viernes, 28 de julio de 2023

La jodienda no tiene enmienda

    Ya hablamos del tema en su momento aquí mismo, y ahora volvemos sobre él porque no debemos olvidar. Ya va a hacer tres años que un esperpéntico experto virólogo italiano, Fabrizio Pregliasco, dio el campanazo aconsejando la abstinencia sexual o, en su defecto, la masturbación para evitar el virus contagioso con el que nos acojonaban, como publicaba el diario  Il Tempo
 

    La opinión del experto: "Coronavirus, sexo con riesgo incluso dentro de la pareja. El virólogo Pregliasco aconseja abstinencia o montárselo uno en soledad". ¿Cómo olvidar aquellos alarmantes titulares periodísticos? No, no podemos olvidarlo, por más que los políticos responsables del desaguisado no quieran recordarlo.

    Practicar el sexo estaba científicamente desaconsejado por los expertos en los tiempos del virus, pero como la jodienda no tiene enmienda, y, si la tiene, no hay quien la entienda, que decían nuestras abuelas, algo había que hacer. En los Países Bajos, por ejemplo, se aconsejaba huir de la promiscuidad buscando la estabilidad de la pareja, un polvo estable, pero el virólogo italiano puntualizaba sacando a relucir el fantoche del enfermo imaginario de Molière: “El problema viene porque también nuestra pareja puede ser de algún modo asintomática”. O sea que hasta nuestras medias naranjas de hecho o de derecho, bendecidas o no por el Estado o por la Iglesia, corrían peligro de contagiarnos, y nosotros a ellas, aunque no hubiera síntomas, porque ni Dios estaba exento de peligro. Se trataba de desconfiar de uno mismo y de su sombra o media y platónica naranja.

 

    "O vivimos, decía el esperpéntico experto, en una burbuja como los jugadores de la NBA americana o estamos todos expuestos." La sexualidad se había convertido en un tabú, en una actividad de alto riesgo, lo que explica también la disminución de nacimientos que se produjo, porque, aunque la sexualidad no se reduzca, por supuesto, a la reproducción de la especie, es un hecho que la especie se reprodujo mucho menos durante la pandemia. ¿Abstinencia incluso en pareja estable? Las gotitas respiratorias y las deyecciones eran peligrosas porque cualquier fluido podía albergar el virus asesino. Se puede practicar el coito con mascarilla y preservativo, tras haberse duchado y lavado concienzuda- y compulsivamente uno y, sobre todo, las manos con agua, jabón y gel hidroalcohólico -porque si no, habría que ponerse guantes asépticos, que en cualquier caso no estaban de más, aunque impidieran el gozoso contacto de las epidermis-. Pero no ya el echar un polvo, sino los besos eran también peligrosos: “Sono rischiosissimi” o  sea, son muy arriesgados, decía el esperpéntico virólogo italiano acentuando el esdrújulo superlativo: los besos eran peligrosísimos...

    Vamos, que no había más solución que o la abstinencia sexual o el onanismo de la masturbación, algo parecido a lo que decía aquella pintada callejera en los tiempos de la imposición impostada del SIDA: Si jodes, SIDA; si no, se oxida; solución: masturbación. Hasta la jodienda, no vamos a decir la cursilería de 'hacer el amor', había que practicarla uno consigo mismo amancebándose con su mano, como decía Quevedo, o en pareja y, a ser posible, por videoconferencia, y había que agradecérselo a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), y a su inventor, el filántropo milmillonario.

jueves, 27 de julio de 2023

Un poema de Guol Güitman

    Me ha parecido muy bello el poema, o más bien prosa poética, de Guol Güitman (1819-1892) When I Heard the Learn’d Astronomer. Se considera al poeta norteamericano el padre de la poesía moderna y del verso libre de la camisa de fuerza de la condición versificatoria, es decir de la prosa poética, donde 'poética' quiere decir bella, una pequeña narración que narra una experiencia personal, sencilla, utilizando algunos recursos estilísticos como, por ejemplo, en este texto la repetición de "when" ("cuando"). 

