lunes, 27 de enero de 2025

Brevedades (II)

Compró un nicho en el cementerio a perpetuidad -sería sarcástico decir 'vitalicio'- y sintió que ya podía morir tranquilo y hallar allí la paz para sus restos.
 
Café sin cafeína, cerveza sin alcohol, leche sin lactosa, cigarrillos sin nicotina, té sin teína, dulces sin azúcar... ¿Habrá gobierno alguna vez sin hijoputas?
 
El Gobierno autonómico activa el protocolo de actuación ante el virus de la gripe aviar de alta patogenicidad. ¡Que Dios coja confesadas a las aves corraleras!
 

El presidente del ejecutivo español alerta al mundo desde la cumbre de Davos: Los tecnomillonarios quieren acabar con la democracia -falta añadir 'inexistente'.
 
 “Yo es otro” escribió Rimbaud, no “Yo soy otro”, que sería lo propio, sino “Yo”, entre comillas y metalingüístico, “es otro”, primera persona impersonalizada.
 
El futuro es un tiempo vacío que no nos deja vivir porque hay que rellenarlo a toda costa con lo que sea, programando una agenda compulsiva de ocios y negocios.
 
El detective quizá no llegue nunca a resolver el crimen que se ha cometido, porque el autor del crimen asesino que busca es el propio detective que lo ignora.
 
 ¿Hay algo que haga que uno sea en todo momento de una determinada manera y lo sea para siempre, aparte del propio empeño en ser uno mismo idéntico a sí mismo?
 

Ni las canas ni las arrugas que surcan nuestros rostros nos envejecen, ni tampoco el paso inexorable de los años, sino las ideas que, teniéndolas, nos tienen.
 
Falsa identidad: Todas las identidades son entelequias que tienden a su realización, una vez realizadas se revelan todas ellas como falsas, reales pero falsas. 
 
La Identificación Digital no solo pretende acabar con el anonimato en línea, sino también otorgar control policial y poder a los gobiernos y las corporaciones.
 
El tiempo libre es un concepto erróneo en el sentido de que no supone una liberación del tiempo, no nos libra de su dictadura, volviéndose el ocio trabajoso.



Una anciana al cumplir ciento trece años declaró en su homenaje “Dios se ha olvidado de mí” poniendo de relieve que el Señor nos arrebata la vida que nos dio.
 
La nieve, que brilla por su ausencia en las instalaciones de las estaciones de esquí debido al calentamiento global, pone en jaque su apertura otra temporada.
 
Habría que desmentir el mayor bulo de raigambre aristotélica y filosófica: la gran mentira, sobre la que se monta el sistema, de que la realidad es la verdad.
 
 
Cuando definimos algo estamos negando lo que no es; si tiene una forma específica es porque no tiene todas las demás posibles. Definir es negar la infinitud.
 
Según Marcel Proust: “Los hechos no penetran en el mundo donde viven nuestras creencias” pero tampoco las cosas concretas, que solemos sustituir por sus ideas.
 
Epicuro no niega la existencia de Dios (en su caso de los dioses) sino su intervención en los asuntos de los mortales, de los que se desentienden por completo.
 

domingo, 26 de enero de 2025

"Uso creativo del castigo"

    Hace seis años leíamos un artículo en Público sobre las prisiones de Inglaterra y Gales en el Reino Unido  en el que se decía que iban a decir adiós a los barrotes de las ventanas de las celdas, sustituyéndolos por vidrio templado -pero no nos engañemos, las ventanas de vidrio reforzado son mucho más efectivas desde el punto de vista de la seguridad de lo que pueden parecer. Iban a humanizar las cárceles facilitándoles la vida a los reclusos y permitiéndoles, por ejemplo, bajo cierto control, el uso de móviles y portátiles. 
 
Newgate, el patio de ejercicio, Gustave Doré (1872)
 
     Se producía además una curiosa metonimia: los reclusos o presidiarios pasarían a denominarse simplemente “hombres” y sus celdas “habitaciones”, quedando obsoletas las denominaciones tradicionales, que no iban a formar parte ya del vocabulario de los funcionarios de prisiones. Pero con esta medida se corría el peligro inverso y no poco revelador de la paradoja: que los seres humanos podríamos considerarnos reclusos y nuestros habitáculos cárceles como sucedió durante el confinamiento. En todo caso, no por eso, claro está, iban a dejar de existir las realidades paralelas y subyacentes, los presos y las cárceles, como espejos en los que reflejarnos.
 
    Se trataba con estas y otras medidas por el estilo de humanizar la privación de la libertad para hacerla más tolerable y llevadera. No olvidemos que la función esencial de las prisiones, se llamen como quieran llamarse, es hacernos creer a los que estamos provisionalmente fuera de ellas que somos libres por contraposición a los que están dentro. Con esta humanización, se avanza en ese sentido, equiparándonos a los unos y a los otros. 
 
La ronda de los presos, Vincent Van Gogh (1890)
 
    Muy oportunamente Vincent Van Gogh, recreando un grabado de Gustave Doré, Newgate, el patio de ejercicio, pintó el lienzo de la prisión de Newgate, La ronda de los presos, en la que se incluyó el pintor. Es la figura central, que mira al espectador. Se sentía sin duda Van Gogh, el loco del pelo rojo, como esos reclusos, prisionero de sí mismo, en primer término, y prisionero en segunda y última instancia del mundo, en definitiva, dando vueltas interminables en círculos como los prisioneros en el patio del penal de la estampa de Doré.
 
     Pero ha llamado mi atención ahora, a propósito de todo esto, la propuesta del Colegio de Abogados de Inglaterra y de Gales leída el otro día en The Guardian de que el sistema penitenciario actual "no funcionaba", dado que el número de personas en prisión aumentaba constante- y considerablemente, pero la tasa de criminalidad no descendía, y la reincidencia además se disparaba. Tanto en Inglaterra como en Gales las cárceles existentes no dan abasto, y si se quiere restringir la libertad de las personas y castigarlas -es decir, llevarlas por el buen y casto camino  -castum agere, en latín, origen de castigare-, hay que innovar y ser más creativo, es decir, hay que buscar nuevos sistemas punitivos para los malhechores. 
 
 
    La expresión que utiliza el ilustre Colegio de Abogados es 'uso creativo del castigo' (creative use of punishment). Están pensando en medidas de arresto domiciliario mejoradas para delincuentes no violentos, “prisiones de tiempo parcial” y toques de queda de veinte horas como alternativas directas a la detención. En definitiva propone el ilustre Colegio, y esto es lo que llamaba poderosamente mi atención, introducir “restricciones similares a las impuestas durante los confinamientos relacionados con el Covid como medidas punitivas”. 
 
    Aquellas restricciones draconianas que todos recordamos y padecimos habían venido para quedarse, como sospechábamos algunos. Sirvieron, en efecto, para aumentar el control de la población y no para lo que pretendían, que era luchar contra un virus que no era tan peligroso como nos lo pintaban -no es tan fiero el león como lo pintan- y que campó por sus fueros, pero fueron un experimento de control que ahora quiere ponerse en práctica para aplicárselo a los delincuentes menos peligrosos que no tienen cabida en las cárceles por el colapso producido.
 
Prisión flotante
 
    Según el Ministerio de Justicia británico la población carcelaria de Inglaterra y Gales se ha duplicado en los últimos treinta años, lo que ha dado lugar a la tasa de encarcelamiento más alta de todos los países de Europa occidental. De ahí surge la preocupación de tener que liberar presos antes de tiempo para meter en las celdas a las nuevas hornadas de delincuentes peligrosos. 
 
    Ya existen leyes, de hecho, que prohíben a los infractores el acceso a pubs, campos deportivos y eventos sociales, lo que constituye una privación significativa pero no total de libertad como la cárcel. Se plantea la posibilidad ahora de una forma de prisión a tiempo parcial para delincuentes de bajo riesgo que no hayan cometido delitos graves, que les permita trabajar, capacitarse y mantener vínculos familiares de cara a su reinserción. 
 
    Si siguen las cosas como están a este paso, aunque se construyan las nuevas prisiones proyectadas en el Reino Unido, los planes son “insuficientes para satisfacer la demanda futura proyectada”. Los expertos en el tema, que de todo hay en la viña del Señor, pronostican una escasez de 12.400 plazas exactamente en prisiones para finales de 2027 tanto en el país de Gales como en Inglaterra.
     

sábado, 25 de enero de 2025

Coplillas

 Seguidillas:
(A Ivan Illich) 
Ha progresado tanto / la medicina, / más atenta a los riesgos / que no a los síntomas, / que es solo previsora, / no curativa, / y ya somos enfermos / todos y víctimas. 
 
Que viene el lobo, dicen, / quebrantaovejas. / El pastor del rebaño / las tiene en cuenta. / Otro es el matarife / que las degüella / allá en el matadero, / y pone en venta.
 
Jaicus: 
Pobre yo, al gorrión / le echo las migas del pan / que no me sobró.
 
 Digo en alta voz: / No, renó y recontranó, / contra todo Dios.
 
 El futuro no es / ya lo que era y lo que fue / ni lo que va a ser. 
 
Un tonto feliz / me gustaría a mí ser: / (tonto ya lo soy). 
 

A la rebelión / nos llama el Emperador. / ¡Qué contradicción! 
 
 No vivo de ti, / pero no puedo vivir, / música, sin ti. 
 
  Un sol invernal / en un cielo despejado / de un azul glacial. 
 
 Cada vez que miro / el reloj, me da -tic, tac- / la hora que ya no es.
 
 
 Yo, investigador. / ¿Qué descubro en mi interior? / Huero cascarón.
  
