viernes, 10 de junio de 2022

Los doctores Knock y Carrel y la iatrocracia (I)

    El personaje de ficción del doctor Knock que puso en escena Jules Romains en su inolvidable Knock o El triunfo de la medicina (1923) y que desarrolló posteriormente en el ensayo Doctor Knock. Fragmentos de la Doctrina Secreta recogidos por Jules Romains (1949) guarda, a mi modo de ver, varios puntos en común con la figura del biólogo, médico, cirujano, investigador científico, eugenista y escritor francés Alexis Carrel (1873-1944), que obtuvo con 35 años el premio Nobel de Medicina en 1912, convirtiéndose en el científico más joven en recibir ese galardón.

    El personaje de teatro del doctor Knock había pasado de ser el médico rural de Saint-Maurice, pueblecito francés que convirtió todo él en un centro sanitario considerando enfermos asintomáticos, valga la contradictio in terminis como hemos visto que ha valido tanto en tiempos recientes, hospitalizando a todos sus habitantes, en el exitoso director del White Plains Institute de Nueva York de prestigio internacional, que investigaba sobre la inmortalidad y la iatrocracia, dos aspiraciones que comparte con el personaje de la realidad Alexis Carrel, que emigró por su parte a Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en 1906 en el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica en Nueva York. Una vez jubilado, Carrel regresó a la Francia ocupada por los nazis y colaboró con el gobierno de Vichy. Su muerte en 1944 evitó que fuera investigado acusado de colaboración. 

 

     Ambos doctores, en efecto, estaban obsesionados por la inmortalidad, y ambos eran partidarios de la creación de un organismo médico internacional que ejerciera su poder sobre los gobiernos en asuntos sanitarios. 

    Dejando aparte la primera obsesión, que en el caso del doctor Knock se traducía en el logro de la vacuna antitanática que otorgaría a la humanidad la victoria sobre la muerte, y en el caso del doctor Carrel se concretaba en el trasplante de órganos enfermos por órganos sanos de modo que pudiéramos reparar nuestros cuerpos y mantenernos saludables durante más tiempo de lo normal, en cuya técnica fue pionero, y centrándonos en la iatrocracia o gobierno de la casta médica que ambos proponían, esto es lo que escribe en 1935 Carrel en su célebre libro El hombre, ese desconocido,  un best seller que batió récords de ventas y fue traducido a muchas lenguas: Una minoría ascética y mística adquiriría rápidamente un poder irresistible sobre la mayoría amante de placeres y ciega. Sería capaz, por persuasión o tal vez por la fuerza, de imponerle otras formas de vida. Contrapone el gobierno de una oligarquía, una minoría -ascética y mística como dice él-,  a una mayoría hedonista y ciega, y es partidario de que esa minoría imponga “otras formas de vida” y que lo haga por las buenas -mediante la persuasión, dice él- o por las malas -usando la fuerza.

 

    Alexis Carrel, precisamente, con su característica cofia blanca, y Charles Lindbergh fueron portada de la prestigiosa revista Time en 1938, retratados frente a un sofisticado tubo de cristal, bajo el título sensacionalista: “Buscando la fuente de la juventud”.

    Por su parte, la iatrocracia que plantea el doctor Knock no es ya local, como había logrado en el pueblecito francés de Saint-Maurice, sino mundial o, como se prefiere decir ahora, global. Se trata de crear un sistema de gobierno universal “con poderes dictatoriales” basado en la medicina y la entelequia de la salud. Propone la creación de una todopoderosa O.M.U. (Organización Médica Universal) que sustituya a la impotente O.N.U., que se había refundado en 1945, después del fracaso de la Sociedad de Naciones de 1919 a la hora de evitar la II Guerra Mundial. 

    Se hacía eco sin d unuda Jules Romains de la creación de la OMS (Organización Mundial de la Salud, WHO según sus siglas en inglés: World Health Organization) que se llevó a cabo en 1948, un año antes de la publicación de su opúsculo, una organización no gubernamental que aspira a dirigir la política sanitaria de todos los gobiernos.

    Pero para lograr el empoderamiento de esa organización mesiánica y salvífica que obra desinteresadamente, lo que es mucho suponer dados sus conflictos de intereses con la industria de la Gran Farmacia,  será necesario en nombre del bien común declarar una amenaza que provocque un coup d'État sigiloso que logre la sumisión efectiva de la humanidad a la iatrocracia. Jules Romains y su doctor Knock la denominaron “Epidemia 235”. Pero el nombre es irrelevante; mutato nomine... Podía haber sido cualquier otra amenaza:  la gripe aviar, la peste porcina, las vacas locas, la covid-19, la viruela del mono... Y suma y sigue. Pero ha sido, precisamente, la enfermedad del virus coronado cosecha 2019, sin duda, como hemos visto a lo largo de estos últimos  años, el pretexto para instaurar de facto, nadie sabe cómo ha sido pero ha venido para quedarse y habitar entre nosotros, aunque todavía no de iure, una dictadura prácticamente mundial, conculcando las libertades formales de los ciudadanos en nombre de la Ciencia y bajo el pretexto de salvar vidas que de lo contrario se habrían malogrado.


jueves, 9 de junio de 2022

Sobredosis de recuerdos

    El Ministerio de Sanidad de la Gobernación de las Españas nos larga ahora una campaña, cofinanciada por los fondos REACT EU next generation de la Unión Europea,  bajo el lema de «Necesitamos dosis de recuerdos para olvidarnos de la Covid». La campaña se lanza con abrumadora presencia en televisión, radio, exteriores, internet e inevitables redes sociales, compuesta por una cuña radiofónica, gráficas y una pieza audiovisual pensada para hacer recordar a los espectadores lo pasado,  agradecerles los esfuerzos realizados y animales a seguir tomando las medidas necesarias para estar protegidos, es decir los refuerzos vacunales.

 
    Analicemos esta sugerente fórmula breve y original utilizada como lema. Emplea por un lado una palabra culta como es «dosis», un helenismo relacionado con la medicina y con la drogadicción que significa 'entrega', 'acción de dar', y por otro lado una palabra patrimonial, popular como «recuerdos»,  que nos trae a la memoria, literalmente, al corazón (cor cordis, en latín), vivencias pasadas. Malamente se avienen estos dos términos, uno cultísimo y otro popular, pero ahí quizá radica el éxito del eslogan propagandístico de la campaña: Hay que ponerse una dosis -un pinchazo más- de recuerdo, cuando lo que se quiere decir es "refuerzo", es decir fortalecimiento de algo que se ha debilitado. Pero la contradicción sublime es que hay que ponerse una dosis de recuerdo... para olvidar. Este es el auténtico logro publicitario: el ridículo oximoro de recordar para olvidarse de lo que la OMS ha denomiando la 'fatiga pandémica' que hace que la gente se desmotive ante las consignas sanitarias que hay que seguir paradójicamente si se quiere olvidar uno del asunto: "completa tu vacunación, ponte dosis de recuerdo". Hay que completar la vacunación porque está incompleta por definición y lo estará siempre porque nunca hallará su completitud, dada su rápida y evanescente obsolescencia.
      
    Pongámonos una dosis, sí, de recuerdos, hagamos caso al Ministerio por una vez, y no olvidemos lo que hemos vivido, es decir, lo que hemos sufrido bajo este régimen sanitario terrorista del que por más que queramos librarnos no hemos salido todavía. Recordemos las calles vacías, los niños encerrados en sus casas y los perros paseando con sus dueños, las mascarillas obligatorias en interiores y exteriores, el ejército en las calles y en las ruedas de prensa del gobierno, la policía de los balcones, la televisión y la radio y los periódicos con la matraca constante de contagiados y muertos, las consignas lanzadas desde el Gobierno, las restricciones de los movimientos, la prohibición de reuniones... No olvidemos nada de eso, aunque precisamente queramos borrarlo de nuestra memoria histórica y hacer cuenta nueva como si no hubiera pasado nunca, como si hubiera sido una mala pesadilla. 
 
 
 
    Esta campaña embustera como ella sola alardea de que «hemos salvado muchas vidas», como afirma orgullosa en primer lugar, aunque, acto seguido, nos recuerde a los que «desgraciadamente ya no están con nosotros» y que han muerto sin poderse despedir de los vivos en las residencias geriátricas confinadas. Justamente el recuerdo de los que se ha llevado la Parca en la barca de Caronte al otro barrio sirve para corroborar que nosotros estamos vivos y que, por lo tanto, nuestras vidas se han salvado gracias a las medidas adoptadas por el Estado bienhechor del bienestar que es lo mismo, huelga decirlo, que  por el bienestar del Estado malhechor. 
 
    A continuación se describe la medida estrella: la hostia consagrada de la vacuna salvífica. Si la Iglesia católica nos prometía la salvación del alma y el logro de la vida eterna, la Ciencia, que es la nueva iglesia que enarbolan los gobiernos, nos ha salvado la vida: «Somos uno de los países con más vacunados: el 93% de la población mayor de 12 años se ha administrado la pauta completa de primovacunación». (Se la ha administrado ella sola, voluntariamente, nótese la expresión, no se le ha administrado). Curioso el terminacho este de «primovacunación» que parece que se contradice con la «pauta completa» que se ha citado antes, dado que esa inoculación inicial no sirve para considerar al sujeto de ella inmunizado de por vida, sino sólo en un momento determinado, quizá no más allá de sies meses, dado que al cabo de este tiempo probablemente necesitará «dosis de refuerzo» para mantener el nivel de inmunidad necesario que lo proteja frente a la enfermedad y sus múltiples transformismos, máxime si su sistema inmunitario se ha visto debilitado. 
 
 
    Vuelve la propaganda oficial a repetir una de las consignas más repetidas y coreadas, habida cuenta de su éxito propagandístico confundiendo el egoísmo más recalcitrante delq ue quiere salvar su propia vida con el altruismo del que quiere salvar la vida de los demás, sobre todo de los más vulnerables, nuestros venerables ancianos: «Vacunarse es un acto de solidaridad con el que proteges a los más vulnerables». En el caso de la enfermedad que nos ocupa, la COVID-19, se ha visto que esto no era así, que es falso, sin embargo se sigue diciendo a fin de que repitiéndolo una y otra vez parezca hacerse verdadero. Se vuelve a repetir el mantra principal que se ha demostrado completamente falaz en el caso que nos ocupa: «Las vacuans son seguras y eficaces». Y finalmente se nos invita a los españolitos y españolitas a seguir actuando contra la pandemia y a recordar -con la connotación de reforzar- que no podemos darla por concluida.

miércoles, 8 de junio de 2022

God bless the Queen

    John Lydon, alias Johnny Rotten el ex-cantante del grupo punk-roquero Sex Pistols, que hizo célebre el lema "no future", cuyo temazo “God Save the Queen” fue prohibido por la BBC en 1977, cuando se celebraba precisamente el Jubileo de Plata de los veinticinco años de reinado de la Queen, hace cincuenta años ya de aquellos fastos, se arrepiente ahora que tiene 66 tacos de su rebeldía juvenil, y dice “Dios bendiga a la Reina”, contra la que no tiene nada personal, salvo el hecho de que la familia real frecuente las estaciones de esquí gracias a los impuestos de sus súbditos.