Ciudades oscurecidas (San Francisco), fotografía de Thierry Cohen (2010)
 
     El poeta asiste a una conferencia de astronomía de un reputado científico. Enseguida se siente abrumado por los números, que son los datos de la ciencia astronómica en este caso, que ofrece la erudición del conferenciante, que seguramente habla de largas distancias de años-luz, de estrellas que se han apagado hace muchos años y que seguimos viendo en el cielo, de lejanas galaxias y astros, de la infinitud e inconmensurabilidad del espacio... El poeta se siente fatigado y mareado, y necesita huir del salón de conferencias donde el astrónomo es aplaudido. El poeta siente la necesidad de salir a la calle, se levanta, y sale, solo como está, y entonces mira hacia el cielo nocturno y, en medio de un perfecto silencio -ya no oye las palabras del científico ni la clamorosa ovación que recibe- pierde la vista en el sinfín de las estrellas, contraponiendo el aprendizaje académico y teórico con la experiencia directa y sensitiva en favor de la última.  

Guol Güitman, fotografía de George C. Cox (1887)
 

When I heard the learn’d astronomer,
When the proofs, the figures, were ranged in columns before me,
When I was shown the charts and diagrams, to add, divide, and measure them,
When I sitting heard the astronomer where he lectured with much applause in the lecture-room,
How soon unaccountable I became tired and sick,
Till rising and gliding out I wander’d off by myself,
In the mystical moist night-air, and from time to time,
Look’d up in perfect silence at the stars.

Ciudades oscurecidas (Nueva York), fotografía de Thierry Cohen (2010)
 

Cuando escuché al experto astrónomo,
Cuando tuve las pruebas, las cifras, dispuestas en columnas ante mí,
Cuando me enseñaron los mapas y los diagramas, para sumarlos, dividirlos, medirlos,
Cuando sentado escuchaba al astrónomo mientras disertaba con gran aplauso en el salón de conferencias,
Qué inexplicablemente pronto me cansé y me puse enfermo,
Hasta que levantándome y escabulléndome me alejé solo,
En el aire, místico y húmedo, de la noche, y de cuando en cuando,
contemplaba en perfecto silencio las estrellas.

miércoles, 26 de julio de 2023

Ser gobernado

    La mejor definición que conozco hasta la fecha de lo que significa ser gobernado la brinda el filósofo, sociólogo y economista francés Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), del que celebramos en otra ocasión el aforismo "la propiedad es el robo". El dibujante inglés Clifford P. Harper (1948-...) ilustra, por su parte, el texto de Proudhon con sus magníficos dibujos.  

    El fragmento de Proudhon está tomado del epílogo de su “La idea general de la revolución en el siglo XIX” (Idée générale de la Révolution au XIXe siècle, publicado en 1851).

 

Pierre-Joseph Proudhon y sus hijas, Gustave Courbet (1865)

  Ser gobernado es ser tenido a la vista, inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, reglamentado, estacionado, adoctrinado, predicado, controlado, estimado, apreciado, censurado, mandado, por seres que no tienen ni el título, ni la ciencia, ni la virtud... 

    Être gouverné, c’est être gardé à vue, inspecté, espionné, dirigé, légiféré, réglementé, parqué, endoctriné, prêché, contrôlé, estimé, apprécié, censuré, commandé, par des êtres qui n’ont ni le titre, ni la science, ni la vertu…

    

     Ser gobernado es ser, a cada operación, a cada transacción, a cada movimiento, anotado, registrado, contado, tasado, sellado, desdeñado, cotizado, tasado, patentado, licenciado, autorizado, apostillado, amonestado, impedido, reformado, rectificado, corregido.

    Être gouverné, c’est être, à chaque opération, à chaque transaction, à chaque mouvement, noté, enregistré, recensé, tarifé, timbré, toisé, coté, cotisé, patenté, licencié, autorisé, apostillé, admonesté, empêché, réformé, redressé, corrigé.

 

     Es, so pretexto de utilidad pública, y en nombre del interés general, ser puesto a contribución, ejercido, secuestrado, explotado, monopolizado, conculcado, presionado, mistificado, robado; luego, a la menor resistencia, a la primera palabra de queja, reprimido, enmendado, vilipendiado, vejado, perseguido, acosado, aturdido, desarmado, agarrotado, encarcelado, fusilado, ametrallado, juzgado, condenado, deportado, sacrificado, vendido, traicionado, y para colmo, burlado, engañado, ultrajado, deshonrado.

    C’est, sous prétexte d’utilité publique, et au nom de l’intérêt général, être mis à contribution, exercé, rançonné, exploité, monopolisé, concussionné, pressuré, mystifié, volé; puis, à la moindre résistance, au premier mot de plainte, réprimé, amendé, vilipendé, vexé, traqué, houspillé, assommé, désarmé, garrotté, emprisonné, fusillé, mitraillé, jugé, condamné, déporté, sacrifié, vendu, trahi, et pour comble, joué, berné, outragé, déshonoré. 


martes, 25 de julio de 2023

Imagina... (La loca de la casa)

    Un corto que circula por la red social del pajarito azul que pía sin cesar y que reproduzco al final, titulado Imagina..., cuyo guion y dirección firma la actriz y directora de cine Lucía Álvarez, se presenta como: Imagina... Que el próximo domingo (se refiere al pasado 23 de julio, cuando se celebraron las elecciones generales) todas estas cosas se queden en nuestra imaginación. 