Tancas:
  Llueve en la ciudad / y hay lágrimas sin razón / en mi corazón, / como las de Paul Verlaine, / llenas de desolación. 
 
Viajeros al tren! / grita el jefe de estación / y da la señal / con silbato y banderín: / sale el tren que pierdo yo. 
 
Yo soy el que soy, / dijo Jehová a Moisés, / pero, digo yo, / si solo Él es el que es, / ¿quién soy yo  y qué pinto aquí?
 
Goliardescas: 
Se abre el año / nuevo, engaño, / este dos mil veinticinco: / triste rima / lleva encima: / por el culo te la hinco
 
  Una guerra / no se cierra / decretando el alto el fuego: / ve a la legua / que es la tregua / para que prosiga el juego. 
 
 Aforismo: / No es la guerra / lo contrario de la paz. /¡Cuerpo a tierra! / Es lo mismo, / al quitarse el antifaz.  
 
Del tinglado / del Estado / un pilar es la vivienda: / un derecho / del sin techo, / paradójica jodienda.

viernes, 24 de enero de 2025

"Intelijencia, dame"

    Le pedía el poeta Juan Ramón Jiménez a la 'intelijencia' (así escribía la letra ge cuando sonaba jota) que le diera el nombre 'esacto' (en lugar de exacto) de las cosas para que la palabra, ese nombre, fuera la cosa misma y pudiera así acercarse a la esencia de la realidad, descubriendo acaso algo de su esencial falsedad. 
 
    Seguía el poeta Juan Ramón las recomendaciones de su amigo don Miguel de Unamuno de procurar, a la hora de escribir, hacerlo como se habla, difiriendo en varios puntos de las normas de la docta Academia de la Lengua Española, y defendiendo en la práctica de su escritura la reforma ortográfica de la lengua castellana.
 

 
     Su pretensión era que la palabra fuera la cosa misma que nos permitiera a todos conocer las cosas, no olvidarlas, amarlas... Pero la palabra no es la cosa, aunque dialécticamente pueda convertirse en una cosa cuando hablamos de ella, lo mismo que las cosas se convierten en palabras, se vuelven ideas e idealizan... 
 
    Le pide a la inteligencia que le dé el nombre exacto y común de las cosas. Y la inteligencia, por su parte, guarda silencio, no dice nada, con lo que nos demuestra que brilla por su ausencia. Lo que, en todo caso, deberíamos pedirle a la inteligencia es que nos dé... inteligencia.

    La palabra 'inteligencia' proviene del latín intelligentia, derivado del verbo intellegere —término compuesto de inter («entre») y legere («coger, escoger, y de ahí 'leer'»)— que significa comprender o percibir, distinguir entre una cosa y otra. Y lo primero que tenemos que distinguir es la diferencia que hay entre las palabras y las cosas, una diferencia que es al mismo tiempo identidad, que reside en su contraposición, y no hay diferencia entre las cosas y las palabras que no implique la identidad de ambas: las palabras se convierten en cosas cuando se habla de ellas metalingüísticamente, y las cosas no son nada sin las palabras que las crean. 

 
    Y sin embargo nunca como ahora se le aplican a la inteligencia tantos adjetivos calificativos. Se habla por ejemplo de inteligencia artificial, ciudades inteligentes (smart cities), cámaras de videovigilancia inteligente, y de todo tipo de tecnologías supuestamente inteligentes... pero no solo se habla de ingeniería tecnológica inteligente, sino también de inteligencia emocional, que es lo más tonto y menos inteligente que hay: una contradicción en sus términos.
 
     Poco a poco todas las ciudades quieren apuntarse a la IA (Inteligencia Artificial) e instalan cámaras de videovigilancia inteligentes, so pretexto de fomentar la seguridad ciudadana, cuando lo que se logra imponiendo limitaciones no es seguridad, sino más control y vigilancia.
 
 
    Leamos el poema de Juan Ramón, inserto en "De Eternidades" (1916-1917):   ¡Intelijencia, dame / el nombre esacto de las cosas! / ...Que mi palabra sea / la cosa misma / creada por mi alma nuevamente. / Que por mí vayan todos / los que no las conocen, a las cosas; / que por mí vayan todos / los que ya las olvidan, a las cosas; / que por mí vayan todos / los mismos que las aman, a las cosas... / ¡Intelijencia, dame / el nombre esacto, y tuyo, / y suyo, y mío, de las cosas!

