lunes, 3 de agosto de 2020

"¡Vosotros, periodistas, sois los terroristas!"

El terrorismo es el cuento de la vieja que se inventa el Gobierno, cualquier gobierno, para meternos el miedo en el cuerpo y gobernarnos, ya que no hay más terrorismo que el terrorismo de Estado: que el miedo que nos infunden los medios de formación de la opinión pública -que son el cuarto poder, que se une a los tres tradicionales del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial-  últimamente sobre todo con virus asesinos y pandemias, anteriormente con grupos armados terroristas, subversiones, asesinos en serie, violencias de todo género, fundamentalistas de cualquier fe y peligros indefinidos varios. Los que velan supuestamente por nuestra seguridad, o sea, nuestros Gobiernos, a los que se les llena la boca con palabras como esa de “seguridad”, "salud pública", "sanidad", son los que crean los problemas que dicen querer resolver, para justificar su trabajo. 


Enfermedades, violencias de género motivadas por la educación recibida, guerras que ya no se llaman así porque están camufladas de misiones humanitarias y caritativas, robos en los hogares, en las calles y en los propios bancos –los banqueros han resultado ser los mayores atracadores del banco-, accidentes de tráfico en serie en las autopistas y carreteras, todos esos problemas los crea el Gobierno para justificar su existencia y afán de poder resolverlos… Así que los gobiernos no son la solución de esos problemas que ellos mismos plantean, sino la parte más importante del problema. Salta a la vista no sólo que sean incapaces de resolver los problemas que generan, sino que los han creado para justificar su existencia intentando resolverlos y son la coartada perfecta que les da a ellos carta de naturaleza. 


¿Qué pasaría si no hubiera gobierno? ¿El caos, la anarquía? No, amigos míos: el caos y la anarquía es lo que pasa ahora, lo que hay ahora. El caos y la anarquía son el resultado de la acción del gobierno y de la gobernanza. No sabemos lo que pasaría si no hubiera gobiernos, pero sabemos lo que pasa ahora que los hay repartidos a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo.


La historia de la humanidad no es más que una gigantesca tomadura de pelo y una descomunal rechifla. Y la realidad no es más que lo que bajo ese nombre nos venden ellos, nuestros democráticos gobernantes todos los días por la televisión, la radio, los periódicos y la todopoderosa Red que nos enreda con sus fake news y sus redes y retículas sociales, auténticas telas de araña.

Por cierto, conviene deshacer aquí el siguiente entuerto: no hay unas noticias verdaderas y otras que no lo sean y que por lo tanto sean falsas, o fake news como dicen los angloparlantes, es decir, los que hablan la lengua del Imperio, no: todas las noticias son falsas porque versan sobre la realidad, y la realidad, siendo real como es, no deja de ser esencialmente falsa y mentirosa como ella sola. Conviene aclararlo, para que nadie se llame a engaño. There are not unfake news, all news are fake news. Ellos crean los problemas, ellos -habitualmente el Ministerio de Interior y el de Justicia, y específicamente por su rabiosa actualidad el Ministerio de Sanidad- han inventado el terrorismo y su enaltecimiento, que no es más que la violencia del propio sistema que produce el Estado, que es lo que existe, como Dios antaño, sobre el pueblo, que es lo que está vivo, lo que vive por debajo y lo que el Estado pretende aniquilar. 

"¡Vosotros, periodistas, sois los terroristas!". No se trata de matar al mensajero cuando trae malas noticias, porque el mensajero no es responsable de las noticias que trae, pero el mensajero crea el mensaje y cuando el objeto de ese mensaje es sembrar el pánico dando por cierto algo que no lo es, aunque sea real, está practicando el terrorismo informativo, es decir, suministrando unas informaciones cuyo objetivo es fomentar el terror  entre la población. El periodista es como el paradójico bombero pirómano, es decir aquel que se dedica a apagar los fuegos que él mismo provoca, aquel que, por lo tanto, provoca los incendios a fin de sofocarlos.

El terrorismo tradicional siempre tiene la necesidad de que el resultado de sus acciones aparezca en la primera página del periódico, lo que también hay que verlo al revés: la primera página del periódico tiene la necesidad del terrorismo, y por lo tanto el primero necesita a los medios para su propagación y los medios al terrorismo que justifica su existencia. La información de noticias terroristas constituye lo que podríamos denominar terrorismo informativo.

A lo largo de la historia humana ha habido muchos miedos: el temor de Dios o al Demonio con su apocalíptico juicio final que decidirá la salvación o la condena de los mortales, el miedo al Otro  y a lo que hay de otro en uno mismo, y el miedo del varón a la Mujer, el llamado "metus cunni", que en la actualidad subsisten bajo otras manifestaciones: xenofobia, miedo al cambio climático, miedo al virus coronado, miedo a las armas de destrucción masiva, miedo al desplome de la economía mundial, miedo al fin del mundo... En realidad miedo a lo desconocido, cuando es a lo conocido a lo que deberíamos temer.

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