viernes, 28 de octubre de 2022

La manzana de Blancanieves

    El alcalde de Nueva York, a la sazón Bill de Blasio, incentivaba personalmente el año pasado la vacunación contra el monárquico virus coronado con unas 'deliciosas' patatas fritas y una hamburguesa gratis, a falta de prescripción facultativa, y nos recordaba así a la malvada madrastrona de Blancanieves disfrazada de anciana que le ofrecía a su hijastra el regalo emponzoñado de la manzana.


    Hacía gala y ostentación, además, el señor alcalde neoyorquino de una pésima educación no tanto por hablar con la boca llena como hacía mientras engullía las papas y la hamburguesa, sino con la cabeza huera de neuronas, como puede verse aquí, porque fue noticia. 

    Hubo también otros alicientes: loterías, entradas a parques de atracciones  y un larguísimo etcétera para animar a la gente a que se vacunara, pero recientemente el propio presidente de los Estados Unidos de América, senil y gagá, chocho perdido y peligroso como un mono con dos pistolas, Joe Biden llama a los estadounidenses a que se vayan arremangando, se reinoculen y reciban a cambio la nueva manzana de Blancanieves en forma de vales de descuento de 5, 10 y 20 dólares en su farmacia o compra de comestibles. 
 
 
    Fue anteayer mismo. Más info, de la propia Casa Blanca, aquí. Todo son facilidades. Habrá inoculaciones día y noche, incluso en fin de semana en algunos vacunódromos. Y el presidente les asegura que tendrán que hacerlo a partir de ahora una vez al año todos los años, como la vacuna de la gripe porque, si no lo hacen, estarán poniéndose a sí mismos y a otras personas en un riesgo innecesario.  
    
    "The shot is free". Les dice, o sea, que el tiro (que les puede salir por la culata) es gratis, a cargo de Papá Estado. Hay disposición abundante de chutes antes de que llegue la temporada navideña. ¿Por qué hay que hacerlo? Porque la vieja vacuna ya no protege. El virus ha cambiado. «Recuerden, Ómicron ni siquiera existía cuando se desarrollaron las primeras vacunas contra el cóvid. Ni siquiera existía». Ha sido una creación posterior, ahora existe, por lo que hay que actualizarse poniéndose al día.  Por eso hay que actualizar la vacuna. (Lo mismo que sucede con los virus y los antivirus informáticos, digo yo). Este año casi todas las muertes se pueden prevenir, y lo dice dos veces: Casi todas las muertes se pueden prevenir, como si la Parca pudiera evitarse.
 
 

    Ahora es el mejor momento, antes de Halloween. Y ya puestos, vacúnense también de la gripe, dice, ustedes y sus hijos, y así podrán celebrar el Día de Acción de Gracias convenientemente protegidos. La Administración del Gobierno ha hecho que estas vacunas estén disponibles de forma gratuita en consultorios médicos, centros de salud, clínicas rurales, farmacias... El noventa y cinco por ciento de los norteamericanos pueden encontrar una vacuna actualizada y gratuita en como mucho cinco millas a la redonda de su lugar de residencia habitual. Una aplicación informática, además, les dice el lugar que más le conviene por cercanía a su domicilio. 
 
    Aunque el tío Sam no utilizan el símil torero, nosotros podemos usarlo, habida cuenta de que el mapa de la península ibérica es, según la milenaria comparación que remonta al geógrafo Estrabón, quien probablemente la tomó de Posidonio, parecido a una curtida piel de res vacuna extendida, βύρσα τεταμένη (búrsa tetaméne, palabra esta de “bursa” que a través del latín es el origen de nuestra 'bolsa', siendo su significado original es 'badana, piel curtida, odre, cuero'. La historia de la palabra, lo que son las cosas y las palabras, acaba en nuestras modernas bolsas o casas de contratación, debido a que en casa de la familia Van der Burse, en Brujas, se reunían los mercaderes venecianos desde el siglo XVI). La susodicha piel curtida  podía ser de vaca, de buey o de toro, pero como nosotros somos muy machitos y muy toreros, hemos preferido durante décadas la versión taurina: España es una piel de toro curtida y extendida. 
 
 
    Por eso alguno, como el locutor, periodista y predicador de la COPE Carlos Herrera, que acudió solícito a la llamada del Servicio Andaluz de Salud a pincharse, y haciendo uso implícito de esa metáfora como español que es y como si su epidermis formara parte sustancial de la piel de la nación, decía que había recibido doble banderillazo, una banderilla en cada brazo,  en el derecho la de la gripe, y en el izquierdo la del coronavirus “cuarta generación”. Y luego, al día siguiente, lamentaba desde su púlpito radiofónico matutino que tenía que haberse quedado en la cama, y bromeaba diciendo que estaba “para que le pusieran un helicóptero medicalizado”: "...porque no saben, primero, lo que duele esto; y segundo, la reacción normal que causa. Pero en fin, es mejor estar vacunado que no estarlo." Concluía.

jueves, 27 de octubre de 2022

Me parece a mí (VII)

31.- Un político mediocre de esta inveterada España, donde en apariencia no pasa nada, donde no parece haber mucha inquietud tampoco ni rebeldía contra el estado actual de cosas, un político resentido porque no alcanzó en el último momento la presidencia del gobierno que le auspiciaban todas las encuestas y pronósticos lanzó, sin querer, el ataque teórico más virulento contra la democracia que podría imaginarse proviniendo de un demócrata: Se pueden decidir muchas cosas por mayoría, pero una cosa es que algo se decida por mayoría, y otra que sea verdad. Y tiene razón. Ya había sugerido algo parecido Coluche, el bufón francés que contaba chistes y decía cosas muy serias: No por ser numerosos los que se equivocan van a tener razón.

 32.- Hoy no se estudia Historia Sagrada, como se hacía antes en las vetustas Enciclopedias de mi niñez. Es una lástima porque es una pérdida irreparable. Sin embargo, la desaparición de la Historia Sagrada de los planes de estudio ha conllevado, o tempora o mores, no tanto la profanación de dicha historia cuanto la sacralización de la historia profana y en rigor de toda la Historia Universal. La musa de la Historia, Clío -Clío, cantando hazañas, devuelve al pasado su tiempo- se encarga de engañarnos haciéndonos creer que hay otras épocas, y que la nuestra, que es en verdad la única que hay aquí y ahora, comparada con las pasadas es mejor que aquellas porque ahora se vive mejor, porque hemos progresado, porque ya no hay esclavitud, por ejemplo, porque la esperanza de vida... Se nos oculta el hecho fundacional que inaugura la Historia Universal que es nuestra expulsión del paraíso, y que toda la historia desde entonces no es más que historia de la Dominación, que es lo único que ha progresado. Siempre habrá gente que esté más dominada y peor que nosotros, nos dicen, en otras épocas y en otros mundos, como ahora mismo en el "tercer mundo", lo que se dice para consolarnos de nuestro desconsuelo irremediable.

Clío, musa de la Historia

33.- La Muerte nos llama a todos y cada uno de nosotros no por nuestro nombre común o de pila, corriente y moliente, sino por nuestro nombre propio, con dos apellidos, para que entremos en la Historia, Dios nos libre, o en la fosa común y anónima, bendita sea, del más definitivo de los olvidos.

 34.- Ni monarquía ni república: todo hombre es un rey. Toda mujer una reina. Este aserto restituye la dignidad del cetro y la corona a todos y cada uno de nosotros, a cualquier ser humano, príncipe y princesa, que tras ser condenados al destierro del paraíso están gritando a voces y clamando por el retorno del exilio y la restitución en el trono de la legítima dinastía de su reino.


35.- Un cura católico a una pareja de recién casados: -No os envosmisméis, no os enmisméis en vosotros mismos, no os cerréis a los demás, no convirtáis vuestra unión en un búnker. El mundo no se reduce a vuestro lecho nupcial por muy placentero que sea. El sacerdote no les está incitando a la infidelidad conyugal, nada más lejos de su intención, por supuesto, pero les está sugiriendo que la fidelidad ciega, exclusiva y excluyente, hacia una persona conlleva infidelidad imperdonable hacia las demás. Ya Proust escribió algo así, si no recuerdo mal, sentenciando que cuando uno está enamorado ya no quiere a nadie, ni siquiera a la persona de la que uno está enamorado.

 

miércoles, 26 de octubre de 2022

El abuelete está gagá

    Gagá está, o sea, con las facultades mentales muy mermadas a causa de la provecta edad o con pérdida total de buena parte de ellas (coordinación, memoria, razonamiento lógico...). El abuelte está chocho perdido, y, por lo tanto, chochea. Debería ya estar disfrutando de una merecida jubilación, y, sin embargo, ejerce un alto cargo que rimbomba en la Unión Europea pues es Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, en el ejecutivo comunitario de la señá Úrsula. 

 

     Acostumbrados nos tiene al empleo de metáforas.  ¡Qué gran poeta se ha perdido! Lástima que no hable en verso y que prefiera esa farragosa prosa que utilizan los políticos profesionales. Después de haber dicho que Europa era un jardín y el resto del mundo una jungla donde impera el caos, o sea, la ley de la selva, se descuelga ahora con otra poética metáfora: "No podemos ser un herbívoro en un mundo de carnívoros". Lo que dicho en términos filosóficos viene a ser, como aclara el Alto Representante que así se las da de cultivado: "No podemos pasear con Kant en la mano en un mundo hobbesiano".

    Insiste en que no podemos convertirnos en una potencia blanda, soft en la lengua del Imperio, y en que vivimos en un mundo donde la fuerza y las relaciones de fuerza tienen una importancia cada vez mayor. Lo dice antes en inglés: Vivimos en un mundo del Power politics, no de la fuerza de la política, entiéndase bien, sino de la política de la fuerza.


