Por fin se ha podido comprobar cuál era el objetivo de exhumar el cadáver del dictador Francisco Franco hace ya cinco años: resucitarlo para combatirlo a toro pasado lanza en ristre, haciendo suyo aquel refrán de “a moro muerto, gran lanzada”.
Hoy sería más políticamente cortés y correcto decir 'a enemigo muerto, gran lanzada', pero la frase viene así de antaño de la España de las guerras entre moros y cristianos, y está avalada por María Moliner como expresión con la que “se satiriza a los que se muestran valientes contra algo o alguien cuando ya no hay riesgo en ello”.
"Postrimerías", Bernardo Ferrándiz y Bádenes (1881)
En el marco del óleo Postrimerías de Ferrándiz y Bádenes (1881), conservado en el museo de El Prado, pueden leerse estos versos bajo el refrán "A moro muerto, gran lanzada": Rey fiero ayer para ti, / mis leyes di a
respetar, / y hoy que la muerte está en mí, / ¡hasta tú vienes a hollar / el
polvo de lo que fui"!. Son las palabras que el gato muerto le dedica al ratón que presume, vivito y coleando, de matar a quien muerto está..Esta inscripción en el marco y el título de la
obra aluden al refrán español que hace referencia a la cobardía
consistente en aparentar un gran mérito por atacar a quien ya está
vencido.
Y se confunde con otra que es “A toro muerto, gran lanzada”, no menos castiza, pero quizá posterior, porque antiguamente se mataba a los toros con una lanza en la suerte de lanzadas, que equipara la bravura del toro a la del moro con su rima facilona.
Ambos refranes se aplican a aquellos valientes que se atreven a arrostrar todos los peligros cuando ya no hay peligro alguno en ello, para lo que necesitan agitar el espantajo fantasmagórico del peligro.
En cualquier caso, tanto si el muerto es el toro como el moro, tirar la lanza exhibiendo valentía y arrojo después del triste final, cuando ya ha pasado el peligro, es vana presunción. No hay mayor insensatez, como nos recuerda otro refrán, que la de jactarse de lo que uno carece, que es lo que vienen a transmitirnos el refrán con sus dos variantes.
Hay un latinajo medieval que puede relacionarse con el refrán y que quizá hunda sus orígenes en las fábulas de Esopo: Mortuo leoni et lepores insultant ('Al león muerto hasta las liebres lo insultan').
El Partido (¿Socialista? ¿Obrero?) Español, que no combatió el franqusimo cuando vivía Franco, el General-ísimo, quiere combatirlo medio siglo después, cuando ya es una fantasmagoría histórica, durante el año que viene en el que se cumplirá el cincuenta aniversario de su muerte bajo el lema, falso como el solo de “memoria es democracia”.
He aquí la transcripción del discurso leído por el presidente del ejecutivo: “A lo largo del año 2025 el Gobierno va a impulsar la conmemoración de los cincuenta años de lo que vamos a llamar “España en libertad” (aplausos, como en los programas de la tele), una conmemoración, una conmemoración con un único objetivo, y es poner en valor (sic) la gran transformación en este medio siglo de democracia logrado (lee), y homenajear a todas las personas y a todos los colectivos que la hicieron posible. Esta conmemoración se va a traducir en más de un centenar de actividades culturales, eventos de diversa índole que van a inundar nuestras calles, escuelas, universidades, museos, a partir del ocho de enero del año 2025. Para articular esta conmemoración el gobierno de España va a crear un comisionado especial, va a nombrar un comité científico formado por expertos y expertas de reconocido prestigio, y va a colaborar con todas las administraciones públicas en la ejecución de un extenso programa de actividades. Vamos a dar a lo largo de comienzos de este próximo año en un acto específico para el arranque de estas celebraciones los detalles de esta conmemoración de cincuenta años desde la muerte del dictador. Casi medio siglo nos separa de su muerte pero las consecuencias de aquella herida evidentemente son tangibles a día de hoy y exigen, lo que hemos venido siempre reivindicando, exigen verdad, reparación y justicia, como las que reciben las veintinua víctimas del golpe de Estado de 1936, de la guerra, de la violencia política, de la dictadura franquista a las que hoy estamos rindiendo homenaje”.
