miércoles, 8 de junio de 2022

God bless the Queen

    John Lydon, alias Johnny Rotten el ex-cantante del grupo punk-roquero Sex Pistols, que hizo célebre el lema "no future", cuyo temazo “God Save the Queen” fue prohibido por la BBC en 1977, cuando se celebraba precisamente el Jubileo de Plata de los veinticinco años de reinado de la Queen, hace cincuenta años ya de aquellos fastos, se arrepiente ahora que tiene 66 tacos de su rebeldía juvenil, y dice “Dios bendiga a la Reina”, contra la que no tiene nada personal, salvo el hecho de que la familia real frecuente las estaciones de esquí gracias a los impuestos de sus súbditos.

    El caso es que los Pistolas Sexuales cantaban a finales de los años setenta del siglo pasado: God save the queen / The fascist regime... (Dios salve a la Reina, / el régimen fascista... ), una parodia del himno nacional británico, en la que llegaba a afirmarse de Su Majestad She ain't no human being, que ella no era un ser humano, cosa que se ha visto cincuenta años después confirmada en este jubileo de platino recién celebrado, cuando hemos comprobado que la Isabel II que saludaba juvenil y sonriente desde su carroza dorada de cuento de hadas a sus súbditos no era la de carne y hueso, sino un holograma virtual de sí misma. 

      
    También decía la letra de aquella memorable canción que Isabel II, que firma los documentos oficiales como Elizabeth R (con R de regina, que en latín, esa prestigiosa lengua muerta, significa 'reina') en lugar de Elizabeth Q (con Q the Queen, 'reina' en la lengua del Imperio de la Commonwealth of Nations), era una figura decorativa o un figurón como el mascarón de proa de una nave, que no es lo que parece: And our figurehead / Is not what she seems.

    La imagen electrónica que podía verse a través de la ventanilla de cristal del rutilante landó no era más que eso, una proyección holográfica, la ilusión óptica de una reina juvenil, coronada y vestida de gala, una mágica ficción. La reina no iba dentro del landó, pero daba la sensación de que sí, lo que no deja de ser una espléndida metáfora de una realeza que no es real, sino ideal, por aquello de que los que manda son los más mandados por el Dinero, que es quien realmente lleva los pantalones. Por eso el reinado de la reina Isabel II es una monarquía holográfica, diríase que fantasmagórica y virtual. 


    Volviendo a nuestro Juanito Podrido, dicen que el que no es un pirómano rebelde a los dieciocho años como era él no tiene corazón, y que el que sigue siéndolo a los cincuenta -no digamos ya a los sesenta y seis como él ahora- no tiene cabeza, cuando lo sensato es mantener apagados a esa edad los rescoldos que queden, si alguno queda, del fuego adolescente.

       El caso es que John Lydon, alias Johnny Rotten, parece confirmar ese dicho. También él, que cantaba con reminiscencias nietzscheanas ácratas: I am an antichrist / I am an anarchist / Don't know what I want / But I know how to get it, o sea algo así como: Soy un anticristo / Soy un anarquista / No sé lo que quiero, / pero sé cómo conseguirlo, se arrepiente ahora y declara que la anarquía no era una buena idea, es una idea terrible. Claro que sí, pero no porque sea peor que la jerarquía, la oligarquía, la monarquía o la mera arquía u orden establecido, sino porque todas las ideas son terribles, y no hay una sola buena. Pero lo bueno no es lo que afirma, sino lo que niega. Resulta que la anarquía es terrible, pero el (des)orden establecido no lo es. Y nos deja claro Juanito Podrido que él no es anarquista ni un antisistema, sino un prosistema que reniega de su juvenil himno roquero Anarchy in the UK.


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La reina de Inglaterra en su carroza dorada era un holograma, una imagen fotográfica tridimensional, obtenida mediante iluminación por rayos láser, en colores.

El holograma de la reina y la reina del holograma saludando a sus súbditos.

 

martes, 7 de junio de 2022

¿Niño o niña?

    A algunos les puede parecer educativo o que no está mal que se les enseñe a los niños y adolescentes a decir cosas como “pene” y “vulva” en lugar de “pito” y “chocho”, que dicen los primeros, o en vez de “picha” y “coño” que dicen más bien los segundos, porque tanto unos como otros tienen que aprender a hablar “bien”. Son términos cultos. Puede que eso sea educativo, no vamos a ponerlo aquí en duda ni a negarlo. A fin de cuentas, una de las funciones de la educación es ampliar el registro lingüístico de las personas, y enseñarles que hay eufemismos para nombrarlo todo, incluso para sus partes más íntimas, como dirían los finolis.

    Pero lo que ya pasa de castaño oscuro es que además de inculcarles el registro culto del lenguaje con términos como esos de “pene” y “vulva”, los adoctrinen diciéndoles cosas como la siguiente, que está sacada de un libro de texto supongo que de educación sexual o algo así, no sé si de primaria o de secundaria, pero poco importa:


    Viene un dibujo de un montón de niñas desnudas (curiosamente todas con el estereotipo de la melenita de pelo largo) y el siguiente texto: "La mayoría de las chicas tenemos vulva y algunas tenemos pene”. Como la mayoría no son todas, se aclara que hay algunas que no comparten el atributo sexual característico. A continuación otro dibujo de un montón de niños desnudos (curiosamente todos con el estereotipo de pelo corto) y el siguiente texto correlativo: “La mayoría de los chicos tenemos pene y algunos tenemos vulva”.