    Una viñeta de El Roto sale al paso de la metáfora borreliana: una vaca le dice: "No se puede ser herbívoro en un mundo de carnívoros". ¡Efectivamente, Josep! ¡Que nos lo digan a nosotras! Y es que Europa no es precisamente vegetariana ni herbívora. No fuera malo. Pero no lo ha sido nunca a lo largo de su historia ni lo es ahora. Europa es omnívora, como la mayoría de los europeos

    "No basta -perora y predica el Alto- con la prédica de los derechos humanos y con la prédica del orden basado en reglas, que, por supuesto, no hay que abandonar, simplemente tomar conciencia de que no es suficiente, que si queremos subsistir, y digo bien, subsistir, (...) tenemos que dotarnos de medios para hacer frente a esas amenazas (...) y entre esos medios están también, y lo digo sin ninguna clase de complejos, las capacidades militares".

    El abuelete dice que Europa no tiene un ejército, y que él, y lo dice ahora en primera persona identificándose con esa abstracción como si Europa fuese él y él fuese Europa,  tiene en Bruselas un montón de asesores militares "pero no tengo un ejército". ¡Lástima!

    Aclara después que los ejércitos los tienen los estados miembros de eso que se llama Europa, la princesa fenicia raptada por Zeus, y que son solo ellos los que los pueden movilizar.  

    El vejete está gagá: no tiene un ejército propio, y quiere, beligerante, uno prpio para jugar a las guerras y a los soldaditos, y convertir la política en lo que siempre ha sido, una continuación diplomática de la guerra, y la guerra en una continuación de la política. Con sujetos como él, que son la mayoría, desgraciadamente, siempre estaremos en guerra: Siempre estamos en la guerra.

martes, 25 de octubre de 2022

Alerta presidencial


    La Dirección General de Interior se entretiene mandando mensajitos a los teléfonos móviles cual vulgar colegial. El sistema ES-Alert nos envía un mensaje de alerta, pero es un mensaje de prueba. Repiten la palabra PRUEBA, con mayúsculas, hasta diez veces. Una vez leído el mensaje nos dice que pulsemos "Aceptar" y que no es necesario realizar ninguna otra acción. ¿A qué se debe que el Gobierno, en concreto la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, nos envíe un mensaje alarmista de alerta, aunque sea de prueba? A decirnos, seguramente, que nos vayamos preparando para lo que viene. 

    No le basta al Gobierno hacer uso de los medios de (in)formación de masas a su servicio, incluidas emisoras de radio, televisión, redes sociales, internet y toda la prensa, que ahora atenta contra nuestra intimidad, metiéndosenos en el móvil sacrosanto, que es lo más parecido al alma que tenemos.

 

    Si el móvil se pone de repente a vibrar como un loco y a emitir un pitido molesto y estridente, que sólo se detendrá cuando hayamos pulsado en "aceptar" en el mensaje de texto, es porque ocurre alguna catástrofe considerable: un temporal bastante peligroso, un volcán que entra en erupción, un bombardeo, un escape de una central nuclear, una alarma epidemiológica, un ataque terrorista... Este sistema de alerta -¿por qué "presidencial"*?- nos alertará a todos y cada uno a través de nuestro móvil. Está por ver que utilicen, como suelen hacer habitualmente, los colores del semáforo para calificar las alertas en verde, que es la preventiva, ámbar -desdoblada en amarilla y naranja- y roja, que es para echarse a temblar.

    Conviene que nos detengamos un poco en la palabra "alerta", que es un préstamo del italiano all' erta, que, según leo en Lo Zingarelli era una locución adverbial stare all' erta que significaba vigilar, estar atento, tener cautela. Se usaba antaño entre los centinelas de guardia como grito de control recíproco e invitación a la vigilancia: Uno decía: "All' erta!" y el otro le contestaba: "All' erta sto!" Es decir, se les ordenaba a los soldados levantarse y ponerse en guardia. Erta, en italiano, es la forma femenina de erto, que es el participio de perfecto del verbo ergere, y que como adjetivo significaba fatigoso de subir, escarpado, empinado, erecto. El verbo ergere, que en castellano evoluciona a erguir es una contracción de erigere, que a su vez procede de *e-regere. Ahora no hace falta responder all'erta sto!, sino simplemente clicar en "aceptar", pero viene a ser lo mismo si bien se mira.


      Afortunadamente, no usan la palabra "alarma", aunque eso no le ha impedido al gobierno declarar varios estados de "alarma" que luego han sido declarados anticonstitucionales. La etimología de "alarma" está mucho más clara y es bastante trasparente. En efecto, si "alerta" es estar de pie, "alarma" es coger el trabuco y dedicarse a pegar tiros. De todas formas de lo que se trata es de hacer que cunda el pánico, de sembrar el alarmismo, de propagar el miedo, porque es a través de él y de la mentira, como bien sabía ya Maquiavelo, como se consigue gobernar a la gente.

