domingo, 2 de agosto de 2020

"Mascarilla más recomendable que capucha de aluminio"

Mundschutz empfehlenswerter als Aluhut (Mascarilla más recomendable que gorro de papel de aluminio). Hace unos meses, concretamente el 14 de mayo de 2020, el presidente de la República alemana, el señor Franz-Walter Seinmeier, salió de su reserva habitual e hizo unas declaraciones, recogidas por la prensa, en las que, después de considerarse a sí mismo un lego en medicina (ich bin selbst medizinischer Laie), es decir, tras empezar reconociendo socráticamente su ignorancia en el campo del arte hipocrática, lo que le honra,  se atrevía a asegurar sin embargo como si fuera un experto en una materia cuya ignorancia ha admitido previamente que desde el punto de vista de la protección contra el virus (trotzdem traue ich mich, zu behaupten, dass unter den Gesichtspunkten des Virenschutzes) la mascarilla, aunque a veces,  reconocía, fuera incómoda y molesta, era mucho más recomendable que el gorro de papel de aluminio (der vielleicht manchmal unbequeme und lästige Mundschutz empfehlenswerter ist, als der Aluhut).

Me extrañó que comparara el protector naso-bucal con un Aluhut o sombrero de papel aluminio, por lo que decidí informarme sobre tal particular. Parece ser que algunas personas que son tachadas a priori de paranoicos y teóricos de múltiples conspiraciones creen que un gorro de papel de aluminio protege sus cerebros de agentes exteriores tóxicos como radiaciones, ondas electromagnéticas, vibraciones, etc., que podrían penetrar en su interior y perturbarlo, ya que consideran que el aluminio tiene virtudes aislantes y protectoras que actúan como por arte de magia.


La analogía que establece el presidente de la República alemana me parece, en efecto, bastante acertada: la gasa de la mascarilla quirúrgica tendría unos poderes protectores, según su creencia, similares a los del papel de aluminio, que impediría la penetración de cualquier tipo de virus, coronado o no. Pero ¿por qué le parece más recomendable el protector buco-nasal que el cerebral?

Es lo que no acertaba yo a comprender hasta que me comentan que el gorro de papel de aluminio se considera propio de gente con muy cortas luces: terraplanistas, negacionistas del virus coronado, ultraderechistas, creyentes en fenómenos paranormales, antivacunas, anticientíficos... y un larguísimo etcétera a modo de cajón de sastre, de lo más variopinto.

Pero lo del gorro de papel de aluminio igual que lo de la mascarilla debe entenderse no clínicamente, sino filosófica- y epistemológicamente. Parece que uno se pone un gorro de esta clase, a riesgo de parecer un idiota o un tonto de capirote, como se decía en España de los que se encapuchaban y dejaban al parecer su cara al descubierto, cuando sospechaba que le iban a robar sus pensamientos y sus ideas personales, lo mismo que uno piensa cuando se enfunda una mascarilla que, si no lo hace, van a inocularle un virus que va a arrebatarle su salud.

Puestos a comparar, me parece más noble, qué queréis que os diga, cubrirse la cabeza como los antiguos sacerdotes o los monjes con capuchas o tiaras,  o como los monarcas con regias coronas, que cubrirse el rostro con un embozo islámico que, visto en Occidente como símbolo de discriminación femenina, ahora tiene la ventaja igualitaria de que discrimina tanto a varones como a féminas, por lo que el mal de muchos y muchas se convierte en consuelo de tontas y de tontos.



La mascarilla quirúrgica no protege al que la porta, sino a los demás cuando el que la porta transmite el virus a través de sus estornudos y  su tos; pero si no alberga el virus o si lo alberga pero no tose ni estornuda no hay ninguna necesidad de ella. Sin embargo se ha extendido la creencia totalitaria y tan absurda e idiota como la de las viseras de papel de aluminio de que si la llevamos todos sin excepción y siempre y en todo momento, sin bajar nunca la guardia, acabaremos con el virus...

Cuando empieza uno a dejarse hablar, como decía Agustín García Calvo, descubrimos que nuestros pensamientos entonces no son fruto de nuestras creencias o ideas individuales, sino de que, siguiendo a Heidegger, no somos nosotros mismos quienes pensamos, sino algo impersonal -y por lo tanto común- que Heidegger llamó das Man, que podríamos traducir por “el se”, a partir de la construcción gramatical impersonal alemana man denkt (literalmente: se piensa; en inglés they think/people think -obsérvese el impersonal inglés people, singular colectivo que por eso mismo se siente como plural y no comporta en el verbo la marca -s individual- /it is thought; en francés on pense, etc.). En otras palabras, nosotros no estamos realmente pensando, sino que das Man, el "se", está pensando, el pensamiento está pensando, la razón está razonando, el lenguaje mismo está hablando por nuestra boca y entonces a lo mejor acertamos a decir cosas con las que todos estamos de acuerdo. El Aluhut o gorro de papel de aluminio que, para algunos es un símbolo de protección, es tan ridículo como decir que la mascarilla, que para otros es un símbolo de lo mismo, cuando no de obediencia, sumisión y acatamiento acrítico, nos protege de contraer el virus de la peste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario