miércoles, 20 de abril de 2022

Coplas goliardescas (y II)

Escena tabernaria, David Teniers (1658)

Don Dinero, / lo primero, / que es Divina Majestad: / tan contante, / tan sonante / y en olor de santidad. 
 
 Bebe, olvida / ley de vida, / sólo vives una vez; / vive y bebe / vida breve / apurando hasta la hez. 
 
 El Estado, / ¡ni pintado!, / nuevo dios del Sinaí. / Sin embargo, / me hago cargo: / Cago en Dios y cago en mí. 
 
Hoy la ciencia / es creencia / de una nueva religión / que se escuda / puesta en duda / tras la Santa Inquisición. 
 
 Con los años, / desengaños, / queda atrás la juventud. / ¡Cielo santo!, / ¡ay, qué espanto!, / cada Cristo con su cruz. 
 
Farsa, el mundo / tremebundo; / lo real es falsedad; / verdadera, / la Quimera; / falsa, la realidad 
 
Lo impusibli / es pusibli: / el cántabru medrará / ensin frenu, / mui de llenu, / nun juturu cuajará.
 

martes, 19 de abril de 2022

Teletipos (5)

La lógica sacrificial siempre propagada por los poderes públicos nos empuja a inmolar el presente en aras de un futuro radiante que nos redimirá del sacrificio. 
 
¿Cómo se han amparado los gobiernos en la pandemia para imponer un Estado de Excepción y tachado de negacionista de la extrema derecha a quien lo cuestionaba? 
 
Con la gente, no con los gobiernos de naciones que se escriben como Dios con letra inicial mayúscula: ni Rusia, ni Ucrania, ni EEUU... ni España tan siquiera. 
 
 
 
Denunciar la falsedad del discurso del gobierno estadounidense y vasallos sobre Ucrania no avala la 'operación militar especial' del zar del Kremlin moscovita. 
 
Recuerda los últimos versos de la comedia ¡Muérete y verás...! de Bretón de los Herreros: Para aprender a vivir / no hay cosa como morir / y resucitar después. 
 
El virólogo recomendó como amuleto para protegerse de los malos espíritus el uso de la mascarilla FFP2 en interiores, pese a ser menos eficaz que el talismán. 
 
La inmunidad actual no evitará, según el experto en el virus coronado, la trasmisión durante el otoño que viene, por lo que, dice, habrá que volver a vacunarse. 
 
¿No sorprende la rapidez con la que se han actualizado ahora en las redes sociales las fotos de los perfiles de "¡Me vacuné!" con la bandera azul y amarillenta? 
 
El liberalismo es la política más intervencionista que ha existido nunca en la vida de los individuos, la economía y la sociedad bajo la idea falaz de libertad. 
 
 
 
El presidente francés dice en campaña electoral que cuando dijo tener ganas de joder (enmerder) a los no vacunados lo decía afectuosamente (jodienda cariñosa). 
 
Un amigo francés acerca de los comicios electorales: Les Elections servent à donner l'illusion de la Démocratie: ...sirven para crear la ilusión de Democracia. 
 
Guerra en Ucrania: Un batallón de voluntarios: "No queremos que nos someta un tirano extranjero". ¿Prefieren someterse voluntariamente a un tirano nacional?

lunes, 18 de abril de 2022

Zelenski, o 'il dolce stil novo' de liderazgo

    Aparte de la guerra que tiene lugar en el campo de batalla y de la que nos informan más que cumplidamente a todas las horas del día y de la noche, hay otra guerra mediática más sutil que se desarrolla en las redes sociales, una guerra en la que priman más las emociones que los razonamientos, que ya ha ganado Zelenski, una guerra decisiva para la suerte del país, Ucrania, que regenta.