jueves, 23 de enero de 2025

Pareceres LXVI

321.- Adicción a las noticias. He dejado atrás mi adicción a las noticias dejando de ver televisión, escuchar la radio, leer periódicos y navegar constantemente por la Red, y lo primero que sentí es que he sentido es un inmenso alivio: ya no estallaba mi cabeza víctima de los bombardeos informativos. Me despertaban las noticias de la radio. Ese era mi primer contacto con la realidad. Durante el resto del día me sometía a una inflación y sobrecarga incesante de informaciones desde todos los medio. ¿Qué está pasando en el mundo? Ya había llegado yo a la relativa conclusión de que si no atendía a los medios estaba desinformado, pero si los atendía estaba mal informado, no solo porque cada medio tenga su sesgo, cosa que es innegable, sino sobre todo porque todos deforman la realidad para conformarla a su medida.  Decidí hacer una cura de silencio y me prohibí totalmente todos los temas de actualidad durante una semana, para ver el efecto que surtía. Tenía la costumbre de escuchar las noticias de la radio, la SER, a la hora de las comidas. Dejé de hacerlo y los alimentos empezaron a saberme mejor. La posterior digestión era también más agradable. Y la conversación de sobremesa versaba sobre cualquier cosa que no fuera asunto de actualidad informativa. Hay que mantener la cordura en medio de la desastrosa locura de le epidemia informativa de este mundo que genera noticias falsas como esencialmente falsa es la realidad de la que nos informan.
 
322.- Los pilares del Estado. Los pilares del Estado del Bienestar, son, según el Jefe del Ejecutivo patrio, cinco. A saber: la sanidad, la educación, la dependencia, las pensiones y, el quinto y último pero no menos importante, la vivienda. Pocos son ya los españolitos que poseen viviendas en propiedad, sino que la mayoría vive de alquiler, unos alquileres abusivos, sin que se cumpla aquella divisa de no poseerás nada pero serás feliz. De estos cinco pilares podemos decir que se hallan los cinco en estado crítico. Aun así el Estado se sostiene sobre estos cinco pilares: Sanidad, que es enemiga acérrima de la salud, que patrocina una medicina profiláctica en lugar de curativa que hace que nuestro estado de salud sea la enfermedad permanente; Educación que es adoctrinamiento; Dependencia -lo dice todo la palabra: no tenemos independencia, todos somos dependientes económicamente del Estado-, Pensiones que son mínimas y ridículas en su inmensa mayoría; y Viviendas que no merecen ese nombre porque son nichos, o sea, según la docta Academia: Hueco practicado en un muro para alojar algo dentro, especialmente el que sirve para depositar cadáveres o sus cenizas en un cementerio. 

 
 323. ¿Qué es...? A la pregunta socrática τί ἐστιν (tí estin), qué es en absoluto, se responde generalmente con una definición más o menos satisfactoria y que, en todo caso, acalla a la pregunta. Resulta que el pronombre indefinido "qué" acaba siendo más o menos definido, nunca del todo porque no hay una definición perfecta, aunque todas tengan la pretensión académica de serlo. Sin embargo, como razona Juan David García Baca en alguna parte de su vastísima obra, que no tengo ahora a mano: Pudiera muy bien suceder que la manera propia de ostentar una “cosa” su “haber” consistiera en una cierta indeterminación, claroscuro, gama de grises, difuminados sutiles, vaporosidades, sistema de “signos” que no llegan a “explicitación”, etcétera. Dicho con otras palabras: cuando preguntamos qué es una cosa, lo que queremos es establecer el significado de la idea correspondiente cerrando o mejorando su definición, lo que revela, de paso, que no estaba nada claro su significado. Al hablar de una idea la ponemos en tela de juicio y hacemos que peligre como idea. Al preguntarnos por ejemplo qué es la democracia, ponemos en peligro la ecuación que establece entre "demo" -pueblo- y "cracia" -poder-, sobre la que se funda el sistema de dominio vigente. Conviene pues preguntárselo una y otra vez. Sin embargo, al preguntarnos, por ejemplo, qué es la libertad y tratar de definirla, a  ella que es la indefinición por antonomasia, lo que hacemos quizá sin querer es encarcelarla y meter dentro del sistema democrático de dominio vigente lo poco que quedaba todavía fuera de él.
 
 
324.- Hipocresía vaticana. El Estado Vaticano corta el paso a los ilegales mientras que Su Santidad predica en Europa la política de puertas abiertas a la inmigración. Según la legislación vigente, hay penas de prisión de uno a cuatro años, y sanciones de 10.-000 mil hasta 25.000 euros, a todos aquellos que entren ilegalmente en el territorio del Vaticano, prohibiéndoseles además visitar el territorio en un período de quince años. La Santa Sede, según la inevitable Güiquipedia, es un Estado no democrático, regido por una monarquía absolutista y electiva, dirigida por el papa con sede en la Ciudad del Vaticano. El Santo Padre, como soberano del Estado, acumula ex officio los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Dijo Su Santidad el 28 de agosto del año pasado: “Dios está con los migrantes, rechazarlos es pecado grave”. Y añadió «el mare nostrum, lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones, se ha convertido en un cementerio. Y la tragedia es que muchas, la mayoría de estas muertes, podrían haberse evitado. No olvidemos lo que dice la Biblia, la advertencia: 'No acosarás ni oprimirás al extraño'." Citaba el papa, sin mencionarlo explícitamente, el pasaje del libro del Éxodo XXII, 21: No maltratarás al extranjero, ni le oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Es decir, que mientras Su Santidad predica una cosa, el Estado del que ostenta la Jefatura hace lo contrario: haced lo que digo, no lo que hago. Consejos vendo que para mí no tengo. Por aquello de que del dicho al hecho hay gran trecho. Cacarean y no ponen huevo.
 
 
325.- Activismo. ¿Cómo entender la celebérrima tesis undécima de Carlos Marx sobre Feuerbach que dice “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”? Suele hacerse de esta frase una lectura activista del tipo “basta de palabras, hay que pasar a la acción”, como si las palabras no fueran una acción y las acciones no fueran a su modo palabras. El problema no es que los filósofos hayan filosofado, valga la redundancia, sino que tomando como objeto la realidad, que es lo que es, y creyendo que la realidad como a veces dice la gente “es lo que hay y no hay más cáscaras”, se han olvidado de que no es todo lo que hay sino que hay algo más, y ese algo más es la posibilidad de dejar de ser lo que es abriéndose así a ser otra cosa. Los filósofos deberían denunciar que la realidad es imposible, no puede ser en absoluto, porque ya es lo que es, pero puede dejar de ser en cualquier momento. Los filósofos cuando han querido cambiar algo en la realidad y se han vuelto activistas han recaído muchas veces en un mero actuar por actuar, en el activismo de salir a la calle y de pegar carteles y de concienciar a la gente y, en el mejor de los casos, han repetido el modelo que querían transformar, han hecho lo que ya estaba hecho, haciendo que las cosas cambien para seguir impertérritamente igual, o incluso peor que antes. El ejemplo más antiguo y eximio es el de Platón intentando poner en práctica su teoría política en Siracusa. La realidad no es solo lo que es, lo que ha llegado a ser, sino también lo que todavía no es y, por lo tanto, puede ser. 

miércoles, 22 de enero de 2025

Democracia oligárquica

Publica Albiac un artículo en El Debate el 20 de enero del presente año titulado “Democracia oligárquica”, en el que, comentando el discurso de despedida del presidente norteamericano, destaca dos cosas, subrayando que quizá el susodicho no habría confesado ni reconocido esas cosas, si no fuera por el resquemor de la derrota electoral,  a propósito de la democracia, que es un término vacío, un 'cascajo huero' como escribe Albiac, que históricamente ha desaparecido (quizá no haya existido propiamente nunca, dada la contradicción en sus términos pueblo/poder que encierra). Lo que veníamos llamando “democracia” se ha extinguido, si es que ha florecido alguna vez. Ni siquiera existió en Grecia donde nació. 
 
Esas dos revelaciones del discurso del ya expresidente son las siguientes:
Hoy se está configurando en Estados Unidos una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza literalmente toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos». 
 
Esto puede ampliarse a todo el mundo, si tenemos en cuenta, por ejemplo, lo que revela el diario británico The Guardian, a saber, que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, que la riqueza, es decir, el dinero de los multimillonarios del mundo creció en dos billones de dólares el año pasado, tres veces más rápido que en 2023, alcanzando la cifra astronómica de 5.700 millones de dólares al día.
 
 
Los estadounidenses están siendo sepultados bajo una avalancha de desinformación e información falsa que permite el abuso de poder». 
 
Otra afirmación que puede generalizarse al universo mundo: los europeos, y los asiáticos y los africanos y todos los americanos y australianos están siendo desinformados y malinformados por los supuestos medios de información, lo que se debe al uso que deriva siempre en abuso de poder.
 
Escribe Albiac: Y que, en su lugar, asistimos, por todo el planeta y en distintos grados de perfección, al alzado de gigantescos poderes económicos que, por primera vez en la historia moderna, pueden hablar de tú a tú a la máquina colosal del Estado: esa que, desde el inicio de las revoluciones burguesas, ponía su virtud en, siendo sin comparación más potente que cualquier sujeto privado, tener la capacidad de imponer el equilibrio y contención entre todos. Hoy, en el mundo digitalmente desdoblado de los grandes dispositivos telemáticos, no hay Estado que, en rigor, pueda afrontar con certeza de victoria un choque contra la media docena de grandes empresas tecnológicas. Y todas ellas juntas están capacitadas para desencadenar un apagón universal al cual ningún poder político sobreviviría. En ningún punto del planeta. Llamamos democracia, hoy, a la forma menos cruenta de una hermética oligarquía
 
