lunes, 3 de julio de 2023
La muerte de un adolescente
domingo, 2 de julio de 2023
¿Qué es una mentira?
sábado, 1 de julio de 2023
Hostis est intus (El enemigo está dentro)
Desde el 22 de febrero del presente año, casi sin darnos cuenta, está operativa en toda la curtida piel de toro de las Españas de Dios y presente en nuestros teléfonos móviles la aplicación tecnológica ES-Alert, después de haber sido probada escalonadamente en determinadas zonas de todas las españitas o reinos de taifas durante los meses de octubre y noviembre, como dábamos cuenta de ello aquí.
ES-Alert es un engendro integrado en la Red de Alerta Nacional, gestionado por el Ministerio del Interior a través del Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (CENEM) de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias.
Esta tecnología, que nos ha venido impuesta por la Unión Europea, le permite al Gobierno enviar mensajes de alerta generalizados a la población en situaciones de catástrofe, a través de una aplicación que está insertada en los teléfonos móviles. El mensaje será bilingüe, en español y, como no podía ser menos, en la lengua del Imperio, que es la de la Unión Europea, que nos quiere a todos angloparlantes.
Es un sistema que se conoce también con el nombre de 112 inverso, porque en lugar de ser los ciudadanos los que llamando a ese número advierten de una emergencia a las autoridades, son ahora estas las que alertan a la ciudadanía.
En primer lugar parece algo positivo y útil en casos de emergencia real, pero tengamos en cuenta que puede haber falsas emergencias. Además, siempre ha habido catástrofes y nunca hasta ahora una invasión de nuestra privacidad, en lo más íntimo que es nuestro teléfono supuestamente inteligente.
Como señala el filósofo italiano Diego Fusaro, el hecho provoca algunas perplejidades, como, por ejemplo, que el gobierno pueda como el Gran Hermano declarar una emergencia irreal ante un enemigo invisible dándonos órdenes orgüelianas como las que ya hemos padecido: no salgas de casa, mantén la distancia social, ponte la mascarilla, vacúnate...
La segunda perplejidad es que la citada aplicación se puede desactivar -yo mismo la he desactivado en mi dispositivo-, pero no desinstalarse, porque viene de fábrica. En el caso de un móvil como el mío con el sistema Androide, se va al menú de “Ajustes”, de ahí a “Seguridad y emergencias”, después a “Alertas de emergencias inalámbricas”, y ahí se puede desactivar la opción, que viene ya activada de “Permitir alertas”, y quitarle la vibración y el pitido al móvil. Allí se encuentra instalada y activada por defecto la opción que nos ocupa de “Pre-Alerta de Protección Civil”.
El Gobierno, en efecto, a partir de ahora puede declarar las emergencias reales o irreales que desee: fenómenos meteorológicos adversos, erupción de volcanes, terremotos, epidemias o accidentes químicos, entre otras catástrofes, porque de lo que se trata es de convertir la excepción en regla, y en términos de Giorgio Agamben, imponer el Estado de Excepción, es decir, la suspensión provisional y extraordinaria del orden jurídico, como paradigma normal de gobierno.
viernes, 30 de junio de 2023
Mensajes, jaicus y una copla goliárdica
jueves, 29 de junio de 2023
Con tacones y a lo loco
miércoles, 28 de junio de 2023
"No se sacrifican"
martes, 27 de junio de 2023
Antes que dios fuera Dios
Un viejo lema heráldico castellano encapsulado en una cuarteta octosilábica reza: “Antes que dios fuera Dios, / y los peñascos peñascos, / los Quirós eran Quirós, / y los Velascos, Velascos”.
Mucho ha dado que hablar la frase, especialmente por la primera parte, ya que parece inapropiado hablar de un tiempo anterior a Dios, que es el creador del tiempo y de todas las cosas que en él se desarrollan… ¿Ante qué nos hallamos? Ante algo que no sé yo muy bien cómo pudo dejarlo pasar la Santa Inquisición. Es verdad que hay otra versión menos irreverente, que reza, sin mencionar al ser supremo: Antes que el sol fuera el sol y los peñascos peñascos, y, como figura en la oficina de correos de Ciudad Rodrigo (Salamanca), corrigiendo la blasfemia heráldica: "Después de Dios, la casa de Quirós" y "Después de Dios, antes (de) que el sol fuera el sol y los peñascos peñascos, los Quirós eran Quirós y los Velascos Velascos".
Cierto es que los nombres propios carecen de significado, a diferencia de los comunes, pero tienen una utilidad muy grande en nuestro mundo: sirven para marcar hitos tanto en el tiempo (cronónimos como enero, febrero, lunes, martes...) como en el espacio (topónimos como Murcia o Francia o Creta... ), así como para bautizar a las personas y de ese modo individualizarlas (antropónimos) y a los animales que domesticamos y que responden así a la llamada de nuestra voz de mando.