    El vídeo se abre con la espléndida actriz Charo López, interpretando uno de los peores papeles de su carrera, diciendo “Imagina que los cines están cerrados”, como si eso fuera algo que no ha sucedido nunca todavía, y pudiera pasar si los votos de las urnas se inclinaran hacia la diestra en lugar de inclinarse a la siniestra.

    No hace falta que lo imaginemos, porque ya pasó durante la pandemia, en la que el cine y el teatro  dejaron de ser un espectáculo público para convertirse en algo privado emitido por las plataformas de la pequeña pantalla en el seno del hogar, dulce hogar convertido de pronto en prisión domiciliaria.  

    Continúa el vídeo con la actriz Gracia Olayo, que dice lo que pone en el guión:  “Imagina que no te dejan pasear”, como si eso no fuera lo que pasó durante los confinamientos: no nos dejaban salir de paseo, a no ser que fuera para sacar al perro a hacer su necesidades. No tenemos que imaginarlo, ni tampoco que olvidarlo.


    Sólo se me ocurre lo desafortunado que es el vídeo tuitero porque la mayoría de esas cosas no necesitamos imaginárnoslas, ya las hemos vivido: los cines, los teatros y las galerías de arte estuvieron cerrados, por lo que no había exposiciones, como dice la propia directora del corto, Lucía Álvarez,   no nos dejaban pasear, no podíamos sonreír a los demás ni ver las sonrisas de los niños, porque teníamos que llevar obligatoriamente una mascareta, y no nos dejaban dar un beso sin quitárnosla. No nos dejaban pensar, ni sentir, ni querer, ni visitar a la abuela porque íbamos a matarla del disgusto del contagio, cuando nos hicieron creer a todos que éramos unos asesinos... aterrorizándonos día y noche con datos escalofriantes de muerte y desolación.   

      Y se podían haber dicho muchas más cosas, como, por ejemplo, imagina que no te dejan viajar, ni entrar a un restaurante, ni trabajar para ganarte el jornal, si previamente no te pones una inyección, que no es más que un amuleto, o dos, o tres, o cuatro dosis... o las que te manden para conseguir así el salvoconducto.  

    Supongo que la autora del guion y dirección quería manifestarse en contra de la censura, por el mensaje que aparece al final de STOP censura, pero la peor censura que hay es la autocensura de uno mismo, acrecentada por la espesa y opaca niebla mental persistente que surgió con la coronación del virus, que había venido para quedarse y persistir, y le impide ver y decir las cosas como son y cómo han sido, debido a la pérdida de memoria y déficit de atención,  así como dificultad para encontrar las palabras adecuadas.

    Pero insisto: No hay que imaginarlo porque todo esto, a poca memoria histórica cortoplacista que tengamos, resulta que ya ha pasado, y, por lo tanto, no habría que olvidarlo, como no habría que olvidar -imagínate que no hubiera sucedido, pero ya sabemos que la imaginación, como dijo santa Teresa, es la loca de la casa, por lo que no había que hacer "caso de ella más que de un loco"- que los niños no podían salir a jugar al parque con sus amigos ni al patio del colegio al recreo porque no había escuela, y no estaban de vacaciones precisamente, ni ver a sus abuelos porque, pobres angelitos, eran contagiosos y podían matar sin querer a la abuelita. Imagínate que todo esto lo envuelven ahora con manipuladora luz de gas para que creas que lo que has sufrido en tus propias carnes era una película de netflix.

    Alguien podría argumentar que las medidas draconianas y restrictivas estaban justificadas en su momento porque había científicos y expertos que nos aconsejaban que tomáramos esas medidas por nuestro propio bien, por precaución, aun a riesgo de poner el carro delante de los bueyes, ya que estaban en peligro nuestras vidas... 

