Psicagogo,
del griego ψυχαγωγός (psychagogós), es un compuesto de ψυχή (psyché)
«alma» pero también «mente» y ἄγωγός (agogós) «conductor, director,
guía».
Está
hecho a imagen y semejanza de demagogo, de δῆμος (demos, «pueblo»)
«conductor del pueblo», y pedagogo, de παιδός (paidós, «niño»)
«conductor del niño».
El
-agogo es el experto que sabe a dónde hay que llevar al pueblo, al niño
y el alma. Psicagogo, como hiperónimo, engloba a los hipónimos demagogo
y pedagogo.
Psicagogo
era en la antigüedad un epíteto del dios griego Hermes en su calidad de
guía de los espíritus de los difuntos en su viaje al reino de los
muertos.
Hermes guiando las almas de los pretendientes muertos a los infiernos, Jan Styka (1858-1925)
Los
pedagogos son, pues, psicagogos que han menospreciado la enseñanza,
desarrollando el concepto compensatorio y fraudulento de “inteligencia
emocional”.
El
sacerdocio psicopedagógico o pedopsicagógico, tanto monta, se consagra
al culto del logro de la felicidad imposible y a la aceptación de la
realidad.
Los
psicopedagogos han sustituido en la escuela semilaica de hoy a
sacerdotes y curas de almas, desempeñando la labor de confesores y
directores espirituales.
Han
desterrado de la enseñanza el despertar de la inteligencia, fomentando
la afectividad y el pensamiento positivo bobalicón del sonríe y el mundo
te sonreirá.
Han
desarrollado una jerga vacía de contenido, un lenguaje políticamente
correcto e inclusivo, cuyo envoltorio retórico oculta la más absoluta e
inane vacuidad.
La
calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje se ha resentido
sobremanera, reduciéndose a educación y a mero adoctrinamiento que
embota el sentido crítico.
¿Pública
o privada? Para unos la educación debe estar en manos del Estado, para
otros de la familia. Nadie cuestiona el qué, sino sólo quién debe
impartirla.
La
psicopedagogía se impone a la docencia o transmisión tradicional de los
conocimientos: importa más el despropósito de "aprender a aprender" que
los saberes.
La
pedopsicagogía apuesta por una enseñanza no memorística, olvidando que
sin el desarrollo de la memoria no puede haber proceso de aprendizaje ni
enseñanza.
No
es grave que el niño cometa faltas ortográficas o tenga pocos
conocimientos teóricos y vocabulario, con tal de que sobrelleve feliz su
reclusión y socialice.
Departamentos
de Orientación. Su existencia en los centros educativos ha mermado el
sentido natural de orientación y fomentado el desnorte o pérdida del
norte.
Las almas en el Aqueronte Adolf Hiremy-Hirschl (1889)
No
perdamos de vista a dónde conduce Hermes psicagogo y psicompompo las
almas de los mortales: al reino de los muertos, esto es, a la aceptación
de la Realidad.
La
hipótesis de la escuela como herramienta y motor de cambio social ha
resultado falsa: la educación no transforma, sino que consolida el
estado de las cosas.
El
papel que desempeña la escuela en el entramado social de reproducción
del sistema la convierte en un instrumento más de dominación al servicio
del Poder.
La
función esencial de la escuela es el adoctrinamiento profundo; sin
embargo escandaliza más la catequesis superficial sea nacionalista,
sexual o religiosa.
¿Enseñar
a pensar? A nadie le hace falta que le enseñen a pensar ni qué tiene
que pensar, basta con que le dejen pensar libremente, libre la mente de
ataduras.
La
función de la escuela es domesticar simultáneamente a grandes
contingentes de población aún no conformada, hacinados en aulas, para
que entren por el aro.
Contra
la asignatura de Economía, la moderna catequesis laica y apostolado de
la nueva religión del Capital, que fomenta el espíritu emprendedor y
empresarial.
Hemos
asistido religosamente, y así nos va ahora, al entronamiento
dictatorial de la economía mercantil neoliberal en la enseñanza y la
educación obligatorias.
¿Qué
es lo que te enseñan en la escuela? Te enseñan a aprender, entre el
aburrimiento y la mansedumbre gregaria del aborregamiento, a obedecer
sin rechistar.
En
el centro educativo donde yo trabajaba sustituyeron el bronco timbre
que señalaba el principio y final de las clases por música amable con
idéntica función.
Los
ciudadanos que produce el sistema educativo creen participar en la toma
de decisiones políticas cuando lo único que hacen es ir cada cuatro
años a votar.
La
escuela fomenta la inteligencia artificial en detrimento de la natural
generando robots obedientes y trabajadores que obran de manera mecánica
sin emoción.
Miles
de profesores soportan malamente una profesión cuyo único sentido es
imponer la obediencia ciega y la sumisión total que demanda el sistema
educativo.
Hay
profesores que, rebelándose contra su labor tradicional, se convierten
en sumisos animadores socioculturales, lo que no tiene nada de malo...
ni de bueno.
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