    Como ya no se ve mucho la tele -y algunos nos hemos quitado de ella siguiendo un proceso de desintoxicación-, se introducen ahora en lo más íntimo que tenemos, como decía, que es nuestro móvil para meternos miedo. Seguro que a más de uno pillan desprevenido y le dan un buen susto. De lo que se trata en definitiva es de matarnos y si no nos matan de miedo, consiguen al menos que no vivamos en paz, despreocupados. En todo caso ni vivir ni morirnos en paz nos dejan estos desalmados. 

     "Dos derviches que venían de Joppa se encontraron con la Peste que se dirigía hacia allí. Le preguntaron a cuántos pretendía matar. Su respuesta fue: A trescientos. De regreso a Joppa se encontraron con la Peste que volvía de ese lugar y le informaron de que habían oído hablar de la muerte de 3.300. No, respondió la Peste, yo maté solo a 300. Los otros murieron de miedo".   

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NOTA.- *Al parecer en unos teléfonos (los del sistema 'androide') el mensaje entró como "alerta presidencial", mientras que en los "iFonos" como 'civil protection alert', en la lengua del Imperio, que es latín enrevesado que debe por lot anto leerse al revés: alerta de protección civil.

lunes, 24 de octubre de 2022

"Lo peor está por venir"

    El Director General de Salud Pública de la taifa cántabra efectuó  las siguientes declaraciones a la prensa local de campanario* que se publicaron ayer domingo: «Tenemos cuatro virus respiratorios a la vez, el riesgo de contagiarse es elevado». No especifica el susodicho si el elevado riesgo de contagiarse incluye a los cuatro virus simultáneos, a varios, dos o tres, de ellos, o solo a uno. Pero, claro, si hay cuatro circulando por el aire -se supone- con este viento huracanado del sur, la surada que sopla estos días, es posible que alguno nos contagie... 

    Dice que estamos viendo mucha gripe, esa que durante dos años no hemos visto ni por el forro cuando todo era cóvid, y afirma que literalmente “aún no se puede hablar de novena ola cóvid, pero seguramente vendrá”. No sabe si la habrá, pero en lugar de decirlo así, añade que seguramente que la habrá. ¿Cuándo? El mes que viene. En noviembre. Está programada.

    Ante este panorama poco tranquilizador, qué es lo que propone el susodicho: vacunarse contra la gripe y contra el cóvid. Es decir, ponerse una vacuna fallida como es la de la gripe en un brazo y en el otro la inoculación experimental, o sea, matar dos pájaros de un tiro: lo hace en una sesión, y así usted no tiene que volver otro día. Aprovechen,  señoras y caballeros. El problema de matar dos pájaros de un tiro es que igual acabamos matando al pájaro con los dos tiros.

 

    El Director de Salud Pública de Cantabria afirma que “Lo peor está por venir”. (Estas declaraciones de que lo peor está por venir coinciden con otras que ha hecho un gerifalte del Fondo Monetario Internacional a propósito de la economía). Pero aconseja la vacunación contra la gripe y contra el cóvid. ¿No queríais taza? Pues dos tazas. 

    Si seguimos así, acabarán destinando, si no lo están haciendo ya, más dinero público a la adquisición de ¿vacunas? innecesarias que a la, me temo que ya desmantelada, atención primaria de salud. Se impone la medicina profiláctica en vez de la curativa. 


 *NOTA.- Si la función del campanario es convocar la asistencia de los feligreses al servicio religioso, la finalidad de esta prensa local que llamo 'de campanario', que le dedica portada y dos páginas completas a unas declaraciones que quieren explicar el exceso de mortalidad registrado achacándoselo al cóvid -pese a la elevadísima protección contra él- y a las olas de calor que aumentan las enfermedades cardiovasculares (sic), es convocar a la ciudadanía en general a comulgar -communicare, en latín- con ruedas de molino. La apocalíptica declaración de este personaje público de que "lo peor está por venir" es el sermón del sacerdote laico y seglar que nos invita a la sagrada comunión de la hostia farmacéutica. 

domingo, 23 de octubre de 2022

Lo que cuenta una imagen

    Publica Karina Acevedo Whitehouse en Telegram esta imagen, tomada de aquí, que le ha ocasionado un escalofrío. No es para menos. Y comenta, certera, a pie de foto: Me parece que muestra con creces la alienación del humano del Siglo XXI: La aplicación de una inoculación basada en ARNm sintético que no sirve para proteger contra una enfermedad, pero sí para ocasionar problemas serios de salud, a un niño que no requeriría esa protección en el 99.9997% de los casos, mientras observa con lentes electrónicos una irrealidad virtual que lo aleja de la realidad que sí está viviendo.   
 

 
    Estas gafas que tiene Rafael Peled, que es como se llama el niño israelí que contaba en el momento de la foto ocho años de edad, hace un año de ello, sirven, en efecto, para ver lo que no hay y para no darse cuenta de lo que hay a su alrededor. Son una metáfora perfecta del papel que los medios de comunicación han desempeñado en esta denominada crisis sanitaria que desencadenó la OMS declarando la Pandemia Universal Apocalíptica. Los medios no se limitaron a ponernos una venda delante de los ojos para que no viéramos los auténticos fines, sino que nos han ofrecido una realidad alternativa.  
 
