El Municipio o Auntamiento cántabro de Villaescusa donde vivo ha dedicado una placa conmemorativa de agradecimiento a los héroes (sic) y heroínas (resic) que “con su enorme esfuerzo nos ayudaron a superar esta pandemia”, declarada oficialmente como tal por la Organización Mundial de la Salud hace justamente hoy dos años, el 11 de marzo de 2020.
Cita la susodicha placa al personal Sanitario, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, con mayúsculas honoríficas, y, creo entender, a todos los que fueron declarados trabajadores esenciales y que tuvieron, por lo tanto, que seguir desempeñando sus funciones mientras los demás permanecíamos confinados en nuestros hogares bajo arresto domiciliario y sólo podíamos salir a pasear al perro, a la farmacia a buscar medicamentos o a hacer compra de artículos catalogados de primera necesidad por las autoridades que tenían competencia en la materia. Destacan entre los gremios citados "las cosedoras de mascarillas". Sin comentarios.
La enumeración concluye con dos etcéteras y con una coletilla “a la gente anónima que dieron lo mejor de ellos mismos”, como si quisiera englobar sin decirlo expresamente a las víctimas del virus coronado, porque se entiende que cuando uno da lo mejor de sí mismo da su vida, y una de las características del heroísmo del héroe y de la heroína, si no la principal, es la muerte heroica, una muerte que da sentido a una vida carente hasta entonces de él. Hay un añadido posterior: “a nuestros mayores y a nuestros niños por su resistencia y valentía, por enseñarnos a salir adelante en los peores momentos." Llaman la atención la conjunción de dos palabras, que al unirse quieren equipararse y que también parecen configurar otra característica del heroísmo: resistencia y valentía.
Parece, a fin de cuentas, que los héroes y heroínas del dichoso COVID-19 somos todos porque “todos juntos sumamos y ganamos”.
No entiendo este agradecimiento, que se quiere hacer extensivo a todo el mundo, y que da así por concluida mágicamente la pandemia a fecha de 28 de Noviembre de 2021, poco antes de la sexta ola y de la confirmación del primer caso de la variante más contagiosa en España, gracias al heroísmo demostrado por toda la ciudadanía.
Es una ingenuidad creer que la obediencia -a eso es a lo que se refieren cuando hablan de heroísmo- a los caprichosos y arbitrarios dictados de los palos de ciego de las autoridades sanitarias (mascarillas sí, mascarillas no, confinamiento, desescalada, toque de queda, vacunación...) ha acabado con el virus, que todavía colea y persiste, y que ha marcado un hito en nuestras vidas que determina un antes y un después de la pandemia.
Supongo que es cosa de los políticos, y del pensamiento mágico creer que la guerra al virus íbamos a ganarla nosotros. Pero es muy significativo que se considere heroísmo a la sumisión a la dictadura sanitaria, y creer ingenuamente que gracias a ese heroísmo colectivo hemos ganado la guerra.
No está de más citar estas palabras que el ilustre manco de Lepanto, don Miguel de Cervantes, escribió en El coloquio de los perros, ahora que los medios de masas han dejado de hablar de la pandemia y ahora que el terrorismo periodista o periodismo terrorista que practican, igual da que da lo mismo decirlo de una manera que de la otra, nos bombardea con otras noticias de otra guerra, nuevas más viejas que el catarro, para tapar y hacernos olvidar lo otro: "Pero
esto ya pasó y todas las cosas se pasan; las memorias se acaban, las
vidas no vuelven, las lenguas se cansan, los sucesos nuevos hacen
olvidar a los pasados".
¡Vive en Villaescusa! ¡Y luego dice usted que Dios no existe!
ResponderEliminarYo no digo que Dios no exista: Dios existe, y mucho. Es el sujeto por excelencia y antonomasia del verbo existir.
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