    El caso es que los Pistolas Sexuales cantaban a finales de los años setenta del siglo pasado: God save the queen / The fascist regime... (Dios salve a la Reina, / el régimen fascista... ), una parodia del himno nacional británico, en la que llegaba a afirmarse de Su Majestad She ain't no human being, que ella no era un ser humano, cosa que se ha visto cincuenta años después confirmada en este jubileo de platino recién celebrado, cuando hemos comprobado que la Isabel II que saludaba juvenil y sonriente desde su carroza dorada de cuento de hadas a sus súbditos no era la de carne y hueso, sino un holograma virtual de sí misma. 

      
    También decía la letra de aquella memorable canción que Isabel II, que firma los documentos oficiales como Elizabeth R (con R de regina, que en latín, esa prestigiosa lengua muerta, significa 'reina') en lugar de Elizabeth Q (con Q the Queen, 'reina' en la lengua del Imperio de la Commonwealth of Nations), era una figura decorativa o un figurón como el mascarón de proa de una nave, que no es lo que parece: And our figurehead / Is not what she seems.

    La imagen electrónica que podía verse a través de la ventanilla de cristal del rutilante landó no era más que eso, una proyección holográfica, la ilusión óptica de una reina juvenil, coronada y vestida de gala, una mágica ficción. La reina no iba dentro del landó, pero daba la sensación de que sí, lo que no deja de ser una espléndida metáfora de una realeza que no es real, sino ideal, por aquello de que los que manda son los más mandados por el Dinero, que es quien realmente lleva los pantalones. Por eso el reinado de la reina Isabel II es una monarquía holográfica, diríase que fantasmagórica y virtual. 


    Volviendo a nuestro Juanito Podrido, dicen que el que no es un pirómano rebelde a los dieciocho años como era él no tiene corazón, y que el que sigue siéndolo a los cincuenta -no digamos ya a los sesenta y seis como él ahora- no tiene cabeza, cuando lo sensato es mantener apagados a esa edad los rescoldos que queden, si alguno queda, del fuego adolescente.

       El caso es que John Lydon, alias Johnny Rotten, parece confirmar ese dicho. También él, que cantaba con reminiscencias nietzscheanas ácratas: I am an antichrist / I am an anarchist / Don't know what I want / But I know how to get it, o sea algo así como: Soy un anticristo / Soy un anarquista / No sé lo que quiero, / pero sé cómo conseguirlo, se arrepiente ahora y declara que la anarquía no era una buena idea, es una idea terrible. Claro que sí, pero no porque sea peor que la jerarquía, la oligarquía, la monarquía o la mera arquía u orden establecido, sino porque todas las ideas son terribles, y no hay una sola buena. Pero lo bueno no es lo que afirma, sino lo que niega. Resulta que la anarquía es terrible, pero el (des)orden establecido no lo es. Y nos deja claro Juanito Podrido que él no es anarquista ni un antisistema, sino un prosistema que reniega de su juvenil himno roquero Anarchy in the UK.


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La reina de Inglaterra en su carroza dorada era un holograma, una imagen fotográfica tridimensional, obtenida mediante iluminación por rayos láser, en colores.

El holograma de la reina y la reina del holograma saludando a sus súbditos.

 

martes, 7 de junio de 2022

¿Niño o niña?

    A algunos les puede parecer educativo o que no está mal que se les enseñe a los niños y adolescentes a decir cosas como “pene” y “vulva” en lugar de “pito” y “chocho”, que dicen los primeros, o en vez de “picha” y “coño” que dicen más bien los segundos, porque tanto unos como otros tienen que aprender a hablar “bien”. Son términos cultos. Puede que eso sea educativo, no vamos a ponerlo aquí en duda ni a negarlo. A fin de cuentas, una de las funciones de la educación es ampliar el registro lingüístico de las personas, y enseñarles que hay eufemismos para nombrarlo todo, incluso para sus partes más íntimas, como dirían los finolis.

    Pero lo que ya pasa de castaño oscuro es que además de inculcarles el registro culto del lenguaje con términos como esos de “pene” y “vulva”, los adoctrinen diciéndoles cosas como la siguiente, que está sacada de un libro de texto supongo que de educación sexual o algo así, no sé si de primaria o de secundaria, pero poco importa:


    Viene un dibujo de un montón de niñas desnudas (curiosamente todas con el estereotipo de la melenita de pelo largo) y el siguiente texto: "La mayoría de las chicas tenemos vulva y algunas tenemos pene”. Como la mayoría no son todas, se aclara que hay algunas que no comparten el atributo sexual característico. A continuación otro dibujo de un montón de niños desnudos (curiosamente todos con el estereotipo de pelo corto) y el siguiente texto correlativo: “La mayoría de los chicos tenemos pene y algunos tenemos vulva”.

    Es un buen ejemplo de cómo el estereotipo sexual, lejos de desaparecer sin más, ha dejado de depender del sexo, y el sexo ha pasado a depender del estereotipo. Resulta curioso cómo lo que se planteaba como una crítica de los roles sexuales acaba siendo su más acérrima defensa. Y es un buen ejemplo, además, de cómo se está engañando a niños y adolescentes con la mejor intención del mundo, pues de lo que se trata según parece es de aceptar a los que no se sienten a gusto dentro del cuerpo que les ha tocado y de facilitarles la transición al cuerpo idealizado que desean. 