    Es un buen ejemplo de cómo el estereotipo sexual, lejos de desaparecer sin más, ha dejado de depender del sexo, y el sexo ha pasado a depender del estereotipo. Resulta curioso cómo lo que se planteaba como una crítica de los roles sexuales acaba siendo su más acérrima defensa. Y es un buen ejemplo, además, de cómo se está engañando a niños y adolescentes con la mejor intención del mundo, pues de lo que se trata según parece es de aceptar a los que no se sienten a gusto dentro del cuerpo que les ha tocado y de facilitarles la transición al cuerpo idealizado que desean. 

   Ha aumentado el número de casos de adolescentes y niños que dicen haber nacido en un cuerpo equivocado, pero en verdad o todos hemos nacido en un cuerpo equivocado, con el que no nos identificamos en absoluto, o, al revés, ninguna persona ha nacido en un cuerpo equivocado ni tiene por qué avergonzarse de él. 


     La teoría de que el sexo no es algo biológico sino ideológico comenzó en los años 90 en los campus universitarios de Estados Unidos, especialmente de la mano de la filósofa estadounidense Judith Buttler, extendiéndose por Estados Unidos, Europa y Canadá. Se trata de un constructo social que se impone de forma arbitraria al nacer y que, además, no es binario, no hay dos sexos, sino muchísimos más, infinidad de ellos... La típica pregunta ante un recién nacido: ¿Es niño o niña? Puede responderse ahora diciendo: ¡Será lo que quiera ser! Es pronto para saberlo.

    Lo paradójico de este movimiento es que, buscando la despatologización, perdón por el palabro, de los problemas vinculados con el sexo y el género, propone someter a las personas que no se identifican con su cuerpo un tratamiento fármaco-quirúrgico irreversible que conllevará probablemente una medicación de por vida. 

    Se maneja este dato, que no he comprobado pero que parece verosímil: en Estados Unidos, aproximadamente en los últimos 10 años, las clínicas de cambio de sexo se han multiplicado por cien. Han pasado de ser tres o cuatro hace unas décadas a ser ahora 300, 400.

    Hay un elogio de la individualidad permanente, un elogio del deseo irracional del átomo personal, de la subjetividad, donde lo que predomina es el sentimiento individual. Es un tipo de discurso que llama a descomponer la sociedad en individuos, a diluirla, a eliminar, disolver todo lo que nos une y, por el contrario, convertirlos en un montón de individuos aislados absortos en sus deseos.

    Una viñeta muy oportuna de El Roto en que una niña de rubios cabellos le pregunta a su padre cómo es posible que pueda elegir entre ser niño o niña y no entre rica y pobre. Y el padre le responde: Es que eso es muy difícil.

 

lunes, 6 de junio de 2022

Más mensajes teletípicos

La mayor mentira de los medios de información masivos modernos, que no de comunicación, los mass media en la lengua del Imperio, es que son independientes.
 
El rey de Babilonia estrechando la mano del rey de Asiria

 Los mass media no pueden ser independientes, por más que lo publiciten, porque no representan intereses públicos, sino privados del capital que los financia. 
 
El País reconoció que no era independiente y quitó de su cabecera el logo “Diario independiente de la mañana” y lo sustituyó por “Diario global (en español)”.
 
 Es harto difícil por no decir que prácticamente imposible lograr que alguien entienda algo cuando su salario depende precisamente de no entenderlo en absoluto.
 
 Estamos todos condicionados por los aparatos ideológicos del Estado y del Capital, y reprimidos, si fuera y es preciso, por los respectivos aparatos represivos.

No tiene mucho sentido cantar las cuarenta a los mandarines democráticos que ostentan el poder porque ellos ya conocen, y no les importa en absoluto, la verdad.
 
 No te engañes, amigo mío que quieres llegar a ser escritor reconocido algún día; si les gusta lo que escribes tú es porque solo escribes tú lo que les gusta.
 
 Hera y Atenea se dan la mano en señal de alianza.
 
  Digerimos la sopa boba de la narrativa oficial como un niño pequeño ingiere con paparruchas las cucharadas de la espesa papilla que le ofrece su madre cariñosa.
 
Manufacturing consent. Nos hallamos bajo el hechizo de los fabricantes del trampantojo de la realidad, los mass media, que quieren nuestro total consentimiento.
 
La máquina productora de crisis -¡qué crisis ni qué niño muerto!- cautiva por completo al público amodorrado con las series de las plataformas de televisión.
 
¿Sorprende la poca resistencia crítica al envío de armas a Ucrania o a los mandatos autoritarios del gobierno pandémico? No, y hasta hay quienes lo agradecen.
 
¿Sorprende la demonización de las hordas bárbaras rusas sin los refinamientos de la culta Europa heredera del imperio romano, del carolingio y del germánico?
 
Hemos visto con desconcierto cómo personas supuestamente sesudas no mostraban síntomas de inteligencia tragándose las más bobas explicaciones de lo que pasaba.
 
Si algo nos ha enseñado el cuento este de la enfermedad del virus coronado es que no es importante demostrar nada, basta con creer que es realmente verdadero.
 
En el mayor experimento jamás concebido hasta la fecha, la pseudopandemia que dura ya varios años, la OMS se ha convertido en señora de engañados complacientes.
 
