Y afirmaba, además, el alto representante en la entrevista: "Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa, ordenadito, bonito, cuidado, pero el resto del mundo es una jungla. Y si no queremos que la jungla se coma nuestro jardín tenemos que espabilar". Empleaba dos símiles que han tenido una larga resonancia, en los que conviene detenerse un poco a fin de analizarlos: la Unión Europea era como un pulcro y modesto jardín francés, 'ordenadito, bonito, cuidado'. Uno puede pensar inmediatamente en el parterre de una maison de campagne. Pero habida cuenta de la grandeur del país vecino y de la Unión Europea, que comprende 27 estados miembros, uno puede imaginar mejor un grotesco y barroco jardín versallesco con sus estanques y palacetes, sus fuentes luminosas y sus esculturas grandilocuentes repartidas por doquier...

Nótese que la comparación no se ha establecido con un English garden, que hubiera sido muy poco afortunada porque el Reino Unido se desmarcó de la Unión, como se sabe.
Un error de base es equiparar Europa con Unión Europea, y decir, como hace el señor Borrell, que “los europeos hemos construido la Unión”, como si esta fuera obra de todos los europeos y no de algunos, pues hay países dentro del viejo continente arrebatado y violado por Zeus omnipotente en el célebre rapto de Europa, como el Reino Unido, Noruega o Suiza, que no forman parte de la Unión, por no hablar de Rusia, ubicada entre dos continentes, tan asiática y tan europea sin embargo.
Lo que no mencionó el señor Borrell es que, como ha señalado alguno, para mantener y adecentar ese privilegiado parterre donde él y otros potentados política- y económicamente como él viven muy confortablemente, hace falta mucha mano de obra barata de muchos jardineros -nuevos esclavos que deben ganarse la vida con el sudor malpagado de su frente-, procedentes de la “jungla” exterior, es decir, del resto del planeta.
Pero entendamos lo que entendamos por “jardín a la francesa”, el resto del mundo -atención a la metáfora que viene ahora, que no es una comparación introducida por un 'como' -es una jungla donde entendemos automáticamente que “impera la ley de la selva”, y una jungla que “si no espabilamos”, como dice el susodicho, va a comerse la tajada de nuestro modesto jardincillo. El resto del mundo es la jungla que va a devorar a la Unión Europea poco espabilada.
Las metáforas que utilizamos nos utilizan en realidad a nosotros incrustándose en nuestro lenguaje y en nuestra visión del mundo. Las metáforas empleadas por el señor Borrell no son ingenuas, pecan de eurocentrismo y de racismo por lo tanto: Europa no es el Jardín del Edén donde se respetan los derechos humanos y las libertades democráticas, y el resto del mundo no es la jungla. La barbarie, lo salvaje, la ley de la jungla, también impera dentro de la Unión Europea disfrazada de paloma de la Paz.
(*) Del aplaudido discurso del señor Josep Borrell me quedo con el epílogo final, donde se ensalzan las virtudes (sí, las virtudes) de la pandemia que ya se da por concluida como por arte de encantamiento al haber dado paso a este, como dicen ahora, nuevo escenario de película de guerra: La pandemia abrió la puerta a acciones innovadoras. La pandemia nos ha impulsado por el camino de unirnos más para hacer frente a los virus. Este momento trágico debe impulsarnos a unirnos más para hacer frente a aquellas acciones humanas que amenazan también la vida, la seguridad y la prosperidad de todos.
Hay que ver estos burócratas supremos como se regodean en las sinergias, que para ellos es la virtud suprema de la fuerza irresistible a la que sirven, ofreciendo en sacrificio a las poblaciones sometidas a la administración de esta curia luciferina.
ResponderEliminarLa metáfora del jardín denota la imaginación autocomplaciente de estos engreídos e idiotas que solo tienen ojos para si, de ahí que no puedan verse de otra forma que paseando por el jardín fortificado y defendido por la NATO. Borrel lo hace con mayor consciencia de que es su refugio tras no poder alcanzar las cumbres más altas de la burocracia en el Reino de España.