   Ha aumentado el número de casos de adolescentes y niños que dicen haber nacido en un cuerpo equivocado, pero en verdad o todos hemos nacido en un cuerpo equivocado, con el que no nos identificamos en absoluto, o, al revés, ninguna persona ha nacido en un cuerpo equivocado ni tiene por qué avergonzarse de él. 


     La teoría de que el sexo no es algo biológico sino ideológico comenzó en los años 90 en los campus universitarios de Estados Unidos, especialmente de la mano de la filósofa estadounidense Judith Buttler, extendiéndose por Estados Unidos, Europa y Canadá. Se trata de un constructo social que se impone de forma arbitraria al nacer y que, además, no es binario, no hay dos sexos, sino muchísimos más, infinidad de ellos... La típica pregunta ante un recién nacido: ¿Es niño o niña? Puede responderse ahora diciendo: ¡Será lo que quiera ser! Es pronto para saberlo.

    Lo paradójico de este movimiento es que, buscando la despatologización, perdón por el palabro, de los problemas vinculados con el sexo y el género, propone someter a las personas que no se identifican con su cuerpo un tratamiento fármaco-quirúrgico irreversible que conllevará probablemente una medicación de por vida. 

    Se maneja este dato, que no he comprobado pero que parece verosímil: en Estados Unidos, aproximadamente en los últimos 10 años, las clínicas de cambio de sexo se han multiplicado por cien. Han pasado de ser tres o cuatro hace unas décadas a ser ahora 300, 400.

    Hay un elogio de la individualidad permanente, un elogio del deseo irracional del átomo personal, de la subjetividad, donde lo que predomina es el sentimiento individual. Es un tipo de discurso que llama a descomponer la sociedad en individuos, a diluirla, a eliminar, disolver todo lo que nos une y, por el contrario, convertirlos en un montón de individuos aislados absortos en sus deseos.

    Una viñeta muy oportuna de El Roto en que una niña de rubios cabellos le pregunta a su padre cómo es posible que pueda elegir entre ser niño o niña y no entre rica y pobre. Y el padre le responde: Es que eso es muy difícil.

 

lunes, 6 de junio de 2022

Más mensajes teletípicos

La mayor mentira de los medios de información masivos modernos, que no de comunicación, los mass media en la lengua del Imperio, es que son independientes.
 
El rey de Babilonia estrechando la mano del rey de Asiria

 Los mass media no pueden ser independientes, por más que lo publiciten, porque no representan intereses públicos, sino privados del capital que los financia. 
 
El País reconoció que no era independiente y quitó de su cabecera el logo “Diario independiente de la mañana” y lo sustituyó por “Diario global (en español)”.
 
 Es harto difícil por no decir que prácticamente imposible lograr que alguien entienda algo cuando su salario depende precisamente de no entenderlo en absoluto.
 
 Estamos todos condicionados por los aparatos ideológicos del Estado y del Capital, y reprimidos, si fuera y es preciso, por los respectivos aparatos represivos.

No tiene mucho sentido cantar las cuarenta a los mandarines democráticos que ostentan el poder porque ellos ya conocen, y no les importa en absoluto, la verdad.
 
 No te engañes, amigo mío que quieres llegar a ser escritor reconocido algún día; si les gusta lo que escribes tú es porque solo escribes tú lo que les gusta.
 
 Hera y Atenea se dan la mano en señal de alianza.
 
  Digerimos la sopa boba de la narrativa oficial como un niño pequeño ingiere con paparruchas las cucharadas de la espesa papilla que le ofrece su madre cariñosa.
 
Manufacturing consent. Nos hallamos bajo el hechizo de los fabricantes del trampantojo de la realidad, los mass media, que quieren nuestro total consentimiento.
 
La máquina productora de crisis -¡qué crisis ni qué niño muerto!- cautiva por completo al público amodorrado con las series de las plataformas de televisión.
 
¿Sorprende la poca resistencia crítica al envío de armas a Ucrania o a los mandatos autoritarios del gobierno pandémico? No, y hasta hay quienes lo agradecen.
 
¿Sorprende la demonización de las hordas bárbaras rusas sin los refinamientos de la culta Europa heredera del imperio romano, del carolingio y del germánico?
 
Hemos visto con desconcierto cómo personas supuestamente sesudas no mostraban síntomas de inteligencia tragándose las más bobas explicaciones de lo que pasaba.
 
Si algo nos ha enseñado el cuento este de la enfermedad del virus coronado es que no es importante demostrar nada, basta con creer que es realmente verdadero.
 
En el mayor experimento jamás concebido hasta la fecha, la pseudopandemia que dura ya varios años, la OMS se ha convertido en señora de engañados complacientes.
 
La ausencia de pruebas y evidencias fehacientes de la existencia de vida extraterrestre es en realidad para muchos crédulos la evidencia misma de su existencia.
 

 

domingo, 5 de junio de 2022

Vincent en la prisión de Newgate

    No consta en ninguna biografía del pintor que haya estado nunca en la cárcel, aunque sí que durante el mes de enero de 1890 ingresó, al parecer voluntariamente, en el manicomio de Saint-Rémy-de-Provence, en el sur de Francia, donde Vincent Van Gogh (1853-1890), como no podía dejar de pintar nunca, copió un grabado del libro “Londres: Una peregrinación”, una especie de guía turística londinense de la sombría época victoriana de las novelas de Charles Dickens, escrita por Blanchard Jerrold e ilustrada con estampas de Gustave Doré. Uno de los 180 grabados en blanco y negro de Doré llamó particularmente la atención de Vincent y lo reprodujo con su peculiar paleta de colores. 

