domingo, 4 de octubre de 2020

De las mascarillas

“Persona” significa “máscara” en latín. La personalidad, tal que la máscara, es algo ajeno a nosotros, el papel que ponemos en escena en el teatro de la vida.


El dicho latino alicui aliquam personam imponere significa hacerle a uno desempeñar un papel, asignarle la máscara de un personaje, es decir, una personalidad. 

 

La mascarilla, aunque la personalicemos, nos despersonaliza, borra nuestra expresividad, anula nuestra sonrisa, nos impone una personalidad y un personaje. 


Le parecía a Cicerón que los ojos del actor ardían literalmente a través de la inexpresiva máscara: ex persona mihi ardere oculi hominis histrionis uiderentur. 

 

A los portadores del escapulario del Carmen, signo externo de devoción mariana, la Virgen les promete que su alma va a salvarse y no a pudrirse en el infierno.

(Wear a mask and safe your life) Ponte mascarilla y salva no ya tu vida, sino la de los demás, porque el apestado eres tú, aseguran las autoridades sanitarias. 

 

La segunda ola, desaparecida ya la epidemia en la vieja Europa, consiste en la secuela de efectos secundarios y colaterales, peores que la propia enfermedad. 

 

-¿Cómo es posible que el virus se ensañe con tanta virulencia en España, el país que aplicó el cerrojazo más severo del mundo? -Por esa misma e idéntica razón.

 

Que nos obliguen a portar mascarilla y a sumar a su precio el Impuesto de Valor Añadido del 21% revela la intimísima relación que hay entre Estado y Capital.

 

Si no se sanciona al que infringe la ley, que no simple recomendación, de portar mascarilla, la mayoría democrática y obediente se siente y se ve como estafada.

 

El vudú sólo hace mella en los que creen en él, como el agua de la fuente de la Virgen de Lourdes, que sólo cura a los que tienen fe, no a los descreídos. 

 

Tesis doctoral por escribir: Ritos (ablución de manos, distancia social...) y amuletos (mascarilla) que, so pretexto científico, crean una nueva religión. 

 

"Wear a mask or go to jail" 

La mascarilla no nos libra del virus, sino de multa, detención o reproche de los afirmacionistas, que son creyentes a pies juntillas en el relato del gobierno.

 

La mascarilla es un amuleto como el devoto escapulario de la Virgen del Carmen, talismán al que se atribuyen poderes mágicos, vano exorcismo contra el virus. 

 

La epidemia ya había concluido en el país pero no las medidas excepcionales y desproporcionadas que había impuesto el gobierno a la gente a fin de someterla.


El éxito pandémico: todos estamos apestados porque los que no lo están en acto, lo están en potencia. Todos somos, aunque no lo seamos de hecho, contagiosos.

 

El éxito de la pandemia consiste en considerarnos a todos contagios por activa y por pasiva, bien en acto o bien en potencia, según la falacia aristotélica. 

 

El arte médica se ha vuelto profiláctica en vez de curativa. No trata enfermedades, se dedica a prevenirlas; a tal fin necesita, para que existan, inventarlas. 

 

La gran peste de Marsella de 1720 supuso el primer confinamiento general de una ciudad: murió la mitad de su población y la plaga se propagó por la Provenza.

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