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miércoles, 30 de agosto de 2023

Honor y gloria al desertor desconocido

    El dibujante Clifford Harper publicó en 1989 nueve grabados con el título "The unknown deserter" El desertor desconocido, y la historia de un soldado adolescente judío que se alistó voluntariamente en el ejército inglés para luchar en la Primera Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra, fue acusado de deserción, se le formó un consejo de guerra, fue  condenado a muerte,  y murió fusilado al amanecer cuando todavía tenía diecisiete años. 

 

    Abraham Bevistein estaba entre el cuarto de millón de británicos aproximadamente que empuñaron las armas pese a ser menores de edad en la Primera Guerra Mundial. Lo hicieron voluntariamente, si se puede decir así cuando uno ha sido impulsado por la fiebre y la presión social del patriotismo, y por la necesidad de dar un sentido a su vida demostrando su valor. Estos soldados adolescentes eludieron la edad mínima establecida por la ley para alistarse, diciendo a sus reclutadores que tenían dieciocho años cumplidos, requisito para el que bastaba su palabra.

    Abraham Bevistein, Aby para los amigos, cuya familia había emigrado a Londres desde Varsovia cuando él era pequeño, se sentía lo suficientemente británico y patriota de principio a fin como para incorporarse al ejército con la primera oleada de voluntarios en septiembre de 1914. Tenía 16 años y probablemente contaba con estar de vuelta pronto en casa, y volver como un héroe nacional. Mintió sobre su edad, y también mintió sobre su nacionalidad, ya que se reclutó como Aby Harris, con un apellido británico.

 

    Pasó la mayor parte de 1915 metido en las trincheras en Francia y sufriendo todos los horrores de los bombardeos alemanes. Fue herido en diciembre de ese año, pero pronto se recuperó y volvió a ser declarado apto para el servicio, volviendo a las trincheras. En febrero de 1916, volvió a requerir ayuda médica malherido y conmocionado por la explosión de una granada, pero el oficial médico le ordenó volver a la línea de combate inmediatamente.

    Sin embargo, Aby Bevistein desobedeció la orden recibida, se alejó de las trincheras hacia la retaguardia y se refugió en una granja francesa, donde fue sorprendido por un oficial y acusado de deserción. 

    “Estábamos en las trincheras y yo estaba enfermo, así que salí de allí”, le escribió a su madre a modo de explicación. “Me han metido en el calabozo y ahora estoy en un pequeño problema”.


     Aby no era consciente de que ese pequeño problema iba a ser la causa de que se le formara un consejo de guerra, fuera juzgado sumariamente, condenado a muerte sin clemencia y fusilado al amanecer.

    Hay quien ha dicho que Aby, que no había cumplido los dieciocho años cuando fue ejecutado, no era responsable de sus actos, dado que no era mayor de edad, por lo que el gobierno británico le aplicó un castigo, la pena de muerte, que no le correspondía ya que había sido reclutado ilegalmente, y por lo tanto ejecutado ilegalmente. 

    En página adjunta (Homenaje al desertor desconocido), se publican el texto y los grabados de Clifford Harper sobre Aby, el desertor "desconocido'. Sirva como tributo no al soldado desconocido muerto en el frente de combate y tantas veces homenajeado por el patriotismo, sino al desertor de todos los ejércitos  en una Europa que, como en 1914 se ve hoy precipitada otra vez a la guerra de cabeza.

miércoles, 26 de julio de 2023

Ser gobernado

    La mejor definición que conozco hasta la fecha de lo que significa ser gobernado la brinda el filósofo, sociólogo y economista francés Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), del que celebramos en otra ocasión el aforismo "la propiedad es el robo". El dibujante inglés Clifford P. Harper (1948-...) ilustra, por su parte, el texto de Proudhon con sus magníficos dibujos.  

    El fragmento de Proudhon está tomado del epílogo de su “La idea general de la revolución en el siglo XIX” (Idée générale de la Révolution au XIXe siècle, publicado en 1851).

 

Pierre-Joseph Proudhon y sus hijas, Gustave Courbet (1865)

  Ser gobernado es ser tenido a la vista, inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, reglamentado, estacionado, adoctrinado, predicado, controlado, estimado, apreciado, censurado, mandado, por seres que no tienen ni el título, ni la ciencia, ni la virtud... 

    Être gouverné, c’est être gardé à vue, inspecté, espionné, dirigé, légiféré, réglementé, parqué, endoctriné, prêché, contrôlé, estimé, apprécié, censuré, commandé, par des êtres qui n’ont ni le titre, ni la science, ni la vertu…

    

     Ser gobernado es ser, a cada operación, a cada transacción, a cada movimiento, anotado, registrado, contado, tasado, sellado, desdeñado, cotizado, tasado, patentado, licenciado, autorizado, apostillado, amonestado, impedido, reformado, rectificado, corregido.

    Être gouverné, c’est être, à chaque opération, à chaque transaction, à chaque mouvement, noté, enregistré, recensé, tarifé, timbré, toisé, coté, cotisé, patenté, licencié, autorisé, apostillé, admonesté, empêché, réformé, redressé, corrigé.

 

     Es, so pretexto de utilidad pública, y en nombre del interés general, ser puesto a contribución, ejercido, secuestrado, explotado, monopolizado, conculcado, presionado, mistificado, robado; luego, a la menor resistencia, a la primera palabra de queja, reprimido, enmendado, vilipendiado, vejado, perseguido, acosado, aturdido, desarmado, agarrotado, encarcelado, fusilado, ametrallado, juzgado, condenado, deportado, sacrificado, vendido, traicionado, y para colmo, burlado, engañado, ultrajado, deshonrado.

    C’est, sous prétexte d’utilité publique, et au nom de l’intérêt général, être mis à contribution, exercé, rançonné, exploité, monopolisé, concussionné, pressuré, mystifié, volé; puis, à la moindre résistance, au premier mot de plainte, réprimé, amendé, vilipendé, vexé, traqué, houspillé, assommé, désarmé, garrotté, emprisonné, fusillé, mitraillé, jugé, condamné, déporté, sacrifié, vendu, trahi, et pour comble, joué, berné, outragé, déshonoré.