    Pero imagínate que eso no era verdad, que el virus coronado no era tan fiero como nos lo pintaban, y que nos lo pintaron tan feroz, letal decían que era, para que obedeciéramos sumisamente e hiciéramos lo que nos mandaban no porque nos lo mandaban, sino porque nosotros mismos confiábamos, ingenuos de nosotros, que era lo mejor que podíamos hacer por nosotros mismos y por los demás. Y claro está, nos estaban engañando.  

lunes, 24 de julio de 2023

Pareceres (XXV)

121. -Vanguardia y retaguardia. El concepto de vanguardia, al igual que su contrapuesto, el de retaguardia, proviene de la terminología militar y describe a una avanzadilla del grueso del ejército que se adelanta para explorar el área y establecer el primer contacto con el enemigo. Aplicado al mundo del arte, de la cultura y del pensamiento, es una invención relativamente reciente y modernista. El concepto de vanguardia implica que la Historia es y debe ser una "marcha adelante" y un "progreso" o avance hacia la meta de un mundo mejor, hacia un mañana resplandeciente pero siempre futuro. Adelante y siempre adelante, nos dicen, no hay que mirar atrás... Pero es absurdo. Porque absurdo es creer que lo nuevo por ser nuevo simplemente es mejor que lo viejo y es absurdo rendir culto a la novedad y lo moderno, que es etimológicamente el 'modo hodierno', por sí mismos. Sin embargo, esta percepción, que se ha impuesto en muchos ámbitos, como por ejemplo en las artes, recuérdense las vanguardias interminables del siglo XX, y en la pedagogía, prevalece en la actualidad haciéndonos creer que por ser lo último que se ha dado es mejor que lo anterior, que vale más lo nuevo que lo viejo, cuando como todos sabemos no hay nada nuevo bajo el sol.
 

122. -Dios y Ma(m)món.  Decía el evangelio de Mateo (6:24) que en el sermón de la montaña Jesucristo predicó a sus apóstoles y discípulos que no se podía servir a dos amos: Cito por la traducción de Nácar-Colunga que manejo: “Nadie puede servir a dos señores, pues o bien, aborreciendo al uno, amará al otro, o bien, adhiriéndose al uno, menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. La traducción de la última palabra es aproximada. Comprobando el texto griego, veo que dice: οὐ δύνασθε θεῷ δουλεύειν καὶ μαμονᾷ: no podéis servir a Dios y a Ma(m)món. La última palabra del versículo es el dativo de Μαμονᾶς, una palabra aramea, no griega, que significa riqueza y que se siente en griego como un nombre propio -los editores modernos dudan en escribir el nombre con inicial mayúscula, como nombre propio, o dejarlo en minúscula, como nombre común- que es la personificación del dinero, por lo que una traducción literal sería: No podéis servir a Dios y a Ma(m)món. Algunas versiones optan por “dinero”. La frase, en nuestros días, no tiene mucho sentido, porque Dios y Ma(m)món son la misma divinidad: o dicho de otra manera el único Dios verdadero es el más poderoso de los caballeros, don Dinero. 

 

123.- Dijo una vez Cornelius Castoriadis (1922-1997) en su propia lengua, que es la milenaria de Homero: «Δεν κερδίζεις επειδή αξίζεις, αλλά αξίζεις επειδή κερδίζεις»: No ganas porque lo mereces, sino que lo mereces porque ganas, cosa que podemos decir con muchísima razón en cualquiera de las lenguas que hablamos y escribimos cualesquiera de nosotros. Algunas personas, como en este caso el filósofo griego, a veces tienen la capacidad de expresar mucho mejor que otras lo que sienten los demás, lo que sentimos todos, y eso se demuestra porque enseguida nos reconocemos todos en ellas y las hacemos propias. Si alguna vez acierto yo por la casualidad más remota de todas las casualidades a expresar lo que muchos entre los que yo mismo puedo incluirme sentimos y lo que muchos quisiéramos decir y, o no encontramos la forma de decirlo, o nos da algo de miedo hacerlo, me doy con un canto en los dientes por satisfecho, porque creo que no estoy expresando meras opiniones personales, supuestamente mías y propias, sino algo de ese sentimiento y pensamiento público y no privado que a todos nos es común. No soy yo en este caso, sino algo que hay en mí, vamos a decir, lo que habla por mi boca y lo que da voz a eso que cuesta y da algo de miedo decirlo, pero sin embargo hay que hacerlo, hay que decirlo. Ese algo es, ni más ni menos, el lenguaje.

