, África, Guantánamo), la guerra no solo busca someter al enemigo, sino hacer inhabitable su existencia, lo que genera espacios de "muerte en vida". 
 
Pero no solo el Estado que declara la guerra a otro Estado y de rechazo a sus propios ciudadanos, sino también el Capital -no hace falta decir, como hace Mbembe "el capitalismo extremo"-  deja morir a ciertos sectores de la sociedad mediante la exclusión y la precarización. La necropolítica muestra cómo el poder se ejerce hoy en día a través del control de la muerte, más allá de los Estados-nación, mediante la imposición del capital globalizado que es el combustible del terrorismo, las crisis migratorias, las guerras perpetuas y la pobreza estructural. 

jueves, 27 de febrero de 2025

En la plaza Tahrir

 
Plaza Tahrir, El Cairo (2011)
 
En la plaza Tahrir, allá en El Cairo, ha triunfado
 la revolución. El pueblo egipcio ha logrado
 que huya el tirano, y el ejército se ha hecho cargo,
 acto seguido, de la situación, tomando
 las riendas del Estado y el timón, a fin
 de así poder garantizar la transición
 a un régimen político democrático,
 en el que todo cambiará de nombre y todo
 podrá seguir, al fin y al cabo, igual que siempre,
 lo que revela ya el fracaso estrepitoso
 al que se ve condenada la revolución,
 sofocada desde su nacimiento, fuego fatuo.
 
oOo
 
Friedrich Engels (1820-1895) en su obra Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1886) escribe:

"La revolución [...] en la práctica, es completamente distinta de lo que los revolucionarios soñaban; en esto consiste la ironía de la historia universal, que todo aquello que los hombres persiguen se realiza, pero de un modo distinto del que esperan, y en condiciones distintas de las que ellos habían previsto".

 

miércoles, 26 de febrero de 2025

Poder de vida y muerte (I)

El paterfamilias romano tenía una autoridad que le permitía decidir sobre la vida y la muerte de sus hijos. Es lo que se dio en llamar en las fuentes clásicas uitae necisque potestas (mejor que ius uitae ac necis, porque no era un derecho, ius, sino un poder o potestad).  El Estado moderno, ese Padre Nuestro que está en los Cielos, ha heredado esa potestad que tenía el cabeza de familia romano en la institución de la pena de muerte.
 
El historiador y filósofo camerunés Achille Mbembe (1957-...) ha acuñado el término 'necropolítica', como contraposición a la biopolítica de Foucault, y como expresión última de que la soberanía reside ampliamente en el poder y la capacidad de decidir quién puede vivir y quién debe morir. Para él, que define la soberanía como el derecho de matar, la política es un trabajo de muerte.  
 
La potestad del paterfamilias romano estaba en realidad muy restringida y prácticamente reservada, como veremos a razones de Estado, y fue restringiéndose aún más con el paso del tiempo, porque estaba mal visto y considerado de una crueldad insuperable si no había alguna poderosa razón que la avalara que un padre diera muerte a su propio hijo, como sucede con la pena de muerte en muchas modernas legislaciones, lo que no impide, sin embargo, que esta labor de administración de muerte (García Calvo) pueda llevarse a cabo de muchas otras formas y maneras. 
 
 
En el mundo romano, la crueldad de los padres, que le confería la patria potestad, cuando está atestiguada, es condenada sin paliativos. Esto explica la rareza de los casos en que se aplicó y la reprobación social. Que un padre mate a un hijo era algo sacrílego, salvo cuando el padre encarna al Estado, el imperium de la res publica
 
Uno de los pocos y más célebres ejemplos que conocemos es el de Tito Manlio Torcuato, cónsul en el 340 a. C., cuyo hijo, Manlio, desobedeció una orden estricta de su padre al entrar en combate individual con un enemigo y vencerlo. A pesar de la victoria, su acto era una desobediencia grave de la disciplina militar, por lo que Tito Manlio ordenó la ejecución de su propio hijo para dar un ejemplo de obediencia absoluta a las órdenes del general. Este episodio consolidó la idea del imperium y el sacrificio personal en favor de la República. 
 