Prisión de Newgate
 
     El grabado de Doré lleva por título: “Newgate: el patio de ejercicio”. Representa a un grupo numerosos de presidiarios que describen un círculo en el patio de la prisión durante la salida de las celdas a fin de tomar el aire y ejercitar las piernas. Su paso lento, cansino, repetitivo, marca un eterno retorno que gira sobre sí mismo frente a la indiferencia de los carceleros vigilantes que están a la derecha.

     En la esquina de la calle New Gate, nombre de una de las puertas de la muralla romana, con la de Old Bailey, en la city londinense, se alzaba esta prisión, cuyo patio de recreo Van Gogh recrea con sus pinceles porque de alguna forma se ha identificado con la metáfora carcelaria de privación de libertad. 

Vista del lado oeste de la prisión de Newgate
 

    En la novela de Daniel Defoe Fortunas e infortunios de la famosa Moll Flanders, Moll, una convicta de Newgate, describe así la cárcel: Es imposible describir el terror de mi alma, cuando me trajeron por primera vez, y cuando vi a mi alrededor todos los horrores de aquel lúgubre lugar: Me consideraba perdida, y que no tenía otra cosa en que pensar que en salir del mundo, y eso con la mayor infamia; el ruido infernal, los gritos, los juramentos y el clamor, el hedor y la asquerosidad, y toda la horrible multitud de cosas espantosas que vi allí, se unieron para hacer que el lugar pareciera un emblema del propio infierno, y una especie de entrada en él.

Newgate: el patio de ejercicio, Gustave Doré (1872)
 

    ¿Por qué llamó la atención de Vincent este grabado? Porque se sentía, sin duda, como esos reclusos, prisionero de sí mismo, si es que se había internado voluntariamente en el sanatorio psiquiátrico, y prisionero del mundo, en definitiva, dando vueltas incansables en círculos como los presos de la estampa de Doré. 

    Quizá al pintar el óleo, pensaba ya en cómo salir de esa cárcel, en su suicidio, que cometería en julio de ese mismo año. Se trata de un cuadro claustrofóbico, ambientado como está en un espacio cerrado, sofocante; no sólo no hay ningún horizonte sino que los altísimos muros de la prisión, parecen elevarse al infinito. No hay ningún cielo, por lo que es un reflejo fidedigno del propio encierro voluntario y del sentido de reclusión de los últimos días de la atormentada vida del artista.

    De esta tela, de este círculo de dolor que representa una condena sin fin, la mirada del prisionero que está en primer plano busca nuestros ojos. De hecho, el preso que no lleva gorra y tiene cabellos rubios -"el loco del pelo rojo", como se tituló en España la película Lust for Life (1956) de Vincente Minnelli en la que Kirk Douglas encarnaba a Van Gogh- que mira al espectador del cuadro recuerda bastante al pintor, por lo que algunos críticos opinan que es un autorretrato, o al menos una descripción de cuál era el espíritu de su estado de ánimo cuando pintó el cuadro. 

La ronda de los presos, Vincent Van Gogh (1890)
 

    Vincent se sentía realmente deprimido en estos días, y no veía escapatoria. Aunque nunca estuvo en la prisión de Newgate que retrata, la cárcel le sirve como metáfora para expresar su situación actual, recluido en un manicomio, y su anhelo de vida y libertad. Las paredes de esta prisión son altísimas y ocupan la totalidad del lienzo. Los presos están en la mitad inferior. La claustrofobia es amplificada además por esa forma poligonal de los muros que no dejan lugar a un soplo de aire ni rastros de vida natural, salvo, apenas, si nos fijamos un poco tanto en el grabado original como en la tela de Van Gogh, un par de mariposas blancas sobrevolando en lo alto, en la mitad superior del óleo, que tiene unos colores menos sombríos,  hacia un cielo que se adivina pero que a nosotros no nos es dado contemplar.   

sábado, 4 de junio de 2022

Currículo oculto

    La escuela nos ha inculcado, como quien no quiere la cosa y como la vieja zorra embustera de la fábula, un currículo oculto. ¿Qué es el currículo oculto? Es un concepto pedagógico de enorme interés, aunque parezca mentira. Consiste en imbuirnos subliminalmente unos contenidos que no figuran en los programas oficiales y que no se reconocen como tales, por ejemplo, la uniformidad, la competitividad deportiva fruto de la examinación y la constante evaluación,  la aceptación acrítica de la sumisión, la justificación sagrada de la autoridad como jerarquía y de la moral, es decir, de la norma, basadas no ya en la gracia de Dios sino en la gracia democrática, diríamos, del pueblo, que jamás se cuestiona, y sobre todo el sometimiento a los horarios y calendarios impuestos, así como a la segmentación del ocio  (no en vano a los recreos los han llamado con ridículo eufemismo ”segmentos de ocio”) y el trabajo, lo que supone el fomento del aburrimiento consustancial a toda institución educativa que se precie tanto pública como privada.


    Donde más se nota la existencia de un currículo oculto es en la obligación y el control más o menos escrupuloso de la asistencia de los alumnos a clase por parte de los llamados centros educativos -ya no centros de enseñanza, como aquellos antiguos Institutos Nacionales de Enseñanza Media (INEM), sino de Educación Secundaria (IES) como los llaman ahora-, que los escolarizan manu militari hasta la edad obligatoria de los dieciséis años a la fuerza. Ya se habla incluso de ampliar la escolarización tanto por abajo desde los cero años en las guarderías hasta la mayoría de edad a los dieciocho. De hecho cuando oímos una expresión como "edad escolar" no nos extraña, nos parece lo más normal del mundo que haya una edad de la vida humana, la infancia y la adolescencia, asociadas al aprendizaje y a  la escuela, la edad de estar recluidos obligatoriamente en un centro escolar. Olvidamos lo que significaba la scholé griega: libertad, vida no sujeta al trabajo, juego, lo mismo que su calco semántico latino ludus: ocio. 

    Da igual el programa, da igual lo que se enseñe o no se enseñe, ya sabemos que no se aprende nada. Si la escuela ha reducido el analfabetismo, por ejemplo, ha sido a costa de ahogar el gusto y el interés por la lectura al hacer de lo que constituía un placer voluntario una obligación. Es curioso cómo la institución compagina o sustituye los exámenes tradicionales por la tarea o el deber -los famosos deberes contra los que se revuelven algunos padres- de leer un libro y "hacer un trabajo" sobre él. 
 
 

     Lo importante de los centros educativos es que los niños estén allí acuartelados a tiempo parcial y subordinados a un horario y a un calendario escolares impuestos desde arriba por el ministerio correspondiente del gobierno, es decir, dependiendo del reloj y el almanaque con sus días rojos y negros que les mandan y sus período lectivos y vacacionales. Algunos centros educativos no difieren mucho de los presidios, con puertas cerradas, rejas, muros y celosías, y con profesores que cubren muchas veces su horario lectivo con las llamadas "guardias de recreo o de patio", para vigilar como si fueran gendarmes o guardias de la porra que los pequeños no se escapen del recinto escolar o no se peguen entre ellos e inflijan malos tratos. 
 
    Y es que la vieja zorra embustera que es hoy la escuela democrática no pretende inculcar solamente unos valores confesables y constitucionales incluidos en las programaciones de las llamadas asignaturas de antaño o materias curriculares y unidades didácticas de ahora con sus ejes transversales y demás mandangas y monsergas de competencias incompetentes -¡qué fárrago terminológico, que palabrería especializada en no decir nada!-, sino también, y sobre todo, otros menos respetables y más crípticos, que no críticos, subyacentes en todo caso a la propia institución, pero que son los que verdaderamente interesan: eso es el currículo oculto, nuestro curriculum uitae.

 
     
    Algo parecido ha sucedido con las llamadas actividades extraescolares -una vez acabado el paréntesis que ha durado dos años de la pandemia-, cada vez más prolíficas al haber aumentado los años de escolarización entendida como reclusión obligatoria. Es necesario que los colegios que se precian organicen a porfía, al modo de las agencias de viajes, actividades que se desarrollen fuera del encierro de las aulas, de manera que las actividades escolares o académicas propiamente dichas  vengan a ser sólo un pretexto, es decir un texto que se antepone o pone por delante, para las otras, que son las que realmente interesan, porque suponen una "salida" de la rutina escolar, un simulacro de liberación que, como el fin de semana o las vacaciones, pueda hacer más tolerable la vuelta a la normalidad, la semana laboral/escolar,  y la clausura de las clases, de modo que los alumnos y las alumnas, como dicen ahora para visiblizar el sexo femenino, como si no estuviera incluido en el genérico o no marcado que es el masculino, puedan cantar en los autobuses la cantilena aquella de "Qué buenos son, qué buenos son los padres escolapios (o salesianos,  o qué buenas son, para el caso, las madres teresianas, o los profes y las profas del colegio, si de la enseñanza privada-concertada pasamos a la pública),  qué buenos y buenas son, que, acabada por ahora la pandemia, nos llevan de excursión". 


    El sistema tampoco quiere ya viejos profesores casposos que den lecciones magistrales ex cathedra, abusando de un verbalismo hoy en día tan denostado por las nuevas tecnologías y métodos de exposición audiovisuales e informáticos, sino vídeos y powerpoints. Por eso las autoridades gubernativas han venido optando por prejubilarlos. El sistema prefiere modernos showmen, pedagogos lúdicos y alternativos y progresistas; jóvenes psicólogos que entiendan al niño -y a la niña- y se pongan en su lugar y que, en el colmo de los colmos, se sientan responsables del fracaso escolar de sus alumnos -y alumnas- y entonen el mea culpa, mea maxima culpa,  y eduquen a sus padres, si hace falta, para lo que crean, oh aberración pedagógica, las “escuelas de padres o de adultos”. 
 
    La escuela democrática de hoy pretende convertir al ciudadano en un policía de sí mismo, y es que la represión en la era democrática que vivimos, la buena represión, digamos, es, como la buena educación de antaño, la que no se ve, la que no se nota, la que casi pasa inadvertida, la auto-represión y el auto-control, lo que no quiere decir obviamente que no exista la represión, sino todo lo contrario: existe y muy mucho, mucho más que antes, más interiorizada que nunca, por eso no se nota, porque para eso existe, para que no se note. Su eficacia radica en su invisibilidad y en que no procede de fuera, sino de dentro de nosotros mismos: se trata de una autoexigencia y autoimposición que nos lleva por el camino de la depresión y la amargura. Por eso hay que denunciar el currículo oculto. Para que se vea.
 

viernes, 3 de junio de 2022

J'adore

    J'adore (literalmente “adoro” en francés, pero se traduce mejor al castellano como “me encanta”) es un perfume femenino -para mujeres- de la casa Dior, que es 'una oda a las mujeres, a su audacia, a su belleza'. Buscando información sobre el agua de colonia de esa casa me encuentro con esta literatura: “Un torbellino interminable de flores liberadas exhalando su perfume hasta el infinito: la rosa centifolia, el jazmín sambac, el ylang-ylang y el nardo de la región de Grasse se cincelan con los acentos amaderados de un sándalo cremoso”. Y la siguiente y sugerente foto con el lema Infinitely woman: mujer infinitamente donde se sugiere que el frasco que contiene la odorífera esencia es la mujer misma.


    El frasco representa el cuerpo sinuoso de la mujer, que es la destinataria del perfume, como se ve en la imagen, donde para resaltar esta idea publicitaria la modelo lleva un collar anillado y dorado al cuello como el recipiente del perfume siendo su cabeza el tapón. El cuerpo de la rubia modelo es, no podía ser de otra forma, dorado, como el frasco. 

  

    El perfume ha sido presentado con el eslogan "Future is gold", material que rodea a la bellísima actriz jolivudense Charlize Theron durante todo el spot dirigido por Jean Baptiste Mondino, en el que aparece luciendo un espectacular vestido dorado y trepando por un telón dorado en un salón cubierto de oro (el salón de los espejos de Versalles, que representa el papel de la mujer subordinada al patriarcado históricamente) para llegar a romper el techo de cristal de su empoderamiento, a través del cual accede a una ciudad repleta de oro también donde se levantan altos rascacielos.

    El empoderamiento de la mujer no es ningún logro social como nos lo presenta el anuncio publicitario porque supone la equiparación de la mujer al hombre en lo peor que este tiene, que es precisamente el poder, lo que lejos de destruir el patriarcado actual existente viene a reforzarlo haciendo que el sexo sea indiferente como requisito para desempeñar el mando. En ningún momento se cuestiona el Poder establecido, sino que se defiende el derecho de la mujer a ejercerlo como el varón: tanto monta, monta tanto Isabel cómo Fernando, sus católicas majestades. Lo cual, lejos de derrocar la monarquía, la consolida.   

    El anuncio de Dior nos va diciendo en la lengua del Imperio: "The past can be beautiful / A memory, a dream / But´s no place to live". Se alude a la belleza del pasado, que no es un lugar donde actualmente se pueda vivir. Y sigue: "And now is the time / The only way out is up / It´s not heaven / It´s a new world / The future is gold". Ahora es el momento de emprender el camino hacia arriba, no hacia el cielo paradisíaco, sino al Nuevo Mundo: una ciudad de fálicos rascacielos. "El futuro es oro" es precisamente el título del filme publicitario. 

 

    Al toparme por la calle con este panel publicitario en una parada de autobús urbano no he podido dejar de asombrarme, y he tomado la foto que publico, donde el frasco que hemos visto que representaba el cuerpo de la mujer recuerda también, a la vista de esta imagen, el ofrecimiento del sexo femenino, el coño abierto bajo la boquita cerrada de unos sensuales labios. Si procedemos a la anatomía o despiece, las manos constituirían los labios vaginales (mayores y menores), el tapón el clítoris, debajo del clítoris se adivina el orificio uretral en forma de punto y, más abajo, en el hueco abierto entre las manos se abriría la vagina dorada. La garganta de la mujer donde aparece la inscprición Life is Gold (la vida es oro) sería en esta imaginería el Monte de Venus.  ¿Pornográfico? No, erótico. La publicidad no suele recaer en pornografía. Pero sí que de alguna forma lo hace porque presenta a la mujer como un coño, lo que recuerda a aquel otro eslogan publicitario de hace unos años "Toda tú eres un culito", ante el que protestaron muchas feministas argumentando que las mujeres eran algo más que "un culito". Nos hallamos aquí aunte una forma más sofisticada de decir algo parecido: "Toda tú eres un coñito".




   La inscripción "Life is gold" (la vida es oro) recuerda al dicho castellano: El tiempo es oro, o, también en inglés, time is money (la vida es dinero). La casa Dior sustituye el término time por life, el tiempo por la vida, una vida que se desarrolla en el tiempo y que se computa como tal. El anuncio protagonizado por Charlize Theron lo dice al final: El título del filme es "The Future is Gold". El futuro es oro. El dorado perfume no podía ser barato. Desde 76 euros el frasco más pequeño. 

jueves, 2 de junio de 2022

¿Filántropos o filárgiros? Da igual, es lo mismo.

    A multimillonarios como Bill Gates, Georges Soros y Charles “Chuck” Feeney suelen calificarlos generosamente los locutores televisivos y los periodistas como “filántropos”, o sea, “amantes de la humanidad”. Digo que es una calificación generosa por no decir que gratuita, y sin mucho fundamento. Su amor a la humanidad, su filantropía, se traduce en realidad en  una firlargiria o amor al dinero mismo. Son filárgiros, amantes del vil metal, sólo que en su fuero interno identifican el oro, el dinero, con el ser humano. Los hombres son para ellos recursos humanos, o, siguiendo la metáfora de la que se hace eco el poeta griego Píndaro, dinero. Si aceptamos la ecuación, definirse como amante de la humanidad sería lo mismo que definirse como amante del dinero: filantropía sería filargiria y viceversa.

