El Departamento de Sanidad del Gobierno de la taifa de Aragón ha publicado un edicto informativo dirigido a los “contactos de enfermos COVID-19”, que no tiene desperdicio para el resto de la humanidad, aunque a primera vista pudiera parecer una singularidad idiótica de ese reino. Así comienza: “Le acaban de realizar a usted la prueba denominada PCR cuyo objetivo es detectar si usted está enfermo”.
Usted, es decir, cualquiera puede sentirse en plena forma, más sano que una manzana, puede que incluso no se le pase por la cabeza que pudiera estar enfermo y no saberlo, pero no se fíe de las apariencias que, como dice la gente, engañan a menudo: “Usted ha estado en contacto con una persona enferma de COVID-19”. Y eso le pone a usted en nuestro punto de mira. No se fíe: Nos consta fehacientemente por nuestros servicios de sabuesos rastreadores que Vd. ha estado en contacto con una persona enferma y “debe saber que puede desarrollar la enfermedad desde el contacto con el enfermo hasta 14 días después, es lo que conocemos como período de incubación”.
Es por eso por lo que le hemos sometido a la prueba PCR, que son las siglas al revés de Reacción en Cadena a la Polimerasa en la lengua del Imperio. Así que en breve “Un sanitario se pondrá en contacto con usted para darle el resultado de la prueba”.
...Otra vez la dichosa palabra “contacto”. ¿Si estoy enfermo, no podré contagiar al sanitario que se ponga en contacto conmigo? No, si lo hace virtualmente, a través de la Red. De hecho mis contactos informáticos están a salvo del contagio porque son virtuales, puras entelequias. ¡Esos son los únicos contactos buenos, me dicen implícitamente, los que sólo existen en las Redes Sociales!
Bien, me advierten de que el sanitario que contacte conmigo podrá darme la baja laboral, si la necesito, lo que me llena de alegría. ¿Cómo no voy a necesitar que me liberen siquiera temporalmente del laburo, y, sobre todo, si estoy enfermo? Liberarse del trabajo estando sano parece cosa harto difícil, cuando uno se ve obligado a ganarse el pan con los sudores de su frente.
Pero sigo leyendo la hoja parroquial del Reino Democrático de la Taifa de Aragón, y, oh sorpresa, aquí viene lo mejor de todo. “Si el resultado de la PCR fuera negativo, nos dice que no está enfermo en el momento de la prueba, pero DE NINGUNA MANERA INDICA QUE ESTÉ LIBRE DE PADECER LA ENFERMEDAD EN LOS PRÓXIMOS DÍAS, por lo que DEBE PERMANECER AISLADO.”
Que conste que las mayúsculas, que se leen como si fueran auténticos alaridos, pertenecen al texto, no se las pongo yo. Los ojos me hacen chiribitas. No puedo dar crédito a lo que estoy leyendo: ¡Mi gozo en un pozo! Si te hacen la prueba dichosa, date por jodido, maño. Seas positivo o negativo, te va a dar igual.
No lo entiendo. Podría llegar a entender que si el resultado de la dichosa prueba fuera positivo yo debiera aislarme para no contagiar a los demás. Podría llegar a entenderlo, aunque me resistiría a considerarme “enfermo” simplemente porque haya resultado positivo, cuando yo me siento en plena forma, sin ningún síntoma de enfermedad. Pero ya digo, podría entender que aún no haya desarrollado los síntomas...
Ahora bien, que me digan que si resulto negativo y que, por lo tanto, no estoy enfermo “en el momento de la prueba”, debo, sin embargo, permanecer aislado porque no estoy libre de padecer la enfermedad en los próximos días, eso no hay Dios que lo entienda.
Lo que me están diciendo desde el Departamento de Sanidad de la taifa de Zaragoza es que, según la metafísica aristotélica, no estoy enfermo a día de la prueba PCR en acto (ἐνέργεια, enérgeia), pero podría estarlo en potencia (δúναμις, dýnamis) y desarrollar la enfermedad en las próximas dos semanas.
Esto no deja de ser una entelequia en el sentido ordinario y vulgar de la palabra griega ἐντελέχεια entelécheia, es decir, una cosa irreal porque yo, de hecho, no estoy enfermo. Pero téngase en cuenta que en la jerga filosófica aristotélica la entelequia es el “fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona”, por lo que se identifica con la actualidad.
Si no estoy enfermo en acto, tampoco lo estoy en potencia. Podría estarlo, pero no lo estoy: esa es la contradicción. Puedo llegar a estarlo, o no.
Pero aquí no se aplica el principio jurídico de "in dubio pro reo", en caso de duda a favor del reo, sino todo lo contrario: "in dubio contra reum": no hay presunción de inocencia, sino de culpabilidad.
Lo peor es el “por lo tanto” que se sigue de todo lo anterior:
-No debo salir de casa durante 14 días.
-No debo salir de mi habitación -celda- y si es imprescindible, por ejemplo para ir al retrete, debo hacerlo con mascarilla, desinfectar el inodoro y lavarme las manos como hacía Poncio Pilatos. Tengo que evitar relacionarme con las personas con las que convivo. Es decir, no sólo se trata de un arresto domiciliario que me impide salir de casa, sino de un aislamiento en celda de castigo.
El documento, después de ampararse en una ley orgánica de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública, finaliza del siguiente modo: “Recordándole que de no seguir las recomendaciones arriba indicadas se puede provocar una situación de verdadero peligro para la salud de la población, al poder transmitir la enfermedad al resto de la comunidad”.
Manda huebos. (Los textos entrecomillados están tomados literalmente del documento adjunto).
No hay comentarios:
Publicar un comentario