Reproduzco a propósito el capítulo séptimo del libro octavo de la Historia de Roma desde su fundación de Tito Livio, en la traducción de José Antonio Villar Vidal que publicó Gredos en 1990: «Para que todos, padre, dijo, me reconozcan de verdad nacido de tu sangre, yo te traigo estos despojos ecuestres quitados a un enemigo al que di muerte después de ser desafiado». Al oír estas palabras el cónsul inmediatamente dio la espalda a su hijo e hizo tocar la trompeta para convocar la asamblea de soldados. Cuando éstos se reunieron en buen número, dijo: «Puesto que tú, Tito Manlio, sin respetar la autoridad consular ni la majestad paterna, contraviniendo nuestra orden expresa, luchaste fuera de las filas contra un enemigo y quebrantaste, en cuanto de ti dependió, la disciplina militar, sostén, hasta la fecha, del Estado romano, y me has puesto en el brete de tener que olvidarme del Estado o de mí y de los míos, sufriremos nosotros el castigo de nuestro delito en vez de que tenga que sufrir tan graves daños el Estado para pagar nuestras culpas; seremos un ejemplo triste pero saludable para la juventud en el futuro. 
 
El cónsul Tito Manlio Torcuato ordena la ejecución de su hijo, Ferdinand Bol (1661-1664)
 
A mí de verdad me conmueve, por un lado, el cariño innato hacia los hijos y, por otro, esa prueba de valor que has dado seducido por una vana apariencia de gloria; pero es necesario o bien sancionar con tu muerte la autoridad de los cónsules, o bien abolirla para siempre dejándote impune, y no creo que tú, la verdad, si hay en ti algo de mi sangre, te niegues a restablecer con tu castigo la disciplina militar degradada por tu culpa. Anda, lictor, átalo al poste». Quedaron todos sin aliento ante una orden tan cruel, y como si cada uno de ellos viera el hacha levantada sobre sí, se quedaron quietos más por miedo que por disciplina. Por eso se mantuvieron silenciosos e inmóviles como si el estupor hubiese anegado sus ánimos, y de repente, cuando al cortar la cabeza saltó la sangre, se alzaron gritos dando a las quejas tan libre curso que no se ahorraron lamentos ni imprecaciones, y el cuerpo del joven, cubierto con los despojos, fue quemado sobre una pira funeraria levantada fuera del vallado, con toda la aplicada atención que los soldados pueden poner en la celebración de un funeral, y las órdenes manlianas no sólo fueron horrendas entonces, sino que además constituyeron un duro ejemplo para el futuro».
 
Tras oír las palabras de su hijo, el cónsul le da la espalda -hemos de imaginarlo apesadumbrado como buen padre que era- y convoca a toque de trompeta a los soldados a asamblea. El cónsul le reprocha entonces públicamente a su hijo que no ha respetado la autoridad consular ni la majestad paterna, es decir, que ha quebrantado la disciplina militar, apostrofada como “sostén del Estado Romano”, por lo que el cónsul, que no deja de conmoverse y sentirse orgulloso en su fuero interno por el valor de su hijo, se ve obligado a dar “un ejemplo triste pero saludable para la juventud en el futuro” ordenando la ejecución sumaria de su hijo, cuya prueba de valor no deja de ser una muestra de que fue “seducido por una vana apariencia de gloria”. 
 
 
Espera el padre que el hijo acepte con su castigo la restitución de la disciplina militar que él ha degradado. Concluye el historiador afirmando que no obstante la atrocidad del castigo, la tropa se volvió más obediente a su general prestando más atención en el desempeño de sus labores. 
 
El Estado moderno, como buen padre que es, ha heredado esa patria potestad del romano paterfamilias que le confiere el poder de vida y muerte sobre todos y cada uno de sus súbditos.

martes, 25 de febrero de 2025

La Voz de su Putísimo Amo

El editorial de El Periódico Global(ista),  alias la Voz de su Putísimo Amo, del 22 de febrero se titulaba: “Una Defensa europea es posible”. No vamos a hablar del del día siguiente, que llevaba por título: El futuro de Ucrania es el de la UE, que afirmaba grandilocuentemente que "si se deja caer a Kiev ante Rusia, el autoritarismo reaccionario habrá ganado un pulso geopolítico contra Occidente que marcará el siglo XXI". Venía el primero acompañado de una fotografía que ilustra más de lo que parece a simple vista en la que se ve a un fabricante de obuses de 155 milímetros de precisión en una factoría alemana y por lo tanto europea. ¿Esos obuses, se supone, son para defendernos de los obuses enemigos?
 
