En El gozque de San Roque dábamos cuenta de la copla anónima y popular: Por decir “¡Viva San Roque!”, / me llevaron prisionero. / Y ahora que estoy en prisiones: / “¡Viva San Roque y el perro!”. Se trata de una cuarteta compuesta por cuatro octosílabos con rima abab asonante, que se repite a lo largo del folclore nacional con algunas variaciones. Por ejemplo, con la variante: “y ahora que me han soltado”, en vez de “y ahora que estoy en prisiones”. O esta, en gallego donde es el hermano el prisionero: Por gritar “¡viva San Roque!” / prenderon a meu irmán. / Agora que o soltaron / “¡Viva San Roque e o can!”.
El argumento de la copla parece sencillo: encarcelan a alguien por gritar “viva san Roque” y, cuando está en la cárcel o bien una vez que lo han soltado, en vez de arrepentirse, se reafirma en su grito, y añade intensificándolo, además “y su perro”, el fiel compañero del santo peregrino, pobre porque repartió su riqueza, y sanador de pestes y epidemias. Es como si dijésemos: “¿No quieres taza? Pues toma taza y media.” O “Si no quieres taza, dos tazas”. ¿Prohíben gritar “Viva San Roque”? Pues gritamos: “Viva San Roque... y el perro”.
Me preguntaba qué puede tener de subversivo o de sacrílego ese grito para motivar que encarcelen a alguien por vociferarlo. Y la única respuesta que hallo es que probablemente el tal Roque no era un santo todavía, por lo que considerarlo “san Roque” antes de ser santificado por la Iglesia, podía considerarse una blasfemia pagana contra las sagradas creencias.
No es ningún secreto que el politeísmo pagano subsistió en la Edad Media convirtiendo a los antiguos dioses en santos que coexistían con el culto ortodoxo. El pueblo a veces, con una mezcla de fe y superstición, rendía devoción a santos y santas, y aun a la Virgen María, más que al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, es decir, al Dios que es uno y trino, esto es, a la Sagrada Trinidad.
Desde el siglo XIV, en efecto, era frecuente pintar en las puertas de las casas de muchos pueblos del sur de Francia y del norte de España las tres letras V S R, que eran las iniciales de “Vive saint Roch” o “Viva san Roque”, a modo de conjuro para que la peste no entrara por la puerta de esa casa. Y es que el santo, según la devoción popular, sin haber sido elevado todavía a los altares, curaba pavorosas enfermedades como la lepra o la peste.
Estampa del siglo XVII
Es probable, aunque no he encontrado, documentación que lo demuestre fehacientemente, salvo la sugerencia de la propia copla, que fuera un grito reprimido por la Inquisición, y que quien lo pronunciara fuera encarcelado bajo la acusación de superchería, dado que Roch de Montepellier (1295-1349?) no fue canonizado hasta 1584 por el papa Gregorio XIII, pero ya era considerado saint/santo por el pueblo, que en muchas poblaciones y ciudades lo veneraba con gran devoción, encomendándose a él en época de epidemia.
La peste bubónica que diezmó Europa entre los siglos XIII y XIV, tuvo a muchos santos patronos para atacarla, uno fue Roque de Montpellier, que enseguida repartió su fortuna entre los pobres; estuvo en Roma y de camino encontró ciudades devastadas por la peste, dedicándose a asistir y cuidar a los apestados a los que sanó haciendo la señal de la cruz sobre ellos y aplicando los conocimientos de medicina adquiridos en su ciudad natal sede de una las más prestigiosa y centenaria escuela de medicina. Al haber contraído él mismo la peste, Dios le envió un ángel curador que le aplicó un ungüento en la herida, hizo brotar una fuente para saciar su sed, y cada día un perro le llevada pan robado de la mesa de su amo y lamía sus llagas inguinales o bubones, que dan nombre a la peste. Una vez curado, de regreso a su ciudad natal, fue denunciado como espía y lo encarcelaron, en donde murió hacia 1379.
Puede decirse que desde finales del siglo XIV y durante todo el siglo XV es uno de los santos más populares pero su canonización no llega hasta finales del siglo XVI, unos doscientos años después.
Leyendo el artículo de Miguel Ángel Pico Pascual “Folklore musical e inquisicón. Nuevas aportaciones” encuentro la siguiente referencia: “Por lo que atañe a los gozos -Composición poética en loor de la Virgen o de los santos, dividida en coplas, después de cada una de las cuales se repite un mismo estribillo- apuntaremos que en 1801 se abrió un expediente de censura contra unos dedicados a San Roque, impresos en catalán, expurgándose la letra”.
(PAZ Y MELIÁ, A.: Papeles de Inquisición. Catálogo y extractos, Madrid, Patronato del Archivo Histórico Nacional, 1947, pg. 118, Referencia nº 340).
Goigs - gozos a Sant Roc, vila de Albesa. Facsimil de uno del siglo XVIII o XIX.
En los procesos inquisitoriales se censuraban ensalmos, agüeros y maleficios que contenían advocaciones de la Virgen o el nombre de santos, ya fueran oficiales o populares, para revestirlos de autoridad moral y religiosa.
La iglesia celebra la festividad de este santo el día 16 de agosto, un día como hoy en el que, aunque concluida la epidemia en la mayor parte de la vieja Europa, los medios de formación de la opinión pública europea siguen manteniendo la fe en ella y sembrando el miedo, auténtico pánico, entre la gente, y las autoridades sanitarias prohíben (les gusta mucho conjugar ese verbo, el único que saben) la celebración de los festejos populares: ¡Viva, pues, san Roque y su perro!
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