Por ese jardín pasean Comisarios, miembros de la Comisión y del Consejo, comisionistas, lobistas y el resto de miembros del coro parlamentario. Y ello, como señala Hans Magnus Enzensberger en 'El gentil monstruo de Bruselas', «sin hablar de la pérdida de sentido de la realidad, por deformación profesional, que inevitablemente amenaza a cualquier clase política y ni que decir tiene que crece con la distancia geográfica con respecto al resto de los habitantes de nuestro continente».
El jardín de las 'directivas o reglamentos' es la máquina infernal al servicio del irresistible poder y fuerza de las grandes corporaciones, precisamente para ello, y como también señala Enzensberger citando un ensayo de Robert Menasse: «Desde el punto de vista politico-democrático, esa tríada formada por el Parlamento, el Consejo y la Comisión produce un agujero negro en el que desaparece lo que entendemos por democracia... Y solo estando allí, al observar de cerca la construcción y los métodos de trabajo de la UE, me vino la idea de que la democracia clásica, un modelo desarrollado en el siglo XIX para la organización razonable de Estados nacionales, no puede ser trasladada sin más a una unión supranacional; incluso la entorpece». Como añade Enzensberger, estamos más bien ante una decisión de principio totalmente deliberada.
Los cacareos a la democracia y las apelaciones al 'mundo libre' forman parte del folklore y creencias que ayudan a la 'gestión', bajo banderas de pandemias y guerras de desgaste, de los distintos tratamientos a los territorios y sus pobladores en aras de optimizar el curso planificado de las inversiones.
«Poco después de que Rusia comenzara las operaciones militares en Ucrania, Foreign Affairs -el brazo mediático del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR)- publicó un artículo titulado "The Coming Ukrainian Insurgency". El artículo fue escrito por Douglas London, un autodenominado "oficial de operaciones de la CIA de habla rusa que sirvió en Asia Central y dirigió operaciones de contrainsurgencia de la agencia". Afirmó en el artículo que "Putin se enfrentará a una larga y sangrienta insurgencia que se extenderá a través de múltiples fronteras" con el potencial de crear "un malestar cada vez mayor que podría desestabilizar otros países en la órbita de Rusia".
EliminarOtras declaraciones notables de London incluyen su afirmación de que "Estados Unidos será invariablemente una fuente importante y esencial de apoyo para una insurgencia ucraniana". También afirma que "tal y como aprendió Estados Unidos en Vietnam y Afganistán, una insurgencia que cuenta con líneas de suministro fiables, amplias reservas de combatientes y un santuario en la frontera puede mantenerse indefinidamente, minar la voluntad de lucha de un ejército de ocupación y agotar el apoyo político a la ocupación en el país". London se refiere explícitamente a modelos para esta aparentemente inminente insurgencia ucraniana como las insurgencias respaldadas por la CIA en Afganistán en la década de 1980 y los "rebeldes moderados" en Siria desde 2011 hasta el presente.
Con estos "modelos" abiertamente pregonados para la "próxima insurgencia ucraniana", ¿qué va a ser entonces de Ucrania? Si la historia de las insurgencias respaldadas por la CIA es un indicador, anuncia mucha más destrucción y más sufrimiento para su pueblo que la actual campaña militar rusa. Ucrania se convertirá en un Estado fallido y en un campo de exterminio. Aquellos que en Occidente aplauden el apoyo de sus gobiernos a la parte ucraniana del conflicto harían bien en darse cuenta de esto, especialmente en Estados Unidos, ya que sólo conducirá a la escalada de otra mortífera guerra por delegación».
WHITNEY WEBB, 2 DE MARZO DE 2022. https://www.thelastamericanvagabond.com/ukraine-new-al-qaeda/
Gracias por los comentarios que siempre son bienvenidos y tanto enriquecen el arcón.
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