 

124.- Iconoclastas: Así llaman a los herejes enemigos de dar culto religioso a las imágenes que destruyen nuestra imaginación, sacralizándolas con nuestra veneración. Somos enemigos de las imágenes, nos oponemos a su poder y a sus máquinas expendedoras, porque estamos a favor del pensamiento: que es la palabra en marcha contra la idea fija. Somos iconoclastas hasta el punto de que ni siquiera nos complacemos haciéndonos autorretratos sonrientes, mirándonos, como Narciso, en el espejo virtual del móvil con nuestra propia imagen, que es sin duda la más sagrada de todas, el ícono más venerable. En el siglo VIII apareció esta secta de herejes que rompían los íconos de los santos y querían destruir el culto que se les tributaba. Esta herejía desapareció hacia el siglo IX, pero luego se reprodujo entre los albigenses, husitas y valdenses, desapareciendo nuevamente hasta nuestros días, en que todos nos hemos vuelto iconodulos, esclavos de las imágenes, o iconófilos, amantes de las imágenes. 

 

125. -La televisión era el verdadero pilar de nuestro sistema educativo, pero ya no está solo en la caja tonta, sino en nuestros bolsillos y celulares. A través de la televisión y de las minipantallas, que no son tontas, sino smart o muy inteligentes,  se transmiten los valores de nuestra sociedad y de nuestro modus vivendi consumista, que todos en el fondo rechazamos, por lo que nos rebelamos inconscientemente contra ella. A todos nos gustaría en un determinado momento arrojar el aparato por la ventana, como símbolo de ruptura con todo... Ver la televisión o su sucedáneo inteligente, el móvil, no es un acto ingenuo ni nos deja indiferentes. Es como mirar cara a cara a Medusa, que te petrifica con su mirada, es decir, sólo con que tú la veas a ella. Antes de que tú la veas a ella de verdad, ya te ha visto ella a ti y te ha matado convirtiéndote en un convidado de piedra: un telespectador pasivo y resignado, un consumidor de publicidad, es decir, de ideas. 


domingo, 23 de julio de 2023

¿Qué pinta un negro en la Casa Blanca?

    La llegada de Barack Obama (2009-2017) a la Casa Blanca supuso, para algunos, un hito sin precedentes en la historia de los United States y de la Humanidad, que es la historia de la dominación del hombre por el hombre. Algunos creyeron que eso era un considerable progreso en el camino hacia la libertad. Era, en efecto, un progreso, un paso ('-greso') hacia delante ('pro-') sí, pero en el sentido, contrario, en el afianzamiento del dominio del Estado y el Mercado sobre la gente. Me explicaré.

   Podía haber llegado Hillary antes que él, y habría sido otro hito: una mujer, por primera vez, en la Casa Blanca no como primera dama, sino como presidenta... Pero los americanos prefirieron darle el cheque en blanco de su voto a un hombre, aunque de raza negra, que a una mujer aunque de raza blanca. Quizá dentro de una legislatura llegue una mujer negra a la Casa Blanca por primera vez en la historia. Y ¿qué? No significaría más que otro paso adelante, otro progreso en la misma senda del dominio del hombre por el hombre.

   El único cambio posible y deseable sería que ningún inquilino ocupara la Casa Blanca y que se convirtiera, por ejemplo, en una mansión desocupada y abandonada o en un museo de los horrores donde los visitantes pudieran comprender lo que significaba el bipartidismo y la alternancia de los presidentes en el Poder en una época en que los hombres creían que porque un hombre negro pudiera llegar a ser presidente de su país eran más libres, y no se daban cuenta de que quien gobernaba auténticamente no era el presidente sino la economía, ni siquiera la política, siempre subordinada al dinero, es decir, la ley de la jungla del mercado capitalista, y que los presidentes y las presidentas, demócratas y republicanos, de izquierdas o de derechas, no eran más que meros títeres del Capital, de ese dios en quien dicen creer los norteamericanos, cuya epifanía es el dólar, el dios en el que depositan su fe.

   Demócratas y republicanos se alternan en Estados Unidos, igual que liberales y conservadores en el Reino Unido, o socialistas y populares en el reino de España. Izquierdas y derechas son las dos manos financiadas por el Capital, que es ambidiestro, así que su función es perpetuarse hasta el infinito alternándose y sucediéndose impunemente en el Poder.

   Obama fue elegido presidente por la gracia de ese Dios que es ahora el pueblo a través del sufragio universal. Su nombre sonaba a góspel, a espiritual negro, a aleluya. Decían las ingenuas y cándidas almas que hiciera lo que hiciese Obama ya había hecho bastante porque el solo hecho de su elección había cambiado el mundo y abierto una puerta a la esperanza de todos los oprimidos del planeta, como si se hubiera cumplido el sueño aquel que había tenido Martin Luther King de que la humanidad se libraba al fin de sus cadenas seculares. 

