
viernes, 17 de septiembre de 2021
La rentrée escolar

jueves, 16 de septiembre de 2021
El 'cochi eléctricu' no es ninguna solución
Otra cosa que salta a la vista y que no miramos, ciegos que nos vuelven a fuerza de no ver lo obvio, es que, no ya las aceras, sino las propias calles y avenidas de la ciudad, tampoco son de los santanderinos de a pie, sino del tráfico automovilístico rodado.
Pero tanto los coches, en el sentido latino como los coachings en el anglosajón, nos han hecho un flaco favor a las personas: como vehículo, el coche ha hecho que dejemos de movernos por nuestros propios pies y que dependamos cada vez más de él para trasladarnos, y como monitor o entrenador, el coaching se ha convertido en una especie de guía espiritual, gurú o Mentor que pretende monitorizar y tutorizar nuestra propia vida, impidiendo que tomemos nosotros responsablemente las riendas y propias decisiones.
miércoles, 15 de septiembre de 2021
Diálogo en peluquería de señoras
-¿Cortar y marcar, como siempre?
-Sí, como siempre.
-¿Ya te has enterao de lo de la mujer de Nandín?
-¿Qué Nandín?
-El que vive en Los Bragales, ese que está jubilao por enfermedad y sale a todas horas a pasear con el perrito porque le han dicho los médicos que ande, que ande mucho...
-¿...que está operao del corazón?
-Sí, ese, pues el otro día, el jueves pasao, cuando volvía del paseo, se encontró muerta a la mujer en casa. Merche se llamaba.
-¿Muerta? ¿Merche? ¿Qué me dices?
-Lo que oyes: muerta.
-Pero ¿tenía algo?
-Nada, que se sepa.
-¡Si estuve hablando yo con ella el otro día en la panadería... y estaba tan normal, como siempre! Ya sabes lo paliquera que era...
-Pues ya ves, el enfermo del corazón era él, que estaba recién operao con una válvula y no sé cuánto más, y la que va y se muere de repente de un infarto es ella.
-Sí, porque mira también lo del chaval ese, Jandruco, deportista y sano como él solo, le dio un ictus de esos...
-Ah, sí, ya lo he oído. Creo que sigue en la UCI todavía. ¡A ver cómo queda luego cuando salga..., si sale!
-En el telediario del otro día dieron que un cardiólogo de Salamanca, me parece que era, uno muy bueno que hacía trasplantes de corazón y todo, y era una eminencia, se murió de un infarto también cuando estaba de vacaciones con su familia...
-Ah, sí, ya lo oí yo también...
-¿Te tiño un poco estas canas que te asoman por la nuca?
-Sí, sí, tíñemelas, hija, que no se me vean... Esto no es ni medio normal, desde luego, lo que está pasando, chica. Yo no había visto nunca una cosa igual. Se está muriendo mucha gente últimamente que no tenía que morirse, y no se sabe de qué. Les da un ictus de esos o un infarto de repente y se van para el otro barrio a criar malvas.
-Sí, y además son relativamente jóvenes. Sesenta y dos años tenía Merche, la mujer de Nandín. Es, bueno, ya no; era del tiempo de mi madre.
-Pues ya ves. Lo normal es que se mueran los de ochenta para arriba, pero ahora está cayendo como moscas muchos de treinta, cuarenta, cincuenta...
-Como el actor ese tan interesante, que me gustaba a mí mucho, de la serie que echaban por la tele de Urgencias Clínicas...
-¡Ah, sí!: 53 años tenía... Le dio un ictus también y la palmó, deportista como era y sano sanísimo que estaba.
-Si es que resulta que el deporte no va a ser bueno... Nunca se ha visto morir
a tanta gente en tan poco tiempo...
-No, desde luego, nunca como ahora. Bueno, tampoco se había visto antes nada como lo de la pandemia, y mira la que se nos vino encima...
-Ya.
-Pero esto ya no se puede decir que sea por la pandemia, porque estamos todos vacunaos...
-No, por la pandemia no es. Pero por algo tendrá que ser, ¿no te lo parece?
martes, 14 de septiembre de 2021
Más estampitas para el álbum
Doscientas treinta y tres revistas médicas lanzan una alerta mundial de emergencia climática: "Se acerca una catástrofe mucho más mortífera que la Covid".