La ausencia de pruebas y evidencias fehacientes de la existencia de vida extraterrestre es en realidad para muchos crédulos la evidencia misma de su existencia.
 

 

domingo, 5 de junio de 2022

Vincent en la prisión de Newgate

    No consta en ninguna biografía del pintor que haya estado nunca en la cárcel, aunque sí que durante el mes de enero de 1890 ingresó, al parecer voluntariamente, en el manicomio de Saint-Rémy-de-Provence, en el sur de Francia, donde Vincent Van Gogh (1853-1890), como no podía dejar de pintar nunca, copió un grabado del libro “Londres: Una peregrinación”, una especie de guía turística londinense de la sombría época victoriana de las novelas de Charles Dickens, escrita por Blanchard Jerrold e ilustrada con estampas de Gustave Doré. Uno de los 180 grabados en blanco y negro de Doré llamó particularmente la atención de Vincent y lo reprodujo con su peculiar paleta de colores. 

Prisión de Newgate
 
     El grabado de Doré lleva por título: “Newgate: el patio de ejercicio”. Representa a un grupo numerosos de presidiarios que describen un círculo en el patio de la prisión durante la salida de las celdas a fin de tomar el aire y ejercitar las piernas. Su paso lento, cansino, repetitivo, marca un eterno retorno que gira sobre sí mismo frente a la indiferencia de los carceleros vigilantes que están a la derecha.

     En la esquina de la calle New Gate, nombre de una de las puertas de la muralla romana, con la de Old Bailey, en la city londinense, se alzaba esta prisión, cuyo patio de recreo Van Gogh recrea con sus pinceles porque de alguna forma se ha identificado con la metáfora carcelaria de privación de libertad. 

Vista del lado oeste de la prisión de Newgate
 

    En la novela de Daniel Defoe Fortunas e infortunios de la famosa Moll Flanders, Moll, una convicta de Newgate, describe así la cárcel: Es imposible describir el terror de mi alma, cuando me trajeron por primera vez, y cuando vi a mi alrededor todos los horrores de aquel lúgubre lugar: Me consideraba perdida, y que no tenía otra cosa en que pensar que en salir del mundo, y eso con la mayor infamia; el ruido infernal, los gritos, los juramentos y el clamor, el hedor y la asquerosidad, y toda la horrible multitud de cosas espantosas que vi allí, se unieron para hacer que el lugar pareciera un emblema del propio infierno, y una especie de entrada en él.

Newgate: el patio de ejercicio, Gustave Doré (1872)
 

    ¿Por qué llamó la atención de Vincent este grabado? Porque se sentía, sin duda, como esos reclusos, prisionero de sí mismo, si es que se había internado voluntariamente en el sanatorio psiquiátrico, y prisionero del mundo, en definitiva, dando vueltas incansables en círculos como los presos de la estampa de Doré. 

    Quizá al pintar el óleo, pensaba ya en cómo salir de esa cárcel, en su suicidio, que cometería en julio de ese mismo año. Se trata de un cuadro claustrofóbico, ambientado como está en un espacio cerrado, sofocante; no sólo no hay ningún horizonte sino que los altísimos muros de la prisión, parecen elevarse al infinito. No hay ningún cielo, por lo que es un reflejo fidedigno del propio encierro voluntario y del sentido de reclusión de los últimos días de la atormentada vida del artista.

    De esta tela, de este círculo de dolor que representa una condena sin fin, la mirada del prisionero que está en primer plano busca nuestros ojos. De hecho, el preso que no lleva gorra y tiene cabellos rubios -"el loco del pelo rojo", como se tituló en España la película Lust for Life (1956) de Vincente Minnelli en la que Kirk Douglas encarnaba a Van Gogh- que mira al espectador del cuadro recuerda bastante al pintor, por lo que algunos críticos opinan que es un autorretrato, o al menos una descripción de cuál era el espíritu de su estado de ánimo cuando pintó el cuadro. 

La ronda de los presos, Vincent Van Gogh (1890)
 

    Vincent se sentía realmente deprimido en estos días, y no veía escapatoria. Aunque nunca estuvo en la prisión de Newgate que retrata, la cárcel le sirve como metáfora para expresar su situación actual, recluido en un manicomio, y su anhelo de vida y libertad. Las paredes de esta prisión son altísimas y ocupan la totalidad del lienzo. Los presos están en la mitad inferior. La claustrofobia es amplificada además por esa forma poligonal de los muros que no dejan lugar a un soplo de aire ni rastros de vida natural, salvo, apenas, si nos fijamos un poco tanto en el grabado original como en la tela de Van Gogh, un par de mariposas blancas sobrevolando en lo alto, en la mitad superior del óleo, que tiene unos colores menos sombríos,  hacia un cielo que se adivina pero que a nosotros no nos es dado contemplar.   

sábado, 4 de junio de 2022

Currículo oculto

    La escuela nos ha inculcado, como quien no quiere la cosa y como la vieja zorra embustera de la fábula, un currículo oculto. ¿Qué es el currículo oculto? Es un concepto pedagógico de enorme interés, aunque parezca mentira. Consiste en imbuirnos subliminalmente unos contenidos que no figuran en los programas oficiales y que no se reconocen como tales, por ejemplo, la uniformidad, la competitividad deportiva fruto de la examinación y la constante evaluación,  la aceptación acrítica de la sumisión, la justificación sagrada de la autoridad como jerarquía y de la moral, es decir, de la norma, basadas no ya en la gracia de Dios sino en la gracia democrática, diríamos, del pueblo, que jamás se cuestiona, y sobre todo el sometimiento a los horarios y calendarios impuestos, así como a la segmentación del ocio  (no en vano a los recreos los han llamado con ridículo eufemismo ”segmentos de ocio”) y el trabajo, lo que supone el fomento del aburrimiento consustancial a toda institución educativa que se precie tanto pública como privada.