 


    Zelenski era un actor de una comedia televisiva que ha logrado captar al electorado, retrasmitiendo la guerra en vivo y en directo, en streaming, por decirlo en la lengua del Imperio. Su rival, el zar del kremlin moscovita, comparado con él, resulta distante y frío. El actor ucraniano, sin embargo, llega enseguida, aunque sólo fuera por su torpe aliño indumentario, como decía Machado, vestido muchas veces de faena y a veces sin afeitar, con cara de sueño atrasado, lo que provoca una respuesta emotiva de simpatía hacia alguien tan cercano que interpreta muy bien su papel de víctima, lo que hace que aumente la corriente de empatía hacia su causa, la causa de un David que se enfrenta a un gigantesco Goliath.

 

Pose de guerra

    Mientras los ucranianos se visten como Zelenski, los rusos, herederos del imperio zarista y de su heredero sucesor el soviético, parecen unos burócratas desalmados. Zelenski, además, ejerce un liderazgo de nuevo cuño, a diferencia del zar del Kremlin moscovita. No parece un presidente de un gobierno al uso. No parece un político, un jefe de Estado, sino un civil, un hombre del pueblo, alguien muy cercano. Apenas se le ve con traje y corbata en las muchas imágenes que de él proliferan por la red, sino vestido como cualquiera de nosotros, muy cercano, pero eso no quiere decir que no cuide, como actor que es, no sé si bueno o malo, su imagen propia, no poco estudiada. A fin de cuentas, buen o mal actor, no deja de ser un actor muy consciente del papel que desempeña en el teatro del mundo.

  

    Una guerra tan devastadora y brual como la que se libra en el suelo ucraniano contra el invasor ruso no le impide a Zelenski, por ejemplo, organizar visitas guiadas, mirando sonriente a la cámara, a políticos que saludan a los medios, como el primer ministro británico.


     Hemos visto cómo se ha dirigido al parlamento español, disculpándose por el retraso debido a problemas técnicos y pidiendo encarecidamente perdón, mendigando acto seguido ayuda humanitaria para su devastado país (armamento y endurecimiento de sanciones para el enemigo), y logrando la empatía con su causa al citar los bombardeos de Guernica que inmortalizó Picasso, algo que seguramente le llegó al alma al Partido Nacionalista Vasco, y ha arrancado la ovación encendida de diputados y senadores puestos en pie en el hemiciclo que presentaba la composicón de las ocasiones solemnes.

 

domingo, 17 de abril de 2022

Elogio de la deserción y el antipatriotismo

    Una canción con letra de Boris Vian compuesta en 1954, todo un clásico antimilitarista: Le déserteur. La canción es una carta dirigida al señor presidente de la república francesa de un hombre que ha recibido la orden de movilización para ir a la guerra, en la que le dice que no va a ir al frente, que va a desertar y decir a la gente que desobedezca. 

     Y un fragmento de la espléndida película antimilitarista de Stanley Kubrick "Senderos de Gloria" (1957), donde se establece el siguiente diálogo entre el General Mireau, que ordena la toma suicida de la Colina de las Hormigas y el coronel Dax, papel que interpreta el recientemente fallecido actor Kirk Douglas. El general afirma: "Quizá esté anticuada la idea de patriotismo, pero donde hay un patriota hay un hombre honrado", a lo que el coronel Dax le responde: "No todos opinan así, el doctor Johnson decía algo muy distinto sobre el patriotismo". El general le pregunta: "Y ¿se puede saber lo que decía?", a lo que le responde el coronel:

-Nada en realidad.

-¿Qué significa 'nada en realidad'?

-Nada importante, señor. 

-Coronel, cuando pregunto algo siempre es importante. ¿Quién era ese hombre? 

-Samuel Johnson, señor.

-Muy bien, ¿qué tenía que decir ese tipo sobre el patriotismo?

-Dijo que era el último refugio de los canallas. (*)

 

    La cita en su versión original era: 'Patriotism is the last refuge of the scoundrel', y aunque el doctor Johson no se refería al patriotismo en general, sino al que él consideraba falso patriotismo en el uso particular del término que hacían algunas personas, la frase se ha generalizado, revelándose como una verdad en cualquier caso válida para todas las patrias, patriotismos y nacionalismos, incluido el humanista y el que está ahora más de moda, que llaman, transhumanista: bajo la farisaica apelación al ser humano se justifica la explotación del hombre, de los animales y de las cosas por el hombre, el llamado Rey de la Creación.

Fotograma de Paths of Glory (1957) Stanley Kubrick

sábado, 16 de abril de 2022

Wake up, Spain! (¡Arriba España!)

    En el II Foro Económico Español, la pretendida versión nacional del WEF, acrónimo del World Economic Forum, o sea del Foro Económico Mundial de Davos, se congregaron “más de 200 líderes del mundo de la política, la empresa, la ciencia y la sociedad civil”. El Foro se llamaba Wake Up, Spain! en la lengua del Imperio, es decir, ¡Despierta, España!, como si los organizadores quisieran sacar de su siesta modorra y zarandear a ese vejestorio de señora llamada España para que espabile. Wake Up, Spain! podría también traducirse libremente muy a gusto por ¡Arriba España!, expresión que a los mayores nos trae recuerdos de otros tiempos que, por lo que se ve, no son tan otros en el fondo. 


    Leo en El Español, uno de los organizadores del evento, la noticia y subrayo la imperiosa necesidad de acción que infunden al discurso: “Bajo el paraguas del II Foro Económico Español 'Wake Up, Spain!', todos ellos (sc. los más de doscientos líderes) han hecho un llamamiento a la acción. A pasar de las palabras a los hechos para que este país despierte y se ponga a trabajar para salir de la crisis provocada por la guerra de Ucrania justo cuando empezábamos a recuperarnos de la Covid-19”.

     La crisis, se nos dice subrepticiamente, se debe a “esta terrible guerra que estamos sufriendo a las puertas de Europa”, de la que nos enteramos por la televisión y la prensa, aunque no veamos la caja tonta ni leamos la prensa, que miente, como se sabe, más que la Gaceta, que era el diario oficial del Gobierno, o sea, el BOE, porque la inmensa mayoría de la gente, que ve la tele y lee los papeles, habla siempre de lo mismo, de la pobre Ucrania, la dama ultrajada y vejada, y del hijoputa de Putin que la ha invadido y la está masacrando, lo que redunda en el alza de nuestros precios y la insuficienica de nuestros salarios para la vida cotidiana.

    En cuanto a la pandemia hay que decir que ha propiciado, y no tanto ella como la gestión que de ella han hecho nuestros gestores, que España sea el país más consumidor de benzodiazepinas, es decir, ansiolíticos, tranquilizantes y pastillas para dormir del mundo por segundo año consecutivo.

    Uno de esos más de doscientos CEOS, otro acrónimo anglosajón, este de 'Chief Executive Officer', como llaman ahora con neologismo flagrante a los nuevos Jefes, era el Presidente del Gobierno de las Españas, que en su alocución cacareaba: “España no va a perder la carrera de la tecnología más avanzada. Muy al contrario. El Gobierno de España quiere que nuestro país definitivamente sea y se sitúe a la vanguardia del progreso industrial y también del progreso tecnológico.”

La guerra devastadora de los hermanos Marx

    Anunciaba así el Jefe del Ejecutivo un nuevo PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) el pasado 4 de abril sobre microchips y semiconductores que iba a conllevar una inversión pública de una cifra astronómica para mí y para la mayoría de la gente, supongo, tanto que me cuesta imaginarla: 11.000 millones de euros, que no de las antiguas pesetas en las que solemos contar los viejos, cantidad que también sería una barbaridad.

    “La guerra como la pandemia exige de todos nosotros unidad.” Unidad, peroraba, para proteger a Ucrania y pararle los pies a Putin, y establecía la equiparación de Europa y Democracia. Al mismo tiempo, afirmaba que Europa no era inmune ni a las pandemias ni a las guerras, como se había demostrado, dándoles una buena coartada a los fabricantes de vacunas y a los traficantes de armas, que así reactivarían nuestra maltrecha economía. Apoyaba así, de hecho, la política belicista de la Unión Europea de suministrar ayuda humanitaria, es decir armamento, a Ucrania, a pesar de que dicho país no forma parte de la Unión ni de la OTAN. Dicha política es una clara subordinación a los dictados de Londres y de Guásinton, dos países que no forman parte efectiva tampoco de la Unión.