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Expertos piden prudencia ante sexta ola para no repetir errores: Hay que mantener restricciones básicas, al menos hasta que se asegure una suficiente inmunidad.
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La frase de Renan de "El cristianismo es un esenismo* que triunfó ampliamente" puede extrapolarse a La Iglesia es una secta que ha tenido un éxito considerable.
*esenismo: secta judía.
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lunes, 13 de septiembre de 2021
Hostias y ostias
Hostias
No se entiende muy bien cómo la oblea ha podido llegar a ser sinónimo de bofetada, golpe y trastazo, hasta el punto de que su origen etimológico sea común y el mismo según los sabihondos académicos. Es verdad que cuando la misa era como Dios manda, en latín, el sacerdote daba una hostia al feligrés que comulgaba, arrodillado ante el altar, depositándola en su boca, pero de ahí a que eso sea sinónimo de un bofetón va a un abismo.
La expresión que se oía antaño en España, cuando los hijos les preguntaban a las madres de una forma insistente e insolente, que qué había para comer, solía ser: "¡Hostias en vinagre!". Ignoro el origen de esta locución de la que se me ocurren dos explicaciones:
domingo, 12 de septiembre de 2021
Nuestra Señora de las Golondrinas
"Nuestra Señora de las Golondrinas" es un relato breve de la escritora Marguerite Yourcenar, incluido en su colección "Cuentos Orientales" de 1938. El argumento nació de la propia imaginación de la escritora y de su deseo de explicar el nombre fascinante de una pequeña capilla de la región de Atenas.
sábado, 11 de septiembre de 2021
In memoriam 11-S
El “Cantar de las Dos Torres” (2008) es un largo poema en diecisiete tiradas de hexámetros asonantados, “una breve epopeya entre risueña y tremebunda” en palabras de su autor, Agustín García Calvo, que dedicó al “resonante derrumbamiento de las torres gemelas de Nueva York”, cuyo vigésimo aniversario se cumple hoy 11 de septiembre de 2021, marcando un hito en la retransmisión televisiva de unas imágenes mil veces repetidas en todos los rincones del planeta, y un hito por la declaración de guerra al terror que supuso.
El primer verso es, por cierto, un remedo del primero de la Ilíada, con su invocación a la musa para que asista al poeta, en el que se ha sustituido la ira de Aquiles por la fe de los hombres: “Canta, diosa, la Fe de los hombres hijos de muerte, / Fe que alzaba a los cielos altivas torres a veces / y a veces las arrumbaba por tierra, y di de qué suerte, / siendo una y la misma la Fe, guerreaban como si fuesen / una con otra.” Ya se ve aquí el tema del cantar: cómo es la misma fe la que construye los rascacielos que la que los destruye, y cómo ambas están, sin embargo, en guerra como si fueran distintas.
En todo poema épico la guerra es el tema central: “...la guerra. Siempre al Estado la guerra sirvió a tales fines; / y es guerra, por falsa que sea, lo que el momento nos pide”.
El hexámetro asonantado que practica García Calvo es el mismo que utilizó en su traducción de la Ilíada de Homero y del poema didáctico de Lucrecio De rerum natura o De la Realidad, y que cultivó en la endecha de su propia cosecha Relato de amor (1980): seis tiempos marcados rítmicamente seguidos de uno o dos no marcados, con la posibilidad de añadir una sílaba no marcada (o dos a veces) al comienzo de algunos versos.
Lo más original, desde mi punto de vista, de esta tremebunda epopeya, son los reproches de las tres mujeres que se hallan en el canto XVI y XVII, a las que da voz el poeta para recriminar a sus esposos y novio. Así empieza, por ejemplo, el reproche de Aixa: “¿Adónde te has ido, cruel, dejándome moribunda / a mí, que sin ti nada soy? Por ti me vestía y desnuda / era tan solo por ti. Eras tú mi espejo y mi luna: / ¿qué voy a ver en mi espejo si no es mi falta y la tuya?” Más desgarrado es el reproche de Fátima: “...Ah perro, ah hijo de puta / por muerto te llamo. Ah, nada te importa: el caso es que huyas / de mí y de mi amor (…) / (…) ¡Ah, vuela y trïunfa / con tu gran muerte! Yo lo que quiero es volverme una bruja / que arranque los ojos a quien en tu alma sembró esta locura”. / Calló, y rabïosa hincaba en los blancos pechos las uñas.”