    Donde más se nota la existencia de un currículo oculto es en la obligación y el control más o menos escrupuloso de la asistencia de los alumnos a clase por parte de los llamados centros educativos -ya no centros de enseñanza, como aquellos antiguos Institutos Nacionales de Enseñanza Media (INEM), sino de Educación Secundaria (IES) como los llaman ahora-, que los escolarizan manu militari hasta la edad obligatoria de los dieciséis años a la fuerza. Ya se habla incluso de ampliar la escolarización tanto por abajo desde los cero años en las guarderías hasta la mayoría de edad a los dieciocho. De hecho cuando oímos una expresión como "edad escolar" no nos extraña, nos parece lo más normal del mundo que haya una edad de la vida humana, la infancia y la adolescencia, asociadas al aprendizaje y a  la escuela, la edad de estar recluidos obligatoriamente en un centro escolar. Olvidamos lo que significaba la scholé griega: libertad, vida no sujeta al trabajo, juego, lo mismo que su calco semántico latino ludus: ocio. 

    Da igual el programa, da igual lo que se enseñe o no se enseñe, ya sabemos que no se aprende nada. Si la escuela ha reducido el analfabetismo, por ejemplo, ha sido a costa de ahogar el gusto y el interés por la lectura al hacer de lo que constituía un placer voluntario una obligación. Es curioso cómo la institución compagina o sustituye los exámenes tradicionales por la tarea o el deber -los famosos deberes contra los que se revuelven algunos padres- de leer un libro y "hacer un trabajo" sobre él. 
 
 

     Lo importante de los centros educativos es que los niños estén allí acuartelados a tiempo parcial y subordinados a un horario y a un calendario escolares impuestos desde arriba por el ministerio correspondiente del gobierno, es decir, dependiendo del reloj y el almanaque con sus días rojos y negros que les mandan y sus período lectivos y vacacionales. Algunos centros educativos no difieren mucho de los presidios, con puertas cerradas, rejas, muros y celosías, y con profesores que cubren muchas veces su horario lectivo con las llamadas "guardias de recreo o de patio", para vigilar como si fueran gendarmes o guardias de la porra que los pequeños no se escapen del recinto escolar o no se peguen entre ellos e inflijan malos tratos. 
 
    Y es que la vieja zorra embustera que es hoy la escuela democrática no pretende inculcar solamente unos valores confesables y constitucionales incluidos en las programaciones de las llamadas asignaturas de antaño o materias curriculares y unidades didácticas de ahora con sus ejes transversales y demás mandangas y monsergas de competencias incompetentes -¡qué fárrago terminológico, que palabrería especializada en no decir nada!-, sino también, y sobre todo, otros menos respetables y más crípticos, que no críticos, subyacentes en todo caso a la propia institución, pero que son los que verdaderamente interesan: eso es el currículo oculto, nuestro curriculum uitae.

 
     
    Algo parecido ha sucedido con las llamadas actividades extraescolares -una vez acabado el paréntesis que ha durado dos años de la pandemia-, cada vez más prolíficas al haber aumentado los años de escolarización entendida como reclusión obligatoria. Es necesario que los colegios que se precian organicen a porfía, al modo de las agencias de viajes, actividades que se desarrollen fuera del encierro de las aulas, de manera que las actividades escolares o académicas propiamente dichas  vengan a ser sólo un pretexto, es decir un texto que se antepone o pone por delante, para las otras, que son las que realmente interesan, porque suponen una "salida" de la rutina escolar, un simulacro de liberación que, como el fin de semana o las vacaciones, pueda hacer más tolerable la vuelta a la normalidad, la semana laboral/escolar,  y la clausura de las clases, de modo que los alumnos y las alumnas, como dicen ahora para visiblizar el sexo femenino, como si no estuviera incluido en el genérico o no marcado que es el masculino, puedan cantar en los autobuses la cantilena aquella de "Qué buenos son, qué buenos son los padres escolapios (o salesianos,  o qué buenas son, para el caso, las madres teresianas, o los profes y las profas del colegio, si de la enseñanza privada-concertada pasamos a la pública),  qué buenos y buenas son, que, acabada por ahora la pandemia, nos llevan de excursión". 


    El sistema tampoco quiere ya viejos profesores casposos que den lecciones magistrales ex cathedra, abusando de un verbalismo hoy en día tan denostado por las nuevas tecnologías y métodos de exposición audiovisuales e informáticos, sino vídeos y powerpoints. Por eso las autoridades gubernativas han venido optando por prejubilarlos. El sistema prefiere modernos showmen, pedagogos lúdicos y alternativos y progresistas; jóvenes psicólogos que entiendan al niño -y a la niña- y se pongan en su lugar y que, en el colmo de los colmos, se sientan responsables del fracaso escolar de sus alumnos -y alumnas- y entonen el mea culpa, mea maxima culpa,  y eduquen a sus padres, si hace falta, para lo que crean, oh aberración pedagógica, las “escuelas de padres o de adultos”. 
 
