Arranca la Cumbre del Clima de Glasgow, última esperanza, según la prensa del Régimen, para salvar la Tierra evitando el recalentamiento desastroso del planeta.
Igual que se nos ha hecho responsables personalmente de la crisis sanitaria a los ciudadanos, quieren responsabilizarnos ahora de la crisis climática inminente.
'Homo fit, non nascitur' (Uno no nace hombre, se hace hombre), dijo Erasmo. Simone de Beauvoir se lo aplicó a la mujer. También habría que aplicárselo al varón.
Hay quienes se preguntan ingenuamente por qué las clases populares desfavorecidas votan a la derecha y no se les ocurre cuestionarse simplemente por qué votan.
Desde que la Ciencia con mayúscula en versión vulgata reemplazó la autoridad de los libros sagrados, la fe en el «progreso» ocupa el vacío que dejó la religión.
Lo peor de adherirse a la religión del progreso es que su culto nos empuja al mayor de los sacrificios: la inmolación del presente en aras del futuro porvenir.
Mundus uolt decipi, ergo decipiatur. Sentencia latina que aunque no es antigua es ya un clásico: el mundo quiere ser engañado, así que sea engañado por lo tanto.
Cuando se trata de dinero, todo el mundo, a pesar de profesar distintas confesiones o ninguna, creyente o no, como escribe Voltaire, practica la misma religión.
La historia de la mujer de Lot petrificada en sal al volver la vista atrás prohíbe la nostalgia y obliga a mirar siempre adelante sin retroceder, con orejeras.
Quien se libera de la tiranía opresiva de la tradición no se libra por eso mismo de toda influencia, ya que suele suceder que caiga en la dictadura de la moda.
Hay una cultura “rebelde” basada en la sagrada trinidad de sexo, drogas y rocanrol, que es uno de los pilares principales de sumisión al capitalismo consumista.
El intelectual disidente controlado de moda no denuncia que empresas y gobiernos se apropien de nuestros datos y almas, sino que hagan un uso de ellos indebido.
Los antiguos griegos vieron la relación entre la propiedad, que es un robo, el comercio y la comunicación, en Hermes, dios de ladrones, mercaderes y mensajero.
Un síntoma asaz grotesco de la infantilización humana a la que asistimos es la sustitución de las palabras «padre» y «madre» por «papá» y «mamá» de los adultos.
El control vertical de los súbditos por el Estado en la actual crisis sanitaria ha delegado sus funciones en la vigilancia horizontal de los unos por los otros.
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