Pero de las quejas de las tres es sin duda la de Marïén, que era novia y no esposa, en el último canto la más significativa: “ (...) Ven, que te ajuste / las cuentas, amor: no es tu muerte lo que en miseria me hunde: / es el que tú la quisieras, que tú la quieras y busques / y que por ella me dejes a mí. ¿Qué aroma o deslumbre / tenía tu muerte que así te arrastró a su coño, a su túnel / sin fondo? Ah, no: ella no es nada: era solo el negro mejunje / de nombres de patria y destino y Alá que reine y trïunfe: / ¡quemáralos todos, si no fueran viento, en fuego de azufre!”
viernes, 10 de septiembre de 2021
AVT•VIAM•INVENIAM•AVT•FACIAM
ac saeua iusta sceptra confringit manu
nunc seruit absens fertque quae fieri uetat,
tenetque Thebas exul Herculeas Lycus,
sed non tenebit, aderit et poenas petet
subitusque ad astra emerget; inueniet uiam
aut faciet, adsis sospes et remees precor
tandemque uenias uictor ad uictam domum.
jueves, 9 de septiembre de 2021
La vuelta al cole de la niña adoctrinada
A la pregunta de qué opinaba de tener que volver al cole con la mascarilla puesta, la niña de la foto declaraba hace un año por estas mismas fechas (pero sus palabras siguen estando de rabiosa actualidad) : Es un poquito peor porque no puedes respirar del todo, pero no pasa nada, es mejor eso que morirte. El brazo de un adulto, quizá de su padre, apoyado en su hombro, parece darle cuerda a la niña adoctrinada por todos los medios para que recite como un papagayo la lección bien aprendida y salga por la tele y por las redes sociales, y sea protagonista por un día del evento de la vuelta al cole. Hay, evidentemente, detrás de esas declaraciones una enorme tarea pedagógica del Ministerio de Sanidad.
Padres y maestros pueden sentirse orgullosos de haber
logrado que sus vástagos sean más responsables que muchos adultos,
como revela esta niña adoctrinada, que para muchos es la expresión
lúcida del sentido común. Pero nada más lejos de la razón que un sentido que se pretende común a fuerza de inculcárselo desde arriba a las masas de individuos,
porque lo que expresa la encantadora niña por su boquita amordazada es una opinión personal que sólo conecta bien
con las inquietudes de alguien previamente anestesiado, hipnotizado e
idiotizado, como la mayoría democrática del país, con la creencia de que si contrae el virus va a morirse ipsofacto.
Quizá los padres de esta niña tengan miedo de que pueda pasarle algo, como suele decirse, pero
no deberían en todo caso habérselo trasmitido a esta tierna criaturita.
Que veamos en declaraciones como la de esta niña adoctrinada un modelo de ciudadanía responsable dice mucho del grado de infantilización que hemos alcanzado, carentes de sentido crítico, dispuestos a acatar cualquier medida restrictiva y a comulgar con cualquier piedra de molino que se nos ofrezca como si fuera una salvífica hostia consagrada.
miércoles, 8 de septiembre de 2021
La perversión del sistema sanitario
En la pancarta de cartón que lleva esta chica se lee lo siguiente: We' re testing healthy people to declare them unwell whilst refusing to treat actual sick people. Es decir: “Estamos haciendo pruebas a personas sanas para declararlas enfermas mientras nos negamos a tratar a personas que están realmente enfermas.”