    La escuela democrática de hoy pretende convertir al ciudadano en un policía de sí mismo, y es que la represión en la era democrática que vivimos, la buena represión, digamos, es, como la buena educación de antaño, la que no se ve, la que no se nota, la que casi pasa inadvertida, la auto-represión y el auto-control, lo que no quiere decir obviamente que no exista la represión, sino todo lo contrario: existe y muy mucho, mucho más que antes, más interiorizada que nunca, por eso no se nota, porque para eso existe, para que no se note. Su eficacia radica en su invisibilidad y en que no procede de fuera, sino de dentro de nosotros mismos: se trata de una autoexigencia y autoimposición que nos lleva por el camino de la depresión y la amargura. Por eso hay que denunciar el currículo oculto. Para que se vea.
 

viernes, 3 de junio de 2022

J'adore

    J'adore (literalmente “adoro” en francés, pero se traduce mejor al castellano como “me encanta”) es un perfume femenino -para mujeres- de la casa Dior, que es 'una oda a las mujeres, a su audacia, a su belleza'. Buscando información sobre el agua de colonia de esa casa me encuentro con esta literatura: “Un torbellino interminable de flores liberadas exhalando su perfume hasta el infinito: la rosa centifolia, el jazmín sambac, el ylang-ylang y el nardo de la región de Grasse se cincelan con los acentos amaderados de un sándalo cremoso”. Y la siguiente y sugerente foto con el lema Infinitely woman: mujer infinitamente donde se sugiere que el frasco que contiene la odorífera esencia es la mujer misma.


    El frasco representa el cuerpo sinuoso de la mujer, que es la destinataria del perfume, como se ve en la imagen, donde para resaltar esta idea publicitaria la modelo lleva un collar anillado y dorado al cuello como el recipiente del perfume siendo su cabeza el tapón. El cuerpo de la rubia modelo es, no podía ser de otra forma, dorado, como el frasco. 

  

    El perfume ha sido presentado con el eslogan "Future is gold", material que rodea a la bellísima actriz jolivudense Charlize Theron durante todo el spot dirigido por Jean Baptiste Mondino, en el que aparece luciendo un espectacular vestido dorado y trepando por un telón dorado en un salón cubierto de oro (el salón de los espejos de Versalles, que representa el papel de la mujer subordinada al patriarcado históricamente) para llegar a romper el techo de cristal de su empoderamiento, a través del cual accede a una ciudad repleta de oro también donde se levantan altos rascacielos.

    El empoderamiento de la mujer no es ningún logro social como nos lo presenta el anuncio publicitario porque supone la equiparación de la mujer al hombre en lo peor que este tiene, que es precisamente el poder, lo que lejos de destruir el patriarcado actual existente viene a reforzarlo haciendo que el sexo sea indiferente como requisito para desempeñar el mando. En ningún momento se cuestiona el Poder establecido, sino que se defiende el derecho de la mujer a ejercerlo como el varón: tanto monta, monta tanto Isabel cómo Fernando, sus católicas majestades. Lo cual, lejos de derrocar la monarquía, la consolida.   

    El anuncio de Dior nos va diciendo en la lengua del Imperio: "The past can be beautiful / A memory, a dream / But´s no place to live". Se alude a la belleza del pasado, que no es un lugar donde actualmente se pueda vivir. Y sigue: "And now is the time / The only way out is up / It´s not heaven / It´s a new world / The future is gold". Ahora es el momento de emprender el camino hacia arriba, no hacia el cielo paradisíaco, sino al Nuevo Mundo: una ciudad de fálicos rascacielos. "El futuro es oro" es precisamente el título del filme publicitario. 

 

    Al toparme por la calle con este panel publicitario en una parada de autobús urbano no he podido dejar de asombrarme, y he tomado la foto que publico, donde el frasco que hemos visto que representaba el cuerpo de la mujer recuerda también, a la vista de esta imagen, el ofrecimiento del sexo femenino, el coño abierto bajo la boquita cerrada de unos sensuales labios. Si procedemos a la anatomía o despiece, las manos constituirían los labios vaginales (mayores y menores), el tapón el clítoris, debajo del clítoris se adivina el orificio uretral en forma de punto y, más abajo, en el hueco abierto entre las manos se abriría la vagina dorada. La garganta de la mujer donde aparece la inscprición Life is Gold (la vida es oro) sería en esta imaginería el Monte de Venus.  ¿Pornográfico? No, erótico. La publicidad no suele recaer en pornografía. Pero sí que de alguna forma lo hace porque presenta a la mujer como un coño, lo que recuerda a aquel otro eslogan publicitario de hace unos años "Toda tú eres un culito", ante el que protestaron muchas feministas argumentando que las mujeres eran algo más que "un culito". Nos hallamos aquí aunte una forma más sofisticada de decir algo parecido: "Toda tú eres un coñito".




   La inscripción "Life is gold" (la vida es oro) recuerda al dicho castellano: El tiempo es oro, o, también en inglés, time is money (la vida es dinero). La casa Dior sustituye el término time por life, el tiempo por la vida, una vida que se desarrolla en el tiempo y que se computa como tal. El anuncio protagonizado por Charlize Theron lo dice al final: El título del filme es "The Future is Gold". El futuro es oro. El dorado perfume no podía ser barato. Desde 76 euros el frasco más pequeño. 

jueves, 2 de junio de 2022

¿Filántropos o filárgiros? Da igual, es lo mismo.

