Hoy, 20 de enero de 2025, se celebra el día de Saint Blue Monday o San Lunes Tristón. Triste lunes, el día más triste del año, porque es una repetición de lo mismo. Este, en efecto, es como todos los lunes pero un poco peor, si cabe, para los que consideramos que es el comienzo de la semana laboral, la vuelta al tajo, porque se reinicia la institución de la Semana, es decir se repite su perverso ciclo. Y la Semana es la institución del Tiempo por excelencia, y al decir del Tiempo estamos diciendo de la maquinaria del Estado y también de Dios, que creó el mundo en siete días, lo que implica que los días ya existían antes de que Él creara el universo.
La única división del tiempo que no tiene ningún fundamento natural, sino puramente convencional, es la semana de siete días que padecemos, y que sin embargo sentimos como si fuera lo más normal y aun preternatural del mundo, tanto que ya existía el primer día antes de la Creación, según la Biblia, y antes de que Dios creara la luz, lo primero de todo, separándola de las tinieblas.
Los romanos y los griegos antiguos no la conocieron ni sufrieron en sus calendarios hasta que Constantino el Grande, según las crónicas, la estableció en el año 321 después de Cristo. Su fundamento es claramente religioso: su origen, como queda dicho, está en las sagradas escrituras de la cultura judeocristiana.
Los días de la semana no tienen nombres de dioses romanos, como podría parecer a primera vista, sino de astros que fueron bautizados con dichos nombres: la Luna, nuestro satélite, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, cinco planetas de nuestro sistema solar, y el propio Sol como epicentro de dicho sistema.
¿Por qué? Porque cuando se estableció la semana eran los astros conocidos dentro del sistema establecido por Ptolomeo para describir el universo geocéntrico. Ptolomeo, en efecto, creía que la Tierra era el centro a cuyo derredor giraban la Luna, Mercurio, Marte, Venus, Júpiter, Saturno y el propio Sol. Esta concepción estuvo vigente hasta que en el siglo XVI fue desplazada por la heliocéntrica de Copérnico.
Hay cierta polémica sobre cuál es el primer día de la semana, si el domingo, como sugieren algunos calendarios, o el lunes. En 1988 se firmó una convención internacional que establecía, entre otras cosas, que la semana comenzaba el lunes, de donde viene su tristeza, y finalizaba el domingo, de ahí la falsa alegría del 'fin de semana'. Sin embargo, en los calendarios litúrgicos y en algunos países, la semana comienza el domingo, como sugieren los nombres griegos y portugueses de los días, lo que no impide que la institución complementaria del Fin de Semana, que nunca ha supuesto el final definitivo de la semana institucional, incluya el sábado y el domingo, pensándose ya en incluir el viernes.
Pero volviendo a lo de hoy, lunes 20 de enero de 2025, dicen que la depresión que se produce hoy, tercer lunes de enero, el mes de Jano que cierra un año falsamente viejo y abre otro, que es el mismo, falsamente nuevo, se debe a que estamos en invierno, pese al calentamiento global del cambio climático, y hace mucho frío, tanto que si nos descuidamos se nos hiela el alma, hemos atravesado el ecuador de la cuesta de enero por lo que arrastramos las deudas adquiridas en la Navidad consumista y uno ve cómo el salario no va a llegar a fin de mes, pese a la anunciada subida de los sueldos, ya que también lo han hecho, adelantándose, mucho más los precios al consumo, y porque uno se siente frustrado y fracasados todos sus planes y propósitos de cara a un año que se anunciaba como distinto, otra institución mentirosa como ella sola en lo que a su pretensión de novedad se refiere, el Año Nuevo, que de novedoso, como el propio lunes, no tiene nada. De ahí la inmensísima tristeza
Dicen que el Lunes Tristón no tiene ninguna base científica. Y, en efecto, no la tiene. Es verdad. Es un invento comercial, que se pretende contrarrestar con el consumismo de las rebajas de enero donde el consumidor se realiza y se consume. Cualquier día de la semana puede ser el día más triste del año, no hace falta que sea lunes, puede ser, por ejemplo, domingo, como en la preciosa y triste canción Gloomy Sunday ('Domingo Sombrío'), de la que cabe destacar, para escuchar en este lunes tristón y conjurar la tristeza con la tristura, entre las muchísimas versiones la poderosísima interpretación de Diamanda Galás, la canción húngara que se convirtió en el himno de todos los suicidas.
Escuchemos ahora la versión más amable pero no menos triste de Billie Holiday con subtítulos en castellano.