 
El análisis de Albiac se generaliza a Europa y en concreto a España, pero ahí, en la concreción, es donde pierde interés: que el presidente del ejecutivo español haya plantado al frente de Telefónica a un acólito es algo trivial, que no pasa de ser anecdótico. Quizá sea un triste intento de un gobierno de controlar políticamente un poder económico dentro de un proyecto político personal que Albiac califica de cesarista, pero de alguna manera, al final de su escrito, confía ingenuamente en la Justicia -la esperanza es el último mal que se pierde- y en que "el presidente (español) y su gente puedan verse sentados en el banquillo”.
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 No puede atribuirse a Lenin con certeza la frase "La democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano", como figura en la imagen que me envía un lector. Puede tratarse de una simplificación de su crítica a la democracia burguesa que formula en El Estado y la Revolución. Lenin criticó la democracia representativa bajo el capitalismo, argumentando que era una fachada que servía a los intereses de la burguesía, pero no llegó a formular esa idea en los términos de "cambiar de tirano", dado que el tirano sería siempre el mismo con unos u otros mandatarios: el capitalismo. Frases como esta suelen surgir como atribuciones apócrifas o interpretaciones populares que no tienen una fuente específica escrita, aunque reflejan a menudo algo de esa sabiduría popular desengañada, si no fuera porque los que mandan por activa, a su vez, son los más mandados por pasiva. 

martes, 21 de enero de 2025

Trastocando el nombre de las cosas

El historiador bizantino Procopio de Cesárea -no entiendo muy bien por qué se empeñan en escribir y decir Cesarea, a la pata la llana-, que vivió en el siglo VI de nuestra era, nos advierte de que hay mucha gente que no llama a las cosas por su nombre, al pan pan y al vino vino, como diríamos a lo castizo, sino que trastoca -o trastrueca, del compuesto verbal tras-trocar, que es más exacto pero duro de pronunciar y al oído-, el nombre de las cosas, y las denomina no con otra palabra cualquiera al albur sino, precisamente, con la que significa lo contrario. 
 
Procopio, que escribió en griego antiguo, en su Historia de las Guerras de Justiniano, obra magna que se compone de ocho libros, puso la frase en un discurso en boca de uno de sus personajes (libro VII, capítulo 8, parágrafos 16-17), un hombre indignado cuyo nombre propio poco importa ahora. El motivo de su indignación tampoco viene mucho al caso ahora mismo ni anula la validez de la afirmación fuera del contexto en que se profirió, por lo que puede aplicarse de modo general.
 
ἐγὼ μὲν οὖν τοῦτο οἶδα, ὡς τῶν ἀνθρώπων ὁ πολὺς ὅμιλος τὰ τῶν πραγμάτων ὀνόματα μεταβάλλουσιν ἐπὶ τοὐναντίον. 
 
La frase en cuestión resuena entre nosotros así en la estupenda traducción al castellano de Francisco A. García Romero, publicada en la Biblioteca Clásica Gredos: Lo cierto es que yo sé que los seres humanos en su mayoría cambian el nombre de las cosas para que signifiquen lo contrario
 
No se trata, pues, de cambiar simplemente el significado de las palabras -el nombre de las cosas-, sino de hacerlo para imponerles el sentido contrario del que tenían. 
 
La frase de Procopio se ha traducido y ha circulado por escrito en muchas de nuestras lenguas. La tradujo al latín en el siglo XVII Claude Maltret así: Equidem scio a plerisque inverti rerum nomina, et in contrarium omnino accipi
 
Lo que en inglés suena así, tal como lo entendió H. B. Dewing: Now I, for my part, know this, that the great majority of mankind twist and turn the names of things until they reverse their meaning
 
En le lengua de Molière puede decirse de este modo, según una traducción francesa cuyo autor desconozco: Je sais bien qu'il y a plusieurs personnes dans le monde qui changent les noms des choses, et qui leur en imposent de tout contraires à leur nature
 
En la lengua de Dante, así lo tradujo Domenico Comparetti: Ben lo so io che la massa degli uomini suol trarre i nomi delle cose a significato dei tutto opposto

Si buscamos algún antecedente lejano de esta fórmula, podemos encontrar uno, aunque un tanto remoto, en Tucídides, Guerra del Peloponeso, III, 82, 4, donde el historiador reflexiona sobre las consecuencias funestas de la guerra civil y dice: καὶ τὴν εἰωθυῖαν ἀξίωσιν τῶν ὀνομάντων ἐς τὰ ἔργα ἀντήλλαξαν τῇ δικαιώσει, que Adrados tradujo: Cambiaron incluso, para justificarse, el ordinario valor de las palabras
 
Encontramos otro antecedente, esta vez latino, en las palabras que Tito Livio en el libro VIII de Ab urbe condita, capítulo 4, pone en boca del pretor Anio, que dice: facile erit explicatis consiliis accommodare rebus uerba (será cosa fácil, una vez desarrollados nuestros planes, adaptar las palabras a los hechos). El maquiavélico Maquiavelo, como no podía ser menos, recoge estas palabras en sus comentarios a Tito Livio y comenta que son sin duda muy certeras y que deberían hacerles las delicias a todos los príncipes y repúblicas de este mundo. ¿Qué quiere decir esto? Que hay que actuar, que el fin justifica los medios según el príncipe del maquiavelismo, y que ya se preocupará uno luego de encajar las palabras que justifiquen la actuación con los hechos. 
 