    Las fortunas que han amasado estos magnates milmillonarios son fruto de expropiaciones de lo común: sus apropiaciones,  sus fortunas, son expropiaciones. Por mucho que luego quieran limpiar su mala conciencia, es decir la conciencia de que han cometido un robo, con generosas donaciones humanitarias para blanquear su dinero negro, la denominación de filántropos les cae gordísima, muy grande. En realidad son filárgiros. Lástima que nuestra docta Academia no recoja todavía este término, de origen griego, como filántropo, formado sobre phílos, «amigo» y árgyros «plata» o sea «dinero». En portugués está atestiguado el término, que se define como aquel que muestra filargiria (definida como una preocupación excesiva por el dinero cuando no por avaricia o codicia). 

    Dejando aparte a Bill Gates, que muestra su filantropía queriendo reducir gracias a las vacunas el número de habitantes del planeta para que haya más sitio para los que queden con la mejor intención del mundo porque nadie hace mal a sabiendas,  o destinando fondos millonarios para crear leche materna artificial, y centrándonos en  otro multimillonario, George Soros, hay que denunciar su intervención en el Sínodo de Davos para «alertar» de la importancia que tiene derrotar a Rusia de manera urgente. Según Soros, de lo contrario, podríamos encontrarnos ante el inicio de la Tercera Guerra Mundial y nuestra civilización «podría no sobrevivir». Curioso que para evitar la Tercera Guerra Mundial tengamos que comenzarla... si no la hemos comenzado ya.   Según su muy errado punto de vista, la invasión de Ucrania por Rusia se produjo en medio de la lucha entre dos sistemas de gobierno diametralmente opuestos entre sí: una sociedad abierta y una sociedad cerrada. Evidentemente, para Soros, Rusia encarna la sociedad cerrada y Occidente, es el estandarte de sociedad abierta. ¡Qué sencillo y fácil de entender, no hacen falta más que dos neuronas, pero qué maniqueo y qué falso! Su filantropía, además, excluye a los rusos del resto de la humanidad.


    El otro milmillonario, Charles “Chuck” Feeney, ha dejado de serlo por voluntad propia a sus noventayún años de edad, en el umbral de su vida, recién cumplidos, y ha decidido enfrentarse a la Parca “arruinado”. Ha regalado su fortuna que ascendía a ocho mil millones de dólares a obras benéficas, universidades y organizaciones de todo el mundo a través de su fundación Atlantic Philanthropies. Con este gesto alienta a los multimillonarios como él a donar su dinero en vida para controlar mejor su destino. Es la idea que él ha patentado de 'Giving While Living', o sea de dar mientras se vive... no vaya a ser que luego venga Hacienda y se lo lleve. 

miércoles, 1 de junio de 2022

"Como la hoja seca..."

    La Vagantenstrophe o Vagantenzeile, como se llama en alemán, la estrofa goliárdica, propia de la lírica medieval latina tanto religiosa como laica, está compuesta por cuatro versos largos de trece sílabas, formados cada uno de ellos por dos hemisquios: uno de siete sílabas ( + - + - + - +) y otro de seis (+ - + - + -) , donde el signo “ +” representa el golpe de la marca rítmica y el signo “-” la sílaba no marcada. Cuando se dice sílaba marcada rítmicamente se quiere decir en principio que lleva el acento de palabra como marca rítmica, aunque pudiera no llevarlo eventualmente y sentirse como tal, arrastrada por el ritmo general. Asimismo, cuando se dice no marcada se dice sílaba átona o carente de acento de palabra en principio, aunque podría llevarlo eventualmente y no percibirse como tal marca rítmica, cayendo a contratiempo, lo que podría dar un énfasis especial a la palabra dentro del verso. 


     Un ejemplo conocido es el célebre himno tabernario de la Confesión del Archipoeta (siglo XII): Meum est propositum / in taberna mori, // ut sint vina proxima / morientis ori. // Tunc cantabunt letius / angelorum chori: // "Deus sit propitius / huic potatori." Como puede comprobarse hay rima consonante en -ori: mori, ori, chori, potatori. Una traducción aproximada que mantiene el ritmo y rima podría ser: Mi propósito es morir / en una taberna // donde el vino cerca esté / de mi calaverna. // Cantarán los ángeles / con su voz muy tierna: // “Tenga de este bebedor / Dios clemencia eterna”. La estrofa tiene algún parecido lejano con la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo de nuestro mester de clerecía: cuatro versos alejandrinos -catorce sílabas- con rima consonante entre ellos, partidos en dos versos heptasílabos. Sirva como ejemplo esta estrofa (784) del Libro de buen amor del Arcipreste de Hita: “¡Ay viejas pitofleras, malapresas seades! / El mundo revolviendo, a todos engañades: / mintiendo, aponiendo, deziendo vanidades, / a los nesçios fazedes las mentiras verdades”.

    Del Archipoeta, precisamente, me apropio de un verso: folio sum similis de quo ludunt uenti, que traduzco: igual que hoja seca soy / con que juega el viento, que me recuerda a las feuilles mortes de Prévert, y me lanzo a la carrera.

Soy como hojarasca yo

con que juega el viento,
siempre a la ventura voy
y es que no escarmiento,
culo inquieto, aquí y allá, 
soy de mal asiento,
dando tumbos por ahí
sin conocimiento.

Como arenas de la mar,

mis penas sin cuento.
Triste, pero alguna vez
loco de contento.
Húndase por mí, ojalá,
todo el firmamento;
yo a toda velocidad
marcho a paso lento.