martes, 9 de noviembre de 2021

De la brevedad de la vida

    Suele decirse que la vida son dos días. Y se dice para animarse uno a disfrutar de ella encareciendo su valor ante la caducidad y urgencia de su efímera brevedad. Pero no es verdad. La vida no es ni breve ni larga porque no es tiempo mensurable, no es algo cuantitativo sino cualitativo que cabe tanto en el recipiente de un segundo como en el de un siglo.

    No es buena la máxima que le atribuyen a Hipócrates, el padre de la medicina, que decía "ars longa, uita breuis", que quiere decir que la vida es corta y mucho lo que hay que hacer. Esta máxima nos llevaría a un frenético hacer por hacer para dar sentido unívoco a algo que como nuestra vida no lo tiene, y es bueno que no lo tenga.

    Oscar Wilde decía que la mayoria existimos y que muy pocos son los que viven.... ¡Qué razón tiene casi siempre el tío Oscar, ese entrañable mariconazo víctima del puritanismo victoriano, uno de los espíritus libres más agudos que en el mundo han sido, que sin embargo se mantiene, pese a estar muerto y enterrado, muy vivo, vivito y coleando todavía!

     La vida debe ser vida, sea esto lo que sea. Para que sea así, lo esencial es que no se la cuantifique, que no se la considere tiempo ni breve ni largo, ni mucho ni poco, que no se temporalice, y ya que 'time is money' en la lengua del Imperio ('el tiempo es dinero', 'oro' decimos nosotros, si se me permite, que no se mercantilice, es decir, que no se prostituya en el mercado laboral del trabajo asalariado). O, por lo menos, que no lo haga mucho, que no se vuelva toda de oro como el rey Midas, o sea, mierda, porque 'time (and life) is money', sí, pero 'money is shit', ergo 'time (and life) is shit': silogismo impecable, razonamiento lógico.

    En una carta fechada el 3 de agosto de 1878, el escritor francés Guy de Maupassant (1850-1893), considerado como uno de los grandes maestros del cuento de la literatura universal, le decía literalmente al novelista Gustave Flaubert: «Je ne comprends plus qu'un mot de la langue française, parce qu'il exprime le changement, la transformation éternelle des meilleures choses et la désillusion avec énergie: c'est "merde"». Lo que, traducido literalmente, quiere decir: “Ya no comprendo más que una palabra de la lengua francesa, porque expresa el cambio, la transformación eterna de las mejores cosas y la desilusión con energía: es "mierda"”.



    Podemos parafrasear a Maupassant, y hacer extensible la cita a nuestra lengua y a la realidad, tan falsa como es y que tanto nos enmierda por no ser como debiera y debería ser. A fin de cuentas "merde" y "mierda" son palabras hermanas que proceden de la misma madre latina "merda", conservada tal cual en italiano. El razonamiento del escritor es que la palabra expresa como ninguna otra el cambio y la transformación de lo mejor en lo peor, y porque además se pronuncia casi siempre con una entonación exclamativa. De alguna manera todo el mundo ha reconocido alguna vez que todas las cosas que hay y que son tal y como son son una mierda. A veces, y según el estado de ánimo, se enfatiza la expresión añadiendo: una puta mierda.  
 
 

    De alguna manera es el primer descubrimiento que hicieron los denominados filósofos preoscráticos, que reducían todo a un solo elemento, el arché o arjé: los famosos cuatro elementos. Ahí tenemos a Tales diciendo que todo era agua. O a Anaxímenes, que aire. A Heraclito, que prefería la metáfora  del fuego. Y a Empedoclés que encontraba la raíz de todas las cosas en la tierra. Pues bien, el quinto elemento, la quinta esencia de todo es la mierda.

2 comentarios:

  1. Y las moscas alrededor de ella dan fe de su importancia, relevancia y esencia.

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    1. Buena conclusión: Gracias por la guinda para el pastel.

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