    La foto da, en efecto, escalofríos. El niño mira a través de unas gafas de realidad virtual mientras recibe a la fuerza, sujetado por tres adultos enmascarados, una inoculación de Pfizer-BioNTech contra el COVID-19 -la 'buena', recuérdese, cuando decían que eran las otras las que eran malas- por el personal médico del hospital Sheba Tel Hashomer en Ramat Gan. Israel acababa en aquel momento de aprobar la vacuna para niños comprendidos en la franja de edad de 5 a 11 años.   Y el entonces primer ministro, Naftali Bennett, había acompañado a su hijo David, de 9 años, a chutarse la sustancia en un intento de dar ejemplo a los padres. 
 

 
     Bennett sostuvo la mano de su hijo David cuando recibió el pinchazo, como revela la fotografía que publicó la prensa de aquel país. El niño, que estaba un poco asustado, dijo que no le había dolido. Cuando Bennett le pidió a su hijo que explicara por qué era importante someterse a la inoculación experimental, David dijo, convenientemente aleccionado, que era “para que los niños no se enfermen con el coronavirus y no infecten a sus padres”.      
 
    El entonces ministro había afirmado: Hoy iniciamos la campaña a nivel nacional para vacunar a los niños, ante todo para salvaguardar a nuestros niños. David acaba de ser vacunado. Esto protege tanto a los niños como a los padres, y a todo el Estado de Israel. Mentía, evidentemente, como un bellaco. Aquello no protegía ni salvaguardaba a los niños ni a los padres. Los niños no necesitaban aquella capciosamente llamada vacuna. Los mayores tampoco. En lo único que acertó a decir algo de verdad el entonces ministro es que aquello protegía “a todo el Estado de Israel”, al Estado, que justifica así su existencia bajo la pretensión de salvar las vidas de sus súbditos de un gravísimo peligro inexistente, pero desde luego no a la gente, y muchísimo menos a los niños, a los que, como afirma Karina Acevedo, ocasiona "problemas serios de salud" que están saliendo a la luz.      
 
    En este contexto, no se entiende -o solo se entiende sarcásticamente muy bien- cómo la EMA, que es la Agencia Europea del Medicamento según sus siglas en inglés, acaba de aprobar recientemente el uso de la vacuna COVID-19 infantil a partir de los seis meses de edad, recomendando las de la casa Pfizer, llamada Comirnaty, y la de Moderna, llamada Spikevax, que se convierten así en las primeras vacunas aprobadas para niños menores de cinco años en la Unión Europea que regenta Úrsula von der Leyen. Por algo será.

sábado, 22 de octubre de 2022

Contra la agenda 2030

    Si aprendiste a decir los años en inglés a finales de los ochenta o noventa, recordarás que el año orgüeliano, por ejemplo, de 1984, que nosotros leemos “mil novecientos ochenta y cuatro”, los ingleses lo leen “nineteen eigthyfour”, es decir, “diecinueve ochenta y cuatro”, como si fueran dos números de dos cifras cada uno y no uno de cuatro. Aunque con la llegada del año 2000 cambiaron un poco las cosas y comenzó a decirse para el año 2008, por ejemplo, “two thousand (and) eight”, “dos mil ocho”, eso duró muy poco porque ha vuelto a generalizarse la interpretación del millar como si fueran dos decenas. Y así el año 2022 en el que estamos inmersos según el calendario se dice “twenty twentytwo”, o sea “veinte veintidós”.

    No tiene nada de raro que a la agenda que se ha sacado la ONU de la manga de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar la vida de los habitantes de la Tierra (sic, literal) para el futuro año 2030 -dos mil treinta-, la llamen Britannico more “agenda veinte treinta”, olvidando de este modo que se trata de un plan de 17 metas muy bonitas adornadas con 17 colores del amplio espectro del arco iris para hacerlas más atractivas bajo un policromado anagrama, un pin multicolor redondo que lucen autoridades y políticos en sus solapas, cuya consecución se aplaza de este modo ocho años.

    Algunos se oponen a ella considerando que es una agenda diabólica, sionista y satánica que pretende salvar el planeta destruyendo a la humanidad que lo habita. En realidad, la cosa es más sencilla: se trata de una programación de unas metas cuya consecución nuestros gobernantes posponen, aplazándolas para un futuro inexistente. Tratan, por ejemplo, de acabar con la pobreza y el hambre en el mundo, y de lograr “paz, justicia e instituciones sólidas”, objetivos muy loables y muy buenas intenciones. Pero, en primer lugar, no entiendo el adjetivo de “sólidas”. Y en segundo, ¿por qué no decir alcanzar paz y justicia sencillamente? Objetivos muy loables, ya digo, pero ¿por qué planteárselos a largo plazo? ¿Por qué no acabar con la pobreza y con el hambre y con las guerras en el mundo ahora mismo? Y además ¿cómo acabamos, por ejemplo, con la guerra de Ucrania? ¿Enviando armas al frente? Son los “goals” -Objetivos o metas de Desarrollo Sostenible, léase “goles”- que la ONU pretende meternos para crear el Nuevo Orden Mundial.  

