A diferencia de la gripe de Hong-Kong del invierno de 1968, invisible porque no fue retransmitida por televisión ni propagada por la prensa, la enfermedad del virus coronado de 2019, Covid-19 en la lengua del Imperio, de una letalidad muy similar, tiene sin embargo un protagonismo absoluto y monotemático en nuestras vidas, hasta el punto de que nos ha instalado en una Nueva Normalidad.
Cuando los historiadores escriben sobre las pestes y epidemias de épocas pasadas, se ocupan, entre otras, de la peste de Atenas, en la que murió Periclés, la peste antonina, la peste bubónica que asoló Europa durante la Edad Media, o, más modernamente, la gripe española de 1918. Ignoran, a menudo, que mucho más cerca de nosotros, en 1968, hubo una epidemia que causó alrededor de un millón de muertos en todo el mundo y unos cien mil en los Estados Unidos, mayores de 65 años en su mayoría, a la que se le dio un tratamiento político y médico muy distinto. Dichos historiadores tienen que investigar y rebuscar en las fuentes escritas y orales de los recuerdos de los mayores de 52 años para encontrar documentación sobre la gripe hongkonesa.
Un testimonio: "En 1968/69", dice Nathaniel L. Moir en National Interest, "la pandemia de H3N2 -nombre técnico de la gripe de Hong Kong- mató a más personas en los Estados Unidos que el número total combinado de muertes estadounidenses durante las guerras de Vietnam y Corea".
Algunos no recuerdan casi nada de aquello. No hubo confinamiento. La mayoría de las escuelas y universidades permanecieron abiertas. Si se cerraron algunas no fue por órdenes de arriba, sino por absentismo escolar. Empresas y comercios no cerraron. Se podía ir al cine. Se podía ir a bares y restaurantes. Hay quien recuerda haber asistido a un concierto de Grateful Dead.
De hecho, la gente no tiene memoria o conciencia de que el famoso concierto de Woodstock de agosto de 1969, planeado en enero durante el peor período de mortalidad de la epidemia, ocurrió entre la primera y la segunda oleada de la gripe hongkonesa en los Estados Unidos.
Los mercados bursátiles no colapsaron debido a la gripe. El Congreso no aprobó ninguna legislación específica. La Reserva Federal no hizo nada. Ningún gobernador actuó para imponer el distanciamiento social, el aplanamiento de curvas (a pesar de que cientos de miles de personas fueron hospitalizadas), la libertad de movimiento, el confinamiento o la prohibición de las multitudes.
La prensa habló de aquello, pero, como señala Bojan Pancevski en el Wall Street Journal: “En 1968-70, los medios de comunicación dedicaron atención superficial al virus mientras ponían la lupa en otros eventos como el la llegada a la Luna y la guerra de Vietnam, y la agitación cultural de la sociedad civil, movimientos por los derechos, protestas estudiantiles y la revolución sexual ".
La mítica pareja actual de Woodstock
La comunidad médica asumió la responsabilidad principal de paliar y mitigar la enfermedad, como cabía esperar. Se asumió ampliamente que las enfermedades requieren respuestas médicas y clínicas, no políticas.
Entonces se entendía que las personas menos vulnerables que contraían la gripe no solo fortalecían el sistema inmunitario sino que también contribuían a la mitigación de la enfermedad al alcanzar la "inmunidad colectiva".
Si hubiéramos aplicado los criterios sanitarios y políticos actuales entonces como ahora, la nación de Woodstock, que reunió a medio millón de personas del 15 al 17 de agosto de 1969, que cambió la música y la forma de vivir y de pensar de muchas personas para siempre y aún resuena hoy en nuestros oídos nunca habría ocurrido.
El contraste entre 1969 y 2020 no podría ser más sorprendente. Eran inteligentes. Somos idiotas O al menos nuestros gobiernos lo son.
Este virus en los EE. UU se produjo en dos oleadas en los meses de invierno de 1968 y 1969, mientras que Woodstock, apogeo hippie del amor libre y de la música rock, se celebró en agosto, entre la primera y la segunda oleada. A los organizadores de Woodstock no se les pasó por la cabeza suspender el festival en enero cuando fue programado.
Hubo otra epidemia de gripe importante anterior a la de Hong Kong. Se produjo en 1957-1958, conocida como gripe asiática, causada por un brote de Influenzavirus AH2N2 que se inició en China. Se estima que murieron en el mundo 1,1 millones de personas, de la que tampoco se habla mucho porque no “existió” tanto como esta que todavía padecemos en el continente europeo aunque se haya acabado.
ResponderEliminarGracias por la info. No tenía noticia, pero he visto que aparece en la Güiquipedia. Un saludo.
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