    No se daban cuenta entonces de que el tan cacareado cambio no era más que un recambio: había quedado vacante por exigencias del propio sistema democrático de dominio vigente el puesto de presidente del gobierno de los United States, la Casa Blanca, para entendernos, y fue convenientemente cubierto tras pública subasta, refrendado por la mayoría que respaldaba así la secularización del Capital. A rey o emperador muerto, rey o emperador puesto, como dice el pueblo, ese gran desengañado.

   La victoria de Obama no fue la victoria del pueblo llano, sino la del Estado que se impone y oprime a los de abajo, a los que precisamente lo elevaron a los altares. Fue la victoria del omnipotente Capital que había optado por apoyar a un hombre negro para granjearse la simpatía de la mayoría democrática de la población.

    Obama suena a “Hosanna en el Cielo; / bendito el que viene en nombre del Señor”. Ya sabemos quién es ese Señor que se cree todopoderoso. Algunos vieron en este hombre que se instaló en la Casa Blanca un nuevo Mesías que redimiría a los United States, y en el colmo de los colmos le otorgaron el Premio Nobel de la Paz, a él, que gobernó dos mandatos enteros sin cerrar nunca las puertas  del templo de Jano. Necesitaban agarrarse al clavo ardiendo de la esperanza en el cambio: al final llegó el desencanto del desengaño. Fueron necesarias dos legislaturas para comprobar que no había cambiado nada sustancial. ¿Qué pintaba un negro en la Casa Blanca? Nada que no fuera lo mismo que un blanco.

sábado, 22 de julio de 2023

Doce años después

 
    Merece la pena leer a Ana Iris Simón, que nos ha regalado una hermosa carta publicada en la prensa a un joven indignado quincemayista, escrita desde 2023, que es una preciosa reflexión sobre el 15M doce años después: "Una década más tarde seguimos siendo mercancía en manos de políticos y banqueros y siguen mandando los mercados (...) nadie habla ya del pueblo contra la casta ni de los de abajo contra los de arriba, sino de fascistas y socialcomunistas. Daría miedo en vez de pena si no fuera porque ninguno de los dos existe más que en la imaginación y la retórica de su contrario".  Nos recuerda al italiano Diego Fusaro,  que señala como características de la política europea moderna: el antifascismo en ausencia de fascismo y el anticomunismo en ausencia de comunismo, lo que supone la estupidez al servicio del capital financiero.
 
    Anna Iris le recuerda al indignado veinteañero que el grito que coreaba en la plaza sigue vigente: "PSOE, PP, la misma mierda es". Y le da la razón, y critica a uno de los líderes de aquel movimiento, cuyo nombre propio omito como de costumbre por delicadeza, que criticaba a la casta política, y que repetía aquello de Isabel Escudero que tantas veces soltamos por aquí: "Ni derecha ni izquierda / entre arriba y abajo / está la pelea". Pues bien aquel líder acabó convirtiéndose en casta política, vicepresidente segundo del gobierno más progresista de las Españas y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, y acabó diciendo, en el colmo del más hipócrita de los cinismos, que "olían parecido (PP y PSOE), pero era mierda distinta".
 
     Un vídeo de Ana Iris Simón se ha hecho viral ante el presidente del gobierno hablando de la España vaciada de su infancia en el pueblo de Ontígola (Toledo) que retrata en Feria.
 

viernes, 21 de julio de 2023

El espacio, el tiempo y yo.

       Leyendo “Feria” (2020), la novela con la que Ana Iris Simón dio el campanazo hace un par de años, recuperando su infancia y la España rural ahora vaciada, me sorprendió este recuerdo infantil de la autora que, viendo el vídeo de la boda de sus padres, le pregunta a su padre (págs. 40 y 41) dónde estaba ella, que no aparece: 
 
    Me gustaban mucho los efectos del caleidoscopio y los filtros de colores con los que había editado el vídeo el de Pacheco, la tienda de fotos de mi pueblo, y también las hombreras y los encajes del vestido de novia de la Ana Mari. Más de una vez les reproché a mis padres -a mi padre y a la Ana Mari- que no me hubieran esperado, que me hubieran excluido de algo tan importante, a lo que mi padre siempre me respondía que no sabían que yo iba a llegar ni que cuando llegara me iba a apetecer tanto haber ido a su boda.
 
    Entonces yo le preguntaba que dónde estaba yo en su boda y él me decía que no existía y yo le respondía con otra pregunta, la de dónde estaban los niños antes de existir. 
 