      

Escena de guerra de Sopa de Ganso (1933), hermanos Marx.

  El presidente justificaba el desembolso de una suma tan elevada para su nuevo proyecto económico, pese a la crisis actual, adobando las razones con huera palabrería. Hago notar la jerga grandilocuente que emplea para no decir nada a la hora de definir la importancia de la inversión en los susodichos microchips y semiconductores: “Creo -dice textualmente- que las razones son bien conocidas. Podemos todas intuirlos, intuirlas mejor dicho (creo que aquí se ha liado el presidente queriendo decir “podemos todos -nosotros- y todas -nosotras- intuirlas (sc. las razones), que seguramente es lo que tenía preparado), incluso también corroborarlo y es que los semiconductores son un elemento básico de todos los sectores energéticos, y, por tanto, adquieren una importancia que yo calificaría de geoestratégica mundial en un contexto de transformación digital tan profundo de nuestras economías”. El discurso no tiene desperdicio. La charlatanería campanuda con la que envuelve a los microchips y a los semiconductores es de traca.


viernes, 15 de abril de 2022

Coplas goliardescas (I)

 A imitación de las cántigas de los goliardos medievales  (escritas por los clerici uagantes, clérigos vagabundos de vida irregular y golfa, desertores de los estudios eclesiásticos, que escribían y cantaban canciones populares y poesías mundanas en las que aparecía por primera vez la rima que no había conocido la poesía clásica  creando así sorprendentes asociaciones de palabras), van estas coplas goliardescas compuestas en el latín degenerado que seguimos hablando todavía. 

   En la Tierra, / sólo hay guerra / trabucada en son de paz; / camuflada, / disfrazada, / no se quita el antifaz.

 No se nace / sino se hace / hombre un hombre... y la mujer; / mala cosa / espantosa / es llegar tal mostruo a ser.

 Democracia, / triste gracia, / de una mano de barniz: / dictadura / pura y dura, / subyugada la cerviz.

 Sólo creo / lo que veo / que echan por televisión, / caja tonta / que me atonta, / llena de estupefacción.

 La vacuna, / ovejuna / medicina sin virtud, / es el medio / sin remedio, / que me arruina la salud. 

 

La rapera Mala Rodríguez.

La rapera / se sincera: / "Proxeneta soy de mí; / mercancía, / mi alcancía; / mi cuerpo es mi potosí."

 Mete y saca, / toma y daca, / te la incrustan hasta atrás; / por la diestra, / por siniestra, / por delante y por detrás.

 Una vida / no vivida / de realidad virtual, / que es comparsa / de una farsa / dentro de una Red Social.

¡Gloria a Ucrania! / ¡Viva España! / Patrias son de armas tomar: / fes divinas / y asesinas / en continuo batallar.

jueves, 14 de abril de 2022

Giorgio Agamben: 'Estado de excepción y guerra civil'.

    En un libro publicado hace unos años, Stasis(1). La guerra civil como paradigma político (2017), intenté demostrar que en la Grecia clásica la posibilidad -recalco la palabra "posibilidad"- de la guerra civil funcionaba como un umbral de politización entre el oikos(2) y la polis(3), sin el cual la vida política sería inconcebible. Sin la stasis, el levantamiento de los ciudadanos en la forma extrema de la disidencia, la polis ya no es una polis. Este vínculo constitutivo entre la stasis y la política era tan inextricable que incluso en el pensador que parecía haber fundado su concepción de la política en la exclusión de la guerra civil, a saber, Hobbes, sigue siendo virtualmente posible hasta el final.