 
 
La idea ha resonado y sigue resonando en varias lenguas modernas, y la recogerá George Órgüel en su neolengua en el siglo XX, formulando sus célebres “la guerra es paz” y “la libertad esclavitud”. En Más neolengua orgüeliana hemos analizado el "beneficio maléfico" a propósito de los fármacos que pretendiendo curar enfermedades provocan efectos adversos y perversos más graves que el mal que combatían. Y cómo en el Ministerio de la Verdad se preconizaba que lo bueno era malo y, viceversa, que lo malo era bueno, así como que la verdad era posverdad, o sea, mentira. Y en Universo orgüeliano propusimos añadir a la célebre tríada -guerra es paz, esclavitud es libertad e ignorancia es sabiduría, en lugar de fuerza- una nueva fórmula que nos enseñó la Organización Mundial de la Salud a raíz de la invención de la enfermedad del virus coronado: health is disease, o sea, la salud es enfermedad (asintomática). 

lunes, 20 de enero de 2025

Lunes tristón

    Hoy, 20 de enero de 2025, se celebra el día de Saint Blue Monday o San Lunes Tristón. Triste lunes, el día más triste del año, porque es una repetición de lo mismo. Este, en efecto, es como todos los lunes pero un poco peor, si cabe, para los que consideramos que es el comienzo de la semana laboral, la vuelta al tajo, porque se reinicia la institución de la Semana, es decir se repite su perverso ciclo. Y la Semana es la institución del Tiempo por excelencia, y al decir del Tiempo estamos diciendo de la maquinaria del Estado y también de Dios, que creó el mundo en siete días, lo que implica que los días ya existían antes de que Él creara el universo. 
 
    La única división del tiempo que no tiene ningún fundamento natural, sino puramente convencional, es la semana de siete días que padecemos, y que sin embargo sentimos como si fuera lo más normal y aun preternatural del mundo, tanto que ya existía el primer día antes de la Creación, según la Biblia, y antes de que Dios creara la luz, lo primero de todo, separándola de las tinieblas. 
 
    Los romanos y los griegos antiguos no la conocieron ni sufrieron en sus calendarios hasta que Constantino el Grande, según las crónicas, la estableció en el año 321 después de Cristo. Su fundamento es claramente religioso: su origen, como queda dicho, está en las sagradas escrituras de la cultura judeocristiana.
 
    Los días de la semana no tienen nombres de dioses romanos, como podría parecer a primera vista, sino de astros que fueron bautizados con dichos nombres: la Luna, nuestro satélite, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, cinco planetas de nuestro sistema solar, y el propio Sol como epicentro de dicho sistema. 
 
 
 
    ¿Por qué? Porque cuando se estableció la semana eran los astros conocidos dentro del sistema establecido por Ptolomeo para describir el universo geocéntrico. Ptolomeo, en efecto, creía que la Tierra era el centro a cuyo derredor giraban la Luna, Mercurio, Marte, Venus, Júpiter, Saturno y el propio Sol. Esta concepción estuvo vigente hasta que en el siglo XVI fue desplazada por la heliocéntrica de Copérnico. 
 
    Hay cierta polémica sobre cuál es el primer día de la semana, si el domingo, como sugieren algunos calendarios, o el lunes. En 1988 se firmó una convención internacional que establecía, entre otras cosas, que la semana comenzaba el lunes, de donde viene su tristeza, y finalizaba el domingo, de ahí la falsa alegría del 'fin de semana'.​ Sin embargo, en los calendarios litúrgicos y en algunos países, la semana comienza el domingo, como sugieren los nombres griegos y portugueses de los días, lo que no impide que la institución complementaria del Fin de Semana, que nunca ha supuesto el final definitivo de la semana institucional, incluya el sábado y el domingo, pensándose ya en incluir el viernes. 
 
    Pero volviendo a lo de hoy, lunes 20 de enero de 2025, dicen que la depresión que se produce hoy, tercer lunes de enero, el mes de Jano que cierra un año falsamente viejo y abre otro, que es el mismo, falsamente nuevo, se debe a que estamos en invierno, pese al calentamiento global del cambio climático, y hace mucho frío, tanto que si nos descuidamos se nos hiela el alma, hemos atravesado el ecuador de la cuesta de enero por lo que arrastramos las deudas adquiridas en la Navidad consumista y uno ve cómo el salario no va a llegar a fin de mes, pese a la anunciada subida de los sueldos, ya que también lo han hecho, adelantándose, mucho más los precios al consumo, y porque uno se siente frustrado y fracasados todos sus planes y propósitos de cara a un año que se anunciaba como distinto, otra institución mentirosa como ella sola en lo que a su pretensión de novedad se refiere, el Año Nuevo, que de novedoso, como el propio lunes, no tiene nada. De ahí la inmensísima tristeza
 
    Dicen que el Lunes Tristón no tiene ninguna base científica. Y, en efecto, no la tiene. Es verdad. Es un invento comercial, que se pretende contrarrestar con el consumismo de las rebajas de enero donde el consumidor se realiza y se consume. Cualquier día de la semana puede ser el día más triste del año, no hace falta que sea lunes, puede ser, por ejemplo, domingo, como en la preciosa  y triste canción Gloomy Sunday ('Domingo Sombrío'), de la que cabe destacar, para escuchar en este lunes tristón y conjurar la tristeza con la tristura,  entre las muchísimas versiones la poderosísima interpretación de Diamanda Galás, la canción húngara que se convirtió en el himno de todos los suicidas. 
 