 
    Él me decía que en ninguna parte, que no existían, que no eran. Yo aseguraba que eso era imposible porque cuando me quedaba embobada y él me preguntaba que en qué pensaba y yo respondía que “en nada” él me decía que en nada no se podía pensar. (…) El caso es que si la nada no se podía pensar era porque no existía y si no existía, ¿cómo iban a ser nada los niños antes de nacer? 
 
    La pregunta de la niña Ana Iris sigue viva e hiriéndonos en lo más hondo, porque la respuesta que le da su padre, que simboliza lo que le dice la sociedad adulta al niño que mata con la respuesta, no resuelve el interrogante, siempre vivo, ni satisface la inagotable curiosidad infantil.

    Por eso puede hacerse esa pregunta cualquiera, niño o adulto: ¿Dónde estaba yo cuando aún no había nacido? Y usando los tiempos futuros de nuestro verbo: ¿Dónde estaré yo cuando ya no esté? Y las preguntas siguen vivas, sin respuesta que valga. La pregunta con el verbo en presente -¿Dónde estoy?- no tiene mucho sentido. Se responde sola: aquí y ahora. Yo estoy aquí y ahora, vivo siempre. El pasado y el futuro son solo trampantojos, espejos cóncavos que deforman la realidad configurándola.  

jueves, 20 de julio de 2023

Riestra de breve mensajería

El contrato laboral fijo-discontinuo encubre un concepto contradictorio que sirve tanto para el trabajador como para el parado temporales y oculta el desempleo.

 Han cargado intencionadamente el término 'progresista' de valor positivo, como si todo lo que progresa fuese bueno o como si fuese bueno que todo progresara.

 La candidata de Caminando Juntos inicia la campaña electoral en un burdel granadino, lugar habitual para políticos, fomentando el empoderamiento de las putas.

 

 Hay gente tan influenciable que se pone a sudar la gota gorda con solo oír la mención de la ola de calor infernal que nos achicharra, como pasaba con el virus.

 Dada la emergencia climática, la situación está fuera de control. Hoy más calor que ayer y menos que mañana. Si quieres salvar el pellejo, quédate en tu casa.

 Para mantener su hegemonía mundial, el tío Sam utiliza un instrumento que tiene un alcance global: crea crisis económicas, sanitarias, militares, ambientales... 

 

 Inventarán más crisis como la del 11S contra el Medio Oriente y el terrorismo, la financiera de 2008, la sanitaria de 2019 y ahora la guerra contra Rusia.

 El Amo de las Barras y Estrellas, una vez declarada la emergencia de las crisis, se presenta como el único actor capaz de salvarnos ofreciéndonos su solución.

 Lo más sospechoso de las soluciones, escribió Ferlosio, es que se las encuentra siempre que se quiere, a veces, digo yo, antes que se planteen los problemas.

 

 La crisis ambiental del calentamiento global del planeta producida por el cambio climático se encuentra actualmente en la agenda de cualquier país occidental.

 Dos fantasmas recorren el viejo continente: el fascismo y el comunismo; mientras los europeos luchan inútilmente contra uno y otro, triunfa allí el capitalismo.

 USA nos usa a los europeos de la Unión en general y a los españoles en particular para luchar con la ayuda a Ucrania en su particular guerra santa contra Rusia.

 

 Sin sacar una crisis de la manga por arte de magia o fabricarla adrede no puede declararse una emergencia, y sin emergencia no puede imponerse ninguna solución.

 Funcionó con la pandemia, está funcionando con la guerra de Rusia y funcionará con el cambio climático creado para la transición energética mediante propaganda.

 Teóricos de la conspiración son los que organizan y llevan a cabo -o implementan, como les gusta decir- conspiraciones, no aquellos que tratan de alertarnos.

 

 Los turistas se autorretratan sonriendo ante el Coliseo, el Cañón del Colorado, las pirámides de Egipto... para documentar que están allí con prueba fehaciente.

 Pocos quieren la libertad, escribió Salustio, la mayoría sólo quiere jefes justos (humanitarios, diríamos, que hagan humana y humanicen la inhumana esclavitud).

 Algunos tienen la piel que recubre su cuerpo tatuada como los frescos que decoran el techo de la capilla sixtina, son pinturas andantes con tintes coloridos.