    La hipótesis que quiero proponer es que si hemos llegado a la situación de despolitización absoluta en la que nos encontramos, es precisamente porque la posibilidad misma de la stasis ha sido progresiva- e integralmente excluida de la reflexión política en las últimas décadas, también a través de su identificación subrepticia con el terrorismo. Una sociedad en la que se excluye la posibilidad de la guerra civil, es decir, la forma extrema de disidencia, es una sociedad que sólo puede deslizarse hacia el totalitarismo. Llamo totalitario a un pensamiento que no contempla la posibilidad de enfrentarse a la forma extrema de la disidencia, un pensamiento, es decir, que sólo admite la posibilidad del consenso. Y no es casualidad que sea precisamente por el establecimiento del consenso como único criterio de la política por lo que las democracias, como nos enseña la historia, han caído en el totalitarismo.

    Como suele ocurrir, lo que se ha alejado de la conciencia resurge en formas patológicas, y lo que ocurre hoy en día es que el olvido y la falta de atención a la
stasis van de la mano, como observó Roman Schnur en uno de los pocos estudios serios sobre el tema, con la progresión de una especie de guerra civil mundial. No se trata sólo del hecho, que tampoco debe pasarse por alto, de que las guerras, como ya habían señalado hace tiempo juristas y politólogos, hayan dejado de ser formalmente declaradas, y, transformadas en operaciones policiales, adquieran las características que habitualmente se asignaban a las guerras civiles. Lo decisivo hoy es que la guerra civil, al formar un sistema con el estado de excepción, se transforma como éste en un instrumento de gobierno.

     Si se analizan los decretos y las medidas aplicadas por los gobiernos en los dos últimos años, queda claro que están dirigidos a dividir a los hombres en dos grupos opuestos, entre los que se establece una especie de conflicto irresoluble. Infectados y sanos, vacunados y no vacunados, pasaportados y no pasaportados, integrados en la vida social o excluidos de ella: en cada caso, la unidad entre los ciudadanos, como ocurre en una guerra civil, se ha roto. Lo que ha sucedido ante nuestros ojos sin que nos demos cuenta es que las dos formas-límite del derecho y la política han sido utilizadas sin escrúpulos como formas normales de gobierno. Y mientras en la Grecia clásica la stasis, en la medida en que marcaba una interrupción de la vida política, no podía en ningún caso ocultarse y transformarse en norma, ahora se ha convertido, como el estado de excepción, en el paradigma por excelencia del gobierno de los hombres. 

(1) stasis: En griego tiene un significado general de acto de alzarse, levantamiento y uno particular, que es el que adopta Agamben, de contestación, desacuerdo; división política, rivalidad; sedición, sublevación, y en definitiva guerra civil.

(2) oikos: la casa, el ámbito privado, paralelo al concepto de zoé o vida física.

(3) polis: el Estado u organización ciudadana, paralelo al concepto de bios o vida social y política.

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(Publicado originalmente en italiano en quodlibet el 9 de abril de 2022, recoge la intervención de Giorgio Agamben en la Commissione Du-Pre, Dubbio e Precauzione (Duda y Precaución) el 2 de abril en Roma, celebrada bajo el lema "La verdad es la primera víctima de la guerra. Del toque de queda pandémico al toque de queda de la razón". La Comisión Du-Pre nació en diciembre de 2021 y su manifiesto contra el pasaporte sanitario y la obligación de las vacuans fue firmado por ocho filósofos, entre ellos Agamben, ocho científicos y seis juristas). 

miércoles, 13 de abril de 2022

¿Bailarinas rusas o ucranianas?

      La National Gallery de Londres, muy políticamente corregida y correcta ella, ha cambiado en el colmo de la corrección política el título del cuadro "Bailarinas rusas" de Edgar Degas (1834-1917) por el de "Bailarinas ucranianas", porque, al parecer, los colores nacionales de Ucrania que están ahora tan de moda por doquier (el amarillo que recuerda el color dorado de los campos de trigo y el azul cristalino del cielo despejado) adornan el pelo da las bailarinas en forma de cintas. 