Merecen a propósito del centenar de eventos que nos esperan para el año que viene especial mención las palabras que escribía Gabriel Albiac en El Debate el viernes 13 de diciembre bajo el título Capitalizar el dolor (de los otros):
"A los diecisiete y en la Universidad Complutense, transité al territorio de los movimientos clandestinos, que –¡oh, cuan ingenuamente!– fantaseaban el derrocamiento de la dictadura. Los únicos que iban más allá del huero verbalismo eran los diversos grupos comunistas. Allá que me fui. A los socialistas, por aquel final de los años sesenta, nadie los había visto. Ni nadie los esperaba en las modestas, pero nada cómodas, actividades contra un régimen que, en el fondo, sabíamos demasiado blindado como para hacernos ilusiones. La gente que pudiera haber en el PSOE –si es que alguna había, que yo no la vi jamás– tuvo la prudencia de preservarse en una retaguardia de la cual vinieron a sacarla los agentes del Departamento de Estado norteamericano, cuando quedó ya claro que el general se moría. Y, de manos del Departamento de Estado, esas gentes de González y Guerra recibieron formalmente la herencia del franquismo. Deberían haber quedado agradecidas. A los dos: al franquismo y al Departamento de Estado. Gracias a ambos, gentes sin entidad alguna hicieron muy ricas carreras y aún mejores fortunas".
Y como concluye Albiac, resulta divertido (y más, diría, yo, sarcástico) que sean los herederos de esas siglas PSOE “quienes armen el gran festival jubilatorio por la muerte de un dictador contra el que jamás movieron un dedo”. Y que quieran ahora, cuando se va a cumplir el cincuentenario de su muerte, arrojar una lanza de larga y amplia repercusión contra el General-ísimo para lo que han tenido que resucitar su cadáver y organizar más de un centenar de eventos culturales con, se supone, público dinero.
Más a propósito de esto: Félix de Azúsa en The objective: https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-12-14/el-muerto-es-un-vivo/
ResponderEliminarGracias por el enlace. Muy buena comparación entre el franquismo y el sanchismo, y la imagen final de los ministros actuales integrando los Coros y Danzas del sanchismo, pero en lugar de traje regional vistiendo ropa cara de marca.
EliminarAmnesia y no memoria histórica es lo que tiene el sanchismo.
ResponderEliminarLa piara sociata, ahí donde han confluido reconvertidos lo más ruín y bobo que Franco supo articular con los rituales falanguistas y su patrimonializado sindicato, nutrientes digeridos por la monstruosidad redimida en el cenit democrático de ese PSOE regurgitado para la reconversion, con ministros bien nutridos como Barrioviejo y con experiencia como Solchaga e insignes figuras en su aparataje sindical y político como el curtido somatén Villa de tristes recuerdos y orgullosos sicarios, ministras gilipollas y agerridas de la era zapateril como aquella Teresa Fernández de la Vega y la Pajín y algún que otro comunistilla y trosquista incapaces de soportar el no ser nadie; esta piara ha devenido, con el desarrollo democrático de la inmundicia, en la agrupación más espectacular e imbecil donde se refugian arribistas, modernillos y patanes, en obligada diversidad como exige la democracia orgánica, sin diferencias por sexo y con un fiel coro de la seccion femenina como el del puto amo que para sí quisieran los alternantes amamantados con el ejecutivismo y herederos espirituales de aquellos Lopez a los que les repugnaba el falangismo hediondo ya por entonces, y que ahora tantas dificultades les genera a estos pimpollos el abascalismo con el que se impregnan. Franco lo dejó muy anudado y deshacer esa atadura no está al alcance de la imbecilidad espectacular y enredadamente nacionalista que nos circunda.
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