Suele decirse que la vida son dos días. Y se dice para animarse uno a
disfrutar de ella encareciendo su valor ante la caducidad y urgencia de su
efímera brevedad. Pero no es verdad. La vida no es ni breve ni larga porque no
es tiempo mensurable, no es algo cuantitativo sino cualitativo que cabe tanto
en el recipiente de un segundo como en el de un siglo.
Oscar Wilde decía que la mayoria existimos y que muy pocos son los que viven.... ¡Qué razón tiene casi siempre el tío Oscar, ese entrañable mariconazo víctima del puritanismo victoriano, uno de los espíritus libres más agudos que en el mundo han sido, que sin embargo se mantiene, pese a estar muerto y enterrado, muy vivo, vivito y coleando todavía!
La vida debe ser vida, sea esto lo que sea. Para que sea así, lo esencial es que no se la cuantifique, que no se la considere tiempo ni breve ni largo, ni mucho ni poco, que no se temporalice, y ya que 'time is money' en la lengua del Imperio ('el tiempo es dinero', 'oro' decimos nosotros, si se me permite, que no se mercantilice, es decir, que no se prostituya en el mercado laboral del trabajo asalariado). O, por lo menos, que no lo haga mucho, que no se vuelva toda de oro como el rey Midas, o sea, mierda, porque 'time (and life) is money', sí, pero 'money is shit', ergo 'time (and life) is shit': silogismo impecable, razonamiento lógico.
En una carta fechada el 3 de agosto de 1878, el escritor francés Guy de Maupassant (1850-1893), considerado como uno de los grandes maestros del cuento de la literatura universal, le decía literalmente al novelista Gustave Flaubert: «Je ne comprends plus qu'un mot de la langue française, parce qu'il exprime le changement, la transformation éternelle des meilleures choses et la désillusion avec énergie: c'est "merde"». Lo que, traducido literalmente, quiere decir: “Ya no comprendo más que una palabra de la lengua francesa, porque expresa el cambio, la transformación eterna de las mejores cosas y la desilusión con energía: es "mierda"”.
Y las moscas alrededor de ella dan fe de su importancia, relevancia y esencia.
ResponderEliminarBuena conclusión: Gracias por la guinda para el pastel.
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