 

    No es extraño que alguien se haya fijado en ese detalle, habida cuenta de que los colores de esa bandera nos bombardean por todas partes en la actualidad, siendo los más publicitados por todos los poderes públicos.

 

Tres bailarinas rusas, Edgar Degas (1899)
 

    Al parecer, la actuación de un grupo de ballet ruso en el Folies Bergère de París en 1895 inspiró a Degas a la hora de pintar esta escena, en la que podemos contemplar a tres bailarinas del este de Europa -no vamos a discutir sobre su nacionalidad- en un paisaje imaginario. La obsesión del pintor, solterón impenitente, era captar el movimiento femenino y plasmarlo congelado en un lienzo como si fuera una fotografía. 

    Varios grupos de danzas de Europa del Este visitaron París a finales de la década de 1890, actuando en los cabarés de la ciudad de la luz, en el Moulin Rouge, en el Folies-Bergère, en el Casino de París y hasta en un tugurio de Montmartre, cerca de la casa del pintor. Este pastel que ha renombrado la National Gallery en particular, puede haber sido uno de los tres que muestran ‘bailarinas con trajes rusos’ que Degas mostró a un visitante de su estudio en 1899. 

    Discusión bizantina como ella sola, la de la nacionalidad o bandera de estas bailarinas, sobre todo en una época en que las naciones no estaban tan delimitadas como pretenden estar ahora, ya que nos estamos remontando a una época en que Rusia tenía un significado mucho más amplio que en la actualidad: era la Madre Rusia, la Rusia del Imperio de los zares, anterior a la Rusia Soviética y a la URSS, ese otro Imperio que acabó derrumbándose también, una Rusia que no coincide con la actual. En todo caso esta polémica -palabra que procede del griego πόλεμος (pólemos), que significa 'guerra'- recuerda a aquella disputa trivial de los dos conejos sobre si sus perseguidores eran galgos o podencos. No resultan, además, estos tiempos revueltos en los que vivimos buenos para escudriñar en las esencias nacionales y patrióticas de otros tiempos.

    

    En todo caso, estas bailarinas rusas o ucranianas, si no era lo mismo entonces lo uno que lo otro en las postrimerías del siglo XIX,  mientras siguen levantando las piernas bajo sus faldones y bailando y dejando que pensemos lo que nos venga en gana, parecen reírse un poco de nosotros y de nuestra controversia.

 

martes, 12 de abril de 2022

Teletipos (4)

 

 (Pseudo)Pégaso alado.

 Frente a la seriedad maniquea de los defensores del orden establecido, hay que contraponer la irreverencia del humor popular que no respeta ninguna jerarquía.

  El 'struggle-for-life' darwiniano se convierte en un 'life-for-struggle': La lucha por la vida se convierte en una vida para la lucha, es decir, para la guerra.

Hago mía la sentencia del autor inglés del siglo XVIII Samuel Johnson de que el patriotismo (incluyendo aquí yo el humanista) es el último refugio del canalla.

Sí, estamos en guerra, pero es una guerra librada en nuestro propio campo de batalla, entre arriba y abajo: nosotros somos el objetivo verdadero de la guerra.

  Acostumbrados a actuar en contra del sentido común, obedecemos a medidas irracionales en nombre de la “responsabilidad social”, esa hipócrita idea moralista.

Algunas socialdemocracias neoliberales se han quitado la careta que las enmascaraba y han mostrado su verdadera cara dura subyacente de regímenes autoritarios.

 

Fuga no hay de prisión que no se vea.  
 
El viejo mundo de las naciones-estado es sustituido por un conglomerado de multinacionales que toman las decisiones de economía política o política económica.
 
Hay una guerra contra el terrorismo doméstico que se escuda en la lucha contra la extrema derecha, el nazismo y el fascismo, y crea así el monstruo que combate.
 
Todo el que se opone al régimen tecnocrático de esta cuarta revolución industrial es tachado de fascista, como antes podía ser tachado de rojo o de maricón.
 