    A multimillonarios como Bill Gates, Georges Soros y Charles “Chuck” Feeney suelen calificarlos generosamente los locutores televisivos y los periodistas como “filántropos”, o sea, “amantes de la humanidad”. Digo que es una calificación generosa por no decir que gratuita, y sin mucho fundamento. Su amor a la humanidad, su filantropía, se traduce en realidad en  una firlargiria o amor al dinero mismo. Son filárgiros, amantes del vil metal, sólo que en su fuero interno identifican el oro, el dinero, con el ser humano. Los hombres son para ellos recursos humanos, o, siguiendo la metáfora de la que se hace eco el poeta griego Píndaro, dinero. Si aceptamos la ecuación, definirse como amante de la humanidad sería lo mismo que definirse como amante del dinero: filantropía sería filargiria y viceversa.

    Las fortunas que han amasado estos magnates milmillonarios son fruto de expropiaciones de lo común: sus apropiaciones,  sus fortunas, son expropiaciones. Por mucho que luego quieran limpiar su mala conciencia, es decir la conciencia de que han cometido un robo, con generosas donaciones humanitarias para blanquear su dinero negro, la denominación de filántropos les cae gordísima, muy grande. En realidad son filárgiros. Lástima que nuestra docta Academia no recoja todavía este término, de origen griego, como filántropo, formado sobre phílos, «amigo» y árgyros «plata» o sea «dinero». En portugués está atestiguado el término, que se define como aquel que muestra filargiria (definida como una preocupación excesiva por el dinero cuando no por avaricia o codicia). 

    Dejando aparte a Bill Gates, que muestra su filantropía queriendo reducir gracias a las vacunas el número de habitantes del planeta para que haya más sitio para los que queden con la mejor intención del mundo porque nadie hace mal a sabiendas,  o destinando fondos millonarios para crear leche materna artificial, y centrándonos en  otro multimillonario, George Soros, hay que denunciar su intervención en el Sínodo de Davos para «alertar» de la importancia que tiene derrotar a Rusia de manera urgente. Según Soros, de lo contrario, podríamos encontrarnos ante el inicio de la Tercera Guerra Mundial y nuestra civilización «podría no sobrevivir». Curioso que para evitar la Tercera Guerra Mundial tengamos que comenzarla... si no la hemos comenzado ya.   Según su muy errado punto de vista, la invasión de Ucrania por Rusia se produjo en medio de la lucha entre dos sistemas de gobierno diametralmente opuestos entre sí: una sociedad abierta y una sociedad cerrada. Evidentemente, para Soros, Rusia encarna la sociedad cerrada y Occidente, es el estandarte de sociedad abierta. ¡Qué sencillo y fácil de entender, no hacen falta más que dos neuronas, pero qué maniqueo y qué falso! Su filantropía, además, excluye a los rusos del resto de la humanidad.


    El otro milmillonario, Charles “Chuck” Feeney, ha dejado de serlo por voluntad propia a sus noventayún años de edad, en el umbral de su vida, recién cumplidos, y ha decidido enfrentarse a la Parca “arruinado”. Ha regalado su fortuna que ascendía a ocho mil millones de dólares a obras benéficas, universidades y organizaciones de todo el mundo a través de su fundación Atlantic Philanthropies. Con este gesto alienta a los multimillonarios como él a donar su dinero en vida para controlar mejor su destino. Es la idea que él ha patentado de 'Giving While Living', o sea de dar mientras se vive... no vaya a ser que luego venga Hacienda y se lo lleve. 

miércoles, 1 de junio de 2022

"Como la hoja seca..."

    La Vagantenstrophe o Vagantenzeile, como se llama en alemán, la estrofa goliárdica, propia de la lírica medieval latina tanto religiosa como laica, está compuesta por cuatro versos largos de trece sílabas, formados cada uno de ellos por dos hemisquios: uno de siete sílabas ( + - + - + - +) y otro de seis (+ - + - + -) , donde el signo “ +” representa el golpe de la marca rítmica y el signo “-” la sílaba no marcada. Cuando se dice sílaba marcada rítmicamente se quiere decir en principio que lleva el acento de palabra como marca rítmica, aunque pudiera no llevarlo eventualmente y sentirse como tal, arrastrada por el ritmo general. Asimismo, cuando se dice no marcada se dice sílaba átona o carente de acento de palabra en principio, aunque podría llevarlo eventualmente y no percibirse como tal marca rítmica, cayendo a contratiempo, lo que podría dar un énfasis especial a la palabra dentro del verso. 


     Un ejemplo conocido es el célebre himno tabernario de la Confesión del Archipoeta (siglo XII): Meum est propositum / in taberna mori, // ut sint vina proxima / morientis ori. // Tunc cantabunt letius / angelorum chori: // "Deus sit propitius / huic potatori." Como puede comprobarse hay rima consonante en -ori: mori, ori, chori, potatori. Una traducción aproximada que mantiene el ritmo y rima podría ser: Mi propósito es morir / en una taberna // donde el vino cerca esté / de mi calaverna. // Cantarán los ángeles / con su voz muy tierna: // “Tenga de este bebedor / Dios clemencia eterna”. La estrofa tiene algún parecido lejano con la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo de nuestro mester de clerecía: cuatro versos alejandrinos -catorce sílabas- con rima consonante entre ellos, partidos en dos versos heptasílabos. Sirva como ejemplo esta estrofa (784) del Libro de buen amor del Arcipreste de Hita: “¡Ay viejas pitofleras, malapresas seades! / El mundo revolviendo, a todos engañades: / mintiendo, aponiendo, deziendo vanidades, / a los nesçios fazedes las mentiras verdades”.

    Del Archipoeta, precisamente, me apropio de un verso: folio sum similis de quo ludunt uenti, que traduzco: igual que hoja seca soy / con que juega el viento, que me recuerda a las feuilles mortes de Prévert, y me lanzo a la carrera.

Soy como hojarasca yo

con que juega el viento,
siempre a la ventura voy
y es que no escarmiento,
culo inquieto, aquí y allá, 
soy de mal asiento,
dando tumbos por ahí
sin conocimiento.

Como arenas de la mar,

mis penas sin cuento.
Triste, pero alguna vez
loco de contento.
Húndase por mí, ojalá,
todo el firmamento;
yo a toda velocidad
marcho a paso lento.

martes, 31 de mayo de 2022

Tres gorilas positivos

    La máquina de producción incesante de noticias para consumo informativo del que quiere saber lo que pasa sin enterarse paradójicamente por eso mismo de nada de lo que está pasando saca la noticia de que tres de los siete gorilas que viven -si eso es vida y puede denominarse como tal- en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria) tienen COVID, sí, sí, covid, no viruela del mono, sino covid, o, mejor dicho: no es que lo tengan propiamente hablando, sino que han resultado positivos en las pruebas que se les realizaron al efecto a petición del veterinario de los simios. 

    El responsable de los animalejos se mosqueó al comprobar que varios de los gorilas tosían y tenían más mocos de lo habitual. Al parecer, habían perdido, además, el apetito y se mostraban cansados. Y se le ocurrió que, habiendo como hay una pandemia de coronavirus desde hace algo más de dos años, los gorilas podían estar también ellos contagiados y enfermos, pobrecitos. Loable que se preocupe de la salud de los animales que están a su cargo, pero la ocurrencia no deja por ello como poco de ser disparatada, y falsa la alarma desatada.

 
Escultura de gorila de Cabárceno
 

    Así que puesto al corriente el Director General de Salud Pública de la taifa cántabra, el señor Reinhard Wallmann, ordenó que se hicieran pertinentes los análisis.  No les metieron a los gorilas el palitroque por las narices para hacerles la PCR dichosa, ni les tomaron muestras de saliva o de sangre, sino que analizaron sus heces que era lo que más a mano tenían después de recoger muestras copiosas. Analizados los excrementos en el laboratorio, tres de los siete gorilas resultaron positivos en coronavirus, aunque una de las dos hembras afectadas con una carga viral muy baja. 

Gorila de Cabárceno con una zanahoria en la boca.
 

    Al parecer, según la prensa local de campanario, los tres se encuentran ya mejor, prácticamente asintomáticos. En mi visita al parque como reportero aficionado que además está exento de pagar los 32 euros que cuesta la entrada de adulto por vivir en uno de los términos municipales en los que se halla el parque temático, pude comprobar que los siete gorilas están aparentemente en perfecto estado de salud. Han recuperado el apetito y el humor y tienen un comportamiento normal. «Probablemente ha influido que ninguno tenía una carga viral reseñable», y no solo una de las dos hembras, como se dijo al principio.

    Dado que los animales viven en un recinto cerrado tanto interior, donde una gran cristalera los separa del público, como exterior, donde se levantan unos altos muros con el mismo fin, se sospecha que la vía de contagio han podido ser los cuidadores, por lo que fueron sometidos a las pruebas todos aquellos que en las últimas semanas se han ocupado de los animales para seguir la pista y detectar cuál sea el genoma del virus. Los cuidadores resultaron negativos, quizá porque como suele suceder hayan pasado la enfermedad del virus sin enterarse.

Gorila de Cabárceno a la sombra de una palmera.

    «Necesitamos saber qué variante es porque hay que descartar todas las posibilidades», afirma el Consejero de Sanidad y Director General de Salud Pública. Podría tratarse de una variante desconocida hasta el momento que haya sido capaz de saltar con facilidad de humanos a animales. No sería la primera vez que sucede. «Existe una publicación de hace un año donde ya se constató un caso de gorila infectado en un zoológico de California» añade.

    «Esto es algo que se piensa que puede ser habitual aunque no esté muy estudiado. Hace tiempo que se está tratando de entender cómo el virus ha sido capaz de mutar tan rápido para dar lugar a las variantes que conocemos en tan poco tiempo. Y una de las hipótesis más compartidas es que ha estado viajando de los animales a los humanos continuamente», explica el epidemiólogo. Pero ahora parece que según eso se estaría cerrando el círculo, y rizando el rizo, como suele decirse, y el virus estaría regresando de los humanos a los animales, esos antepasados nuestros.