    No es que sea una agenda diabólica, sionista y satánica. Es, sencillamente, una  manera de decirnos "Nuestras intenciones son buenas. Si algo va mal, disculpen las molestias. Estamos trabajando por su futuro”. No se preocupen, en el año 2030, que es por esencia un año inalcanzable, no habrá pobreza, ni discriminación racial o sexual, ni hambre, ni guerra en el mundo, ni contaminación ni enfermedades ni... pero mientras tanto: ajo y agua, que dice la gente: a joderse y aguantarse. Además ya se sabe, de buenas intenciones está pavimentado el infierno. Sobre todo cuando estas intenciones se imponen desde arriba y no surgen como todo lo bueno desde abajo.

    He aquí un rap, titulado “fuck 20-30” que viene a cuento y que podría traducirse por “A la mierda 20-30”, donde predominan los anglicismos como el mentado "fuck" y las rimas acabadas en -ea, como agenda. 


viernes, 21 de octubre de 2022

Heraclito y El Roto

    Mucho aprecio generalmente las ocurrencias de El Roto, Andrés Rábago, que antes publicaba sus viñetas como Ops. Valoro más generalmente las palabras que los dibujos de sus viñetas, que incluyo siempre que vienen a cuento en El Arcón. No he podido resistirme en esta ocasión a meter esta viñeta porque nada más ver el dibujo me recordó a la representación de Heraclito, para cuyo retrato se inspiró según se cuenta en Miguel Ángel, en el fresco de la Escuela de Atenas de Rafael.

 
Viñeta de El Roto

    La postura del personaje es la misma: apoyado el rostro sobre su mano izquierda y el codo sobre una superficie a modo de mesa, sostiene con la derecha un lápiz que se posa sobre el papel, mientras él, barburdo, muestra una actitud meditabunda.

Hercalito, fragmento del fresco La Escuela de Atenas, Rafael Sanzio

    Y la frase que se le ocurre no deja también de recordarme algunas de las formulaciones que nos han llegado del sabio de Éfeso. El personaje de El Roto piensa: ¡Ideologías! ¡Qué gran invento para no pensar! Decir que la ideología, cualquier -ismo,  es un gran invento para no pensar es algo irónico y hasta sarcástico, pero recuerda por ejemplo a Común es a todos el pensar, que Heraclito formuló en griego como ξυνόν ἐστι πᾶσι τὸ φρονέειν, y al hecho de que siendo la facultad de razonar como el lenguaje común a todos y comunitaria, hay sin embargo una pretensión particular que el efesio llamó ἰδίη φρόνησις (idíe phrónesis, o inteligencia privada) y que nosotros podemos llamar también 'ideología' (e 'ideologías' en plural, como hace El Roto, porque hay más de una) que se opone al razonamiento y nos vuelve irracionales. 

Escuela de Atenas, Rafael Sanzio (1510-1511)
 

    Esto es precisamente lo que decía Heraclito en otro célebre fragmento: Siendo la razón común, viven los más como teniendo un pensamiento privado suyo (τοῦ λόγου δ' ἐόντος ξυνοῦ ζώουσιν οἱ πολλοὶ ὡς ἰδίαν ἔχοντες φρόνησιν).

    Venía aquí a revelarnos Heraclito cómo siendo la razón común, cada uno creemos que tenemos la nuestra propia y personal, nuestro idiotismo particular, valga la redundancia etimológica, y por lo tanto creemos que somos dueños de lo que pensamos, decimos y hacemos. 

jueves, 20 de octubre de 2022

¡Alto (iba ya a decir 'stop') a los anglicismos! (III)


Fact checker, suele traducirse al castellano por “verificador de datos”, del verbo to check 'comprobar' y de fact 'hecho', que es la raíz latina de factum que llegó a la lengua de Chéspir a través del francés. Del verbo to check, ya habíamos adaptado chequeo en castellano con el sentido genérico de 'examen, control, cotejo' y el específico de 'reconocimiento médico'. No nos hacía mucha falta ni la institución de los fact checkers como maldita.es o newtral o los malditos algoritmos de Feisbuq, Gúguel o Tuíter, que tanto han pululado entre nosotros durante la pandemia (y que ni siquiera han sabido proclamar el mayor bulo de estos dos últimos años que era la existencia misma de la propia pandemia) ni el palabro cuando ya disponíamos de 'censores', que es lo que han venido a ser: émulos de Torquemada. Una de las definiciones interesadas y justificadoras que abundan en la Red dice: “Los Fact Checkers -así con mayúscula inicial- o verificadores son un grupo de entidades y personas apolíticas (sic) que tienen por objetivo el desmentido de las declaraciones hechas en público ya sea por partidos políticos o personas que no se ajustan a la realidad objetiva (sic)”. Ellos, los censores, pueden dictaminar lo que no es verdad y declararlo fake news, que es lo que habitualmente hacen, pero nunca tendrán el coraje de declarar que la mayor falsedad de todas es la realidad que ellos defienden y justifican a capa y espada como si fueran caballeros medievales que pretenden salvaguardar el honor bastante deshonrado y perdido ya de su vieja dama. 

 

El gaslighting o iluminación agónica de gas es un término que, tomado al parecer de una película de los años cuarenta, que en España se tituló Luz que agoniza, en la que una mujer recién casada, interpretada por Ingrid Bergman, manipulada hasta el tormento por su marido, acaba convenciéndose de que se está volviendo loca mientras la luz de gas baja de intensidad... Según la poderosa Asociación Americana de Psicología el gaslighting es “la manipulación de otra persona para que dude de sus percepciones, experiencias o comprensión de los eventos”, algo que hemos padecido a escala planetaria con la implantación de lo que se llamó “Nueva Normalidad”. Las víctimas de esta luz agonizante de gas, es decir, nosotros mismos, a fuerza de recibir información falsa y sesgada de forma deliberada y sistemática acaban dudando de sí mismas, de su percepción de la realidad, que ven distorsionada, y de su propia cordura. Desde hace dos años y medio, hemos sido sometidos a un engaño oficial a gran escala sin precedentes. La operación se llevó a cabo mediante guerra psicológica y el lavado de cerebro que llevó a la creación de una descomunal entelequia que se llamó “la pandemia” infligida a las masas de todo el mundo. 


Lo curioso de muchos anglicismos es que suelen ser latinismos que nos llegan vía anglosajona, por ejemplo este de mass media, que literalmente significa “medios de masas”, y que nos devuelve el plural latino de los neutros en -a. Suele citarse muchas veces simplificado y se habla de los media (pronunciado ˈmiː.diə). En efecto media es el plural de medium, que significa efectivamente “medio”. Y mass, que es “masa”, nos viene del latín massa a través del francés masse 'amontonamiento, pasta' y 'masa', que ya teníamos en castellano, como demuestra el verbo amasar. Por lo que la expresión mass media suele traducirse como 'medios de comunicación de masas' o 'de información masiva', y son, obviamente los medios (televisión en cabeza, radio, periódicos, revistas, redes sociales) que sirven para amasarnos o hacernos una masa de individuos personales. En español hay quien dice ya Britannico more “los media”, aunque lo habitual es decir “los medios”.  

 

Resilience, adaptado entre nosotros enseguida como resiliencia, sobre cuya etimología discurríamos aquí mismo es otro ejemplo de esos anglicismos que en realidad son latinismos que nos llegan vía anglosajona. La docta Academia define la 'resiliencia' como la 'capacidad de adaptación de un ser vivo a un agente perturbador o un estado o situación adversos'. Ya se oye a veces, sobre todo en hispanoamérica, el verbo 'resiliar', que todavía no admite la Academia. Se ha convertido en una palabra culta que se vuelve sinónima de “resignarse”. Cuando a alguien se le dice que tiene que ser 'resiliente' se le está diciendo que tiene que ser “resistente, que tiene que ser fuerte ante las adversidades. Es, por un lado, una invitación al conformismo, a aceptar los males presentes e incluso a veces el propio sacrificio, actitud que pretende compensarse con un estar preparado para males futuros y, por lo tanto, inexistentes. 


En la lengua de Chéspir, que es la del Imperio angloamericano, aunque el cisne de Avon no tiene la culpa, usan el término woke, que es el participio del verbo to weak “despertar”, para decir que uno está despierto o alerta. Pero es ya toda una ideología, por así decirlo, por lo que haciendo castizo el término, podríamos decir que el güoquismo es el despiertismo, o como propone la docta Academia, la concienciación, pues los guoques serían, a falta de otro término mejor, los 'concienciados'. El terminajo nos viene de los Estados Unidos donde al parecer surgió según la güiquipedia en los años treinta la expresión “stay woke” mantente despierto para referirse a los problemas políticos y sociales de los afroamericanos en lo que concierne a los prejuicios y a la discriminación racial, pero el alcance de su cobertura se ha ido ampliando a lo relacionado con el género sexual, no gramatical, y la orientación sexual. Se habla incluso ya de capitalismo guoq para referirse a los mensajes políticamente correctos que utilizan las marcas en sus campañas de márquetin. Tiene mucho que ver con lo políticamente correcto, que es bastante hipócrita, porque, como decía el otro ¿quién es políticamente correcto en la intimidad?). El guoquismo es, pues, un nuevo puritanismo, una nueva religión laica que condena al infierno a los que no respetan sus reglas. Viene del otro lado del atlántico donde unos nuevos puritanos se han hecho con el mundo intelectual, cultural y político para imponérselo a todos los demás. Consideran que para lograr la emancipación es preciso reeducar y sancionar a los recalcitrantes. Su arma es lo que se ha llamado la cancel culture, otro anglicismo aunque de raíces latinas, que no es la cancelación de la cultura, sino la cultura que cancela y que intenta silenciar a todos los que piensan “mal”. El guoquismo ha sido la actitud de la izquierda sistémica en general ante todas las medidas de confinamiento y restricciones sanitarias. El guoquismo es lo contrario del legendario sesentayochesco 'prohibido prohibir', ahora es de obligado cumplimiento prohibir. La gran paradoja de nuestro tiempo es que ya no es necesario el Estado para privarnos de libertad, lo hacemos nosotros mismos, quizá por aquello de que nosotros mismos hemos interiorizado a Leviatán, la Bestia, y somos el Estado. No hay una época menos secularizada y laica que la nuestra, y, sin embargo, no hay ninguna más religiosa, por paradójico que pueda parecer.