El nombre propio no deja de ser una marca comercial, y, en cierto sentido, es anterior y extraño o ajeno a los nombres comunes, que son palabras con significado, que forman parte del diccionario o vocabulario de la lengua. Los nombres propios pertenecen al acervo cultural, aunque hay interferencias entre unos y otros.
Los nombres comunes, a diferencia de los nombres propios, admiten fácilmente moción de número y género, lo que no impide el hecho de que algunos nombres propios se hayan convertido en nombres comunes y adquirido significado, como por ejemplo César, que era el sobrenombre de Gayo Julio César, y que se convirtió entre nosotros en sinónimo de emperador, y por lo tanto a raíz de eso admite la moción de número: los césares.
Y si el nombre propio se puede convertir en común, también puede suceder lo contrario, que el nombre común se convierta en propio y pasemos a escribirlo con mayúscula, aunque eso es algo trivial y propio de la escritura, no de la lengua hablada. Es lo que sugiere el verso con el que arranca la cuarteta: “Antes que dios fuera Dios”, en el que se anula la oposición nombre común/nombre propio en el monoteísmo triunfante. Anteriormente había una moción de género (dios/diosa) entrecruzada con la de número (dioses/diosas), pero desapareció con la ascensión del nombre común masculino singular a la categoría de nombre propio.
En las religiones monoteístas, en efecto, la divinidad no se distingue por tener un nombre propio, sino por un nombre común ascendido de categoría. Como dice Minucio Félix (Octauius, 18,10): No le busques un nombre propio a dios: su nombre es “dios”. Solo hay necesidad de nombre propios cuando hay que distinguir una multitud por sus individuos mediante los signos distintivos de las apelaciones; para “dios”, que es único, el nombre “dios” es el absoluto.
De ahí viene la dificultad de traducir los nombres propios, esencialmente intraducibles: La divinidad llamada por los musulmanes “Alá” es la misma que los cristianos llaman “Dios”: como nombre común puede traducirse: “el Dios”, pero como nombre propio es intraducible: “Alá”. De hecho, cuando un musulmán pronuncia el takbir como profesión de fe: Allāhu ʾakbar suele decirse que significa: Alá es (el más) grande, y no traducirse como Dios es (el más) grande. Como dice Maurizio Bettini en su “Elogio del politeísmo” (Alianza Editorial, Madrid, 2016, pág. 72): El carácter único y exclusivo de la divinidad hace que el nombre común que la designa asuma el estatus de un nombre tan “propio” que no tiene equivalentes fuera del lenguaje compartido por el grupo que la venera.
lunes, 26 de junio de 2023
Invasión Extraterrestre
Es curioso cómo los OVNIS, acrónimo de Objeto Volador (o Volante) No Indentificado, (calco de UFO, Unidentified Flying Object en la lengua del Imperio) han pasado a denominarse ahora FANIS o sea, Fenómenos Anómalos No Identificados (calco de UAP Unidentified Anomalous Phenomena), una denominación más genérica y abstracta que podría referirse a casi cualquier cosa, por ejemplo a una aparición de la virgen María o de algún ángel o arcángel del Señor.
El cambio de terminología ha sido promovido por la NASA, que quiere ceñirse a los datos y “evitar teorías de la conspiración” en torno a una presunta invasión extraterrestre, que sólo con mencionarla, la están ya presentando ante nuestros ojos.
Estos OVNIS, rebautizados ahora como FANIS, aparecieron en el período
de posguerra y dieron pábulo a una nueva ciencia o pseudo-ciencia, más bien,
que era la Ufología, y a numerosísimas películas de ficción científica o científica ficción. Hoy día, la gente sigue atrapada
por estas historias, y de cuando en cuando aparecen en los medios
noticias referentes a avistamientos y a informes secretos guardados
celosamente por los gobiernos. Nos encontramos con que hay gente que cree seriamente en ellos y gente que rechaza decididamente esas creencias que considera ridículas.
La historia de los OVNIS se remonta, por lo menos, a 1947, cuando un piloto informó haber visto nueve objetos parpadeando en el cielo sobre el estado de Guásinton, haciendo maniobras extrañas y volando a velocidades supersónicas. La difusión del relato del piloto popularizó el término “platillo volador/volante”, de modo que fue utilizado por todo el mundo. Los oficiales militares habían estudiado algunos de esos platillos y llegaron a la conclusión de que las naves eran de origen extraterrestre, pero les advirtieron que nunca revelaran el hecho.
En 2017, el New York Times y otros medios de comunicación e (in)formación de masas revelaron la existencia de un programa secreto del Pentágono dedicado a registrar ovnis, conocido como el Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas, o AATIP. El exdirector del programa era el denunciante. Los lectores estaban cautivados y desconfiados al mismo tiempo, por lo que el gobierno del Imperio se vio obligado a emitir un desmentido que no hizo más que enturbiar las aguas.
Es comprensible que a muchas personas les resulte tentador imaginar que el Gobierno estadounidense ha estado ocultando la existencia de naves espaciales extraterrestres recuperadas, porque la función del Gobierno es mentir, engañar y ocultar la verdad, presentándonos en su lugar la realidad, pero también hay quienes mantienen una actitud escéptica sobre el tema, dado que el denunciante se basa en testimonios indirectos y no en su experiencia visual directa y personal.
¿Qué hay detrás de estos avistamientos? ¿Son visiones o alucinaciones? Lo cierto es que es harto difícil establecer la verdad sobre el fenómeno ufológico. ¿Se trata de alucinaciones individuales o colectivas? ¿Están los testigos de tales apariciones bajo influencia de proyecciones psicológicas de un inconsciente colectivo que hunde sus raíces en la antigüedad? ¿Serán los extraterrestres, selenitas o marcianos, reencarnaciones de los dioses mitológicos? No nos corresponde a nosotros creer o dejar de creer en los ovnis o fanis. Sin duda, son reales, en el sentido de que forman parte de la realidad como fenómenos psíquicos, pero no podemos afirmar ni negar su realidad física, por así decir, ni su origen extraterrestre, ni si se trata de seres angelicales custodios que están dispuestos a aterrizar para salvarnos o, por el contrario, son demonios que vienen a destruirnos.
Cumplen, eso sí, una función en nuestras vidas. Sirven como consuelo de nuestra humana existencia, huérfana de experiencias religiosas, y son un mito moderno alimentado por la ciencia que es ficción y la ficción que es ciencia. No podemos negar que los ovnis o fanis son reales, como la vida misma, lo que no quiere decir que sean verdaderos.
domingo, 25 de junio de 2023
Enrevesamientos
3.- Si no te tocó el premio gordo de la lotería, te has librado de su lluvia de millones. No te consueles pensando que por lo menos tienes salud y amor. La salud y el amor son frágiles; en cuanto les tocas un poco, aunque sólo sea denominándolos por su nombre, se rompen. Conque ninguna de las tres cosas que hay en la vida constituyen la felicidad, que no existe: Ni salud ni dinero ni amor: lo mejor es el olvido de todo ello.
4.- Al final de los cuentos infantiles todos son felices, menos, claro está, pobres, las perdices que se comen unos y otros para saciar la voracidad de sus estómagos agradecidos por el final feliz.
5.- La virginidad no es más que una membrana insignificante de la que se puede prescindir fácilmente.
6.- Conozco muy bien el infierno: desde que nací estoy pisando su empedrado.
7.- Pobrecito Satanás, pobrecito Belcebú, pobrecito Lucifer, piensas que eres tan malo que no hay nadie peor que tú, pero vamos a ver: hay muchísimos hijos de la grandísima puta que te han dejado muy atrás, tantos que si se echaran de pronto a volar, como cantaba el otro, no veríamos el sol.
8.- Vota a Nadie: Nadie es el mejor. Si votas por su candidatura y sale Nadie elegido por amplia mayoría, será el mejor presidente del gobierno que hayamos tenido a lo largo de esta democracia constitucional.
9.- No metas el pájaro que vuela en una jaula: tendrás un ser alado pero sin el vuelo que lo caracterizaba y que le daba la libertad: tendrás, si lo enjaulas, un pajarillo muerto.
10.- ¿Qué nos ha enseñado nuestro estupendo sistema educativo después de imponerse obligatoriamente a toda la población hasta los dieciséis años? -A aburrirnos y a no enterarnos absolutamente de nada de lo que pasa, ni siquiera del aburrimiento que nos invade y que nos entra cuando nos ponemos a estudiar lo que nos mandan.
11.- No nos van a dar las uvas, porque las uvas se las dan a los tontos de capirote que se atragantan al son de las doce campanadas de media noche de un reloj que les marca el paso a ellos y que da paso a un calendario que proclama como nuevo un año que ya es viejo antes de haber nacido. No dejes que entre el año que viene de la era cristiana, dale con la puerta en las narices o échale la zancadilla para que resbale, se caiga por las escaleras abajo y no vuelva a asomar por la puerta del calendario su miserable hocico.





