 
Y llevaba el siguiente subtítulo retumbante a modo de resumen: Con audacia y ambición histórica, la UE tiene bases sólidas para alcanzar la autonomía militar que necesita para garantizar su futuro. De lo que se trataba era, claro está, de garantizar el futuro, ese bien inexistente que, sin embargo, existe y mucho en detrimento, como siempre, del presente, que es, si acaso, lo único que tenemos. Y de garantizarlo mediante nuestra autonomía militar. 
 
Equiparando Europa con el engendro político de la Unión Europea, escribía el editorialista autor del despropósito que la UE “es capaz de sacrificios propios, en ahorro energético o soportando una inflación desbocada, para mantener su apoyo al país violentado por Rusia”. Rusia, por lo que se ve, no es Europa ni siquiera en parte, y el país violentado por Rusia, que es Ucrania, no forma parte de la Unión Europea, pero para el autor del artículo: El sostenimiento de Ucrania y la construcción de una auténtica Defensa común europea son dos caras de una misma moneda. Muy acertada la comparación monetaria. Hay que construir una Defensa, la mayúscula no es mía, común para sostener a Ucrania. 
 
 
  
En los tres años que llevamos de guerra, el apoyo financiero -una expresión muy acertada que dice más de lo que parece- “a la resistencia ucrania -el Periódico Global(ista) está empeñado en utilizar el gentilicio “ucranio” en lugar de “ucraniano”, mucho más común- se acerca a los 50.000 millones de euros anuales en estos tres años de guerra: 132.000 millones en total, cifra superior a los 114.000 millones de EEUU, entre ayuda civil y militar”, si cabe hacer un distingo tan inepto hablando de una guerra donde se borra la diferencia entre lo uno y lo otro en favor de lo segundo. Por si esto fuera poco, hay que mantener este esfuerzo y aumentarlo, aunque el tío Sam de las Américas se desmarque ahora. 
 
El problema de la Defensa, con mayúscula, es que hay que aunar las 27 defensas minúsculas, dispersas y nacionales, para hacer Una, Grande y Libre,  aumentando el presupuesto común y el endeudamiento “mediante eurobonos” (?), y la inclusión de Reino Unido, Noruega o Suiza, que son aliados fidedignos, que ajenos al engendro político de la UE, “comparten la ansiedad de la UE ante un posible colapso de Ucrania”. 
 
La urgencia es doble, escribe el editorialista: paliar el abandono yanqui del tablero europeo y (literal): “evitar que el frente ucranio se desmorone”. El canguelo le entra a uno cuando lee en un periódico como ese el siguiente ardor guerrero que haría el deleite de nuestra ministra de la Guerra, que se rechupetearía los dedos de gustillo: En el corto plazo se necesitan más misiles tácticos, aviones de combate y satélites de doble uso, y centrar ese gasto en los mejores modelos para evitar la dispersión
 
 
Pero, claro está, reconoce el vocero del Periódico Global(ista), “el reto es mayúsculo y requiere de pedagogía”. Miedo me da este término por aquello de que el mejor y primer pedagogo que hubo fue Herodes, cuando estamos hablando de aumentar el gasto militar para financiar una guerra, sin perjudicar el gasto social y el Estado de bienestar que produce malestar, no porque quedaría bastante mermado, lo cual es grave, sino porque “incentivaría el caldo de cultivo de los movimientos ultras”. Finaliza el artículo con una frase misteriosa: “Ese es justamente el modo de vida que estamos defendiendo frente a los intentos de destruirlo”. 
 
Al poco de publicado este artículo pastoral de El Periódico Global(ista) nos enteramos de que nuestro invicto y resiliente Caudillo, democráticamente electo, no faltaba más, destina mil millones de euros de nuestras arcas públicas a la financiación de la guerra de Ucrania en concepto de "ayuda militar", prometiendo un apoyo sostenido al país en el tercer aniversario del inicio de la guerra a gran escala.