    Escuchemos ahora la versión más amable pero no menos triste de Billie Holiday con subtítulos en castellano.
 
 

domingo, 19 de enero de 2025

Sonata de la princesa desencantada

La princesa pasea en satinadas páginas 
 su tristeza infinita por la prensa ilustrada. 
 
Ha perdido el tesoro de la dicha lozana 
y ha perdido el encanto de su prístina gracia. 
 
Como el ánima en pena de afligida mirada, 
se ha quedado en los huesos descarnados del alma. 
 
 Sin querer, su amargura sale por las pantallas. 
Y en sus labios aflora la sonrisa forzada. 
 
Por su cabeza, testa que ha de ser coronada, 
pasarán tantas cosas: sabe Dios lo que pasa. 
 
Caen, gotas de lluvia silenciosas, sus lágrimas, 
melancólicas notas de una triste sonata. 
 
Heredera del trono, la futura monarca,
será Jefe de Estado y sus Fuerzas Armadas.
 
 
Bajo sus pechos late, palpitante, la infancia, 
libélulas que añoran felices cuentos de hadas,
 
y príncipes azules, carrozas y fantasmas, 
castillos en el aire, e imperatrices de Austria. 
 
 ¿Qué tendrá la princesa que se ve atrabiliaria? 
¿Un amor imposible transido de nostalgia? 
 
¿Sabrá su alteza algo? ¿Intrigas cortesanas? 
¿Un secreto de Estado? Quizá no sepa nada.
 
 ¿Ha comprendido acaso, reina desengañada, 
 que el rey está desnudo, como en la vieja fábula? 
 
¿Ha descubierto acaso, mohína y cabizbaja, 
que el vil metal y no otro es el solo monarca? 
 
 A ella, que era plebeya y hasta republicana, 
la corona le pesa como imperiosa lápida. 
 
 Sobre el trono futuro de todas las Españas 
la espada de Damocles pende desenvainada.

sábado, 18 de enero de 2025

Las niñas de tus ojos

 


 La palabra pupila procede del latín 'pupilla', que es el diminutivo de 'pupa', palabra que significa “niña” y también “muñeca” (de donde el francés 'poupée'). Tenemos también la forma masculina "pupillus", diminutivo de "pupus", que significa "niño", origen de nuestro pupilo, que desde antiguo se define en castellano como 'menor de edad so tutor", por ejemplo en Nebrija, es decir como huérfano menor de edad respecto de su tutor. ¿Hay alguna relación entre las pupilas del ojo, esas “aberturas situadas en el centro del iris, por las que entra la luz en el ojo”, como las define el diccionario, y las muñecas o las niñas que la palabra significa? 

Alguna relación parece que tiene que haber para que haya esa equivalencia y eso sea así. Cuando miramos, en efecto, a los ojos a la persona que tenemos en frente, nos vemos reflejados en su pupila como en un espejo: vemos en el agujero, por donde le entra la luz al ojo, nuestra diminuta figura, reducida, como si se tratara de un muñeco. 

Comenta Corominas, a propósito de la palabra castellana “niño”, creación expresiva del romance antiguo “ninnus”, que la alusión a la pupila de “niña del ojo” es una metáfora internacional, presente en latín, en griego (κόρη) y en egipcio arcaico, y que se halla extendida por lenguas de las más varias familias en todo el mundo, y que se explica por nuestra imagen reflejada en la pupila del interlocutor. 

Uno no puede verse a sí mismo si no es a través de un espejo, y de alguna manera la pupila del ojo ajeno es el primer espejo en el que nos reflejamos, mucho antes de que se hayan inventado los espejos y hayamos descubierto en el agua nuestro reflejo como Narciso. 

No puede conocerse uno a sí mismo como ordenaba el frontón del templo de Apolo en Delfos (nosce te ipsum, en latín, γνῶθι σαυτόν, en griego) porque uno no puede ser al mismo tiempo sujeto y objeto de conocimiento. Como escribimos a este propósito una vez: "Si me propongo conocerme a mí en persona, / -¡conócete a ti mismo! como manda Apolo-, / me parto en dos: conocedor y conocido, / y pierdo, esquizofrénico, el conocimiento".
 
No podemos, pues, conocernos a nosotros mismos, pero sí quizá reconocer de alguna manera en las niñas de otros ojos los niños o muñecos que, pese a todos los pesares, seguimos siendo.