 

miércoles, 19 de octubre de 2022

La verdad es la verdad

    Nos tiene acostumbrados el que fuera presidente del Gobierno de las Españas, Felipe González, a hacer con sus declaraciones de vez en cuando descubrimientos trascendentales, como por ejemplo, cuando a la vuelta de un viaje a China nos contó aquel proverbio de la sabiduría milenaria del Celeste Imperio que decía: Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones. ¿Qué significaba aquello que veo en la Güiquipedia que se le atribuye a Deng Xiaoping? Pues que no importa qué características tenga la persona, no solo de color (blanco o negro) sino cualquiera otra como por ejemplo sus títulos académicos, su origen familiar y también su carácter o catadura moral, con tal de que cumpla con la función que se necesita en un determinado momento. Pero, claro, lo de 'blanco' y 'negro' se deja reducir enseguida a la categoría moral de 'bueno' y 'malo', y lo que viene a decir el refrán es que no importa que alguien sea bueno o malo, éticamente hablando, siempre que haga lo mandado, siempre que el fin sea bueno. De hecho otro refrán bastante pedorro nuestro dice que por la noche todos los gatos son pardos, y no se distingue sin son blancos o negros. La frase es de un pragmatismo utilitarista así como de un relativismo moral escandalosos. Viene a decirnos que no importan los medios con que se consiga algo, sino solo los fines. 


     Como decía Rafael Sánchez Ferlosio, en un artículo memorable 'Cuestión de colores' publicado en El País el 28 de septiembre de 1985, a alguno se le podía ocurrir la paráfrasis "Qué importa que el GAL -acrónimo de los Grupos Antiterroristas de Liberación parapoliciales que operaban en aquellos momentos contra el terrorismo de ETA, aclaración mía para los mileniales- sea blanco o negro; lo que importa es que mate etarras".

    El caso es que el ahora expresidente reaparece en una reciente comparecencia flanqueado por Pedro Sánchez y José Luis Zapatero, conmemorando los cuarenta años de 'socialismo' en España, y aparecen los tres descorbatados. Precisamente a propósito de la corbata decía el presidente actual, el doctor en economía don Pedro Sánchez: “Gracias a pequeños gestos también se logran cambios profundos”. Se refería al hecho de no llevar corbata en verano para rebajar el consumo energético. De este modo, sin la soga al cuello de la corbata y con el primer botón de la camisa desabrochado uno no necesitaría el aire acondicionado para estar fresco. Por eso los celebrantes de los cuarenta años de democracia y de progreso -desde 1982 hasta 2022- se presentan, ellos y ellas, sin corbata, como el actual presidente había pedido a sus ministros y ministras 'para ahorrar'.


      Felipe González suelta la siguiente declaración en esa comparecencia del día 17 de los corrientes diciendo más verdad de lo  que parece a simple vista: Hay una verdad que he aprendido: En democracia, la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad.

    Y añade, insistiendo en la misma idea, tras una pequeña pausa: Muchas veces nosotros sabemos que las razones se confunden, pero al final esa verdad, que es lo que creen los ciudadanos que es verdad, se traduce en decisiones de voto, y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder

     La verdad no es lo que uno crea o deje de creer, señor González. Es cierto que la verdad, entendida como usted la entiende, es decir, como las creencias que tienen los ciudadanos, se traduce en votos, que son los que les dan a ustedes en democracia el Poder o se lo quitan, otorgándoselo a otros que son igual que ustedes, pero las creencias humanas no son ninguna verdad, sino simplemente eso: creencias, o como decía Heraclito de Éfeso: παίδων ἀθύρματα τὰ ἀνθρώπινα δοξάσματα.

                    Las creencias humanas son juguetes de niños. Los hombres se toman en serio sus creencias, igual que los niños sus juguetes y juegos infantiles, tanto que no se dan cuenta de que son meros entretenimientos y diversiones, en el peor sentido de estas palabras, en el de distracciones de lo que importa, que es la verdad, que no cabe en la Realidad, esencialmente falsa. Las creencias, opiniones o pareceres de los hombres son, por su carácter, individual o personal aquello que les separa de la razón y sentido comunes.