miércoles, 7 de octubre de 2020

Tancas a la japonesa

La tanca (o tanka, si se prefiere escribir así)  es un poema estrófico japonés compuesto de cinco versecillos de 5,  7,  5,  7 y 7 sílabas en ese orden, del que se desprendieron los tres primeros para dar origen al jaicu o jaicú, sin que por ello dejaran de seguir cultivándose ellas, confiriéndole al jaicu una cierta conclusión o cierre definitorio. Tanto los pentasílabos como los heptasílabos son agudos, lo que no quiere decir que sean especialmente ingeniosos, sino que en su última sílaba recae siempre el acento. En la métrica castellana, el pentasílabo y el heptasílabo oxítonos cuentan como hexasílabo y octosílabo respectivamente, pero no dejan de ser por eso versos de  cinco y de siete sílabas. 
 
Un ejemplo:

Si llego a saber / que llamaba la vejez, / no le abro el portal; / si por mí pregunta, di: / "No conozco a ese señor". 
 
Versión libre de una tanca japonesa anónima, que he conocido en traducción inglesa de Geoffrey Bownans y Anthony Thwaite, tomada de su libro The Penguin Book of Japanese Verse (Londres: Penguin Books, 2009), y que así dice en inglés: If I had known / That old age would call, / I'd have shut my gate, / Replied "Not at home!" / And refused to meet him.

 

He aquí algunas de cosecha propia, donde se respeta la pausa intermedia entre las dos unidades rítmicas: el jaicu inicial 5-7-5, y los dos heptasílabos añadidos como coda:

Érase una vez, / una vez que nunca fue, / que era y ya pasó. / Empezaba el cuento así / y jamás llegaba al fin.

Íbamos los tres, / cuando anochecía ya: / tú, la luna y yo; / junto a la orilla del mar, / olas que vienen y van.

Sorbo, triste, el té / en el Centro Comercial / que es el mundo ya; / aguachirle en infusión / sin aroma ni sabor.

No sé qué iba a hacer / yo sin mí; podría ser / tal que así feliz. / Si ella está, no quepo yo, /  ni ella cabe estando yo.

Vuelven a tañer / las chicharras su canción / una y otra vez; / el verano vuelve a ser / lo que nunca ya será.

Bajo el encinar/ no corría el aire, y yo/ descubrí el amor;/ perdí la virginidad/ y es eso lo que gané.  

Confinado estoy / dentro de mi propio ser, / mi agridulce hogar; / no te vaya yo a infectar, / contagioso dizque soy.

¿Soy feliz? No sé. / Creo que lo fui una vez / y que la olvidé; / no me deja, sin querer, / su recuerdo vivo en paz.

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