 

     ¿No podía haberse tratado de un catarro común?¿No podría haber sido un resfriado corriente? Parece que esta hipótesis no se contempla, y que descartada como está se piensa en la existencia de un contagio como única explicación, y por lo tanto hay que identificar el vector de dicho contagio y poner en marcha el rastreo. En todo caso no ha sido necesario aislar a los gorilas positivos del resto confinándolos ni ponerles mascarillas que probablemente hubieran durado menos que un suspiro en sus bocas. Habida cuenta de que no hay un tratamiento específico, y la poca carga viral de los tres afectados, sólo se le aplicó medicación a Nicki.

    Como puede comprobarse por noticias como esta, que han saltado enseguida a toda la prensa nacional y a la televisión -durante mi visita, TVE estaba entrevistando al veterinario que dio la voz de alarma-, si no se trata de mera propaganda turística del parque, que no vive en sus mejores momentos después de algunos incidentes como el incendio del cubil en el que murieron  tres jirafas hace unos años, seguimos inmersos en la ya larga y cansina narrativa covidiana porque interesa seguir con la ficción de la pandemia, porque algunos están interesados en el relato que impide que no nos enteremos de verdad de lo que pasa.

lunes, 30 de mayo de 2022

Vidas ejemplares: Martín de Tours desenmascara al diablo (y II)

    Con ochenta discípulos fundó Martin de Tours un cenobio, es decir, un convento apartado del mundanal ruido donde vivieran en comunidad y retiro los monjes, y donde no existía la propiedad privada (nemo ibi quicquam proprium habebat) por lo que todas las cosas se ponían en común (omnia in medium conferebantur).

    Allí no había dinero que valiera, que había quedado abolido, porque no estaba permitido ni comprar ni vender nada (non emere aut uendere... quicquam licebat). Puso en práctica el santo varón la comunidad de bienes y la abolición efectiva del vil metal, lo que podría considerarse algo imposible, una utopía, que, sin embargo, contra lo que dice la etimología de la palabra, tuvo lugar y se llevó a cabo. 

    Podemos considerar que se trata de un hecho histórico, dada su verosimilitud, que, de ser cierto, y parece que lo es, viene a desmentir que sea una quimera imposible vivir sin dinero y sin la propiedad privada que el dinero proporciona. 

    La utopía tuvo lugar, al menos, históricamente en el monasterio medieval que fundó Martin de Tours en los alrededores de Poitiers, donde se estableció con sus discípulos y fundó el monasterio de Ligugé, que se considera el primero de la Galia cristiana, lo que ha venido a confirmar la arqueología al hallarse vestigios de ocupación en época galo-romana, por lo que pasa Martín de Tours por ser uno de los creadores del monacato primitivo en el país vecino. 

 Doble claustro de la abadía San Martín de Ligugé (Vienne, Francia)

     Martín de Tours fundó, además, según su hagiógrafo Sulpicio Severo, más iglesias y monasterios por doquier, intentando borrar siempre la huella preexistente del paganismo, tal era su fanático empeño: nam ubi fana destruxerat, statim ibi aut ecclesias aut monasteria construebat. 

    A menudo el diablo, nos dice la crónica, intentó burlar a Martín adoptando numerosísimas formas, no sólo masculinas como la de Júpiter o más a menudo la de Mercurio, el mensajero de los dioses (in Iouis personam, plerumque Mercuri), sino también femeninas transfigurándose ante él con los rostros de Venus y de Minerva (Veneris ac Mineruae... uoltibus). Él siempre se protegía de estos fantasmas diabólicos haciendo la señal de la cruz. 

    Pero el diablo, en otra ocasión, se presentó ante el santo varón en vuelto en una luminosidad purpúrea (luce purpurea), ataviado con un rico ropaje propio de un monarca (ueste etiam regia indutus) y con una corona de piedras preciosas y de oro (diademate ex gemmis auroque redimitus), de forma que pareciera cualquier personaje menos el que en realidad era, el mismísimo diablo. 

    Le dijo incluso al santo, mintiéndole: Christus ego sum. Yo soy Cristo. Y volvió a repetírselo. Pero el santo le dijo que no lo creía, que Cristo no podía presentársele así nunca, con esa arrogancia (in eo habitu formaque), sino mostrándole las huellas de su sufrimiento, los estigmas de la cruz (crucis stigmata). Ante lo cual, la imagen se desvaneció como el humo (ut fumus euanuit) y dejó en la celda del santo tal hedor (cellulam tanto foetore compleuit) que estaba claro que era el mismísimo demonio y no Cristo quien se le había aparecido, lo cual, dice Sulpicio Severo, el hagiógrafo de san Martín, es decir, el que convirtió a Martín en un santo al escribir su vida (uitam illius scribere), no debe ser juzgado fabuloso o ficticio porque él lo supo de boca del propio Martín (ex ipsius Martini ore cognoui). 

    Sin embargo, la noticia carece de todo rigor histórico. Aunque Sulpicio Severo la haya oído de labios del propio Martín, y se trate de un testimonio oral directo, no podemos considerar que haya sucedido dado su carácter sobrenatural; debe tratarse, más bien, de alguna alucinación crónica del propio Martín al que se le presentan en su imaginación, en primer lugar, las figuras de los dioses paganos que estaba empeñado en destruir, en forma de remordimientos de conciencia, y finalmente la del propio Cristo, que es un trasunto como descubre enseguida Martín del mismísimo Belcebú o, si se prefiere, Lucifer, que se desvanece como el humo cuando se descubre su identidad y deja un olor fétido, probablemente a azufre y huevos podridos en el aire. 

 San Martín desenmascarando al diablo