No es una paradoja sanitaria: es la perversión del sistema sanitario. Se alude con la expresión “hacer pruebas a personas sanas” a las famosas peceerres, con las que se están forrando los laboratorios, que analizan muestras de tejido humano de aquellas personas sobre las que recae la sospecha de que pueden albergar un virus en sus células y contagiarlo, pese a que en su mayoría no presentan ningún síntoma que delate una enfermedad que, por otra parte, no puede diagnosticarse si no va acompañada de síntomas. Esas pruebas de laboratorio tienen la virtualidad de amplificar sobremanera la muestra analizada y de llegar a ver, en lo que no son más que huellas insignificantes e inocuas de no se sabe muy bien qué, el monstruo del virus asesino que nos aseguraron que iba a acabar con las vidas de nuestros seres queridos y las nuestras.
Se nos ha inculcado la idea pandémica de la ubicuidad del virus que está, como el Dios de la vieja teología, en todas partes en general y en ninguna en particular, por lo que todos sin excepción somos sus potenciales receptáculos: todos somos sospechosos y todos somos enfermos mientras no podamos demostrar lo contrario con una prueba de laboratorio negativa.
La paradoja es que la mayoría de los llamados “casos” que han resultado positivos a la peceerre no necesitan hospitalización, pero sí aislamiento domiciliario y familiar para no contagiar a los demás, y un seguimiento, atención y tratamiento que en todo caso suele prestarse por teléfono, dado que los sanitarios no pueden exponerse al contagio de un virus peligrosísimo, cuyo índice de letalidad es de un 1% en el mayor de los casos y de un 0,2% en el menor según se ha podido comprobar, por lo que no resulta tan mortal como habían pronosticado los más agoreros, pero por si acaso...
Una vez que se ha lanzado una profecía o una mentira al aire, da igual: algo queda. Los gobiernos se han apuntado el dato de habernos salvado heroicamente la vida, que estaba amenazada de muerte, aunque se demuestre que era una falsa amenaza. Es el triunfo de la Sanidad sobre la salud, la victoria de la vesania más idiota sobre el sentido común, que se ha demostrado que era el menos común de los sentidos.
La atención primaria, pues, ha cerrado: los médicos ya no visitan pacientes en sus hogares, ni los pacientes van a las consultas médicas, porque es peligroso, porque hay un virus muy malo por ahí que vuela por el aire y se posa en cualquier sitio, y porque hay que salvar vidas: ¡bonita manera de matarnos la de salvarnos la vida! Y se ha sembrado la consigna: “Yo me quedo en casa. Quédate en casa. No salgas. Es peligroso”. Paralelamente, se teme que los casos graves colapsen los hospitales, previamente desmantelados por la gestión política, por lo que se reservan plantas enteras y unidades de cuidados intensivos para los enfermos de las futuras oleadas del virus que lo requieran, y, aquí viene lo más sangrante, se suspenden operaciones y tratamientos que llevaban mucho tiempo esperando su turno de otras enfermedades que, al fin y a la postre, son más mortales que el propio virus objeto de todas las atenciones y, más que de eso, de todas las pre-ocupaciones, como, por ejemplo, los cánceres. Todo en nombre de las medidas protocolarias destinadas a acabar con una “emergencia sanitaria” cuyo resultado no es otro que acabar con la salud de la gente, bien enfermando a la que no lo está, debilitando así su sistema inmunológico y su ánimo, o bien desatendiendo a la que lo está de verdad, a los enfermos de hecho.
La paradoja sanitaria resulta, al fin,
sarcástica si no fuera porque, como queda dicho, revela la perversión
del sistema sanitario: se declara enfermos a los que están en
perfecto estado de salud, se los aísla y estigmatiza e inmoviliza en
sus domicilios bajo arresto, mientras que no se presta ayuda y se
desatiende a los enfermos de otras patologías posponiendo sus
operaciones, haciendo dejadez de sus funciones, olvidando el
principio hipocrático del primum non nocere,
porque lo han pervertido: lo primero es hacer daño a la gente, que para eso están los gobiernos: primum
nocere. Somos muchos en el planeta Tierra y hay que acelerar la
evacuación. Y todavía dicen algunos que tenemos el mejor sistema
sanitario del mundo (risas), del que deberíamos sentirnos orgullosos (más risas). Son los mismos que se enorgullecen del sistema educativo, que también es de los mejores del mundo (risas), y los mismos que se engañan a sí mismos sintiéndose orgullosos del sistema en general que vela por nosotros haciéndonos mal por nuestro propio bien, matándonos sistemáticamente.