 

miércoles, 19 de julio de 2023

A toro pasado

    Volvamos, ahora que ha pasado todo, un poco la vista atrás, a toro pasado, como dicen los taurinos. Si alguien se resistía a creer que fuera contagioso en acto, y podía serlo de hecho y no tener ningún síntoma porque se había creado la entelequia de 'enfermo asintomático', o en potencia aristotélica, daba igual, te decían: Actúa como si lo fueras. No nos decían “Actúa como si tuvieras sentido común”, porque de lo que se trataba era de privarnos de la comunidad y del común sentido. 
 
 
    Nos decían, por ejemplo en este significativo anuncio del NHS, el Sistema de Salud Nacional británico, el equivalente de nuestra Seguridad Social: Act like you've got it. (Actúa como si lo hubieras pillado, como si lo tuvieras -se sobreentiende el virus-). Anyone can spread it. (Cualquiera puede propagarlo) Stick to the rules to stop the spread. (Aférrate a las normas para detener la propagación). Y a continuación las tres reglas: STAY HOME (Quédate en casa), PROTECT THE NHS (Protege el Sistema de Salud Nacional, en el colmo del enrevesamiento, porque nos están diciendo que no acudamos a los hospitales a colapsarlos, cuando se supone que es el NHS o la SS y los propios hospitales los que deberían protegernos a nosotros), SAVE LIVES (Salva vidas). 
 
    La imagen, por otra parte, dice sin palabras mucho también: un rostro enmascarado tras una pantalla protectora y una inevitablemente obligatoria mascareta.
 
    Analicemos a toro pasado también esta infografía terrorífica que he podido fotografiar en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (Cantabria, España), recientemente, cuando ya ni siquiera es obligatoria la última de las reglas: la mascareta que muchos sanitarios temerosos del contagio portaban todavía sin embargo.


    La infografía o diagrama visual informativo viene firmada por el Gobierno de Cantabria, pero pertenece  a la Consejería de Salud del Gobierno del Principado de las Asturias. 

    Analicemos en primer lugar la pregunta maliciosa que dice: ¿Por qué no debes quedar con tanta gente? Tras el signo de interrogación se oculta la orden de que debes reducir tus contactos, porque es la única manera de reducir los contagios. Nótese cómo se equiparan torticeramente contactos y contagios: ¿Cómo disminuyen los contagios según tu número de contactos? La infografía parte de la premisa de que el individuo de la izquierda, que representa a cualquiera de nosotros porque nadie está libre de pecado está contagiado y por lo tanto es contagioso, y de que ese individuo puede ser cualquiera de nosotros, un asesino en potencia, pese al sentido común que sugiere que sólo puede ser contagioso un contacto... contagiado (y eso no siempre). 
 
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     Una persona que no reduce sus contactos y sigue haciendo vida normal como si nada, se convierte en lo que se llamó un supercontagiador que contagia en 5 días “a menos de 3 personas”, es decir, a 2,5 ó dos y media -con el delirio matemático del concepto inconcebible de 0,5 ó "media persona"-, y en un mes “a 406 personas” enteras exactamente, una barbaridad. 
 
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     Si esa misma persona contagiosa reduce sus contactos a la mitad, contagia en 5 días “a menos de 2 personas”, o sea, según la ilustración gráfica, a una y media, y en un mes a 15 personas. 
 
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   Si esa persona reduce sus contactos a la cuarta parte, contagia en 5 días “a menos de 1 persona”, según el dibujito, a media persona, si eso tiene algún sentido, que no lo tiene, y en un mes a 2 personas (en la ilustración gráfica a 2,5 o sea dos y media). 
 
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    A buen entendedor, nos decían... Si reducimos nuestros contactos al cien por cien, es decir, si no tenemos contacto más que con nosotros mismos porque nos aislamos como si fuéramos ermitaños, no contagiamos a nadie, pero como se supone que estamos contagiados, enfermos que somos todos y cada uno, ya sea sintomáticos o asintomáticos, y que debemos permanecer en casa y no colapsar los hospitales y contagiar a los sufridos sanitarios... moriremos como perros abandonados y sarnosos.

    De eso se trataba probablemente, de que no quedáramos con tanta gente. No de que no contagiáramos a nadie, si no de que redujéramos tanto nuestros contactos que no hiciésemos ninguna vida social, que dejáramos de ser un animal social o zóon politikón, como nos definió Aristóteles, y que nos muriéramos de asco y soledad, a no ser que recurriéramos a las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y aumentáramos, como por arte de magia y sin ningún riesgo de contagio viral, aunque sí para nuestra salud mental, el número de nuestro contactos virtuales por teléfono y videoconferencia, porque las relaciones digitales, fingiendo que nos unen, nos aíslan más de lo que estamos.