La deserción es la actitud ética más radical y subversiva ante el ardor guerrero que, en nombre del Bien Común, nos despoja de libertad individual y colectiva.
 
 Imponen cada vez más la ética sacrificial de la propia vida en aras del absolutismo del Bien Común y el cultivo egoísta y feroz de la resiliencia y la empatía.
 
 La Semana Santa, se mire por donde se mire, no deja de ser una consagración de la semana laboral que, como Jesucristo, muere y resucita, muere a fin de renacer.
 
 
    

lunes, 11 de abril de 2022

La locura de Changái

    La gente grita desesperada desde las ventanas de los rascacielos de Changái, la capital económica china, que cuenta con la friolera escandalosa de 25 millones de habitantes, tantos como los de toda Australia, y que afronta su peor crisis sanitaria de Covid-19 desde hace dos años, de lo que dábamos cuenta aquí el otro día, descargando su agresividad después de siete días y sus siete noches de confinamiento sin ningún alivio prolongado indefinidamente, ya que nadie puede abandonar su domicilio bajo ningún concepto. 
 
    Los habitantes de Changái protestan así, asomándose a sus ventanas y gritando, por la falta de suministros. Algo muy distinto, como puede comprobarse, de aquellos "aplausos de las ocho" no dóciles sino imbéciles del confinamiento español, que, alentados desde la televisión por los poderes públicos, hacían que muchos ciudadanos salieran a los balcones y se asomaran a las ventanas a aplaudir a los sanitarios que atendían a los enfermos, como era su deber, a las fuerzas de orden público que vigilaban el cumplimiento de la encerrona, y a las autoridades que habían ordenado por el bien común el arresto domiciliario.
 
    "Es Changái -dice en chino la voz en off que grabó este vídeo y que lo ha difundido por las redes sociales-. Todo el mundo está gritando. Empezó con una pareja. Ahora todo el mundo grita después de una semana de encierro. Algo va a pasar. Nadie sabe cuándo va a terminar esto".
 

     Un dron que sobrevuela la ciudad por la noche les dice con amable voz femenina a los habitantes de Changái encerrados en sus pisos a modo de abejas en las celdas de sus colmenas: Por favor, cumplan con las restricciones del COVID. Controlen el deseo de libertad de su alma. No abran la ventana ni canten.
 

         Mientras tanto, el presidente de la República Popular de China brinda satisfecho alzando una copa de vino. El gobierno chino que él representa es la envidia de todos los ejecutivos occidentales por el control cuasi absoluto que ejerce sobre sus ciudadanos. 

Xi Jinping, presidente de la República Popular china, alza satisfecho su copa.
 
    Resulta ridícula la pretensión del gobierno chino de cero cóvid. Es harto improbable que la existencia del bicho pueda ser erradicada de la faz de la Tierra una vez adquirida su carta de naturaleza. Como tantos otros víruses, y al margen de su origen natural o artificial que aquí y ahora no viene a cuento, hay que acostumbrarse a convivir con él, porque “llegó para quedarse”, o, mejor, siempre estuvo aquí, como el dinosaurio de Monterroso.
 
 
     Lo sacarán a relucir cuando a ellos les convenga, sobre todo en la próxima temporada otoño-invierno. El prestigioso virólogo alemán,  responsable de todas las peceerres que se hacen en el mundo y que engordan las estadísticas de casos, de cuyo nombre no quiero acordarme, además de recomendar las asfixiantes mascarillas FPP2 en todos los interiores, ya ha dicho que esto no es más que una tregua veraniega, que en el otoño e invierno que viene habremos perdido la inmunidad adquirida con la vacuna y con el hecho de haber pasado la enfermedad, pese a estar la mayoría vacunados. ¿Habrá que volver a vacunarse? Ahora mismo, aquí en Europa, el asunto está soterrado como el Guadiana con el parte diario de la guerra de Ucrania, pero la locura de Changái no está tan lejos, aunque ya no esté como está Ucrania todos los días y a todas horas en sus pantallas. ¡Atentos permanezcan!